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Childhood Memories ~ por BicthLVL100

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El hedor a combustible perforando sus fosas nasales junto con los movimientos bruscos a su alrededor le hicieron saber a Guillermo una vez despierto que ya no estaba en la calle, y que además esa paga extra en su trabajo no aparecería en su cheque a fin de mes.

Al principio solo notó oscuridad, sus ojos estaban vendados y sus manos atadas a su espalda, estaba seguro de saber en dónde se encontraba. Y es que una vez que eres secuestrado en una vieja ban, algo en tu cerebro puede reconocer casi automáticamente el olor apestoso del interior del vehículo que de seguro te llevaría directo a tu muerte.

Pronto aquel joven se vio a si mismo intentando liberarse sobre su asiento, al final solo consiguió llamar la atención de sus captores en los asientos delanteros quienes una vez lo notaron despierto buscaron pisar el acelerador.

− ¿A dónde me llevan? ¿Qué se supone que hice esta vez? –

No era como que llevaran prisa, en realidad su jefe les había dado pleno uso del tiempo. No dio una hora en especifico para que le entregaran aquel "paquete" especial, pero sinceramente Guillermo era el tipo de rehén que no era del todo controlable o manipulable... en otras palabras era odioso una vez comenzaba a hablar.

Recorrieron el resto del camino en solo un par de minutos; dando un freno en seco de pronto con la fuerza necesaria para hacer que el chiquillo sin cinturón de seguridad saliera volando por entre los asientos y golpeando su cara contra el respaldo de uno de estos antes de que su cuerpo cayera al suelo de la camioneta y las puertas se abrieran.

– ¡Ouch! ¿Enserio? – se quejó.

Pronto sería tomado en brazos toscos y llevado casi a rastras por un pequeño camino apedreado antes de llegar a un lugar que de hecho olía limpio. Pudo sentir por leves segundos el viento golpear contra su rostro, pensando en lo que podría estar haciendo ahora mismo en casa, recostado, quizás terminando la tarea o desvelándose con la última temporada de su show favorito.

Todo este tiempo la había pasado tan bien, sin meterse en líos o molestar a alguien... cero drogas y alcohol ¿Cómo era posible que aun siendo invisible consiguiera atraer problemas? Y una mierda, de haberlo sabido hubiese tomado algo del ron de su jefe para al menos aguantar la golpiza que aquellos gorilas le propinaron apenas y le vieron. En su mente Guillermo estaba imaginando un complot entero en su contra por parte de sus padres para asustarlo, solo para después ser lanzado de regreso al suelo.

− Joder... ¿Siempre tienen que hacer eso? –

La calma de su mente fue destruida por el penetrante hedor a tabaco empujando directamente dentro de sus fosas nasales, algo que le hizo arrugar el rostro con desagrado. Una sensación asquerosa en sus entrañas que incrementó en el segundo en que sus ojos dejaron de ver oscuridad y la libertad de aquella venda rebeló aquella figura masculina frente a él.

En ese momento Guillermo creyó que vomitaría. Con todo el ajetreo y discusión con sus padres había olvidado casi por completo el verdadero problema de este secuestro.

— Disculpa, hubiera mandado a por ti... pero después de que insististe en desaparecer de mi vista no hubo otra manera ¿Cómo te va? —

Su mirada severa contrastaba de manera casi tétrica con la forma burlona y sarcástica con la que Samuel se dirigía a él. Todo esto en conjunto con aquella detestable y para nada confiable sonrisa; Se veía calmado, irradiaba un aura de confianza casi arrogante y como siempre la elegancia de su pantalón oscuro de vestir no se podía tomar del todo enserio con las mangas de su camisa blanca perfectamente enrolladas debajo de su codo.

Pero eso no importaba para Guillermo, para él siempre seguiría siendo aquel mafioso manipulador y mentiroso. Se mordió la lengua y sacudió el polvo de sus ropas conforme se levantaba para encararle.

− Hasta hace unos momentos bastante bien, ¿Qué sucede ahora? –

Respondió de obvia mala gana, algo que su anfitrión pareció detectar de inmediato. Samuel hizo una seña con su mano a sus empleados y estos se retiraron, algo que no logró mas que alterar más a Guillermo quien tragó saliva en seco una vez las puertas se cerraron detrás de aquel par de sujetos.

Jamás pensó decirlo, pero ahora mismo los extrañaba junto con sus golpes, pero si lo pensaba bien, cualquier cosa era mejor que estar a solas en una habitación con alguien como Samuel.

La mirada nerviosa del mas pequeño recorrió la habitación, como si buscara algo con que distraer la sensación de pánico que poco a poco crecía dentro de su estomago hasta revolverle las entrañas. Su oficina era un poco mas grande a lo que recordaba de la primera vez.

Aun así todo estaba tal y como en su memoria, pero esta vez algo llamaría su atención en el segundo en que sus ojos se detuvieran sobre el escritorio del susodicho y este comenzara a hablar.

— No mucho, quería verte... ¿Te sientes bien? Anda, acércate y toma asiento sírvete lo que quieras —

Samuel tenía a su mano cualquier tipo de sustancia que estuviera disponible en el mercado; y casualmente esa noche tenía un poco de marihuana fresca sobre la mesa. Como si fuera un buffet de toxinas y muerte, tenía algunas pastillas y algunas otras cosas que Guillermo había jurado a si mismo olvidar como utilizar.

Por segunda vez en su vida estaba odiando a Samuel con toda pequeña vena de su ser. Desvió la mirada repentinamente y retrocedió un paso, buscando poder hablar sin titubear.

− Yo, preferiría irme... tengo cosas que hacer – mintió.

Pero, apenas intentara dar el segundo paso lejos de su acompañante un brazo fuerte le rodearía por la cintura, atrayéndolo con brusquedad hasta él de un solo tirón hasta que su cuerpo chocase con el pecho del mayor.

— No digas tonterías, ¿Qué podría ser más interesante que tomarte un tiempo junto con un viejo compañero? —

La respiración de Guillermo se agitó en el segundo que el rostro de Samuel se acercó peligrosamente al suyo. No fue nada sutil como en las ultimas veces, dejando claro que aquel mafioso no tenía pensado ser paciente y comprensivo como en sus últimos encuentros.

Un segundo tras otro, aquel joven intentó alejarse. Empujando el pecho de su anfitrión lejos de su cuerpo sin éxito, mirada por los suelos, deseando que él no viera el pánico que empezaba a brotar en su rostro.

− Solo, quiero irme... no quiero, ni busco problemas ¿Quieres? –

Toda su lucha vería resultados cuando finalmente Guillermo lograra soltarse del agarre ajeno y con esto retrocediera hasta chocar su espalda con aquellas puertas de madera.

Sus ojos negros trataban de no quebrarse en pánico, mientras sus manos temblorosas iban hacia la perilla de la salida la cual estaba cerrada. En ese momento la sangre del mas grande hirvió en ira, su compañero aparentemente estaba asustado.

¿Cómo era posible? Apenas hace un poco menos de un año estaba ahí insultándole y faltándole al respeto con su sarcasmo infantil y berrinches adolescentes malcriados e incluso había logrado colarse en su cama ¿Cómo se atrevía a hacer como si él fuera el monstruo?

— Entonces es eso, Guillermo las mentiras nunca han sido tu especialidad, deja de jugar conmigo y —

Hizo a un lado la poca paciencia que le quedaba y se acercó a él una vez más, dispuesto a tomarlo en sus brazos por la fuerza si era necesario, pero Guillermo habló.

− Samuel... yo, ya no quiero verte nunca, jamás... −

Y lo que dijo, para nada ayudó en el animo que el traficante tenía en el momento.

Dejándolo en blanco por unos momentos, la mirada de Samuel se perdió en los ojos del más joven. Estático, a su mente llegaron memorias. Pequeños recuerdos del pasado, en el que aquel niño no lo odiaba y por un momento fueron felices...

El golpe de realidad vino de repente ¿de verdad eran tan buenos como en su cabeza se pintaban? Arrogante, malcriado y escandaloso. Esas palabras describían perfectamente al mocoso frente a este, un agujero negro que había pasado de consumir helados y dulces a marihuana y alcohol.

Creció para convertirse en un desastre y ahora de pronto todo era su culpa.

¿En serio? No, y una mierda... no era su culpa. No podía venir a culparlo por un montón de traumas mal tratados por su familia podrida, pero... si el niño quería un trauma, si de verdad quería una razón para temerle Samuel iba a dársela.

— ¿Enserio? Me odias tanto que, simplemente... —

Se quedó sin habla, en su rostro la expresión de calma poco a poco se frustró y trajo a relucir aquella media sonrisa maliciosa mientras este dejaba escapar una que otra carcajada.

— Primero me culpas por todo, luego cuando intento ayudarte desapareces, y después de todo este tiempo solo me dices esta mierda... —

Estiró su brazo para alcanzar al mas joven acorralado en la puerta, no titubeó en la rudeza de sus movimientos al casi rasgar la tela de la camiseta de Guillermo cuando lo atrajo de golpe a su cuerpo. Parecía que estaba a punto de estallar de ira, su mirada estaba inyectada en odio, la frustración acumulada durante todo este tiempo había propasado su limite en el momento en el que le pidió que se alejara de él.

Por primera vez, después de tanto tiempo aquel chiquillo volvió a tener miedo de lo que un hombre podía llegar a hacerle. Solo que esta vez no era cualquier tipo, era Samuel, y había dejado desde hace muchos años atrás que si existía alguien en la tierra capaz de hacerle sufrir de mas de una manera horrible sin siquiera estar a su lado ese era él.

 

POV's Guillermo~

— No me hagas reír, mocoso —

Su voz resonó por hasta el más pequeño rincón de la habitación, siempre odié que me alzaran la voz; una de las razones mas frecuentes por las cuales pasaba la mayor parte en mi habitación cuando pequeño. En ese entonces solamente tenía que huir, correr a mi cuarto y encerrarme, esperar a que las cosas se calmaran y bajar mas tarde para un bocadillo nocturno.

Pero este no era el pasado, no había escapatoria ni una cama en la cual refugiarme debajo ni mucho menos habría galletas nocturnas de consolación. Odiaba esta situación casi tanto como odiaba al hombre que lograba acorralarme en esta.

— ¿Es una fiesta? O acaso tienes que ir a verte con tus colegas... ¿Quedaste con un imbécil para que te diera algo? —

Pude sentir sus palabras golpeando mi piel, el calor de su cuerpo quemando al mío a solo centímetros del suyo. Nunca tuve miedo de las amenazas, jamás deje que se metieran conmigo sin defenderme de por medio pero ahora mismo... siento que las palabras no salen de mi boca.

− Yo no hago eso, ya estoy limpio desde hace más de tres meses... yo –

Mi voz sonaba como un susurro, apenas audible para mi mismo. Con piernas temblorosas y la mirada en el piso ¿Quién diría que me vería atascado aquí? Actuando como un niño de nuevo...

— ¿Es eso? Tómalo, toma todo lo que quieras... ¡Es tuyo si tanto lo quieres! Pero no me mientas con esa mierda —

La discusión escaló a un nuevo nivel solo pude sentir el frió de la madera chocar con mi espalda cuando Samuel me empujase contra la mesa donde se encontraba todo aquel cóctel de drogas. Mi cabeza se mareó con el golpe y las píldoras cayeron a nuestros pies, ahora pude verlo a la cara pues me había recostado sobre esta mientras sus manos me empujaban por los hombros, obligándome a permanecer acostado en aquella posición mientras se posaba sobre mí.

− ¡Samuel ya basta! –

Pedí cuando noté como sus dedos rasgaron mi ropa, y sus manos tiraron de la tela en medio de mi camiseta para dejar mi pecho al descubierto, las marcas de sus dedos sobre mis hombros se hicieron presentes junto con sus intenciones.

— ¿Ahora vas a hacerte el indefenso? Deja de hacer eso, me pone de malas que solo me mires así cuando tú y yo sabemos que puedes escupir un buen veneno de esa maldita boca... —

Me retorcí bajo su toque, luchando por patearlo. Era algo tarde para hacerlo entrar en razón, pero no me detuve. Su boca sin embargo continuó acercándose a mí, la calidez de sus labios pronto selló caricias sobre mi cuello antes de oírlo susurrar a mi oído.

— Si eres tan comprensivo de un momento a otro, creo que entenderás entonces que no pienso dejarte ir... no después de lo que vivimos en nuestro último encuentro juntos —

Sus besos pronto se volvieron más rudos, exigentes y dolorosos. En medio de mi pánico por buscar mi libertad noté como mis muñecas fueron tomadas por sus manos y retenidas sobre mi cabeza cuando cerré mis ojos, su olor comenzó a marearme, trayendo recuerdos... que terminaron por quebrarme.

− ¡Detente! –

Pedí, supliqué... pero no hubo respuesta. Y entonces, sin querer lo hice... sollocé, lloré y con esto las "caricias" se detuvieron.

 

 

 

Notas finales:

Notas:
Después de mil años, esto... ¿Hay gente aun aquí? Hi there ^^

¿Alguna vez escucharon eso de que las neuronas son de esas pocas partes del cuerpo que nunca se pueden regenerar? Pues me explicaron eso y me dijeron que el alcohol las destruye, así que me gusta creer que es por eso que ya no puedo escribir bien, eso junto a que ahora solo escribo para hacer roleplay una que otra vez en FB. La verdad espero y esto pueda saciar sus ansias ahora mismo, viene otra parte también cortita antes del final el cual espero poder publicar en estos meses.

 


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