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Childhood Memories ~ por BicthLVL100

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POV’S Guillermo ~

Hace tiempo, el suficiente para recordar el contexto en el que lo hice, me había prometido a mí mismo que no volvería a sufrir por algo tan simple como los recuerdos.

Que mis memorias volverían por si solas, y que, si algo se borró, fue simplemente porque no era lo suficientemente relevante o importante como para darle un lugar en mis sueños de media noche. Hace tiempo, le juré a mi mamá que sería un buen niño con papá cuando regresara del trabajo, que me mantendría callado y no causaría problemas.

Le prometí a mi familia que sería un buen chico y obedecería todas y cada una de sus órdenes, y por un tiempo fue así; Pero entonces algo ocurrió, fue un día, el anterior a mi cumpleaños creo, el día en que salí de paseo con mamá al parque.

El día en que encontré chocolates olvidados por el lugar de juegos y el mismo día en que ayudé a un hombre a regresarlos. Ni siquiera puedo imaginar lo que cualquier persona hubiera pensado de ese “secuestro”, lamentable, sencillo, es fácil llevarte a alguien lejos con promesas dulces cuando la persona no quiere estar ahí.

Una extraña presentación, una corta pero bastante singular aventura donde me aventuré a la ciudad, la primera vez que alguien me dejó hacer algo por mí mismo y la primera vez que conocí el mundo real, ese del que tanto me cuidaban, ese del cual disfruté hasta que la realidad me golpeó.

Ni siquiera me dan ganas de intentarlo otra vez; Juro por el cielo que mi cabeza no lo tiene claro, tenía un poco más de ocho años… debería poder recordar algo, o por lo menos un poco más que palabras rápidas, cálidas y el dolor.

A mi mente viene el ruido odioso de la ciudad, la alarma de las sirenas haciendo eco a las lejanías y los postes de alumbrado sobre el asfalto frio, paredes viejas, rasposas, un techo jodido a punto de caer sobre tus hombros. Flashazos rápidos, constantes palabras de calma además de unas cuantas ratas y una cama mal tendida.

También recuerdo el calor, ese olor a cenizas y perfume… su piel, la sensación con cada toque sobre mí. Tengo en mi cabeza la alegría, las risas y la forma en la que estaba tan a gusto… sin embargo, también tengo el dolor, las lágrimas.

“Tu mamá te extraña mucho”… “Mi amiga va a llevarte a casa”

Samuel, su nombre está ahí, al igual que todo lo que sucedió… pero por alguna razón no puedo recordarlo como desearía. Aun cuando él me lo dijo, me gustaría poder revivirlo por mí mismo dentro de mi cabeza, pero siento que no es posible.

Hace años, después de entender lo que los hombres buscaban de mamá y entender las razones por las cuales seguíamos siendo una “familia” me juré a mí mismo que las cosas importantes en mi vida serian algo más que números dentro de cuentas bancarias, más que diamantes, más que poder…

Quiero vivir sin miedo a que me extorsionen, sin temer por lo que sucederá con mi familia si la mafia se molesta con ellos… quiero poder tener un momento sin presión y simplemente irme de aquí. Pero sé que las cosas no son tan simples como eso, necesito algo más que deseos de escape y marihuana para salir de estos apuros.

Empezando con un hobbie, quizá debería terminar la escuela, conseguir un trabajo y algo de dinero para conseguir un boleto para algún lugar lejano… divertido, quizás México o Brasil.

Mis sueños suenan posibles y casi normales cuando los pienso, pero… volviendo a la realidad esa maldita carga vuelve a aplastarme. Y es que, no es fácil dejar este hábito molesto que tengo, no es fácil dejar de fumar al igual que no es fácil volver a la escuela después de estar un tiempo en las calles con nada más que un cigarrillo y las ansias ilimitadas de tener ese humo rodeándote…

− ¡¿Por qué tiene que pasarme esto a mí?! – ansioso, malherido y con algo más que huesos rotos finalmente conseguí llegar a la casa de mi amigo Rubén quien ni siquiera me abrió la puerta, supuse que estaría dormido después de su turno de medianoche en aquella fabrica.

Después de un par de minutos afuera y un par de escaladas por la ventana de la habitación trasera, me encontré a mí mismo frente al espejo del baño; limpiando mi rostro y la sangre de los pequeños rasguños sobre mis palmas y brazos.

Fue un largo viaje a pie desde la carretera, cuando logré que mi cuerpo volviese a la normalidad el reloj marcaba ya las nueve de la noche y mi compañero seguía acostado sobre el sofá dormido; Me costó un poco liberar la sala del humo que aun inundaba los alrededores, después de pasar la aspiradora y abrir un poco las ventanas no fue un problema.

El lugar era un basurero, cajetillas, botellas, ropa, comida y uno que otro resto de vida alienígena en el fregador cubierto de trastos; desearía saber porque los drogadictos somos tan mal organizados…

Meow ~

El pequeño sonido de la mascota de mi colega casi me infarta, el minino apareció detrás de un puñado de vieja ropa sucia. Su color ayudó a que apenas y pudiera verla; Cubierta de cenizas, su pelaje estaba algo áspero, algo delgado después de no ser alimentado un par de días.

Sus pequeños ojos verdes me miraron ansiosos mientras subía a la repisa de la cocina y me exigía algo para su estomagó.

− Hey, gatito… − sin embargo, algo llamó mi atención − ¿De dónde sacaste eso? – sobre su boca, colgando sobre una pequeña bolsa transparente la ración de Rubén. El lugar debía ser un completo desastre como para que un gato tuviera una bolsa pequeña de marihuana por ahí.

Dejó caer la hierba, y mientras su cola se movía ansiosa a sus espaldas, de nuevo esos pequeños ojos se posaron sobre mí.

− No puedo fumar, si lo hago no haría más que seguir haciendo lo de siempre, y quiero cambiar… − hablé, deteniendo mi brazo de tomar de nuevo aquel vicio.

Meow ~

Volvió a sonar, esta vez su cuerpo se dejó caer sobre la mesa acomodándose un poco, relamiéndose el pelaje.

− No me estas apoyando, ¿por quién me tomas? – gruñí, intentando ignorar el hecho de que la pequeña criatura estuviera incitándome a hacer algo así, hasta ahora lo que me molestaba era pensar que el gato sabía donde guardaba Rubén sus dosis y yo no.

− Mírame, hablando con un gato… ¿Se puede ser más patético? – suspiré, tomando aquella bolsa y haciéndola de lado, ocultándola justo detrás de la alacena − Andando, limpiemos esto un poco antes de que Rubén despierte y nos confunda con la policía… − el animal se acercó a restregar su cuerpo sobre mí antes de que lo cargase.

Hace mucho tiempo me había prometido a mí mismo que no volvería a sufrir por algo tan simple como los recuerdos, que no derramaría ni una lágrima más por algo que ya no vale la pena.

Y, aun así, estando tan seguro de poder cumplir una promesa que me hice a mí mismo para evitar dolor y sufrimiento, aquí estoy, una vez más…

Sobre un sofá, a lado de un gato y con la soledad que hasta ahora había sido mi única amiga como testigo de esta nueva recaída. El comienzo de algo nuevo, de algo mejor; Aquella tarde me juré que no volvería a pensar en aquello que me dañó tanto y que me centraría en mi camino hacia delante, en mi escapatoria hacia mi propia felicidad.

 

POV’S Samuel ~

Orgullo, estupidez… no es una agradable combinación, mucho menos un tema apto para tratar en este negocio sin desatar una pequeña guerra de por medio.

Guillermo, tiene tanto orgullo estúpido como veneno en su mente y toxinas en la sangre. Pero esos son otro problema, por ahora lo único que me tiene en alerta son las consecuencias de nuestro último encuentro juntos.

Él no es nada como yo recuerdo, su rostro, sus palabras y pucheros siguen siendo adorables… pero su actitud, ese mocoso descarado y sarcástico deja mucho que desear sobre las memorias que tengo de él.

− Pon en alerta a los chicos que tengo por la zona del sur y también a los de sus alrededores cercanos… − di la orden a mis muchachos.

Tenía que mantener la calma, tenía que encontrar al mocoso, pero también tenía trabajo que hacer, y mis colegas me ahorrarían mucho tiempo si movilizaba a las personas correctas.

− ¿Buscamos a alguien en especial? –

− Quiero que vigilen a mi invitado del otro día, sean discretos y no lo asusten… no a menos que intente algo estúpido – y es que lo quiero a mi lado, pero ahora que he confesado y traído esos recuerdos a él, dudo mucho que suceda de buenas a primeras.

Dando mis instrucciones, enviándolos fuera para rastrear a un niño que años antes me había prometido olvidar. Algo estúpido, mucho más ahora que me enteró de lo que su presencia puede hacerme… sus suplicas son irresistibles al igual que su cuerpo.

Lo quiero, lo necesito conmigo…

Es enfermizo, al igual que en aquel entonces, cubriendo este tipo de relación con algo más que un encuentro simple, un secuestro de mi parte… pero ¿Quién podría predecir que yo volvería a estar haciendo la misma porquería que hace unos años atrás?

Él dijo que lo hacía por un poco de hierba, en cambio yo… simplemente decidí que quería probar de nuevo un poco de esa piel, decidimos que lo hacíamos por nuestro propio beneficio.

− Guillermo, mierda… ¡¿Por qué tienes que hacerlo tan difícil?! – estaba molesto, y es que algo dentro de este asunto no me deja en paz. Una sensación de vacío, de soledad, esto no puede volverme a pasar, no a mí, no de nuevo.

¿Alguna vez amaste tanto a alguien, que dejaste a un lado todo por ella? Sin hablar, no me refiero a la expresión. Literalmente, dejar a un lado todo por esa persona, incluyendo tu orgullo, tu odio… tu amor.

Hasta conocer a Guillermo no era nada más que un simple criminal común, uno de esos que ansían dinero y que con suerte terminarán muertos en medio de una balacera a mitad de la noche con apenas treinta años. Crecí entre la miseria, entre la muerte y la podredumbre de la sociedad, ni siquiera tenía seis años cuando robé mi primera billetera, a los doce había disparado más de lo que sabía andar en bicicleta.

¿Alguna vez deseaste tanto proteger a alguien? Sabes que está en tu corazón y que nadie puede arrancarlo de tus sueños; Y destruirías a cualquiera que intente lastimarle.

Él era un niño dulce, inocente, el tipo de niños que son escasos en el mundo; Estaba ansioso de conocer y ver todo a su alrededor, pensando que solo había bondad, fue irónicamente enfermo que terminara en las manos de alguien como yo.

No quería besarlo, pero lo hice… no quería lastimarlo, pero terminé convirtiéndole en esto, indirectamente, fue gracias a mí y mis negocios que él acabó así.El karma, dio vuelta, mordiéndome el corazón, ahora él me odia, y no dudo que Guillermo haga lo imposible para esconderse de mi como en ese entonces. Pero esta vez no pienso dejarlo ir, no de nuevo.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Dentro de un viejo e insalubre departamento, en medio de la inmundicia de una ciudad manchada por la corrupción y las mentiras de su gobierno. Desde pequeño Guillermo supo que no quería ser parte de lo mismo, o por lo menos no de un negocio lleno de mentiras…

Pero el mundo es cruel, y de una u otra forma había terminado en lo mismo, atascado en una adicción, en sus propios sueños rotos y en sus recuerdos dolorosos que no hacían más que atormentarlo día tras día.

Tuvo que ser uno de ellos lo que lo liberara hacia la realidad, el más frio y cruel de ellos… la figura masculina y criminal que lo llevo hacia el fondo. El sitio al que no quería volver jamás, por más que le costara, las cosas tenían que cambiar.

− Y entonces… ¿Qué es lo que vas a hacer? – en medio de una habitación más o menos limpia, Guillermo se encontró en una situación algo difícil.

Si bien había tomado la decisión de darle un cambio a su vida, las cosas no iban a suceder de un día a otro solo porque si, y su amigo y compañero Rubén estaba ahí para escuchar sus planes, o parte de lo que podía entender estando aun un poco mareado.

− No lo sé, volver a la universidad y retomar el curso, quizás consiga un trabajo de medio tiempo en el centro, ahí hay de todo… − suspiró, la sola idea de volver a los salones y mirar de nuevo a las personas y maestros hacia que un hueco se formara en su estómago.

Guillermo nunca fue muy bueno en los estudios, pero tampoco era un mal alumno, hasta hace solo unos años fue un chico promedio. Un par de ochos y nueves siempre adornaban sus calificaciones, en realidad el socializar con otros era el verdadero problema.

− Ya no quiero vivir como un don nadie, a la sombra de mis padres, solo quiero… hacer algo más, algo para mí – volvió a hablar.

Hasta ahora su cabeza había estado nublada con el humo de la ignorancia, misma que le hacía no querer pensar sobre lo que pasaría a la mañana siguiente de una fiesta, que lo tenía cegado bajo aquella paz tan inestable.

− ¿Eso significa que vas a mudarte? – Rubén preguntó, encendiendo un nuevo cigarrillo forjado por él mismo.

No quería hacerlo, pero debía, trabajar en un lugar alejado a su hogar significaría probabilidades más altas de asaltos y problemas de regreso ya tarde. Por lo que buscar un piso cerca del centro era lo óptimo, aun si eso significara dejar a su amigo.

− Puedes visitarme siempre que puedas – respondió a su colega, que de inmediato le ofreció de aquella colilla − Y esto se terminó para mí – misma que rechazó, por primera vez en todo este tiempo, Guillermo había despreciado un poco de aquello que lo hacía tan feliz.

− No voy a ser un drogadicto, por lo menos no hasta que haya cumplido mis metas… pero hasta entonces, esto ya no es para mí – con el asombro de su compañero − ¿Rubén? – el chico notó la mirada fija de su amigo sobre sus movimientos.

− Hace mucho que no estabas tan enérgico y feliz de la vida, no sin unos litros de alcohol en la sangre, pero eres mi amigo y te apoyo – sonrió, levantándose tambaleante de su asiento a lado del chico − Hablando de apoyo, ¿sabes dónde deje mi bolsa con hierba? – rebuscando entre las cosas, los ojos de Guillermo rápidamente volvieron a la pequeña mascota recostada a su lado.

Las cosas cambiarían para él, drástico, y posiblemente difícil… quizás debería apoyar también a Rubén, después de todo las cosas son más sencillas si se tiene ayuda, no importa si es la de tu mejor amigo drogadicto.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Desde un principio aquel chico supo que las cosas iban a ponerse mucho peor, empezando en el momento que llamó a sus padres, avisando que estaba bien… y que no iba a volver a molestarlos nunca más.

Tuvo una seria y emotiva charla al teléfono por unos quince minutos, explicando las razones por las cuales decidió independizarse incluso del dinero que hasta ahora sus padres le estaban dando cada fin de mes, una charla distinta y en la que fue sincero…

− Estaré bien sin ustedes, siempre lo he estado… −

Fue una verdadera pena que la contestadora hubiese respondido en su lugar, sin embargo, muy en el fondo Guillermo se alegró… así tenía que dar menos explicaciones.

La odisea dentro de los cambios de Guillermo fue mucho más dura de lo que en un principio el mismo creyó. La carga emocional empezó el día siguiente en el que fue de vuelta a su hogar junto con su compañero a buscar sus cosas…

Cada paso que daba sobre la madera, cada pequeño rincón le traía buenos recuerdos; Por ejemplo, el primer día en que conoció a Rubén, una fiesta improvisada en su hogar que terminó con el castaño atascando su pie en la taza del baño.

También estaba el día en que sufrió su primera golpiza, después de hablar más con alguien de no muy buen humor, su casero terminó estampándolo contra la pared luego de un par de palabras, discusiones sobre lo que hacía o no en el lugar…

Al final le costó un poco dejar aquel pequeño departamento, pero si quería empezar algo desde cero tenía que ser lejos de ahí, en un lugar donde un mafioso y asesino no lo buscara.

Pasaron un par de semanas, buscando por toda la ciudad acompañado de su colega para encontrar un lugar más o menos decente, y otro par más para conseguir un trabajo que no requiriera un examen de sangre de por medio.

La toxina duró demasiado dentro de su cuerpo, de su mente… en más de una ocasión sintió la necesidad de mandar todo al demonio, en especial las primeras semanas viviendo solo y lejos de sus amistades. Fueron noches en vela, ansioso, desesperado y moribundo, sufrió más que nunca en su vida por conseguir un poco de su vicio, pero aun así se mantuvo firme.

El insomnio no ayudó mucho, tampoco la soledad, pues no importa que tan lejos estuviera, que tan escondido se encontrara… el recuerdo de ese hombre seguía con él, golpeando, gritando, recordándole ese dolor, ese amor; Samuel era un sujeto difícil de olvidar una vez que sus labios te marcaban.

A finales del mes consiguió volver a entrar a la universidad, retomando de mala gana las clases, con un escudo de por medio. Ese mismo que lo hizo no entablar conversación con nadie desde que llego al salón como el chico nuevo, el chico que se rumoraba era hijo del político favorito de turno, del que se inventaron mil y un mentiras… con excepción de una, y es que Guillermo aun ansiaba el aroma de la marihuana sobre su piel.

De cualquier manera, evitó acercarse, evitó ser una molestia o captar notoriedad por algo además de su dinero.

Su empleo dentro de la cafetería era lo único que le mantenía distraído por las tardes, después de salir con su amigo por ahí algunos días. Eventualmente la vida del chiquillo comenzó a tranquilizarse, lentamente, demasiado… el que Rubén llegara de vez en cuando apestando a hierba tampoco ayudó durante el proceso.

Día tras día, tardes, noches y madrugadas que pasaron, convirtiéndose en semanas y estas en meses… seis, para ser más exactos. Escondido, perdido entre un montón de personas, aparentando ser uno de muchos mientras escondía sus propios ahorros dentro de una pequeña alcancía bajo su cama.

Deseando fuerte que el día de mañana llegara, y que al terminar su esfuerzo valiese la pena, Guillermo ansiaba tanto salir de ese lugar para nunca más volver a mirar hacia atrás…

Sin embargo, sus sueños no eran nada relevantes o tomados en cuenta por aquel hombre quien no había dejado de seguirlo hasta en ese entonces, Samuel quería respuestas, lo quería a él.

Y fue una tarde después de casi medio año, que su deseo por algo más que simples informes por parte de sus hombres terminó.

− Voy a salir un poco más tarde hoy, tendremos que salir el fin de semana – Guillermo hablaba por el celular mientras caminaba rápidamente después de salir de su ultima clase, abriéndose paso entre la turba de gente; Un turno doble le había obligado a cancelar la salida de esa noche con su colega.

− Deja de gritarle al gato, yo te llamaré luego… − dijo finalmente y colgó.

Un par de calles, tenía que llegar a una estación para tomar el autobús que lo llevaba a la cafetería, eran solo unos metros después de su escuela, pasando por un par de locales de comida, uno que destacaba por el pequeño callejón tras el dónde tiraban los desperdicios.

De vez en cuando algún perro merodeaba el lugar, sin embargo, esta vez algo más grande sorprendió al chico.

− Hey, mocoso – a sus espaldas, con una cara para nada amistosa − Ven con nosotros… − ese par de sujetos, reconocidos de inmediato por Guillermo.

Su sola presencia hizo que sus piernas se movieran por sí mismas, intentando huir a toda prisa hacia una libertad que no llegó; Apenas y dio un par de pasos cuando aquellas manos fuertes y gordas lo tomaran por la ropa, y aquel golpe sobre su cabeza le hiciera perder el conocimiento, ahí estaba de nuevo… en problemas.

Notas finales:

Si, ya sé… ya me estaba tardando, aún tengo otras cosas que hacer, pero, no puedo hacer tanto como quisiera.

¿Recuerdan que a veces escribo algo nuevo todos los días durante más de dos o más semanas seguidas? Pues eso significa que me voy a ir, mucho tiempo…

Retomando a esto, planeo que sean otros dos capítulos, no quiero darle tantos rodeos al asunto, vamos a calmarnos… tomar aire y esperar a que el encuentra no sea tan violento /u.u/

¡Mentira, todas sabemos que queremos violación golpes y palabras hirientes de por medio! ¡Vamoh Jhon Cena!

Comentarios de amor u odio vienen de maravilla...

Hope you enjoy
Stay cancerígenos ~


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