Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Juego De La Oscura Pasión por MeikoShion

[Reviews - 51]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Jaja, me estaba atrasando mucho. Dx 

Estoy en tormentosas pruebas, y aquella es mi justificación D: 

Bueno, para no extender esto, explicaré abajito toodo~

¡Disfruten!

 

V

Progresos Complicados

 

Entregar el informe.  Odio ser yo quien lo haga, porque normalmente es Touko quien se encarga de ello. Bueno, supongo qué no me hará mal ir a entregarlo yo después de tanto tiempo.

Quizás mi monótona vida por fin se ha topado con algo interesante, bueno, alguien interesante. Es ese chico bellísimo de ojos verdes y cabellos purpúreos.

Es una situación ridícula, pero no puedo sacarlo de mi mente. Me tiene cómo loco. Eso es muy notorio en esta circunstancia, porque ahora mismo estoy sentado en una de las sillas que conforman la ordenada y elegante oficina de Chitoge, y yo sigo pensando en él.

La muy maldita no se encuentra ahora mismo, y me estoy desesperando. Es irónico, porque ahora mismo recuerdo que es ella la que insiste que estoy enojado con su persona y que por eso nunca vengo a verla para entregar el informe.

Río, reconociendo que lo que ella quiere de mí definitivamente no es el informe. Y no sólo por eso, sino, por todas las mujeres que me rodean. ¿Qué mierda me ven? Es decir, ¿ahora todas las mujeres se dejan llevar por el físico de un hombre? En mi opinión tengo la peor de las personalidades, y nadie parece notarlo.

Por eso, hace algún tiempo le mentí a todos que me gustaban los hombres. Con tan sólo recordar el rostro desilusionado de todas, podría reírme un buen rato.

E incluso, en aquella ocasión, Touko me dio uno de esos golpes mortales que me lanza sólo cuando hago una estupidez. Y claro que no me golpeó por decir que me gustaban los hombres, sino, por que era mentira y es lo que más odia en este mundo.  Bueno, valió la pena recibir ese puñetazo, porque desde ese día las invitaciones y cartas de amor disminuyeron considerablemente. Aunque nunca faltan aquellas locas que nunca se rinden  y ese es el caso de Chitoge, la que pueda ordenarme lo que se le plazca en alguna misión. Chitoge tiene cabellos color verde agua y sus ojos son del mismo color, es alta y de piel clara.  

Ella es hermosa, pero sinceramente, no es mi tipo.

De hecho, hasta creo que va a regañarme, porque en la misión de la otra noche, ella sólo me envió a matar a aquellos frailes que estaban conspirando en contra de La Unión Sagrada, no a todos. Pero bueno, no creo que me importe menos que a ella.

—“¿Tamiya?”— escucho mi nombre, y en efecto, es ella.

Se sienta en su negro sillón, y sonríe de esa forma que cautiva a todos, menos a mí.

—“Oh, sí. Soy  yo”— respondo con ironía, ya con ganas de irme.

Para no alargar las cosas, saco el informe de la carpeta que muy cuidadosamente Touko ha escrito. Se lo entrego, esperando a que lo tome rápidamente y me hable de una maldita vez para irme.

—“Quería hablar contigo sobre esto”— susurra, y se cruza de brazos.

—“Lo siento mucho”— recito indiferente, ya anticipándome ante la buena reprendida que me va a dar. Bueno, realmente ni me importa.

Y cómo Chitoge ahora mismo va a darme un discurso de “que no puedo hacer lo que se me dé la gana en una misión”, es que ya me preparo para dormir, pero no esperaba que de una carpeta llena de archivos, tomara una fotografía y me la enseñara.

Estoy perplejo, no puede ser. Hay un chico en la fotografía.

Ese bello muchacho es… es Mitoki.

Estoy increíblemente sorprendido, pero soy tan buen actor, que simplemente he mantenido mi fisonomía estoica. Hasta ella debe pensar que no tengo idea de quién es el chico en la fotografía.

Si tan sólo supiera que lo conozco en todos los sentidos. Y cuando digo en todos… es EN TODOS.

Ah, mierda, no te despistes Tamiya. Chitoge no es de fiar y no puedo bajar mi guardia.

—“¿Qué pasa con aquel chico? ¿Debo matarlo?”— pregunto impasible, sin apartar la mirada de la fotografía.

—“No. No debes matarlo”— asegura ella y me entrega la fotografía —“¿Por casualidad lo viste cuando mataste a todos? Por cierto, no fue lo que te ordené”— como respuesta me encojo de hombros.

—“No. Nunca me paro a ver a quién voy a matar. Y sobre lo otro ya te dije que lo siento”— no, realmente ni me siento arrepentido.

Miro otra vez el retrato, afirmándome que definitivamente Mitoki es perfección. Hasta en fotos se ve muy hermoso, y eso que tal parece que lo retrataron desprevenido, porque ni siquiera está mirando a la cámara.

Coloco con cuidado la imagen en el escritorio. Maldita Chitoge. No sabe lo mal que me pongo con verlo, hasta me dan ganas de regresar a casa sólo para besarlo.

—“Te estarás preguntando quién es él. Él es Mitoki Halthcliff Val’de Mours, el prometido del Gran Fray”—

Disimuladamente aprieto los dientes. Eso ya lo sabía, pero me irrita que me recuerden que soy tan desgraciado y que ese maldito me ganó la mano de Mitoki.

—“¿Por qué me estás diciendo esto a mí? ¿Sucedió algo con él?”— pregunto, fingiendo completa ignorancia sobre el tema.

—“Es qué… el Gran Fray lo está buscando. Al parecer él estaba entre los frailes en el Sagrado Convento.  Pensaban que él también murió en el “misterioso” atentado, pero… no lo encontraron. En cambio, hallaron su ropa… llena de sangre. Eso me hace pensar que tal vez logró huir, pero… que algún ente o animal lo atacó en el bosque que estaba cerca del lugar.  Existen mucha sangre y marcas en la tierra boscosa que no puedo pensar de otra forma”— informa, pensativa.

 Me estoy muriendo a carcajadas internamente, y es que ni la increíble e inteligente Chitoge puede contra mí. Le he hecho creer con la falsa evidencia, la escena que en mi mente maquiné. Ni siquiera los más grandes investigadores podrían encontrar falsedad en las pruebas, claro que no, porque yo las he creado y al parecer han dado buenos resultados.

 —“Tal vez”— apoyo su razonamiento —“De otra forma no hubiesen hallado tales marcas que mencionaste”— sigo avalando sus teorías, para que crea mis falsas pruebas.

—“Pero bueno. Al parecer el tema no involucra a La Unión, o no del todo. Gracias por hacerme sentir segura de mis hipótesis”— sonríe y su mano que estaba sobre el escritorio tamborileando, se desliza justo hasta quedar sobre la mía.

—“No es nada”— respondo, notoriamente incómodo, porque nunca sé cómo debería reaccionar ante estas situaciones.   

La puerta se abre de golpe, mostrando a Touko ligeramente irritada. Ni siquiera se molestó en tocar antes de pasar, pero eso a mí no me fastidia, de hecho me divierte y más por el mohín de disgusto que ha esbozado la muchacha de cabellos color verde agua.

—“Las puertas existen para respetar la privacidad, ¿no lo crees, Touko?”— pronuncia con ironía y bastante enfadada Chitoge.

Touko sólo se encoge de hombros, lanzando una disculpa que parece más mía qué suya, por la falta de importancia que le ha restado a la amonestación.

—“Es por una razón importante”— continua, y sonríe de esa forma que no me gusta, porque se parece a mí, nada bueno esconde —“Nos gustaría hablar con Tamiya”—

¿Nos? Antes de siquiera poder distinguir la otra presencia que supuestamente acompaña a Touko, es que el aire se escapa completamente de mis pulmones.

 Volteo completamente hacia Touko y su acompañante, sólo para que Chitoge no me vea boquear como un pobre pececito desdichado que ha sido sacado del agua.

Es Mitoki, ¡Maldita sea, es Mitoki!

¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué planea esa enana loca? ¡¿Ahora qué voy a inventarle a Chitoge?!

Chitoge ladea la cabeza, completamente enfadada y confundida.

—“¿Tamiya no te había hablado de él?”— pregunta con ironía Touko —“Él es Kiryl Astăzi Di Călugărul, el prometido de Tamiya”— recita sonriente, cómo si hubiese practicado muchas veces el cómo decirlo.

No he apartado mi mirada asombrada de ella, y Mitoki tampoco. Ahora si me fijo bien, el anterior anillo de compromiso ha sido suplantado por uno distinto.

Me  siento un poco mal por mi hermoso Mitoki, al parecer Touko lo ha engañado para llegar, porque tiene cara de salir corriendo, pero no lo hace para no levantar sospechas.

—“Oh, sí. Él es mi prometido”— empiezo con mi actuación, que no es del todo mentira. De todos, no tenía en mente casarme, pero si es con Mitoki, aceptaría ese mismo día.

Me acerco hasta él y lo abrazo, tomando el pequeño objeto que la enanita aprieta en su mano. Mitoki me pellizca, está completamente encrespado y no puede decir nada para defenderse.  Cuando volteo, observo casi  impresionado la fisonomía de Chitoge… jamás había visto un rostro tan turbado.

Quiero reírme.

Voy a reírme.

Pero en lugar de reírme, aclaro mi garganta y tomo asiento nuevamente.

—“¿Por qué no me dijiste?”— susurra Chitoge, completamente ofendida.

Yo sólo me encojo de hombros y guardo la carpeta en mi maleta. Disimuladamente, me he colocado el anillo que Touko me ha pasado.

—“Nosotros ya no molestamos”— dice alegremente Touko, halando a Mitoki hasta la puerta —“ Y traje a Kiryl, para que no olvides que tenemos planes luego de esto”— me guiña un ojo y sale junto al bello Mitoki, mi ahora prometido.

Regresamos a la pregunta de Chitoge. No tengo idea de qué responderle.

—“No quería molestarte. Todo este tiempo has estado muy ocupada”— respondo, tomando el papel de la víctima.

—“¡S-Sí! ¡Lo estaba, pero…!”— se cubre la boca y sus irises siguen encogidos —“¿Pero cuándo? ¡Tú… tú eres ajeno a las emociones! ¡¿Cómo es posible que tengas un prometido?!”—

Arqueo ambas cejas, porque no me está preguntando, sino, me está reclamando. ¿Qué le sucede? Bueno, supongo que esto supone un buen impacto psicológico, y no la culpo.

—“¡¿Qué no recuerdas  que está PROHIBIDO enamorarse?!”— demanda, golpeando el escritorio —“¡Debes terminar con él AHORA MISMO!”—  respira agitada, furiosa. ¿Qué le pasa? ¿Qué rompa el compromiso que mi hermana me ha regalado?

Lanzo una risita cargada de ironía. De hecho, reiría más fuerte, pero no le faltaría al respeto nunca a una mujer.

—“No puedo romper mi compromiso por la primera regla de La Unión, Chitoge. Él es un humano y no está involucrado para nada con La Unión. De hecho, haberlo traído es un riesgo para él, porque no debería implicarse con asuntos peligrosos”— la miro de reojo.

Pobrecilla, tiene cara de querer llorar. Pero no voy a consolarla, porque eso sería darle falsas esperanzas.

—“¿Por qué te gusta?”—  pregunta, en un susurro quebrado —“Es un chico, ¿qué no lo ves?”—  musita, con rabia en la frase.

—“Sí, un chico muy hermoso, por cierto”— cruje los dientes, y otra vez reprimo mis ganas de reír —“Bueno, espero no haber causado tantos inconvenientes con la misión de ayer. Cuídate Chitoge…”— me levanto, por fin para marcharme de este ambiente tan tenso.

—“¡Espera! ¡No puedes irte!”— exclama, y no me detengo, hasta quedar frente a la puerta.

—“Lo siento. Ya los oíste, tengo planes”— le sonrío, y procedo a salir del lugar.

Una vez afuera, suspiro. ¡Dios, qué mujer tan fastidiosa! Es normal verla tan cercana, pero la forma en la que me cuestionaba era digna de una acosadora. ¿Romper mi compromiso con Mitoki? ¿Justo cuando la suerte me sonríe? Debe estar bromeando.

Bueno, no le doy importancia. Ahora las cosas marchan mejor de lo que pensaba. Todos creen que Mitoki ha muerto y Touko ha conseguido darle una identidad falsa, que muchos problemas nos han ahorrado, además de conseguirme un compromiso con Mitoki, que aún sabiendo es falso, me hace increíblemente feliz.

¡Justo de quién hablaba!

Camino hasta la salida, y lo veo ahí, tan hermoso y perfecto como sólo él puede ser, arqueando una de sus perfectas cejas y cruzado de brazos. 

Sonrío otra vez, probablemente como un idiota, y me acerco. No hacen falta explicaciones de porque está enfadado, pero sólo por oír su melodiosa voz es que le pregunto.

—“¿Sucedió algo?”— e incluso, he preguntado con inocencia, fingiendo ser ajeno a la situación. No sé porque Touko no se encuentra aquí, pero creo que un ratito a solas no nos haría mal.

Tan sólo rueda la mirada y pasa por alto mi pregunta. El momento en que cruzamos miradas, desvía su rostro, tirante.

—“Si me besas, voy a morderte”— me advierte, y luego se muerde el labio inferior. ¿Está haciendo eso a propósito? ¿Cómo demonios quiere que resista? Maldito seas Mitoki, por ser tan perfecto y por tener tal efecto hipnótico en mí.

Su amenaza se debe a que conoce claramente las consecuencias de rechazarme; por ejemplo una de ella es que sospechen nuestra eventual relación. Él no puede apartarse de “un acto cariñoso” porque eso levantaría desconfianzas sobre nuestro reciente compromiso.

Pero pensándolo bien, una mordida no suena nada mal, así que lo atraigo hacia mí, tomándolo de la cintura.  Me mira de una manera tan intensa, sus bonitos y enfurecidos ojos otra vez me hace delirar.

—“¿Puedo besarte?”— cuestiono, aún sabiendo que si su respuesta es negativa, lo haré. Continúo acercándome, y él, en un intento vano de apartarme, posa sus manos en mi pecho. 

—“N–no. No… puedes”—  suspira contra mis labios, y lo apegó más hacia mí, aunque resulte un poco imposible estar más juntos.

Unimos nuestros labios y suavemente mi lengua se desliza dentro de su boca, sintiendo la calidez ajena, como su lengua se enreda con la mía.  Me estoy quedando sin aliento.

Cuando apenas nos apartamos un poco, lame mis labios y tira suavemente de mi labio inferior, hasta hacerlo sangrar.

Lo miro perplejo. ¿Qué está sucediendo? Mitoki ayer era un chico bastante tímido y hasta estaba asustado. Ahora, se ve altivo y tiene el control total de la situación.

Mierda. Creo que ya se dio cuenta que me puede manipular como se le plazca.

Me besa una última vez, y se separa sonriente, lamiendo un poco de la sangre que ha quedado en sus labios deseables.

No puedo moverme y  ni siquiera acercarlo otra vez hacia mí para robarle otro beso, porque debo admitir que en estos momentos estoy perplejo, nadie me había dejado tan hambriento, como Mitoki lo está haciendo ahora. Me acaba de excitar levemente con ese beso que no duró más de cinco malditos minutos. 

—“Es un castigo”— musita, respirando agitado aún y completamente ruborizado —“Tú me estás robando besos siempre”—

Involuntariamente, otra vez esa sonrisa estúpida surca mis labios, haciéndome mirarlo con admiración, con una fascinación increíble, que ni las pinturas más sublimes me han hecho esbozar. Seré idiota, pero un idiota con suerte. Puedo darme cuenta de eso, cuando recuerdo que tuve la dicha de encontrar a Mitoki aún respirando entre los cadáveres que maté con la mera intención de salir de mi aburrimiento.

—“Me encantan tus castigos”— admito, sin dejar de sonreír —“Me encanta todo de ti”— la sonrisa se quiebra, después de musitar eso.

—“¿Qué sucede?”— cuestiona, en un dulce susurro.

Esboza una mirada culpable en su perfecto rostro. No, no es por él por quien estoy así. De hecho, desde que apareció no ha dejado de robarme una sonrisa tras otra, pero ese no es el punto. El punto es que no había meditado con detenimiento lo que pasó entre nosotros, yo sólo tuve suerte de conocerlo. ¿Qué hubiese pasado si mi maldita suerte no me hubiese permitido verlo? Hacerme esa pregunta me hace sentir horrible, y aunque es algo tarde para cuestionarme eso, no puedo evitarlo, no ahora que mi mente se ha planteado una pregunta inútil, que no hará más que preocuparme.

—“Yo te hice daño”— reflexiono por fin, hablando conmigo mismo, pero, claramente refiriéndome a Mitoki.

¿Y qué conseguiré con eso? Ni la más sincera disculpa va a regresar el tiempo. Nada va a regresar el tiempo. Pero… entonces, ¿Por qué me siento de ésta forma?  

—“Pero…”— interviene él, algo inseguro —“Pero igual ahora estoy bien. Además…”— me mira fijamente, mientras sonríe de una forma terriblemente encantadora, que me roba el aliento —“Yo te golpeé cuando nos encontramos la primera vez, ¿recuerdas?”— ríe dulcemente.

Sonrío divertido, por supuesto que lo recuerdo.  Mitoki parecía frágil y delicado, hasta que me lanzó ese golpe. Tiene la mano muy pesada, pero no era algo que yo no podía soportar, de hecho, el dolor se esfumó cuando me admiré más y más con su extraordinaria belleza.

Aunque no hay punto de comparación entre el golpe qué él me dio y entre la muerte que casi yo le doy.

—“Me golpeaste porque te besé, ¿recuerdas?”— justifico aquel buen puñetazo que me plantó en el rostro, cuando nos conocimos recién. La ironía con la que he respondido, pareciese más como si quisiera que él me odiara, aunque es lo menos deseo en el mundo.

—“Pues… a mi no me disgusta que me beses”— suelta, ruborizándose cada vez más y más, a la vez que roza con la yema de sus dedos el anillo de la mano opuesta  —“Me tomas desprevenido, eso es todo”— finaliza, dándome la espalda.

 ¿Lo ha dicho por lástima? Tal vez.

¿Por qué no está enojado, cómo un humano normal lo estaría? ¡Casi lo mato!

—“Sobre nuestro compromiso”— susurra, aún sin voltear.

—“Descuida, sé que es falso”— me ha dolido decir eso.

—“De todos modos, Touko planeó un movimiento bastante ágil”— ahora se gira, mientras comienza a remover el anillo de su dedo, enseñando una marca situada justo en la zona donde va colocada la sortija.

—“¿Él lo hizo?”— intuyo con rabia al instante, harto ya de que ese tipo trate de arrancarlo de mi lado.

Asiente cabizbajo, volviendo a colocarse la plateada argolla, tapando por completo esa marca en diminutas letras del lenguaje demoníaco antiguo.

¡¿El lenguaje demoníaco antiguo?! ¿Qué hace Mitoki con ese tipo de escritura en su dedo?

—“Déjame explicarte”— me pide, con la voz temblorosa —“Yo fui obligado a casarme con el Fray por todos. Por… por El Sagrado Convento, por La Orden De La Santísima Abadía, por mis… ‘padres’”— su voz suena más quebrada que antes.

—“¿Por qué?”— mi susurro es quebrado, también.

—“P-Porque… soy una herramienta para mis ‘padres’. Escucha, es difícil aceptar pero… yo soy un espía, de mis ‘padres’ principalmente. Toda la información que he conseguido para La Orden De La Santísima Abadía, igual es para mis ‘padres’. Yo, sé como destruir a La Unión y a La Orden, con la información que tengo. Es por eso que me comprometieron con el Fray, para espiarlo”— pronuncia con la más lacerante tristeza que jamás he sentido en mi vida.

¿Qué  fue lo de recién? ¿Mitoki es un espía? De sus… ¿‘padres’? ¡Demonios! Apenas puedo digerir todo lo que me ha contado.  

—“¿Por qué me estás contando todo esto? ¿No es La Unión también uno de tus enemigos?”— estoy actuando apacible. No es así como estoy. Estoy asustado. Es peligroso que Mitoki tenga esa información. Muy peligroso.

—“Yo no tengo amigos, ni enemigos”— sonríe melancólicamente, mientras se abraza a sí mismo —“Mis ‘padres’ son los enemigos de ellos, yo no. Y… te estoy contando esto, para que sepas que es peligroso involucrarse conmigo. Rompamos el compromiso,  huye lejos y a tiempo, por favor, pretende que nunca me conociste. Es la única forma en la que te puedo salvar”—

—“¿No recuerdas lo que te dije? Ya es tarde. Estoy enamorándome de ti irremediablemente”— otra vez planea huir, por eso, tomo su muñeca, halándolo hacia mí.

—“¿Por qué eres persistente?”— musita con sus ojos verdes cristalizados, mientras aprieta los dientes —“¿Sabes lo que va a pasar cuando nos descubra, cierto? Estarás en grandes problemas y…”—

 —“Yo sé que no te gusto y por eso estás huyendo”— rebato, reconociendo que definitivamente es la razón por la que no quiere estar conmigo.

—“¡Eso no es…! ¡Eso no es cierto, estúpido!”— exclama en un sollozo, mientras me da una bofetada.

En lugar de enojarme, sólo lo miro perplejo.  ¿Me acaba de golpear? ¿Él? ¿Ese chico de aspecto y voz seráfica?

—“Sí no me gustaras… yo… no lo hubiese hecho contigo. ¡Te dije que era mi primera vez, y por esa misma razón, quise que sea especial!”— me grita, completamente ruborizado. Sus dulces labios le tiemblan, y yo, yo sigo como estúpido, mirándolo enajenado —“Yo te elegí a ti,  porque… eres muy guapo y… porque me trataste como nadie me trató jamás en mi vida. Tú me trataste como si realmente entendieras que yo también tengo sentimientos”—

—“Entonces, ¿por qué quieres dejarme?”— he logrado articular apenas esa frase. El corazón me va a explotar.

—“Siento el deseo de alejarte para que no te hagan daño. Estás algo loco, pero me encanta tu actitud y tu… físico”— confiesa, desviando su rostro. Tanto rubor ahora hace que parezca que tiene fiebre.

Suavemente vuelvo a sonreír y lo abrazo con cuidado. Él es mío y yo soy suyo. Somos el uno para el otro.

Me alejo un poco de Mitoki, y sostengo su pálida mano entre las mías.

Me arrodillo frente a él, con devoción, y beso su mano. Apenas levanto la mirada, para enfrentarme a la perfección de todo su ser.  Y cómo lo suponía, su rostro perplejo y ruborizado lo hacen ver tan… precioso.

¿Por qué Mitoki es tan hermoso? ¿Por qué tiene esa actitud agridulce que me enloquece? ¡Me tiene maravillado!  

 —“Para mí, protegerte será un honor. Por favor, permanece a mi lado”— mi juramento y mi ruego; lo que más deseo en dos frases distintas. Quiero que me acepte, aún si nuestro compromiso es una mentira, y aunque es doloroso, quiero que se quede conmigo.

Ahora él está… ¿llorando? Aunque ese llanto no para, se forma la más dulce y sincera sonrisa que jamás presencié.
Él está agradecido, y esa bella sonrisa que me ha regalado, es muchísimo más de lo que merezco.  También se arrodilla y me abraza, pareciese más que le hubiese pedido matrimonio, a que le acabo de jurar por mi vida que lo voy a proteger. Bueno, para mí es lo mismo.

—“Eres tan terco”— reprocha, con su susurrante hermosa voz.  Sólo sonrío como respuesta, besando su frente.

Ha sido un mal lugar para discutir. Porque… cuando miro con el rabillo del ojo en aquella esquina, puedo ver a Chitoge abandonar el lugar. Mierda… ¿habrá escuchado algo? Por la distancia, lo dudo… pero, ¿y sí usó algún poder que le permitiera escuchar? Por ejemplo, la capacidad de escuchar a largas distancias, como lo tiene una amiga cazadora llamada Himei. No, lo dudo.  

No voy a amargarme la vida con eso, no cuando Mitoki ha aceptado quedarse conmigo.

Esa es razón suficiente para que me olvide de todo, como usualmente lo hago.

Sí tan sólo todo pudiera mantenerse estático, Mitoki, ¿te quedarías a mi lado para siempre…? 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Un capítulo bastante largo~ Pero odio separar los caps, lo siento. n.nUU

Ya que hay lectores de Mi Mejor Venganza: Amor, ¿les gustaría que en las notas finales les vaya contando cosas de aquel fanfic? Les prometo que será divertido, hay un montón de cosas que oculta aquella desequilibrada autora xD. Lo haré a partir del siguiente cap. Es que estoy muy atareada. n.nUU

Por cierto, ahora... como Nickyu anda de vacaciones (suertuda D':), estaré actualizando después de que ella suba 3 caps, así que muy pendientes. ;) 

Muchas gracias a: Nickyu y a LoshiieKT, por sus hermosos reviews ♥ 

Cuídense mucho mis bombones, y no se olviden de comentar, que me alegra bastante y no toma mucho tiempo C: 

Meiko Shion


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).