MEDIO A—O DESPU…S:
Había pasado medio año desde que Alan y Zero se volvieran a encontrar. Zero ya no tenía ningún problema en recordar su pasado y vivía feliz con Alan y Sara en una mansión en las afueras que había pertenecido a la familia de Alan durante generaciones. Asía unos meses que se habían mudado, por el simple hecho de que Alan creía que Zero sería más feliz alejado de su pasado de cazador. Además, en la academía las cosas se estabn volviendo extrañas. Los Kuran estaban como locos por la seguridad de su hijo y los dormitorios de la clase nocturna ahora recordaban mucho a un hospital.
Zero no tuvo ninguna queja de irse de ese lugar que lo único que le había traido era dolor. Le extrañó que los chicos de la nueva clase nocturna no fueran con ellos, pero según Alan, ellos solo habían venido a la academia para que no hubiera sospechas y que le dejaran entrar sin problemas. Decía que cada uno de ellos le debía un favor y que al pedirles ayuda no dudaron en venir con él. Ahora que ellos volvian a estar juntos, los chicos de la nueva clase nocturna volvieron cada uno a su respectivo hogar.
Por otra parte, las cosas con Sara se habían mantenido neutrales. Zero había notado que, al contrario que al principio cuando todo era emoción y alegría de volverse a encontrar, ahora las cosas entre su hermana y él estaban tensas. Por su parte, el peliplateado se seguía sintiendo culpable por la muerte de Ichiru y no se atrevía a presionar un poco a Sara para que todo volviera a ser como antes. Había veces en las que Zero notaba las miradas que le lanzaba a Alan, el cazador no era tonto sabía lo que pensaba su hermana como también sabía que no decía nada por él. En su mente no paraba de rondar la idea de que Sara nunca pudo superar la muerte de su prometido y Alan le recordaba demasiado a él por su parecido, por eso pensaba que estaba enamorada. Para Zero era un consuelo que Alan solo le mirara a él y que siempre le dijera que solo eran paranoias suyas. Un día le contó que Sara le seguía a todas partes por que cuando murió su hermano, ella juró protegerlo con su vida. Por mucho que Alan le haya dicho que no nesecitaba su protección , que fuera a hacer su vida, ella le ignoraba.
Dejando de lado las cosas malas, también habian pasado cosas buenas en la vida del cazador. …l y Alan se habian casado. Un vínculo de sangre les unía ahora para toda la vida. El día de su boda había sido el mejor día de su vida. Zero recordaba como Alan le miraba con amor infinito cuando estaban en el altar, como se sonrojó cuando Alan le atrajo asía él y le dió el mejor beso de su vida y por la noche le hizo el amor de una forma muy dulce.
De eso hacía un mes y Zero lo notaba. Lo había notado desde que se despertó al día siguiente de su noche de bodas.
Ahora estaba sentado en la cama de la habitación que compartía con Alan. Se mordío el labio mientras una boba sonrisa aparecía en su cara. Positivo. El test de embarazo había dado positivo. Ya lo sabía pero necesitaba comprobarlo para estar completamente seguro.
Tiró el test a la basura. Esta noche le iba a dar una sorpresa a su esposo.... pero ¿por que esperar?
Salió de su habitación y se dirigió al despacho de su pareja. La sonrisa no se boraba de su cara, nunca en su vida había sentido tanta emoción y sabía que al pelinegro también le iba a encantar la sorpresa, le había dicho varias veces que deseaba ser padre y ahora Zero le daría lo que tanto deseaba.
Entreabrió la puerta y lo que vió le dejó helado. Alan estaba de espaldas a él con Sara delante y se estaban besando. El pelinegro tenía sus manos en la cintura de su hermana y está tenía los suyos rodeando su cuello.
No se habían dado cuenta de que estaba allí y seguían sumergidos en su beso. Zero salió de la habitación mientras la tristeza y la rabia se apoderaron de él. ¿Como podían hacerle esto? ¿Acaso Alan no le dijo que le amaba?¿Acaso no se había casado con él? ¿Por que se estaba besando con su hermana?
No pensó en nada, ni siquiera cogió sus cosas, simplemente salió de la casa y se fué corriendo de allí lo más rápido que podía. Las lágrimas no paraban de salir. Se había prometido no volver a llorar por nadie pero ahora no podía evitarlo. ¿Por que siempre que confiaba en alguien le traicionaba de la peor manera?
No se dio cuenta a donde se dirigía asta que no tuvo el gigante edificio delante. La academia Cross. Necesitaba a Yagari-sensei. Era el único que siempre estaría allí para él, necesitaba que le abrazara y le dijera que todo estaría bién.
-¿Zero?-El peliplateado miró a Yuuki. Llevaba un carito con un niño precioso dentro.- Dios mio, ¿que te ha pasado?- preguntó preocupada la castaña. Zero la miró a los ojos y sin saber porqué se lo contó todo. Tal vez fué por la mirada preocupada de esta que le recordaba a la Yuuki que había sido su hermana o por que necesitaba a alguien con quien desahogarse, Zero no paró de hablar ni para repirar, le contó todo, desde sus sospechas de que su hermana estuviera enamorada de Alan asta que les vió besandose cuando fué a contarle a Alan del embarazo. Yuuki no interumpió en ningún momento, le sujetaba la mano al cazador mientras pensaba en todo lo que le decía Zero. Cuando este acabó y volvió a derramar lagrimas, le abrazó con todas sus fuerzas.
-Tranquilo, todo estará bién.- Dijo con voz tranquilizadora.- Nosotros te ayudaremos. No estas solo Zero.
-¿De verdad? ¿De verdad me ayudareis?- Necesitaba un pilar en el que recostarse, aunque ese pilar fueran los Kuran.
-Somos hermanos Zero, siempre estaré para ayudarte. No creo que debas decirle nada a ese traidor de mierda. No se merece saber que será padre.
-Tengo miedo.- Susurró Zero mientras se tocaba el vientre.
-Tranquilo, puede que ahora todo te preocupe y no puedas pensar en nada que no sea la traición de esos dos, pero cuando tu bebe nasca... no habrá nada a parte de él. Tu mundo girará en torno a la de tu hijo y no sentiras nada que no sea felicidad pura.- Dijo mientras cogía a su hijo en brazos y lo miraba con amor. Zero la miró sorprendido. Se había eqivocado, Yuuki no había cambiado, seguía siendo la chica cariñosa y amable que era antes.
-Gracias Yuuki, no se que haría si no hubiera hablado con tigo.
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En la mansión Ainsworth, Sara estaba sentada en el sillón del despacho de Alan mirando preocupada por la ventana.
La puerta del despacho se abrió lentamente dejando paso a un Alan agitado.
-¿Lo has encontrado?- pregunto Sara levantandose rapidamente y acercandose al pelinegro.
-No, no está en la mansión ni tampoco en los alrededores.
-No vos preocupeis tanto,- Sonó una tercera voz desde el fondo de la habitación.- Seguramente fué a dar un paseo y vuelve pronto. Ahora, ¿Por que no vienes a darle un abrazo a tu hermano? Voy a acabar pensando que no me has hechado de menos.
Alan sonrió y se acercó a su hermano para darle un efusivo abrazo.
-Cuando encuentre a Zero tendrás que contarme como estás vivo y porque no te has comunicado con nosotros asta ahora.
Rick miró a su hermano con una sonrisa. Tenía mucho que explicar peró ahora lo único quería es tener a su familía reunida otra vez. Se acercó a Sara y la besó, intentando transmitirle con el beso lo mucho que la amaba y lo mucho que la había hechado de menos.
Alan miró a la pereja y salió de la habitación con una sonrisa. Tenía muchas ganas de presentar su hermano a Zero. Esperaba que realmente este solo hubiera salido a dar un paseo y que no le hubiera pasado nada.
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