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El diablo que ya conoces por Pandora_Von Christ

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Notas del capitulo:

¡Hola!

He aquí un capítulo más.

Espero que lo disfruten :)

—¿Así?

—No.

—¿No?

—No.

—¿Qué estoy haciendo mal?

—Todo.

—Caramba, eso es útil.

Steve puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza, ignorando las voces y tratando de leer el periódico de ayer.

Un pesado suspiro y después:

—Trata un poco más como si- no, no, Tony, ¡detente, detente, detente!

—¿Qué?

Hubo un estruendo desgarrador que Steve pudo sentir hasta en sus dientes, seguido por olor a azufre. Steve estiró el cuello para echar un vistazo al pasillo en dirección al estrépito; periódico descansando, olvidado sobre su regazo.

—Tony... —empezó a gritar Steve.

—¡Estamos bien!

Steve frunció el ceño y apretó los labios entre sus dientes.

—¡No hay nada que ver!

—¿Entonces qué fue ese ruido?

—¿El ruido de mi orgullo quebrándose y quemándose?

—No seas ridículo. —Steve apenas podía escuchar la voz de Loki flotando por el pasillo—. Para empezar, eso implicaría tener un poco de orgullo.

—Sí...

—Otro pequeño estruendo y después una maldición. Steve decidió que estaba mejor si ignoraba los detalles y regresó a su periódico.

 

****

 

Era como estática, un chispazo de electricidad reunido en la punta de sus dedos. El aire zumbaba a su alrededor, su piel resplandecía azulada, y por una fracción de segundo pudo observar los contornos de los huesos y músculos de sus dedos. Después la electricidad parpadeó y se desvaneció, llevándose el resplandor azul y la pequeña burbuja que había conjurado a su alrededor.

—Lo logré —suspiró Tony, observando sus manos y riendo como un niño con un juguete nuevo—. ¡Genial!

—Sí, felicitaciones, sostuviste el escudo por dos minutos completos. —La voz de Loki era irónica, pero estaba sonriendo con esa dulce y genuina sonrisa que pocas personas alguna vez habían presenciado.

Tony dejó a su mano descansar sobre la mesa y flexionó los dedos. No imaginaba cuánto trabajo requería aprender magia. Había estado esperando algo Harry Potteresco, un chasquido y voilà, ¡una bola de fuego en tu trasero!

En lugar de ello, le había tomado casi un mes completo lograr invocar un escudo por dos segundos. Y ahora estaba exhausto.

—No eres un hechicero natural —dijo Loki, y Tony supuso que sus pensamientos debían leerse en su rostro—. Los humanos tienen más flexibilidad en ese aspecto respecto a los Aesir, es por eso que los hechiceros bien entrenados son una rareza. Solo necesitas lo básico: un escudo y un ataque defensivo. Esto es simplemente un «respaldo», como dirías, no un cambio de profesión.

Tony asintió, aunque aún se sentía frustrado. Lo importante era ser capaz de defenderse en una emergencia en la que no tuviera su traje, después de todo. Loki había sugerido hacerle hechizos a su traje, pero había rechazado la idea. Sabía que dependía demasiado de su tecnología, pero conocía su tecnología. Prefería que la magia viniera de él.

Además...

Tony deslizó un dedo ligeramente por el brazo de Loki.

—Supongo que no puedes enseñarme el hechizo que usaste anoche, ¿cierto?

Observó mientras una lasciva sonrisa se extendía por el rostro de Loki. El Tramposo lo favoreció con una mirada de soslayo.

—Un Dios de la Travesura nunca revela sus secretos —contestó Loki juguetonamente, apoyando la barbilla en su palma e inclinándose hacia Tony—. Pero puedo darte otra demostración, si quieres.

Labios fríos se unieron con los suyos, y Tony no tuvo quejas.

 

****

 

La brisa nocturna era fría contra su piel, reconfortante y primitiva, recordándole que estaba vivo y despierto. Loki suspiró y limpió el último vestigio de sudor de su frente. Su cabello todavía estaba húmedo y pegajoso, pero no le importó, no en ese momento.

Pasar la noche con Tony le ayudaba con sus pesadillas pero no las disipaba completamente. Usualmente, Tony lo sacudía hasta despertarlo, casi siempre medio dormido, y envolvería sus miembros alrededor del dios. Su calidez y solidez eventualmente arrullaban a Loki hasta que volvía a dormirse. Loki solo recordaba su caída a través de los mundos en aquellos sueños, despertando con una sensación de terror que no tenía nombre.

Esta noche, el humano dormía profundamente, dejando a Loki sufriendo solo en la oscuridad, entre las sombras y demonios de su mente. Esta noche, Loki estaba afuera, solo en la azotea, estimulado por una brisa fría cuando todo lo que anhelaba eran extremidades cálidas.

Excepto que no estuvo solo. No por mucho tiempo.

Pasos a su espalda, pesados, lentos; tratando de ser sigilosos pero fallando miserablemente.

Thor.

Loki hizo una mueca y apretó sus brazos a su alrededor con fuerza, debatiendo si debía o no teletransportarse.

Los pasos se detuvieron a unos cuantos pasos de donde Loki se encontraba.

—Hola, Loki —dijo Thor, manteniendo su voz baja como en deferencia al mundo durmiente que no podía escucharlos.

—Thor —respondió Loki sin volverse. Observó las estrellas y las luces de la ciudad imitándolas en la oscuridad—. ¿Se te ha pasado la hora de acostarte?

Otro paso y Thor entró en el perímetro de su visión, era una mancha roja y dorada por el rabillo de su ojo.

—No pude conciliar el sueño —dijo Thor—, y sospecho que tú tampoco puedes.

Loki asintió en respuesta. Podía sentir a Thor observándolo, estudiándolo y se preguntó qué estaba viendo el otro dios.

—¿Qué quieres, Thor? —preguntó finalmente, con resignación.

La mancha roja y dorada se movió incómodamente en el borde de su visión.

—Tu compañía —contestó Thor, su voz aún era suave, incierta, y Loki habría encontrado su incomodidad divertida bajo mejores circunstancias—. Durante meses has ido y venido a tu antojo para... para ver a tu humano, pero has estado evitándome. Incluso le has estado enseñando magia, escuché, pero ni siquiera te molestas en saludarme cuando nos topamos en el pasillo.

Loki bufó y puso los ojos en blanco.

—Qué arrogancia. —Hizo una mueca—. Pensar que me importa si estás o no aquí.

Thor dio otro paso hacia adelante, y ahora estaban lado a lado. La mancha roja y dorada comenzó a ganar definición en los bordes, a convertirse en Thor, y Loki finalmente se volvió para mirarlo. Thor lucía cansado, su cabello estaba sudoroso y su armadura andrajosa y ensangrentada. Acababa de regresar de una batalla. Recordó cómo Thor solía combatir o ir en busca de problemas cuando no podía dormir. Los dioses sabían que había sido arrastrado a aquello con bastante frecuencia.

—¿Así que lo niegas? —preguntó Thor herméticamente—. Entonces, ¿por qué Clint te ha visto más de lo que yo te he visto?

—¿Acaso eso importa, Thor? —espetó Loki—. Estoy aquí, como dices, «para ver a mi humano». ¡Tú y yo tenemos toda la eternidad para pelear y hablar y cualquier otra cosas que tú diablos quieras! Habrá mucho tiempo de sobra cuando el humano se haya ido.

Loki permaneció entumecido, apartando el pánico y la rabia que esa realidad le causaba. Observó la noche pero no vio nada en ella.

—Hay bastante tiempo para ello ahora —respondió Thor—. La ciudad duerme, pero nosotros no. ¿No podemos hablar simplemente, hermano?

Loki hizo todo lo posible por no contraerse de dolor ante esa palabra.

—Las palabras nunca han sido tu fuerte, «hermano» —gruñó—. Pero di lo que quieras.

A juzgar por la cantidad de parpadeos, Thor no había esperado esa respuesta. Se apoyó en la barandilla y observó la nada, su mandíbula se movió indecisa por un largo momento.

—Quiero que te nos unas, Loki. No quiero ser tu enemigo.

Loki rio sin alegría ante esto.

—Entonces no lo seas —dijo.

—¿Qué? —Thor se volvió para mirarlo completamente.

—Ya me oíste —dijo Loki con una pequeña sonrisa—. No seas mi enemigo. Únete a mí, y juntos purgaremos a este mundo de esos insectos humanos. —Miró a Thor astutamente, su expresión no develaba nada.

—¿Qué? —dijo Thor nuevamente—. ¡Sabes que no puedo hacer eso, Loki!

Loki se volvió para encarar a Thor completamente.

—Oh, ya veo —dijo con una sonrisa sacarina—, ¿o sea que quieres que sea yo quien haga todos los sacrificios? Difícilmente me parece justo cuando eres tú quien me lo está pidiendo.

Thor se enderezó, su cara se endureció.

—¿Pero si el Hombre de Acero te lo pide, sí está bien, cierto? —rechinó entre dientes.

Loki se erizó.

—¿De qué estás hablando?

—Cuando hiciste el trato con Fury, ¿no fue por Tony?

—¿Quieres saber por qué hice eso? —siseó Loki, inclinándose hasta que su rostro estuvo justo sobre el rostro de Thor—. Porque Tony no me lo pidió y dijo que nunca lo haría, aunque yo sabía que eso era lo que él quería.

Thor se quedó boquiabierto ante Loki, cejas fruncidas mientras intentaba comprender esto.

—Y-yo pensé... —tartamudeó—. Perdóname, no debí suponerlo.

—No, no debiste. —Loki rio amargamente y se apartó—. Puedes pensar que eres mucho más sabio que antes, Thor, pero la verdad es que no has cambiado ni un poco.

Loki se volvió para alejarse, cuando la mano de Thor en su hombro lo detuvo.

—Es por eso que te necesito —dijo Thor dulcemente—. Tú siempre fuiste el inteligente.

Loki frunció el ceño y empujó la mano de Thor, pero sintió su ira suavizándose hasta convertirse en una ligera molestia.

—Solo quiero a mi hermano de regreso, Loki.

La sonrisa en respuesta de Loki fue más parecida a una mueca.

—Oh, Thor —dijo simulando afecto—. Tu hermano murió hace años. Él no regresará.

Esta vez Thor no lo detuvo cuando se alejó.

 

****

 

Loki despertó bien entrada la mañana por el olor a café y huevos fritos. Se estiró y rodó sobre su espalda, limpiando una costra de baba de la comisura de su boca. Tony se sentó en el borde de la cama junto a él, ondeando tentativamente una taza de café humeante bajo su nariz. Loki sonrió y se sentó, su temprana irritación anulada completamente por la inmediata presencia del café. Tomó la taza, bebió un sorbo y cerró los ojos. Negro con dos de azúcar, justo como le gustaba.

—Sabía que había una razón para mantenerte cerca —ronroneó Loki, deslizando una larga mano por la pierna de Tony.

Tony sonrió y bebió su propio café, pálido con tres de azúcar, lo suficientemente dulce como para pudrir sus dientes.

—Bueno, mi nueva religión implica traerle a mi dios ofrendas de café cada mañana —contestó Tony, voz aún áspera por el sueño de una manera que enviaba escalofríos por la columna vertebral de Loki. Dio un casto beso en los labios de Loki e indicó la mesita auxiliar con un gesto de cabeza—. Y huevos. Además, pensé que traerte el desayuno a la cama podría mantenerte en ella un poco más de tiempo.

Loki miró hacia un costado y vio un par de huevos fritos esperándolo, todavía chisporroteando. Esquivó otro beso, aún menos casto, con un sorbo estratégico de café.

—Primero el desayuno —dijo Loki dulcemente, enredando una mano en el frente de la camiseta de Tony—, y después «tu dios» te quiere de rodillas.

Tony tarareó apreciativamente en el fondo de su garganta.

—Aunque, la última vez que uno de los dos hizo eso...

—Sí, sí, Thor, lo sé —suspiró Loki. El solo pensar en su hermano mató su buen humor. Frunció el ceño y se volvió hacia sus huevos.

Tony se recostó y miró al Tramposo durante un largo momento. Sus dedos repiqueteaban contra un costado de su taza de una forma que Loki sabía significaba que quería decirle algo pero se estaba conteniendo.

—Ve al grano —suspiró Loki, mirando sus huevos.

—¿No me matarás?

—No te prometo nada.

—Está bien. —Tony hizo una pausa para tomar un largo trago de café, y Loki alzó una ceja, preguntándose cuánto el idiota autodestructivo se estaba quemando la garganta—. Es solo que... Thor parece un poco decaído esta mañana, y...

Tony se detuvo de manera significativa, observando a Loki, pero Loki lo miró inexpresivo, dejándolo debatirse por su cuenta. Tony suspiró y puso los ojos en blanco.

—¿Y me preguntaba si tenías algo que ver con eso?

—Y si así fuera, ¿sería asunto tuyo? —Loki volvió alegremente a sus huevos, apuñalando la yema y viéndola sangrar amarillo sobre su tenedor y plato.

—Ugh. —Podía sentir a Tony observando la forma intermitente en que apuñalaba sus huevos—. Supongo que no, no realmente. —Una pausa, y luego —«aquí viene, Loki»—. No, sí, en realidad sí lo es. Soy quien está atrapado en medio de una discusión entre dos dioses enfadados, y ese no es un lugar en el que me gusta estar.

Loki observó a Tony con una ceja levantada, poco impresionado. Tony le devolvió la mirada firmemente, aunque sus dedos seguían golpeteando nerviosamente. El estúpido humano aún temía a su temperamento. Bien. Loki dudaba que ahora pudiera hacerle daño al tonto, pero no necesitaba que Tony lo supiera. A Loki le gustaba ser el único al mando. Siempre.

—Quieres que hable con él —dijo Loki inexpresivamente. Esta era la parte donde Loki normalmente gritaría y le diría a Tony que le dejara solo, pero el café había dejado un agradable ardor en su estómago y no parecía valer la pena el esfuerzo. Sospechaba que este había sido el plan de Tony todo el tiempo y se encontró impresionado por la astucia del humano.

—Sí, sería agradable.

—Mmhm. ¿Y si lo hago, qué recibiré a cambio?

Tony sonrió y movió sus cejas sugestivamente.

Loki comenzó a reir.

—Recibiré eso de todas formas.

—Bueno, sí, pero haré esa cosa que normalmente no hago...

—Tony, todo lo que tengo que hacer es señalar, y harás esa cosa.

Tony abrió la boca para contestar, solo para suspirar y asentir con la cabeza en un gesto de: «sí, tienes razón».

Loki rio entre dientes y dejó a un lado su plato vacío.

—No es tu problema, Tony —ronroneó, envolviendo sus brazos alrededor de los hombros del hombre y susurró en su oído—: Ahora, déjame hacerte olvidar todo esto, ¿sí?

Notas finales:

Como siempre, muchas gracias a quienes siguen leyendo este fic y claro, comentando. Me alegra mucho que les esté gustando.

Cuídense y nos leemos en unos días :)


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