Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Natural por Ojou_Sama_F

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Skoll ya conoció a los hermanos de Nyrn, pero, el rubio no se muestra muy contento...

 

 

- - - - - 


Skoll y Nyrn llegaron a la cueva; en el trayecto, no hablaron mucho, pues el niño se dio cuenta que el Dios no parecía estar de muy buen humor.
 
Como siempre, el rubio cargó al menor hasta el pequeño islote y lo depositó con sumo cuidado.
 
-¿Quieres cenar algo? – indagó con algo de indiferencia.
 
-No… Gracias…
 
Nyrn suspiró, se sentó al lado de Skoll y nuevamente, el silencio reinó, pues ninguno de los dos dijo nada; el albino miraba las flores que se movían ligeramente en las enredaderas, mientras Nyrn tenía las piernas flexionadas, sus brazos recargados en sus rodillas y la mirada en el piso.
 
-Ah… – el ojirrojo se mordió el labio, pero, se sentía inquieto – Nyrn… yo… ¿hice algo malo? – preguntó con miedo.
 
-No – respondió escuetamente.
 
Skoll suspiró, estrujó con sus manos, la capa que aún portaba y se cohibió; no era normal que la deidad fuera tan cortante y seca al hablar.
 
-Me molesta… – la voz de Nyrn se escuchó con debilidad y captó la atención del menor – que mis hermanos se hayan interesado en ti – soltó con desagrado y por fin levantó la voz, mostrando su ceño fruncido – sé que eres más que perfecto, pero ellos no dudaron en demostrar su atracción – soltó el aire, casi como un bufido – de haber sabido, no hubiera aceptado presentarte con ellos.
 
El peliblanco se asombró ante la confesión y sonrió con dulzura, sintiendo que sus mejillas ardían; como siempre, Nyrn estaba celoso.
 
-Nyrn – Skoll se movió y se acercó al otro, abrazándolo con suavidad – mi señor – llamó con calma – no importa cómo me ven los demás, solo me importa cómo me ve usted.
 
El rubio abrazó al niño y se recostó en las lianas, dejándolo contra su pecho – ¿por qué tienes que ser tan encantador? – preguntó con una sonrisa – si no fueras así, ellos no te abrían puesto tanta atención.
 
-No quería ser encantador – aseguró el ojirrojo acomodándose sobre el mayor y buscando sus labios, mientras su cabello largo caía a los costados, confundiéndose con la delicada capa de seda de araña – solo quería causar buena impresión, para no avergonzarlo…
 
-Mi hermosa flor – Nyrn lo besó con suavidad – tú no tienes que pensar en esas cosas, ellos son los que deben adorarte ahora…
 
-Pero… usted y ellos son dioses, yo solo soy un humano – el niño acarició el rostro de la deidad con sus dedos.
 
-Pero llevas mi semilla en tu interior… Eso te hace muy especial – sentenció el otro.
 
Skoll sonrió y depositó varios besos en los labios de Nyrn, hasta que una ligera punzada en su vientre lo hizo quejarse.
 
-¿Qué sucede? – Nyrn se sobresaltó.
 
-Ah, nada – negó el niño y se alejó – supongo que está ansiosa de que la reguemos – respondió con nervios – desde hace horas está así…
 
-Eso podemos arreglarlo…
 
El rubio se movió, girando junto con el albino y depositándolo sobre las lianas, mientras lo besaba con lentitud, rozando con su mano el vientre que portaba su semilla y buscando la manera de sortear la túnica para alcanzar su objetivo; cuando lo hizo, dejó de besar a su compañero y le puso toda su atención a lo que podía sentir a través de la piel.
 
-Parece que está creciendo – sonrió con emoción.
 
Skoll se mordió el labio y suspiró – Nyrn – llamó con debilidad – ¿qué…? ¿Qué va a suceder cuando se note?
 
-¿Cuándo se note qué? – preguntó el ojiverde confundido, pues no sabía a lo que se refería el niño.
 
-Ah, pues… La semilla va a crecer – las mejillas de Skoll se tiñeron de rojo – obvio mi vientre también y… se va a notar – explicó – ¿qué le voy a decir a las personas?
 
-Les dirás, “llevo la semilla de Nyrn en mi vientre” – su voz sonó orgullosa.
 
Skoll soltó una ligera risa, le había divertido esa frase; después, respiró profundamente y movió su mano a acariciar el rostro de su Dios.
 
-Entonces, tendría que decir que estoy en contacto con usted y, cuando nos conocimos, me dijo que nadie debía saberlo…
 
Nyrn buscó la mirada roja, le sonrió condescendiente y después, se inclinó a besar con suavidad el tibio abdomen, que no había dejado de acariciar – cuando llegue el momento, todos lo sabrán y no tendrá nada de malo – dijo contra la piel.
 
El ojirrojo llevó sus manos a la melena rubia enredando sus dedos en los mechones bicolores, mientras disfrutaba los besos que el otro repartía con tanto cariño sobre su cuerpo; la deidad se tomó su tiempo para desnudarlo, acariciando a Skoll como si lo venerara, permitiendo que el niño se perdiera en las sensaciones y soltara ligeros gemidos, que hacían eco en el recinto con suma facilidad.
 
Cuando Skoll estuvo desnudo, sobre el lecho de lianas y las telas de su ropa, Nyrn estimuló con ansiedad el pequeño miembro, succionando mientras empezaba a cambiar para no retrasar el riego de su semilla; el peliblanco disfrutaba de las caricias de su Dios, aunque sentía que su vientre ardía y ese mismo calor invadía completamente su cuerpo, llenándolo de deseo.
 
Skoll se aferró a los hombros de Nyrn, cuando el rubio se acomodó, rozando con su miembro, la erección que había despertado gracias a sus atenciones; el ojirrojo buscó los labios de su amante y se ofreció completamente, disfrutando del estímulo y, por sobretodo, esa felicidad que lo inundaba, de saber que su Dios lo amaba tanto cómo él.
 
El rubio se alejó después de saborear la dulce boca, deleitándose con la sonrisa de Skoll, sintiéndose satisfecho de observar esa expresión, lograda gracias a él; sin dejar de mover la mano con la que masturbaba ambos sexos, bajó a besar el cuello blanco, dejando pequeñas marcas rojizas, consiguiendo que el peliblanco gimiera y se estremeciera por el placer.
 
El ojirrojo no iba a tardar mucho en llegar al orgasmo y Nyrn se dio cuenta, especialmente al notar como su vientre brillaba con intensidad; la pequeña semilla se estaba abriendo paso, sacando una pequeña raíz, consiguiendo que el menor se estremeciera por el dolor y placer que lo inundaba gracias a ello. El ojiverde no se contuvo y ambos llegaron al orgasmo, alimentando a su pequeño retoño con los nutrientes que tanto deseaba.
 
El albino quedó contra el lecho, sonriendo con cansancio, mientras la raíz recogía todo su alimento y se volvía a perder en el interior de su piel, dejando de brillar con lentitud.
 
-Tenía… mucha sed… – sonrió el menor con vergüenza.
 
-Sí, se notaba – Nyrn asintió y acarició el vientre con suavidad.
 
El ojirrojo se incorporó, pasó la mano por la nuca de su amante y lo besó con ansiedad; se dejó caer en el lecho con rapidez abriendo sus piernas sin nada de recato, ofreciéndose para su Dios.
 
-Ahora… – Skoll aun respiraba con agitación – yo también… necesito… alimento…
 
El rubio levanto una ceja y asintió – por supuesto mi hermosa flor, también debo regarte a ti – dijo con deseo, pero antes de acercarse al menor, miró hacia un lado y sonrió con sorna.
 
Cuando Nyrn chasqueó los dedos, antes de proseguir con el acto, la imagen que se había estado reflejando en el lago de su árbol de vida, desapareció, dejando a sus hermanos asombrados.
 
-¿Pero qué…? – Serif puso un gesto de desconcierto.
 
Todos miraron hacia Raky, quien, en ausencia de Nyrn, era el que debía guiarlos. El pelirrojo estaba sobre una rama, sentado con tranquilidad y, solo negó con lentitud.
 
-No se quejen – dijo con seriedad – al menos nos permitió ver cómo regaba su semilla y, que nos diéramos cuenta que en verdad ha germinado…
 
Los otros once parecían deprimidos por no poder ver más, pero su hermano tenía razón; tuvieron muchas dificultades para conseguir que Nyrn les permitiera ver eso y, casi no lo consiguen, porque el mayor se puso celoso cuando los presentó con Skoll.
 
-Mejor descansen – Drif se subió a otra rama del árbol – mañana debemos volver a nuestros bosques – dijo con calma mientras se recostaba a dormitar.
 
Todos imitaron a su hermano, pero cada quien empezó a divagar; ahora que ya sabían que sí era posible germinar una semilla en un humano, iban a intentarlo, pero, el problema, era encontrar a alguien tan perfecto como Skoll.
 
-Tuvo mucha suerte… – susurró Meryl.
 
-Tal vez… – Lasden lo había alcanzado a escuchar – pero quizá, si esa pequeña flor hubiese estado con alguno de nosotros…
 
-No lo hubiésemos sabido apreciar – Yuol lo secundó.
 
Después de eso, los doce guardaron silencio, sumergiéndose en sus propios pensamientos, para descansar.
 
 
* * *  
   
Notas finales:

Espero hayan disfrutado este capítulo; les recuerdo que tengo 6 capítulos de desfase con mi página web; Si quieres leer más, en mi página web tengo hasta el capítulo 44

 


http://ojousama.weebly.com/natural.html

También, te invito a darle like a mi pagina de FB:

https://www.facebook.com/FantasiasOjouSamaOficial ahi siempre mantengo al día todos mis trabajos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).