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Drive my car. por Galaxy Diamond

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus comentarios. 

La verdad me dieron muchos ánimos y las ideas surgieron bastante bien. Espero les guste. 

 

Jungkook salió de la casa del arquitecto Kim y tomó un autobús para poder llegar a su cita con su amigo Jimin.

Había estado trabajando con ese hombre que su omma tanto le encargó, y se sentía algo cansado, pues el señor Kim era un muchacho alto, y tenía una espalda muy ancha. Moverlo para bañarlo o bien para ayudarlo a ir al baño no era nada fácil. No pesaba mucho, pues era delgado, pero finalmente los huesos pesan.

Movía la cabeza sobre el cuello, girándola en ambos sentidos, tratando de relajar sus músculos tensos por el trabajo realizado.

Había tenido que faltar a la escuela. Sabía que el dinero no sobraba en casa y ahora, con la cirugía de su omma, las cosas se estaban complicando más.

Si todo seguía igual, tendría que pedir una baja temporal en la universidad, lo cual no le agradaba, pero no podía costear la casa, los gastos médicos y la escuela con el sueldo que tenía ahora.

Iba a reunirse con su amigo porque éste le había pedido demasiado insistentemente que fuera. Pero además, porque pensaba pedirle ayuda para que lo dejaran trabajar ahí a él también.

Por supuesto en otra área, porque lo que hacía Jimin definitivamente no  era para él.

Jimin trabajaba en un bar, bailando semi desnudo para la clientela.

Era un chico que veía la vida relajadamente. No le importaba que los clientes lo devoraran con la mirada, pues en realidad se le hacía demasiado natural. Después de todo él era un chico sano, fuerte, con músculos marcados y un rostro lindo. ¿Por qué no habrían de admirarlo?

Jungkook se apenaba cuando alguno de los hombres que acudían a ese bar, le metía en la trusa un billete o varios, sabiendo que con ese pretexto, tocaban a su amigo. Pero Jimin no se apenaba tanto, pues ya estaba acostumbrado. Llevaba dos años haciendo ese trabajo y ganaba muy buen dinero. Así que si querían tocarlo, que lo tocaran.

Jungkook era menor que Jimin por dos años, y eran muy amigos. Se conocieron en la escuela preparatoria y desde ese momento se volvieron íntimos.

En ese momento Jimin comenzaba a trabajar de stripper y a Jungkook le pareció una característica interesante de su hyung, pero ahora, cada vez que iba al bar, no podía evitar apenarse por la forma en la que su amigo se movía con la música y las miradas lujuriosas de la clientela.

Cuando terminó su presentación, Jimin bajó del escenario y se fue a poner una bata. Todavía le quedaban dos presentaciones más, hasta la una de la mañana y luego, podía irse a casa con las manos llenas de dinero.

─    ¿Para qué me pediste que te viera aquí? – Le preguntó Jungkook algo molesto.

 

─    Para darte tú regalo, mi querido gruñón. – Le dijo sonriendo, mientras le daba una enorme caja envuelta con papel de cumpleaños.

 

─    Pensé que no lo recordabas. – Le dijo Jungkook sonriendo de manera adorable.

 

─    ¿Qué clase de amigo crees que soy, que olvida tu cumpleaños? –

 

─    Jimin. Eres un hyung bastante olvidadizo. El libro que te presté y que olvidaste en la biblioteca me sirve de evidencia para lo que te digo. – Le contestó de inmediato.

 

─    Te lo pagaré. Eres tan exagerado. – Lo miró y entonces lo apresuró. – Pero abre tu regalo, me costó demasiado tiempo buscarlo y comprarlo. – Le dijo con ansiedad.

 

─    Ok, lo abriré. Gracias, hyung. – Lo miró con sus enormes ojos negros que brillaban felices en ese momento.

 

─    No es nada. Solo ábrelo y brinca de alegría. – Le dijo al fin.

Jungkook abrió la caja que, como era de esperar, tenía otra más pequeña adentro y ésta otra más, y al fin, después de tres cajas más, sacó una más pequeña que todas las demás.

Cuando la abrió, vio un magnífico reloj de titanio, de esos que se usaban para escalar.

 

─    En la joyería me dijeron que era exactísimo. Solo falla por 0.001 segundo al día. ¿Cómo ves? – Le preguntó sonriendo.

 

─    Es… Jimin, no debiste molestarte. – Lo miró, negando con la cabeza, pero admirando el hermoso reloj.

 

─    No fue molestia. Afortunadamente con éste trabajo me está yendo muy bien. –

 

─    Pero ahorra, hyung. No siempre serás stripper. –

 

─    Lo sé. Y lo hago, pero no podía dejar de regalarte algo que sé que has estado deseando desde que eras un pequeño conejito de cinco años. – Se burló.

 

─    Conejito tu… trasero. – Le contestó molesto.

 

─    ¡Oh, hieres mi corazón! – Exageró Jimin, agarrándose el pecho y actuando como si le diera un ataque.

 

─    Debo irme. Tengo tarea y debo madrugar. Además mañana tengo que llegar temprano a cuidar del arquitecto Kim. –

 

─    Conque tienes trabajo, amigo. Felicidades. –

 

─    Pues… gracias. Pero no es el trabajo que me gusta hacer. Como mi omma no podrá atender a ese hombre, pues… me encargaré. –

 

─    ¿Y cómo es él? –

 

─    Se ve tranquilo, y no es un viejo, además tiene un cuerpo muy bien trabajado, se ve que hace bastante ejercicio. Tiene la piel blanca y su rostro… bueno, no es feo. – Se detuvo un poco cuando vio la expresión burlona de Jimin.

 

─    Te gustó. –

 

─    No me gustó. Yo soy hombre y me gustan las mujeres. He tenido novias, así que estoy seguro de mi heterosexualidad. – Le dijo muy serio.

 

─    Oh, perdón. Solo era una broma. – Le contestó viendo que se había pasado.

 

─    Yo no soy quién trabaja en un bar gay, hyung. – Le dijo, levantándose de la silla donde estaba sentado. Habían estado hablando en el camerino de Jimin, esperando para que el mayor saliera a su siguiente turno, a las nueve de la noche.

 

─    Disculpa, Jungkook. No volveré a bromear con eso. – Le dijo Jimin, y Jungkook solo lo miró.

 

─    Está bien. Tampoco exageres. – Veía que Jimin casi estaba por llorar.

 

─    No quiero que te enojes conmigo, amigo. Eres mi mejor amigo y eso me mataría. – Ahora Jimin era demasiado sincero.

 

─    No estoy enojado. Pero ese hombre es solo un trabajo, no me gusta que bromees con eso. –

 

─    Ok, ya entendí. Asunto terminado. – Y le sonrió, haciendo reír a Jungkook.

 

─    Eres un idiota, hyung. – Le dijo Jungkook, aunque sonreía.

 

─    Pero también soy tu mejor amigo. Ya sabes. – Y ambos siguieron bromeando.

Pidieron que les llevaran la cena, aprovechando que el dueño del bar había ordenado a los cantineros y meseros que lo trataran a cuerpo de Rey. Jimin era su bailarín estrella y hacía que el bar se llenara de gente los fines de semana.

─    Gracias, Ailee. – Le dijo Jimin a la mesera que les llevó la cena.

La chica era una hermosa morena de cuerpo curveado y se sentía feliz llevándoles de cenar, tenía un enamoramiento secreto con Jungkook.

─    Buenas noches, Kookie. Espero te guste la cena de hoy. – Le dijo coquetamente.

 

─    Buenas noches, Ailee, yo también lo espero. – Le contestó, mientras cenaba con fruición.

Tenía mucha hambre y solo pensaba en terminar de cenar, para luego irse a su casa y seguir con la tarea y estudiar un buen rato antes de dormir.

Jimin observaba la mirada hambrienta de la chica sobre su amigo, pero para Jungkook esa clase de relaciones estaba fuera de sus planes. Sonrió, pues para Ailee su joven amigo se había convertido en una obsesión, pero al parecer, Kookie estaba en otra frecuencia.

─    Gracias, Ailee, te veo al rato. – Le dijo Jimin y le hizo la seña de que saliera del camerino.

 

─    No es nada. Hasta luego, Jungkook. – Le respondió y este solo le hizo una seña con la mano, mientras devoraba el resto de su comida.

 

─    Pobre Ailee, creo que le duele demasiado que la dejes en la friend zone. –

 

─    ¿De verdad? – Le preguntó con indiferencia.

 

─    Si, ¿No te habías dado cuenta? –

 

─    La verdad, no. Por ahora no quiero nada de novia o cosas así. No tengo tiempo para esas cosas. – Le respondió y se levantó de la mesa.

 

─    ¿Ya te vas, Kookie? –

 

─    Debo irme. Tengo tarea y exámenes para preparar. Te veo la siguiente semana. –

 

─    Ok, Kookie. – Le respondió Jimin, recostándose en el diván. – Dormiré un rato, antes del show. Nos vemos luego. – Y se quedó dormido antes de que el menor se fuera.

El menor lo miró y de pronto, se arrepintió de su objetivo original de pedirle ayuda para el trabajo. Ese lugar no le agradaba mucho y trataría de evitar caer ahí lo más que pudiera, así que solo dejo que su amigo durmiera tranquilamente.

Jungkook viajó hasta su casa y llegó a las diez de la noche. Su omma estaba dormida. Le tomó la temperatura pero todo estaba normal. Checó que hubiera tomado sus medicinas.

Salió para darle las gracias a la señora Jo, vecina de al lado de ellos, que se estaba encargando de ayudarlo con su omma, a cambio de unos pocos wons.

─    Gracias, señora Jo. Aquí tiene. – Le pagó.

 

─    No es nada, Kookie. Gracias a ti. – Y recibió el dinero, luego le dio un sobre. – Esto llegó en la mañana. No se lo di a tu omma, porque creo que no le hará nada bien leerlo. – Y Jungkook vio que era un sobre del banco. Seguramente un aviso de adeudo.

 

─    Gracias, hizo bien. Buenas noches. – Se fue a su pequeño departamento y entró. Cerró la puerta con seguro y checó todas las ventanas y puertas, y finalmente, abrió el sobre.

Efectivamente, era una advertencia de embargo. Y era en verdad muy tajante. O pagaban ese mes, o serían desalojados de su casa.

Jungkook suspiró preocupado, pero luego decidió que era muy tarde, estaba cansado y aún tenía que hacer algunas cosas de la escuela, así que solo dejó el sobre en su mochila, para que su omma no lo viera, y se puso a estudiar.

El despertador sonó a las cuatro de la mañana. Jungkook lo apagó y luego fue a encender el calentador para darse un baño. También debía preparar el desayuno de su omma y tomar algo, antes de ir a la casa del arquitecto.

Como solo quedaba una pequeña porción de la comida del día anterior, se lo calentó a su omma y se lo acercó a la cama.

─    Gracias, Kookie. Eres un sol, hijito. – Le dijo la mujer sonriéndole.

 

─    ¿Cómo te sientes, omma? – Y la tocó en la frente para cerciorarse de que no tenía fiebre. Pero la sintió fresca.

 

─    Bien, hijo. No te preocupes por mí. –

 

─    Siempre lo haré, eres mi omma y te quiero. – Le dijo el chico que, en general, no le demostraba demasiado sus sentimientos.

 

─    Y yo te amo también, Conejito mío. – Le dijo bromeando.

Jungkook frunció el ceño molesto. Odiaba que le dijeran conejito, pero al ser su omma, lo toleraba mejor.

─    ¿Ya te vas, cariño? –

 

─    Si, omma. Tengo que desayunar un poco, y luego me iré con el arquitecto. – Le informó, pero se reservó decirle que pasaría al banco para hablar sobre una prórroga a la deuda.

 

─    Bueno… Yo me dormiré otro rato. –

 

─    Recuerda que debes tratar de levantarte y caminar. El doctor SCoups dijo que podía darte una embolia si no lo haces omma. –

 

─    Lo haré, no te preocupes. – Sonrió y luego se volvió a dormir.

Jungkook se llevó la charola con el plato vacío. Luego lo lavó y dejó todo limpio. Observó con pesar que solo podría tomar un poco de café y un pedazo de pan al vapor que había quedado del día anterior, sabía que eso no sería suficiente para llenarlo, pero no había más de comer.

Decidió pedirle al arquitecto Kim que le pagara lo que le debía a su omma, con eso saldría adelante con la comida y los gastos inmediatos.

Lo que en realidad le preocupaba era la hipoteca de la casa. Y ese en verdad era un gran problema que no sabía cómo resolver sin tener que trabajar en otra cosa, además de enfermero.

─    Ya veremos qué pasa. – Resolvió para sí mismo.

Le dio un beso a su omma, que dormía profundamente, luego pasó por la casa de la vecina para dejarle el dinero de la comida.

Salió rápidamente hacia el autobús y lo abordó sentándose en uno de los asientos de atrás. El sueño lo venció y se durmió mientras llegaba hasta la casa del arquitecto.

El movimiento de varias personas descendiendo lo despertó y de pronto, se dio cuenta que se había pasado del lugar donde debía descender y el autobús estaba en la terminal, desocupándose por completo.

Miró la hora en su celular y vio que iba a llegar media hora tarde. Suspiró molesto, pero tuvo que pagar un boleto de regreso y ahora sí, no se durmió.

En cuanto el camión llegó a su destino, bajó del transporte y corrió como loco para llegar a la casa del arquitecto que estaba a tres cuadras de la parada del autobús.

─    Buenos días, lamento llegar tarde… pero… - No supo que decir, puesto que no se atrevía a confesar que se había quedado dormido. Esperaba un buen regaño, pero no llegó.

 

─    No te apures, solo ayúdame a ir al baño, por favor. – Le pidió Jin, sonriéndole como si nada.

Jungkook respiró aliviado y se apresuró a dejar sus cosas a un lado y ayudar a su hyung a caminar hasta el tocador.

Para Jin era obvio que el chico se había quedado dormido pero no se lo reprocharía. Él entendía perfectamente lo que era estudiar y trabajar y sabía que ese joven hacía bastante por su omma.

─    Gracias, Jungkook. – Le dijo cuando regresaron del baño y quedó acostado con comodidad.

 

─    No hay de qué. Bajaré por su desayuno. – Y corrió hasta la cocina. Había dejado su mochila y su chamarra en el piso de la recamara y Jin los miró y sonrió de nuevo.

Luego de un rato, el muchacho subió con la bandeja del humeante desayuno de Jin. Jungkook sentía que el estómago le gruñía, pues en verdad se le antojaba esa comida tan apetitosa, pero era incapaz de pedir que le dieran de comer.

─    ¿Ya desayunaste, muchacho? – Le preguntó mientras saboreaba su humeante café.

 

─    Si, arquitecto, gracias. – Le contestó cortésmente. Se giró para no seguir mirando la comida y recogió sus cosas del piso y las llevó hasta la cocina.

 

─    Bueno, pues… gracias entonces. – Y siguió desayunando.

Jin era un hombre muy observador. Y se dio cuenta que Jungkook estaba diferente del día anterior. Algo había en ese chico que se veía diferente, a pesar de que todo lo que hacía era igual.

─    ¿Ocurre algo, Jungkook? ¿Cómo está tu omma? – Le preguntó directamente.

 

─    Está bien, arquitecto, gracias por preguntar. – Le contestó el chico muy serio.

Seokjin no quiso insistir pues no había tanta confianza entre ambos, pero su instinto le decía que ese chico tenía una enorme preocupación en la cabeza.

Mientras tanto, Jungkook seguía con hambre, pero trabajando lo mejor posible. Cuando observó que Jin quitaba la charola de encima y la ponía a un lado, corrió para retirarla de la cama.

Bajó a la cocina, viendo que habían quedado algunos pedazos de pan que Jin ni siquiera había tocado y un poco de la fruta. Su estomago gruñía por el hambre, pero era tan orgulloso, que ni siquiera pensó por su mente comerse las sobras del otro.

Diligentemente dejó la charola en la cocina para que la cocinera la lavara y regresó arriba, para continuar con su labor.

No era mucho lo que quedaba. La habitación estaba muy limpia y las cobijas cambiadas y lavadas. El paciente era muy tranquilo y se la pasaba viendo la televisión, su computadora o bien, leyendo.

Para Seokjin las horas se hacían eternas, así que viendo que Jungkook solo se quedaba de pie, tratando de encontrar alguna ocupación, le hizo la plática.

─    ¿Y qué estas estudiando, Jungkook? –

 

─    Actuación, hyung. – Le contestó, asombrando al mayor. Seguía de pie, sin animarse a sentarse.

 

─    Pero siéntate Jungkook. Te vas a cansar ahí, parado. – Le dijo.

 

─    Está bien, gracias. – Y el chico se sentó, algo apenado.

 

─    ¿Y… por qué actuación? – Le preguntó sin otro tema de conversación.

 

 

─    Pues… me gusta ser alguien diferente. Me parece interesante ponerme en los zapatos de otra persona y reaccionar cómo reaccionaría esa persona y no yo. – Le contestó.

 

─    Ya veo. Suena agradable. ¿Te falta mucho para terminar? –

 

─    Estoy a un año de terminar. – Le explicó, omitiendo decir que si pedía la baja temporal, se alargaría un poco más el tiempo.

 

─    Me gustaría ir a una obra en la que te presentes. –

 

─    Gracias, hyung. Cuando me den trabajo en algún teatro, te avisaré. – Contestaba más por educación, que como una certeza.

Seokjin lo seguía observando. No era un hombre altanero ni tampoco demasiado pagado de sí, por lo que sentía interés pero sobre todo curiosidad por ese chico tan joven que había tomado el lugar de cuidador que antes hacía su omma, demostrando que era un excelente hijo.

─    ¿Y además de estudiar y de ayudarme, cuáles son tus hobbies? –

 

─    No tengo hobbies, hyung. No tengo tiempo para eso. – Le contestó escuetamente. Miró la hora en el reloj de su celular y le dijo. – Te daré un baño y luego iré por tu comida, ahora regreso. –

 

─    Espera, por favor. Ayúdame a ir al baño. – Le pidió.

 

─    Claro, hyung. – Y llevó a Seokjin al baño, esperando pacientemente a que terminara.

 

─    Mañana, me gustaría que me ayudaras a bañarme en la tina. Creo que será más fácil para ti y para mí, Jungkook. –

 

─    Pero no debes mojar el yeso, hyung. –

 

─    Por eso necesitaré tu ayuda. – Se giró y brincó hasta el lavabo.

En realidad estaba harto de no moverse con libertad. Sabía que solo faltaban dos semanas para que pudiera moverse con muletas, pero aun así, la impaciencia le ganaba.

─    Pensaré como ayudarte, hyung. Pero creo que lo mejor sería que yo te siguiera bañando con la esponja. –

 

─    Es mucho trabajo para ti, incluso te veo como sudas cuando me mueves. –

Jungkook lo miró algo ofendido.

─    No pesas tanto, hyung. Puedo cargarte. –

 

─    Lo sé, pero si puedo reducir ese trabajo, para mí también sería más cómodo. –

 

─    ¿Te molesta que te bañe de esa manera, hyung? – Le preguntaba de una manera algo ansiosa. No deseaba dejar ese trabajo y quizás Jin pensara disminuir su paga. – Porque lo haré con más cuidado si es necesario, pero por favor, no me quites trabajo. No hace falta. – Le pidió algo ansioso.

Seokjin comprendió a lo que Jungkook se refería y sonriendo le dijo:

 

─    No disminuiré tu paga por eso, solo quiero disminuir el trabajo que realizas. Entiendo que eres fuerte, pero también yo soy muy pesado y no es por nada, pero soy más grande que tú, en todos sentidos, así que el usar la tina te facilitará las cosas. – Sonrió y agregó. – Tampoco es que me dejes ahí solo. Necesitaré que me ayudes con la pierna y con la esponja. – Terminó.

 

─    Está bien, gracias hyung, y disculpa que me preocupe por el dinero. Es demasiado importante. – Susurró. Se daba cuenta que su reacción había sido muy visceral y eso le pegaba en su orgullo.

 

─    Lo sé. No estás aquí por hobbie. Del dinero no te preocupes, de hecho, pensaba pagarte hoy mismo lo de las tres semanas que tu omma vino a ayudarme y, si te parece, cuando termines tu trabajo te pagaré el resto. ¿Está bien? –

 

─    Perfecto, hyung. Gracias. – Se inclinó y una vez que terminó de acomodar al hombre en la cama, le dio un rápido baño de esponja. Cuando terminó, limpió todo  y bajó por la comida de Jin.

Nuevamente la charola lucía deliciosa y en ésta ocasión, la cocinera le dijo:

 

─    Cuando termines con Jin hyung, te daré tu comida. –

 

─    Gracias, ahjuma. Regresaré cuando él haya terminado. –

 

─    Déjalo que coma solo. No es un bebé y creo que de por si te da bastante trabajo como para que además te sientes a mirar como come. Yo sé que ya tienes hambre, Kookie. -

Pero Jungkook subió la comida de Jin y le colocó la charola en sus piernas. Observó que su hyung tuviera todo en orden y se sentó en el sillón, frente a él.

Pero esta acción era molesta para Jin. Si al menos Jungkook hablara con él o platicara algo. Pero solo lo miraba ahí, sentado y callado, mirándolo con sus enormes ojos negros.

─    Baja a comer, Jungkook. Cuando termines, vienes por la charola. –

 

─    Gracias, hyung. – Y el muchacho bajó corriendo, clara señal del hambre que tenía.

Seokjin escuchaba la plática de la cocina. Solo eran voces que murmuraban, pero se veía que la gente del servicio la pasaba bien mientras comían y de pronto, se sintió nuevamente muy solo.

Tercamente, zafó su pierna de las cuerdas que la soportaban y se giró para levantarse de la cama.

Necesitaba ir al cuarto del bebé pues eso siempre lo ayudaba a sentirse menos mal, menos miserable y aislado. Así que iría, fuera como fuera.

Se detuvo un momento recordando que SCoups le había recomendado de manera muy seria que no se levantara ni apoyara la pierna. Que debía esperar las cuatro o cinco semanas para que los huesos soldaran bien y que ya después podría ir con muletas a todos lados.

El mayordomo le había comprado unas muletas que estaban ahí, a un lado de la cajonera, nuevas y brillantes. Solo tenía que desplazarse un metro y medio de distancia para poder tomarlas.

Se movió sobre la cama, arrastrándose sobre ella, puso la charola sobre la mesita de noche para no tirarla,  y una vez que se acercó lo más posible a la orilla, se levantó.

Miró las muletas y con renovadas fuerzas, brincó sobre la alfombra hasta ellas. Era ágil y estaba en forma, así que no le costó mucho trabajo. Su pierna comenzó a doler un poco pero no le importó, había alcanzado su objetivo.

Luego de tomarlas, las apoyó en sus axilas y despacio, sin hacer ruido, llegó al cuarto que había sido destinado a su pequeño bebé.

Abrió la puerta y su corazón se sintió agitado. Hacía mucho que no entraba ahí, y le hacía falta ese lugar cálido y querido para él.

Se sentó en la mecedora, junto a la blanca cuna y nuevamente, tomó uno de los pañales del niño. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que pudo estar ahí y se sentía relajado, aunque indudablemente le seguía afectando de una manera muy directa.

Apoyó su rostro sobre el pañal, y cerró los ojos oliendo el aroma del pañal, y recordó a su niño, sonriendo mientras le cambiaba la ropita y él hablándole y diciéndole cosas tiernas a su querido hijo.

De pronto, escuchó una voz que lo llamaba.

─    ¿Hyung, donde estás? – Era Jungkook que había terminado de comer y subía a verlo.

Jin solo se quedó callado. No deseaba compañía, pero no podía eludir al menor. Deseaba estar más tiempo ahí, mucho más tiempo, oliendo, sintiendo, recordando a solas.

Al fin, Jungkook vio la puerta de la habitación abierta y se acercó a la puerta. Lo encontró sentado en la mecedora y lo miró, extrañado.

La actitud de Jin era depresiva y su semblante, generalmente sonriente y gentil, se veía algo molesto.

─    Perdón, pero creo que debes regresar a la cama, hyung. Tu pierna se hinchará y te dolerá. – Le advirtió, pero cuando iba a dar un paso dentro del cuarto, Jin lo miró y le dijo:

 

─    No entres. Yo saldré. – Su voz era firme, aunque no levantó el volumen.

 

─    Está bien. – Y Jungkook se quedó afuera. Vio al mayor caminando trabajosamente con las muletas, hacia la puerta, pero no se atrevió a entrar para ayudarlo.

Una vez que Seokjin llegó hasta la puerta, Jungkook lo tomó de la cintura para ayudarlo a moverse.

La pierna de Jin dolía demasiado y estaba bastante hinchada, así que cuando llegó a la cama, Jungkook la levantó de inmediato, por medio de las poleas.

─    Debiste llamarme, hyung. Yo te hubiera ayudado a… - Comenzó a decirle, pero Seokjin lo interrumpió, algo molesto.

 

─    No soy tan inútil de no poder llegar a una habitación que está a solo un metro de la mía. –

 

─    No lo eres, pero tu pierna se hinchó y seguramente te duele demasiado. – Le contestó de manera razonable.

 

─    Si, maldición, me duele mucho. – Y su rostro estaba rojo y sudando por la molestia. De pronto sintió temor de que algo estuviera mal con su pierna, le dolía demasiado y no la había movido tanto.

 

─    Llamaré al doctor. – Le dijo Jungkook al ver al otro con el rostro congestionado por el dolor. Miró la hora y casi era tiempo de irse al banco, pero no podía dejar solo a ese hombre en semejante situación.

 

─    No lo llames. Mejor dame la medicina y levanta más la pierna, por favor. – Le indicó. Jungkook se acercó para ayudarlo e hizo lo que le pedían, pero cuando terminó, bajó a la cocina y llamó al doctor.

SCoups llegó en menos de quince minutos y revisó la pierna de Seokjin. Su mirada lucía preocupada y al ver los dedos algo morados, decidió llevarlo al hospital.

 

─    Te irás al hospital, te quitaré el yeso y revisaré que todo esté bien. – Le dijo al atemorizado Seokjin.

 

─    Está bien. – Le dijo éste, tratando de estar tranquilo, aunque en su fuero interno se sentía con terror por perder la pierna.

Jungkook los observaba y se preguntaba qué haría él.

 

─    Si gustas, puedes irte a casa Jungkook. En el hospital hay enfermeras que podrán cuidar de Seokjin. – Le dijo SCoups, mientras esperaban la ambulancia que los llevaría.

 

─    ¿De verdad? ¿No necesitas nada más, hyung? –

 

─    No, gracias. Te pagaré ahora mismo. – Y tomó su chequera para extenderle un cheque por una muy buena suma. – Espero que esta cantidad cubra las molestias que les di a ti y a tu omma. – Y le dio el cheque al menor que solo abrió los ojos muy grandes al leer la suma.

 

─    Pero, hyung… esto es… demasiado. – Le dijo honestamente.

 

─    No lo es. Tú y tu omma me han cuidado muy bien, así que quiero compensar su esfuerzo. –

 

En ese momento llegó la ambulancia para transportarlos al hospital. Los camilleros cargaron a Jin y al fin, quedó tendido dentro de la ambulancia.

Jungkook lo acompañó hasta el final y luego, antes de que cerraran la puerta, miró el rostro de Jin, encontrándose con unos ojos enormes, llenos de miedo.

 

─    Hasta mañana, hyung. Verás que todo irá bien. – Y le regaló una sonrisa que en realidad sorprendió a Jin, pues hasta entonces el muchacho no le había demostrado que podía sonreír de esa manera.

 

─    Gracias, Jungkook. Nos vemos luego. – Y cerraron la puerta de la ambulancia para llevar al mayor al hospital.  

 

 

 

 

 

Notas finales:

oK, de nuevo, agradezco sus comentarios.

Como dije antes, espero actualizar lunes y jueves, gracias por leer. 

BESOS. 


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