Tony estaba jodido. Y no de la manera divertida.
Bueno, está bien, sí, de la manera divertida también, pero ese no era el punto.
El punto era que estaba bastante seguro de que Loki le había hecho algo. No sabía cuándo o cómo, pero estaba completamente seguro de que había comenzado hace tiempo, ganando terreno progresivamente hasta que finalmente lo había visto, notado, y había pensado: «bueno, mierda, ¿por qué no vi eso antes?»
Sus pensamientos no tenían sentido y lo sabía, pero estaba demasiado ocupado tratando de no hiperventilar.
—Lo amas.
Pepper había sido quien lo había señalado, declarándolo como si fuera una gran revelación que hacía que todo encajara en su lugar. Todos los arcoíris, las mariposas y las colinas estaban vivas con el sonido de la música—
Excepto que esta revelación tuvo un efecto exactamente opuesto para él, como si con estas palabras, Pepper hubiera tirado y tirado del hilo suelto en el suéter que era la vida de Tony en este momento y hubiera desenrollado y desenrollado y solo hubiese dejado un montón de hilo completamente inservible.
Está bien, sus metáforas apestaban. Qué importa.
El punto era que Tony había estado evitando la palabra con «A» como la plaga que era, pero escucharla de labios de Pepper era como una condena. Sabía que ya no podría huir de ella.
—No lo amo —insistió de todos modos, porque él era el Jodido Tony Stark, con el corazón de una máquina, y no se enamoraba—. Yo solo—
«Amo todo sobre él».
La forma en que come sus palomitas de maíz en las noches de películas, desmenuzando los granos antes de mordisquearlos, como esperando encontrar el significado de la vida en su interior —que hacía enloquecer a Steve, pero que él encontraba entrañable.
La forma en que se tumbaba en la cama de Tony como un pulpo de largas piernas. La forma en que sus pies se contraían cuando dormía, y la forma en que espetaba y gruñía en la mañana una variedad de idiomas hasta que alguien le daba su «condenado café».
La forma en que decía, «El Google». La forma en que le desconcertaba el «Libro de Rostros*» de internet.
La forma en que sus cabellos se rizaban y levantaban con la humedad, y la forma en que miraba a Tony cada vez que veía al humano jalando sus ensortijados rizos.
La forma en que arqueaba una ceja en una imponente cara de: «Oh, ¿en serio?» cada vez que Tony presumía demasiado. La forma en que sus fosas nasales se dilataban cada vez que Tony le sacaba de quicio, y la forma en que toleraba al idiota humano de todas maneras.
La forma en que sonreía afectuosamente y decía: «Eres un tonto», cuando lo que quería decir era—
Era—
Oh.
Ahora Pepper le estaba sonriendo.
—Páralo —gruñó, tratando de averiguar qué hacer con esta última revelación.
La sonrisa de Pepper se ensanchó.
Tony cerró los ojos resignado. Estaba jodido.
****
—¡Oh, Anthony, cariño! —Loki llamó a la puerta del taller de Tony, sonriendo. Preferiría simplemente teletransportarse dentro, pero Tony le había expresado su disgusto sobre esto la última vez, afirmando que Loki lo había asustado hasta las «pelotas». Asustarlo hasta las «pelotas» no era algo bueno para su delicado trabajo, aparentemente, y casi había hecho que al pobre Tony le diera un infarto.
Entonces llamar a la puerta era la manera correcta.
Momentos transcurrieron en silencio, y Loki frunció el ceño.
—¿Tony? —llamó, tocando por segunda vez. Presionó el oído contra la puerta y finalmente escuchó sonidos de movimiento desde adentro. Sonrió y retrocedió ante el sonido de pasos familiares.
Los pasos se detuvieron del otro lado de la puerta y la puerta se abrió un poco. La luz del pasillo iluminó el costado izquierdo del rostro de Tony.
—¿Sí? —le dijo Tony. Su voz sonaba tenue, pero parecía cauteloso mientras miraba a Loki a través de la rendija en la puerta.
Loki arqueó las cejas. Generalmente Tony se mostraba ansioso por saludarlo, especialmente cuando no se habían visto en unos cuantos días, pero Loki decidió dejarlo pasar. Por ahora.
—¿Estarás libre para la noche de películas? —preguntó Loki, blandiendo un DVD y escuchando el disco sonar dentro—. Steven me informó que esa horrible película que vimos la semana pasada tiene una secuela, y disfruté burlándome de la anterior.
Loki veía esto como un gesto generoso de su parte. «Las noches de películas» eran una tradición decididamente midgardiana hacia la que Loki se mostraba bastante ambivalente. No le gustaba quedarse sentado ociosamente durante dos horas, incluso si Tony le hacía palomitas de maíz y se sentaba presionado agradablemente contra él, pero sabía que Tony necesitaba de semejantes cosas para relajarse. Pensó en comprometerse en conseguir una película que sabía podría destripar verbalmente.
Sin embargo, Loki reconoció molestia en el golpecito de los dedos de Tony contra la puerta, en el cambio de peso de un pie a otro. Sus ojos se estrecharon ante la obvia falsa sonrisa que Tony le ofreció.
—Eso... eso suena genial, Loki, pero estoy un poco ocupado.
Estaba mintiendo. ¿Por qué estaba mintiendo?
Loki usó su magia para sentir la habitación detrás de Tony. Dejó escapar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo cuando vio que Tony estaba solo y había estado solo allí durante horas.
—Podríamos hacer otra cosa, si así lo prefieres —ofreció Loki encogiéndose de hombros, tratando de no dejar que este rechazo le lastimara. Tony podía ser suyo, pero seguía siendo un mortal. Y ningún mortal debía hacerle sentir tan tonto.
—Dije que estaba ocupado, Loki —espetó Tony repentinamente. La puerta se cerró de golpe en su cara y Loki retrocedió dos pasos.
Miró la puerta cerrada y una vez que la conmoción y la indignación se distendieron, sintió la ira envolviendo una mano alrededor de su garganta.
****
Tony se deslizó por la pared hasta que su trasero golpeó el suelo.
—Oh, Tony, ¿qué estás haciendo? —murmuró, pasándose una mano por el cabello.
Sabía que Loki iba a hacerle arrepentirse por esto y se estremeció al escuchar algo que sonaba como a vidrio rompiéndose.
—Señor–
—Sí, sí, J.A.R.V.I.S., lo sé —se quejó Tony—. Déjalo en paz.
****
Tres días después, Tony seguía en su taller (había convencido a Pepper para que le trajera unas cuantas cenas precocidas, aunque podría haberlo hecho sin la mirada implacable y el sermón). Necesitaba desesperadamente una ducha y afeitarse. Más tarde, seguía diciéndose. Por ahora sus trajes estaban mejorados, engrasados y pulidos, lo que en comparación únicamente le hacía sentirse más mugroso.
Sabía que estaba siendo un cobarde, que estaba huyendo. Puso a todo volumen a Black Sabbath hasta que no pudo escuchar sus propios despectivos pensamientos.
Steve llamó a su puerta, Thor llamó a su puerta, y Pepper llamó a su puerta, pero a menos de que estuvieran acompañados de comida o café, los ignoró y subió el volumen de la música.
Y luego, al tercer día, Loki llamó a su puerta. Tony reconoció su patrón, tres golpes con un solo nudillo, y casi pudo ver los nudillos cuadrados y los dedos esbeltos en el otro lado de la puerta. Al principio, Tony no respondió, después vino un segundo golpe y la voz de Loki.
—Tony.
No era un saludo ni una pregunta. Era una declaración. Una orden.
Tony suspiró y J.A.R.V.I.S. encendió el intercomunicador.
—¿Sí? —dijo, sonando cansado, tranquilo, quizá incluso irritado.
—Tus amigos dicen que has estado ahí durante días.
—¿Sí? —dijo Tony nuevamente, porque múltiples sílabas requerían demasiado esfuerzo.
Una pausa, larga e incómoda, y luego, apaciblemente:
—¿Estás bien?
—Estoy bien —mintió Tony. Dos sílabas eran manejables, supuso.
Otra pausa, y Tony sabía que Loki estaba luchando contra él mismo al hacer esto. Para él, mostrar preocupación —preocupación real— era sinónimo de mostrar vulnerabilidad. En algún lugar más allá del entumecimiento y la preocupación, Tony se sintió... contento, sabiendo que Loki al menos estaba intentándolo.
Pero Tony simplemente estaba igual de asustado de ser vulnerable, así que dijo:
—Solo déjame en paz, Loki.
Se sucedió el silencio, y Tony cerró los ojos, sabiendo que Loki había hecho precisamente eso.
«Vas a perderlo si no eres cuidadoso» se dijo Tony.
Pero de alguna manera, aquello resolvería el problema. Sería el camino de menor resistencia.
Se odió por siquiera llegar a considerarlo.
****
Loki merodeó por su apartamento, entreteniéndose y desahogándose usando su tostadora como blanco. Después de hacerla rebotar por toda la habitación, el aparato estalló en un confeti de trozos de metal. Sonrió herméticamente en algo parecido a la satisfacción y volvió sobre sus pasos, sintiendo los restos de tostadora crujir bajo sus pies.
—Soy un dios —gruñó para sí—. Un rey entre dioses.
Y Tony Stark parecía haber olvidado eso.
Esperaría un poco, esperaría a que el humano viniera de nuevo hacia él, implorándole perdón de rodillas como cualquier humano debía hacerlo.
«¿Y si no lo hace?», se burló una voz en su cabeza.
Loki cerró los ojos y presionó su pulgar y dedo medio en sus sienes.
—Lo hará —se dijo con una convicción que no sentía.
«¿Y si se cansa de ti?».
—No lo hará.
«Sabes que lo hará tarde o temprano. ¿Por qué no ahora?».
Loki se sentó pesadamente en el mesón de la cocina y enterró su rostro entre sus manos.
Este era el punto donde normalmente asolaría una pequeña ciudad, cazaría gigantes con Thor, o realizaría una broma particularmente perversa. Para distraerse del aburrimiento, la quietud... de él mismo.
Pero sabía que no podía hacer nada de eso. No sin comprometer lo que tenía con Tony.
Admitir esto le irritaba.
—Has dejado que un humano te domine —murmuró para sí.
****
—Agente Coulson —dijo Fury. El agente en mención se reanimó y lo observó atentamente. Estaban cerca del final de la presentación, y Fury simplemente quería que esta última sección terminara para así poder irse a casa, levantar los pies y ver televisión—. Si fuera tan amable de poner el resumen del Proyecto Theta...
El juego de luces a su espalda cambió, y pudo verlo reflejado en la negra superficie de la mesa frente a él. Fury se aclaró la garganta, listo para continuar.
Excepto que repentinamente música resonó de los altavoces: «Never gonna give you up, never gonna let you down...»*
Fury cerró su único ojo y tomó profundas y tranquilizadoras respiraciones. Junto a él, Coulson miraba fijamente la pantalla, ojos abiertos de sorpresa, pero labios apretados firmemente como para evitar reírse.
—¿Qué demonios es esto? —le gruñó Fury.
Coulson se encogió de hombros impotente y dijo:
—Parece que hemos sido Rickrolleados, señor.
Alrededor de la mesa, cabezas estaban inclinadas en risas silenciosas.
—Más bien Lokiados —gruñó Fury—. Apaga la maldita cosa.
****
Seguramente escondido en un hechizo de invisibilidad, Loki observó la expresión de Fury y se rio, sintiéndose mucho mejor.
****
—El Director Fury en la línea para usted, señor.
—Maravilloso —se quejó Tony—. Gracias, J.A.R.V.I.S., ponlo en el altavoz.
Continuó sirviendo perro calientes —era la noche en la que le tocaba cocinar, lo que significaba que enfadarse no era una opción, si cierto arquero y Dios del Trueno tenían algo que decirle— y Clint y Thor se apretujaban alrededor de la encimera de la cocina, mirando la comida como un par de perros luchando por las sobras de la mesa. Tony sacudió la cabeza e intentó apartarlos.
—¡Fuera! —dijo—. Háganse los muertos.
—Señor Stark —dijo la voz de Fury por el altavoz. Parecía tenso, probablemente irritado, pero Tony no esperaba algo diferente.
—Fury —suspiró Tony en respuesta, golpeando la mano de Thor mientras el dios trataba de robar un perro caliente—. Lávense primero las manos, chiquillos —le dijo a Thor y a Clint.
—Tienes que estar más pendiente de tu novio —dijo Fury, y Tony se quedó paralizado. Thor y él intercambiaron miradas preocupadas.
«Oh, Dios —pensó Tony—. Por favor, no me digas que mató a alguien».
—¿Qué hizo? —preguntó, volviéndose para mirar de lleno la habitación.
Clint aprovechó su distracción para robarle y empezó a masticar felizmente un perro caliente. Se detuvo, a medio mordisco, para untarle salsa de tomate.
Hubo una larga pausa, durante la cual Tony temió lo peor.
—Nos Rickrolleó durante una presentación.
Clint se atragantó con su perro caliente y se dobló de risa, ahogándose. Thor lo miró y le dio unas palmaditas en la espalda hasta que el humano dejó de toser. Tony estaba un poco mejor, sus propios hombros temblaban de risa.
—Oh, Dios —exhaló Tony—. Maldita sea, Fury, me hiciste pensar que otra vez había vuelto al lado oscuro, o algo así.
—¿Rickrollear? —Clint rio entre dientes—. ¡Si ese no es el lado oscuro, entonces no sé qué es!
—¿Qué es Rickrollear? —preguntó Thor, con las cejas levantadas, confundido.
—No es gracioso —gruñó Fury.
—Es un poco gracioso —insistió Tony.
—¡Es una violación de seguridad! —exclamó Fury.
—¡Oh vamos! —respondió Tony—. De todas las cosas que pudo haber hecho, se decidió por algo completamente inofensivo. Probablemente estaba aburrido. ¿Puedes relajarte?
—Señor Stark —dijo Fury en un tono que no admitía discusión—. Debe dejarle claro a su chico de juguete que jugar con las instalaciones del gobierno no tiene ninguna gracia.
—Sí, sí, le enviaré un memo.
Fury cortó la comunicación sin siquiera despedirse.
—¿Qué es Rickrollear? —preguntó Thor nuevamente con menos paciencia.
Tony sonrió y sacudió la cabeza.
—¿Llamo al señor Laufeyson? —preguntó J.A.R.V.I.S.
Tony casi dijo: «Sí», solo para detenerse y pensar en ello por un momento.
—No, yo... —dijo en cambio—. Hablaré con él más tarde.
Thor lo miró de forma extraña, pero Tony simplemente volvió a encargarse de los perros calientes.