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Sol en media noche. por Matsumoto Yuki

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Notas del capitulo:

SORPRESA MADRE FOCAS!!!

 

A PUESTO A QUE PENSABAN QUE YUKI MURIÓ, ¿NO? 

 

Pues no, sólo me cambié de Fandom [?]

Pero bueno, hoy vengo a dejarles un hermoso One-Shot, espero les guste <3

Una gran dicha reposaba en el Imperio de Kou, donde uno de los milagros de la vida era presenciado.

 

Por primera vez en la historia de su Imperio, Kou era testigo la unión de dos mientras de la familia real… Del mismo sexo.

 

Desde el descubrimiento de la Maga General de Sindria, Yamuraiha, se habían comenzado estudios para lograr identificar qué jóvenes de las generaciones más recientes eran a los que se le denominaba, donceles. Mientras que cruzando el mar a miles de kilómetros de allí, se hallaba Sinbad con su doncel Alibaba en meses ya de parto, una buena nueva se esparcía en el bélico pueblo de Kou.

 

El Emperador, ahora tomado como Emperatriz, había caído en cinta. Y por si fuera poco, el progenitor era nada más y nada menos que Kouen Ren, su primo.

 

Poco más de dos meses llevaba en ese estado.

 

La Emperatriz paseaba por la habitación, inquieto. Frente a él, en la cama, yacía el pelirrojo, un tanto cabreado por el dramatismo de la escena.

 

— ¡No puedo creerlo! —Gritaba, temblando un tanto. Su entrecejo marcado arruinaba sus finas facciones.

 

—Pues hazlo.

 

—Es que, entiendo que Alibaba lo sea pero… Pero yo… —Seguía dándole vuelta al asunto.

 

— ¿Pero tú?

 

—Encima contigo… —Enrojeció por completo su rostro, a la vez que quedaba cabizbajo y apretaba su ropaje real. Estaba reprimiendo lo mejor el llanto, por tan chocante noticia.

 

 Fue entonces cuando Kouen tomó cartas en el asunto, levantándose del asiento donde hasta el momento había sido espectador, y se dirigió hasta donde su actual pareja, tomándole por los hombros y logrando así que su clara mirada se posara en la fogosa propia.

 

—Así es, Hakuryuu. Tuvo que ser conmigo. Y por ello mismo lo pasaremos juntos… —Trató de calmar al menor en tan desconocida situación. —Sé que esto es difícil, y que tienes miedo, pero no tienes por qué tenerlo… —Tomó la mano ajena, y entonces depositó un cálido y sutil beso en ella. Sintió cómo aquello producía un remesón en todo el cuerpo del azabache. —Acá estoy, para cuidarte y protegerte.

 

La nariz de Hakuryuu comenzó a picarle, mientras tomaba un color rosáceo. Sus ojos se cristalizaron, y con ambas manos apretó la que antes había usado Kouen para tomarle. Una dulce sonrisa fue ensanchándose en su rostro, y asintió sin mucha prisa, dejando que unas delgadas lágrimas de la felicidad recorriesen sus ahora coloradas mejillas. Nunca se hubiese esperado esa clase de palabras de parte del mayor.

 

—Kouen… —Susurró su nombre.

 

En ese momento para el pelirrojo todo fue muy raro. Por más extraño que pareciese, hermosas orquídeas parecían florecer a los lados de la escena que tenía en frente, con Hakuryuu como protagonista. Se cohibió, y tan sólo atinó a limpiar las lágrimas ajenas con su mano libre. Luego acarició su mejilla con una sutileza y amor que sólo le había demostrado al azabache, tanto en el coito, como en la acción, o simples mimos que llevaban meses ejecutando en secreto de la demás realeza. Una tarde simplemente, había iniciado, y un magnetismo había hecho que no volviesen a separarse.

 

—Hakuryuu… —Susurró de vuelta Kouen, para terminar de hacer la atmósfera perfecta romántica.

 

Entonces el rostro del menor perdió parte de su color, y todo pasó muy rápido.

 

— ¡Náuseas! —Fue lo único que alcanzó a gritar, luego de entrar como pudo a su baño personal, directamente al escusado.

 

Kouen antes de poder reaccionar, vio a ambos lados, debatiéndose si ir a buscar ayuda o no. Frunció el entrecejo, y apretando la mandíbula, se decidió a actuar como hombre. Dejó su capa en el camino, y entró al baño con quien sería su esposo.

 

En todo momento estuvo a su lado, sosteniéndole lo mejor posible el cabello.

 

Luego de un mes de ello, se acostumbraba, y ahora que sabía la razón, era aún mejor. Después de todo, le quedaba poco menos de un mes para que aquellos vómitos y nauseas se fuesen.

 

~*~*~*~

 

El infierno de hormonas había parecido acabar, al menos al gusto de Kouen. Cada vez eran menos recurrentes las nauseas de la mañana, y ya no tenían que madrugar por causa de ellas. Porque si uno se levantaba, el otro le seguía.

 

El pelirrojo insistía; estaban juntos. Y era sumamente favorable el hecho de que poco a poco familiares y funcionarios relevaran partes de su trabajo, y se las dejaran libres. Tan comprensivos habían salido… En especial Koumei y Hakuei.

 

Gracias a ellos, estaban en un momento libre, en pareja.

 

Kouen reposaba en medio de la cama, pegado a la cabecera, y sentado. En su regazo, con las piernas separadas y abrazándole, estaba Hakuryuu, en un muy meloso encuentro. Suspiros salían de la parejita.

 

—Me gustaría estar así siempre ~ —Susurró Hakuryuu, sintiendo cómo la cabeza ajena se apoyaba en su hombro.

 

— ¿Es así? —Preguntó Kouen, dejándole un par de besos en el cuello a modo de mimos.

 

—Mhn, sí ~ —Aceptó el menor.

 

En cosa de semanas había tenido que asimilar su situación y poco a poco comenzaba a gustarle. Se hacía a la idea de que podría formar una familia, su familia, y sería feliz, junto con su pueblo, y todos…

 

Siempre terminaba con los ojos cristalinos, tan sólo de lo hermoso que sería.

 

Kouen percibió el sentimentalismo ajeno como algo negativo. Automáticamente se irguió, pegando su frente a la ajena.

 

—Tranquilo, seguiremos así… —Susurró, tratando de calmar al menor. Pero lo que más bien hizo, fue alterarlo, sorprenderlo.

 

El rostro de Hakuryuu quedó tan rojo como un tomate, y no pudo evitar sonreír, posteriormente soltando carcajadas, al comprender el malentendido.

 

r13;Si me lo dice mi hombre, pues, no tendría por qué dudar. r13;Soltó con dulzura el joven, posando sus manos en las mejillas ajenas.

 

Ahora el sorprendido era Kouen, quien no se esperaba una frase como esa en esos momentos.

 

r13;Mi hombre, ¿Eh…? r13;No pudo evitar pensar el pelirrojo. Por inercia se fue aprovechando de la situación. Le ocurría muy seguido cuando se trataba de su azabache. r13; ¿Sabías que a veces, quienes sufren los síntomas del embarazo, como nauseas o antojos, son los padres? r13;Cuestionó, acercándose peligrosamente a los labios ajenos, que se hallaban entreabiertos.

 

r13; ¿S-Sí…? r13;Hakuryuu no podía contra la sensación de sentirse intimidado, teniendo una mirada tan intensa encima de él.

 

r13;Sí… Y tengo antojo de tus labios ~

 

Bastaron tan sólo esas palabras para que Hakuryuu quedara nuevamente rojo. Y obviamente, cediera ante los caprichos de su esposo.

 

A milímetros de besarse se encontraban, cuando un acusador sonido detuvo todo movimiento.

 

La tripa de Hakuryuu rugía.

 

r13; ¡Y-y-y, yo tengo un enorme antojo a fresas, hehehe! r13;Soltó con nerviosismo el joven, riendo por lo inesperado del suceso.

 

Kouen no pudo evitar parpadear repetidas veces, observando a su pareja. Lanzó un suspiro, y le sacó de su regazo, dándole un par de palmaditas en la cabeza.

 

r13;Pues ya voy por tus fresas. Pero cuando vuelva, quiero mis besos, ¿Vale? r13;Hakuryuu asintió bastante sumiso. Kouen mostró esa sonrisa que sólo a su primo le mostraba., a la vez que tomaba con delicadeza su mano, y la besaba. r13;Espéreme aquí, mi Emperatriz. No queremos que sus pies se hinchen nuevamente, ¿No? r13;Un guiño confiado, y salió por la puerta de la habitación.

 

Cuando el azabache por fin pudo reaccionar, ahogó un grito agudo y posó sus manos en sus sonrojadas mejillas, permitiéndose el dar vueltas por la cama, siempre teniendo en cuenta el no reposar demasiado peso en la barriguita que gracias al paso de las semanas se le iba formando.

 

r13; ¡Mi Emperador…! r13;Soltó, como toda una colegiala enamorada.

 

Ciertamente, no podía con esos cambios de humor, no se reconocía.

 

Aunque observándose mejor en el espejo frente a la cama, reposado en la pared… Pues se veía mejor así, más radiante, más vivaz. El rojo en sus mejillas vivo, el brillo en su mirada presente, y lo más importante, su pura sonrisa.

 

Sin duda, tener esa familia era lo mejor que le había pasado desde hace mucho.

 

~*~*~*~

 

Los meses pasaban sin avisar a alguien, tan sólo siguiendo el transcurso natural. Y aunque para la mayoría pasaban desapercibidos, para la pareja más famosa del Imperio Kou, no era así.

 

Cada día se llenaban de nuevos recuerdos. Dulces, románticos, cómicos, uno que otro depresivo, pensando en el futuro, y demás.

 

Pero actualmente se hallaban en calma.

 

Al tener Hakuryuu ya siete meses de embarazo, no es que pudiese tener mucha movilidad. La barriguita que antes hasta se les hacía cómica, ahora resultaba ser enorme, y la Emperatriz debía tratarse con bastante cuidado, tomando agua en abundancia, masajeando su vientre con crema para evitar estrías, y aunque en cierta medida servía, no se podían hacer milagros.

 

Por ello, se encontraba reposando en una banca, en medio de los árboles de cerezo. A su derecha, igualmente sentado, se hallaba Kouen, quien servía como soporte para el descansar del joven.

 

La brisa primaveral les llegaba directamente a sus rostros, junto con muchos pétalos rosáceos. A la Emperatriz últimamente le gustaba mucho ese lugar, meditar en él y entregarse a sus cálidas y suaves corrientes de viento.

 

Con su pareja a un lado, era simplemente mejor.

 

Ambas manos del joven reposaban en su vientre, y entonces lo sintió. Aquello que causó que dejara de lado el cálido confort que le entregaba el hombro ajeno, y se irguiera con una expresión de total sorpresa y gusto.

 

r13; ¡Una patada! r13;Anunció, con ilusión.

 

Desde hace unas semanas sentía aquellas manifestaciones del ser dentro de sí, pero siempre se emocionaba. Aún más cuando estaba con Kouen, quién al ser padre primerizo de igual forma, también se emocionaba.

 

r13; ¿Dónde? r13;Preguntó, inclinándose un tanto y posando sus manos en el cuerpo de su esposo. Un leve rubor se mantenía en sus mejillas, pero realmente leve. Y lo sintió. El bebé pateó nuevamente, y su mirada completamente esperanzada recayó en la emocionada ajena.

 

r13;Como su padre, no puede quedarse mucho tiempo quieto, ¿No? r13;Bromeó Hakuryuu, mordiéndose con levedad el labio inferior.

 

r13; ¡Como el padre! r13;Repitió con orgullo Kouen. Sabía a la perfección que toda esa experiencia le estaba ablandando el corazón, pero ya le daba igual. Lo único que quería era tener a su primogénito ya en sus brazos, y verlo crecer junto a su amado.

 

Hakuryuu se permitió observar esa escena por unos minutos más, acariciando el rojizo cabello de Kouen. Se veía como un niño a sus ojos. Un niño que amaba.

 

Aunque, nuevamente, se hizo presente lo imprescindible.

 

Hakuryuu soltó un gemido de dolor.

 

Una contracción.

 

Kouen pronto se recompuso, y dedicó una mirada preocupada a su pareja.

 

r13;Amor, ¿Estás bien? r13;Osó de preguntar, dándole su mano para afirmarse. El azabache le apretó aquella con algo de fuerza. Aun así, le restó importancia.

 

r13;Sí, mi vida, no te preocupes. r13;Intentó sonreírle, sosteniendo con su mano libre su vientre. r13;Es normal para los meses que llevo. r13;Había consultado con todo experto habido y por haber en el Imperio, sólo para que nada le pillase desprevenido.

 

Pronto el mayor le ayudó a levantarse de la banca, y luego de exhalar e inhalar un par de veces, Hakuryuu se sujetó al brazo ajeno, comenzando a caminar.

 

r13; ¿Adónde, cariño? r13;Preguntó Kouen, dispuesto a guiar a su pareja.

 

Lo que no se esperaba, era el beso que aquel dejó en sus labios. Un beso travieso. Seguido por una sonrisa de la misma índole.

 

r13;A nuestro cuarto, por favor. Si no realmente los calambres me comerán vivo. r13;Pidió, bromeando un tanto.

 

Kouen le devolvió una dulce sonrisa, y reclamó un nuevo beso, alargándolo un poco.

 

Cuando terminó, ambos amantes se sonrieron, y comenzaron a caminar, guiándose por la brisa que ahora los arrastraba y deseaba envolverles, encapsulando esa felicidad por la eternidad en aquella estación.

 

En aquel jardín.

 

En aquel Imperio.

 

Pasando tiempo juntos. 

Notas finales:

Este hermoso One-Shot EnRyuu es dedicado a mi hermosa Darky conocida por la mayoría como Dark Kirito.

 

Espero te haya gustado, hermosa <3

 

Bueno, Yuki, fuera! 


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