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ADVERTENCIA: La Belleza es Peligrosa por jotaceh

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Día 77: Diez años

Hay cosas más importantes que el amor, o por lo menos eso aprendí durante todos estos años. ¿Hace cuánto que no amo a alguien? Es una pregunta que me cuesta responder y es que ni siquiera puedo estar seguro que en algún momento amé a alguien de verdad.

¿Cuánto ha pasado desde aquella tarde en que vi por última vez a Daniel? Supongo que unos diez años, si es que no son más.

Desde aquella época que no he vuelto a hablar con él, lo que no significa que no haya sabido de su vida. ¿Cómo no se puede conocer la vida del heredero más rico de la nación? Es imposible.

Luego de lo sucedido entre nosotros decidió, o tal vez Antonio le obligó, a abandonar el país. Fue a estudiar a Inglaterra un par de semestres y cuando regresó, supongo que ya me había olvidado, porque la primera noticia que recibí de él es que estaba comprometido en matrimonio con una heredera Lancáster, una de las tantas ilusas que pueden ser manipuladas por esa familia.

Sobre la relación Padre-hijo no he sabido nada, y es que nunca se han mostrado alejados, todo lo contrario, son el dúo dinámico de la economía, aunque claro, para ellos es fácil ocultar la verdad, el dinero consigue todo.

Así, hace un par de años, todas las revistas se llenaron con la noticia del matrimonio de Daniel Palmer con la guapa Pilar Lancáster, una rubia delgada y sin sentido, una más dentro de la multitud.

¿Me dolió? Lo mismo que si hubieran firmado un contrato de arriendo, no es gran cosa, al final una boda es solo la ilusión de un amor eterno, cuando en realidad nada de eso existe, es solo una patraña.

Y luego de colocarnos al día con la familia Palmer, he de suponer que están intrigados con saber qué ha sido de mi vida.

Luego de saber que mis padres no eran más que cómplices del hombre que quiso matarme, les dejé pudrirse en la cárcel. No he sabido nada más de ellos, así es que supongo que no se han muerto.

Otra persona que está tras las rejas es Leonardo. Tras lo sucedido con  los Palmer, Antonio no siguió dañándome, no por buen corazón, sino que amenazado con el video que aún poseo en mi poder. Así, el hombre fue sentenciado a cadena perpetua y ahora reside en la misma penitenciaria que Francisco, la diferencia es que yo no le he mutilado como al pelirrojo. Simplemente me he olvidado de él, no merece que le recuerde siquiera.

¿Y Verónica? Pues nunca pudieron encontrarla, la mujer se escondió tan bien que en diez años no han podido apresarla. La policía tiene la hipótesis que se suicidó, pero eso es porque no la conocen. Yo sé perfectamente que está viva, ella no es alguien que se rinda tan fácil y de seguro está en algún rincón del mundo odiándome y planeando una estrategia para vengarse. Desde hace diez años que espero su contraataque.

Y tras dedicarme a hacer justicia por lo que me había sucedido, comencé a centrarme en mi mayor proyecto, en lo más grande que he hecho en mi vida.

Antes del secuestro, había adquirido el puerto Grimaldi y gracias a la inversión que hizo Daniel, éste se pudo ampliar hasta convertirse en el más importante de la zona central del país.

Junto con ello, toda la herencia Almeida recayó en mi poder, tras demostrarse que soy el único heredero de Leonor Fisher. Así las empresas de ingeniería de Fisher and Oldman quedaron en mis manos, al igual que todas sus propiedades.

-Pensé que demolerías esta mansión... - fue lo primero que me dijo Consuelo cuando nos mudamos a la casona de los Almeida.

El mismo lugar donde fui torturado se ha convertido en mi hogar. Decidí que no puedo escapar de mi pasado y que debo estar orgulloso de él, y es que he logrado sobrevivir a todo aquello, a tanto dolor. Ahora soy mucho más fuerte, mucho más difícil de destruir.

En aquella mansión mi madre me dio a luz, y también en ella volví a renacer tras permanecer cautivo entre las tinieblas. Por eso decidí mudarme hasta allá, para demostrarles a todos que soy como el fénix, que renazco de entre las cenizas.

Todo el mundo sabe que Antonio se hizo millonario gracias a la inversión de un japonés, que no hubiera sido por su dinero, ahora no sería el amo y señor de este país. ¿Y cómo podría yo hacer lo mismo? No tengo las capacidades de negociación que tiene él y por eso, no busqué a un aliado, sino que tomé todas las oportunidades que se me presentaran.

-¿A qué se debe la paralización de las exportaciones de las minas Palmer? Se rumorea que existirían rivalidades entre don Antonio y usted, ¿eso es verdad? - me preguntó una periodista al salir del edificio corporativo de Pfeiffer.

-Claro que no, la vida personal y los negocios son asuntos distintos... La administración de las minas no cumplió con una de las cláusulas de nuestro contrato y por eso les hemos vetado... - respondí antes de ingresar a mi auto tranquilamente.

El puerto Grimaldi se convirtió en la terminal predilecta para las exportaciones del país, debido a su alta tecnología y bajos aranceles. ¿Y de quién era obra? Ni más ni menos que de Fisher and Oldman. Tras aquel éxito, las otras corporaciones controladoras de puertos decidieron contratar sus servicios.

-Si seguimos así, la firma será la más importante en ingeniería de la nación... - mencionó alegre Eunbyul al entrar a mi oficina, una mañana hace ya diez años.

Ella se ha convertido en mi mano derecha, en la persona en quien más confío en este mundo y por ello, la transformé en gerente general de Fisher and Oldman.

-¿Y eso es una buena noticia?... ¿Ser el líder en ingeniería me convertirá en el más poderoso del país?... Tan solo me dedicaría a hacer grandes a otros, y no... No quiero eso.... - no festejé la alegría de mi amiga.

Esos no eran mis planes, nunca me he conformado con lo sencillo y por eso, ideé la mejor manera para hacerme con el mundo, y para ello, debía hacer a un lado la ética.

Pronto todos los puertos estaban siendo ampliados basándose en los estudios de mi empresa. Todo salía de maravilla, parecía ir todo bien para ellos, hasta que hice mi jugada.

El primer puerto en caer fue el del norte... Literalmente. Los estudios hechos en Fisher and Oldman fueron alterados, lo mismo que las órdenes para edificar y hasta los mismos materiales fueron sustituidos por unos de menor calidad. La estructura no resistió, colapsó dejando pérdidas millonarias.

Ese fue el primer escándalo, con el cual la reputación se mi empresa quedó en la quiebra. Ya nadie quería contratar nuestros servicios de ingeniería, pero ya no me importaba, ya había logrado mi propósito.

Como era de esperar, los otros dos puertos principales también se vieron dañados en mayor o menor medida. ¿Y cuál fue el único que se quedó intocable? Pues sí, el puerto Grimaldi, de mi propiedad.

-¿No te das cuenta que ahora todos sospechan de ti? - me gritó ofuscado Eunbyul al saber de mi complicidad.

-Lo sé, y no me importa... ¿Qué van a hacer? Ahora dependen de mí, ¿a quién acudirán para exportar sus productos?... - y era verdad, nadie se arriesgó a hacerse mi enemigo.

La demanda aumentó y la única oferta de calidad era la mía,los aranceles de embarque se dispararon, me hice de mucho dinero. Prácticamente todo la producción del país salía por mi puerto, incluidos los minerales extraídos de las minas Palmer.

Aproveché la desesperación en el mercado, para comprar los otros dos puertos principales, norte y sur. Hice un monopolio en el mercado portuario y nadie se atrevió a desafiarme.

Así, tras seis años de arduas operaciones, tuve el dinero suficiente para comprar todo lo que quedaba del alicaído Grupo Grimaldi. Mi primera adquisición había sido el puerto, y de a poco, comencé a adquirir las agrícolas, ganaderas, inmobiliarias, constructoras y finalmente, sus supermercados. Así, el holding pasó a convertirse en el Grupo Pfeiffer, el tercer poder económico luego de los Palmer y los Lancaster.

-Me es grato presentarles el día de hoy la nueva de imágen de los Almacenes Grimaldi... - hice la presentación del nuevo logotipo de los supermercados, competencia de Old Edward, propiedad de Antonio.

Ese fue mi primer triunfo, demostrarle a aquel hombre que soy capaz de alcanzarle, e incluso, si me da un poco de tiempo, incluso de superarle. Le golpeé en su rubro y lo último que hice, fue vetar la exportación de sus minerales a través de mis puertos. Puede producir todo lo que quiera, pero ¿qué hará si no puede venderlo? Aquí comienza esta guerra, una que prometo ganar.

 


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