I- “Cisne de Ojos Esmeralda”
A la luz de la luna los cisnes danzan. Todos son hermosos pero el que sin duda roba el aliento es aquel cisne de nadar lento, el no danza, la tristeza consume su alma, solamente nada, su cabeza se alza y la luna ilumina aquellas hermosas esmeraldas que el cisne tiene por ojos…
***
-Basta madre- pidió el príncipe de cabellos platinados y ojos lilas. Era una ocasión especia, su cumpleaños y no quería pasarlo escuchando los cuentos de su madre, era un poco cansado ya que se los sabía de memoria
-El público los pide Akihiko- dijo su amigo sonriendo burlonamente- Aunque debes admitir que son hermosos- El príncipe refunfuño, bien, lo admitía, eran hermosos pero no dejaban de ser cuentos- Pero no te desanimes…- le paso una copa llena de vino
-Me lees la mente- sonrió un poco dispuesto a arrasar con la copa de vino
-Deja eso- Ni siquiera pudo posar sus labios en la copa- Lo último que quiero es que termines ebrio
-Como en la fiesta anterior- mascullo su amigo ocultando su sonrisa en la copa
-Lo mismo va para ti Hiro-chan- La reina le arrebato la copa a un sorprendido y sonrojado castaño
-Su alteza ruego humildemente que no me llame así- El príncipe Akihiko no pudo contener la risa, su amigo, desde la infancia, no tenía remedio
-Akihiko hay muchas hermosas princesas esperando bailar contigo- Ahí estaba el tema que tanto quería evitar, le irritaba pensar que su madre solo organizaba aquellas fiestas solo para que el pudiera conseguir esposa
-Madre, amada madre, no pienso casarme- o al menos no con esas estiradas princesas. El quería una dama que fuera pura, de hermosa sonrisa, que lo amara por lo que era y no por el título que poseía, por desgracia en aquel salón solo había falsas e interesadas damas
-Tu coronación será el próximo mes, debes conseguir una esposa para entonces además…- La reina sonrió tiernamente- Quiero nietos- Estaba completamente seguro que si hubiera estado bebiendo vino lo hubiera escupido, su madre siempre tan directa. Se quedó sin palabras, lo que lo salvo de su incomodidad fue un bello sonido, desvió su mirada hacia la ventana
-Cisnes- Murmuro impresionado por la belleza de estos. Si bien no disfrutaba de los cuentos de su madre, debía admitir que aquellos animales eran verdaderamente hermosos, te robaban el corazón con tan solo ver su delicado vuelo. Le pidió a un sirviente su arco- Vamos Hiroki- su amigo asintió con la mirada absorta el también estaba encantado con los animales
-Vamos- el sirviente le trajo su arco, no desaprovecharía tal oportunidad
-Nunca dejaras ese horrible pasatiempo- su madre detestaba la caza pero a él aquella opinión no podía importarle menos. Para no iniciar una pelea beso la mejilla de su madre prometiéndole volver pronto
Hiroki y el siguieron con ímpetu a los cines, eran tan bellos que los desconcentraban y sus tiros no eran tan precisos
Empezaba a anochecer, su amigo se retiró de la pérdida de tiempo que era cazar a esos animales
-¿Me dejaras aquí solo?- le pregunto sonriendo de manera burlona pues sabía que si su amigo se atrevía a regresar si el su madre lo regañaría y no precisamente de manera discreta
-Me arriesgare- el príncipe solo suspiro resignado a una caza solitaria. Él era bastante obstinado y quería en su cumpleaños como regalo un bello cisne, o mejor dicho un trofeo de su destreza
La luna era su única guía, todos los cines habían desaparecido pero el solo seguía a uno, de volar distraído pero diestro había esquivado casi sin esfuerzo sus flechas
-Eso es trampa- le grito al cisne que con delicadeza volaba como si estuviera seduciéndolo- Lo mejor será regresar- se dijo a si mismo cuando se dio cuenta de lo alejado que estaba del castillo
Esa idea la desecho en cuanto vio una luz, parecía ser el reflejo de la luna. Se adentró más al bosque y quedo maravillado por lo que vio…
Un lago apareció ante sus ojos, era el más hermoso que alguna vez hubiera contemplado
Además estaba rodeado de verde vegetación y en el césped crecían flores de los más bellos colores que pudieran existir, delicadas rosas azules, lirios violetas, parecía como si el príncipe se hubiera perdido en aquellos bosques de los cuentos de su madre
-Hermoso- sin embargo ninguna de estas cosas se comparaba a lo que en ese momento sus ojos miraron. El cisne que hasta hace poco se había burlado de él, ahora sobrevolaba presumiéndole sus ojos. Eran de un verde tan intenso que te robaban el aliento.
El príncipe quedo maravillado y casi de manera automática alzo su arco, ese cisne debía ser suyo, mantuvo la vista fija en su objetivo para no fallar, el cisne lentamente descendía al lago. Su flecha de seguro iba a dar en el blanco
Una luz esmeralda lo cegó, su flecha se perdió en las cristalinas aguas del lago. Maldijo a aquella luz, cuando esta desapareció dirigió su mirada a donde estaba el cisne rogando que la luz no lo haya ahuyentado
Quedo simplemente atónito
Sobre el lago la más hermosa criatura estaba mirándolo de manera algo sorprendida
-¿Enserio ibas a dispararme?- Ni siquiera pudo negar aquello, estaba más concentrado en admirar a aquel joven que le robaba el aliento con su mirada, verde, pero no cualquier tono de verde, era verde esmeralda, su cabello color chocolate se revolvía lentamente con el viento de aquella noche
Recordó un fragmento del cuento que tanto le gustaba a su madre
“El hermoso príncipe estaba hechizado, cada noche podía regresar a ser humano pero necesitaba que la luz de luna se reflejara en el lago para que el pudiera adoptar aquella forma que el despreciable hechicero le había puesto, pero esta pequeña bendición era a cambio de no poder abandonar el lago”
-Dígame su alteza ¿Enserio iba a asesinarme?- Y solo basto que esa delicada criatura lo mirara una vez más para caer de rodillas y tomar su mano
-Cásate conmigo- Y poco le importo al príncipe Akihiko estarle proponiéndole matrimonio a un cisne…