LAVI POV
La mañana estaba transcurriendo lenta, a decir verdad bastante lenta. Panda-jiji me tenía vaciando información desde antes del alba. Un giro de muñeca aquí y otro allá, las palabras salían en automático y sin necesidad de prestar atención al camino de tinta que se dibujaba sobre el papel.
- Ahh - suspiré mientras levantaba los brazos tronando mis dedos para después poner mis manos tras de mi cabeza. Jugué un poco inclinando la silla y cuando me disponía a volver al trabajo...
- Gggrrrrrr - Mi estomago gruñó. - Supongo que es buen momento para hacer una pausa. - Me dije a mi mismo.
Bajé al comedor, eran alrededor de las 8:00 am. Bandeja en mano escaneé el lugar pero no encontré lo que buscaba, o más bien, a quien buscaba. Tomé asiento junto a su vacío lugar de siempre.
Me pareció extraño no encontrarlo, normalmente Allen desayunaba a esta hora. Procuraba coincidir en las mañanas para comer juntos, pero últimamente se me dificultaba. Extrañé mucho el claqueteo de su enorme pila de platos, pero aún más extrañe el sonido de su risa jugando con Timcampy.
Después del desayuno me enteré por Lenalee que esta le había mandado al pueblo a comprar algunas cosas. Ella aseguró que debía estar de vuelta para el medio día, pero ya eran casi las 2:00 pm y él no había regresado.
Nuevamente deje de escribir, en la que probablemente era mi pausa número 24. Acomodé más libros en la tambaleante pila de libros sobre mi escritorio, otro par de libros y seguramente se inclinaría como la torre de Pisa. Me recargué en mi silla, tiré hacia atrás mi cabeza y cerré los ojos.
- Conociéndolo, se debe haber perdido. - La verdad es que no había dejado de pensar en él en todo el día. Desde que me di cuenta de mis sentimientos su sonrisa no abandonaba mis pensamientos. No pude evitar reírme de él y de mi mismo. - jeje ese niño puede ser muy ingenuo... no... - la sonrisa abandonó mis labios. - no, ya no es un niño.
Me asombraba el hecho de que no actuara como un muchacho de su edad. Era un trabajador tenaz, leal, generoso y sin una gota de egoísmo, aunque algo terco su determinación era de admirarse; era bastante maduro para sus 15, probablemente resultado de su difícil niñez, prácticamente era un exorcista desde los 10 años entrenado nada más y nada menos que por el General Cross y ahora a los 15 había superado el punto crítico, haciéndolo acreedor del mismo título que Cross.
Me sentí impotente mientras continuaba con mi trabajo. Traté de reprimirme a mi mismo para concluir los reportes sin más distracciones y solo así pude perderme en el pasar de las horas, cuando miré el reloj nuevamente ya eran las 7:49 pm. Necesitaba dejar algunos libros más de la biblioteca.
Sonreí al pasar por la sala de entrenamiento.
- Sabes, admiro tu tenacidad. - Dije recargándome en la entrada. Él estaba tirado en el suelo. Pensaba que odiaba el calor, pero ni eso puede frenarlo de entrenar. Yo también debería entrenar, pensé cuando una idea cruzó mi mente.
- Lavi. - Susurró. Mi nombre sonaba mejor saliendo de sus labios.
Conversando con él noté que estaba agobiado, así que descarté la idea que había tenido.
- Ooohhh - Tomé mi personalidad burlona para tratar de hacerlo reír, pero antes de pensar en una broma solté en lo que había estado pensando. - Nuestro General más joven es muy confiado.
Me arrepentí de aquello. Esa era una expresión que no quería ver en Allen, preocupación.
- ... ¿Que tal un duelo Allen?
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