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Natural por Ojou_Sama_F

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Notas del capitulo:

Skoll tiene guardaespaldas cuidandolo, pero, espera que Nyrn pueda acercarse a él...

 

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Skoll llegó a las piedras sagradas, junto con los dos guardias que lo seguían.
 
Mientras el niño se hincaba en la roca central y empezaba a orar, los jóvenes que lo acompañaban se quedaron algo alejados, para no interrumpirlo en sus rezos.
 
En medio de su concentración, sintió cómo su vientre empezaba a doler ligeramente.
 
“Tranquila, por favor…” pensó y llevó su mano a acariciar su vientre “…no puedo hacer nada, lo siento…” pero la semilla no parecía calmarse, al contrario, un tenue brillo se hizo presente.
 
-Tiene hambre – la voz de Nyrn sacó de su concentración a Skoll
 
El menor levantó el rostro y se asustó al verlo; rápidamente, buscó a sus guardias y los encontró tendidos en el césped.
 
-¿Cómo…?
 
-¿Pensaste que iba a dejar sin regar a nuestra semilla? – sonrió el rubio con sorna y le ofreció la mano para que se incorporara.
 
-Pero… ¿están bien? – el ojirrojo temía que Nyrn les hubiese hecho algo grave.
 
-Sí – el ojiverde entornó los ojos, mientras ayudaba al menor a levantarse – solo están dormidos, no les haría daño, mi pequeña flor – levantó una ceja – a menos que te lastimaran a ti, pero al contrario, ellos querían protegerte y debo ser agradecido de que se preocupan por ti…
 
-Gracias… – el niño le sonrió emocionado, pero un ligero dolor en su abdomen lo hizo inclinarse un poco y quejarse.
 
-Vamos, mi hermosa flor – Nyrn lo levantó en brazos – no debemos hacerla esperar más…
 
El mayor dirigió sus pasos hacia el interior del bosque, pero, solo se alejó lo suficiente para pasar los límites; en cuanto lo cruzaron, Skoll pudo apreciar algo que jamás había visto. Los árboles parecían formar una pequeña cubierta y en el piso, un lecho de musgos, flores y lianas, era aluzado por las plantas luminiscentes y algunas luciérnagas.
 
-¿Hoy no veré a sus hermanos? – preguntó el niño, mientras su deidad lo depositaba con sumo cuidado en el piso.
 
-No – negó – les dije que no podríamos, porque no tendríamos mucho tiempo…
 
-¿Lo sabía?
 
Nyrn le sonrió – sí – asintió – tu padre ordenó mayor vigilancia mientras no estuviera – comentó antes de besar las mejillas de Skoll con lentitud, empujándolo hasta recostarlo completamente y empezar a desvestirlo – por eso, tengo que buscar opciones para verte, noche a noche…
 
-¿Cómo…? – un gemido evitó que terminara la pregunta, pues estaba disfrutando las caricias.
 
-Tus padres salieron de viaje, porque mis hermanos y yo así lo dispusimos – el rubio ya había descubierto el cuerpo del menor y empezó a bajar por el mismo, repartiendo besos y caricias suaves, evitando los pechos para no incomodarlo – usamos ‘mensajeros susurrantes’ para que, tanto el emperador, cómo los otros sacerdotes, desearan esa visita – explicó mientras llegaba al abdomen del albino, que ya había empezado a brillar – lo sé… – sonrió ampliamente – estás ansiosa, pero, permite que Skoll disfrute un poco también…
 
El rubio bajó hasta el sexo del albino y lo estimuló con avidez, aunque el niño ya estaba excitado; durante las últimas semanas, el ojirrojo no necesitaba demasiadas atenciones, pues su cuerpo parecía actuar solo para complacer a su Dios, junto con la pequeña formación en su interior.
 
Mientras Nyrn succionaba, su cuerpo empezó a sufrir el cambio natural, para poder tener relaciones con el menor. El peliblanco se removió en el lecho, sobre la tela de su ropa y sonrió complacido; le fascinaba la manera en que el otro lo estimulaba y lo denotaba con los gemidos que soltaba sin recato.
 
El ojiverde no quiso postergar el momento, lo importante era regar la semilla; aunque ansiaba disfrutar el cuerpo de su pareja, no quería arriesgarse a incomodarlo como días atrás y, por tanto, tardar más en alimentar a su retoño. Nyrn masajeó el sexo de ambos a la par, con firmeza y rapidez; Skoll se aferró a los hombros de su pareja, gimió con fuerza y, sin tardanza, su semen se regó en su vientre. El mayor permitió que su savia saliera y la pequeña semilla recogió su alimento con premura.
 
El peliblanco quedó contra el lecho, respirando con agitación, sonriendo satisfecho. El rubio se inclinó y repartió besos en las mejillas con vehemencia.
 
-¿Mejor? – preguntó en un susurro – me imagino que la semilla estaba inquieta…
 
-Sí – Skoll respiró profundamente y abrazó a su Dios, besándolo con ansiedad – pero… aún falto yo…
 
Nyrn se sorprendió; el niño tenía un par de semanas que no le permitía hacer nada, y ahora se lo pedía.
 
-¿Estás seguro? – con su índice, rozó uno de los pezones con sumo cuidado – ¿no te duele?
 
-No, ya no – negó y, movió una pierna, para rozar la piel del mayor de manera insinuante – por eso… – acercó el rostro hasta el oído del mayor – quiero sentirte dentro – susurró – te necesito, como antes…
 
El ojiverde pasó saliva, asombrado. Desde que Skoll tenía la semilla, se comportaba más deseoso, pero, cuando empezó a quejarse porque sus pechos le dolían, pensó que no podrían intimar, hasta que la semilla fuese plantada; ahora, el niño parecía necesitarlo y no se iba a negar, ya que últimamente debía contener su necesidad de sentir su calor.
 
-Skoll… – el mayor lo besó con desespero, había extrañado poder estar con él de esa manera y ahora no iba a detenerse.
 
-Nyrn… – susurró el niño cuando el rubio se alejó, bajando por su cuello, cerrando los párpados y dejándose llevar por el momento.
 
El Dios besó, lamio y succionó la piel blanca; tenía tantos días sin saborearlo que ya sentía que estaba olvidando el dulce sabor de la misma. Al llegar a uno de los pezones, pasó la lengua por alrededor, dibujando con la punta la aureola, que estaba más sonrosada de lo normal; cuando sus labios se posaron alrededor del pequeño botón, Skoll gimió con fuerza, pero no por dolor. Nyrn succionó con delicadeza, esperando no lastimarlo pero un sabor dulce inundó su boca; el ojiverde se alejó con rapidez, un poco confundido.
 
-¿Savia? – preguntó con sorpresa.
 
El peliblanco tenía sus mejillas sonrojadas y su respiración era agitada, pero al escuchar la pregunta del otro frunció el ceño – ¿Q…? ¿Qué?
 
-Salió savia – repitió el rubio aún con algo de consternación.
 
-No… – el menor negó – Nyrn, yo no doy savia – aseguró, pasando la mano por su cabello, tratando de calmar su agitación.
 
El Dios entrecerró los ojos, él había probado savia, no podía ser otra cosa, así que, volvió al pecho y volvió a succionar con más insistencia; el líquido salió, mientras el albino se retorcía de placer en el lecho, enterrando los dedos en el cabello rubio y las delicadas hebras verdes.
 
Nyrn se alejó, a pesar de que Skoll se lo dificultó; presionó con su mano el pecho del niño y, un pequeño chorro blanco salió.
 
-¿Savia blanca? – el ojiverde pasó los dedos por el líquido y lo llevó a su boca, encontrando el dulce sabor, bastante agradable.
 
Skoll se incorporó con rapidez, al ver las grandes gotas blancas – ¡no puede ser! – dijo con susto.
 
-Te dije que salió savia – reprochó el mayor, denotando que tenía razón.
 
-No… – negó – no es savia… – aseguró, llevando su mano a su pecho – es… es… ¿leche?
 
 
* * *

Notas finales:

Lamento la tardanza en la actualización, pero me entretuve todo el día , una vez más, pero espero hayan disfrutado este capítulo; les recuerdo que tengo 6 capítulos de desfase con mi página web; Si quieres leer más, en mi página web tengo hasta el capítulo 46


http://ojousama.weebly.com/natural.html 

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trataré de subir el nuevo capítulo apenas cambie el día (espero no olvidarlo) ^..^ para que no se me desfase tanto XD nos leemos.


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