Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El diablo que ya conoces por Pandora_Von Christ

[Reviews - 74]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola!

Siento la tardanza... espero que disfruten este capítulo.

Ya saben, nada me pertenece, ¡todo pertenece a la talentosa Maverikflame!

—Hola, Bruce.

Bruce sonrió y asintió hacia Natasha mientras pasaba a su lado, respondió con un suave y tímido:

—Buenos días.

Lucía peor por el cansancio, lo sabía, pudo verlo reflejado en sus ojos, aunque solo por una fracción de segundo. Había sido un año difícil. El... otro tipo había estado saliendo más a jugar, y había tratado de escapar de él huyendo hasta el otro extremo del mundo (otra vez).

Pero las cosas se habían calmado —él se había calmado— y ahora pensaba en darle otra oportunidad a los Vengadores. Habían pasado tres meses y cinco días desde su último incidente, estaba orgulloso de decirlo; aunque esto no evitó el operativo de S.H.I.E.L.D. que le escoltó ni a Natasha, con una sonrisa en el rostro y una mano en la funda de su arma.

Clint lo pasó en el pasillo, comiendo un paquete de frituras.

—Hola, Bruce —dijo con una sonrisa torcida, y Bruce asintió y sonrió en respuesta, evitando decir que era de mala educación hablar con la boca llena.

Antes de pasar por su —vieja, abandonada y polvorienta— habitación, pasó por el taller. Asomó la cabeza y estuvo demasiado distraído por la cantidad de equipo nuevo, aparatos y artefactos como para que sus ojos aterrizaran en cualquier lugar.

—Hola, Bruce —le llamó Tony desde el otro extremo de la habitación, y Bruce se giró para saludarlo, otra sonrisa cortés en su rostro cuando—

—Sí, hola, Bruce.

Otro rostro mucho, mucho más cerca, con ojos verdes y una sonrisa perversa y demasiado familiar.

 

****

 

Habían transcurrido dieciséis minutos desde su último incidente, y Bruce seguía pasándose las manos por su polvoriento cabello, caminando de un lado a otro. Su ropa estaba hecha jirones a sus pies, aunque Natasha, sin decir palabra, le había entregado un par de pantalones, viejos y desgastados en las rodillas y la entrepierna pero incluso de mejor calidad de los que él solía usar.

Tony le había dicho que no tocara nada, había sonreído considerablemente aunque desanimado mientras miraba fijamente a «sus bebés» y trataba de salvar lo que podía de los escombros. Loki estaba sentado en el escritorio de Tony, botas apoyadas junto al teclado. Tenía las agallas de lucir divertido por toda la situación, despreocupado por el desastre, pero cambiando su expresión en algo casi parecido a la culpa cuando Tony lo observaba.

Bruce no estaba seguro de si quería ayudarle, disculparse, gritar y enfurecerse porque cierto Dios de la Travesura estuviera aquí y—

Oh espera. Ya había hecho esa última parte, ¿cierto?

—Un poco de ayuda sería genial —gruñó Tony a Loki mientras jugueteaba con la pata rota de una mesa.

Los ojos de Loki eran amplios e inocentes mientras decía:

—Pero, Tony, cariño, dijiste que no debía tocar absolutamente nada de aquí bajo ninguna circunstancia.

Tony maldijo y empujó a un lado algunos escombros, a punto de llorar.

—¡Está bien! —espetó—. ¡Me retracto!

La sonrisa de Loki era lenta y perversa y envió un escalofrío por la columna vertebral de Bruce. El dios se inclinó hacia adelante y extendió los pies hacia el suelo en un movimiento suave.

—Muy bien —dijo, y después cerró los ojos, respiró profundamente y musitó tonterías en voz baja. Los muebles comenzaron a cambiar y a unirse, y en cuestión de minutos, la habitación estaba exactamente como había estado antes del incidente de Bruce.

Tony emitió un sonido entre un suspiro y un gemido, se levantó y acercó a Loki en un beso.

Bruce tuvo que tomar respiraciones profundas y tranquilizantes para evitar enloquecer.

—De acuerdo —gruñó—, ¿qué demonios? ¿Qué demonios?

—Tranquilízate, Bruce —dijo Tony, palmas extendidas en un gesto apaciguador.

Bruce miró sus manos, encontrándolas apretadas y temblorosas. Cerró los ojos, desenrolló sus dedos, y se concentró en su respiración: inhalar, exhalar. Inhalar, exhalar. Inhalar, exhalar.

Inhalar, exhalar.

Inhalar.

Exhalar.

Abrió los ojos y vio a Loki envolviendo sus largos y delgados brazos alrededor de los hombros de Tony, y cerró los ojos para iniciar el proceso nuevamente.

—Supongo que te perdiste unas cuantas cosas mientras no estabas —dijo Tony con una risa nerviosa.

Bruce meneó la cabeza, frunció los labios y salió por la puerta antes de que terminara asesinando a alguien.

 

****

 

—Te acostumbrarás.

—Umm jumm.

Steve y Bruce estaban sentados lado a lado en el techo, mirando hacia la nada, sosteniendo tragos que no embriagarían a Steve y que Bruce estaba demasiado receloso para tomar. Era más que todo por la sensación de las botellas en sus manos, había dicho Steve. Por nostalgia, por el recuerdo de algo que solía ser relajante, y que entonces, por asociación, debería calmarle.

En lugar de ello, Bruce tuvo que seguir recordándose no beber de la botella en su mano, o al menos solo un sorbo cada vez que Steve bebía un trago. Estaba empezando a entender lo que se sentía estar embarazada.

—Es raro al principio.

—Umm jumm.

Más silencio incómodo, más miradas hacia la nada, más fingir beber alcohol que ambos querían pero que realmente no podían disfrutar.

Finalmente, Bruce se despabiló, más consciente de todo, de la condensación en la botella en sus manos, la etiqueta mojada empezando a desprenderse bajo sus uñas, de la calidez y solidez de Steve Rogers a su lado, y de la brisa agitándose que hizo de esta una noche agradable y por lo demás incómoda.

Se estremeció y rodeó sus piernas con sus manos, empujándolas más cerca de su pecho. Steve continuó mirando hacia la nada, dio un trago, sin advertir nada a su alrededor.

—¿Cuánto tiempo? —preguntó Bruce. Steve parpadeó como si acabara de llegar y rompió el patrón al observar a Bruce y luego hacia abajo a la botella con la que sus manos estaban jugueteando.

—Casi un año —contestó con un pequeño movimiento de cabeza. No había esperado aquello.

—¿Y ningún incidente? —preguntó Bruce.

Steve sonrió.

—Yo no diría ningún incidente —respondió—. Unos pocos. Uno o dos importantes, nada más. Los solucionaron cada vez.

Bruce sacudió la cabeza, se pasó una mano por el rostro.

—¿S.H.I.E.L.D. está de acuerdo con esto?

—Están vigilando.

Bruce asintió, ceñudo.

—¿Y tú?

Steve se movió incómodo, tensándose lo suficiente como para que Bruce percibiera su inquietud e incertidumbre por su postura.

—Pienso que... —dijo, solo para sacudir la cabeza e interrumpirse—. No sé qué pensar.

Bruce asintió y volvió a fingir que bebía su cerveza.

 

****

 

Después de la cena, a Bruce le gustaba relajarse frente al televisor (un objeto de gran tamaño que le hacía doler los ojos si lo observaba por demasiado tiempo) y leer el periódico. Por lo general, ponía las noticias para escuchar algo de fondo, aunque cambiaba el canal si veía algo que lo hacía deprimirse o enojarse. Sabía que el mundo tenía problemas y no necesitaba que se lo recordaran.

Era la rutina en ello lo que encontraba tranquilizador más que cualquier otra cosa; la familiaridad, la normalidad. Entonces cuando Bruce levantó los pies y comenzó a hojear el periódico, fue sacudido de su estado de tranquilidad cuando el canal cambió a las repeticiones de Seinfeld. El periódico en su mano crujió mientras lo doblaba para mirar por encima de él. En el otro extremo del sofá estaba sentado Loki, luciendo extrañamente normal vistiendo unos pantalones y una camiseta, pies descalzos apoyados en la mesa de café y control remoto en mano. Se volvió para encarar la mirada de Bruce con una sonrisa inocente.

Bruce se aclaró la garganta y se movió incómodamente, deteniéndose para respirar y evitar que el otro tipo apareciera.

—Um —dijo suavemente—, si no te importa, Loki, tengo esta especie de rutina...

—Bueno, esta es mi rutina —respondió Loki con una sonrisa amistosa.

—¿Tu rut...? —Bruce frunció el ceño. Apretó los labios y cerró los ojos para respirar profundamente—. ¡No, no es cierto! ¡He estado aquí a esta hora todos los días durante una semana y no te he visto ni una vez!

—Bueno, tal vez estoy empezando una rutina.

—Oh por el amor de Dios. —Bruce se pasó una mano por el rostro y rezó por paciencia.

—Aunque me estás malinterpretando —dijo Loki en un tono demasiado dulce—. Mi rutina es no tener una rutina. Sin embargo, me gusta este mortal llamado Seinfeld. Es bastante divertido, aunque obsesivo.

Bruce recordó cuando solía mirar a Seinfeld religiosamente, cuando aún era algo original. Se le ocurrió que estos episodios serían nuevos para Loki.

—Está bien —suspiró—. Supongo que hay cosas peores que puedes hacer.

—Cuidado —murmuró Loki, aunque sus ojos seguían fijos en la pantalla—, podría ver eso como un desafío. —Sus labios se arquearon en una sonrisa.

Bruce sacudió la cabeza y dejó el periódico, se acomodó para disfrutar de las repeticiones. Miró y se rio de las líneas conocidas, descubriendo que había pasado bastante tiempo desde la última vez que había visto este episodio en particular como para disfrutarlo todavía.

—¿Es habitual —preguntó Loki en cierto punto—, negarle sopa a la gente de semejante forma?

No. —Bruce rio—. No, ese es... ese es el chiste, ¿ves? —Loki asintió pero aún parecía abstraído.

Durante una pausa comercial, Bruce miró a Loki en su camiseta no amenazadora y con sus pies descalzos y le preguntó:

—¿Estás tratando de ganarme con esto?

—Por favor —se burló Loki—. Como si me importara lo que pienses de mí. Si estuviera «tratando de ganarte», ya serías mi perro faldero. Además, eres muchísimo más divertido cuando estás verde, enojado y destrozando cosas.

—Cosas como tu cara —dijo Bruce sin pensar. Con los ojos muy abiertos y una sonrisa casi culpable, dijo—: Lo siento.

Loki, por el contrario, se limitó a reír.

—No, no —dijo—. Ganaste puntos por eso. Insolente.

Aquello llamó la atención de Bruce ya que era el tipo de cosas que Tony diría, y miró a Loki durante un largo momento, perplejo.

Escuchó pasos acercándose desde la cocina y después—

—Hola, chicos —dijo Tony mientras entraba por la puerta. Y entonces Bruce lo vio, aunque por poco, ya que estuvo ahí y desapareció en un instante: los ojos de Loki se iluminaron cuando vio a Tony. Aquella sonrisa había desaparecido más rápido de lo que Bruce podía parpadear, pero estuvo ahí, el tipo de micro expresión, de reflejo, que dudaba incluso Loki pudiera fingir.

Tony se dejó caer en el sofá entre ellos, recostándose contra Loki que ahora lucía indiferente, mirando hacia la pantalla del televisor.

—¿Todo bien? —le preguntó Tony a Bruce. Bruce se dio cuenta de que los había estado observando fijamente, parpadeó y sonrió en disculpa.

—Muy bien —respondió con una sonrisa íntima mientras regresaba a su periódico—. Todo está muy bien.

Notas finales:

Bueno, ya nos estamos acercando al final de esta segunda parte, así que espero que me tengan un poco más de paciencia y puedan esperarme.

Como siempre, gracias por leer, por los comentarios y por seguir ahí.

¡Cuídense!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).