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El cervatillo en la trampa del perro de caza por Gamancay

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Notas del capitulo:

¡Hey! Volví del Inframundo y les traigo buenas noticias... ¡Hay wifi!... ¡Y fanfics yaoi!

Y también pude escribir un nuevo capítulo (más largo que los demás, como forma de disculpa por la ausencia)

¡Disfruten!

El sonido de los disparos, los gritos de mi madre, el ruido crujiente de zapatos y el cadáver frío de mi padre yaciendo en una esquina de la sala.
Mi amada madre apenas oyó el golpe estruendoso de la puerta de entrada, me encerró en el armario de la sala. Sabía quiénes tocaban la puerta, sabía qué querían y le había rogado a mi padre que se detuviera antes de que fuera demasiado tarde…pero ya era tarde… y me di cuenta de eso cuando al salir de ese armario, lo primero que me encontré fue el cuerpo inerte de mi mamá…
Mi propio grito me despertó.  Agradecía que pudiera moverme, porque siempre que soñaba, sufría de parálisis del sueño. No me animaba a levantarme de la cama para buscar agua. Tenía miedo, miedo de que al llegar a la cocina encontrara al fantasma de mi madre.
Intenté concentrar mi mente en otras cosas. Pensar en la sonrisa de Draco y Harry, los abrazos de Lily y las palabras alentadoras de Lucius y Cissa lograron devolverme a la realidad.
Miré a mi costado donde se encontraba mi reloj y encendí el velador, eran las 5:30. Faltaba poco para tener que despertarme para el trabajo. Como obviamente no volvería a conciliar el sueño, fui directo al baño. Una buena ducha me relajaría y alejaría de mi mente ese cuento de terror. Un cuento en el cuál ya me había desasido de los principales antagonistas, pero que aún así volvían en forma de fantasmas…
 
Por suerte éste comienzo de semana lo había comenzado de forma puntual. Pero ni siquiera había pisado el establecimiento, cuando una voz femenina requirió de mi atención.
-Dr. Snape, el agente Black está esperando la entrega del sobre con los expedientes.- Mierda, mierda, mierda. ¿Enserio? ¡¿Ni una semana en paz?!
Justo en el momento en que me informaba una secretaria de que Black ya estaba esperándome, sonó mi teléfono. Era un mensaje de Lucius y estaba… esperándome en mi oficina…
Mierda ésto es malo, mierda ésto es malo, mierda, mierda.
 Aceleré mi caminata, dejando a la pobre oficinista sin entender mi actitud. Si Lucius y Black estaban en la misma habitación, no podía imaginarme la cantidad de cosas malas que podrían pasar. Se odiaban desde hace años.
Lucius siempre ha sido demasiado sobreprotector y apegado con sus seres queridos, y yo al ser parte del grupo, siempre he sido defendido por él de las bromas de Black.
Creo que el odio hacia Black, fue una de las razones del origen de nuestra amistad.
El ascensor estaba atascado de gente y en una medida desesperada hice uso de mí mal y poco desarrollado estado físico… usé las escaleras.  Cabe aclarar que mi oficina está en el tercer piso…
Cuando llegué todos los oficinistas me miraban de forma extraña, quizás porque había sudado todo lo que debería haber sudado en un año.
“Nunca hacer ejercicio con un traje de oficina”. Tendría que anotarlo en mi lista mental.
Intentando calmar mi agitación y secar el sudor de mi frente, ingresé a mi oficina.
Me aseguré de que todo estuviera intacto, y estaba todo normal, más allá de los dos se largaban miradas de odio absoluto.
-Sev… ¿qué te pasó?-. Lucius me miraba extrañado y no era para menos. Todavía no controlaba mi respiración, así que respiraba aún por la boca. Mi traje estaba todo desaliñado, con la camisa salida del pantalón. Mi cabello, siempre bien peinado hacia atrás (como siempre lo usaba en el trabajo) dejaba caer algunos mechones en mi cara. Y ya me imaginaba a mis mejillas enrojecidas. Siempre se ponían rojas cada vez que hacía un esfuerzo físico.
-Pareciera que te atacaron… ¿estás bien?-. Lucius se acercó para verificar si no me había pasado nada.
Mientras mi amigo verificaba mi estado desastroso, dirigí mi mirada hacia Black. Me miraba de pies a cabeza y tenía un rostro extraño…como si estuviera… ¿avergonzado? No lo sé y tampoco quería saberlo, porque no tardó mucho en volver a reaccionar y hacer alguno de sus comentarios insultantes hacia mi persona.
-¿Quién atacaría a Snivellus? Con esa cara espanta a todos.- Lo ignoré y le respondí a Lucius.
-Estoy bien, sólo que tuve que subir por las escaleras. El ascensor estaba repleto…-.
-Ésta bien, Sev. Vine porque necesito hablar contigo de “algo” importante… a solas.- Le envió una mirada directa a Black. Una mirada llena de asco y desprecio.
-¡Hey! Yo estoy aquí desde antes, además supongo que éste es un sitio para trabajar, no para hablar de temas personales. ¿No, Prince?-. Carajo, no quería darle la razón, pero era cierto. Aunque podía deshacerme de él lo antes posible e ir con Lucius después.
-Lucius espérame en la cafetería de enfrente, iré en unos minutos.- No le gustó nada la idea, pero hablaba en serio así que aceptó.
Pude ver la sonrisa satisfactoria de Black, por haber hecho enfadar a Lucius.
Cuando escuché el sonido de la puerta cerrarse, me acerqué al archivero y tomé los papeles del Scotland Yard entre mis manos.
-Aquí está-. Pero antes de que la mano de Black alcanzara el sobre, lo alejé. –Dile a tu jefe que además, ahí dentro están todos los testimoniales aprobados, así que no será necesario mandarte la semana que viene a buscarlos-. Lo miré directo a los ojos y no pude evitar sonreír de costado. Black quedó perplejo, como pocas veces había logrado dejarlo.
-Como quieras…-
No lo podía creer, ni siquiera pudo hacer ninguno de sus típicos burlones comentarios.
Con un sentimiento de satisfacción por dejar a Black sin habla,  llegué a la cafetería lo más rápido que pude.
Estaba haciendo demasiado ejercicio en un día.
Lucius se encontraba en una de las mesas con vista al parque, bastante alejado de las demás personas, como siempre.
-Espero no haber tardado mucho-  Lucius cambió su semblante serio al verme llegar. -Hay un mar de gente en las calles a esta hora.-
-No te preocupes Sev. Me sorprende que te hayas sacado de encima tan fácilmente al perro sarnoso de Black-.
-No le digas perro sarnoso, los perros están infinitamente alejados de parecerse a alguien así. Cualquier animal, mejor dicho.- Su sonrisa se ensanchó ante mi comentario.
-Tienes razón, me disculpo por haber ofendido a cualquier ser vivo comparándolo con ese tipo.- No pudimos evitar reírnos un poco. Justo en ese momento llegó una mesera a preguntarnos qué pediríamos. Recién había desayunado así que solo pedí un té clásico. Aunque no estaba muy seguro si me había escuchado, ya que la mesera estaba más ocupada en comerse con los ojos a Lucius, que de mi existencia.
-Siempre es lo mismo…-. Miré por la ventana a la gente que pasaba por la calle, no pude evitar sonreír de forma nostálgica.
-¿Qué cosa?-.
-Bueno, me gustaría llamar la atención tanto como tú, Lucius. No es envidia, sólo me gustaría saber qué se siente ser…ya sabes…atrayente-. Su risa apenas oyente, logró que girara mi rostro hacia él.
-¿De qué te ríes?-.
-No sabía que te interesaban esas cosas tan banales, Sev-. Iba a reprochar su comentario, pero siguió platicando. –Es increíble que siendo tan inteligente apenas y te des cuenta de lo que ocasionas en la gente, especialmente en el sexo masculino…-.
- ¿A qué te re….-.
-Un té clásico…y un café negro con una rebanada de pie de fresas-. Y antes de que se fuera, le guiñó un ojo a Lucius y dijo en tono seductor. –Que lo disfrutes-. El rostro de asco infinito que puso Lucius, casi ocasiona que escupiera mi té de la gracia que me ocasionó.
-Que gente más descarada… Bueno, yendo al grano. Aparecí de improvisto en tu oficina para informarte algo de importancia. Aunque eso ya debes de saberlo.- Asentí con la cabeza y seguí sorbiendo mi té. –Hace poco un amigo que trabaja en el Scotland Yard me comentó ciertos rumores sobre que reabrirían el caso del grupo de traficantes “Los Loto Negros”… No quería creer en rumores, Sev, pero creí que necesitabas saberlo…-.
-No hay más pruebas, ni testigos, ni nada, Lucius-. Mis manos comenzaron a temblar y sentí como el sudor frío bajaba por mi espalda. –Además ni siquiera eran un grupo tan importante, no lo entiendo…yo…-.
-Tranquilízate Sev, no va a pasar nada malo. Yo nunca lo permitiré y lo sabes, pero quería que supieras esto para que andes con precaución. Intenta esquivar el tema si sale y no confíes en nadie. Lo llevas haciendo muy bien desde entonces, no tienes nada de qué preocuparte. ¿Vale?-.
-M-me mantendré alerta.-  Observó su reloj detenidamente y me dedicó una sonrisa tierna.
-Todo saldrá bien, por ahora son sólo rumores… Lamentablemente debo volver a la oficina…- Se levantó lentamente y acomodó su chaqueta.- Nos vemos dentro de poco Sev, cuídate…-
Me quedé sentado unos minutos más, pensando. Intentaría no pensar tanto en el tema. Pero algo en el interior más profundo de mi cerebro, me decía que la pesadilla de la noche anterior había sido un presagio de que algo malo me ocurriría dentro de poco…
 
Estaba recostado en el sofá de mi departamento, cuando sentí que vibraba mi celular, era una llamada de Lily.
-Hola, ¿pasó algo?-.
-Ay Sev, ¿es necesario que pase algo para que te llame? ¿Me crees tan desconsiderada?-. Largué un profundo suspiro.
-Yo no utilizaría esa palabra, pero sí, Lily-.
-Está bien, Sev. Tienes razón, es para pedirte un favor… bueno, más bien para James. Escuchó que en la empresa de Lucius van a delegar los papeles de jurisdicción a nuevos empleados, y creía que sería una buena oportunidad para que cambie de trabajo. ¿Podrías dejar bien parado a James, frente a Lucius? ¡Porfa!-. Acaricié mis sienes, ese era un favor bastante complicado. Lucius odiaba al grupete de James y obviamente al propio Potter. Por más años y situaciones que pasaron, su relación con él no mejoró.
Pero se los debía, no sólo por Lily… sino por James.
Cuando teníamos 16 años -y mi amistad con Lily todavía no se estropeaba- me rogó porque me acercara a sus amigos. Alegando que eran buenas personas cuando los conocías. Lo pensé mucho y le dije que eso no saldría bien, tantos años acosándome no cambiarían solo porque yo quisiera ser su “amigo”. Pero ella insistió y como siempre, hice lo que quería.
Como mi relación con Remus nunca fue del todo “mala”, quise empezar por él. Era amable y muy callado, demasiado. No lo consideraba alguien ruin, pero sí muy cobarde. Veía en sus ojos que le molestaba que sus amigos fueran unos abusones, pero nunca decía nada por miedo a la soledad.
Un día, lo encontré solo, sentado debajo de un árbol de la escuela leyendo un libro. Por lo menos teníamos algo en común.
-Hola, Lupin-. Y como siempre, lo asusté. Tendría que practicar mi acercamiento con la gente. Aunque a veces pensaba que no se asustaban porque fuera silencioso… sino por mi rostro…
-Se-Prince…hola… ¿qué necesitas?-.
-Quería hablar contigo…-.
-¿Hablar? ¿De qué?-. Se veía un poco nervioso, quizás creía que lo iba a insultar o vengarme de las bromas con él.
-Nada en particular…- Largué un suspiro.- Iré al grano-. Me senté a su lado. –Lily quiere que los conozca y que terminemos con las rivalidades… así que decidí hacerlo. Y como te ves el más sensato de los cuatro, quise hablar contigo primero- Su rostro se veía asombrado y luego de unos segundos me sonrió.
-Eso es genial, bueno, ¿de qué crees que podríamos hablar?-. Lo medité unos segundos y señalé su libro.
- Oh, estoy leyendo el libro “Rayuela” de Julio Cortázar... Es mi favorito de éste autor-.
-“Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.”-. Amaba esa frase, me recordaba a mí y a mi vida.
-Wow, es una genial frase, ¿no? Es también una de mis favoritas, junto con la de “No es que haya que vivir, puesto que la vida nos es fatalmente dada... La vida se vive a sí misma, nos guste o no.”-. No pude evitar sonreír un poco, me hice la pregunta de que quizás entablar una amistad no era tan difícil.
O eso creía… porque tiempo después vino la amarga respuesta…
Iba caminando hacía el salón de química, cuando una mano grande y fuerte me tomó del hombro llamando mi atención.
-¡Hey, Snivellus!-. Era Black y para mi sorpresa, actuaba muy normal y educado. Tanto que daba miedo. –Me enteré que andas muy amistoso con Remus.- Sonrió de forma, a mi parecer, perversa. –Espero que no estés planeando nada malo con mi amigo… bueno, no es para que te espantes. Es solo una advertencia.- Estaba por girarme cuando dijo. –En realidad vine, porque Remus me pidió que te avisará que quiere hablar contigo en la casona de la Avenida York hoy a las 4 pm., es un lugar en donde nos juntamos a veces. Felicitaciones, Remus confía en ti y quiere que te conozcamos ahí. No faltes.- Me dedicó una última sonrisa y se fue.
En ese momento mi parte razonable me dijo que me mantuviera a distancia y no asistiera a la cita. Pero recordaba las súplicas de Lily y las charlas amenas con Remus. Eso hizo que esa tarde fuera a esa mansión abandonada. No era idiota, Remus me había hablado varias veces de ese lugar y que tenía un patio trasero hermoso y que cada vez que iba con sus amigos, se llevaba libros para leer. Por esa razón asistí.
El día no estaba tan frío -para ser invierno-, así que solo llevaba un suéter verde (que era  dos tallas más grande que mi talle), una bufanda marrón y mis jeans gastados (que usaba con un cinturón para que no se me cayeran). Cuando llegué al frente de la casona, no había nadie, así que esperé. Al cabo de unos minutos, vi que Black salía de una de las ventanas desmanteladas de la casa.
-¡Hey, vamos! Remus está adentro-. Fielmente lo seguí por dentro de la mansión. Estaba todo oscuro, apenas se podía ver por algunos rayos de Sol que entraban por las fisuras de la casa.
-¿Estás seguro que es por aquí?-. Estábamos subiendo unas escaleras al primer piso, apenas habían habitaciones intactas, estaban todos los pisos de madera rotos y los que aún se mantenían, parecían a punto de caerse.
-Yo vengo todo el tiempo aquí Snivellus, ¿acaso no confías en el amigo de tú “amigo”?-. Algo iba mal, pero no quería echarme atrás.
-Bueno, pasando esa habitación hay una escalera que baja al patio, ahí encontrarás a Remus-. Se estaba dando la vuelta cuando le hablé.
-¡Espera! ¿No vas a acompañarme?-.
-¿Snivellus es una damisela?- Largó una estruendosa carcajada. –Claro que no, iré a buscar algo de comida y vuelvo-. Y desapareció entre las sombras.
Tragué en seco y miré la habitación. Tenía pozos en el piso, hechos por termitas. Parecía a punto de caerse. Pero si pasaban por ahí todo el tiempo, seguramente había un lugar estable por el cual caminar. Así que decidí pasar por el costado. Escuchaba las maderas crujir con cada paso que daba. Cada vez me iba acercando más a la luz del exterior. Estaba llegando al final, solo tendría que rodear un pozo más y llegaría a la ventana donde estaba la escalera de emergencias. Cuando mi mente se estaba creyendo que iba todo bien, escuché algo romperse debajo de mis pies y todo se volvió negro…
Me rompí una pierna y me había dislocado el hombro derecho con la caída. El hueso de mi pierna había salido de mi carne, por lo cual perdí mucha sangre. Hubiera muerto si no fuera porque James escuchó el estruendo y me sacó de ese lugar en una ambulancia. Poco tiempo después descubrí que todo había sido idea de Black, que lo había hecho para “asustarme” y que no creía que yo hubiese ido tan lejos; también supe que Remus no tenía nada que ver con esa “reunión” y que James gracias a Dios pasaba por el lugar y pudo ayudarme.
Esa era la razón por la que le debía a James, a pesar de haber seguido siendo molesto conmigo, le debía el haberme salvado la vida.
-Está bien Lily, yo hablaré con Lucius. No te prometo nada, pero lo intentaré-.
-¡Gracias Sev! Te adoro y Harry también. Ven uno de estos días a visitarnos. ¡Cuídate!-.
 

Mi desprecio por Black nunca fue una cosa estúpida de niños. Ese día fue más allá. A veces no sólo lo evitaba por eso, sino porque me aterrorizaba…

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que el capítulo haya sido de su agrado. Hay muchas cosas que se están revelando del pasado de nuestro querido Sev.

Aquí les dejo la imagen del episodio: http://i1231.photobucket.com/albums/ee509/Gamancay/Nuevo%20Lcghienzo_zpsejukh5jb.jpg?t=1467472603 (Parece que alguien estaba espiando a Sev y Remus)

 


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