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¡Lastimame! de todas formas estoy muerto en vida por 11nagisachan

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Notas del capitulo:

¡Vamos tírenme los tomates, lo merezco! ;( A continuación una explicación que debí dar hace mucho…

 Poco tiempo+ internet fuera de mi alcance+ clases y tareas=  actualizaciones tardadas

Pov Ritsu

 Ha mala hora me di cuenta de lo horrible que es ser usado por otra persona, cuando deje que hiciera lo que él quisiera no pensé en ningún momento que llegara a ser tan cruel, yo pensé saber lo suficiente con solo ver su mirada, ¿esa mirada en verdad la creí inofensiva? Si, fui bastante ingenuo al creer que solo jugaría un poco conmigo y ya.

 También fui un idiota al creer que no usaría mi cuerpo para su deleite, lo único para lo que tengo tiempo ahora es ser el muñeco que hace sus deberes, no es como en las películas, en este caso el no me pide con amabilidad que le haga un favor, simplemente me lleva al sitio que debe ser limpiado y hace una seña para que empiece a restregar, barrer, o lo que sea que tenga que hacer.

 Al salir de clases me lleva a su casa y empieza la rutina, ¿no es gracioso como desee tanto salir de la anterior para adentrarme en una peor? “Ten cuidado con lo que deseas, puede que se cumpla” ya no hago más que maldecir esa estúpida frase.

 Todo esto es mi culpa, tenía la certeza de que ese mensaje no fue borrado por mis manos y mucho menos malas intenciones, otra persona debería de estar lavando su ropa, acomodar sus desastres, hacerle de comer  y estar absorbiendo como esponja todos sus insultos cuando no puedes hacer alguna de las tareas que te manda. Pero como soy un estúpido sin remedio solo puedo aceptar sus maltratos y temblar sutilmente ante su semblante intimidante.

 Se supone que hace diez minutos el azabache debía venir a la entrada de la preparatoria para irnos a su casa, como es nuestra costumbre desde hace ya dos semanas, que fue cuando empezó todo este mal rollo… para mí, a él le divierte mucho verme como una maid o ama de casa extraña, gracias a Dios no me ha hecho vestir como una, pero nadie me asegura que no lo hará en algún momento.

 “oye” me saco de mi trance con un golpe en la cabeza, ¿costumbre? Si, le encanta golpearme, no muy fuerte pero lo hace.

 No dijo más, solo se me adelanto en la caminata esperando a que lo siguiera, que patético, ni siquiera mueve los hilos de la marioneta, ella hace lo que él manda por sí sola. Estoy muerto en vida, es suficiente con mirarme directo a los ojos, sin brillo y con miles de sombras flotando en el interior de color verde, que de lejos llama la atención pero de cerca decepciona.

 El camino es callado, ni una sola palabra sale de la boca de ambos, tenemos una relación que se asemeja a la de criado y amo, solo que en esta cuerda floja el que está en peligro de caer soy yo, soy el que se está mordiendo la lengua para no preguntar porque ese mensaje era tan importante, ¿porque estoy pagando esta cuenta?

 Me vuelvo un ocho dándole vueltas a un asunto del que hace poco soy esclavo, no lo disfruto, pero sí está logrando hacerme olvidar un poco lo que me dificultaba la vida en un principio. Tengo más tranquilidad en ese sentido, suelto el cuchillo con más facilidad en el momento que roza mi pecho, unas cargas se desvanecieron dándole lugar a las nuevas.

 “¡oye!” me quede atrás sumergiéndome nuevamente en mis pensamientos y no me di cuenta en qué momento llegamos a su casa, esa enorme morada que parecía una mansión por fuera, pero por dentro era una verdadera pocilga que yo estaba “obligado” a limpiar, no es mi deber, sino una broma que estoy dispuesto a seguir pintando de rosa y gris, cada día transformo mis penas en actos que hago a voluntad para parecer fuerte cuando ya no sé el significado de la valentía.

 Serré la puerta de cristal y madera blanca cuando los dos estábamos dentro, me quite los zapatos y él se sentó para que le quitara los suyos, solo lo hace cuando está cansado, y yo acepto.

 “ve a hacer algo de comer, yo me iré a dormir una rato, cuando esté listo el almuerzo solo entra a mi habitación y déjalo en el escritorio. Luego puedes irte, hoy no te necesito para nada más” esta era la primera vez que podía irme temprano en dos largas semanas ¿le pasara algo? No es que me preocupe, pero la curiosidad es algo que estoy acostumbrado a sentir en casos como estos, le encanta verme limpiar el suelo mientras me insulta todas las tardes y es extraño que hoy sea la acepción.

 Asentí moviendo la cabeza, sin duda alguna mi lugar favorito de ese lugar es la cocina, tan grande y lleno de ingredientes distintos, yo no soy un chef ni nada, de hecho mi relación con la comida no es buena pero ¿por qué no aprovecharía oportunidades como estas? No todos tienen el honor tocar un empotrado tan fino ni una estufa tan cara en su vida.

 Aunque casi siempre prueba mis platos con una mueca de repugnancia, acaba muy rápido los alimentos como para después decirme descaradamente que no le gustaron, eso me hace feliz, de una forma retorcida pero lo hace.

 El olor que emanaban las ollas por los vegetales y carnes me encantaba, últimamente mi madre a cocinado para mi volviéndolo una costumbre muy cálida que nos ha acercado mucho. Considero un talento que con solo morder pueda saber exactamente las cantidades de los diversos ingredientes para luego yo repetir el proceso y que los platos queden igual a los que probé, curioso y cierto, la primera vez en mi vida que puedo alardear de una cualidad.

 Cuando todo estuvo listo y servido me encamine a su cuarto para terminar con mi labor de hoy, teniendo cuidado en las escaleras y en el pasillo toque su puerta, me regañe mentalmente al recordar que no debí hacer eso, solo abrí la puerta encontrándome con el desastre que se hacía llamar recamara, moví los libros de su escritorio para dejar la bandeja y ponerme a limpiar un poco, no me lo pidieron pero algo me decía que hacerlo me serviría de algo, otra vez yo y mis extrañas conclusiones.

 Mientras yo me esforzaba por caminar en el suelo lleno de; libros, envolturas de dulces, latas de cerveza, cigarros, extraños y sospechosos trozos de pizza a medio comer podridas, cartas que por curiosidad abrí y me di cuenta de que eran declaraciones de chicas, además también avía… ¿cartas de poker? Si, cartas de poker. Cientos de cosas que solo guarde en un sitio a la vista, después solo busque una escoba y barrí un poco el sucio suelo.

 Me tarde una hora o dos pero nunca despertó, lo cual agradecí, de seguro se enojaría por no seguir sus ordenes, solo estaba ahí, durmiendo boca arriba sobre su cama con el uniforme puesto, se veía bastante atractivo e inofensivo de esa forma, cualquiera cae ante sus facciones masculinas y perfectas. Pero detrás de esa mascara es un controlador idiota, me doy cuenta de que no soy solo yo el que oculta miles de inseguridades detrás de más inseguridades, pero al menos yo no sé las he mostrado a absolutamente a nadie como él ha hecho conmigo.

 “bien ya está todo limpio, ahora si puedo irme” susurre abriendo la puerta con el cepillo de barrer aun en mano, voltee a mirar por última vez ese día la habitación de Takano y después me fui.

 Es tan difícil caminar sin rumbo, es tan mortificante saber que más allá de la nada solo hay más nada, desespera el hecho de continuar por algo que aun no se me ha presentado de manera tangible, que la mochila cada vez este más llena y nunca me dé el tiempo de aligerarla, todas esas cosas me complican más la existencia.

 Dudar cuando se trata de buscar una salida o quedarme en el agujero es bastante tonto ¿Por qué quedarme? Ni yo lo sé, el presentimiento de que en cualquier momento alguien o algo me saque de las tinieblas sin que yo mueva un dedo sigue pegado a mí como una segunda piel, todavía una pequeña pisca de esperanza deambula en los rincones de mi mente a diario para no olvidarla cuando todo se pone feo.

 En la mañana del sábado no había más que la luz del sol entrando por la ventana, tocando como el aire cada cosa que se encontraba en mi habitación, yo estaba recostado en mi cama, despierto, observando plácidamente el cielo azul, estos días me ha sido de mucha ayuda el mirar las nubes, me relaja de una forma que aun no comprendo.

 Puede que el color me transmita tranquilidad, o la nubes blancas moviéndose me quieran decir algo que aun no descifro, muchas cosas me llenan la cabeza de preguntas y esta por muy tonta que fuera forma parte de ellas ¿acaso más allá de este cielo azul se esconde algo, como yo lo hago? Tal vez por eso me gustaba tanto verlo, porque por más que observara y observara nunca veré con mis propios ojos lo que hay más allá, me recuerda a mi vida y eso me atrae.

 Cuando por fin término ese dialogo mental que fue de los pocos que logre resolver baje a desayunar, mi madre me esperaba sentada en la mesa con una sonrisa que devolví dejando de lado todos problemas y comer lo que ella preparo con cariño.

 En mi casa las cosas van mejor, no debería quejarme mucho, mi madre es más atenta, mi padre habla un poco conmigo cuando puede de trivialidades y el ambiente no se tensa a la hora de charlar sobre el pasado, ese pasado que no vivimos juntos a pesar de ser familia, pero que ahora en el presente intentamos aprovechar.

 “y bien Ritsu… ¿Cómo estuvo tu semana?” que pregunte ese tipo de cosas me demuestra lo dulce y maternal que puede ser si se lo propone ¿Quién no le contestaría? Yo ¿para qué molestarme en mentir?, y ¿para qué molestarme en decir la verdad si ambas cosas son un error pronunciar en mi caso? Es mejor callar.

 “…” abrí mi boca dejando escapar un suspiro al rendirme, se supone que estamos empezando a ser una familia de verdad y yo aun no logro asimilarlo, es muy pronto para esto y no es el mejor momento, pero… ella se está esforzando y no quiero tirar todo eso por el fregadero “no te mentiré, lo estoy pasando regular. No es como si tuviera amigos con los cuales vivir aventuras o algo así pero mis notas van bien, no te preocupes” ni verdad ni mentira, solo me dirijo a la deriva nuevamente.

 “¿no tienes amigos? Te la estas pasando mal entonces” levante mi mirada del plato y enseguida sus ojos me atacaron, su expresión de preocupación era realmente sincera.

 “te dije que no te preocuparas y es lo primero que haces, ahora entiendo lo que significa tener una madre, aligera los hombros, nada de lo que me pasa es tu culpa, los amigos no son algo que necesite” intente que mis palabras estuvieran llenas de confianza y un poco de ánimo, verla de una forma tan tensa me ponía incomodo.

 “Ritsu hijo, yo…” no por favor, no preguntes, no preguntes, no preguntes  “si no tienes amigos ¿Qué haces todos los días cuando sales de clases?” Dios ¿enserio tenía que responder?

 “yo” articular una respuesta era complicado, no le iba a decir que soy el esclavo de un patán y controlador, eso la destruiría y me causaría más problemas “le estoy pagando un favor a alguien” termine de comer y me levante para lavar el plato, ella aun no decía nada.

 “entiendo, solo espero que te agás amigo de esa persona, claro, si es que te trata como es debido” ¿seré un idiota o algo parecido? Es que no entendí nada de lo que me dijo, pero por lo poco que escuche me di cuenta de que en su frase había un doble sentido.

 No intercambiamos ningún otro comentario, solo enjuagamos los utensilios juntos para después dispersarnos por la casa. Como era sábado y no tenía tareas que hacer mi tiempo libre me ahogaba, no tengo a donde ir, ni una razón para quedarme. Una idea loca paso por mi cabeza, no es la mejor que he tenido pero no tengo nada que perder, lo peor que podría pasar seria que me gritara un poco y me mandara a casa, cosas que ya no me afectan.

 Cuando la puerta se serró empecé a caminar a su casa, hubo momentos en los que me detuve con la decisión de volver pero después de unos segundos la cobardía se esfumaba dejándome avanzar, fueron unas tres o cuatro veces las que por un momento girar y dejar la misión era una opción para mí, pero antes de poder llegar a la última vez el portón de esa enorme casa estaba frente a mí.

 ¿Qué iba a decirle? ¿Qué esperaba que respondiera? ¿Por qué me encontraba ahí? Más y más estúpidas preguntas que fueron ignoradas al momento de tocar el timbre.

 “Tal vez no esté” moví mis hombros con resignación pero antes de cruzar la calle el sonido del portón a medio abrir detuvo mi acción, ya no podía salir corriendo, entrar y enfrentarlo podía matar un poco el tiempo que tengo para derrochar.

 Llegando a la puerta esta fue abierta, su cara de resaca me helo la piel, parecía que dormir no le izo efecto alguno, sus ojos estaban rojos y ya sé porque, lo más probable es que en su habitación hallan más latas.

 “entra” yo obedecí, después de un largo camino imaginándome como me sacaría a patadas de la propiedad es el primero en hablarme y aceptar mi visita “qué bueno que viniste, yo te iba a llamar” ¿Qué? ¿Acaso le paso algo? Parece que sí, nunca me llamaría un fin de semana para nada.

 “¿enserio? ¿Por qué?” maldita curiosidad, cuando lo miro miles de preguntas llegan a mi cabeza haciendo que duela.

 “como me da flojera hacer algo hoy, tu aras todo por mí” idiota, tanto el por ser un patán como yo por aceptar sus tratos.

 “¿Qué quieres que haga?” entre a la sala y me di cuenta de porque estaba tan “cansado”, después de que me fui izo una fiesta “no respondas, empezare a limpiar todo esto” me agache para recoger algunas latas, él se sentó en el sofá y solo se dio la tarea de mirarme mientras yo hacia el verdadero trabajo.

 No hable con él en cuatro largas horas, lo único que hice fue limpiar y limpiar; recoger la comida tirada en el suelo, aspirar, sacar la basura y hacer el almuerzo, todo eso siendo seguido por esas orbes miel, que curiosamente nunca me incomodaron.

 “ya termine, toma” le deje la bandeja en la mesita frente al mueble del que nunca se levanto, no me despedí en ningún momento, lo deje comiendo y dispuesto a irme me puse los zapatos.

 “¡oye espera! ¡¿Cuándo te dije que podías irte?!” esta vez en verdad estaba cansado, yo vine por mi cuenta pero ya no podía más, quería irme ¿Qué quería si ya lo hice todo?

 “voy” pronuncie con cólera intentando no ser oído por él y no ser regañado gracias a mi comportamiento un tanto altanero.

 Me quite los zapatos otra vez y a paso lento entre a la sala, me miro enojado, pero no preste mucha atención y sentándome a su lado espere a que me diera otra tarea.

 Seguía esperando y no decía nada, era como si quisiera mantenerme ahí todo el día, como si al irme algo faltara. Nuevamente me di una bofetada mental por los pensamientos incoherentes y espere a su petición.

 “llévalo a la cocina y vuelve enseguida” ¿Qué está pasando? ¿Por qué no puedo irme?

 Como buen sirviente que soy lleve todo para fregarlo y luego volver, seguí sus estúpidas instrucciones al pie de la letra, sin cometer ningún error y aun así cuando lo mire seguía teniendo ese semblante de enojo que empezó a molestarme.

 “si tienes algún problema conmigo entonces déjame irme” exclame ya irritado por su extraña forma de actuar.

 “no, no tengo problemas contigo. Si te digo que te quedes no tiene que ser para que hagas algo” no entendí nada, mi cerebro no procesa absolutamente nada de las frases confusas que me entregan las personas hoy, todas significan algo que no logro descifrar y me frustra mucho.

 “¿entonces qué es lo que quieres?” pregunte volviéndome a sentar pero esta vez en el suelo.

 “quiero que hablemos” ya deja de hablar de esa forma, no tienes idea de cómo me confundes.

 “¿de qué?” si no hay temas que tratar con alguien que apenas conozco ¿para qué hablar?

 “quiero que me digas porque dejas que te trate como esclavo” fácil, no tengo nada que hacer.

 “¿solo eso? Bueno, porque no tengo nada mejor que hacer” sonó más patético en voz alta que en mi cabeza, en verdad soy estúpido.

 “¿enserio? Eso es patético” lo que digo cada día de mi existencia para mi mismo ahora lo declara otra persona, je, eso demuestra que ni siquiera puedo ocultar lo terrible y triste que es mi vida fuera de casa.

 “si eso es todo me voy” iba a levantarme pero sus manos sostuvieron mis hombros devolviéndome bruscamente a el suelo.

 “¿acaso no entiendes que aun no te dejare irte?” deshizo el agarre y respiro profundamente para continuar con la conversación “ahora es tu turno, pregunta lo que sea” sin entender nada aun decidí salir de una duda en ese mismo momento, por fin lo sabría.

 “¿Por qué ese mensaje era tan importante” debía preguntar, ansiaba saber la respuesta.

 En un fragmento de segundo, en el que no me percate de sus movimientos sus labios tocaron los míos. Me quede en shock, mis ojos se abrieron como platos ¿Qué es esto? Esa no era una respuesta.

 Por inercia mis ojos se serraron y mis labios se abrieron, ese era mi primer beso, el cual estaba lleno de preguntas, y que se suponía era una especie de respuesta que no lograba entender, ahora mi cabeza es un lío.

 Un juego, uno en el que su experta lengua saboreaba toda mi cavidad, la mía por otro lado seguía su paso dejándose llevar torpemente, se sentía bien, no, se sentía muy bien. Aquellos sonidos que causaba nuestra saliva mezclándose eran tan peculiares, pero a la vez tan melódicos.

 Cuando el aire nos empezó a hacer falta nos separamos, su risa me izo darme cuenta de que el color de mis mejillas cambio, la vergüenza y curiosidad me invadieron descaradamente, todo era más confuso que antes.

 “¡¿Por qué?!”Me tape la cara con las manos en un intento de esconderle todo lo que sentía a mi acompañante.

 “porque me gustas” ¡¿qué?! ¿ él dijo eso?

 “estás jugando ¡¿no?!” no podía pensar en otra cosa para excusar sus actos, quería creer que fueron descuidados.

 “Ritsu todo fue una mentira, no existe tal cosa del mensaje” todavía estaba en fase de proceso, ¡no puede ser que estas dos malditas semanas hayan sido por nada! y que ese mensaje por el que he esperado saber no exista, esto debe ser una broma de mal gusto.

 “¿mentira? ¡¿Todo fue una maldita mentira?!” enojo, esta era de las pocas veces en mi vida que lo siento con todas mis fuerzas.

 “por favor no te alteres, deja que te expli” me levante del suelo y camine a la salida lo suficientemente rápido como para no escuchar más a ese idiota ¿quien hace esas cosas? No tiene justificación alguna.

 Además si te gusta alguien te declaras y tratas a tu amante con cariño y amor, no lo vuelves tu esclavo y luego lo besas. Sus explicaciones me valen un carajo.

 Corrí a casa muy cabreado por lo ocurrido con Takano, enserio no había experimentado tanta rabia en mi vida, es increíble como mi estado de ánimo cambio de estar cansado, avergonzado y ahora molesto.

 

Ese idiota me izo pasar dos semanas llenas de trabajo y enredos emocionales para después decirme que ese ¡maldito mensaje! era una broma, todo por razones que desconozco y que prefiero no saber.

 “ese idiota” exclame mientras entraba a casa tirando la puerta y pisoteando fuertemente el suelo hasta llegar a mi cama, la molestia es demasiada, no entiendo porque estoy tan enojado, simplemente lo estoy.

 Ya era bastante tener que lidiar conmigo mismo para que él llegara y empeorara las cosas, con una supuesta mentira de la que he decidido no informarme.

 Descansar la mente es lo único que puedo y debo hacer en una situación como esta, serrar los ojos y relajar mi cuerpo sobre el colchón para olvidarme de todo durante la noche, algo que nunca se me ha hecho fácil pero esta vez curiosamente si lo fue.

 “solo… debo… dormir” dije débilmente mientras mis ojos se serraban lentamente, lo logre.

 Mis parpados empezaron a abrirse y dejar que la luz de la mañana llenara cada parte de mí. La noche se paso más rápido de lo que creí, cuando observe mi entorno me di cuenta de que seguía vestido con la ropa del día anterior, no me fue incomodo llevarlas puestas pero me recordaban a Takano y sus farsas por alguna extraña razón.

 Tengo pensado evitarlo en la preparatoria pero si él me busca será un problema que no podre solucionar fácilmente, además podría llamar la atención de mis chismosos compañeros lo que sería muy incomodo y no creo poder soportar si pasa muy seguido, tendré que pensar en algo mejor.

 Me levante y fui directo al baño para tomar una ducha fría que me quitara todas estas dudas que parecen estar incrustadas en mi piel, nunca por más que lo intente logro mantener la cabeza en blanco, que todos los pensamientos de vallan sin necesidad de darles tantas vueltas, es algo casi imposible para mí.

 El agua cayendo de la regadera tocando mi piel me calmaba, tan fría y húmeda, se sentía muy bien… como el beso de ayer… ¡¿ah?! ¡¿Quién me dio permiso de pensar esas cosas en un momento como este?! ¡No puede ser que inconscientemente busque recordar todo eso! Yo no soy así.

 Serré la llave con rapidez para ir a secarme y cambiarme de una vez, si seguía ahí lo más probable es que termine masturbándome o algo de ese estilo, no quiero hacerlo pero me dará ganas en algún momento.

 Al bajar a la cocina casi caigo de un tropiezo e la escalera por distraído, este día seria largo. Mi medre no estaba en casa porque trabaja durante las mañanas los domingos en el hospital, un alivio, no me preguntaría que fue lo que paso , estoy seguro de que escucho el azote de la puerta cuando llegue ayer.

 El desayuno lo tome solo, cosa que agradecía internamente, no tendré que lidiar con sus monólogos de madre atenta y preocupada, esos que tanto deseaba tener y ahora me dan igual, soy de lo peor.

 Mis problemas vistos de un punto más adulto y maduro parecen estúpidas estepas de la adolescencia, pero mi punto de vista no es ese, tal vez por eso no he dejado de creerlos verdaderamente importantes, tengo el presentimiento de que en algún momento todos desaparecerán por alguien o algo que los ara fluir, no sé quién o de qué forma pero ocurrirá y algo me dice que no estaré listo y actuare muy mal ante la situación, pero eso no ha ocurrido así que puedo sentirme “seguro” aun.

 Nuevamente me encontraba con un día completo para desperdiciar, pero esta vez no se me ocurrirían estúpidas ideas, puede que ya no esté tan molesto pero sigo bastante confundido, no lo entiendo ¿si le gustaba en un principio porque tenía que armar una farsa y complicarme la vida mucho más cuando ya estaba lastimado por dentro? Pero esa pregunta me lleva a otra ¿Por qué carajo acepte? En un principio pensé que era para divertirme y olvidarme de unas cosas preocupándome por otras, y ahora me doy cuenta de que fue una estupidez.

 “que aburrido” susurre para mi mismo recostando mi espalda en el sofá de la sala, encendí la televisión y con fatiga cambie los canales buscando algo que llamara mi atención, en estos momentos me pregunto ¿Por qué no soy de esos alumnos que torturan con tarea? Si fuera así, tendría algo importante que hacer, no estaría haciéndome preguntas mentales, como ahora.

 De repente el timbre sonó trayéndome a la realidad, me levante y vi por el ojo secreto de la puerta, ¡¿Qué hacia el aquí?! Mi frente se humedeció por el sudor ¿Qué hago? ¿debo abrir?...

 

 


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