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Childhood Memories ~ por BicthLVL100

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POV'S Guillermo ~

Mi mamá solía decir que yo era como el fuego, consumía a todos los que se cruzaban en mi camino, y todo a mi alrededor con mi forma de ser y mi manera de siempre querer llamar la atención. De cierto modo era verdad, siempre me gusto que me miraran, quizás sea debido a que pasaba la mayor parte de mi tiempo encerrado...

Cuando finalmente podía salir, quería mostrarles todo de lo que era capaz, sin embargo, eso no sucedió nunca.

El amor de mi madre no siempre fue fuerte, detrás de la sombra del éxito de su esposo, detrás de los engaños y de la obvia falsedad de su relación.

Una mujer glamurosa que irradiaba belleza con tan solo una mirada; atractiva, encantadora... la esencia de mi madre sigue viviendo detrás de la vanidad que le obligó a centrarse en ella y en su dinero que en mí.

Rasgos amables, preciosa piel y rostro de los cuales fui heredero; Mi madre decía que los hombres siempre gastaban su dinero en amor, y conforme fui creciendo fui dándome una idea del porque ella y papá seguían juntos si ni siquiera hablaban.

La apariencia hace que puedas ganar muchas cosas a tu favor, para mi suerte, y gracias a los halagos de mamá siempre supe lo que poseía; Desde que tengo memoria, yo siempre fui un chiquillo lindo del cual muchos hombres, en su mayoría invitados de papá, se interesaron.

Por razones que en ese entonces yo desconocía, más de uno dejó en claro sus intenciones conmigo después de verme. Descaradamente decían que querían comprarme, un gran empresario llegó a ofrecerle la mitad de su compañía a cambio de mi mano, de mi cuerpo... Un viejo asqueroso, un anciano que me daba dolor de estómago con solo mirar.

Para mi fortuna, aquello nunca llegó a pasar.

La soberbia de mi padre era mucho más fuerte que el dinero en sí; algo que fue un milagro para mí en ese entonces. Pero que no ayudó en nada cuando saliera al mundo verdadero y me topara con la gente real; Uno diferente al que pensé, en el que no tenía ni conocía a nadie, un lugar donde era una presa fácil y que, de hecho, sufrió en más de una ocasión un intento de abuso.

Chicos, chicas... tuve más de un encuentro molesto e incómodo en alguna que otra fiesta; sus manos intentaban tocarme, tenerme... desagradable, me odié a mí mismo e incluso llegué a pensar que el problema era yo.

Uno más que añadí a mi lista, y del que no mucho después saqué provecho para mí mismo y mis demás complicaciones.

No es que me enorgullezca de ello, pero una cosa llevó a la otra cuando recién salí de la casa de mis padres; Y yo no contaba con mucho apoyo... luego vino lo de mi pequeña adicción y los problemas empezaron a aumentar conforme me iba dando cuenta de que vivir lejos de las comodidades en las que viví era casi imposible.

Fueron solo un par de veces, y ni siquiera pasó a mayores cosas. Con ayuda de Rubén llegué a una reunión donde, casualmente se encontraba uno de los vendedores que frecuentaba y que él sabía que tenía gustos especiales; Me presenté ante el traficante con nada más que una sonrisa amable y falsa durante unos minutos y luego se me lanzó encima.

Alcohol y varias caricias, besos que construyeron un monumento a mi estupidez; aquella noche conseguí lo que quería y aprendí que no necesitaba del dinero de mis padres... por lo menos no para drogarme.

Aunque mis ofertas para huir con uno de esos sujetos fueron varias; Nunca di a nadie completamente mi cuerpo, de cierta manera me gustaba pensar que mi amor valía un poco más que unos gramos de cannabis y unos tragos de tequila.

Al final, me mantuve en el anonimato... buscando el calor de sus drogas solo cuando era necesario o mi cuerpo de verdad ansiaba un poco de amor.

Samuel es un completo desconocido, y si bien nunca conocí a un sujeto como él sin tener algo de dinero o alcohol encima, las cosas no habían ido tan mal como pensé.

Igual que ellos; no fue muy distinto... él dijo que era atractivo. Me sujetó de manera fuerte y sus caricias eran exigentes y agresivas a solo unas horas de nuestra presentación.

Sus labios eran diferentes; un toque cálido, un sentimiento que, por alguna extraña y desconocida razón me hacía sentir protegido, en casa; No sé cómo lo hace, ha logrado obtenerme como nadie en menos de cuarenta y ocho horas.

Es increíble... peligroso, y al igual que mis anteriores compañeros, está contaminado y su amor defectuoso me sabe a menos de lo que pensé. Samuel está loco, desquiciado, pero es brillante en lo que hace y por eso está en este lugar, en este puesto y me tiene aquí como su rehén.

Un capo internacional, un sujeto atractivo incluso con esos treinta y cinco años encima; Presencia fuerte, ojos voraces y una ambición con la que podría terminar el mundo en tan solo un pestañeo. No es un simple tipo rudo, él no solo quiere, o desea... ni siquiera tiene que pensarlo para tomarlo.

Arrogante, silencioso y sin un sentido del humor, al igual que él, existen varios hombres de los cuales he huido durante toda mi vida.

Tienen el mundo entero a la palma de su mano: Pero, ¿a qué precio?

Algo tan extraño como vivir alejado de todos y desconfiado de hasta tu propia sombra no pueden ser tan buenos, por lo menos no para sufrir del confinamiento solitario el resto de tu vida.

Los hombres del millón de dólares, que van en busca de este chico con el corazón en quiebra...

− No vuelvas a decir eso, nunca... − las lágrimas en mis ojos apenas y me dejaban mirar con claridad lo que estaba pasando alrededor; mis oídos no escuchaban nada que no fuese el palpitar de mi corazón a cien por hora y mi cuerpo estaba demasiado entumecido como para sentir aquel golpe sobre mi mejilla.

Fue rápido, y fue un solo movimiento el que necesitó Samuel para hacerme caer contra las paredes aperladas. No lo entiendo, pensé que eso era lo que él quería desde un principio, me besó, me tocó al igual que los demás...

Será que acaso... ¿será que acaso el tipo se cree mejor que yo?

− Mierda – aquella sonrisa brotó instantáneamente de mi − Vamos como si nunca hubieras recibido esa propuesta antes, no me hagas reír... − y mis ojos se alzaron mareados hasta donde su rostro firme se encontraba; oprimiendo sus dientes, sus ojos mostraban esa expresión severa.

Por un momento recordé las peleas y discusiones que tuve con mi padre; después de verme fumando, también terminé así... solo que, a diferencia de este sujeto, no puedo devolver el golpe o estaría muerto por la mañana. Algo que a estas alturas de mi vida no suena tan mal, cinco metros bajo tierra ha sido la mejor frase motivacional desde hace unos años.

− Vete a dormir, rápido... − le escuché hablarme, sus ojos negros se movieron deprisa hacia la puerta para abrirla; su mano se posó sobre mi antebrazo de manera brusca arrastrándome con él.

− ¿Acaso no te gustan los chicos? – avanzamos solo unos centímetros antes de que yo volviese a hablar − Si es así puedes cerrar los ojos e imaginar otra cosa... − y mis dedos temblorosos buscaran tomarlo por la camisa para hacerle mirar hacia mí.

Nos detuvimos, y justo a unos pasos fuera del cuarto de baño hice lo que mejor sabía hacer para salir de mis problemas; lo besé. Yo busqué el calor y sabor de sus labios, desvergonzado, esa es la palabra con la que muchos suelen llamarme cuando estoy necesitado y mi cuerpo se encarga de conseguirme lo necesario para salir de mi estado de ansiedad.

Mírenme trepar sobre los deseos empedernidos de uno de los mayores traficantes de droga del país; la manera en que mis labios buscan abrirse paso por su boca y probar sus caricias a fondo.

Nadie sabrá nunca como me siento, la manera en que mi cuerpo se estremece cada que él me toca. Porque nunca nadie me había hecho sentir lo que él con solo un beso.

Ser un drogadicto es difícil, estar aquí junto con un peligroso capo es más difícil aun, así que dejaré que esto continúe y mis adicciones tomen el volante y me conduzcan hacia mi felicidad.

Un lugar feliz, perdido entre los escombros de mis recuerdos. Ese sitio donde soy amado, donde estoy riendo y soy una persona amada; Tan surrealista, tan anhelado que no puedo sobrevivir sin mi triste narcótico.

Mis pensamientos y espíritu se doblegan ante ello; mi sentido común desaparece y todo lo que quiero hacer es drogarme en los brazos del hombre que me hace sentir tan vivo.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Samuel no supo cómo actuar; si bien el chiquillo era algo impertinente e inestable de vez en cuando, este movimiento fue totalmente inesperado por el mayor. Finalmente era él quien lo buscaba, quien deseaba que lo tocara y su compañía, o por lo menos eso quiso pensar en un principio... Sin embargo.

− ¡Contrólate! – el sentido común del mayor le hizo reaccionar.

Empujando al niño de su lado, alejándolo de su cuerpo; entró en una especie de shock cuando volvió a encontrarse con el chiquillo tirado sobre el suelo debido a la fuerza de sus brazos.

− ¡Vete a la mierda! – y el grito iracundo del pequeño volvió a invadir la sala − No puedes decirme que hacer, yo ni siquiera debería estar aquí maldito viejo pervertido – y su furia arremetía contra él sin un juicio de por medio; estaba fuera de control debido a la falta de aquel toxico en su sangre, de nada serviría hablar.

− No vengas a decirme que la única razón por la que me trajiste fue ayudarme porque no te creo, si vas a matarme hazlo ahora... − se acercó a paso rápido hacia él, intentando golpearlo. Sus puños fueron detenidos por las manos del adulto quien solo veía la manera torpe y molesta en la que era atacado.

¿De verdad era Guillermo? Ese niño, su pequeño y tierno chiquillo, transformado en una simple zorra en busca de un poco de su dosis; todo era culpa de las drogas. Y en este caso en especial, su culpa...

− Estoy harto... − los dientes del más grande rechinaron, formando así una mueca molesta en su rostro.

Arrastró sin piedad al niño de vuelta al baño; recorrió la puerta de la ducha mientras sus manos seguían aprisionando las manos del más joven.

− ¿Qué haces? Espera... – Guillermo intentó hablar.

Sin embargo, los movimientos del adulto fueron rápidos; la espalda del chiquillo volvió a golpear contra las paredes aperladas del baño cuando Samuel lo lanzara dentro de la regadera.

− Despabila esa cabeza, no puedes andar por ahí diciendo eso. – y después, se encargara de abrir la llave de agua fría sobre su cuerpo.

Un helado escalofrió que no despertó por completo al menor, pero hizo lo suficiente para sacarlo del estado tambaleante, despabilándolo y haciendo así que la ira dentro de sus movimientos fuera mucho peor.

Estuvo a punto de volver a arremeter contra el adulto, pero Samuel solo le dio la espalda.

− No saldrás de aquí hasta que esa cosa salga de tu sistema, ¿entendido? – y antes de que pudiese decir una sola palabra, la puerta de la ducha junto con la del baño fueron cerradas y él haya salido del baño dejándolo solo.

Los minutos pasaron, en silencio junto con el ruido de las gotas caer a los blancos azulejos; la puerta de la ducha se abrió de golpe; Madera fría, gruesa y que no pudo ser abierta de buenas a primeras por los golpes de Guillermo que impactaron impacientes contra esta.

− Abre la puerta – gritó − ¡Abre la maldita puerta! ¡Tengo que regresar a casa! ¡Tengo que fumar!... – pataleó y golpeó, pero la cerradura permaneció firme al igual que la actitud del hombre tras ella.

De nuevo la culpa venía a él, de cierta manera era debido a su negocio que el niño se había hecho de aquella dependencia.

Al igual que hace unos años, Samuel se culpó por traer desgracia y manchar nuevamente la pureza de aquel pequeño por culpa de su egoísmo y ansias de hacer lo que se le plazca.

− Por favor, ábreme... Samuel, por favor – su voz, ansiosa... quebrada y desesperada. Como en aquel entonces, lo llamaba con tristeza, suplicando y rogando haciéndole volver a esos últimos malos ratos.

La puerta se movió con brusquedad, se zarandeó y el golpeteo de los puños del menor hizo eco contra su espalda durante unos minutos, parecieron horas en la cabeza del criminal, pesadas, dolorosas; horas en las que aquel llanto lo hacía sentir el ser más inmundo del universo.

Entonces, aquel escandalo solo paró.

− ¿Guillermo? – preguntó, antes de abrir la puerta y entrar de lleno al lugar.

Se encontró con su niño sentado a los pies del lavamanos, con la mirada caída, su cabello húmedo aun goteaba por su rostro vencido; su inquietud había parado y su energía parecía agotada cuando finalmente lo alzara entre sus manos.

− Estarás bien, no te preocupes... − recargándolo contra su cuerpo, ayudó al chico a reincorporarse e irse hasta su habitación.

− Anda, acompáñame... − casi a rastras, llevó al niño sin nada más que el sonido de su aliento y corazón frenético por los pasillos vacíos de su hogar; ni un grito, ni un comentario sarcástico.

La mirada del menor permaneció baja, rendida, o por lo menos eso le hizo creer al mayor.

 

POV'S Samuel ~

Durante tanto tiempo; He esperado por esto, cariño, mi niño, mi mocoso... El volverle a ver ha sido una de mis motivaciones para seguir en este lugar día a día, sin rendirme tan solo para volver a encontrarle; Ha dado sus frutos, aquí estas, apareces, me acompañas y tocas, pero es como si no estuvieras aquí.

Todos los momentos en los que dijiste que me querías, puede que hayan sido solo palabras de un mocoso tonto y confundido que buscaba algo de atención. Y aun así me hiciste sentir como tu mundo entero, como tu protector.

− Necesito fumar... por favor – susurró de nuevo, apenas y se dejó caer sobre la cama. Ni siquiera pude encender las luces; me apresuré a buscar una de las toallas dentro del closet y luego despojarlo de las húmedas prendas antes de que el agua empapara las sábanas.

− No voy a escucharte, entiéndelo – respondí, ahí estaba yo de nuevo con el pequeño bastardo en un cuarto a oscuras.

Quitándole la ropa mientras pasaba la suave y seca tela de la toalla contra su piel, algo difícil aun a oscuras; sus ojos negros brillaban en contraste con la luz del pasillo que iluminaba pobremente nuestro alrededor.

Su sudadera cayó al suelo, empapada; Estuve a punto de deshacerme de sus jeans cuando sus manos interrumpieron mi toque.

− ¿Por qué lo haces? – sus ojos cansados me interrogaron, a punto de cerrarse debido al cansancio de su cuerpo. Aun podía verse un poco mareado, sus hombros no se sostenían correctamente y su cuerpo se balanceaba torpemente en su lugar.

− Me preocupas, es todo mocoso... − dije, intentando ignorarle. Pero antes de que pudiera hacer algo más, Guillermo volvió a atacarme; algo sutil, y que sin embargo logró derribar mi muralla de aparente inmunidad contra él.

− Samuel ¿yo te gusto? – soltó aquella pregunta como si fuera cualquier cosa, mientras su mano se enganchó contra la mía. Pude sentir el calor de sus dedos entrelazarse con los míos una vez que la parte baja de su ropa fue descubierta y él mismo se abalanzará sobre mí.

− Solo, vete a dormir de una vez... − dije, intentando hacerme a un lado. No podía dejarme seducir, no ante este chico que no es mi niño, por lo menos no en este estado. Ansioso, el tipo de desastres y estupideces que te hace la abstinencia parecía pegar fuerte contra el chiquillo.

− Samuel, por favor... por favor – él no se detuvo.

Dejó caer el peso de su cuerpo sobre el mío, obligándome a tenderme sobre mi espalda sobre el frio de las sábanas; su figura pequeña se tendió sobre mí; Ahí estaba con su pecho desnudo, piel blanca totalmente expuesta a mis deseos.

− Guillermo, no me hagas esto – y nuevamente, pareció ignorarme por completo.

Bajó hacia mí; Pude sentir el calor de su aliento, sus manos temblaron y sus ojos se encontraron un segundo con los míos; Esos lindos y suplicantes pozos de oscuridad deseosos, ansiosos al igual que su cuerpo.

− Samuel... − sentí sus labios susurrar contra mi cuello, se estaba acercando de manera descarada cada vez más hacia mi piel; Pasando sus manos suavemente por la piel de mi torso.

Bajando por mi pecho abriéndose paso entre los botones de mi camisa la cual abrió sin pena alguna de un brusco movimiento, los botones fueron arrancados; Y su boca atacó a mi cuello, sellándolo en pequeños y atrevidos besos los cuales fueron bajando por mi piel, formando un pequeño camino hasta mi pecho.

Nunca llegué a pensar que algo como esto pudiera llegar a repetirse, las sensaciones de antes; los sentimientos dentro de mí. Brotando al igual que simples hormonas que se apoderaban poco a poco de mi cabeza, nublando mi juicio y mi mente.

− Samuel, lo necesito... Necesito fumar, te necesito a ti... −

Todos esos momentos especiales que alguna vez pasé con él; mi amor, el cariño...

No significan una mierda para él ahora, en su cabeza, en comparación con todas sus drogas; Pero no es como que en realidad me importe ¿cierto?, tengo mucho más que eso...

− Perdóname – dije, solo un segundo antes de perderme, mandando todo a la mierda y que mi cuerpo se saliera de control.

Yo tengo más que solo mi dinero y mis recuerdos, no necesito de su amor cuando puedo tener su cuerpo ¿cierto?

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

− Guillermo, te deseo... − dijo, finalmente cuando su cuerpo no soportara más, y la frustración dentro de sus deseos desatara sus instintos finalmente.

− Samuel... − respondió a su toque incitador, rodeándolo en sus brazos; tomándolo sobre su cuerpo caliente y haciendo que sus manos bajaran por sus caderas, encontrándose con la tela fría de su pantalón.

Colocó al niño bajo su cuerpo, tendiéndolo sobre la suavidad de las sábanas; Dando un nuevo beso a aquellos pequeños y ansiosos labios que lo recibieron con calidez, ahí estaba bajo su poder nuevamente.

Sus ojos se deleitaron con la figura preciosa de su mocoso; ayudándose de sus manos, logró deshacerse de aquellos estorbosos jeans y así finalmente dejar al pequeño totalmente expuesto ante él.

Su cabello continuaba húmedo, manchando en pequeñas gotas el colchón; algo que no fue relevante, por lo menos dentro de la cabeza de Samuel no había nada que lo detuviera de lo que estaba a punto de cometer.

Colocándose en medio de sus piernas, separó delicadamente sus muslos encontrándose con aquella escena tan familiar. Los instintos de Guillermo parecían ansiosos, al igual que aquella erección que tentó al pudor del hombre.

Quien bajó hasta aquella zona, sus labios rozaron por encima de su carne antes de dar paso a su boca, succionando lentamente, ayudándose de su lengua en esos movimientos rítmicos y suaves; mientras sus dedos bajaban a su parte posterior, buscando aquella pequeña entrada.

Sus dedos invadieron su culo, moviéndose lentamente; buscando llegar a ese punto mientras los sonidos sucios escapaban de la voz jadeante del niño bajo su poder. No pasó mucho tiempo antes de que el cuerpo de ambos llegara a su límite y Samuel fuera el primero en caer.

Entró lentamente, deleitándose con aquella sensación cálida y estrecha que complació su carne al momento de moverse dentro de él; sus manos se aferraban a las de su compañero con suavidad. Sus labios se fundieron en el calor de aquel acto haciendo que los brazos del más pequeño rodearan su espalda en un acto de reflejo.

Aferrándose fuertemente a su cuerpo, correspondiendo aquel nuevo beso. No pudo evitar que sus uñas se enterraran en la carne de su compañero, sintiendo como este se abría paso cada vez más dentro de sus entrañas; embestidas suaves, pero profundas.

− Samuel... − una sensación nueva, atacó en el cuerpo del criminal he hizo desear que aquel momento nunca terminase. Era tan perfecto, su cuerpo, su rostro y su voz pidiendo por mas, gritando por su nombre nuevamente mientras lo poseía de aquella manera.

 

POV'S Guillermo ~

Hasta ahora lo único que le trae cosas buenas a mi vida solitaria, honestamente solo había sido unos gramos de hierba ilegal. El calor del amor que nunca recibí, bien podría compararse con nada a lado de esto; este hombre... este sujeto simplemente no puedo entender lo que me pasa, lo que le pasa a mi cuerpo cada que él me toca.

Es difícil tan solo mirarle a los ojos en este momento; aun con la luz tan tenue, aun en medio de una habitación oscura y sin nada más que nuestras voces retumbar al fondo. Estoy enloqueciendo, creo que he perdido completamente la razón cuando digo que estoy comenzando a volverme adicto a su amor

Siento la emoción, la fuerza y pasión en cada roce, en cada caricia y es genial; sus palabras hirientes, su indiferencia que rápidamente se transforma en atención y gritos cuando lo hago enfadar; es gracioso, su cara es linda cuando se enoja.

Quizás siempre estuve destinado a terminar en este lugar, siendo utilizado de esta manera por un sujeto que dice amarme, no es algo nuevo... No es mi intención ser egoísta, pero ahora mismo quiero sus besos, quiero su cuerpo y sus gritos; lo quiero todo.

Mi madre decía que el amor siempre sería dejaría una lección para aprender, y que sin importar el costo al final te entregaba la libertad que tanto ansiabas; algo irónico, he sido esclavo de mi amor a las drogas desde hace tanto...

Soy un amante de mi adicción, del humo, del ardor y las consecuencias.

Soy adicto a una vida tan vacía y tan fría, donde parece no tener lugar para el amor.

Supongo que esto debe ser suficiente, tendría que ser el punto que diera un nuevo inicio a mi vida o alguna mierda filosófica "amar", ser "amado"

− Samuel, te amo... −

Mi mamá solía decir que yo era como el fuego, consumía a todos los que se cruzaban en mi camino... y al parecer él no sería la excepción.

 


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