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The V Kings por Mal-Dita

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Notas del capitulo:

Hola :s....tarde como siempre ...sorry.

 

Gracias por sus comentarios y sus lecturas, en verdad es increible que lean mi fic :_D

 

Advertencia: Este capítulo puede producir principios de diabetes, leer bajo su propio riesgo.

Xd, no sé si estoy exagerando, pero yo creo que fue demasiado azucar en este capitulo, decidan ustedes...

 

Playlist song n°12:                  Peppermint winter -Owl City     

 

En un día frio de diciembre...

 

Caminaba presuroso con tal de no congelarse en el intento. La nieve caía incesante cubriendo todo a su paso lo cual hacía más difícil sus movimientos, pero a pesar de todo nada de eso lo desanimaba ni detenía de su destino, porque ver a su adorado e indiferente bibliotecario lo animaba a cualquier cosa.

Luego de casi un mes Bokuto terminaría el libro, ya que con solo veinte páginas su competencia con Kuroo quedaría finalmente saldada y así podría ridiculizar al azabache con todas las de la ley.

Finalmente llego a aquel santuario de paz y conocimiento que aun le generaba algo de incomodidad ante tanta seriedad y menosprecio contra quienes no estaban a la altura de los ávidos lectores (según Bokuto). Mas cuando al abrir la puerta vio tras el mostrador a Akaashi inmerso en sus pensamientos todas las ideas negativas se esfumaron dejando solamente la inmensa  alegría de regresar.

-¡Akaashi! -exclamo emocionado al entrar-

-Bokuto por favor habla más bajo.

-¡Akaashi! -alego ante la reprimenda-

-Buenas tardes Bokuto -dijo con cautela para no encender nuevamente al búho-

-Sí, lo siento por no venir -rascándose la nuca algo desconsolado-

-No tienes que disculparte, puedes venir cuando quieras. -contesto con tono tranquilizador- Estaré aquí siempre que vengas -dijo con una casi imperceptible sonrisa que ilumino a Bokuto-

-Y-yo... -sin saber cómo reaccionar- ¡Akaashi! -abalanzándose sobre el mostrador para abrazar al bibliotecario-

-B-Bokuto -apenas con aire- por favor, me estas asfixiando

-¡Oh! Lo siento -dijo apenado- Es solo que me hace muy feliz volver a verte.

-Nos vimos el miércoles pasado.

-¡Y eso ha sido hace mucho tiempo! -replico-

-Está bien -dijo tratando de no armar un escándalo por parte de Bokuto- Toma, aquí está el libro.

-¡Gracias Akaashi! -dijo al recibir el libro-

-De nada.

Como siempre el músico se sentó a unos dos metros del bibliotecario y comenzó a leer lento pero seguro los últimos párrafos del libro con la tranquilidad que le embargaba aquel sitio.

Para Akaashi nuevas sensaciones comenzaron a apoderarse de sí cuando el músico empezó a frecuentar la biblioteca. Ya que al pasar los días y no ver a Bokuto aparecer la incertidumbre lo inundaba solo de pensar que jamás volvería a ver al ruidoso tipo raro, mas cuando lo veía en el umbral de la puerta todo volvía a la normalidad y aquella molestia quedaba de lado. No estaba seguro como describir aquellos síntomas, incluso consulto en algunos libros para conseguir respuestas, pero nada daba con la descripción que él buscaba.

Quizás desde esa noche lluviosa donde apareció inesperadamente el músico, donde decidió por voluntad propia dar su número telefónico algo comenzó a transformarse en su interior sin que este se diese cuenta. Aunque claramente había momentos en los que se recriminaba por haberle dado su número (ya que Bokuto era bastante insistente en ocasiones), siempre lograba alegrarle un poco el día con sus tonterías.

Miro desde su posición tal como lo había hecho innumerables veces al músico con cabellos alocados que le hacía recordar a los búhos cornudos. Era solo un poco más alto que él, pero debido a su contextura parecía más grande. Cuando lo miraba leer con el semblante fruncido y concentrado parecía alguien imponente y serio que podría con solo un movimiento romper la inofensiva mesa que estaba delante de él. Mas algo de él parecía pequeño e inocente cual niño perdido que busca desesperado a sus padres en la multitud, ese algo conmovía profundamente a Akaashi y lo deprimían un poco porque sentía una irremediable necesidad de cuidar de él. Lo que más lo molestaba era que se conocían tan poco que sentía que en cualquier momento Bokuto podría esfumarse tan súbitamente como había aparecido.

-¡Termine!

-¿Ah? -volviendo en sí-

-¡Termine el libro Akaashi! -dijo abalanzándose sobre el azabache nuevamente- Y todo gracias a ti. Ahora podre restregárselo a Kuroo en la cara.

-¿Ya no vendrás más? -pregunto sorprendido entre los brazos de Bokuto-

-¡No! -dijo sin pensar- ¡Tenemos que ir a celebrar!

-¿Akaashi? -dijo una voz inesperada-

Cuando el músico y el bibliotecario voltearon en dirección a la voz se llevaron una enorme e incalculable sorpresa. Frente a ellos estaban nada más y nada menos que Kuroo y Kenma juntos mirándolos con escepticismo y extrañeza.

Por suerte en ese momento el único lector de la biblioteca a esa hora estaba con audífonos y no se percato de lo que sucedía a su alrededor.

-Esto...-dijo Kenma ante el momento incomodo- Me encontré a este tipo afuera husmeando.

-¡Tetsuro! -exclamo horrorizado Bokuto- ¡¿Qué haces aquí?!

-Hola bro -rascándose la nuca incomodo y con una sonrisa- Qué sorpresa ¿No?

Incomodidad es decir poco, quizás un gran trozo de consternación acompañado con espanto y sazonado con dulces toques de indignación.

Una escena digna de película para adolecentes un día domingo lluvioso por la tarde donde no hay nada mejor en la televisión. Las miradas cruzadas repletas de dudas solo hacían que las cosas tomasen un tinte más dramático.

-¿Q-qué haces aquí? -pregunto Bokuto aun choqueado-

-Es una historia graciosa ¿Sabes? -dijo Kuroo tratando de amortiguar el golpe-

-Kuroo -dijo con tono molesto e indignado que solo en limitadas ocasiones usaba-

-Ok, ok, te seguí ¿Contento? -dijo harto del drama- Se que no estuvo bien, pero es porque me parecía extraño cuando salías de la nada con excusas raras, por eso quise saber donde ibas y ver si no estabas en nada extraño nuevamente. -eso ultimo lo dijo con tono severo- Lo siento bro, pero estaba preocupado

-¡¿Quien te pidió que me siguieras?!¡Ya no soy un niño y tú no eres mi madre!

-Bokuto por favor baja la voz. -dijo Akaashi preocupado- Quizás estuvo mal que él te siguiera, pero debes escuchar sus razones.

-¡Pero Akaashi!

-Creo que deberían discutir esto en otra parte -indico el bibliotecario-

-No hay nada que discutir -dijo Bokuto completamente serio- Invadió mi privacidad y me siguió hasta aquí, punto. No quiero verlo -dijo dando la espalda al gato-

-No sé porque te enfadas tanto -dijo Kuroo en su defensa-, se que estuvo mal y en verdad me siento mal por eso, pero no tienes que reaccionar como si hubiese matado a alguien.

-¡Es lo mismo de siempre! ¡Siempre haciendo del hermano mayor maduro y preocupado! ¡Ya no soy un niño al que tienes que cuidar todo el tiempo! -grito con todas sus fuerzas-

Akaashi y Kenma quedaron espantados por la reacción del búho mientras Kuroo solo mantenía su mirada seria y estática. En verdad Akaashi agradecía que por suerte el único lector que había a esa hora tuviese la música en alto y no escuchase nada.

-Disculpa Akaashi -dijo apenado- yo... -mirando esta vez a Kuroo-

-Bro, lo siento. -dijo Kuroo más relajado- Se que te trato como un niño y que a veces te sobreprotejo, pero es solo porque no quiero que te suceda nada malo de nuevo.

-Lo sé, es solo que...hable con ellos hoy y...

-Ya lo se bro. -acercándose un poco- Se que no eres un niño, ya no eres ese niño. Lo siento por seguirte. Soy medio gato ¿recuerdas? No puedo con la curiosidad.

-El maldito gato sonriente de Alicia.

-El mismo, pero sin la cola. ¿Bro?

-Bro.

No hubo abrazo fraternal, pero si un choque de palmas y luego de puños que representaba perfectamente su relación fraternal.

-Perdiste -fue lo único que pudo decir el búho luego de su reconciliación-

-¿Ah? -dijo Kuroo sin comprender a lo que se refería-

-¡Tendrás que llevar el cabello abajo!

-¿Qué dices?¿No digas que...?

-¡Hey, hey hey! ¡Termine el libro antes del mes!

-No puede ser -con espanto- ¿En verdad lo lograste? -mirando instintivamente a Akashi-

-¡Akaashi es mi testigo! -pasando su brazo por el cuello de Akaashi-

-Bokuto habla más bajo por favor -dijo Akaashi con semblante serio-

-¡Akaashi dile que gane! -sin escuchar las indicaciones del azabache-

-Ah -suspirando resignado- Sí, de hecho hace un momento lo termino.

-¡Ahora pagaras gato! ¡Jajaja! -en son de victoria-

-En verdad no se qué pensar -dijo Kuroo sopesando la situación- Por un lado estoy orgulloso y por el otro quiero patearte -dijo consternado-

-Aunque solo termino el libro uno y dos -dijo Akaashi serio como siempre-

-¿Ah? -dijo Kuroo levantando la cabeza-

-¡¿Qué?! -dijo horrorizado Bokuto- ¡Akaaashi!

-¿Ósea que en teoría no ha terminado el libro -dijo kuroo levantando la ceja mientras lo acompañaba con una sonrisa burlesca-

-Solo digo que en teoría termino el libro, solo que tiene una continuación.

-¿En teoría Bokuto no habría ganado?

-Solo en teoría, porque si termino el libro.

-...-Bokuto no podía articular palabra-

-Bro... -dijo Kuroo mirando a Bokuto- Tratos son tratos.

-¡Pero si yo lo termine!

-Ya oíste al experto, solo fue en teoría -con una sonrisa maliciosa-

-¡No voy a dejarme el cabello abajo! ¡Yo cumplí mi parte y leí el libro que Akaashi estaba leyendo! ¡Ahora pagaras tu!

-Es un empate -dijo hastiado Kenma hastiado-

Todos lo miraron sorprendido, porque durante ese tiempo el tecnico estuvo en un completo silencio presenciando la escena melodramática entre los músicos. El había ido a la biblioteca en una visita rápida y la pareja de idiotas estaba distrayendo a Akaashi, solo por eso intervino para que las cosas volvieran a la normalidad.

-Creo que es justo -dijo Kuroo-

-¡¿Qué?! -protesto Bokuto-

-Sí -dijo simplemente Akaashi-

-¡Akaaaashii! -protesto nuevamente Bokuto-

-¿Ves bro? Sera lo mejor, un empate y terminamos las cosas de una forma más justa ¿Tu y yo luciendo ridículos por un día?

-Con ese cabello ya lucen ridículos -dijo Kenma rodando los ojos-

-¡Hey! -protestaron los dos músicos a la vez-

-¡Ah! ¡Es injusto! -exclamo Bokuto cruzándose de brazos mientras hacia un puchero- No quiero.

-Bokuto -dijo Akaashi en un acto para el termino del conflicto- Podemos ir a celebrar igualmente hoy sin importar como terminen las cosas, pero por favor no grites más.

-¡¿Lo dices en serio?! -pregunto emocionado Bokuto-

-Sí -arrepintiéndose en parte-

-¿Y bien bro? -pregunto Kuroo impaciente-

-Te detesto maldito gato -dijo Bokuto

-Yo sé que me amas ¿Eso es un sí? ¿Empate?

-¡Ñaaa! -revolviendo sus cabellos-

-Bokuto...-dijo Akaashi-

-Ok -se limito a contestar serio-

-¡Hey! -dijo Kuroo dando un codazo-

Mientras la pareja de bros continuaban con su infantilidad Kenma finalmente se pudo acercar más privadamente a Akaashi.

-Pensé que hoy no tenías tiempo. -dijo Akaashi-

-No lo tengo, cerré por hora de almuerzo pero debo regresar de inmediato.

-Ya veo.

-Ten -extendiendo un paquete a Akaashi- También es de parte de Shoyo.

-Oh, gracias -dijo visiblemente sorprendido- No era necesario.

-Si lo era -se limito a decir- Bien, nos vemos y espero que no sufras tanto con ese tipo raro de ahí -dijo mirando a Bokuto de forma despectiva-

-Eso espero.

-Adiós y buen día hoy.

-Kenma -llamo antes que el rubio cruzara el umbral de la puerta- Gracias  -con una hermosa sonrisa-

-Está bien -encogiéndose de hombros pero respondiendo también con una sonrisa ladina-

 

Kenma inicio su caminar en dirección a su trabajo dejando atrás al duo de músicos raros y al pobre de Akaashi. Ahora ya unos metros fuera de la biblioteca el rubio comenzó a hilar ideas en su mente ¿Ese era el sujeto por el cual Akaashi actuaba tan extraño? No sabía con certeza la respuesta, pero algo le decía que estaba muy cerca de la verdad. No quiso pensar más al respecto ¿Qué sentido tenía? Tenía cosas más importantes que ver en ese momento, aunque claro que se sentía mal por dejar a uno de sus mejores amigos el día de su cumpleaños, (en realidad sus amigos solo ascendían a dos personas, el resto eran conocidos) pero lo remediaría mañana cuando tuviese el día libre. Por ahora debía centrarse en sus trabajos (el legal y el clandestino).

-¿Vas a tu trabajo? -pregunto una voz inesperada que lo puso alerta-

-¿Qué quieres? -dijo a la defensiva-

-Solo camino -contesto Kuroo-

-Pensé que ibas a continuar con el drama de tu amigo.

-No, ya fue suficiente de dramas por un día.

-Bien, adiós -dijo apurando el paso-

-Te ves apurado -dijo Kuroo nuevamente posicionándose a su lado-

-¿No tienes mejores cosas que hacer?

-No, en realidad no -contesto encogiéndose de hombros-

-¿No eres una clase de estrella mundial al cual el mundo adora y si un fan de ve ahora se lanzaría sobre ti?

-Sí, si lo soy.

-... -solo pudo rodar sus ojos- Vete.

-Simplemente estoy caminando.

-Me estas siguiendo.

-Corrección -aclarando su garganta- Voy a mi destino que coincide por esta vía.

-Puedes ir por el frente.

-No, eso sería innecesario.

-Haz lo que quieras.

Simplemente lo ignoraría, aunque en verdad era sumamente difícil hacer eso para Kenma, por eso siempre necesitaba su consola para verdaderamente aislarse del mundo. En ese sentido era igual a Akaashi, pero completamente diferente. Mientras Akaashi era indiferente sin mucho trabajo, él debía esforzarse por no notar lo que sucedía. Era una técnica de supervivencia que ya no era adaptativa a su edad, pero ya era tarde para cambiar.

Kuroo siguió a Kenma o mejor dicho coincidió con su camino durante un largo tramo, demasiado largo como para simpatizar al rubio. Hasta que finalmente estuvieron los dos frente al servicio técnico.

-¿Por qué me sigues? -pregunto con una leve irritación-

-Coincidió que los dos al parecer teníamos el mismo destino.

-No lo hagas más.

-Tu dijiste "Has lo que quieras". Yo quería llegar aquí.

-Eres molesto.

-Gracias, es mi especialidad.

-Ah -exclamo Kenma rodando los ojos-

El azabache en realidad no tenía  especiales planes esa tarde, simplemente había llegado por tercera vez tras Bokuto hasta la biblioteca y fue sorprendido por el técnico, por lo que no tuvo más opción que presentarse ante su bro. Las cosas habían tomado un camino inesperado y ahora tendría que usar el cabello hacía abajo ¿Cómo hacer eso? No estaba seguro. En realidad no es que le mostrara usarlo hacia bajo, simplemente no sabía cómo hacerlo posible. Su cabello tenía personalidad propia y el no podía hacer mucho al respecto.

Pero ahora las cosas terminaron en el servicio técnico donde trabajaba su Kenma (Sí, por alguna razón se encontró a si mismo llamándolo "Su Kenma"). Kuroo había estado todo el trayecto dubitativo si decir o no que él era " K<3TVK", pero algo lo acobardaba cada vez que intentaba decirlo. Ahora no era tan fácil como al principio, donde simplemente podría haber dicho "¡Hey! Soy el tipo que te salvo esa noche ¿Quieres ser mi amigo? Me intrigas y quiero saber más de ti" No, en realidad eso no hubiese funcionado, o por lo menos no le habría permitido acercarse tanto a Kenma como lo había hecho ahora por medio de ese tonto seudónimo. Sabía que con este chico debía ir a paso lento, pero comenzar una relación amistosa en base a una mentira no era un buen plan. En realidad no era una mentira (pensaba Kuroo), era una omisión, una vital e importante omisión. Pero el jamás dijo que no lo era, era su pequeño resquicio legal por donde mantener todo aquel espectáculo en pie.

Nuevamente estaba en aquel pequeño y caótico sitio que no parecía ser especialmente favorable para el rubio, quien parecía más un hechicero de categoría premium en medio de artículos mágicos de última categoría, de esos que vienen en los paquetes de dulces para niños y que se rompen al primer uso.

Kenma encendió la calefacción y prontamente el lugar se volvió cálido y agradable, pero la situación aun era incomoda para él teniendo a aquel tipo raro rondando el lugar.

-Este lugar no te gusta ¿Cierto? -pregunto Kuroo observando una lavadora vieja-

-No -se limito a contestar escueto-

-¿Por qué no te vas? Digo, viendo lo que hiciste con mi computadora se nota que no eres un simple aficionado. Podrías encontrar un trabajo con mejor paga.

-Sí.

-¿Entonces? -volviéndose a Kenma-

-Tendría que hacer mucho esfuerzo.

-Presentas un curriculum y luego miden si puedes hacer cosas básicas. No es tan difícil, las compañías buscan cosas estándar y luego ven que empleados son mejores. Destacarías rápido.

-Ese es el problema -contesto sin mirar-

-¿Destacar?

-Sí -esta vez observando a Kuroo con sus ojos penetrantes-

-Ya veo -dijo alborotándose el cabello-

-¿No tienes nada mejor que hacer?

-No.

-¿Qué clase de músico famoso multi-millonario eres?

-El peor de mi clase -con una sonrisa afilada-

 

En las independencias de la agencia Ukai...

 

Caminaba entre los pasillos atestados de estrellas y sus managers, que no reparaban ni un segundo en su simple figura. El par de cajas que llevaba encima eran lo suficientemente pesadas como para enlentecer su caminata a un setenta por ciento y eso le molestaba bastante.

Ya llevaba aproximadamente dos semanas trabajando como ayudante de Tsukishima en aquella enorme agencia donde las máximas estrellas resultaban ser para quienes él trabajaba. Yahaba a pesar de lo que los demás pudiesen pensar era un hombre con bastante fuerza de voluntad y destreza para vivir entre el caos, lo cual le permitía abordar las situaciones de estrés mucho mejor que otras personas canalizándolo de forma sana. Aunque existía una persona, solo una persona en su historial de vida que salía de ese margen de serenidad y autocontrol.

-Kyotani -dice con voz fría-

-Que va -dice con tono indiferente-

Para desgracia del castaño justamente el día en que comenzó a trabajar en la agencia resulto ser el día en que Kyotani (mejor conocido en la banda cómo Pero loco) retomaba su puesto como guardaespaldas personal de Daichi. De todos los lugares del planeta tierra y tenían que reencontrase en el mismo país, la misma región, el mismo edificio y como trabajadores de la misma banda. Y aunque claramente no desempeñaban el mismo trabajo, no eran pocas las ocasiones donde se topaban. A Yahaba esto lo tenía arto, pero trataba de bajarle el perfil como algo inevitable de la vida a lo cual no puedes escapar. Y por sobre todo no podía renunciar cuando las cosas parecían ir por buen camino, menos cuando la paga era buena en un país donde la sobre demanda laboral hacia que las pagas no fuesen tan buenas.

Kyotani mantiene su mirada hostil (no es que en realidad tenga más miradas), ese sello personal que lo ha caracterizado desde que tiene uso de razón. Conocía al "Chico perfecto" (según él) desde el instituto y por alguna razón jamás pudieron compatibilizar del todo. No es que intentara que las cosas funcionaran con el castaño, es solo que simplemente no sabía cómo hacer que la cosas funcionaran con nadie. Era un tipo instintivo de ahí el Perro loco, bueno eso y que Oikawa le encantaba colocar sobrenombres molestos. Bueno regresando a lo anterior, Yahaba era perfecto, y no, no lo decía como un cumplido (O quizás sí, no lo sabía. Quizás ambas). Siempre destaco en sus calificaciones, era sociable, súper amable y cuidadoso con los otros, se llevaba bien con todo el mundo y por eso fue elegido presidente de la clase tres años consecutivos. Incluso se llevaba bien con los brabucones peligrosos (¿Como podía ser posible?), pero con él jamás existió tal acercamiento tan sencillo y natural que les permitiera hablar como dos compañeros de clases que pasan el rato. Quizás había algo también instintivo en Yahaba que lo hiciera repelerlo, porque de todos los humanos que conocía (o por lo menos el sabía que conocía), era el único con el cual el Chico perfecto no tenía futuros de una buena relación.

O quizás si existió una posibilidad y fue él quien jamás permitió el acercamiento. Porque sí, él, Kentaro Kyotani estaba malditamente enamorado de Shigeru Yahaba, es por eso que no podía acercarse a él.

Porque cuando lo vio de pie en el despacho de Tsukishima pensó que era una ilusión, él pensaba que después del instituto todo había acabado y que su suerte había quedado sellada como una maldición, que moriría con la carga del silencio cuando al guardar un enorme secreto que no puede ser dicho en voz alta por miedo a desaparecer.

¿Pero cómo era posible que él se hubiese enamorado del Chico Perfecto? Porque él no era la clase de persona que va por la vida y se enamora de un momento a otro, de hecho nunca le había pasado antes y nunca sucedió después. Solo Yahaba, solo el Chico perfecto había sido quien lo había cautivado ¿Pero cómo? Sucedió, sucedió de un momento a otro; en realidad con la estúpida personalidad preocupada del castaño por todo el mundo, porque antes de que Yahaba lo considerará una especie de némesis lo tenía como una clase de aliado. Bueno, eso era lo que Kyotani pensaba, porque Yahaba sin importar quién era siempre se preocupaba. Se preocupo de él cuando no apareció por semanas luego de una riña que lo dejo en cama tres semanas y también esa vez que la gripe no lo soltó sin importar las medicinas que tomara. El castaño iba a su casa (por responsabilidad) y dejaba sus notas impresas (sus perfectas notas impresas), luego (sin atisbos de responsabilidad) se quedaba con Kyotani largo rato hablando (en realidad Yahaba era el que hablaba, él se limitaba a callar). Hablaba de los días, de las noches, de cómo cambiaban las flores cada estación y como las personas pueden cambiar en la vida. Hablaba de lo mucho que le gustaba jugar voleibol y que presumía que si Kyotani se unía al equipo sería muy bueno debido a su energía. Nadie antes le había dicho que podía ser bueno en algo, todos se limitaban a criticarlo antes de conocerlo, siempre fue así. También recordaba que en algunas de sus riñas Yahaba corría a regañarlo molesto y luego lo curaba cuidadosamente mientras continuaba regañándolo. Cada día que veía a Yahaba se volvía algo nuevo y aunque no eran especialmente cercanos, de hecho no se puede decir que hayan conversado debidamente más de dos veces (y una de ellas fue una pelea llena de gritos y heridas), pero en el silencio de la distancia él se alegraba cada vez que veía al castaño sonreír a lo lejos o cuando como por causa divina lo saludaba enérgico alzando su mano hasta él.

Estaba claro, nadie se enamora de la noche a la mañana (eso solo es parte del marketing de las grandes industrias para que le gente piense que la vida es color de rosa y consuma descerebrada), pero él se enamoro a base de días y días de asombro y encanto por parte del Chico perfecto.

Obviamente el sujeto en cuestión no estaba al tanto de lo que sucedía, según Yahaba el actual guardaespaldas lo odiaba y según Kyotani el actual asistente del manager lo odiaba. Eso era lo único en lo que coincidían por ahora.

Kyotani no lo quería arrastras con él, no era así de egoísta. Él prefería la distancia, porque sabía que Yahaba era "normal", le gustaban de las chicas con ojos grandes y hermosa sonrisa, no lo iba a arrastrarlo a su anormalidad. El se limitaba a ser un antagonista y observador de su propia autodestrucción cada vez que Yahaba recibía una declaración por parte de alguna atolondrada chica. A veces decía "¡Oh! muchas gracias tu también me gusta" (gracias al cielo fueron contadas con la palma de una mano y sobraron dedos) y en otras (en la mayoría de los casos) "¡Oh! Estoy verdaderamente muy agradecido, pero en este momento no me siento así por nadie. En verdad agradezco el valor que tomaste para decirme esto, muchas gracias, pero no puedo aceptar...". Kyotani imaginaba que si él se llegaba a declarar recibiría la segunda respuesta (un poco más cruda quizás) y quedaría igual que las chicas rechazadas a un lado del camino.

Finalmente ambos terminaron el instituto, no en muy buenos términos. Nadie termina en buenos términos cuando te gritas y te empujas a punto de destrozas el rostro del otro. Y ahora estaban ahí en la peor de las situaciones, en un reencuentro incomodo, ambos trabajando para el mismo fin, la misma banda, el mismo reinado.

-¡Hey!¡¿Qué haces?! -exclamo Yahaba cuando Kyotani le quito una de las cajas-

-Tsukishima quiere que subas urgente.

-Ya voy para allá ¿Por qué no me llamo? -pregunto exceptivo-

-Porque mientras hablaba por teléfono furioso me dijo que te buscara.

Yahaba debía admitir que se imaginaba a Tsukishima rondando por el despacho enfurecido con quien fuese al otro lado de la línea y al ver a Kyotani pasar le había indicado con frases secas que lo fuese a buscar.

-Ah -suspiro ante lo que le deparaba- No tenías que ayudarme.

-A ese paso llegaras mañana. -era cierto-

En esa parte de la agencia no había mucho movimiento, el edificio era tan grande que había sectores prácticamente desiertos a pesar de la enorme cantidad de gente que circulaba incesante.

Esperaron el lento elevador y el silencio era cada segundo más incomodo. Demasiado incomodo.

-Pensé que terminarías siendo el primer ministro de Japón -soltó Kyotani sorprendido de sí mismo por hablar-

-¡Ja! Que gracioso, yo pensé que serías líder de alguna banda de traficantes o sicarios a sueldo.

-Lo digo en serio -sin cambiar el semblante retador de siempre-

-Ya lo sé -dijo a pesar de estar sorprendido- Pero para eso tienes que ir a una buena universidad, y para ir a una necesitas dinero. Yo no lo tenía, no lo tengo.

La sinceridad de Yahaba inquietaba a Kyotani que se sorprendió por la declaración del castaño.

-Podrías haber ido. -dijo luego de un rato- Tenías buenas calificaciones como para ir a donde quisieras.

-Sí, pero mi familia no tenía dinero suficiente y necesitaba trabajar rápido.

No sabía que más agregar a eso, el Chico perfecto que no tenía una vida perfecta. Típico. Una flor en medio del desierto.  Él se consideraba como maleza, de esa que intentas sacar pero jamás desaparece a pesar de los intentos por destruirla.

Cuando llego el elevador ambos subieron sumergidos en sus propios pensamientos sin mucho que decir al otro, suerte que en el piso siguiente subió una pareja de hombres que hablaba animada sin prestar atención a los otros tripulantes, por lo menos el ruido los relajaba a ambos.

Llegaron al despacho donde sonaba "Animal Instinct" de Cranberries y Yahaba entro sigiloso ante el posible reclamo de Tsukishima, mientras detrás de él lo seguía mudo Kyotani.

-Al fin llegas -dice Kei al ver al asistente- Te demoraste demasiado.

-Lo siento -dice acercándose al escritorio- Aquí están las cajas.

-Ok -dice casi ignorándolo por completo- Gracias Kyotani.

-De nada -también con un tono plano dejando la caja en el escritorio- Permiso.

-Sí -contesta Kei por cortesía, no le agradaba mucho eso-

Kyotani solo se dirigió a la puerta sin mirar atrás. Esa es la regla principal "no mirar atrás", porque si miras atrás pierdes.

 

Yahaba se quedo en el despacho con Tsukishima para arreglar algunos asuntos, mientras se pregunta cómo es que su ex compañero de instituto y ahora compañero de trabajo se veía tan calmado. Es cierto que mantiene ese lado salvaje (algo bastante intimidante), pero no dijo ninguna palabrota en todo el trayecto, no insulto a nadie y lo más increíble es que no se mataron mutuamente estando solos. No estaban solos desde el gran desastre de tercer año y las cosas habían estado mejor así. Ya no sabía si lo odiaba exactamente, pero el rencor no se esfuma de la noche a la mañana. Era la única persona por la cual había sentido desprecio en la vida y se sentía fatal por sentir desprecio por él, porque antes él creía que Kyotani a pesar de todo era alguien sensible y lleno de pensamientos complejos (no de esos que te enseñan en la escuela y te hacen creer que memorizando eres alguien listo), nadie había notado eso y siempre fue menos preciado. Él sinceramente había creído que Kyotani no era el delincuente que todos creían, incluso una vez hablaron, (por increíble que suene) una vez los dos intercambiaron palabras por más de cinco segundos. Fue increíble.

Tsukishima estaba molesto por la lesión de Oikawa, también por la ineficiencia de la agencia en general (siempre está molesto por la ineficiencia de la agencia). Yahaba salió de la oficina para dar un respiro con la excusa de ir al baño (lo cual era cierto). Pero justo cuando iba a doblar por uno de los corredores pudo ver nuevamente el cabello de Kyotani, luego mira su rostro y sorprendentemente parece relajado, sus ojos siguen la mirada del chico y da con el guardaespaldas de la otra vez (el guardaespaldas personal de Oikawa). Ambos hablan relajados e incluyo Kyotani se dejo palmear la espalda por su compañero respondiendo de buena gana

Es inquietantemente asombroso ver a Kyotani sonreír, solo lo vio así una vez hace muchos años. Los años ya habían pasado y ya no eran los mismos de antes.

 

En el servicio técnico...

 

Kuroo es un sujeto persistente, eso fue lo que aprendió esa tarde Kenma. El rubio tenía un prototipo mental de cómo debería comportarse un músico famoso, lo cual seguía los siguientes puntos:

-Un mega gran ego.

-Fiestas 24/7

-Dinero .

-Mujeres .

-Viajes en el Caribe en su yate privado tomando champagne.

-Un penthouse en New York y Tokio (obviamente).

-Un chofer llamado Jaime.

 Pero justamente el azabache  con cara de delincuente no cumplía con su idea mental y eso no le agradaba para nada, porque él no estaba habituado a el tipo de persona extrovertida y popular (Hinata era una enorme excepción a la regla). En general los evitaba, pero este sujeto en especial parecía no captar la visibles indirectas. Pensó que sería buena idea comprar una sudadera estampada que dijese "No te acerques" o "Lárgate"  para evitar malos ratos con extraños.

Después que Kuroo se instalara sin que el rubio se lo pudiera sacar de encima las cosas no habían bajado del todo su incomodidad inicial, pero en un acto de resignación el rubio creyó que era mejor tirar al músico al cuarto trasero con tal de evitar malos ratos. No pretendía arriesgarse como la ultima vez donde Kuroo salto sobre el mostrador y las adolecentes casi vuelven un caos el lugar con su irracional fanatismo (todo esto basado en las camisetas que llevaban encima y el sonido de llamada de una de ellas).

Kenma pensaba seriamente si Kuroo tenía algún fetiche extraño o todo era un juego para entretenerse un tipo, porque era muy extraño todo aquel repentino interes por un don nadie. Quizás no era tan solo Kuroo y también Bokuto buscaba pasar el rato fastidiando a Akaashi. Tal vez en un mutuo acuerdo ambos decidieron la noche en que se conocieron hostigar a los dos antisociales solo para buscar entretención para luego jactarse con los suyos que habían acosado a unos completos extraños hasta volverlos locos (Kenma creía fehacientemente que él y Akaashi se volverían locos si tenían que pasar más tiempo con estos tipos).

El rubio regreso al cuarto trasero donde guardaba cajas y reparaban los objetos más grandes, donde había dejado al azabache.

-¿Por casualidad nunca te han dicho que tienes cabeza de pudin?

-¿Estas buscando que llame a la policía por acoso?

-¡Hey! Tranquilo, el pudin es genial.

-...-Kenma levanto la ceja suspicaz- ¿Eso es un cumplido?

-Puede que sí.

-Como sea -dijo rodando los ojos- ¿Qué haces?

-¿Has visto la cantidad de cosas que tienes para entretenerte aquí? -dijo hurgando en el lugar-

-No. Esto es basura ¿Que tiene de interesante?

-La basura de algunos es el tesoro de otros -dijo levantando la cabeza desde la caja en la cual estaba metido- ¡Esto es una mina de oro! -dijo emocionado-

-¿Cables rotos y pantallas dañadas?

-Corrección, son la posibilidad de hacer experimentos -dijo con  una batería en la mano-

-¿Te han dicho que eres raro?

-Sip, aunque en general no. -dijo revolviendo nuevamente las cajas- Hace tiempo que no veía cosas tan buenas -dijo expeliendo felicidad-

-No te entiendo, lo tienes todo. -se limito a decir confundido Kenma-

-¿Ah? -dijo enderezando la postura- ¿Qué cosa? No te escuche.

-Nada.

-¿En serio?

-Sí.

Kenma se limito a sentarse sobre un computador viejo y oxidado mientras hacía guardia por la llegada de un posible cliente, sin dejar de vigilar del todo al raro músico que parecía un niño en navidad entre tanto aparato dañado ¿Cómo era posible que aquel tipo que aparentaba ser un completo idiota cool fuese capaz de contentarse con simple basura?

Cuando Kuroo llego por segunda vez y vio sus dibujos fue como sentirse desnudo sobre un escenario con cien mil espectadores. Creyó  por un momento que el azabache se reiría y comenzaría a burlarse con su maldita cara autosuficiente, pero simplemente se puso a pedirle consejos y a escuchar atentamente lo que le decía. Claramente no estaba preparado para ese resultado.

Ahora que lo veía con detenimiento (jugar como un niño)  su parte instintiva le decía que el sujeto no estaba tan mal, por lo menos no era un psicópata o vendedor de órganos, tenía un punto a favor. Claro que la desconfianza aun lo mantenía a raya, le faltaban datos para rellenar en su mente respecto al azabache.

En ese momento sonó su teléfono y la ansiedad lo embargo, cosa que noto Kuroo de reojo, pero se tranquilizo rápidamente al ver que era Hinata.

-Shoyo -contesto con una cuota de felicidad- Sí, si se lo entregue -rodando los ojos- Esta bien, si, llegare más tarde. Sí, lo sé. Sí Shoyo me voy a cuidar. Ok, adiós.

Al colgar sintió una mirada penetrante que lo seguía y cuando levanto la mirada se encontró de lleno con la de Kuroo.

-¿Un amigo?

-No es asunto tuyo. -dijo regresando a su posición inicial-

-¡Vamos! Tú conoces a Bokuto.

-Y tu a Akaashi, no necesitas saber más.

-Parecen cercanos -dijo saliendo de la caja en la cual estaba metido-

-...- encogiéndose de hombros-

-¿Vives con él? -Kuroo ya sabía esa respuesta, pero necesitaba hacerla de frente-

-...Sí -mirando a otra parte-

-Entonces si son cercanos. Con Bokuto vivimos juntos, para bien o para mal.

-Bien por ustedes.

-Gracias.

-No lo digo para alagar.

-Lo sé.

-Eres raro.

-Ya es como la quinta vez que lo dices hoy.

-Porque lo eres.

-Eso puede ser bueno -dijo encogiéndose de hombros-

-¿Qué haces? -dijo mirando sorprendido a Kuroo-

-Tengo calor -dijo sacándose la sudadera que llevaba encima- Así está mejor -dijo en camiseta- ¿Qué?¿Te gustan? -dijo con una sonrisa ladina-

-... -mirando hacia otro sitio-

-Los tatuajes son una buena forma de expresión.

-Solo es moda.

-¡Ja! Todo es moda a estas alturas -exclamo Kuroo- Puede que ahora exista un boom por ellos, pero yo lo veo más como una expresión artística, como la música.

-Sí eso crees -rodando los ojos-

-Sí, y tú con tu talento para el dibujo serías muy bueno haciéndolos.

-Creo que no es lo mío.

-¿No te gusta la sangre?

-No es eso, solo no es lo mío.

-¿Mucho trabajo?

-Sí -rodando los ojos nuevamente-

-Rodas demasiado los ojos ¿No crees?

-Sí ¿Algún problema?

-Nop, me parece divertido. -acercándose al rubio- Mira -enseñando uno de sus brazos- ¿Qué te parece?

Kenma miro con detenimiento los trazos en el brazo de Kuroo y muy en el fondo debía admitir que si le gustaba aquello.

-Quizás un día de estos te enseñe a tatuar.

-¿Sabes tatuar? -pregunto algo sorprendido Kenma-

-Sip, cosas que aprendes. No me molestaría ser tu sujeto de prueba.

-¿Que te hace pensar que lo querría?

-Llámalo intuición.

-No te aburres de hablar cosas vergonzosas.

-Nop.

-¿Por qué haces esto? -pregunto resignado-

-¿Qué?

-Molestarme, venir aquí y decir cosas vergonzosas, aparentar que te agrado y gastar tu tiempo.

-No estoy gastando mi tiempo -dijo serio-, tú me agradas en serio. Aunque no lo parezca a mi también me gusta ser un poco antisocial ¿Sabes?

-No, no lo parece. Lo dices, pero debes estar burlándote de mi.

-¿Por qué me burlaría de ti?

-Porque eres famoso, tienes todo lo que quieras en la vida, no tienes que hacer ningún esfuerzo y puedes vivir sin preocupaciones. Solo vienes aquí a molestarme para pasar un rato, pero luego te vas a ir a tu verdadera vida llena de lujos y grandeza. -dijo sumamente irritado-

Kuroo lo miraba con los ojos muy abiertos debido a la sorpresa, era la primera vez que lo escuchaba decir tantas palabras juntas, pero a la vez se sentía algo herido por las palabras de Kenma. No lo culpaba, porque si era extraño que de la nada un tipo famoso se fuese a meter a un taller de cuarta e insistiera en quedarse.

-Tienes razón, no tengo tantos problemas como el mundo en general. No tengo que arriesgar mi vida todos los días con tal de sobrevivir y puedo hacer más cosas de las que muchos en su vida siquiera imaginan -espero un segundo al ver a Kenma desanimado- Soy un tipo raro, tienes toda la razón, no debería estar aquí desde un comienzo y siento todas las molestias en serio. Pero cuando te dije que me intrigabas era en serio, eres alguien que en verdad quiero conocer y yo tampoco sé muy bien la razón. Quizás seamos más parecidos de lo que piensas, yo también soy desconfiado y no me comprometo mucho con otros. Y sí, soy más sociable que tu, pero eso no significa que no pueda tener un lado nerd y antisocial que comparta muy poco.

Ambos se quedaron en silencio y comprendieron que las cosas no estaban muy bien entre los dos. Pero había una gran.

-Hey, soy raro ¿Recuerdas? Por eso me agradas, además quien me va a enseñar a controlar mejor la tableta grafica.

-Eres persistente.

-Gracias.

-No era un cumplido.

-Eso lo sé.

-También se  que lo sabes.

-Bien -dijo sonriendo-  Nos estamos entendiendo.

-Como digas -rodando los ojos- Ya debo cerrar.

-Bien, me iré. Siento molestarte hoy, no sucederá de nuevo.

Kenma lo miro fijo ante aquel comentario ¿Eso significaba que ya no volvería más? En verdad eso significaría el regreso de su paz ¿Entonces por qué le importaba? ¿No era acaso lo que había estado pidiendo hace cinco minutos atrás y ahora se sentía mal al respecto?

-Si te quedas aquí atrás y no molestas no me importa que vengas.

-¿Lo dices en serio?

-Ah -suspirando- Sí, no me hagas retractarme.

-¡Hey gracias! -alborotando el cabello del rubio-

-¡No hagas eso! -protesto molesto-

- Me hace muy feliz que lo digas -dijo sonriendo dulcemente-

Kenma no supo porque, pero sintió como los colores se le fueron al rostro cuando Kuroo se acerco con aquella sonrisa. Algo malo debía haber en su interior, quizás la falta de comida produjo un efecto adverso y por esa razón se sonrojo.

-¡Bien! ¡Nos vemos! -dijo Kuroo saliendo-

-Sí, como sea.

-Cuídate Kenma -dijo antes de cerrar la puerta- Te voy a extrañar.

Kenma se quedo contemplando el exterior blanco y pudo sentir como Kuroo se iba dejando una capa de soledad en el lugar. No entendía de que iban las cosas con el azabache, pero estaba seguro que no sabía que pensar. Sonaba extraño, pero Kuroo solo lo llenaba de incertidumbre.

Sonó su teléfono y como siempre leyó aquel número desconocido habitual.

-Sí, hoy donde siempre.

La llamada se corto y preparo sus cosas para regresar a su realidad fuera de Kuroo.

 

En la biblioteca del centro...

 

Bokuto en parte estaba satisfecho de sí mismo, ya que era un gran logro para él haber terminado ese libro. Lamentablemente debido a que Akaashi no supo leer el ambiente fue técnicamente un empate contra Kuroo ¿Quien iba a pensar que habría otro libro más?

Claramente estaba molesto por eso, porque de no haber sido por la intervención del bibliotecario el abría sido el último en reír.

Aun así, por raro que parezca estaba de buen modo y todo gracias a que después del pequeño percance Akaashi acepto salir cuando terminara su jornada con él. No es necesario mencionar cuan drástico fue el cambio de las emociones del búho.

A esa hora la biblioteca ya tenía cerradas las puertas para el público, pero sus trabajadores se debían quedar más tiempo ordenando y haciendo trabajo de oficina.

-¡Hey! ¿Aun estas aquí Bokuto? -pregunto Akinori-

-¡Sí! -respondió animado- ¡Saldré con Akaashi luego de que termine!

-¡Oh! Eso si no me lo esperaba, pensar que hoy es ...

Justo en ese momento regreso el azabache y se unió al grupo.

-Hablando del rey de Roma -dijo Akinori-

-¿Ah? -exclamo sin entender- ¿Qué sucede?

-Bokuto me contaba que ibas a salir con él, lo cual es bastante extraño en ti Akaashi -levantando su ceja suspicaz-

-¿Por qué? Yo también salgo y tengo vida -contesto Akaashi-

-Sí, claro. -dijo Akinori- Como sea, antes de irme se me olvidaba entregarte estas cosas. -entregando una bolsa-

-Son de tus fans.

-¿Mis fans? -pregunto sin comprender-

-¡¿Akaashi tiene fans?! -pregunto sorprendido Bokuto-

-¡Claro que sí! Tiene su propia seguidilla de chicas que vienen aquí solo para verlo a él.

-Claro que no -replico avergonzado aunque no se notase-

-¡¿En serio?! -Bokuto no caía de la impresión-

-¡Sí! Y no solo aquí, de hecho estas son cartas y regalos que sus fans en la universidad, y me suplicaron que se las entregara, porque es su cumpleaños.

-Akinori..-dijo Akaashi con tono de reproche y resignación-

-¡¿Akaashi esta de cumpleaños?!¡¿Hoy?!¡¿Hoy Akaashi esta de cumpleaños?!

-Sí, esto... -contesto Akitori al ver que metió la pata- Yo, me tengo que ir. Feliz cumpleaños nuevamente Akaashi ¡Nos vemos!¡Adiós Bokuto!

Luego sin mayor preámbulo salió rápidamente del lugar.

-¡Akaashiii! -alego Bokuto- ¡No me lo habías dicho!

-Bokuto pensé que no era importante, lo siento.

-¡Pero es importante para mí!¡¿Ahora de donde saco un regalo?! -se pregunto alarmado- ¡¿Akaashi qué quieres de regalo?! -ahora estaba en histeria-

-Bokuto, por favor cálmate.

-¡Estoy calmado!

-No, no lo estas.

-¡Pero Akaashi! ¡¿Cómo voy a celebrar tu cumpleaños si no lo sabía?!

-No tienes que hacerlo, me dijiste que querías ir conmigo a un buen lugar que conocías, con eso es suficiente.

-¡Claro que no! Eres demasiado bueno como para llevarte simplemente a un paseo de noria.

-¿Ahí es donde querías ir?

-¡Sí! ¡Pero ahora ya no es suficiente! -dijo tomándose la cabeza con las manos-

-Por mi está bien.

-¿Lo dices en serio? -parando en seco- ¿Pero si no es nada del otro mundo?

-A mí me gusta mucho ir a ese sitio.

-A mi igual -reconoció finalmente-

-No tienes que preocuparte por mí, de todos modos no haría nada especial hoy. Mañana me juntare con los chicos, pero hoy todos tenían trabajo. No es un problema para mí.

-¿Te refieres al chico con cabeza de pudin que llego hoy con Kuroo y que juega con una consola?

-Sí, no le digas cabeza de pudin.

-Está bien Akaashi -dijo cual niño pequeño- ¿Ya estás listo?

-Sí.

El bibliotecario tomo sus cosas, pero antes de cerrar reviso por última vez que todo estuviese en su lugar. Cerro la biblioteca, pero se sorprendió al encontrarse con Bokuto en un auto que lucía muy moderno y costoso.

-¡Hey Akaashi! -llamo Bokuto bajando la ventanilla del auto- ¡¿Qué te parece?!

-Luce bien -se limito a contestar- ¿Puedo?

-¡Si sube!

-Yo no sé mucho de autos, y en realidad es la primera vez que me subo a uno donde el asiento se acomoda a tu cuerpo.

-Es nuevo, bueno no tanto porque lo compre el año pasado y como estábamos en gira a penas lo pude usar.

-No imagen que conducías.

-¡Ja! Lo hago desde los trece cuando sacaba el auto de mi papá a escondidas con Kuroo y nos íbamos por la carretera conduciendo como locos.

-Eso suena emocionante y peligroso.

-Sí, lo era. Me sentía libre ¿Sabes? Como imparable y en donde en cualquier momento podía desaparecer.

-¿Te refieres a chocar y morir?

-Sí -contesto con el semblante más serio viendo atentamente el camino- Era una sensación muy loca.

-Creo que no lo he sentido jamás.

-Ya sabes, es como controlar todo y a la vez nada.

-¿Nunca tuviste un accidente?

-No, y estoy sorprendido por eso.

-Yo igual ¿Tus padres no te decían nada?

-Nah, ósea si. Pero es como si no dijesen nada.

-¿Te ignoraban?

-Ósea, mi mamá me gritaba y me decía que podía ensuciar el apellido de la familia y esas estupideces, mi papá me quitaba dinero. Según ellos así aprendería la lección.

-¿Y a tu amigo no le decían nada en su casa por salir contigo?

-¿A Kuroo? Su mamá casi le da un infarto, es por eso que nos prohibieron vernos porque pensaron que si nos veíamos nos íbamos a terminar matando.

-¿Pero ustedes lograron verse?

-¡Claro! Aprendimos a trepar por los muros.

-¿Qué? -pregunto cada vez más interesado en lo que decía Bokuto-

-¡Sí! Como los dos teníamos nuestras habitaciones en los pisos superiores nos las ingeniamos para trepar y llegar a las habitaciones del otro. ¡Parecíamos ninjas en la noche!

-¿Jamás los atraparon?

-Bueno, una vez una de las mucamas vio a Kuroo y pensó que era un espectro en el jardín. No la culpo, el tipo luce aterrador cuando esta todo oscuro y lo único que se ve son sus ojos y su sonrisa brillando. Salió corriendo ¡La muerte!¡La muerte viene por mí!  Luego se desmayo.

-¿Y qué hicieron?

-El gato atino a subir hasta mi habitación. Lo metí en el closet y luego yo me fui a la cama para que nadie sospechara. Cuando llego mi papá vio que estaba durmiendo y luego cerró la puerta y se fue.

-¿Y tu amigo?

-Se quedo toda la noche metido en el closet porque mi papá tiro perros al jardín, él no pensaba que era un espectro, si no que un ladrón.

-Oh, eso sí es gracioso -acepto divertido Akaashi aunque no lo demostrara mucho-

-¡Ya llegamos!

En efecto, suerte que ese día el trafico estaba inusualmente tranquilo por las vías que usaron debido a que prácticamente casi todos los autos estaban concentrados en un mega accidente al otro lado de la ciudad.

Fue una punzada lo que sintió Akaashi cuando decenio del automóvil y vio la gran noria iluminada en aquella fría noche de diciembre. Los recuerdos de su niñez lo golpearon con fuerza y sentimientos que había dejado en el olvido regresaron sin aviso. Mas aquellos sentimientos quedaron suspendidos en el aire cuando sintió un fuerte agarre en su mano y luego su cuerpo fue impulsado hacia adelante. Bokuto tiraba de él emocionado hasta la entrada, lo cual pillo por sorpresa al bibliotecario que no esperaba aquel acercamiento.

Cuando estuvieron en la entrada Bokuto pago ambas entradas bajo la protesta de Akaashi que quería pagar la propia, pero el músico insistió que al ser su cumpleaños debía tomar la acción como un regalo. Resignado acepto y pronto los dos estuvieron dentro de una de las capsulas esperando el momento en que comenzaran a elevarse por los aires.

-¡Se puede ver el edificio de la biblioteca desde aquí! -exclamo Bokuto pegado al cristal- ¡Mira!¡Mi departamento también se ve!

-Sí -dijo mirando la increíble vista nocturna-

Por extraño que parezca Bokuto no abrió la boca durante largo rato, lo cual avivo con mayor fuerza los recuerdos de Akaashi. Pero volvió súbitamente a la realidad cuando el músico lo sorprendió con sus palabras.

-Lo siento.

-¿Por qué te disculpas Bokuto?

-Yo hoy, me comporte como un idiota cuando apareció Kuroo. Es solo que suelo ponerme mal cuando hablo con mis padres y hoy en la mañana me llamo mi mamá pidiendo que fuese a casa para que ella pudiese jactarse con sus amigas y los socios de mi papá, pero no acepte y me trato como basura, dijo que era un mal hijo que jamás me comporto como un hombre. Soy patético, tengo veinticuatro y me pongo mal porque mis padres no me quieren. Debo ser la persona más estúpida del mundo.

-No eres patético Bokuto. Quizás si eres caótico, molesto, a veces un poco infantil y frecuentemente puedes sacarme de quicio, -Bokuto sintió como si fuese acuchillado con cada una de las críticas de Akaashi- pero no eres patético. Eres alguien lleno de energía y muy honesto,  es normal que te sientas mal porque tus padres no te quieren. Yo tampoco tengo una relación muy estrecha con mi padre.

-¿En serio?

-Sí, está demasiado ocupado con su carrera en la policía y somos como dos extraños viviendo en la misma casa.

-Lo lamento.

-No te preocupes, no es que nos llevemos mal, solo que después de que mamá muriera él no supo como sobrellevarlo y se obsesiono con su trabajo. En realidad no lo culpo, de cierta forma entiendo que no podía aceptar la pena por la inesperada muerte  y creo que yo le recuerdo mucho a mi madre.

-Creo que soy más patético aun. Tú has sufrido solo todo este tiempo y yo me quejo por nada. Debería hacer lo que me dice Kuroo e ignorarlos.

-Bokuto, no eres patético. -dijo mirando fijamente al músico- No puedes comparar tu pena con la mía, porque los dos somos distintos. Puede que lo tuyo haya sido peor que lo mío.

Se quedaron en silencio observando el paisaje bajo a sus pies mientras la noria lentamente se desplazaba hasta su punto de origen.

-Este lugar me trae muchos recuerdos -dijo Akaashi- Creo que la única vez que verdaderamente disfrute un día con mi padre fue cuando me trajo aquí para mi cumpleaños de niño.

-¿En serio?

-Sí, me dijo que aquí le propuso matrimonio a mi madre. -dijo sonriendo levemente mirando la ciudad- Creo que debe ser lo más hermoso que he escuchado decir a mi padre, porque en realidad no hablamos mucho de ella. -Bokuto no quería meter la pata y solo dejo hablar a Akaashi- En casa no hay muchas fotografías de ella, solo una en su altar y otra que me regalo cuando cumplí los dieciocho junto con una carta que ella dejo para mí.

La nieve volvió lentamente a caer del cielo mientras la noria cada vez se acercaba más al piso. El ambiente dentro de la cabina era de la más pura melancolía, mas de alguna forma era necesario para ambos. Tenían penas en sus corazones que a pesar de ser tan distintos podían comprenderse perfectamente.

Bokuto miro el perfil de Akaashi iluminado por los colores de la noche y comprendió finalmente que no era la competencia contra Kuroo lo que lo hacía leer el libro, ni que su escusa de la falta de concentración lo que lo hacía ir a la biblioteca, sino que se sentía atraído por el chico que en esos momentos solo estaba a unas centésimas de distancia. Quizás quería explorar aquel indómito chico, pero solo era él quien se estaba sintiendo explorado. Era un rey descubriendo un nuevo mundo basto, lleno de secretos y misticismo que lo hacían sentirse mínimo ante los infinitos rincones de ese mundo.

-Akaashi ¿Tienes novia? -pregunto inesperado-

-Yo -volteo sorprendido- Yo, no. No tengo.

-Me alegro.

-¿Te alegras? -pregunto extrañado-

-Akaashi tu me...

-Por favor desciendan con cuidado -dijo el controlador de la noria-

-Bokuto ¿Que decías?

-¡Nada! -dijo bajando rápidamente- ¡Vamos Akaashi! Te vas a quedar dentro. ¡Vamos!

-Ah -suspiro resignado- Ya voy.

 

En busca de algo dulce...

No había sido decisión fácil llegar esa noche al café con todo el cansancio acumulado. Con el idiota de Oikawa ya tenía suficientes problemas, incluso llego esa tarde Iwazumi a dar un reporte de cómo iban las cosas y por lo visto no habían sido tan grabes, pero aun así tuvo que cancelar algunas entrevistas por lo que lo llenaron de preguntas algunos medios. Además incluyendo las típicas responsabilidades del manager su día había sido un desastre y quería relajarse un poco.

Solo que no podía sacarse de la cabeza el paraguas que llevaba en la cajuela del auto y que lo hizo desviarse de su habitual camino a casa. No es como si se sintiese responsable, solo que quería dejar el asunto saldado con el pecoso.

Se sentía como un idiota viendo tras el cristal la figura de Yamaguchi aun atendiendo la última mesa con clientes. Las circunstancias por las cuales se había relacionado con el pastelero salían de su control (la mayoría de los casos), por tanto encontrarse esa noche por su propia voluntad ahí era algo que no lo hacía sentir muy contento que digamos.

Abrió la puerta pero por suerte la música ambiental de jazz podía superar el tintineo de la campana de entrada, así que nadie volteo hacia él.

Sorpresa fue la que se llevo cuando se encontró a Tadashi hablando animadamente con una chica. Ambos se veían muy cómodos y cercanos, lo cual en algún modo hizo pensar a Tsukishima que era una mala idea después de todo ir hasta el café.

-¡Tsukki! -exclamo sorprendido Tadashi-

-¿Tsukki? -dijo la voz femenina- ¡Oh! ¡Tsukishima!

¿Acaso su trabajo no podía darle un tiempo libre? La chica era nada menos que la fotógrafa de la banda Yachi Hitoka, con la cual tenía una relación estrictamente laboral. Cuando pensaba que había dejado el trabajo de lado siempre había alguien que se lo recordaba.

-¡Wow! Qué pequeño es el mundo -exclamo la rubia-

-¿Ustedes se conocen? -pregunto Tadashi-

-¡Síp!

-Ah, sí -se limito a decir Kei-

-Sí que es pequeño como un pañuelo-dijo Yamaguchi-

-¡Bien! Ya debo irme -exclamo la rubia viendo el reloj- Después te llamo para dejar todo listo.

-¡Sí!

-Adiós Tadashi -lista para salir-

-¿Estás segura que no quieres esperarme? Ya es tarde y tu sola.

-No, debo irme ya. -dijo segura-

-Está bien -dijo no muy convencido-

-Adiós Tsukishima.

-Sí, adiós.

La rubia se fue tranquilamente del café sorprendida en parte por aquella aparición ¿Quién diría que su amigo conocía al manager de la banda? Además lo llamo de una forma muy peculiar ¿Tsukki? No estaba segura, pero hasta ahora no recordaba que en ninguno de los encuentros con Tsukishima allá escuchado a alguien tratarlo de forma tan familiar. De hecho le daba un poco de miedo. Esperaba sinceramente que su amigo estuviese bien, porque Tsukishima era temible.

-Siento molestar -dijo con tono severo- solo vengo a dejar tu paraguas y me voy -dijo mostrando el objeto- Adiós.

-¡Tsukki!¡Espera! -dijo acercándose rápidamente al manager-

-¿Qué? -volteando indiferente-

-Esto...¿Quieres tomar algo? Yo invito. Digo, si quieres.

-Debo irme.

-Vamos, esto...ya no queda nadie así que podemos estar tranquilos -propuso nervioso Yamaguchi-

-¿Por qué querría quedarme?

-Bueno, yo pensé que, no se...quizás sería agradable pasar un rato contigo. Solo eso y para darte las gracias por todo.

-...- rondando los ojos- Otra vez con eso de dar las gracias, te dije que era innecesario.

-S-si lo sé, pero no puedo quedarme tranquilo si no lo hago.

-Ah...-suspiro agotado- Estoy cansado.

-Somos dos -dijo con una leve sonrisa- Tengo un poco de pastel de fresas y algo de café caliente para pasar un poco el frío y los malos ratos.

-Necesito algo más fuerte que un café.

-Tengo algo para eso -sonrió satisfecho- Aunque ¿No vas en auto como para tomar un trago?

-Sí, mejor dame el café por esta vez.

-¡Sí!

La cafetería estaba para ellos dos, se habían ido los últimos clientes y Tadashi era el último de los trabajadores en el lugar, porque debía cerrar.

-No te vez muy bien -dijo Yamaguchi colocando el café y la tarta sobre la mesa-

-Gracias -dijo al tomar el café- Solo estoy cansado.

-Mmm, no pensé que era tan desgastante el mundo de la música y todo eso.

-Es el infierno.

-Oh ¿Así de mal?

-Sí, aparte de soportar a los idiotas de la banda tienes que lidiar con las empresas, la agencia, la prensa y los fans.

-Wow, y yo que pensé que era solo cosa fácil. Por lo menos has viajado.

-¿Y eso me tiene que hacer sentir mejor?

-Bueno, yo no conozco mucho así que si. Pero si tu trabajo te tortura no es muy bueno para tu salud, digo yo...

-Ah -suspiro cansado- No es que lo odie completamente, solo que me cansa tener que lidiar con tanto idiota.

-Pero al parecer lo has hecho bien -dijo tratando de animarlo-

-Como sea -tomando un sorbo de café- ¿Ella es tu novia?

-¿Ah? ¿Quién?

-La fotógrafa.

-¿Qué?¿Hitoka? -pregunto sorprendido bajo la mirada severa de Tsukishima- ¡No!¡Claro que no! -negando absolutamente la pregunta- Solo somos amigos ¿Como la conoces?

-Es la fotógrafa del grupo.

-¡Oh! En verdad había olvidado su trabajo de medio tiempo, porque estudia publicidad. Lástima que ahora tenemos menos tiempo para vernos, con nuestros trabajos y las carreras es difícil vernos.

-Ya veo.

-¿Tu trabajas hace mucho con la banda?

-Unos dos años, casi  cumplo los tres.

-Eso es bastante, digo para ser una banda tan nueva.

-Es un trabajo más, no le doy mucha importancia.

No tenían mucho que decir, por lo menos Tsukishima lo sentía así. Se cuestionaba por haber aceptado quedar más rato, debería haber dejado el paraguas e irse rápidamente hasta la paz de su departamento. No era que le desagradara del todo solo que no sabía de qué hablar, porque en si el ambiente era agradable, no había bullicio y la música de jazz era agradable incluso para esa noche nevada.

-La tarta esta buena.

-¡Oh! Gracias, es bueno que lo digas. En la escuela siempre critican todo y en realidad nunca se cuando está verdaderamente bien algo -dijo resignado-

-¿Estas estudiando?

-Sí, chef. Pero supongo que lo mi es la pastelería, es lo que más me apasiona.

-Ya lo creo, lo haces bien -dijo como una obviedad-

-G-racias. Supongo que debo mejorar más, porque pretendo  especializarme en Paris.

-¿Paris?

-Sí, solo tres personas tienen la posibilidad de ir de intercambio al finalizar la carrera a Paris. Pero supongo que si no lo logro me conformare con dirigir esta cafetería.

-Te falta confianza, si te menosprecias no lo vas a lograr.

-Eso ya lo sé, es solo que si vieras a mis compañeros te darías cuenta que las cosas no son fáciles.

-He probado tu pastel cuatro veces y es el mejor que he comido en mi vida.

-¿Lo dices en serio?

-No lo digo para subirte el ego, solo digo la verdad y nada más. Si haces cosas tan buenas como estas conseguirás lo que te propones.

-¡Gracias Tsukki! Qué lo digas tu es muy importante para mí.

-¿Qué lo diga yo?¿Y eso que tiene de importante? Apenas nos conocemos.

-Sí, pero no lo sé. -encogiéndose de hombros- Supongo que me has ayudado tanto que tus opiniones son importantes para mí.

Tsukishima lo miro por un segundo y comprendió que en su comentario no había ninguna cuota de malicia e ironía, lo decía absolutamente convencido. Era extraño que alguien se alegrara sinceramente por verlo o escuchar su opinión, porque en general las personas solo esperaban de él sarcasmos e ironías que no tomaban especialmente con agrado, a pesar de muy cierto que fuese. Mas el pecoso aceptaba sus opiniones de buen modo.

-Tsukki siento decirlo, pero ya es tarde y debo cerrar.

-Sí, ya es hora que me valla.

-Espero verte de nuevo -dijo Tadashi-

-¿Quien sabe cuando Kageyama planee otro tonto partido para reivindicar su ego?

-Jajaja -rio a buen modo- Tienes razón, pero tú ya sabes que yo estoy aquí y puedes venir a comer tarta cuando quieras. Si no estoy puedes decirle a Suga que te dé por mi parte.

-No es necesario, pero gracias. -dijo colocándose su chaqueta- Adiós.

-Adiós Tsukki.

 

El pecoso quedo solo esta vez, pero se sentía sumamente feliz por aquella visita. El día del partido estaba tan feliz por verlo que apenas pudo reaccionar. Ahora no habían hablado mucho (no es como si fuese fácil hablar con Tsukishima), pero sabía que no podía ser tan desagradable para el rubio estar ahí, porque de lo contrario se habría ido sin más. Era un buen indicador que no era una molestia por completo para el manager.

Se aseguro que todo estuviese en su lugar y cerro  la cafetería con la sensación de haber logrado algo bueno. La nieve caía de forma liviana y tranquila acompañando la noche carente de estrellas. No tuvo más remedio que esperar un taxi con tal de alcanzar el subterráneo y por suerte a lo lejos diviso un auto con intenciones de parar.

-Solo súbete -dijo una voz huraña desde el interior del auto-

-¡Tsukki! -exclamo sorprendido-

-¡Vamos! No tengo toda la noche y está entrando la nieve.

 

Luego de que el manager dejara el café e hiciera partir el auto en la radio indicaron que el subterráneo cerraría antes sus puertas debido al mal tiempo. Se maldijo a sí mismo por tener conciencia. Sabía que el pecoso se quedaría lo que fuese necesario esperando un taxi en la intemperie y probablemente no le quedaría más remedio que regresar a la cafetería cuando llegase a la estación y se diera cuenta que no habían más recorridos por esa noche. Sí, estaba absolutamente indignado consigo mismo y con el pecoso por aquel acto humanitario no muy propio de él.

-¿Dónde vives exactamente?

-En Nakano.

-No es tan lejos, te puedo dejar hasta allá.

-G-racias.

"Interrumpimos nuestras trasmisiones he informamos que se ha producido una gran colisión de camino a Nakano, la policía señala que debido a la gravedad de los hechos el transito se verá afectado en un noventa por ciento privilegiando los servicios de rescate. Esperamos que los habitantes de Nakano tomen resguardos porque se especula una demora de casi dos horas..."

-Tks, grandioso -dijo Tsukishima irritado-

 -Mejor regreso al café, puedo dormir bien allá.

-Vamos a mi departamento, ya estamos cerca.

-Siento las molestias.

-Te dije que no te disculparas.

-Lo sien...está bien Tsukki.

Esa noche nuevamente llegaron al departamento de Tsukishima, donde este presto nuevamente su pijama y le dio a Yamaguchi una taza humeante té oolong.

-¿Tsukki? -arreglando las cosas para dormir-

-¿Ah?

-Gracias por dejarme pasar la noche aquí.

-No tienes que decirlo.

-¡Si debo! Soy un don nadie que por casualidad conociste y al cual ayudas desinteresadamente. Solo soy un peso para ti, pero tu continuas ayudándome.

-Estas siendo dramático.

-Lo sé.

-No lo hagas entonces, no me gusta la gente dramática.

-¿Te gusta la gente sarcástica?

-Si me gusta o no la gente es otro tema.

-¿Que te gusta?

-Nada.

-¿Nada? No puede no gustarte nada, eres humano.

-Tks, la noche -mirando hacia afuera molesto- ¿Contento?

-¿Y qué más?

-No seas molesto si no quieres dormir afuera con todo nevado -dijo irritado- ¿Qué importa lo que me guste o no?

-Porque quiero saber.

-¿Por qué?

-Porque me gustas, me refiero a como persona me gustas mucho Tsukki. -dijo decidido-

-No sabes nada de mí.

-Se que te gusta la noche y las tartas de fresa, que te molesta el caos y las personas que gritan. Además que a pesar de todo eres bueno conmigo y que me has ayudado.

-Eso no es suficiente para que te guste alguien, solo para decir que lo has visto un par de veces nada más.

-Es porque sé tan poco de ti que quiero ser tu amigo y conocerte.

-¿Mi amigo?

-Sí, me agradas y eres todo lo que yo no soy.

-No necesito amigos.

-Sí, si los necesitas.

-¿Como lo sabes?

-Porque todos necesitamos una persona de nuestro lado.

La noche era fría una de las más frías del año, pero en el departamento de Tsukishima había mucho calor, demasiado calor para el gusto del rubio. Esa noche durmió o por lo menos eso intento mientras su invitado dormía en su sillón.

¿Amigo?¿Por qué querría él ser amigo del pecoso? Era molesto y muchas veces dramático, le faltaba convicción y confianza ¿Qué ganaba de eso? Nada, no ganaba nada y eso le molestaba. Le molestaba porque no quería admitir que el castaño podría tener razón.

En la fría noche...

 

Caminaban Akaashi y Bokuto en dirección al auto de este ultimo. Habían pasado el rato en un restaurant tradicional comiendo nanohana, carne y oniguiris (bueno, en su mayoría lo comió Bokuto).

Ahora el frio calaba entre sus ropas y podían sentir sus rostros tensos por las bajas temperaturas.

-¡Oh!¡Akaahi mira! -dijo Bokuto corriendo a un árbol-

-¿Ah?

-¡Vamos! -dijo tomando la mano del azabache-

A diferencia de la primera vez donde el músico había tomado la mano del bibliotecario, este se había sentido algo sobrepasado debido a la sorpresa, pero ahora de algún modo pudo sentirlo como algo agradable y cálido. Bokuto era cálido y eso era agradable.

-¡Mira un búho! -dijo soltando la mano de Akaashi-

En efecto frente a ellos estaba una hermosa criatura imponente con pelaje plateado a la luz de la luna y grandes ojos dorados que escudriñaba al par de humanos.

-¡Oya, oya, oya! -exclamo bokuto-

-Uh, uh, uh -ululo el búho-

-¡Hey! ¡Me contesto! -grito alegre en dirección a Akaashi-

-¡Oya, oya, oya!

-Uh, uh, uh -ululo nuevamente el búho-

-¡Hey, hey, hey!

-¡Jajajajaja! -rio Akaashi sin poder contenerse-

Fue como un sonido glorioso, pensó Bokuto asombrado por aquel acontecimiento paranormal que le dio el universo. ¡Akaashi podía reír y era el sonido más maravilloso que Bokuto había escuchado en su vida!

El asombro no era solo de Bokuto, sino del mismo búho que ladeo la cabeza curioso al igual que Bokuto. Para Akaashi era una postal digna de recordar para la posteridad ver a Bokuto con un búho luciendo prácticamente iguales.

-A-Akaashi... -dijo por fin-

-Yo, lo siento Bokuto.

-¡Akaashi! -dijo lanzándose por tercera vez en el día sobre el bibliotecario-

Esta vez el impulso del músico fue tal que los llevo a rodar por el piso, quedando uno al lado del otro mirando al cielo.

-Gracias Bokuto.

-¿Ah?

-Por esta noche, fue mucho mejor de lo que pude imaginar. -sonriendo en dirección a Bokuto-

-Y-yo -no sabía que decir congelado por la sonrisa-

-Bien, ya es hora de irnos. -dijo volviendo a la realidad- Vamos -extendiendo su mano al músico- Párate.

-Sí.

Caminaron los pocos metros que le quedaban hasta el vehículo en un silencio liviano y tranquilo, mientras a lo lejos escuchaban el ulular de un búho despidiéndose de ellos. Cuando subieron al auto y la radio se encendió  "Me in you" de Kings of Conveniencie sonaba placentera para los oídos de ambos como una declaración inintencionada hacia el otro.

Bokuto estaba visiblemente animado y comenzó a hablar hasta por los codos de cualquier cosa mientras Akaashi solo se dedicaba a asentir. Cuando ya no quedaba nada para la llegar a la casa del bibliotecario, este por fin decidió abrir la boca para algo más que contestar con monosílabos.

-Bokuto.

-¿Sí Akaashi?

-¿Que me ibas a decir en la noria?

-¿Cuando? -dijo sin recordar-

-Cuando íbamos a bajar, parecía como que ibas a decir algo importante.

-Oh -recordando el momento- Y-yo, bueno veras...

-Escucho.

-Tu...Akaashi, tú me...¡Me caes muy bien! -dijo sobre exagerando-

-Ya veo -algo decepcionado- Bueno, tu también me agradas Bokuto.

-¿En serio?¿De veras deveritas?

-En serio -con una pequeña sonrisa- Bien, aquí me bajo.

-Oh, bueno. Nos vemos.

-Eso espero.

-Adiós.

-Adiós- cerrando la puerta tras de sí-

 

¿Se podía morir por una sonrisa? Bokuto estaba seguro que había muerto y vuelto a vivir con la sonrisa de Akaashi. En el pasado tuvo problemas de con las drogas, algo de lo cual no se enorgullecía y trataba de borrar de su memoria, pero ahora creía que había vuelto a caer en una droga nueva más poderosa e implacable. Porque para Bokuto la sonrisa de Akaashi era como una droga.

 

Notas finales:

 

No me enorgullezco de subir este capítulo. Debería estar estudiando y por el contrario estoy escribiendo estupideces, me voy a morir de sueño hoy y no voy a tener alma, no va a ser un buen día y me voy a recriminar por esto. Soy muy irresponsable y hago lo que no debería >-<...

Bien, no es por desanimar, pero debo decir de antemano que veo que este semestre no va a ser para nada lindo conmigo, es probable que deba aplazar algunas actualizaciones debido a los estudios. Por lo pronto creo que podré subir la próxima semana, pero no sé que me depara el futuro.

Creo que le puse mucha azúcar a este pastel ¿Qué creen? Yo creo que lo hice demasiado dulce como para dar diabetes, no se ustedes xd.

Sí, ya va más encaminada la cosa. Los chicos hoy contaron muchas cosas de si mismos <3. Mis pobres bebes con traumas existenciales xd. 

Me da mucha risa porque ironicamente detesto el drama en mi vida, pero escribo dramas como si la vida se me fuera en eso xd.

Bueno, gracias nuevamente por leer, comentar y acompañarme en esta cruzada xd.

Espero que les guste el capitulo y nos leemos c:

 

Pd; Tengo del más puro sueño en mi corazón. 

 

 


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