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El diablo que ya conoces por Pandora_Von Christ

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¡I'm back!

Sí, me he tardado un infierno, pero ya saben, shit happens! Como sea, las cosas ahora van un poco mejor y espero tener más tiempo para continuar con los trabajos que tengo pendientes... so, nos estaremos leyendo más a menudo :)

En fin, sin ser más... disfruten el capítulo.

Las llamas eran brillantes y difusas, un naranja incandescente más allá de la bruma de su visión. El olor a gas era vertiginosamente fuerte. Yuxtapuestas con el naranja brillante del fondo, había manchas destacando, de un rojo oscuro, casi negro, con puntos naranja reflejándose en los costados. Tony tosió y más rojo salpicó el panel de mandos.

Trató de levantarse, para desalojar el volante de su esternón aprisionando su reactor de arco, pero sus extremidades y cuerpo se sentían demasiado pesadas.

Un parpadeo, luego otro, más lento, más pesado, y Tony se obligó a mantener sus ojos abiertos, observando fijamente a través de los restos de vidrio manchados de sangre y más allá de las sombras en el otro costado del ardiente resplandor. Aquí estaba él, Iron Man, tras sobrevivir batallas contra algunos de los residentes más chiflados del Universo, muriendo en un accidente automovilístico ya que su bolsa de aire había fallado al desplegarse. Qué ordinariamente decepcionante. Incluso había usado el cinturón de seguridad.

Ahogó una risa. Si había un Dios —un Ser omnipotente, no un turista asgardiano—, entonces tenía un sentido del humor bastante jodido.

Sangre y espuma se agruparon en la comisura de sus labios, y Tony decidió que reírse, incluso irónicamente, era imposible. Dios, tenía frío, ¿y no era eso extraño, cuando estaba rodeado de fuego y ahogándose con humo?

Apoyó la cabeza contra el espaldar y dejó que sus ojos se cerraran nuevamente. Piel pálida y ojos verdes flotaron en sus pensamientos, y repentinamente se sintió solo y tan, tan asustado. El coche explotaría en cualquier momento, y entonces, ¿qué? No quería morir así. No solo.

Tony sintió una mano contra su mejilla, fría, larga y familiar. No se atrevió a abrir los ojos en caso de que ello disipara la ilusión.

«Loki», masculló, sin atreverse a hablar ya que solo respirar dolía demasiado. «Lokilokiloki...»

Un dolor candente e insoportable quemó a través de su cuerpo, y el volante fue apartado de su esternón. Gritó.

Entonces abrió los ojos, y ahora yacía en el suelo, hierba húmeda cosquilleaba en su mejilla y cuello. El brillo anaranjado de los escombros estaba en la lejanía. Debía de haber perdido el conocimiento.

Había un rostro de piel pálida y ojos brillantes y salvajes inclinándose sobre él. Había una mano en su pecho y estómago, evitando que sus órganos se derramaran. Tony reconoció el picor de la magia curativa deslizándose sobre su piel.

Loki. Su Loki. Oh, gracias a Dios.

—Ho-hola —jadeó Tony una vez que sus pulmones se hubieron regenerado.

Los ojos de Loki aún eran salvajes, todavía brillantes, y su esclerótica resplandecía de un naranja color a la luz de la ardiente destrucción. Luego hubo una mano en su garganta, comprimiendo este lugar demasiado fuerte. Loki tensó su agarre y apretó su rostro contra el de Tony. Aquellos ojos verdes salvajes llenaron su visión.

—No así —dijo Loki en un siseo feroz y tembloroso—. No puedo perderte. ¿Me entiendes? ¡No así!

—L-Loki —tartamudeó Tony, su voz apenas era un jadeo entrecortado—. Me estás l-lastimando.

¡Perfecto! —gritó Loki roncamente, moviendo a Tony por la garganta a manera de énfasis—. ¡Te lo mereces, bastardo estúpido y egoísta!

Tony lo miró fijamente mientras los ojos y las mejillas de Loki brillaban a la luz del fuego, y comprendió que el dios estaba llorando. Lágrimas ardientes cayeron contra el rostro de Tony y se deslizaron por la curva de su mejilla. Levantó una pesada y temblorosa mano para tomar la húmeda mejilla de Loki.

—Ya pasó —dijo—. Estoy bien.

Algo osciló en los ojos de Loki, y los músculos de su mandíbula se agitaron mientras apretaba los dientes. Tony lo alcanzó, jalándolo hacia abajo hasta que estuvieron pecho contra pecho y fue rodeado por su olor y su peso. Rígidamente, Loki obedeció, con todos sus ángulos agudos y músculos tensos. Lentamente se hundió contra el humano, enterró el rostro en el hueco del cuello de Tony, agarró los andrajosos y sucios restos de su camisa y dejó escapar un pesado suspiro.

—No así —dijo otra vez.

Tembloroso y agotado, pero vivo, Tony envolvió sus brazos sobre el dios y lo respiró.

 

****

 

El aire estaba cargado de humo, con fuego y gritos, y la adrenalina pulsaba a través del cuerpo de Tony.

Hubo un tiempo no hace mucho en que pensaba que era el único lo suficientemente chiflado como para hacer esto, para caminar hacia el peligro en lugar alejarse de él. Ahora todo lo que tenía que hacer era mirar a cualquier lado, echar un vistazo a Thor, a Steve, a Clint o a Natasha, para saber que no estaba solo en su estupidez. Sonrió tras su máscara de metal. Un grupo de adictos a la adrenalina —eso era lo que eran—, canalizando su locura en algo productivo, como convictos recogiendo basura a un costado del camino.

Por alguna razón, aquello le hizo pensar en Loki, y se preguntó qué estaría tramando el Tramposo. Habían transcurrido tres semanas desde que Tony le había visto, tras el accidente automovilístico, pero Dios, le habían parecido una eternidad.

Era increíble todo lo que había cambiado en el transcurso de unos cuantos meses.

Y entonces un láser cauterizó un agujero en el suelo a un pie de distancia, y decidió que su introspección podía esperar.

Las criaturas que estaban combatiendo eran cosas feas de ocho patas —probablemente alienígenas de algún tipo, ya que Tony había tenido la cabeza en otra parte durante el informe de dos minutos de Coulson. Cuando otro laser-misil salió disparado desde la cosa-arma de uno de los de ocho miembros, Tony decidió que de verdad debía prestar más atención a estas cosas.

Disparó sus repulsores hacia la monstruosidad más cercana, pero la explosión pareció rebotar en una pared invisible.

—Hmm.

Sabía que Clint estaba en su espalda por el repiqueteo de la cuerda de su arco y una flecha pasó zumbando por su oído y se clavó en el hombro del monstruo más cercano. La criatura chilló casi en dos octavas. Tony le lanzó una mirada al Vengador por encima del hombro, aunque Clint no podía verlo.

—Un pequeño aviso sería maravilloso —dijo.

Clint le enseñó el dedo antes de preparar otra flecha.

Tony había estado observando la criatura herida justo frente a él, pero no estaba preparado para el impacto que vino desde atrás y que envió estremecimientos de dolor como dagas a través de su flanco izquierdo. Se volteó y disparó un misil y... nada ocurrió.

Su traje se había bloqueado, congelado, dejando a Tony atrapado en el interior.

—¿J.A.R.V.I.S.?

Su IA estaba silente.

—Mantén la calma, Tony —se dijo, incluso cuando sintió su pecho y garganta contraerse en etapas tempranas de hiperventilación—. Mantén la calma, carajo.

A su alrededor, por lo que Tony pudo alcanzar a vislumbrar a través de las hendiduras oculares del traje, la batalla aún rugía; un destello de explosión allí, una extremidad adicional allá...

—¡Tony! —gritó Steve desde alguna parte—. ¡Muévete, idiota!

—¡Ayuda! —gritó, rezando para que Ojo de Halcón todavía estuviera lo suficientemente cerca como para escucharlo. Se empujó contra su traje, pero la maldita cosa estaba muy bien diseñada para ceder ante su miserable fuerza—. ¡Alguien, por favor!

¡Tony! —Clint, más lejos. Maldita sea.

Una sombra cayó sobre él y una de las feas criaturas de ocho patas llenó su visión. Ladeó la cabeza y lo miró, haciendo chasquidos extraños en el fondo de su garganta que Tony sospechaba eran risas.

—Oh, mierda —murmuró mientras la criatura niveló un par de sus extrañas armas hacia él—. Mami.

Un destello de luz verde obscenamente brillante lo dejó viendo manchas, y oyó otro chillido, solo que más fuerte y más angustiado. Cuando se dio cuenta de que no estaba muerto, Tony parpadeó y entornó los ojos, tratando de darle sentido a lo que había sucedido.

Escuchó el crujido de escombros bajo el pie de alguien, y luego el casco de Loki llenó su visión. El dios se volvió para mirarlo, frunciendo el ceño de sufrimiento o aburrimiento, y sacudió la cabeza con un: «Tsk».

Loki se acercó y empujó hacia atrás la visera del humano, y Tony dejó escapar un largo y tembloroso suspiro. Era como respirar por primera vez, la brisa se sentía fría contra su sudoroso rostro. Loki arqueó una fina ceja, sin dejar de parecer terriblemente aburrido.

—Qué gusto verte aquí —dijo Tony. Lo que quería decir era: «gracias, gracias, gracias qué bueno verte, Loki, te he extrañado».

—¿Tienes problemas? —preguntó Loki.

Tony miró a su alrededor lo mejor que pudo. La batalla parecía haber terminado abruptamente, y por todas las sangrientas extremidades sobrantes y dispersas sobre el asfalto, sospechaba que Loki tenía algo que ver con ello.

—Un poco.

Steve entró en su campo de visión, su capucha estaba echada hacia atrás y su expresión era inquisitiva y cautelosa mientras los observaba.

—¿Un poco de ayuda? —sugirió Tony.

Loki lo miró durante un largo momento, labios temblando en el eco de una sonrisa, como si tratara de decidir cómo sacar ventaja de esto.

—¿Por favor? —añadió Tony. Iba a empezar a hiperventilar de nuevo si no lograba salir de esta cosa pronto.

Algo se suavizó en la expresión de Loki, y con un clic de sus dedos el traje de Tony zumbó de regreso a la vida. Dejó escapar otro suspiro tembloroso y se quitó el casco y los guantes. Después, no perdió tiempo en aplastar a Loki contra él y besarlo lo suficientemente fuerte como para chuparle el alma. Loki gimió de sorpresa y lo miró enojado, solo para después enredar sus largos dedos en el cabello de Tony y responder con igual entusiasmo.

Detrás de él, Tony escuchó a Clint hacer falsos bufidos. Desprendió una mano lo suficiente para enseñarle el dedo medio.

 

****

 

Tony no le preguntó a Loki dónde había estado las últimas tres semanas, y Loki no se lo dijo. Pasaron las siguientes veinticuatro horas en su cama, recuperando el tiempo perdido.

 

****

 

—Pelea conmigo.

—¿Mmm? —Tony dejó a su cabeza colgar en el respaldo del sofá hasta que pudo ver a Loki de pie detrás de él. El dios estaba ajustando sus brazales, su rostro hermético.

—¿Por pelear quieres decir, pelear? —Movió las cejas de manera sugestiva.

Supo que Loki no estaba de humor cuando su única respuesta fue una mirada de advertencia y:

—Sabes lo que quiero decir, Anthony. —La sonrisa burlona murió en sus labios, y se sentó para observar mejor al Tramposo.

Loki parecía cansado pero decidido, con la mandíbula firme y su frente y ojos con arrugas que ayer no estaban allí.

—¿Y bien? —incitó escuetamente.

Tony tragó saliva.

—Sí —dijo, aunque se sentía fuera de balance—. Sí, iré a buscar mi traje.

—No.

Tony detuvo el movimiento de levantarse del sofá. Miró de nuevo a Loki con las cejas fruncidas de manera inquisitiva.

—Sin armadura —dijo Loki, y Tony supo que no había discusión alguna con esa mirada.

Tony lentamente se puso de pie.

—Pero sin mi armadura, soy—

—¿Inútil? —chasqueó Loki—. Exactamente. ¡Ahora, muévete!

—¡Oye, espera un minuto!

Pero Loki ya había girado sobre sus talones y estaba alejándose, dejando a Tony gritando a su vuelta y decididamente desinteresada espalda.

Tony maldijo y pateó la pata de su sofá.

 

****

 

La quinta vez que Tony se encontró sobre su espalda —y no de la manera divertida— decidió que ya había tenido suficiente. Hizo una mueca y se incorporó sobre sus codos.

—Loki... —comenzó.

—¡Una vez más! —Loki lo golpeó en el muslo con su improvisada lanza. El dios caminaba de un lado para otro, su mandíbula firme y sus dedos golpeteando contra la madera con impaciencia.

Tony frunció los labios y evocó un movimiento de artes marciales que Natasha le había enseñado tiempo atrás y que ya casi había olvidado. Se levantó en sus brazos y agarró Loki por las piernas con sus muslos, torciéndolos lo suficiente para jalar al dios y abalanzarlo hacia el suelo con él. Tony apenas tuvo tiempo para saborear la mirada de sorpresa en el rostro de Loki antes de que el dios golpeara la alfombra junto a él, mirándolo con ojos como dagas.

—¡Eso no cuenta! —espetó Loki, liberándose y tratando de levantarse. Tony lo agarró por los hombros y lo sostuvo en su lugar.

—Solo espera un minuto, ¿quieres? —dijo Tony, manteniendo su voz suave, casi dulce. Había descubierto que gritar solo hacía enfurecer a Loki. Inclinó la cabeza y abrió los ojos en la pseudo mirada de cachorro que funcionaba tan bien con Pepper y Steve. Loki lo observó con ojos entornados pero se tranquilizó, y se sentaron con las piernas cruzadas uno frente al otro—. Loki, ¿qué está sucediendo?

—Lo que «sucede» humano, es que hasta hace un momento hemos estado luchando...

Tony arqueó una ceja hacia Loki, poco impresionado, haciendo una imitación de la Lokiana expresión a la que ya estaba acostumbrado. Loki dejó de hablar ante esta expresión y frunció el ceño, observando sus manos.

Tony lo estudió durante un largo momento. Incluso cuando era un dolor en el trasero, Loki era hermoso, demasiado llamativo para ser confundido con un humano, y a Tony algunas veces todavía le costaba creer que esta criatura obstinada y frustrante fuera suya.

Deseó poder recordar por qué la idea de la monogamia le asustaba.

—¿Esto tiene que ver con el otro día cuando mi traje dejó de funcionar? ¿O... hace unas semanas, por el accidente automovilístico?

Loki tenía una cara de póker impresionante, pero Tony estaba empezando comprender sus gestos. Ahí estaba el más minúsculo endurecimiento en la esquina de sus ojos que Tony sabía significaba que había dado en el clavo.

Comprendió que Loki estaba preocupado por él, y tuvo que luchar por no sonreír.

—Así que... ¿quieres que aprenda a luchar mejor en caso de que algo así vuelva a suceder?

Loki lo miró pero no hizo contacto visual.

—No estaría de más —dijo uniformemente—. No me sirves de nada muerto.

Tony frunció el ceño, sabiendo que Loki estaba manteniendo su distancia, porque tenía miedo de parecer vulnerable. Él, de todas las personas, podía entender eso, pero...

—Mira —suspiró Tony—, nunca seré tan bueno en esto como tú, Thor o Steve. ¡Y no existe una puta manera de que alguna vez sea capaz de moverme como Natasha! Quiero decir, sería increíble— pero, uh, ese no es el punto. —Tony se aclaró la garganta torpemente—. Puedo sostener una pelea con otro humano normal, pero contra el tipo de sujetos que debemos enfrentar mis pequeños movimientos de kung fu no van a detenerlos. Para eso es que tengo mi traje en primer lugar.

Loki lo observó, de nuevo con esa expresión impenetrable que hizo a Tony retorcerse y sudar. Quería borrar a besos aquella expresión de su rostro, quitar aquella máscara con sus propias manos y desentrañar al dios de la forma en que lo hacía en la cama. Amaba a ese Loki, expuesto, vulnerable y suyo.

—¿Y si el traje falla? —preguntó Loki—. ¿O si no lo tienes? Eres demasiado dependiente de tu propia tecnología. Tu mayor fortaleza podría fácilmente convertirse en tu mayor debilidad. —Loki dejó escapar un suspiro tembloroso—. Lo sé porque sé cómo piensan tus enemigos. Si alguna vez hubiera querido acabar con los Vengadores de una vez por todas, hubiera «divido y vencido», como dirías. Todo lo que hubiera tenido que hacer es tenerte solo, sin tu traje. —La máscara se quebró apenas lo suficiente, y Tony vio algo parecido al miedo o a la preocupación pasar rápidamente a través de aquellos verdes, verdes ojos.

Tony sintió su boca seca. El sudor se sentía frío contra su espalda, sus sienes y sus palmas.

En lo más profundo de su mente, siempre había temido esto. Todos sabían quién era, y había noches en que se iba a dormir preguntándose si volvería a despertar.

La verdad era que, en realidad, nunca antes le había importado.

Pero aquí estaba Loki, en toda su imperfecta, jodida perfección, necesitándolo tanto como Tony lo necesitaba a él. No le habría gustado que Loki fuera el vulnerable, y entonces comprendió que al no importarle su propio bienestar estaba siendo egoísta.

¿Quién lo hubiera imaginado?

Tomó la mano de Loki entre la suya, pasando su pulgar por los nudillos, y tomó confianza cuando Loki no se apartó. Loki lo observó con cautela, su expresión se cerró nuevamente.

—Loki, incluso si me quedo atascado nuevamente como la última vez, convertirme en Jet Li para patearle el trasero a todos no va a funcionar si ni siquiera puedo moverme —suspiró y se pasó una mano por su sudoroso cabello—. Lo entiendo —dijo Tony—. De verdad. Pero solo soy humano.

Otra grieta en la máscara, y Loki hizo una mueca.

—Bueno, necesitas algo —persistió—. Confío en mi magia, pero puedo luchar cuando es necesario—

—Magia —dijo Tony sin pensar, apretando los dedos de Loki sin proponérselo. —Sonrió—. Bien, entonces, ¿por qué no me enseñas magia?

La boca de Loki estuvo abierta durante un largo rato mientras —por primera vez— se esforzaba por encontrar las palabras.

—Tony —comenzó titubeando—. Yo... creí que odiabas la magia.

—Bueno, sí, pero —continuó Tony—, piensa en ello. Todos saben que dependo de la tecnología. ¡Lo último que esperarían de mí es que saque un poco de magia de mi trasero! Especialmente por lo mucho que la detesto.

Si esto haría que Loki dejara de preocuparse, pensó que podía hacerlo.

Loki se mordió el labio y miró a Tony, ahora su expresión era más curiosa que precavida. Sonrió, aunque su sonrisa no iluminó sus ojos.

—Eso es... sorprendentemente astuto de tu parte —dijo. Sonrió de una manera que le comunicaba a Tony que se trataba de un cumplido—. No te prometo nada, pero supongo que podría intentarlo.

Cualquier otra cosa que pudiera haber dicho se perdió contra los labios de Tony mientras el humano lo besaba.

Loki tomó el rostro de Tony afectuosamente entre sus manos cuando hizo una pausa para respirar.

—Eres un tonto —dijo apaciblemente.

—Sí —dijo Tony tiernamente, pasando una mano por la pálida nuca de Loki—. Sí, lo sé.

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado. Como siempre, gracias por los comentarios y favoritos. Cuídense y nos leemos en unos días :)


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