Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Misión: Tú por NaniMe

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hey~ bellas criaturas que han decidido entrar a este segundo capitulo. Les agradezco por eso. Por leer y en especial ¡Por tomar de su tiempo para dejarme un comentario a quienes lo hicieron!

Yo soy de subir microcapitulos, pero alguien me dijo que el cap anterior era corto! y eso que yo lo consideré super largo!! Y bueno, por eso trataré de que todos tengan maso esa longitud. No me pueden pedir más, mi limitada capacidad no podría :T

Como sea, aquí traigo la continuacion de esta extraña historia, ojalá sea de su agrado:

—No por nada soy el jefe ¿Sabes? ¿Acaso no soy increíble? —Bokuto echó la cabeza hacia atrás y dejó escapar unas carcajadas.

—Eres increíble —afirmó Hinata tan fascinado y agradecido que estaba al borde de las lágrimas.

La camioneta, en esta ocasión sin compañía de los otros autos que otrora los seguían, avanzaba rápidamente por la carretera alejándose de Tokyo. Akaashi hacía lo que Bokuto le dijera, aunque sabía que algo estaba mal, no suspiraba para evitar los cuestionamientos del hombre que iba a su lado, pero ganas no le faltaban. De vez en cuando observaba por el retrovisor el asiento de atrás en donde iba sentado ese alguien que repentinamente se había vuelto tan amigo de su jefe y otro más, acostado sobre las piernas del de cabello naranja con el rostro sangrando y marcas en sus extremidades de las cuerdas que lo sostuvieron con tanta fuerza.

El jefe de la familia Fukurodani era bastante libre. Siempre iba y hacía lo que quería, era una de las razones por las que su familia, a diferencia de las demás, era conocida públicamente y por ello, de alguna forma, se había hecho con tanto poder. Bokuto ignoraba, en principio, que las familias se habían dividido Tokyo en zonas, él simplemente iba y se metía donde le daba la gana, eso había traído muchos problemas al principio que Akaashi tuvo que arreglar, pero gracias a eso también se impusieron a las demás y se volvieron la número uno. Con la extraña situación de que Fukurodani podía estar donde quisiera ignorando los territorios, Nekoma se volvía la familia con más extensión de ciudad bajo su propiedad. Allá, de donde acababan de sacar al chico rubio que actualmente iba inconsciente en su camioneta, era propiedad de Nekoma.

Akaashi no pudo evitar un suspiro en esta ocasión. Se meterían en problemas por eso. Tal vez deberían detenerse, le explicaría la situación a Bokuto y le devolverían su rehén a Nekoma. No les convenía perder la amistad de esa familia. Miró a su jefe de soslayo y al ver la enorme sonrisa que tenía supo de inmediato que no serviría de nada intentar razonar. Aceleró. No era la primera vez que tenía que arreglar los desastres de ese búho que era su jefe para salvar a la familia.

Era de noche cuando llegaron al punto que les pidió Hinata que los llevaran. Se estacionaron en la orilla de la carretera. Justo en un punto donde no había ninguna casa alrededor ni negocios ni población en sí. Akaashi fue el primero en bajar. Vio una camioneta negra al otro lado. De ella bajo un hombre de cabello negro corto que no era muy alto y otro más grande con cabello largo amarrado, ellos cruzaron. Bokuto bajó después seguido de Hinata.

—Buenas noches. Mi nombre es Sawamura Daichi, este es Asahi. —Estiró la mano para saludo que Akaashi estrechó— Vengo a recoger a ese par. Agradezco mucho que hayan accedido a ayudarnos.

—No hay ningún problema —contestó Bokuto con fuerza antes de que Akaashi pudiera pronunciar una palabra—. Soy el jefe de la familia Fukurodani, es mi deber —Daichi se tensó ante la noticia.

—Ya veo —dijo con algo de dificultad mientras intentaba ocultar con una sonrisa su preocupación—. Me alegra saber que podemos contar con un apoyo de este calibre.

—Habrá consecuencias a pagar por haber quitado un rehén a Nekoma —comentó Akaashi sin inmutarse ni cambiar su tono de voz—, familia Karasuno

Tanto Daichi como Asahi tuvieron un escalofrío al ser llamados así. Buscaron a Hinata con la mirada y este tenía la cabeza baja incapaz de mirarlos a los ojos.

—No lo juzguen —agregó—, si él no nos hubiera dicho eso, no habría accedido a realizar esto por mucho que mi jefe me lo pidiera.

—¿Qué dices Akaashi? —mencionó ofendido Bokuto, pero fue ignorado y el segundo al mando continuó con lo suyo.

—Sobre cómo nos lo pagaran...

—¡No, no, no Akaashi! Hicimos esto por puras buenas intenciones, no podemos cobrarles.

—Daremos lo que sea necesario. —Sawamura estaba seguro y su acompañante, aunque nervioso, también se notaba decidido.

Bokuto se acurrucó en un rincón al ser dejado de lado de tal forma y Hinata se acercó preocupado sin saber qué hacer.

—Vuélvanse nuestros subordinados —dijo Akaashi—, que su familia entera siga a Fukurodani.

Todos los presentes, incluyendo a su jefe, se sorprendieron ante la propuesta. Hinata observaba a su jefe con pánico, no era su intención que eso sucediera, él solo quería salvar a su compañero, no desencadenar que su familia, apenas nacida, terminara bajo el mando de otra.

—Me niego. —Daichi en realidad no se lo pensó, sólo tuvo que superar el impacto de las palabras para responder firmemente— Nosotros llegaremos a la cima por nuestra cuenta y no podemos estar por debajo de nadie.

—Eso me agrada —Bokuto caminó hasta ponerse frente a Akaashi y cruzó los brazos—. Entonces sean nuestros aliados. —Estiró un brazo hacia el jefe de Karasuno

Solo fueron unos momentos, no muy largos, de consideración. Akaashi se puso a contemplar otras cosas, su autoridad y planes se habían terminado con esas palabras. Sawamura estrechó esa mano que lo esperaba.

—Que así sea.

---

El sonido de un pie golpeando el suelo una y otra vez inundaba toda la habitación. Los presentes estaban nerviosos. Algunos lo demostraban, otros no. Sólo uno estaba totalmente calmado inmerso en el mundo cibernético a través de la computadora que tenía en las piernas. Kenma hackeaba las cámaras en busca de señales o pistas sobre a dónde se había ido esa persona. Ese edificio donde lo habían escondido y una manzana alrededor no contaba con ningún tipo de vigilancia a la que él pudiera recurrir así que tenía que sacar conclusiones de los alrededores. Yaku y un grupo de personas estaban buscando a la antigua: a pie, preguntando.

Lev comenzaba a preguntarse si los zapatos de su jefe aguantarían o si se desgastarían a alta velocidad por la fricción en exceso con el suelo. De pronto el constante movimiento de impaciencia se detuvo. Se levantó y caminó hasta Kenma.

—¿Algo? —preguntó irritado

—Nada —contestó impasible.

Ya había revisado con cuidado y paciencia todos los alrededores. No había nada fuera de lo común. Las personas de ese vecindario paseando, Kenma los ubicaba a todos, y no había ningún extraño, autos pasando de los cuales ya había sacado las placas y había buscado a los dueños, todos normales pertenecientes a Tokyo y la camioneta de Fukurodani que no era raro que pasara por cualquier lado. No había nada que indicara a alguien que hubiera ayudado a escapar a su preso ni había rastros de él alejándose del lugar. Por si acaso Taketora y otros estaban revisando el edificio exhaustivamente. Kuroo estaba llegando a su límite. No era un jefe que fuera estricto o aterrador por lo normal, pero era alguien a quien nadie quería ver enojado.

Para evitar que el hecho de que les habían robado información se esparciera innecesariamente, Kenma únicamente le había comentado a Kuroo en cuanto lo descubrió y solo ellos fueron a encargarse de eso, pero ahora se habían visto obligados a comentar la situación a los de más altos cargos. Yaku fue el único que le reprochó esa decisión. Ahora todos estaban en busca de esa persona.

—Lo quiero de vuelta —siseaba Kuroo irritado—. Lo quiero de vuelta.

El jefe de la familia Nekoma observó unos lentes que tenía en un escritorio.

—Aquí, deja te los guardo —Había dicho Kuroo a ese rubio que atraparon mientras se los quitaba una vez que habían subido a la camioneta—. Kenma te cuidara para que no hagas nada estúpido mientras vamos a otro lugar más bonito. —Como respuesta solo obtuvo silencio y guardó aquellos anteojos en un bolsillo de su traje.

“Se ve muy bien con lentes y sin ellos.” Había pensado mientras lo espiaba por el retrovisor.  “Está enojado.” era obvio por su rostro y había provocado una sonrisa felina en él. Por lo general lloraban y pataleaban rogando por que los dejara en libertad, o incluso trataban de negociar, pero este era diferente, trataba de forzar su mala vista para diferenciar algo en los alrededores mientras el vehículo se movía, era una lástima dejar de verlo, pero tendrían que cubrir su rostro. Así que se lo ordenó a Kenma.

Kuroo pateó la silla en la que había estado sentado, agarró los lentes y salió de la habitación dejando un ambiente pesado allí de donde se iba.

No le gustaba la idea de simplemente no hacer nada así que fue al edificio en donde había tenido prisionero durante poco tiempo a esa persona. Un extraño. No sabía su nombre, de dónde venía, por qué había robado esa información, a quién se la había mandado y para qué la usarían. Conducía la camioneta roja que todos relacionaban de inmediato con ellos aunque nadie podía asegurar nada como con Fukurodani ya que en su caso Bokuto había mandado a pedir que pintaran un búho de caza en los costados. Como ya sospechaban la relación con la familia Nekoma era una razón por la que no la usaba para secuestrar personas como esa misma tarde. Siguió hasta llegar a ese viejo lugar. Lo recibió uno de los tantos integrantes que tenían en la familia que no sabía los detalles del por qué estaba buscando a una persona.

Justo en el medio del lugar seguía la silla intacta y las cuerdas sin mover de donde las había dejado. Kuroo se sentó allí. No necesitaba de un espejo o similares para saber que abarcaba todo el respaldo de la silla y un poco más. El de lentes era más pequeño. ¿Qué tan pequeño sería? Kuroo puso las manos frente a él, esas manos con las que había recorrido el torso de su rehén. Aunque era más alto era bastante más delgado que él y por eso daba una sensación de ser más pequeño. Seguro que si intentaba abrazarlo lo atraparía por completo.

—¿Está bien, Kuroo-san? —Preguntó un integrante de su familia sobresaltándolo y sacándolo de ese extraño pensamiento en el que se estaba sumergiendo

—Estaré bien cuando me lo traigan de regreso.

Se levantó y se alejó. Sin orgullo alguno podía decir que en total eran tres personas las que alguna vez habían escapado de ellos. Pero esa era la primera vez que tenía ese sentimiento tan obsesivo de quererlo de vuelta. Como un martilleo en su cabeza y su pecho, el deseo de tenerlo otra vez lo sofocaba. Ya en la puerta se giró para ver hacia atrás y en su mente eliminó a las personas de su familia que pasaban por allí y trajo de vuelta al rubio. Sólo él. Sólo ellos dos. Chasqueó la lengua y se fue de allí.

---

Recobrar el conocimiento se sentía como salir de la profundidad de un negro océano para Tsukushima. Tras parpadear un par de veces para que sus ojos se acostumbraran a la luz de la habitación, logró diferenciar a Yamaguchi y Yachi acercándose con preocupación.

—Tsukki

—Tsukishima-kun

—¿Estás bien?

—Estabas tan herido.

—Llegaste inconsciente y nos preocupamos.

—¿Te duele?

—No deberías moverte

—Cállense. —Tsukishima no estaba para recibir esa lluvia de comentarios. Se incorporó. Todo le dolía, se sentía realmente agotado y las vendas en sus muñecas y tobillos no eran cómodas— Estoy bien.

—¡Ah! Les avisaré a los demás que despertaste —comentó y la chica salió rápido del lugar.

Casi al instante empezaron a entrar sus compañeros a preguntarle muchas cosas o hacerle comentarios. Asahi, por ejemplo, estaba todo alterado por la preocupación y no dejaba de preguntarle si estaba bien. Nishinoya lo felicitaba por haber escapado. Sugawara le informó que habían recibido correctamente la información por la que se había arriesgado así que no había sido en vano. Kageyama entró, lo vio y volvió a salir. Y así, fue diferente con cada miembro de su pequeña y recién nacida familia. Como él había quedado inconsciente casi de inmediato, le contaron los detalles de su rescate y la nueva alianza con la familia Fukurodani.

Al final volvió a quedar solo con los dos que lo habían recibido cuando despertó. Yachi era a quien habían designado como su enfermera encargada ya que no podían tener contacto con ningún médico real, y Yamaguchi su mejor amigo que no se quería alejar de su lado. Aunque él no sentía necesitar a ninguno.

—Hiciste un increíble trabajo resistiendo allá —Dijo el de pecas sin mirarlo directamente, Tsukishima tampoco lo miró. Ellos podían entenderse a la perfección de esa manera—. Me asusta pensar lo que te habría pasado si Hinata no hubiera conseguido la ayuda del jefe de esa familia.

—Es más sorprendente lo que hizo ese enano. —No le daba mucho interés con sus palabras, pero la verdad si lo había impactado descubrir quiénes habían sido sus rescatadores.

En aquel momento, casi en el instante en que Kuroo había salido dejándolo solo en la habitación, un hombre de cabello negro y mirada desinteresada entró por la ventana indicándole que guardara silencio, y eso claro que lo haría ¿Para qué haría ruido? ¿Para advertir a los de Nekoma de un posible ataque? De ninguna manera, que los destruyeran, estúpidos. Para su sorpresa lo que hizo fue cortar las cuerdas que lo ataban y pedirle que lo siguiera. Como no tenía nada que perder, Tsukishima le hizo caso, llegaron a una camioneta y al subir a la parte de atrás se encontró con Hinata casi llorando quién sabe por qué.

—Les dije que te estaba buscando y me han ayudado a encontrarte. —Le contó mientras la camioneta se alejaba del lugar donde estuvo prisionero— Nos van a llevar con Daichi-san.

Luego de eso un repentino sueño lo invadió y recién despertaba.

—Cierto que lo que hizo Hinata es genial —comentó Yachi ante el repentino silencio que se estaba haciendo—. Pero pienso que tú eres quien más debe ser felicitado por tu esfuerzo.

Prácticamente obligaron a Tsukishima a dormir otra vez, él insistía en que ya había dormido suficiente, pero lo hicieron acostarse, taparse, cerrar los ojos y contar ovejas. Accedió a intentarlo porque la pequeña rubia ya parecía hasta capaz de contarle un cuento para que se pusiera a descansar. Lo dejaron solo en la habitación y apagaron las luces. Cerró los ojos y la imagen de un rostro astuto con cabello negro revuelto apareció. Los abrió de inmediato, incómodo. Definitivamente esa cara de gato no la quería volver a ver.

Se sentó. Era claro que no podría dormir otra vez a menos que fuera por el agotamiento que prácticamente lo había dejado inconsciente antes. Miró sus manos. No era gracioso. Teniendo justo las muñecas vendadas y con esa ropa que parecía de paciente de hospital que le habían puesto, seguro no se diferenciaba mucho de algún maniaco suicida. Se tanteó la cara. No había un espejo que se lo confirmara, pero sabía que debía tener moretones y rasguños, unas puntadas y varias curaciones. Se recargó en la pared y cerró los ojos una vez más. Y una vez más esos ojos lo miraron a través de su memoria. No tenía sentido intentarlo. Era la primera vez que le pasaba en persona, pero conocía algunos efectos secundarios de lo que acababa de pasarle. El estrés posterior a ser secuestrado y torturado.

No quería que eso le afectara demasiado así que se recostó y se cubrió hasta la cabeza con las mantas. Cerró los ojos esperando ver al jefe de la familia Nekoma. Era casi como si pudiera escuchar su voz llamándolo.

—Chico de lentes~

Se estremeció. No volvió a abrir los ojos. Lo enfrentaría. No iba a vivir atrapado por esos recuerdos. Sus manos le palpitaban como si lo acompañaran en rememorar lo que le había sucedido.

—Será una larga noche para ti —le decía el Kuroo de sus memorias—. Aunque me verás todo el tiempo y eso en realidad puede que sea bueno.

Casi se pone a reír. Que irónico que fuera justo eso lo que recordara. Abrió los ojos un poco.

Kuroo Tetsuro.

“Él tiene mis lentes” pensó una vez más antes de volver a entregarse a esas memorias que seguro lo acosarían durante un tiempo.

Notas finales:

Esos efectos secundarios post-traumaticos (?) están salidos totalmente de mi bolsillo. Ni siquiera investigué si era posible.

No les daré un "día de actualizaciones" porque sería un vil engaño. No soy ordenada con el tiempo de mi vida. Ustedes disculparan.

Gracias por leer!

read you~

(Sé que esa expresión no existe, algún día dejaré de inventarme cosas,pero hoy no es ese día!)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).