Día 28: Nueva ayuda
Daniel Palmer se ha convertido en el mejor amigo de Borja, siempre andan juntos en los recreos y parecen disfrutar mucho la compañía mutua. El chico ha ocupado, en cierta manera, el vacío dejado por Vicente. Ahora es él el chico más popular, aquel guapo que hace suspirar a más de uno. Aunque él es muy distinto al fallecido rubio, porque es sumamente amable, trata a todos bien y creo que no tiene el sexo como mayor pensamiento del día. Debo reconocer que es agradable.
Todo sería perfecto para él, sino fuera porque se ha convertido en la nueva obsesión de Verónica. Desde que decidió conquistarlo, ha hecho de todo. Suele mostrarse coqueta, le sonríe siempre, va a los talleres que él asiste, a las fiestas a las cuales va, creo que hasta ha ido un par de veces hasta las empresas de su padre, para hacerse amiga de su posible suegro.
Debo reconocer que me da vergüenza ajena verla tan desesperada por un hombre, aunque reconozco que también me he sentido algo apesadumbrado con su imagen y es que no puedo evitar pensar que así me veía yo mientras perseguía a Bosch.
Y no entiendo la razón, pero Daniel no toma en cuenta a la pelinegra. Parece que en realidad no la encuentra atractiva o algo por el estilo, tal vez se sienta un poco violado en su intimidad y es que no es como los otros chicos, es más bien sensible y parece no guiarse tanto por lo superficial.
He tenido que compartir un par de veces con el rubio millonario, nada íntimo y para ser sincero, su presencia no importa, es una persona más a mi alrededor. O eso era más bien antes, porque desde hace un par de días todo ha cambiado entre nosotros.
Necesito hablar contigo. Juntémonos en el parque a la rivera del río, a las 5 en punto.
Un mensaje me llegó al celular. ¿De quién se trataba? No conocía aquel número y en un principio me pareció sospechoso, no iba a ir, podría ser cualquier loco que deseaba aprovecharse de mí. Sin embargo, llegada la hora, algo en mi interior me obligó a asistir, como si supiera que se trataba de un asunto importante.
Llegué cinco minutos atrasado, y no fue accidental, quería llegar al lugar y encontrarme de inmediato con mi cita. Caminé por el parque intentando buscar a alguien conocido o por lo menos, hacerme notar para que el anónimo se atreviera a aparecer. De pronto, mientras caminaba en el sector más apartado de la arboleda, una mano se posó en mi hombro.
-Menos mal que viniste... Ya me había preocupado...-En ese momento escuché su voz y de inmediato supe que se trataba de él.
Volteé asustado, sin comprender nada y encontrándome con el rostro serio de Daniel Palmer. En un principio no supe qué decir, no comprendía por qué el mejor amigo de mi novio estaba en ese lugar. Si quería conversar conmigo ¿por qué no lo hizo en la Scuola? ¿Acaso se trataba de algún secreto?
-Ven conmigo, no quiero que nos vean...-intentó llevarme aún más lejos.
-Claro que no... Primero tendrás que decirme de qué va todo esto, ¿y si quieres hacerme daño?-Respondí desafiante, todo eso me olía a una trampa.
-Yo no soy quien desea dañarte, y eso lo sabes muy bien ¿no?- quedé pasmado ante aquellas palabras.
¿Era posible que el rubio supiera del plan de Borja y su madre? ¿Cómo era posible que estuviera tan seguro al pronunciar aquello? Fuera una trampa o no, necesitaba saber la verdad, por lo que me arriesgué y lo seguí hasta donde él consideró seguro.
-¿Qué sucede? Me estás asustando... Acaso... acaso sabes algo sobre... ¿esto tiene que ver con Borja y la profesora de matemáticas?-Pregunté sin reparos, ya había llegado muy lejos como para retractarme.
-Uno de mis guardaespaldas encontró esto entre las pertenencias de tu novio. Fue una revisión secreta, como suelen hacerlo a cada lugar donde asisto, por lo que él no sabe que encontré evidencia...- comenzó a narrar sin más, mostrándome un frasco pequeño. Era veneno.
-Me pareció muy curioso, porque no es normal llevar eso consigo, así es que investigué por mi cuenta. Una noche, luego de estar en la casa de Borja, me escabullí por el patio y escuché a través de una ventana lo que platicaba con su madre... Quieren matarte, te están envenenando todos los días. En los pasteles, en el agua que te da él en los recreos, en los almuerzos del casino, prácticamente todo lo que ingieres está contaminado.... Investigué el veneno y es uno muy particular, elaborado en Rusia como una droga. Es muy adictiva y por eso tienen que darte una dosis regularmente... No tendrás mayores síntomas, tal vez un poco de debilidad, pero de pronto, sin darte cuenta, tu corazón sufrirá un paro cardíaco y morirás pareciendo normal, un mero accidente... ¿Entiendes lo que te he dicho? Estás en serios problemas, tienes que protegerte...-me contó con calma todo lo que sabía.
-Bergsucht...-dije de pronto aquel nombre tan extraño.
-¿Cómo sabes el nombre del veneno? ¿Acaso ya lo sabías?- preguntó asombrado, casi atónito.
-Claro que lo sé, y he tomado los medicamentos para contrarrestar el veneno... El doctor que contraté en secreto me monitorea todos los días y no dirá nada de esto, porque le he pagado muy bien... ¿qué? ¿acaso creías que es tan fácil vencerme?- claro que lo he hecho, no voy a dejar que ellos me maten, solo necesito más tiempo para desenmascarar toda la verdad y Daniel me ayudará en eso.