Cuando se levantó al día siguiente, Luhan apenas podía mover un músculo de su cuerpo. Le dolía, literalmente, todo el cuerpo. Aunque Xiumin sentía un poco de pena por el que ahora era su compañero, no se arrepentía de nada. Había sido lo mejor por lo que había experimentado y sabía que Luhan también lo pensaba así.
-Bao… Xiumin –Corrigió –Te odio.
-Tú no sentir eso.
-Da igual, ahora te odio. –Dijo -¡Me duele todo! ¡Tienes un pene ahí abajo o una metralleta!
Xiumin rió divertido, aun tumbado en la cama, observando como Luhan, bocabajo y con la cara enterrada en la almohada, se quejaba.
-Tú saber, tú probar ayer.
-Te mato, juro que te mato… -Murmuró –Cuando pueda moverme, eso sí.
-Vamos, Luhan. Mañana todo pasar, tu cuerpo poco a poco ser más resistente, fuerte y poderoso que humano normal –Le explicó –Yo saber eso, todos saber eso por instinto. Tú deber vivir lo mismo que yo ahora.
-¿Eh? –Luhan le miró –Entonces…
-Tu ser mío.
Xiumin abrazó a Luhan, colocándose medianamente encima pero sin colocar todo su peso, y besó la espalda de Luhan para después besar la marca que este no sabía que tenía, pero que Xiumin le había hecho. La marca que significaba que tenía dueño, que ahora estaba marcado por un demonio. La marca que ahora permitía que Xiumin pudiera controlar a su compañero, poder leer determinados pensamientos y poder bloquear el instinto sexual en Luhan hacia otras personas.
La marca que lo ataría a él de por vida.
-Te amo –Susurró en su oído –Te amo.
Luhan no pudo evitar sonreír pero sentirse triste porque no podía decir lo mismo ahora. ¿Amaba a Xiumin? No. Pero si lo quería, le tenía aprecio por los meses que habían compartido juntos y le atraía muchísimo. Ya que iba a pasar tanto tiempo con él, esperaba poder amarle. Era algo que le tenía preocupado.
-Te quiero –Le dijo Luhan, siendo lo único que podía decirle y Xiumin lo sabía, pero confiaba en que eso cambiaría.
Por algo estaba la marca ahí.
-Yo saber. Ahora estar marcado por mí.
-Eso me recuerda, Xiumin ¿Tienes tendencias al canibalismo? –Le preguntó -¿O eres mitad vampiro?
-¿Eh? No. Yo no ser vampiro.
-¡Entonces porque me mordiste mientras lo hacíamos! Además no tenía dolor, solo fue el doble de placer –Dijo –Hasta donde sé ¿Esos no eran los vampiros?
Xiumin se encogió de hombros.
-No saber, no preguntar nunca a vampiro. Pero no morder por eso, yo morder para marcar. Ahora tener marca mía y olor.
Se hizo el silencio.
-¡¿Qué?! ¡¿Tengo una marca en el cuello?!
-Claro… Humano tonto.
Luhan comenzó a removerse debajo de Xiumin hasta que pudo salir. A cuatro patas, caminó por el suelo hasta el baño, dejando unas hermosas vistas a Xiumin de su trasero, el cual estaba tumbado en la cama mirándolo con una sonrisa ladeada. Luhan se puso de pie como pudo y se miró al espejo, encontrándose con una especie de tatuaje de color negro con un copo de nieve en él.
-¡Como iré a la universidad con eso!
-No ocultar –Escuchó.
Sintió como alguien le abrazaba y vio a través del espejo como un Xiumin desnudo estaba pegado a él, aunque de menor altura y siendo confundido como un adolescente humano, con músculos y muy atractivo.
-Ahora mío.
-Xiumin, los humanos solemos marcar de otras maneras…
-¿Cómo?
-Eso que tienes en el cuello –Le señaló, dejándole ver un chupetón en el cuello de Xiumin.
Él recordó como se lo hizo Luhan y sonrió de lado, con claras segundas intenciones. Iba a marcar a Luhan como suyo de todas a las maneras posibles y esa era una de ellas. La próxima vez que lo hicieran, le llenaría el cuello de esas pequeñas marcas rojas que seguro eran temporales.
Ah, Luhan… Cuando aprendería a callar.
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Al día siguiente y con un Luhan que seguía con dolores porque esa noche lo volvieron a hacer, sí o sí decidió ir a la universidad. No podía perderse demasiadas clases. Si hubiera sido por él se habría resistido, pero al parecer, el apetito sexual de Xiumin era demasiado alto al estar en la adolescencia en su especie, por lo que encima al estar apareado, se había multiplicado y siempre que podía acosaba a Luhan el cual caía en los encantos de su ahora novio en tan solo un beso.
Así de simple.
-Lu Ge, aun no estar bien.
-Lo sé, pero no puedo perder más clases –Explicó –Espérame aquí ¿Sí?
-¿Tu tomar pastilla para dolor?
-Sí, gracias por recordarlo igualmente.
Una vez preparado, Luhan se quedó estático pensando en algo. Xiumin alzó una ceja a lo lejos, captando parte del pensamiento de Luhan y sonrió de lado. Que tierno, pensó él. Luhan le miró y caminó hasta él, cogiéndole de la cara y besándole con dulzura.
-Espérame ¿Sí?
-Claro, no mover de aquí.
Luhan se fue con sus libros hacia la universidad, dejando en casa aun Xiumin que se pasó casi media hora con sus dedos en sus labios cual idiota enamorado ante el beso de Luhan, un beso de despedida, de esos que había leído le daban sus esposos o esposas a sus parejas cuando se tenían que ir a algún lado momentáneamente.
Aunque costándole un poco caminar, llegó a la universidad a tiempo, encontrándose con Jongdae en la puerta. Este le vio y corrió hacia él, pasando su brazo alrededor de sus hombros con sonrisa gatuna, de esas sonrisas que solo significaban dos cosas: había hecho una trastada o quería comentar algo pervertido.
-¿Qué? ¿Tan intenso fue que no viniste ayer o estabais recuperando el tiempo perdido?
Luhan, sonrojado, le golpeó.
-Idiota… Xiumin tiene tanta fuerza que no me podía mover –Dijo –Y encima quiso hacerlo anoche también… ¿Cómo puede tener tanta fuerza? Me duele todo…
-Joder, Junmyeon es parecido a él, quiero decir, no es humano y no me deja así…
-Tendrás que preguntarle eso a tu querido profesor, y ahora vayamos, que aun llegaremos tarde y me he esforzado en no tardar.
Entraron en la clase que les pertocaba y caminaron hasta sus asientos. Luhan hizo una mueca al sentarse, maldiciendo a Xiumin. La clase se fue llenando hasta que la profesora entró y comenzó a dar clase. Luhan tuvo que soportar estar sentado tres horas hasta que llegó la hora de comer, donde por fin pudo ponerse en pie un rato. En serio, iba a matar a ese demonio.
En la hora de comer, Luhan se negó a comer sentado, cosa que provocó las risas en sus amigos los cuales le preguntaban quién fue el afortunado que le hizo pasivo y que le dejó tantas marcas en su cuello, así como preguntaban cuando se hizo ese tatuaje.
Luhan estaba siendo la comidilla de la universidad.
Ahora sí, iba a asesinar a ese demonio.
Después regresaron a clases donde tuvo que estar otras tres horas sentado hasta que acabaron, con muchos deberes que hacer y nuevos exámenes para dentro de algunas semanas. Jongdae y Luhan se reunieron con Junmyeon, el cual a partir de ahora iría todos los días a casa de Luhan para darle clases a Xiumin para que estuviera al día y pudiera tener el graduado escolar al menos. Cuando le vieron, Jongdae se dignó a preguntarle algunas dudas.
-Oye, Junmyeon… ¿Por qué nunca termino como Luhan?
-Me controlo –Dijo sonriente –Aun no estás marcado, si usara toda mi fuerza terminarías peor.
-Oh… Supongo que gracias entones.
-Aunque Xiumin no debería de usarla tampoco. Como no ha tenido nadie que le enseñe nada, actúa por instinto. Todo lo que hace o sabe es puro instinto, nada más. No sabe que debe controlarse las primeras veces para no dañar a su compañero, igual que seguramente no sabrá otras tantas cosas más.
-Estarás ahí para enseñarle ¿No? –Preguntó Luhan.
-Dalo por hecho.
Cuando llegaron a la casa, entraron y se encontraron a Xiumin sentado en el sofá con el canal de música encendido y bailando. Bueno, por lo menos ahora había aprendido algunos otros bailes. Luhan debía decir, se veía sexy bailando sin camiseta. Xiumin se giró al oler a Luhan y vio a Jongdae y Junmyeon.
-¡Hola! –Gritó feliz -¡Junmyeon! ¡Yo tener por fin compañero! ¡Yo marcar Luhan!
Junmyeon rió.
-Me alegra eso, Xiumin, y ahora siéntate, te enseñaré algunas cosas.
-Oh, claro.
-¿Vais a querer algo de comer o beber? –Preguntó Luhan.
-No, al igual que Xiumin debe comer seguramente comida cruda, yo lo hago igual. No podemos comer comida cocinada, nos sienta mal. –Explicó –Eso o comida poco hecha, solo carne. Muy poco hecha.
-Oh, vaya. Supongo que ahora todo tiene sentido…
-Yo si voy a querer algo, muéstrame que tienes en la nevera, amigo.
-Claro, Jongdae, vamos.
Mientras ellos se hacían algo de comer, Junmyeon y Xiumin comenzaron a hablar en su lengua, la lengua compartida por todos ellos.
-¿Cómo fue entonces la experiencia?
-Fue genial –Admitió –Se sintió… Especial. Jamás me he sentido tan lleno, Junmyeon, incluso ahora, me siento lleno.
-Eso es bueno. Has encontrado a tu complementario, a tu compañero y lo has poseído, es normal que te sientas así, más después de haber estado tanto tiempo solo.
-Tengo una duda ¿Luhan puede amarme ahora que está marcado, cierto?
-Sí, la marca influencia sobre su mente. No le digas, a los humanos les gusta pensar que tienen opciones y libre elección. –Le explicó –Hay cosas que es mejor que no sepan. La marca hará que poco a poco te ame, su mente es manipulada. No sentirá placer por nadie más, eso lo confundirá mucho. Los humanos no están acostumbrados a esa influencia sobre ellos, por eso, es normal que durante un tiempo notes que mira mucho a otras personas.
-Eso no me gusta.
-No nos gusta a nadie, pero así será. Mirará a otras personas para ver si al menos siente algo, dándose cuenta que realmente no siente. ¿Conoces la historia del único humano que le fue infiel a uno de nosotros?
-No…
-No fue infidelidad realmente. Un vampiro encontró a su predestinado, pero este era un humano que tendía a ser promiscuo, un humano que se acostaba con muchos sin compromiso alguno, odiaba eso. Cuando se aparearon, estuvo atado. Ese humano no entendía y fue tal shock que miraba más de la cuenta. El vampiro se dio cuenta de eso pero lo dejó pasar, era parte del proceso en los humanos.
-¿Qué pasó?
-El humano entró en shock. No entendía porque de la noche a la mañana el deseo dejó de existir y solo sentía deseo por una persona. Para los humanos que el compromiso es algo inexistente, ese hecho es demasiado chocante. En un pensamiento idiota, intentó entonces acostarse con un humano.
-¡¿Qué?! ¿Puede?
-No pudo –Dijo –El deseo estaba bloqueado, pero lo intentó. Pensó que no pasaría nada, que el vampiro no se enteraría de eso. No supo porque no se le explicó del buen olor que tenemos todos. Aunque no llegó a acostarse con esa persona porque no podía, no se excitaba, si lo besó y se tocaron mucho.
-¿Y?
-El vampiro entró en cólera y en un ataque de locura lo mató. Mató a su compañero. Tardó cien años en salir de la depresión y buscar a otro compañero. Para nosotros, que maten a nuestro compañero es algo demasiado fuerte, entramos en depresión y es difícil de salir, pero podemos. Sin embargo, que seamos nosotros los que los asesinemos por algún ataque de locura, es más grave aún… por eso tardó cien años. Ahora, tiene otro compañero, lleva doscientos años con él pero el peso de haber matado antes a uno lo persigue. No es el mismo de antes y sobreprotege y vigila de más a su compañero nuevo, al cual ama con locura.
-Luhan…
-El no hará algo así. Aunque se sentirá confundido, no pasará. Solo pasó esa vez, de hecho, y aunque nos puso a todos alerta, ahora está todo bien. Conozco a Luhan, él solo se confundirá, pero lo dejará pasar rápido.
-Menos mal…
-¿Algo que quieras saber en concreto antes de que te empiece a enseñar a leer coreano?
-Mm… ¿Cuándo termina la adolescencia para mi especie?
-Debes tener algo más de cien años, por lo que calculo que tardará unos ciento cincuenta años. –Dijo –Más o menos.
-Oh… ¿Eso es poco o mucho?
-Si le preguntas a Luhan te dirá mucho. Realmente, para lo que vivimos, es poco.
-Ya veo… ¿Me enseñas a leer coreano? Quiero aprender.
-Claro, empecemos entonces.
Cuando Luhan y Jongdae salieron de la cocina, habiendo comido, se encontraron a Junmyeon con un libro abierto enseñándole a pronunciar cada partícula del coreano. Xiumin memorizaba todo, observado por los dos humanos, que se sentaron en el otro extremo del sofá para hacer sus propios deberes mientras sus parejas estaban ocupados.
Así, pasaron la tarde, con Xiumin cuya mente de demonio era más rápida que la de los humanos, aprendiendo a leer en una tarde aunque muy lentamente y pronunciando las sílabas de manera larga, y con los dos humanos habiendo hecho una montaña de deberes.