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Natural por Ojou_Sama_F

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Notas del capitulo:

Ahora que Nyrn se dio cuenta que Skoll realmente es chico, hay que aclarar algunas cosas...

 

 

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Skoll estaba sentado en una orilla del islote, cubierto por un manto de hojas y flores, que Nyrn había creado para él, después del vergonzoso suceso. El menor había tardado casi una hora en dejar de llorar con fuerza, pero aún seguía rojo de vergüenza; tenía la mirada en el agua y su labio inferior temblaba por momentos, mientras pequeñas lágrimas aún escapaban de sus ojos.
 
-Lo lamento… – el rubio estaba a un metro de él, sentado en la orilla también, con una pierna dentro del agua y la otra flexionada, mientras uno de sus brazos descansaba en la misma – tú jamás mostraste actitudes de hombre, como todos tus otros familiares… – explicó, tratando de sonar frío, pero también se sentía avergonzado – yo, creí que eran dos hembras en la familia Eroim.
 
Skoll se limpió las mejillas – No… No entiendo… – dijo débilmente.
 
-Desde hace tres años, cuando orabas en el altar de piedra, siempre parecías una hembra, es todo – explicó.
 
-Me ha… ¿Me ha visto?
 
-Sí – asintió el otro – durante muchas ceremonias, te vi ahí, hincado sobre esa piedra, pero no había sentido verdadero fervor de tu parte, así que, muchas veces pensé que no valías la pena, solo eras una sacerdotisa más… Pero, ayer, un susurro llegó hasta mi – suspiró – por primera vez en estos años, pediste mi ayuda, desde el fondo de tu corazón – explicó – así que, decidí apoyarte…
 
El peliblanco limpió su nariz – cómo… ¿cómo me escuchó?
 
-Los elementos son mis amigos, así que, me traen las súplicas de las personas que solicitan mi favor – sonrió.
 
-¿De verdad?
 
-Sí, especialmente el viento… Pero solo lo hacen, cuando viene del corazón.
 
-Si es así… – Skoll lo miró de soslayo – ¿por qué no respondió los ruegos de mi familia? – indagó con reproche – ellos le imploran aún, para que nos ayude a encontrar a mi hermana, ¿por qué no lo ha hecho?
 
Nyrn bajó el rostro – no puedo… – su voz era fría – eso es algo que no les puedo cumplir.
 
Skoll suspiró – ya veo… – se abrazó a sí mismo – es porque no soy un buen sacerdote, ¿cierto? Porque, en realidad, yo no creía en usted.
 
El rubio rió – no, no es por eso, la verdad, que seas o no un buen sacerdote, no importa – aseguró – los sacerdotes, en especial los varones, no me interesan realmente, pero, cómo necesito quien lleve las riendas de los rituales, los acepto sin poner mucha objeción…
 
-¿Por eso no se acercó a mi padre?
 
-Tu padre… – entrecerró los ojos y negó – tu padre es uno de los peores sacerdotes que he tenido – sentenció y se recostó entre las raíces – pero, necesitaba uno y era lo único que había en su momento, ahora, me desagrada más…
 
-¿Por qué? – el ojirrojo lo miró de soslayo.
 
-Esas marcas de tu cuerpo, te las hizo él, ¿cierto?
 
Skoll se encogió, había pensado que el otro no le había puesto atención; su cuerpo blanco, estaba lleno de cicatrices, especialmente de los últimos tres años, pues su padre lo castigaba cuando no hacía las cosas bien, azotándolo con un látigo. Se mordió el labio, no quería responder.
 
-Algunas veces, cuando se quedaban solos en la roca, miré como te castigaba, aunque no me tocó ver que te dañara al grado de marcarte – explicó – pero, tú llorabas con mucho sentimiento… Por eso, en verdad creí que eras una hembra.
 
-Lo siento… Soy una persona que llora mucho – Skoll intentó sonreír – Seren me dijo en algunas ocasiones, que lloraba más que ella…
 
-Bueno… – Nyrn cambió rápidamente de tema – deberías sentirte orgulloso, eres el primer varón que me conoce.
 
-Sí – asintió – pero, quizá mis padres no me crean con facilidad…
 
-Nadie tiene que saberlo – el ojiverde se incorporó – nadie – repitió.
 
El albino se sorprendió por esas palabras, pero asintió sumisamente y sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas; si no se lo podía decir a nadie, tampoco podía explicar el por qué, su túnica, ahora era solo un montón de tela rasgada y su padre volvería a castigarlo.
 
-¿Qué pasa? – el rubio, observó como las lágrimas caían sin control, una vez más, por las mejillas blancas.
 
-Nada… – negó el menor.
 
-Me gustaría que no me mintieras… Me decepciono mucho de la gente que me miente – dijo con desprecio – y, ya que te di la oportunidad de conocerme, no quiero arrepentirme…
 
Skoll se mordió el labio – la túnica… – dijo con debilidad – era una túnica muy lujosa, que ha sido usada para el ritual de ‘sumo sacerdote’ durante mucho tiempo…
 
-Sí, la recuerdo, tu usas otro tipo de vestidura y esta, todos la usan cuando se convierten en mis sacerdotes – el ojiverde se alzó de hombros – y eso, ¿qué?
 
-Las ropas que uso normalmente, eran de mi hermana… por eso son de chica – explicó – pero esta, es especial y… mi padre se enfurecerá, cuando la vea completamente destrozada – susurró.
 
Nyrn observó los harapos que habían quedado, sobre las raíces que cubrían el islote; había sido su culpa lo que había pasado, pero, cuando el otro insistió en que era varón, y al creer que intentaba engañarlo, no pensó en las consecuencias de sus actos. Ahora, se sentía en deuda con el chico y, lo que menos quería, era que su padre lo castigara, así que, tendría que hacer algo para reparar el daño.
 
-Si es por eso, no te preocupes…
 
El ojiverde hizo un movimiento de su mano y, varias mariposas nocturnas llegaron hasta él; hablando de una manera ininteligible para el peliblanco, los insectos, empezaron a reunirse y revolotearon hacia una parte del bosque, a un extremo del lago.
 
-En un par de horas, las larvas de las mariposas habrán creado suficiente hilo y yo haré una nueva túnica, para ti…
 
-¿Qué? – el menor no entendía.
 
-¿Prefieres hilo de araña? – preguntó el rubio – ese también es muy bueno…
 
-No, es que… no entiendo…
 
-Ah, no te preocupes, ya sabrás – sonrió, mientras hacía un movimiento con su mano y unas lianas del árbol, acercaban varias frutas al ojirrojo – come, debes estar hambriento, después de tanto caminar y llorar.
 
Skoll sacó las manos del manto de hojas para recibir la fruta y poder comer; con el movimiento, este se abrió de más, dejando su delgado torso ligeramente expuesto. Nyrn lo observó de soslayo; cuando el manto se abrió, un ligero olor dulce escapó de ese extraño ‘capullo’, en el que el menor se había envuelto.
 
-¿Seguro que no eres una hembra? – preguntó nuevamente, a pesar de que ya lo había visto desnudo, aún dudaba, pues el olor que el niño desprendía, no era el de un varón normal.
 
El ojirrojo pasó el bocado de fruta y negó – no, no lo soy – suspiró – aunque nací con una enfermedad, la cual se denomina ‘albinismo’, pero eso solo produce ciertas características físicas, como mi cabello blanco, que sea casi por completo lampiño y mis ojos sean rojos – sonrió con tristeza – aunado a esto, soy algo más débil y enfermizo que las mujeres normales, ya no digamos, los hombres…
 
Apenas terminó de hablar, sintió un jalón en el hombro, quedando contra las raíces del árbol, soltando la fruta a medio comer, la cual rodó lejos; Nyrn abrió con rapidez el manto de hojas que cubría al menor y se colocó sobre él. Skoll se sorprendió, el sonrojo cubrió sus mejillas, pero se mordió el labio con fuerza para no gritar, cerrando los parpados sumisamente; ese chico que estaba sobre él, era una deidad natural, el Dios a quien adoraba y, no podía rechazarlo, pues podría ser considerado un insulto.
 
El ojiverde repasó ese cuerpo con más detenimiento, pero no lo hizo solo con la mirada. Sin miramientos, acercó su nariz al cuello, aspirando el aroma que desprendía esa piel blanca; no era exactamente, el mismo olor que tenían todos los de la familia Eroim, de eso estaba seguro, pues durante siglos, le habían servido, y ese niño, olía distinto a todos sus antecesores varones, e incluso, muy diferente a las mujeres. La fragancia era dulce, suave y, extremadamente embriagante; no era el olor a flores, ni a frutas, pues el ojiverde conocía todos y cada uno de esos aromas. Para él, era mucho más delicioso que el perfume del incienso, o la esencia de la madera; era un aroma perfecto, algo único.
 
-Me gusta tu olor – dijo contra el cuello del menor.
 
-Mi… Mi señor… – Skoll apenas podía hablar, pues estaba temblando de miedo y también, se sentía inquieto, porque algunos mechones de cabello del otro, rozaban su piel – le… le aseguro que… no… no soy una mujer…
 
-De eso no hay duda – sonrió el rubio – hueles mucho mejor que una hembra…
 
-Soy… Soy un varón – intentó sonar seguro.
 
-De eso, aun no estoy completamente seguro – Nyrn levantó una ceja – ciertamente tienes el cuerpo de un hombre, y te pareces mucho a mi, pero no hueles igual que los demás – su mano jugueteó con el medallón que portaba el menor y después, descendió hasta el abdomen del ojirrojo, introduciendo un dedo en el ombligo – así que, tengo que saber, qué eres en realidad, Skoll Eroim y por qué tienes una esencia tan diferente.
 
El peliblanco gimió, pues el otro presionó con fuerza dentro de su ombligo.
 
El rubio sonrió y alejó la mano – pero, no será hoy – sentenció – primero, necesito comprender totalmente, a los varones humanos – se incorporó, sentándose a un lado y moviendo el manto de hojas, para cubrir la desnudez del menor – y, como antes no tenía esa inquietud, ahora serás tú – lo señaló con su índice – el que me enseñe.
 
-Co… ¿Cómo? – Skoll se cubrió rápidamente con las hojas y flores.
 
-Me traerás libros sobre ustedes obviamente, me gusta aprender – dijo con diversión – el conocimiento es muy útil, especialmente para alguien tan longevo como yo – explicó – así que, desde mañana, espero que me visites en la noche y me traigas la información que necesito.
 
-En… ¿En la noche?
 
-Sí, es la mejor hora para que nadie más se entere.
 
-Pero… Es que… yo…
 
-¿Pasa algo? – el ojiverde lo miró con frialdad.
 
-Es que… me da… me da miedo la oscuridad…
 
Nyrn rió – No te preocupes, las luciérnagas siempre te darán la luz que necesitas…
 
 
* * *

Notas finales:

Bien, poco a poco veremos como va evolucionando la relación entre Nyrn y Skoll, espero que les guste.

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