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El diablo que ya conoces por Pandora_Von Christ

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Notas del capitulo:

Disclaimer: ¡Nada me pertenece. Los personajes pertenecen a Marvel y la historia a MaverikFlame! (Esta es una traducción).

Siento mucho haber tardado tanto esta vez, las cosas no han estado fáciles y no dispongo de mucho tiempo, pero poco a poco ahí vamos...

Sin ser más, disfruten.

Steve sabía que ya debía estar acostumbrado a la presencia de Loki, pero todavía tenía que frenarse de alcanzar su escudo cada vez que se encontraba con el dios. Steve no confiaba en Loki, y el solo verlo en este momento, descansando en el sofá, con sus largas piernas enredadas en las de Tony, le ponía los pelos de punta. Vestido en nada más que un pantalón de pijama, Steve se sentía vulnerable.

Como si sintiera su mirada, Loki lo observó por encima del respaldo del sofá, sonriendo con esa presumida sonrisa gatuna que a Steve le recordaba a «Lo'kitty». Loki pasó la mano por el cabello de Tony y le ronroneó algo al oído. Steve apretó los dientes mientras Tony sonreía y le murmuraba algo al dios.

Loki tenía a Tony comiendo de su mano, y él bien lo sabía.

Steve y Loki nuevamente intercambiaron miradas desafiantes a través del respaldo del sofá.

«Estoy vigilándote», decía la mirada de Steve.

«Adelante», decía la de Loki.

Steve apretó los dientes otra vez y se marchó para servirse un poco de café.

 

****

 

—Mira —escuchó Steve decir a Clint mientras pasaba por la cocina—, cualquier mierda pervertida que quieras hacer en tu dormitorio es tu problema; pero maldita sea, Tony, ¡yo como en esta mesa!

Steve se detuvo y retrocedió hasta que se encontró disparando una mirada inquisitiva a través de la puerta. Clint estaba junto a la mesa de la cocina, con los brazos cruzados sobre el pecho. Tony, por su parte, estaba moviéndose nerviosamente, aunque con una sonrisa en el rostro.

—Lo siento, Clint.

Tony no sonaba nada arrepentido. Inesperadamente, imágenes de Tony y Loki enredados en la mesa revolotearon por su mente y Steve hizo una mueca, deseando no haber imaginado todo eso. En realidad, deseaba no haber escuchado esta particular conversación en primer lugar.

Clint murmuró algo y se retiró con el rostro todavía retorcido de irritación. Tony advirtió a Steve en la puerta y una sonrisa le surcó el rostro.

—¡Hola, Steve! —dijo, acercándose para palmear una mano en su hombro.

—Hola —respondió Steve con menos entusiasmo—. ¿Quiero siquiera saberlo? —Señaló la mesa con un movimiento de cabeza.

La sonrisa de Tony se tornó torcida, con aire de suficiencia.

—No, probablemente no —dijo con una risa perversa.

Steve sonrió y trató de impedir que su desaprobación se reflejara en su rostro. Estaba acostumbrado —aunque no satisfecho— a las travesuras sexuales de Tony; pero el pensar en dichas «travesuras» involucrando a Loki todavía le exasperaba.

Alguno de los pensamientos de Steve debió reflejarse en su rostro, porque Tony observó su expresión y empezó a reír. Pasó un brazo alrededor de sus hombros y lo apretó, sonriendo cariñosamente.

—Steve, Steve, Steve —suspiró, aún con esa sonrisa exasperante—. Eres demasiado fácil de molestar.

—En efecto.

Steve trató de no saltar al escuchar una tercera voz; una voz fina y acentuada que había llegado a detestar. Ahora había un dejo agudo a esa voz, en esa única frase. Steve se volvió para observar a Loki acercándose con pasos silenciosos, gatunos.

Los ojos de Loki revolotearon hacia el brazo que Tony tenía alrededor de sus hombros, y Steve solo pudo ver el temblor de su piel mientras los músculos de su mandíbula se apretaban. Ahora, esto era interesante.

Steve miró explícitamente la mano de Tony alrededor de su hombro y luego otra vez a Loki, labios torcidos en una sonrisa de suficiencia. Los ojos de Loki se encontraron con los suyos y se entornaron.

—Hola, Loki. —Tony casi canturreó, ajeno a este intercambio. Su brazo se deslizó de los hombros de Steve y luego Loki estuvo a su lado, metiéndose entre los dos Vengadores. Envolvió un brazo alrededor de la cintura de Tony y lanzó una mirada a Steve como diciendo: «¡Es mío! ¡Apártate!».

Steve resopló y puso los ojos en blanco.

—Como sea —murmuró, retirándose por el pasillo.

Tony frunció el entrecejo ante la espalda de Steve, alejándose.

—Me pregunto qué le sucede —dijo.

—Oh, estoy seguro de que no es nada importante —respondió Loki. Las palabras eran delicadas y uniformes, pero había un filo de cuchilla bordeando su sonrisa—. Entonces... —Loki pasó una mano de largos dedos sobre el hombro de Tony, sus verdes ojos escondían y prometían cosas sucias, muy sucias. Tony tragó saliva.

—Por cierto —dijo Tony—, Clint dice que paremos con el sexo en la mesa.

Loki resopló una risa, y su sonrisa de respuesta fue extremadamente perversa.

—¿Y la encimera? —preguntó, mordiendo la oreja de Tony.

Tony tarareó apreciativamente.

—Oh, qué travieso —ronroneó—. Aunque eso no suena demasiado higiénico.

—Magia —le recordó Loki.

—Mmm, es cierto. Ha presentado un argumento convincente, buen señor.

 

****

 

Unos minutos después, Clint sostuvo una segunda charla con Tony. Esta vez, Steve pudo escucharlos del otro lado del edificio.

 

****

 

Steve no estaba seguro de cuándo había empezado, pero ahora Loki y él  intercambiaban miradas amenazadoras cada vez que se encontraban en el pasillo. No eran sutiles al respecto; Thor, Pepper, Clint y Natasha se tensaban cuando veían que uno había visto al otro. Tony incluso lo había advertido y Steve podía verlo deambulando incómodamente por el rabillo del ojo.

Había una razón por la que Loki se había ganado el título de Tramposo, y Steve no estaba dispuesto a cruzarse de brazos y dejar que el dios se aprovechara de su mejor amigo.

La próxima vez que se encontró a Loki solo, Steve lo agarró por el cuello y lo inmovilizó contra la pared.

—Te estoy vigilando —dijo entre dientes, ojos azules brillantes y penetrantes. Loki lo observó calmadamente, fríamente—. No sé qué pretendes ganar con esto, pero te estoy vigilando.

Steve apretó los dientes cuando el Tramposo respondió con una risa.

—Oh, ¿de verdad? —dijo, su voz era suave como la seda. Su rostro era una máscara de diversión indiferente. Se relajó contra la pared como si no tuviera la mano del súper-soldado torciéndose en su cuello—. Y yo que pensaba que ustedes, Vengadores, no iban a ser divertidos.

Steve apretó los dientes.

—¿Es todo un juego para ti? —escupió.

—Todo es un juego, Steven —respondió Loki despreocupadamente. Sus ojos se endurecieron—. De lo contrario, ¿qué sentido tendría?

—Como digas —gruñó Steve, empujando lejos a Loki. Le arrojó al dios otra mirada intensa antes de regresar a la sala, al sofá iluminado únicamente por el resplandor de la televisión. Se hundió en el asiento junto a Tony, el lugar que Loki normalmente ocupaba.

El lugar que era suyo antes de que cierto dios interfiriera.

Tony lucía entre desconcertado e incómodo. Se removió en su asiento un par de veces mientras sus uñas despegaban la etiqueta de la botella de su cerveza.

—Está bien, Steve, de verdad —comenzó Tony con voz vacilante. Por el tono que estaba empleado, Steve sospechó que había sido escuchado y trató de no avergonzarse—. Yo sé que no eres exactamente el mayor fan de Loki, pero ¿podrías tratar de no enfadarlo más de lo necesario? Porque después soy yo quien tiene que lidiar con él.

Tony miró a un lado como pensando en algo. Steve abrió la boca para responder, pero las palabras de Tony se le adelantaron.

—Es decir, el sexo enojado es... es simplemente increíble, pero me estoy cansando de reemplazar muebles rotos.

—Él es tu mujer —murmuró Clint entre dientes por la boquilla de su cerveza—, encárgate de él.

Natasha le lanzó una mirada penetrante, pero Steve simplemente lo ignoró. Estudió el rostro de Tony, la abierta, suplicante expresión que el tonto sabía que siempre funcionaba con él. Frunció los labios, dominándose por el bienestar de su amigo.

—No te prometo nada —dijo fríamente. Su columna se erizó con el peso de la mirada de alguien y sabía que si volteaba iba a ver a Loki en la puerta, con el rostro medio oculto por el dejo de una sombra.

Tony frunció el ceño, pero no lo presionó. Steve se quedó mirando la televisión y fingió no darse cuenta de la mirada impotente que Tony le disparó a Loki por encima del hombro.

Loki se apeñuscó al otro lado de Tony. Él y Steve decidieron ignorarse el uno al otro mientras veían la película, dejando a Tony rígido e incómodo sentado entre los dos.

 

****

 

Steve se detuvo para respirar, sintiendo el dulce ardor de la adrenalina hasta la punta de sus dedos. Empujó hacia atrás su capucha y se limpió el sudor de la frente y el labio superior. La simulación se desvaneció y su entorno regresó a la caja de metal que era la sala de entrenamiento.

La puerta se abrió, y Steve tomó su escudo y lo apretó con más fuerza de la habitual cuando miró hacia los pasos acercándose y vio a Loki. El dios estaba observando a su alrededor con la expresión de diversión indiferente que Steve bien conocía. Se detuvo cuando estuvo a unos pocos pasos de Steve. El humano relajó su postura, aunque mantenía un agarre de blancos nudillos en su escudo.

Dos podían fingir indiferencia.

—Así que esta es la sala de entrenamiento —dijo el dios. Las palabras rebotaron en las paredes y de nuevo en ellos con pequeños ecos, de manera que sonaban como varios Lokis hablando ligeramente fuera de compás.

«Ese es un pensamiento aterrador, Steven».

—¿Qué te parece? —preguntó Steve. Era una alternativa más civilizada al «¿por qué demonios estás aquí?».

—Es... lindo.

Steve frunció el ceño y levantó una ceja.

Lindo —repitió—. Dudo que eso fuera a lo que Tony estaba apuntando.

—¿No tiene el profesor Xavier una cámara muy parecida a esta?

Steve no quería saber cómo Loki sabía esto.

—Bueno, sí —dijo—. La Sala del Peligro fue diseñada originalmente por el padre de Tony. El Profesor X le paga a Tony para que haga ajustes cada pocos años, o algo así. A Tony todavía le gusta modificarla de vez en cuando, pero diseñó esta sala en base a esa.

—Fascinante —murmuró Loki, mirando a su alrededor otra vez apreciativamente.

—¿Qué quieres? —La paciencia de Steve se había agotado. Estaba cansado, sudoroso y necesitaba urgentemente una ducha. La última cosa que necesitaba era... a Loki—. Tony está arriba.

Se resintió por decirle esto a un enemigo. Ya que en lo que a él concernia, Loki seguía siendo un enemigo.

Loki cogió el dobladillo de su manga, una señal de nerviosismo que a Steve le llamó la atención.

—Sí, ya lo sé —dijo irritado—. Él... solicitó que hiciera las paces contigo.

—¿Solicitó? —«¿Y Loki le había escuchado?»—. ¿Y cómo pretendes que hagamos eso?

La sonrisa a modo de respuesta de Loki no se reflejó en sus ojos.

—Siempre me ha parecido que combatir es una buena forma de mitigar el exceso de ira. —Señaló el escudo de Steve con la mirada.

Steve no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de patearle el culo.

Loki invocó una lanza de la nada, y Steve amplió su postura, inclinando su cuerpo hacia un costado para presentar un blanco más pequeño, uno protegido más fácilmente por su confiable escudo. No se molestó en encender la simulación. Su atención se centró en Loki, en su casco astado, en sus ojos verdes y en su sonrisa exasperante. El dios se acercó con la calma y la gracia de una pantera, y los dos se rodearon lentamente, sin parpadear, mientras catalogaban cada paso de su oponente.

—Las damas primero —dijo Steve cuando ninguno se movió para atacar. Su escudo era predominantemente un arma defensiva. Su falta de alcance en comparación con la lanza no era ideal para iniciar un ataque; no se atrevía a tirarlo y quedarse sin armas tan pronto en la batalla.

Loki resopló, pero parecía más divertido que insultado por el comentario.

—Si pelearas con Lady Sif —dijo—, no te atreverías a darle semejante ventaja.

Steve se disponía a responder cuando repentinamente la batalla había empezado. Loki se avalanzó sobre él, golpeando su lanza con la velocidad de una víbora y Steve apenas consiguió levantar su escudo a tiempo. Modificó la fuerza de su bloqueo para estrellar el borde del escudo en la barbilla de Loki, pero el dios esquivó el ataque y metió su lanza contra el flanco izquierdo expuesto de Steve.

Steve se movió, pero la lanza le rozó un poco en la cadera. Gruñó y cogió la lanza mientras esta le golpeaba, jalándola para volcar a Loki, acercando su escudo para atacar con la otra mano. El repiqueteo de metal contra metal resonó extrañamente a través de la habitación mientras el borde del escudo de Steve se estrellaba con el casco de Loki, torciéndole la cabeza al dios en un ángulo doloroso.

Loki se tambaleó sobre una rodilla, moviendo la cabeza y parpadeando como un búho. Su agarre se aflojó durante una sola fracción de segundo antes de afianzarse nuevamente, mientras Steve empezaba a tirar de la lanza para quitársela. Steve balanceó su escudo nuevamente, solo para sentirlo chirriar contra el suelo metálico mientras Loki se arrojaba hacia un costado y hacia sus pies, retorciendo y liberando la lanza de su agarre.

La culata de la lanza crujió contra el cráneo de Steve, haciendo estremecer su cerebro y su visión mientras tropezaba por la fuerza del golpe. Después la culata se estrelló contra su pómulo, haciéndolo tambalear en la otra dirección, antes de golpear la base de su cráneo por segunda vez.

El escudo resonó contra el suelo, y mientras giraba hizo sonidos contra el piso de metal que Steve pudo sentir hasta en sus dientes. Parpadeó, y dicho piso le pareció mucho más cerca que antes. Antes de que pudiera recuperar el equilibrio, Loki cogió dos puñados de su camisa y lo arrojó sobre su espalda. Steve gimió mientras su cabeza palpitante se golpeaba contra más metal. El rostro de Loki daba vueltas frente a él.

—Te estoy vigilando —balbuceó—. No voy a dejar que le hagas daño.

Una mano se cerró sobre su garganta y el rostro de Loki ondeó más cerca.

—¿Y qué estás dispuesto a sacrificar por él? —preguntó Loki. La sedosa suavidad de su voz había desaparecido.

Dedos largos y pálidos se apretaron alrededor de su tráquea. Steve se ahogó, miró aquellos ojos verdes y carraspeó:

—Cualquier cosa. Todo. Mi vida. Él es mi familia.

Era como el molesto hermano menor que se alegraba de no haber tenido.

Oh, Señor, le dolía la cabeza.

La mirada de Loki revoloteó por encima de su rostro, su expresión era lacrada e inescrutable. Finalmente dijo:

—Bien. —Y se puso de pie, permitiendo que Steve respirara.

Steve abrió la boca y tosió, masajeando su garganta. Sabía que allí pronto habría contusiones en forma de dedos. Durante un largo momento esperó a que el mundo dejara de girar y observó a Loki recuperando el aliento y ajustando su ropa. Se dio cuenta de algo.

—Realmente te importa, ¿cierto? —dijo antes de poder considerarlo mejor.

La mirada de Loki se encontró con la suya. Algo incierto revoloteó a través de los ojos del dios antes de ajustar nuevamente su máscara de indiferencia.

—Sí —dijo en voz baja—. Me importa. —Luego se dio la vuelta y se fue, dejando a Steve solo con sus pensamientos y con lo que probablemente era una contusión cerebral.

Notas finales:

Si tienen alguna duda o corrección no duden en decírmelo.


Nuevamente pido excusas por tardar tanto. Cuídense y nos leemos en el próximo capítulo :)


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