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El diablo que ya conoces por Pandora_Von Christ

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Notas del capitulo:

Ya saben, ¡nada me pertenece! Los personajes pertenecen a Marvel y la historia a la genialosa y maravillosa MaverikFlame (sí, sí, esto es solo una traducción que hago con mucho amor xD).

Fue Pepper quien se lo recordó. «Gracias a Dios por Pepper» era una frase que Tony había pronunciado en más de una ocasión, y debido a situaciones como esta.

—Tu aniversario es dentro de una semana, ¿sabes?

Tony apagó el soplete y levantó la careta protectora para mirarla, ojos oscuros desorbitados como los de los conocidos ciervos encandilados.

—Sobre eso —dijo, levantando un dedo enguantado cubierto de hollín—... ¿Qué?

Pepper suspiró y agachó la cabeza para ocultar su sonrisa.

—Tu aniversario —dijo—. Misma noche que la noche benéfica en el museo, ¿no?

Tony agachó la cabeza y se aclaró la garganta.

—Bueno —dijo, moviéndose incómodamente con el soplete en la mano—, no empezamos a salir esa noche exactamente, pero— está bien, está bien, sí —se interrumpió ante la mirada asqueada que empezaba a cruzar el rostro de Pepper—. Supongo que... ese es un día tan bueno como cualquier otro.

Asintió y miró de reojo nuevamente su trabajo, una mano en su careta, lista para bajarla otra vez sobre su rostro.

Pepper seguía parada ahí, tablet sobre sus palmas, observando a Tony con expectación.

—¿Algo más? —preguntó, mano aún levantada, distraído.

Pepper sonrió con indulgencia.

—¿Quieres que planeé algo...? —preguntó, gesticulando significativamente mientras su voz se iba apagando.

—Oh —dijo Tony, y ahí estaba otra vez aquella mirada de ciervo encandilado—. Cierto, eh. —Mordió su labio inferior y miró alrededor de la habitación como si su desastrosa área de trabajo pudiera darle respuestas—. ¿Cómo se supone que haga esto? —preguntó, encogiéndose de hombros—. No soy exactamente un experto en relaciones a largo plazo, y— diablos, no es como si pudiera regalarle flores o algo así, ¿cierto? —Arrugó la nariz—. ¡Oh, Dios, espero que no me dé flores! —Nunca podría vivir con eso.

Pepper suspiró y parecía peligrosamente cerca de poner los ojos en blanco.

—Llévalo a cenar o algo así —dijo ella—. Un toque romántico no sería malo, pero ninguno de ustedes me parece del tipo sentimental.

—Un toque romántico —repitió Tony, moviendo sus pestañas burlonamente—. ¿Cómo qué? ¿Escribirle un poema o algo así?

El ceño de Pepper se arrugó de preocupación, diversión o por ambos.

—Pensar en ti escribiendo poesía es algo aterrador —expresó.

Tony se aclaró la garganta y dijo:

—Las rosas son rojas, las violetas azules, me gusta el sexo, ¡y a ti también!

Pepper cerró los ojos y se frotó el puente de la nariz, aunque Tony juró que había visto el rastro de una sonrisa en su rostro.

 

****

 

—El jueves es nuestro aniversario —dijo Tony.

Esperaba algo parecido a una leve reacción de parte de Loki en lugar del vagamente distraído:

—¿Eh?

Loki estaba sentado en el escritorio de Tony, un escritorio que el dios había reclamado como suyo desde que había comenzado a vivir en la Torre (espera, ¿cuándo había sucedido eso, por cierto?), y estaba absorto en la computadora frente a él, largos dedos tipeando las teclas de vez en cuando. Generalmente, estaba más absorto en la estantería detrás del escritorio que en la computadora, y Tony tuvo miedo de caminar hacia el otro lado del escritorio y ver qué, exactamente, estaba haciendo en esa cosa.

La última vez que lo había visto en esta computadora particularmente, Nueva York había terminado con una manada de alpacas asolando Central Park. Loki insistió en que no estaba involucrado, pero, ¡por favor!

Como sea.

Tony se cruzó de brazos y levantó una ceja hacia el dios —una mirada que había tomado prestada del arsenal de miradas que-podían-matar de Loki—, ceja arqueándose lentamente más y más alto, hasta que Loki finalmente captó la indirecta y lo miró por encima de su (de Tony, realmente) portátil. Parpadeó indiferente ante la mirada de Tony y contrarrestó aquella expresión con su propia mirada de corderito (el muy bastardo).

—Nuestro aniversario —repitió—. ¿Aniversario de qué, exactamente?

Esta vez fue Tony quien parpadeó confundido. «Bien hecho, Tony. De alguna manera, terminaste con una persona más desorientada que tú cuando se trata de relaciones».

—Aniversario de cuando empezamos a salir. —Aún se sentía raro decir «salir» en conjunción a Loki o a él, y más aún juntos.

Loki inclinó la cabeza.

—¿Ahora también celebran eso en Midgard? —preguntó—. Es difícil seguir sus tradiciones cambiantes. —Movió la mano en un gesto irreflexivo y vagamente despectivo (y vagamente insultante, a decir verdad).

Se preguntó si habría sido mejor no contarle sobre nada de esto. Ya era muy tarde.

—Bueno, solo mantén tus expectativas así de bajas y estaremos bien.

Loki resopló y sonrió, apoyándose en la silla ergonómica que también había tomado «prestada» de Tony.

—Supongo que tiene más sentido que celebrar cada año la expulsión del canal de parto de tu madre.

Tony sacudió la cabeza. Tenía que recordarse que Thor y Loki no habían estado en la Tierra por tanto tiempo desde la Edad Media. Y vaya ese era un pensamiento extraño.

—Todavía no puedo creer que no se celebren cumpleaños en Asgard —dijo. Había descubierto aquello en su cumpleaños, cuando Loki había ocultado su vergüenza al no saber sobre el «ritual de regalos», como lo había llamado, dándole algo que probablemente le haría ganarse otro golpe de Thor si llegaba a descubrirlo. Esperaba que Loki «también olvidara» darle un regalo el próximo año.

—¿Para qué molestarse? —preguntó Loki—. Pierdes la cuenta tras unos cuantos siglos.

—Sí, ¡pero piensa en todos los regalos! —respondió Tony, gesticulando ampliamente. Por alguna razón, se encontró vislumbrando montañas y montañas de cascos astados.

Loki sacudió la cabeza.

—Los años pasan de forma diferente en Asgard, nuestro sol es más grande, aunque estamos más alejados de él, y toma casi cinco de tus años darle una vuelta. —Mientras hablaba, giró su dedo índice en el aire para ilustrarlo.

Tony se interesó ante la mención de algo científico, incluso aunque fuera astronomía. Estaba fascinado por la sola idea de Asgard, de otro planeta con vida, hasta con criaturas humanoides.

—Así que... un niño de cuatro años en tu mundo tendría veinte años en el nuestro.

—Muy bien —respondió Loki irónicamente—. ¿Quieres que le diga a J.A.R.V.I.S. que revise tus matemáticas?

—Oh, cállate. —Sonrió mientras miraba a Loki durante un largo momento—. Sabes qué, les daremos a ti y a Thor días de cumpleaños. —Se preguntó cuán molesto estaría Loki si le daba un caballo de «regalo».

—¿Por qué? —preguntó Loki secamente—. Thor ya tiene un día una vez a la semana.

—Oh sí. —Tony se movió para sentarse en el borde del escritorio, comenzó a balancear una pierna así que «accidentalmente» golpeaba el muslo de Loki de vez en cuando—. Deberíamos renombrar el sábado como «Lokiday*», ya que es el día más genial de la semana. Y celebrarlo con orgías masivas. —Movió las cejas sugestivamente—. Cada semana.

—Creo que nos estamos desviando del tema —respondió Loki. Atrapó el pie de Tony y lo apartó de él, aunque respondió a la sonrisa traviesa de Tony con una de las suyas.

—¡Cierto! —Tony casi gorgoteó, recordando por qué había venido hasta aquí en primer lugar—. Aniversario, jueves.

—Sí, ya entendí —respondió Loki pacientemente, aunque cansadamente—. Pero, ¿cómo se celebra un aniversario?

«Buena pregunta», pensó Tony.

—Eh —comenzó elocuentemente—, hasta donde sé, principalmente con comida y sexo. A horas diferentes, generalmente.

—¿Y esto cómo es diferente de cualquier otro jueves?

Tenía razón.

—Bueno, esta vez intentaré hacerlo especial, tratarte como la princesa que eres.

—Por última vez, Tony —suspiró Loki—, deja de compararme con una princesa de Disney.

—Oh, vamos, Blancanieves.

Loki hizo una mueca.

—No, por favor —dijo—. La sola cosa de los siete enanos me recuerda a Freya y a ciertas imágenes que me gustaría poder borrar de mi mente.

—Muy bien, entonces deja caer tu cabello, Rapunzel.

—Jódete.

Tony rio y se inclinó para besarlo porque tenía que hacerlo. Loki hizo una mueca pero no se alejó.

—Y yo que esperaba que hicieras la noche especial y te pusieras ese sostén de almejas

Empujó a Tony del escritorio.

 

****

 

—¿Entonces, ya te sientes como una princesa?

—Por Urd, Stark, te juro que te mataré mientras duermes.

Tony rio entre dientes, y sabía que tenía que ser el único humano en este planeta que podía reírse de una amenaza como esta de parte de un dios y una vez supervillano. Además, tenía que ser el único que podía sacarle una sonrisa y un suspiro exasperado a dicho dios un segundo después.

Por otra parte, era probablemente el único humano que se estaba follando a dicho dios (eso esperaba, claro), así que quizá tenía una ventaja injusta.

—Pero, Loki —gruñó Tony burlándose, poniendo cara seria hacia Loki por encima de su plato—, si hicieras eso, entonces, ¿quién se encargaría de tus necesidades?

—Por favor —se burló Loki, cortando su carne de una manera que Tony describiría como quisquillosa (en su cabeza, claro, no tenía deseos suicidas), sus largos dedos manipulando el cuchillo y el tenedor con una facilidad fluidamente distractora—. Podría fácilmente atender mis «necesidades» con un producto convenientemente moldeado.

Tony no se ahogó con su vino, pero estuvo cerca. Cubrió su resoplido de risa con una tos poco convincente, lanzando una sonrisa tímida a las cabezas volteadas que se había ganado de la mesa junto a la de ellos.

—Recuérdame poner plátanos en la lista de compras —dijo, y Loki sonrió. Tony trató de no pensar demasiado en esa imagen mental.

Quería llevar a Loki a ese museo de hace un año, como una broma, pero los de seguridad no habían estado muy impresionados con la idea. Aparentemente retener rehenes y llevar un arma (falsa) era mal visto en ciertos círculos.

Así que en su lugar habían ido a este restaurante. Tenía un nombre francés, La Fromage o algo así. No recordaba su nombre y no le importaba. Era un bonito restaurante, lo suficientemente exclusivo como para no poner los precios en el menú, donde todos llevaban trajes y corbatas y no hablaban con la boca llena. Aburrido, en otras palabras, pero Loki tenía cierta forma de mantener las cosas interesantes.

E «interesante» era exactamente como Tony llamaría a ciertos dedos de un pie presionándose contra su muslo bajo la mesa.

Tony se aclaró la garganta y luchó contra el impulso de retorcerse. Loki era la imagen de la inocencia a través de la mesa, cejas levantadas de curiosidad, incluso mientras sus dedos comenzaban a frotarse contra su muslo.

—¿Te pasa algo, querido? —preguntó alegremente. Había un dejo de malicia en aquella sonrisa demasiado cortés.

—Loki —casi gruñó Tony. El pie se arrastró más arriba, y Tony saltó, maldiciendo, haciendo sonar los cubiertos de plata contra la mesa. Más miradas inquisitivas de otras mesas, esta vez menos impresionadas, y la expresión de Loki se volvió cortésmente desconcertada. Bastardo—. Ahora no puedo llevarte a ninguna parte —dijo Tony con fingida exasperación, con una mano serpenteando bajo el mantel para apretar el pie de Loki.

—Al contrario —respondió Loki—. Puedes llevarme a donde quieras. —Su sonrisa se tornó perversa mientras tomaba otro bocado de carne, sacando el trozo del tenedor con los dientes y la lengua.

Tony maldijo quedamente y bebió un sorbo de vino, boca repentinamente seca.

—Loki —dijo Tony con un suave gruñido, lamiéndose los labios y degustando más vino—, estoy tratando de ser romántico, sabes. Al menos intentemos llegar hasta el postre, por una vez.

Loki arqueó una ceja, mirándolo divertido de esa manera condescendiente suya, como si Tony fuese un niño orgulloso de sí mismo por orinar por primera vez en el lugar adecuado.

—¿Por qué harías eso? —preguntó, su sonrisa toda labios torcidos y dientes relucientes—. Mi manera es más divertida.

El talón del pie se presionó en su muslo una vez más, y Tony maldijo —otra vez— y apretó su agarre en los dedos pegados a él.

—Oye, tanto quieres tener sexo en el baño —murmuró Tony, entornando los ojos hacia su «cita» mientras su voz iba apagándose de manera significativa.

—Por favor —se burló Loki—. No sexo en el baño. Sexo volador.

Tony parpadeó.

—¿Qué?

—Ya sabes —respondió Loki alegremente, gesticulando con su copa de vino—, sexo volador. ¿Tu traje, mi magia? —La sonrisa que Loki le dio por encima del borde de su copa era realmente pecaminosa.

Tony no estaba seguro de si iban a lograr terminar la cena, ni qué decir del postre. Se aclaró la garganta y trató de apartar el pie de Loki nuevamente.

—Romance —le recordó a Loki—, después sexo. Además, no estoy seguro de que debamos estar diciendo sexo tanto en esta clase de restaurante.

Loki puso los ojos en blanco y retiró el pie ofensivo, observando a Tony con una expresión de sufrimiento.

—Romance —repitió secamente mientras cogía su tenedor otra vez—. No sabrías qué hacer con eso ni aunque te mordiera el trasero.

—Solo hay una cosa que sé hacerle a las cosas que me muerden el trasero —agregó Tony con un guiño. Loki le lanzó una mirada indiferente a través de la mesa.

—La evidencia dice lo contrario —replicó Loki, y cuando Tony estaba a punto de responder, añadió con exasperación—: Pero sí, sí, continúa entonces con el romance, aunque ya es un poco tarde para andar «cortejándome».

—Cortéjate tú, tonto —respondió Tony. Más miradas sucias de la señora a su izquierda. Estaba lo suficientemente lubricado como para darle una igual—. Pepper dijo que por una vez debía ser un caballero, ya que es nuestro aniversario.

—¿Eso dijo? —dijo Loki, nuevamente con aquella divertida sonrisa condescendiente—. ¿Qué más dijo que debías hacer, mmm?

—Dijo que debía escribirte un poema.

Aquella sonrisa irritante cambió en algo un poco más preocupado.

—Oh, por Odín santo.

—Bueno —dijo Tony, rascándose la cabeza—, no estoy seguro de si me lo dijo con esas palabras, pero... Lo hice, así que... —Se aclaró la garganta teatralmente y metió la mano en el bolsillo de su pecho.

Loki se frotó la frente.

—Oh, esto no puede terminar bien —murmuró.

Sonrió al ver el rastro de vergüenza en la expresión de Loki, y, desplegando el pedazo de hoja de cuaderno que había sacado, se puso de pie. Loki frunció el ceño y miró a Tony cautelosamente.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó el dios—. Siéntate.

—No hasta que te haya profesado formalmente mi amor —respondió Tony, alzando la voz para transmitir por todo el restaurante su última frase—, ¡con poesía! —Sonrió al mar de miradas confundidas a su alrededor e hizo una reverencia teatral a su «público». Se aclaró la garganta dramáticamente y leyó:

»Había una vez un jotun miniatura

Cuyo trasero, en realidad, era bastante ardiente.

Para ellos era pequeño,

Aunque para mí es bastante alto,

Y suyo es el buen trasero que me estoy clavando.

Se inclinó de nuevo y se volvió a sentar ante el coro de murmullos y aplausos dispersos y confusos. Loki se pasó una mano por el rostro y lo miró a través de los dedos de su mano, mordiéndose el labio para no maldecir ni reír.

—Feliz aniversario, amorcito —dijo Tony con un bocado de carne.

Aún así no llegaron hasta el postre.

Notas finales:

N/T: Lokiday: como ya saben significaría Día de Loki. Lo dejé así por el juego de palabras y porque en inglés, como saben, Thursday se deriva del Thuresday que significa Día de Thor.

Ya nos acercamos al final de esta segunda parte... Yo sé que me estoy tardando más de lo esperado, pero es algo que se sale de mis manos; solo hasta ayer en la noche pude traducir esto, así que espero que me tengan un poco de paciencia y si ven algún error por ahí o algo no les cuadra, díganmelo sin problema :)

Gracias por seguir ahí, por sus comentarios y favoritos.

¡Nos estamos leyendo!


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