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Sol en media noche. por Matsumoto Yuki

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Notas del capitulo:

Cuarto OS de la semana.

Una prodigiosa biblioteca, merece a un prodigioso bibliotecario.

 

Dicho caso era la de la biblioteca Kou, que había comprado la mayor cantidad de material de historia y otras gamas de lectura en todo el país. Cualquier duda que se planteara, la respuesta estaba allí, en alguno de sus estantes, esperando por ser descubierta.

 

Koumei Ren era el hijo que había aceptado el puesto de bibliotecario, siendo el más intelectual de los cuatro, y el más interesado en ello.

 

Prácticamente su trabajo se basaba en estar sentado y leer, o prestar libros, ¿No? Le encantaba la idea.

 

Y de forma rápida fue ganándose su fama. Su atención era excepcional y llamaba la atención de las personas, aunque no quisiera.

 

Más se molestaba al ver que jovencitas en plena pubertad se iban a revolotear por la biblioteca sólo para verle, supuestamente de manera desapercibida. Pero lo cierto es que a él no se le escapaba nada, absolutamente nada. Recordaba los nombres y rostros de todos los lectores recurrentes de la biblioteca, sabiendo también quiénes leían y quienes realmente, no lo hacían.

 

Lo supo, cuando notó que las jovencitas venían con más amigas, y que la biblioteca ganaba más fama por su vasta colección de conocimiento, que no podría seguir atendiendo solo. Necesitaría ayuda.

 

La respuesta de su familia fue corta.

 

«Tú eres el encargado, tú decide qué hacer. »

 

Fue así como las entrevistas de trabajo comenzaron.

 

Las primeras en asistir fueron las fresas, que sólo iban a la biblioteca por él. No le tembló la mano al tachar todos y cada uno de sus nombres.

 

El primer día fue agotador. El segundo, aún peor.

 

Ya al tercero estaba decidido a encontrar un o una asistente. No podía mantener por más tiempo la biblioteca cerrada.

 

Al ser la mayoría de las postulantes, mujeres, supo que sería difícil. Después de todo, una de las exigencias era concurrir la biblioteca desde antes, para que tuviese conocimiento de las secciones y se le alivianase la tarea de enseñarle todo.

 

Eran las siete de la tarde del tercer día, y aún no encontraba a su asistente.

 

Koumei masajeó el puente de su nariz, e hizo entrar al siguiente.

 

—Alibaba Saluja. —Llamó.

 

Se masajeó el puente de la nariz, frunciendo el entrecejo. No reconocía ese nombre, ¿Acaso era demasiado difícil seguir los requisitos de ser lector frecuente?

 

Cuando vio al joven, tan sólo fue peor. No recordaba ese cabello rubio, ni esos ojos, ni esa… ¿Sonrisa?

 

De repente, se vio cautivado. Sólo y sólo, creía que en algún momento le había visto… Pero no recordaba dónde. No podía ser de la biblioteca, él se sabía de memoria los nombres y rostros de todos. Entonces, ¿De dónde? Se ensimismó mucho en aquel pensamiento.

 

— ¿Perdone? —Elevó la voz el joven, llamando su atención.

 

Koumei sacudió levemente su cabeza, sorprendiéndose de su poco tacto. —Uhum, lo lamento. Soy Koumei Ren, encargado de la biblioteca.

 

Alibaba rió, levemente. Primero con travesura, luego tratando de disimularlo.

 

—Ya lo sé. —Aceptó. Al ver la duda en el rostro de Koumei, explicó. —Te saludo cada mañana.

 

Koumei pareció haber caído en una grieta espacio-tiempo. Se sintió aterrado. No lo recordaba, para nada. Nunca lo había visto, ¿O sí? Comenzó a dudar hasta de su existencia.

 

—Me sé las secciones de la A, a la Z. —Siguió Alibaba. —Aunque si soy sincero, vengo acá desde antes que usted estuviese a cargo. —Su sonrisa no mostraba una pizca de duda.

 

Koumei se cohibió, quedando sorprendido. — ¿Cómo…? —Osó de preguntar.

 

—Pues primero llegué acá por una tarea. —Comenzó a explicar. —Pero entonces tomé un libro que no era de la sección, y fui a devolverlo. Resultó ser el pasillo del género mágico. —Rió, recordando esa vergonzosa situación. —Aunque hace poco un par de chicas se esconden por esos pasillos, así que me vi obligado a migrar. Terminé conociendo toda la biblioteca por error. —Alibaba subió su mano hasta su cabello, y lo revolvió, tratando de que no pareciera tan raro.

 

El mayor simplemente no podía creer lo que estaba oyendo. Él estaba ahí desde… Desde antes que llegaran las jovencitas. Se elevó de su asiento, sin saber por qué. Pronto encontró una excusa.

 

—Vamos a la biblioteca, quiero que me muestres las secciones.

 

Alibaba tan sólo asintió, y se retiraron de esa habitación. Que realmente era una oficina dentro de la biblioteca.

 

La confianza con la que ahora caminaba el rubio, hizo que a los ojos de Koumei, se viese como otra persona.

 

Sin duda, ese era su campo.

 

Recordó una pregunta esencial. — ¿Tu edad?

 

Alibaba volteó su rostro, un tanto desentendido. Luego sonrió. —Veinte años.

 

Koumei volvió a caer en su transe, mientras Alibaba lo guiaba por la biblioteca que ya se sabía como si fuese la palma de su mano. No podía recordar ya cuantas veces había caído por las revelaciones que le daba ese chico.

 

— ¡Ah!

 

Ese grito fue lo que bastó para hacer que reaccionara, preocupado.

 

— ¿Qué, qué pasó, estás bien? —Alibaba se encontraba dándole la espalda frente a un estante. Reconoció la sección G, sin saber cómo habían llegado.

 

Pero el rubio no le dio la cara si no hasta que sacó un libro de ese estante.

 

Estaba cabizbajo.

 

— ¿Joven…?

 

— ¡Este libro es de la sección de Romance! —Se quejó.

 

— ¿Eh?

 

— ¡No tiene nada que ver con esta sección de geografía! —Sin decir una palabra clara más, Alibaba comenzó su carrera a la sección de Romance, prácticamente lanzando humos. Balbuceaba, sumamente molesto. Ese era uno de sus géneros favoritos.

 

Koumei le siguió, entreteniéndose un poco.

 

— ¿Sabes en qué estante va? —Preguntó, en el camino. Entonces pararon frente a uno. O más bien, Alibaba se detuvo.

 

— ¡Claro que sí! Me he leído miles de veces este Libro. —Luego de dar esa aclaración, reanudó su camino, ubicándose rápidamente.

 

Koumei intentó leer el título del libro.

 

«Donde esté mi corazón. »

 

Rió un tanto. Realmente era de romance, y el romance extremadamente cursi.  

 

Cuando estuvieron frente a su correspondiente estante, recordó que pertenecía a uno de los más altos compartimientos del mueble.

 

Se divirtió, de manera no muy sana, viendo cómo Alibaba trataba con pequeños saltos llegar al compartimiento.

 

Pero enganchó, cuando se colocó de puntas y se estiró lo más posible.

 

— ¡Lo tengo!

 

Contrario a lo que Alibaba creía, Koumei vio venir lo que pasaría.

 

— ¡Cuidado!

 

En un movimiento totalmente rápido, Koumei detuvo el libro que Alibaba anteriormente trataba de acomodar, y que casi le cayó en la cabeza. El rubio se quedó por unos instantes quieto, sin poder reaccionar.

 

Entonces giró en su propio eje, con tal de ver a Koumei.

 

Se topó de lleno con sus ojos descubiertos, y quedó embelesado.

 

Ambos no se movieron por mucho rato.

 

Sus alientos se mezclaban y ellos ni en cuenta estaban. Sus labios se rosaron, y ante ese delicado toque, Koumei pestañeó, reaccionando. Más no se alejó.

 

—Estás contratado.

 

Alibaba parpadeó repetidas veces, para luego enrojecer y quedar cabizbajo. Poco a poco comenzó a retirarse, y salir de allí.

 

Koumei sonrió.

 

— ¡Empiezas mañana! —Le informó, antes de que le perdiera de vista por completo.

 

Una enorme satisfacción se expandía por su cuerpo, y su sonrisa no podía borrarse. Bajó el libro, y volviendo a leer el título, su expresión brilló.

 

No sabe qué es lo que siente, ni cómo se dio de la nada.

 

Sólo sabe que su trabajo se hará más entretenido.

 

Todo gracias a su nuevo asistente. 

Notas finales:

MeiAli dedicado a Kanna, espero le gustase. 

 

Hasta la próxima ~


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