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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

Hola, espero este capitulo sea de su agrado, besos!!

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Draco no tuvo idea de cuánto se tardó, solo se durmió sin sentir cuando regresó; solo supo que al despertar al día siguiente, su marido estaba dormido junto a él, ambos bajo la misma manta y completamente desnudos.

-Mierda… -masculló recordando con vergüenza la noche anterior, se giró dándole la espalda a Harry cuidando de no despertarlo, entonces sintió una mano colándose entre sus nalgas- ¿¡Qué diablos…?! –exclamó alejándose de él- ¿¡Qué diablos te pasa?!

            -mmm…

            -Idiota –masculló levantando las mantas.

            -No te levantes.

            -¿Eh?...

            Entonces Harry abrió los ojos y dijo:

            -He dicho que no te levantes.

            -Pero ya amaneció, son las siete de la mañana, Minerva no tarda en entrar con el desayuno –respondio levantándose.

            -Ella ya me ha visto con mis concubinas, no importa… acuéstate.

            -Pero…

            -O vienes o voy por ti.

            Draco se quedó de pie, viendo que Harry lo miraba con evidente impaciencia.

            -¿Y para qué?... ¿no dijiste que primero le preguntarías al doctor?

            -Así es.

            -¿Entonces? –dijo viendo la evidente erección que se alzaba en la manta.

            -No tengas miedo, no voy a montarte, solo quiero disfrutar tu cuerpo.

            -¿Qué?

            -Draco, por última vez…

            Torciendo la boca y exhalando un suspiro, Draco no tuvo más remedio que regresar a la cama, en donde Harry de inmediato se le encimó.

            -mmm… delicioso… -murmuró lamiendo su cuello y pasando su mano por su cadera y torso mientras que con la otra se sostenía sobre él- abre las piernas…

            -¿Para qué? –preguntó con el rostro a un lado.

            Impaciente, Harry se las separó con una rodilla y se acomodó entre ellas disfrutando sentir el pene de Draco contra su vientre.

            Draco en tanto sentía angustiado el pene erecto de Harry frotarse con el suyo mientras sus manos acariciaban su cadera y torso.

            El príncipe se dio vuelo acariciando el cuerpo del doncel, su mano recorrió el muslo hasta llegar a sus nalgas y pasar sus dedos entre ellas, tocando con las yemas el ano, deseando como nunca entrar ahí, pero solo lo acaricio y luego siguió pasando sus manos por las largas piernas; pero hubo un momento en que tuvo que dejarlo para masturbarse y acabar en la pierna del rubio, quien hizo un gesto de asco al sentir el líquido caliente en su piel; Después Harry se dio la vuelta y se durmió.

            Draco entonces pudo levantarse y correr al baño a bañarse, luego salió de la habitación solo con su bata de baño, pues no quería despertarlo si se vestía dentro.

            A las nueve de la mañana, llego Minerva con el desayuno.

            -Buenos días querido.

            -Buenos días –respondio tumbado en el sofá.         

            -Puedo ver que te fue bien anoche, no tienes esa cara de dolor de la vez pasada.

            -¡No, deja que te cuente! –exclamó haciéndole señas para que se acercara.

            Sonriendo como si fuera su cómplice, Minerva se acerco de prisa y se sentó junto a él.

            -¿Qué pasa?

            -Anoche no hicimos nada.

            -¿En serio? ¿Pero porqué? Se supone que iba a tomarte todas las noches.

            -Sí, pero… -dijo un tanto dudoso de cómo contar su propia reacción- anoche pudo ver que eso que me iba a hacer, de verdad me estresa.

            -¿Y luego?... ¿a poco fue muy amable como para aceptar un “no” por respuesta?

            -Pues aunque no lo creas sí, dijo que de cierta manera entendía mi punto.

            -¿En serio?

            -Ajá… pero dijo que le preguntaría al doctor.

            -¿Sobre qué?

            -Sobre mí… el porqué duele tanto; digo, a las chicas tal parece que no es tan grande la molestia por lo que pude ver.

            -Pues no, realmente no… ¿de verdad te es muy doloroso?

            -Sí, la verdad es que la primera vez me hizo gritar como poseído ¡y no quiero que le cuentes eso a nadie!

            -No lo haré, lo juro –respondio con aire ofendido.

            -Pero cuando me desvirgó, creí que me moría… en fin, me sorprendió al ser tan considerado, no es que yo no lo merezca, merezco eso y más, pero me sorprende que haya hecho eso cuando ya me la había advertido.

            -Pero es bueno ¿no?... eso demuestra que le interesas.

            -Pues es lo menos que puede hacer, tampoco es para tanto.

            -Tú esposo es bueno y considerado, deberías respetarlo más y cumplir con tu obligación.

            -¡Ay Minerva, no jodas con eso!      

            La vieja sierva no se molesto por lo dicho por el doncel pues ya se había habituado a su manera de hablar.

            -Yo puedo entenderte todo lo que quieras, pero la realidad no es la que hay en tu cabeza, la realidad es que tienes un marido y tu obligación es darle un hijo, debes acceder a sus deseos de hombre y debes agradecer que tome en cuenta tus molestias.

            -Pensé             que estabas de mi lado.

            -Y lo estoy mi niño, pero veo que tardas mucho en despertar y darte cuenta de las cosas –dijo poniéndose a servir la mesa.

            Draco ya no dijo nada, solo se tumbo en el sofá pensando en las últimas palabras de Minerva… ¿de verdad necesitaba despertar?... ¿realimente no llegaría a ningún lado pensando así?

            -No puedo ser de otra manera –dijo finalmente- no puedo.

 

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            Esa tarde, Harry fue a visitar a Dumbledore para preguntarle acerca de su concubino.

            -Pasa Harry, que alegría verte, has estado muy ocupado ¿no?        

            -Sí, la verdad es que si.

            -¿Y te sientes mal, estás enfermo?

            -No, es por otra cosa lo que me trae por aquí.

            -Pasa, siéntate mientras guardo estos papeles.

            Harry tomó asiento frente al escritorio y espero a que el viejo medico terminara.

            -Listo –dijo Dumbledore sentándose al fin prestándole toda su atención- ¿en qué puedo ayudarte?

            -Es mi concubino.

            -¿Sí?

            -El pues… bueno, la noche de bodas fue algo inesperado.

            -Pude darme cuenta al ver tu cara.

            -Sí, pero ese no es el punto, el caso es que cuando lo penetré le dolió muchísimo.

            -Lo imagino.

            -Y cuando tomé su virginidad fue peor, gritaba y se resistía como loco.

            -Es normal, así es la primera vez.

            -Pero ni mi esposa ni mis concubinas gritaron así.

            -Bueno Harry, a ellas no  las tomaste por detrás.

            -No, eso está prohibido por la ley de Dios… bueno, pues ayer iba a tomarlo de nuevo pero le dio una especie de ataque de pánico.

            -¿Por qué?

            -No lo sé, creo que esa primera noche le afecto mucho, dice que fue muy doloroso y quiero saber qué hacer para que no sea así… es una batalla tenerlo en la cama, créeme.

            Dumbledore asintió mientras se recargaba hacia atrás en su asiento.

            -¿Y bien, se puede hacer algo?

            -Creo que se dé que trata todo esto.

            -¿En serio? –preguntó esperanzado.

            -Sí… veras Harry, hombres y mujeres somos diferentes; él es un doncel pero a fin de cuentas es un hombre también y él lo tomas por el ano, no por la vagina como a las mujeres.

            -¿Y?

            -Pues que las vaginas lubrican solas, el ano no.

            -¿Y entonces, debo usar un lubricante?

            -Sí, pero también debes prepararlo para la penetración.

            -¿Y cómo?

 

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            Cuando Harry salió de la oficina de Dumbledore, iba aun muy impresionado de todo lo que el médico le había dicho,  y también ahora encajaban muchas cosas.

            -Pobre… -pensó sintiéndose un poco mal- con razón le dolió tanto.

           

 

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            Cuándo Draco estaba en las habitaciones de Pansy, revisando sus respectivas tareas, Luna dijo:

            -Estás muy pensativo.

            -Yo diría que preocupado –dijo Pansy- y estoy segura que no es por mi tarea.

            Draco sonrió mientras miraba el papel en donde Pansy había hecho una plana de letras.

            -Todo está bien par de chismosas.

            -¡No somos chismosas! –Replico Luna- es solo que estamos preocupadas por ti.

            -No es nada.

            Cuando la clase de Draco terminó, decidió quedarse ahí por más tiempo del acostumbrado, no deseaba estar en su casa cuando Harry llegara.

            -Querido –dijo Minerva entrando- el príncipe te llama.

            -Mierda… -masculló dejando el vaso de jugo de frutas.

            Sin más remedio salió de ahí y se dirigió a sus propios aposentos, en donde efectivamente Harry lo esperaba.

            -¿Primero no querías conocerlas y ahora no quieres salir de ahí?

            -¿Qué quieres? –pregunto dejándose caer en el sofá.

            -Primero, que me hables con más respeto –dijo molesto- exiges respeto pero tú no lo das.

            Draco iba a contestar, pero solo torció la boca viendo para otro lado.

            -Y segundo, vamos a la habitación.

            -¿Para qué? –preguntó mirándolo.

            -Voy a tomarte.

            -¡Pero…!

            -Ya le pregunté a Dumbledore- interrumpió sabiendo que iba a decir.

            -Pero oye, no puede ser que la única función que tenga un concubino sea la de dejarse coger y ya ¿no?

            -Por ahora considera que sí, que tu única función es darme un hijo, así que olvida lo demás y preocúpate solo de eso –dijo Harry dirigiéndose a la habitación.

            -¡Pero apenas son las seis de la tarde! –respondio Draco sin levantarse.

            -¿Y?

            -¡Es muy temprano!

            -Te doy un minuto para venir –dijo Harry asomándose y luego cerrando la puerta.

            De nuevo angustiado, Draco se paso los dedos por entre el cabello y luego de mala gana se levantó para ir a la habitación.     

            -Oye… -dijo entrando- ¿de verdad no podemos esperar un poco más?

            -No –respondio desnudándose- anda, quítate la ropa.

            El corazón de Draco comenzó a acelerarse viendo la desnudez de Harry y solo deseo salir corriendo de ahí.

            -No quiero –dijo dándole la espalda y viendo la puerta cerrada- quiero irme.

            -Todo saldrá bien, no será tan horrible, confía en mí.

            Draco recargó la frente en la puerta… ¿confiar en aquel que le había quitado su libertad?

            -Anda –dijo Harry tomándolo suavemente por lo hombros sobresaltándolo- esto es inevitable, pero tranquilo, esta vez no te será tan doloroso… no peleemos por favor, solo lograrás que lo consume a las malas.

            Sabiendo que tenía razón, comenzó a desvestirse sintiendo que le temblaban las manos… ¿desde cuándo le temblaban las manos ante un hombre?

            Cuando terminó se quedó de pie ante el montón de ropa que había dejado a sus pies.

            -Ven –dijo Harry tendiéndole una mano.                                                                  

            Draco la tomó sin más remedio y de nuevo se vio acostado en la cama.

            -Todo saldrá bien, tranquilo –dijo Harry sonriéndole.

            -Y… ¿Qué te dijo el doctor? –preguntó Draco para retrasar el momento.

            -Qué no te he tratado como debía, pero eso tiene solución –respondio acercando sus labios a su oreja.

            -No… -dijo alejándose un poco.

            A ese punto Harry ya lo deseaba de cualquier modo, lo de la mañana había sido maravilloso y había servido para tener paciencia hasta la tarde, así que no hizo caso y comenzó a besarle el cuello y a sentir la sedosidad de su cabello rubio.

            Pero al ponerle la mano en el pecho sintió su corazón acelerado y viendo su expresión supo que solo estaba angustiándolo cada vez más, así que aunque deseaba prolongar sus juegos amorosos por más tiempo para calmarlo y hacerlo disfrutar, vio que no tenía ningún caso, así que se detuvo solo para untar sus dedos con un aceite que Dumbledore le había dado.

            -Tranquilo… -le susurró al oído mientras le levantaba un poco una pierna para tener a su alcance la entrada de Draco, quien respingó al sentir un dedo ahí- calma…

            -Pero…

            -Shhh… -dijo masajeándole el ano y luego hundiendo su dedo poco a poco.

            Draco se tensó al sentir la intromisión pero solo arrugó la nariz para alivio de Harry.

            -¿Qué haces?

            -Solo relájate –respondio moviendo su dedo afuera y adentro para después de un rato así, meter otro dedo y viendo que Draco había vuelto a quejarse pero sin hacer mas drama, siguió moviéndolos para dilatarlo más.

            -Eso es molesto –dijo el rubio con los ojos cerrados y el ceño fruncido- además no me gusta que me toques ahí… es vergonzoso.

            -Lo imagino, pero tranquilo, es por tu bien, además no tiene nada de vergonzoso, soy tu marido.

            Después de un buen rato así, dilatándolo y dándole besos en el hombro, Harry los saco y metió tres.

            -¡Au!... ¡eso duele!

            -Pero no tanto por lo que veo.

            -Bueno… no, no tanto como esa vez… ¡ah!... retiro lo dicho…

            Harry sonrió pero supo que el dolor era tolerable, así que siguió en lo suyo para finalmente después de un buen rato, sacarlos y levantarse.

            -¿Ya? –preguntó preocupado.

            -Sí, pero calma.

            Draco comenzó a sentir ese miedo asfixiante, por lo que Harry se apresuró a untar más lubricante en su pene erecto y luego colocarse las piernas de Draco en los hombros.

            -Espera un poco… -dijo como de costumbre.

            Solo que esta vez Harry no estaba dispuesto a esperar.

            -Solo relájate –dijo apuntando su pene a las nalgas brillosas de lubricante.

            -No quiero… -respondio bajando una pierna, pierna que fue devuelta a su lugar por Harry.

            -Calma –susurró comenzando a empujar.

            -¡Ah! – se quejó tensándose.

            -Sí te tensas será más incomodo para ti.

            -Por favor, no lo hagas…

            Pero Harry comenzó a empujar su cadera introduciéndose poco a poco.

            -¡Mmm!  -gimio sintiendo claramente como el pene de Harry iba entrando en él; sin embargo el dolor no había sido tan intenso como la primera vez; aun dolía y mucho pero no como para gritar ni llorar como en su noche de bodas; por eso abrió los ojos sorprendido mientras Harry terminaba de entrar y pegaba su  pubis a sus nalgas.

            El moreno vio satisfecho que Draco lo miraba sorprendido… aun haciendo muecas pero nada más  a pesar de estar totalmente dentro de él.

            -¿Mejor? –pregunto con la frente sudorosa, pues moría por embestirlo.

            -No, aun te quiero fuera –dijo intentando acomodarse debajo de Harry.

            Entonces el moreno le sujetó las piernas y comenzó a embestirlo arrancándole quejidos cuando entraba de nuevo, pero el rubio estaba quieto, dejándose penetrar con los ojos cerrados y las manos estrujando las sabanas, por lo que Harry se sintió más confiado y comenzó a mover su cadera con más vigor.

            -¡Ay, no tan fuerte, duele! –protesto abriendo los ojos.

            Aminorando el ritmo, Harry siguió empujando su cadera hasta que las piernas de Draco fueron resbalando quedando sostenidas por sus antebrazos.

            -Ya no… ya me arde… -masculló tocándole los hombros- ¡Oye!...

            -Cállate.

            -Pero me arde…

            -Ah… mmm…

            -Diantres… ay… oh…

            Draco lo vio morderse los labios y cerrar los ojos sin dejar de penetrarlo y supo que no le haría caso, así que solo estrujo las sabanas sintiendo con dolor como ese tremendo trozo de carne entraba en él una y otra vez.

            Harry dio un par de embestidas más, en la última enterrándose con ganas para eyacular dentro.

            -¡Ah!... –jadeo quedándose tieso mientras lo hacía y luego sacó el pene para soltar las piernas de Draco y recostarse a un lado.

            Suspiro satisfecho mientras cerraba los ojos sintiendo aun el orgasmo recorrer cada célula de su cuerpo; en tanto Draco se daba la vuelta y se tapaba con las mantas, dolorido pero sorprendido de que no hubiese sufrido como la primera vez.

            Cerró los ojos aliviado de que aquello no iba a ser tan terrible, al menos no físicamente, porque aun le dolía el alma verse sometido a otra persona en contra de su voluntad.

            Un par de horas más tarde, cuando Minerva llevó la cena, no escuchó ningún ruido en la habitación, por lo que solo dejó la comida y se retiró de ahí.

 

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            Al día siguiente se levanto no sintiéndose tan mal físicamente como la primera vez, de hecho se baño y se vistió sin importarle despertar a Harry, quien ni siquiera se movió, luego salió al jardín a desayunar con las chicas.

            -¿No deberías desayunar con su majestad? –dijo Minerva sirviéndoles la comida.

            -Sí, yo deseo que se quede conmigo cuando me visita pero siempre tiene cosas que hacer y tú no le haces caso –exclamó Pansy dándole de comer en la boca  a la pequeña Baasima.

            -Ni que yo le diera de comer en la boca.

            -Hoy te ves bien –dijo Luna observándolo con atención- nuestro esposo te trató bien noche ¿verdad?

            -Pues no fue tan bárbaro pero eso fue todo, no significa que me haya gustado… de hecho estaría feliz si esa fuera la última vez.

            -Tal vez lo sea si quedas preñado.                        

            -¡Qué la boca se te haga cuero de camello! –respondio horrorizado.

            -¿Por qué, no deseas ser padre?

            -Claro que no, mis sueños eran ser el mejor capitán, sino del ejercito, sí de toda la región Norte.

            -Pero tener esposo es maravilloso, tienes a sus hijos y ser madre también es una gran bendición.

            -Es genial si es lo que quieres ¿pero y si no?

            -¡Oh ahí está el príncipe! –exclamó Minerva viendo  Harry salir de la casa de Draco con una bolsa en la mano.

            Las tres chiquillas corrieron a él al verlo y él se hincó para abrazarlas cuando llegaron.

            -Hola mis preciosas princesas –exclamó riendo mientras lo cubrían de besos.

            -¿Qué me trajiste? –pregunto Kala dando saltitos.

            -¿Solo por eso me quieres?

            -¡No! –respondio abrazándolo de nuevo.

            Draco vio como Harry sacaba unas muñecas de las bolsas y le daba una a cada niña.

            -¡Mira mami, esta muñeca se parece a ti! –dijo Adab enseñándole la muñeca a Luna.

            -No, mami es más bonita –exclamó Harry revolviéndole el cabello.

            -¿Ya le diste las gracias a papá? –dijo Luna sonriendo.

            -Gracias papi –exclamó la pequeña abrazándolo por el cuello y dándole un beso.

            Harry se levanto cargando en brazos a la más pequeña de sus hijas, Baasima mientras caminaba hacia el grupo.

            -¿Le fue bien a mi señor en su viaje? –preguntó Pansy.

            -Sí, muy bien –respondió el bajando a la niña para acercarse a ella y besarla en la frente y besar después a Luna en la mejilla.

            El grupo lo vio sacar un estuche de entre su túnica y dárselo a Pansy.

            -Vi esto y pensé en ti, espero que te guste.

            Emocionada, Pansy tomo el pequeño estuche de terciopelo y lo abrió encontrando dentro unos pendientes de topacio azul.

            -¡Son hermosos!

            Harry vio sonriente como ella los tocaba, entonces sacó otro estuche para Luna.

            -Y esto es para ti.

            -Son preciosos –dijo Luna viendo también unos pendientes de piedras rosas.

            -Son turmalinas… de un bonito color rosa como tú.

            -¿Yo de color rosa?

            -Ajá… tierna y linda.

            Luna sonrió ruborizándose.

            -Vengo en un momento –dijo él levantándose y yendo a las habitaciones de Bellatrix.

            -¿Qué le habrá traído a ella? –preguntó Luna sin dejar de ver su regalo.

            -Ni idea, pero seguramente luego nos vendrá a presumir.

            -¿Le da mejores regalos a ella que a ustedes? –preguntó Draco.

            -No, son iguales, pero de todos modos nos los presume… ¿y a ti ya te dio algo?

            -Sí y muy grande –bufó haciendo gestos.

            -¡Eso no! –exclamo Pansy riendo entendiendo a la perfección la respuesta de Draco.

            Las tres mujeres rieron por las palabras del rubio mientras él también termino riendo con ellas.

            -A ti te lo dará en privado –dijo Minerva.

            -No gracias, ya lo hizo.

            -Eso no, sabes de lo que hablo.

            -No lo creo y de hecho no me interesa, yo lo único que quisiera es que llegara y dijera “vete, eres libre”

            -¡Eso sería que te repudiara y sería terrible! –Exclamo Luna escandalizada- ¿Cómo puedes decir algo así?

            Draco solo se encogió de hombros mientras picaba un trozo de fruta.

 

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            Cuando Harry entró a las habitaciones, Bellatrix salió a su encuentro.

            -¡Bienvenido querido! –saludó sonriente.

            -¿Cómo te has sentido? –respondio él besándola en la mejilla- ¿ya mejor?

            -Por supuesto, me siento de maravilla, si vinieras a visitarme más a menudo te darías cuenta.

            -Sí, me disculpo por eso, es que he estado muy ocupado.

            -Con tu concubino –pensó ella sonriente.

            -Pero me esforzare en venir más.

            -¿Qué tal esta noche, esposo mío?... mi lecho yace en el olvido y mi corazón sufre por eso.

            -Querida Bella, no puedo tomarte y lo sabes.

            -Pero querido…

            -Es por tu bien –interrumpió él pasándole un brazo por los hombros- pero te traje un regalo para que veas que no me olvido de ti.

            Bellatrix abrió un estuche encontrando dentro un collar de diamantes.     

            -Es hermoso… gracias.

            -No hay nada que agradecer ¿Por qué no sales con las demás?... no me gusta que estés tan encerrada todo el tiempo.

            -No tengo nada que platicar con ellas, pero lo haré si con eso te hago feliz.

            -No es que me hagas feliz, es por ti querida;  hasta Draco, que era muy reticente ya sale a compartir con ellas.

            -¡Ah sí! tu concubino…

            Harry percibió el reproche en la voz de su esposa y la abrazo diciendo:

            -Es por el bien del reino, tú siempre serás mi primera esposa.

            -Y precisamente por eso ven a mi lecho, me siento muy bien, dile a Dumbledore si quiere revisarme para tu mayor tranquilidad.

            -No te preocupes, tú solo descansa –dijo dándole un beso en la frente y soltándola.

            -¿Ya te vas?

            -Sí, debo trabajar.

            Bellatrix vio salir a su esposo y ya estando a solas estrelló el estuche con la joya contra la pared.

 

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            Harry desayuno con las dos concubinas y Draco, quien pudo ver finalmente como era el príncipe con sus mujeres e hijas, las cuales estaban felices de poder jugar con su padre, pues después de comer él jugó con ellas casi toda la mañana; luego se fue despidiéndose de las chicas con un beso en la mejilla y un simple gesto con Draco.

            -Siempre que sale nos trae regalos –dijo Luna.

            -Es muy generoso –intervino Pansy.

            Draco solo sonrió dándoles por su lado y siguieron su plática.

 

 

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Notas finales:

Hasta la proxima y gracias x sus lindos comentarios, son vitaminas para mis musas, besos.


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