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Sol en media noche. por Matsumoto Yuki

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Notas del capitulo:

Esta semana subiré muchos OS, espérenlos ~

El joven tiritaba sobre la cama, apretando con ahínco las sábanas. Su blanquecina cabellera cubría la mitad de su rostro, más una mano morena le descubrió.

 

Jadeó, pasando saliva.

 

Mantenía las caderas elevadas, con su cuerpo descubierto de la cintura hacia abajo. Incluyendo su vientre, y con ello, su ombligo. La mano se deslizó por su cuerpo, hasta tocar aquella parte que consideraban vulgar, obscena, y luego se alejó.

 

Una mirada divertida, y a la vez lasciva reposaba en él.

 

—Dime, hermanito. —El pequeño Sharrkan mantenía cristalinos sus ojos, con un permanente sonroso en sus mejillas de agitación. — ¿Quién es tu Rey?

 

Un respingo junto a una corriente eléctrica recorrieron la espina dorsal del menor, sintiendo cómo presionaban un dedo en alguna parte de su trasero. Poco a poco la fuerza aumentó, y comenzó a atravesar su entrada.

 

Sharrkan soltó las lágrimas reprimidas. —A-Armakan-Onii-san… Es… Es mi Rey… —Le costó decir eso con un intruso en su interior, y cuando aquel salió, fue peor.

 

Cerró los ojos, conteniendo la respiración, sabía lo que venía. Lo sabía perfectamente.

 

Armakan acarició la mano de su hermano menor, y entonces la estrechó, posicionando su miembro con la libre, para poder penetrarlo.

 

—Así me gusta… —Luego de ese susurro, Sharrkan ladeó su rostro en dirección a su hermano, y un beso se inició.

 

La penetración se llevó a cabo.

 

 

Sharrkan despertó de golpe, sentándose de una sola vez en su cama.

 

Su corazón estaba agitado, y su rostro rojo. Examinó la habitación donde se encontraba, para luego soltar un suspiro. Era la habitación que solía usar de príncipe, cuando aún residía en su patria.

 

Pasó su diestra por sus cabellos, e intentó calmarse.

 

No entendía el por qué recordaba eso justamente ahora.

 

—Sharrkan-dono, es hora de que se arregle.

 

Mentía, sabía perfectamente por qué lo había recordado.

 

—Está bien, estoy despierto. —Respondió, y sintió los pasos alejándose de la sirvienta, a lo largo del pasillo. Posó su mirada en el sofá de descanso, al otro extremo de la habitación, donde reposaban sus vestimentas reales y más formales.

 

Resopló. Ese día se llevaría a cabo la boda de su hermano, Armakan Amun-ra.

 

Con pesar se levantó de su lecho, y se desvistió en el camino. Sin tener tiempo para demorarse, se arregló debidamente con sus ropas ceremoniales, y reposó en el sofá. No tenía ánimos para ir realmente a la boda.

 

Ni siquiera podía creer que había vuelto sólo para acudir a dicha unión.

 

Frunció el entrecejo cuando reconoció un amuleto de Sindria en el sofá. Seguramente Ja’far lo había puesto en su ropa antes.

 

Y justamente era para una mejor unión.

 

Sharrkan sonrió con burla al amuleto. Era una unión meramente política, todos lo sabían.

 

O bueno, al menos él lo sabía…

 

Poco a poco cayó su semblante, y negó.

 

Es hora de ir a verle.

 

El moreno se levantó decidido de su asiento, y salió de su habitación, caminando sin titubear a la de su hermano.

 

Sin darse cuenta, llevó el amuleto con él, aunque sería una buena excusa para poder pasar sin realmente levantar sospechas. Siempre habían pensado en el Palacio que su relación era mala, por los temas del pasado.

 

Saludó a todo sirviente que se le cruzó en el camino, que fue bastante largo a decir verdad. Siempre habían estado uno en un ala, y el otro en el otro extremo.

 

Aunque como todo, el recorrido terminó, y llegó a la habitación de Armakan. Preparó su mejor semblante, y sin dudar más, golpeó la puerta dos veces, como acostumbraba.

 

—Pase.

 

Tan elegante, tan digno, ese permiso fue simplemente perfecto a los oídos de Sharrkan.

 

—Soy yo. —Anunció, mientras entraba y cerraba la puerta tras de sí. Pudo observar que Armakan ya estaba listo, pardo frente a un espejo evaluando su fachada.

 

Pero entonces dejó todo de lado, para enfrentar cara a cara al menor. — ¡Sharrkan…! —Expresó su sorpresa son su tono de voz, y un leve entrecejo fruncido. —Creí que no vendrías.

 

Sharrkan caminó deliberadamente por la habitación, hasta sentarse de manera casual en la cama.

 

— ¿Y perderme la boda de mi hermano? —Una sonrisa radiante mostraba.

 

Armakan quedó por un momento embelesado, admirando a su hermano. Entonces sonrió, muy levemente.

 

—No recuerdo haberte visto sonreír así nunca. —Admitió en eso. Sharrkan titubeó.

 

— ¿Qué?

 

— ¿Eres feliz en Sindria?

 

Ese fue una pequeña pregunta que movió el interior de Sharrkan de una forma fatal, pero no su exterior.

 

—Sinbad es bueno.

 

— ¿Lo es?

 

— ¿No deberíamos estar hablando de ti? —Cuestionó Sharrkan, frunciendo el entrecejo. —Te vas a casar.

 

—Por política.

 

Un enorme alivio sintió Sharrkan al escuchar esas palabras. Así que era como creía…

 

—Pero lo harás, ¡Joder hombre! —Una pequeña mirada molesta se posó en él, y entonces rió de forma nerviosa. —Digo, hermano. Te casarás.

 

— ¿Viniste a felicitarme o algo por el estilo? —Cuestionó Armakan.

 

Sharrkan elevó el amuleto que sin querer había llevado con él. — ¿Tú qué crees?

 

Una breve risa se escuchó, a la vez que Armakan caminaba hacia su hermano menor, y tomaba el amuleto.

 

— ¿Para qué sirve?

 

—Suerte en el matrimonio.

 

—Vaya que la necesitaré… —Susurró, yéndolo a dejar en la repisa.

 

Un silencio tenso se posó entonces, entre ambos.

 

Sharrkan no supo qué decir, y se quedó mirando al suelo. Armakan por su parte se hallaba parado, sin moverse, frente a su repisa.

 

Así pasó, más de un minuto, con ambos hermanos sumidos en sus respectivos pensamientos.

 

Hasta que uno alzó la voz.

 

—Sharrkan.

 

El aludido dio un pequeño salto en su puesto.

 

— ¿Sí?

 

Entonces observó cómo Armakan se acercaba, con un semblante serio. Aunque lo reconocía, lo notaba, estaba preocupado por algo. Se inclinó frente a él, y comenzó un pequeño pánico.

 

—Hey, no, qué…

 

—Sharrkan. —Hizo que se callara. — ¿Lo recuerdas?

 

— ¿Lo recuerdo…?

 

—Lo de niños.

 

El ambiente se hizo más tenso, mientras Sharrkan pasaba saliva, asintiendo.

 

—Entiendo… —Armakan quedó cabizbajo por unos instantes, y luego volvió a ver a Sharrkan. Tomó las manos ajenas entre las suyas, y las estrechó. —Sólo quiero que sepas… —Susurró. —Que no me arrepiento del todo.

 

Las esmeraldas del moreno poco a poco se aguaron, nublándole la vista. Armakan se encogió de hombros.

 

—Realmente no sé si está bien o mal pero… —Hizo una prolongada pausa. —En realidad, no me arrepiento de nada.

 

A Sharrkan le salió, con suerte, un hilo de voz. —Yo tampoco… —Susurró.

 

Aunque fue suficiente para que un torrente de sentimientos y sensaciones se desataran.

 

Antes de que se pudiesen dar cuenta, un beso había comenzado, y ambos cayeron en las sábanas, perdiéndose en ellas.

 

~*~*~*~

 

Hoy mi Rey se casa.

 

Estoy a un lado de él, frente al altar, con una impecable sonrisa en el rostro, mientras ambos esperamos a que la novia entre por la puerta del lugar.

 

Sí, el hombre que he amado se casa.

 

El único hombre a quien he amado.

 

La novia aparece y camina con serenidad al altar, el velo es descubierto y muero de envidia por dentro.

 

El sacerdote comienza la ceremonia, y me quedo a un lado de mi hermano.

 

Puede ser doloroso, pero es necesario, lo comprendo. A su lado me alzaré, aplaudiré, le desearé lo mejor, y no importará.

 

Aún cuando escuche su acepto.  Aún cuando la joven acepte también.

 

Después de todo…

 

Soy el único en el corazón de mi Rey.

Notas finales:

Armakan x Sharrkan dedicado a La_Oscura_Reina_Angel. Espero le gustara. 

 

Personalmente me disculpo con RottenPrincess, su OS Kouha x Aladdin aún no está terminado, pero se publicará esta semana.

 

Sin más que decir, hasta la próxima ~


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