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Natural por Ojou_Sama_F

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Notas del capitulo:

A pesar de que todo parece normal, los padres de Skoll tienen noticias para su hijo...

 

 

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Los días empezaron a transcurrir con relativa calma.
 
Nyrn hablaba diariamente con sus hermanos; los doce dioses volvieron a sus bosques, el día siguiente después de conocer al albino, pero se mantenían en contacto para ver la evolución de la semilla y, aunque no lo dijeran, para ver al niño, pues siempre buscaban la manera en que Nyrn lo tuviera frente al lago,  a manera de espejo, para “inspeccionarlo”.
 
Skoll, por su parte, había hecho algunos cambios en su rutina; lo más significativo, era su constante interés en beber agua, misma que, su cuerpo asimilaba, solo para semilla en su interior, con eso, se aseguraba de no volver a enfermar por falta de líquidos, que necesitaba la pequeña formación. Pero eso no lo salvó de algunos contratiempos que empezaron poco antes de la primera luna llena con la semilla en su interior y se mantenían de manera constante, como ligeros mareos, nauseas e incluso un vómito ocasional, por el asco que le provocaron algunos alimentos.
 
Mientras los días pasaban, el albino se sentía cansado, soñoliento e incluso, se quedaba dormido en el templo mientras rezaba; los sacerdotes le permitían dormir e incluso le proporcionaban mantas y almohadas para que estuviera cómodo, pues desde lo que sucedió con la condesa, algunos, más que respeto, le tenían miedo. Aunque el niño realmente no descansaba del todo, pues al parecer, la pequeña semilla no estaba a gusto, a menos que estuviera cerca de Nyrn y le provocaba dolores en el vientre, de manera constante; por eso, durante las noches, después de regarla y hacer el amor con el Dios, era la única manera en que Skoll podía dormir de forma placentera, entre sus brazos.
 
Antes de la segunda luna llena, aparte de las molestias, el ojirrojo empezó a repudiar completamente algunos alimentos; casi toda la comida salada le daba asco y, ansiaba comer miel más que otra cosa en el mundo. Todas sus comidas eran acompañadas no solo con infusiones endulzadas con miel de abeja o maple, sino que tenía que comer, mínimo, tres panes cubiertos con dicho dulce para poder estar satisfecho; aunque la gran mayoría de las veces, no lo comía frente a sus padres y los pedía en su habitación o a los sacerdotes.
 
Todos los días, al amanecer, cuando se aseaba, Miley y Oren lo seguían asistiendo, pero, dos semanas antes de la tercer luna llena, ellos notaron que el vientre del niño, estaba algo inflamado y, aunque no se notaba tanto en realidad, a menos que lo vieran desnudo, se asustaron. Siendo ellos sus siervos, quienes siempre lo ayudaban, cuidaban y atendían, les pidió que no dijeran nada, pues era algo que no podía explicar, pero, les aseguró que no era nada malo y, simplemente era algo que el Dios Nyrn había permitido; los dos dudaron, pero aceptaron mantener el secreto, al menos mientras el niño estuviera bien, pues si se daban cuenta que sucedía algo malo, tendrían que notificarlo a Bartod.
 
En el templo, Skoll le solicitó al viejo Ulltek que lo dejaran solo, cuando tenía que untarse los aceites; tampoco pudo explicarle al anciano esa decisión, pero al decirle que era un designio del Dios Nyrn, el peliverde no puso objeción, especialmente al saber que el niño tenía plena aceptación de su Dios. Por eso, pudo mantener su secreto ante los sacerdotes.
 
Pero eso no era todo.
 
El ojirrojo se dio cuenta que no solo su vientre se miraba algo hinchado, sino sus pectorales, los cuales, normalmente eran planos, pero ahora parecían ligeramente más desarrollados e incluso, le dolía tocarlos, por eso, esa noche y las consecuentes, Nyrn y él no pudieron intimar del todo, ya que se sentía tan incómodo, que no le permitió al rubio más que regar la semilla.
 
Frente a sus padres, se mantenía serio y distante; estaba seguro que no se darían cuenta de sus cambios porque jamás le ponían atención y, con la ayuda de Miley y Oren, a la hora de elegir túnicas, podía esconder su vientre. Bartod no había vuelto a castigarlo, ni a buscarle prometida y eso mantenía al menor aún más tranquilo.
 
Los días pasaban y su abdomen iba aumentando; aunque él era menudo, llegaría el momento en que no pudiera esconderlo más, pues era obvio que ni las túnicas más gruesas o amplias le ayudarían lo necesario.
 
Mientras el tiempo transcurría, su desasosiego iba en aumento, pero intentó no denotarlo ante nadie.
 
Un día después de la tercera luna llena, Bartod, Didik y Skoll estaban en la mesa, desayunando; el niño traía una túnica suelta y sin cinturón, para que no se pegara a su figura. El menor estaba más ausente de lo normal, ya que se sentía triste; a pesar de haberlo intentado, la noche anterior, tampoco había podido intimar del todo con su Dios. Aunque algo lo animó, ya que por primera vez en días, podía comer tranquilo, sin sentir repulsión por los alimentos, e incluso, los estaba disfrutando; aún así, se le hacía agua la boca al pensar en el pan con miel que comería de postre y una débil sonrisa se dibujó en su rostro.
 
-Has engordado – comentó su padre, mirándolo de soslayo – no deberías comer tanto.
 
Esas palabras estremecieron a Skoll, no pensó que su padre se diera cuenta de ello – Lo… lo lamento – el niño pasó saliva con dificultad – intentaré… intentaré ponerme en forma…
 
-Lo necesitas – señaló el peliazul – en dos lunas más cumples años y, tendrás que buscar novia, ninguna chica te va a querer si estás así – lo señaló con el tenedor.
 
-Sí… – suspiró el menor.
 
-Por cierto – Bartod bebió algo de vino – tu madre y yo saldremos de viaje esta tarde – esta noticia consiguió que Skoll levantara la mirada con sorpresa – ayer fue la ceremonia de la luna llena, así que pospusimos esto para hoy…
 
El silencio reinó y Bartod observó a su hijo con frialdad – ¿no preguntas, a dónde iremos?
 
-Supuse que, si no me lo mencionaste antes y no me lo decías ahora, no querías que lo supiera – comentó el niño con debilidad, temiendo hacer enojar al mayor.
 
El peliazul gruñó – el emperador solicitó que visitáramos a las familias en los otros bosques – dijo sin interés – quería que tú fueras, pero no puedes alejarte del bosque de Nyrn mientras seas el sumo sacerdote – explicó – así que, nosotros iremos a reforzar los lazos como es su deseo – su voz sonó con desprecio – aún así, con la excusa de tu cumpleaños número dieciséis, volveremos para la ceremonia de de esa luna llena.
 
El albino estaba asombrado por la noticia, titubeó, bebió un poco más de agua y sonrió – gracias por tu interés, padre – hizo acopio de su fuerza de voluntad para mostrarse serio y sin emoción, aunque en el fondo, estaba feliz de saber que no estarían esas semanas con él y no tendría que preocuparse porque notaran lo de su abdomen – espero que vuelvan a tiempo.
 
-Aprovecharemos para invitar a las jóvenes casaderas a que vengan una semana después de esa luna – prosiguió el mayor – haremos una fiesta y, espero que esta vez, tú elijas a una – habló entre dientes – no quisiera que pasara lo mismo que con la condesa…
 
-Lo… Lo intentaré… – mintió el menor – pero, es mi Dios quien debe aceptarla, no yo…
 
Ante esas palabras, Bartod apretó los cubiertos en sus manos – bien, cómo sea… termina tus alimentos y ve a tus actividades.
 
No hubo más platica de sobre mesa; Skoll terminó su comida, se comió solo un pan con miel, pues su padre lo observó con desaprobación y fue directamente a su habitación a prepararse para ir al templo, a pesar de que no tenía obligación de hacerlo, pues ese día podía descansar, pero, la semilla ansiaba pasar tiempo en el manantial y quería complacerla.
 
En el interior de la cueva, Skoll se relajaba y disfrutaba el baño en el agua helada; su cuerpo, se mantenía a una temperatura más elevada de lo normal, así que, sentía la frescura de una forma agradable. Incluso, desde la primera luna, cada que se bañaba, su vientre brillaba ligeramente al estar en contacto con esa agua; no entendía la razón, pero la semilla parecía feliz y no le provocaba dolor ni molestias, con lo cual, el peliblanco se sentía satisfecho.
 
Antes de salir, con temor y algo de vergüenza, revisó sus pechos y, descubrió que, ese día, ya no le incomodaban tanto, así que quizá, durante la noche podría estar con Nyrn sin problema; con esa simple idea en mente, se sintió completamente dichoso y por demás ansioso, saliendo con rapidez de la cueva, para cambiarse e ir al palacio.
 
Cuando Skoll volvió a su hogar, sus padres estaban por irse; los despidió con un simple ademán de mano y el carruaje partió, perdiéndose en el camino, mientras el menor iba a tomar su cena.
 
El tiempo hasta que las luces se apagaron, se le hizo eterno a Skoll; quería ver a Nyrn para darle las novedades, así que, salió con rapidez.
 
El albino iba descendiendo la escalera del balcón, cuando fue interceptado por un par de guardias.
 
-¡Alto ahí!
 
El ojirrojo se asustó al escuchar el grito; ambos hombres se acercaron con rapidez a la figura sospechosa que habían observado. El peliblanco apretó los parpados y se mordió el labio, mientras se quitaba la capucha de la capa de telaraña, para que pudieran verlo.
 
-Mi… mi señor Eroim – ambos sujetos se inclinaron a la vez, colocando sus armas y una rodilla en el piso, quitándose los cascos que usaban como parte de su armadura, para que el menor pudiera verlos y reconocerlos.
 
-Buenas noches – sonrió el niño con nervios – ah… ¿qué…? ¿qué hacen aquí? – preguntó con debilidad.
 
-Su padre ordenó que, mientras no estuviera, hiciéramos rondas toda la noche – explicó uno de ellos – y que nos mantuviéramos alerta en todo el palacio.
 
Skoll suspiró, no había contado con eso, ahora no tendría tanta libertad.
 
-Disculpe la pregunta, pero, ¿qué…? – la voz del otro guardia parecía dudar – ¿qué hace fuera de su alcoba, tan tarde? Es decir… es muy noche y debería estar descansando…
 
-Ah, pues… – el niño jugueteo con sus dedos bajo la capa, de manera inquieta, pensando que mentira decir – lo que pasa es que, mi padre no me había dicho que saldría de viaje con mi madre y, ayer no oré por ellos durante la ceremonia – sonrió débilmente – hace un momento me sentía inquieto, así que, decidí ir a rezarle al Dios del bosque Nyrn, para que los cuide y proteja…
 
-Eso es muy noble mi señor – comentó uno de ellos – pero, es peligroso que salga de noche…
 
El otro le dio un codazo.
 
-Ah, pero… – carraspeó – si quiere hacerlo, nosotros podemos acompañarlo, para mantenerlo a salvo.
 
-Está bien, no se preocupen – negó – solo iré a las rocas sagradas y no están tan lejos…
 
-Pero, no podemos dejarlo solo – presionó el otro – si algo le sucede, no podríamos perdonárnoslo…
 
El albino estuvo a punto de decirles que estaría bien, pues su Dios lo protegería, pero no podía decirles que no, ya que, aunque lo hiciera seguramente lo tratarían de seguir para protegerlo y sería peor. Suspiró resignado y accedió.
 
-De acuerdo – asintió – vamos…
 
El menor dio media vuelta y los guardias lo siguieron, después de colocarse los cascos y agarrar sus armas.
 
“¿Ahora qué hago?” pensó con miedo y sus dedos acariciaron su vientre con inquietud.
 
 
* * *

Notas finales: Lamento la tardanza en la actualización, pero me entretuve todo el día y ayer ya no pude subir porque me dormí, aún aspi, espero hayan disfrutado este capítulo; les recuerdo que tengo 6 capítulos de desfase con mi página web; Si quieres leer más, en mi página web tengo hasta el capítulo 45

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