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The V Kings por Mal-Dita

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Notas del capitulo:

Hola! Aquí va el segundo bonus track que había prometido.

 

No es fácil trabajar de editor y consejero en una productora, Takeda sabe eso mejor que nadie. Pero todo se volvió más difícil cuando descubrió que su jefe era el kohai que en medio de la adolescencia se declaro ante él inesperadamente. 

La vida de Takeda a veces no es muy fácil y debe lidiar con un montón de problemas, todos ellos encabezados por Keishin Ukai, el flamante nuevo director de la compañía Ukai y a quien no solo debe aconsejar en reiteradas ocasiones, también debe proteger y amar cada día incondicionalmente.

 

No pensó en absoluto que al postular en ese trabajo su antiguo kohai sería quien tomaría el mando de la compañía y cuando los presentaron el pánico lo embargo. Aunque mantuvo la compostura pensó en reiteradas ocasiones dejar el cargo por lo incomodo que supondría tener contacto con Keishin.

Aun así las cosas resultaron más sencillas de lo que pensó y su jefe lo trataba con la mayor indiferencia del mundo, creando un buen ambiente laboral según el de lentes.

Takeda sabía que su jefe estaba a prueba, porque ser el nieto del gran Ikkei Ukai, creador del imperio Ukai no era algo fácil de solventar y las comparaciones no se dejaban esperar.

 

Una tarde de otoño igual a muchas otras Takeda salió de su trabajo en búsqueda de distracción para su convulsionado cerebro y fue cuando encontró un pequeño bar que no tenía nada en especial a simple vista. Pero sin esperarlo había una batalla de bandas emergentes, de esas típicas que los universitarios inician con sus compañeros para pasar el rato con el sueño de ser famosos y dejar los estudios de lado, pero que lamentablemente la mayoría termina solo como un pasatiempo muriendo el sueño en el camino.

Bebió un whiskey algo sorprendido por la concurrencia que había en el sitio, supuso que la mayoría estaba entre los veinticinco y que debían ser amigos de los músicos que se presentaban, pero a decir verdad nada de lo que había visto hasta ese momento había llamado especialmente su atención. En medio de las presentaciones y de forma inesperada el público comenzó a emocionarse luego de presentar a la siguiente banda; en realidad no había puesto atención al nombre y no sabía que esperar en ese momento, ni mucho menos que estilo interpretaban. Fue ahí cuando tras bambalinas aparecieron cinco chicos bastante diferentes entre sí, con aires confiados y que no llevaban ropas especialmente llamativas como las bandas anteriores que delataran cual iba ser el tipo de espectáculo que brindarían. Instalaron sus instrumentos en medio de la emoción efervescente que reinaba por los espectadores y Takeda estaba curioso por lo que vería.

El primer reef de guitarra inicio el show y la voz principal hizo lo suyo entonando una canción de autoría propia, pero si algo dejo en shock a Takeda fue la performance de aquellos cinco desconocidos que daban hasta la última gota en tan solo dos canciones y que con un cambio rápido todos pasaron por el micrófono principal dejando en evidencia el diamante en bruto que estaba frente a sus ojos.

Quería escuchar más, pero solo dos canciones fue algo tan mínimo que Takeda al igual que el resto del público se encontró ovacionando a los músicos y pidiendo más. El editor no lo pensó dos veces y pago rápidamente su cuenta para salir corriendo en dirección a los camerinos o mejor dicho al cuarto pequeño e inundando de un penetrante olor a transpiración no muy agradable y donde se encontró de llego con varios músicos, pero no logro encontrar a los cinco porque ya se habían marchado.

Resignado a su suerte pensó buscar al dueño del local que podría darle datos de la banda que aun no sabía ni como se llamaban, pero como su atención estaba a kilómetros no se percato cuando su rostro dio de frente con una guitarra que lo volvió en sí dolorosamente.

-¡Hey! ¡Ten cuidado por donde caminas!

-Y-yo lo siento -dijo Takeda inclinándose a modo de disculpas-

-Tranquilo hermano, el tipo no lo hizo con intención.

Cuando Takeda levanto la vista se encontró de lleno con cinco chicos y uno de ellos visiblemente indagando. Su sonrisa se expandió por su rostro debido a la emoción del encuentro y que desconcertó a los músicos.

-¡Son ustedes! -exclamo Takeda- ¡Al fin!

-Esto...¿Quién eres? -pregunto uno de los chicos con cabello punk negro alborotado-

-¡Oh! ¡Lo siento! -dijo buscando su tarjeta de presentación por todas partes bajo la mirada escéptica de los jóvenes- Mi nombre es Ittetsu Takeda, soy editor de la compañía Ukai y acabo de ver su presentación. Me ha encantado lo que hacen.

El chico de cabello castaño con el cual había chocado recibió la tarjeta y todos miraron su contenido sorprendidos para luego quedar boquiabiertos ante el pequeño hombre con lentes que hasta hace un momento era un simple desconocido que se había atravesado en su camino.

-¿Esto es cierto? -pregunto otro chico de cabellos azabache más fornido y compuesto- Digo, no todos los días sucede algo como esto. Sin ofender, pero no luces como alguien que trabaja en una compañía tan famosa como Ukai.

-Oh tranquilos -dijo Takeda relajado- Se que luzco más joven de lo que aparento, pero tengo experiencia. Me gustaría que diesen una audición en la compañía, yo no soy quien elige, pero puedo hacer que mi jefe los escuche y decida si son lo suficientemente buenos para patrocinarlos ¿Qué dicen?

Todos se miraron desconcertados ante tamaño ofrecimiento y no dudaron en darle sus teléfonos para que Takeda los llamara, además de sus páginas en redes sociales. Todos se despidieron animados y regresaron al escenario porque habían pasado a la siguiente ronda y debían tocar otro par de canciones para pasar hasta la fase final.

Takeda volvió al atochado bar y presencio el show de los cinco músicos que ahora sabía se llamaban "The V Kings", algo que le pareció bastante apropiado luego de verlos y escucharlos actuar, porque en realidad eran cinco reyes que hacían de las suyas.

Takeda salió bien entrada la noche del bar y se dirigió a casa satisfecho por su descubrimiento, ahora el problema era convencer a Ukai de verlos un segundo, lo cual sabía no era tarea fácil, porque tenía claro que Keishin era alguien obstinado a pesar de ser más joven que él.

Busco su computadora al llegar y encontró tanto material de la banda que se sorprendía de que ninguna productora los encontrara antes y los lanzara al estrellato.

-Ukai, necesito hablar contigo -esas fueron las escuetas palabras que salieron de sus labios-

-¿Conmigo? ¿Para qué sería?

-Encontré una banda que deberías ver.

-No me interesa.

-Pero tan solo si los ves un minuto te convencerás que son muy buenos.

-Ya dije que no me interesa y con tu permiso tengo otra reunión.

Ukai dio la media vuelta y se alejo del azabache que no tuvo más opciones para replicar, pero él era demasiado obstinado cuando algo se le metía en la cabeza y no se dejaría vencer tan fácil, porque sabía que esa banda podía ser una mina de oro. 

Y fue así como Takeda se puso en plan de convencer a su jefe, porque si era necesario lo acosaría día y noche sin cansancio.

-¡Por el amor de dios deja esto de una vez! -exclamo Keishin arto de Takeda- ¡No puedo ir tranquilo ni siquiera al baño porque tú te apareces en todas partes! ¡Me llamas todos los días y no puedo contestar tranquilo sin pensar que me hablaras tu tratando de que vea esa estúpida banda! ¡¿Cuando vas a dejar de molestarme de una maldita vez?!

-Cuando veas a esa estúpida banda -dijo serenamente Takeda- Solo te pido cinco minutos de tu tiempo, nada más.

-¿Por qué debería hacer esto? ¿Por ti? Si crees que después de todos estos años conseguirás convencerme, déjame decirte que ya no soy ese estúpido adolescente que rechazaste.

-No creo que debas hacerlo por mí, sino por ti y por ellos claro.

-¿Por mi? ¿Qué te hace pensar que esto es por mi?

-Porque si consigues una bandas exitosa ya nadie más en el directorio te cuestionara, tendrás un éxito que te consolidara en la empresa.

Ukai se quedo mirando a Takeda quien estaba seguro del potencial de la banda y por sobre todo sabía que si Ukai tan solo escuchaba un segundo a cada uno de los cinco integrantes sus dudas desparecerían. Pero lo único que recibió por respuesta fue el silencio del rubio que le dio la espalda antes de alejarse.

-Solo cinco minutos, ni uno más. -dijo sin voltear- Si no mes gustan todo se acabo ¿Entendido?

-¡Sí! -exclamo Takeda sin poder caer en su alegría- ¡Gracias!

-No me interesa que lo agradezcas, si algo es bueno para la empresa es importante para mí.

Takeda no objeto nada a eso y solo se mantuvo quieto en su sitio viendo como Ukai desparecía con ambos puños apretados.

Llego el esperado día y Takeda recibió victorioso a los cinco jóvenes en la entrada del edificio para luego llevarlos a uno de los estudios de grabación y así presentar todo su arsenal ante el director.

-No puedo -dijo al otro lado de la línea-.

-¿Como que no puedes? -pregunto Takeda sin comprender-

-Lo siento, pero a los inversionistas se les ocurrió una reunión de último minuto.

-Pero los chicos están aquí -replico enfadado el editor-

-Lo sé, discúlpame con ellos.

-Ukai.

-Lo siento.

Se escucho el sonido de la llamada finalizada y el semblante en el rostro de Takeda era de la más absoluta indignación casi siniestra. Los chicos pudieron escuchar claramente toda la llamada y se sintieron bastante desilusionados al respecto, pero estaban tan sorprendidos con la expresión irritada del editor que solo trataron de bajarle el perfil al asunto.

-No, esto no se quedará así -dijo en forma decidida Takeda- Esperen un momento.

Nadie pudo rebatir antes de que el editor saliera del estudio dando un fuerte portazo. A veces Takeda era muy obstinado y era en esas contadas ocasiones donde se volvía realmente peligroso para quien iba en contra de sus profundos deseos.

Sin ningún tipo de miramientos ni pizca de vergüenza entró a la sala de reuniones donde a la cabeza se encontraba Keishin con el semblante serio, rodeado de todas las pirañas que llamaban en forma elegante "inversionistas". Pero cuando el editor hizo su triunfal entrada dramática, todos los presentes incluyendo el director se voltearon impactados por la intromisión.

-Siento mucho las molestias, pero esto es un asunto importante -dijo Takeda inclinándose profundamente- Ruego que me disculpen.

Y sin más se llevo  a rastras al director que no podía creer lo que estaba sucediendo, pero la sorpresa tenía tan choqueado a Keishin que no pudo frenar a su subordinado debido a esa determinación implacable. En el estudio de grabación cinco chicos miraban impactados como el jefe era lanzado  por el pequeño hombre que antes lucia tremendamente inofensivo. Ahora todos en ese lugar sabían que Takeda no era alguien con el cual debían meterse, podía ser peligroso.

-Bien, comiencen chicos. -dijo Takeda sin remordimiento-

Los cinco jóvenes se miraron y sin más que objetar comenzaron a tocar sus instrumentos de la forma espectacular que solo ellos sabían hacerlo.

Hicieron una performance perfecta, donde cambiaron de instrumentos con malabares rápidos y donde todas sus voces pasaron por el micrófono principal.

Keishin tenía la mandíbula desencajada e Ittetsu solo podía sonreír de oreja a oreja por su victoria. Ambos sabían que la banda era asombrosa y podrían hacer maravillas si tan solo los ayudaran con un poco de publicidad.

Al director no le quedo más que aceptar que la banda de tipos raros era increíble, una mina de oro por cada cabeza y sin mucho esfuerzo serían la próxima banda sensación de Japón.

 

Lo primero que hizo el director luego del pequeño escándalo que Takeda había armado en la reunión fue no despedirlo, lo que era bastante teniendo en cuenta tamaña intromisión ante los altos cargos. Lo siguiente fue nombrarlo su consejero personal

Porque el director de la compañía aun sentía cosas por su ex sempai y era demasiado doloroso verlo luego de tanto tiempo sin dirigirse la palabra. Lucia de la misma manera, como si los años no pasaran sobre él, así tampoco sus encantos, esos que lo habían enamorado siendo un adolescente rebelde. Pero luego de ser rechazado nada había sido igual para Keishin, todo era diferente excepto Takeda que continuaba siendo la misma persona atenta, amable y obstinada que tanto lo hacían enloquecer.

Necesitaba alguien su lado que lo apoyara y lo aconsejara, no podía soportar el peso de un imperio inmenso en sus hombros. Takeda era el único que podría ayudarlo a sobrevivir en ese pedestal en el cual no deseaba estar. Siempre le dijeron que su lugar estaba en ese directorio, siempre lo pensó hasta que conoció al tímido azabache con gafas dos años más que él y supo que era un simple mortal. Takeda fue el primero en tratarlo sinceramente sin intenciones de ser su amigo por el dinero de su familia, lo ayudaba con los estudios y de vez en cuando lo invitaba a tomar helado. Keishin no podía creer que un chico pudiese ser tan desinteresado y dudo, pero sus dudas quedaron de lado gradualmente a medida que se conocían más y más. Es por eso que cuando se declaro a Takeda, Keishin por primera vez era rechazado, por primera vez descubrió el dolor de perder y no ser aceptado cuando siempre las cosas estuvieron a su favor. 

A pesar de todo las cosas debían ser así, Keishin aprendió con el dolor a ser fuerte y que las pruebas más duras son las que enseñan en la vida. Takeda fue su primer amor y su primer desamor. Ahora esa flama apagada se había encendido nuevamente con  una intensidad más abrazadora y poderosa que en su juventud.

No fue fácil convencer al editor que no deseaba ningún tipo de reconocimiento por su arduo trabajo, Takeda  solo quería continuar con su vida tranquila sin mayor interés por ascender en ese mundo donde la avaricia abunda. Era un ser peculiar y extraordinario a ojos de Keishin, que veía como todos en su entorno deseaban estar a su lado por el más vulgar y simple interés.

Era algo gracioso ver como el director se hacía mil y un problemas tratando de convencer al editor de su oferta, pero terminaba siendo  ignorado con una inclinación y agradecimiento que lo dejaban amarrado de manos. Takeda era verdaderamente obstinado y Keishin sería el doble si era necesario. Los papeles se habían invertido y ahora era su turno de actuar.

Las ideas se le estaban agotando y no sabía que hacer, las flores a su casa no servían y los regalos costosos eran regresados, nada era efectivo con el implacable editor que no deseaba nada de lo que le ofrecían. Por suerte un buen día y luego de unos largos meses de tortura para Keishin, su adorado Takeda acepto una invitación a cenar y sus esperanzas renacieron nuevamente luego de ser pisoteadas una y otra vez.

Keishin era un manojo de nervios y con las pocas copas de alcohol que su cuerpo soportaba se confesó al editor que nuevamente lo miro perplejo ante la repetición de la escena que varios años atrás los había separado. Sin embargo los años no habían pasado en vano y Takeda acepto sus sentimientos alcoholizados esta vez con la mayor sinceridad que sus palabras pudieron expresar. 

"¿Quien necesita poder y dinero cuando puedo compartir finalmente con el amor de mi vida?" Pensó Keishin medio lucido y medio alcoholizado.

 

Por fin la fiesta se había acabado y con ello el director había quedado liberado de todo ese espectáculo que tanto detestaba al relacionarse con figuras de alto poder que lo sacaban de quicio fácilmente. Lo mejor de todo era que por fin podría disfrutar con su editor las pocas horas antes de que el amanecer llegara, gozando como si fuera la primera vez de las caricias y los besos de Takeda.

-Te vez animado -dijo Takeda entre las sabanas- ¿Qué sucede?

-Nada en especial.

-¿Nada? Vamos, dime que es lo que te tiene tan feliz -pregunto curioso-

-Tks -chasqueo la lengua resignado- Es solo que me pone feliz que todo allá terminado y por fin podamos pasar la noche juntos.

-¿En verdad? 

-Sabía que no me creerías, por eso no quería decirlo.

-No es que no te crea, solo me gusta ver tu cara de frustración -dijo sonriendo alegremente-

-¡¿Ah?! -exclamo con indignación- Bien, buenas noche.

-¡Oh! ¡Vamos! -dijo entre risas- Dame un beso

-No, duerme a tu lado.

-Keishin...-dijo con tono juguetón- Se que no puedes enojarte conmigo más de dos segundos.

-No es cierto.

-Claro que sí. Quiero un beso.

-Yo no.

-¿En serio? -levantando su ceja escéptico-

Takeda se lanzo sobre Keishin con un puchero irresistible para el director que de un bufido lo atrajo hacia sí y luego lo lleno de besos que solo lo hacían sentirse más y más enajenado de todo lo que no fuera amar a su querido azabache. ¿Quien iba a pensar de debajo de esa fachada amable e indefensa se escondía un ser fiero e imparable que lo llevaba a la gloria tan rápido y tan salvaje que ni la policía podía pararlo? Keishin prefería guardarlo solo para él, así nadie iba con el chisme y se lanzaba sobre Takeda que era una joya en ese mundo gris de fama y espectáculo.

¿Qué importaba lo que sucedió en su juventud si ahora todo era distinto y maravilloso? La juventud nos vuelve ciegos, por suerte abrir los ojos es solo cosa de tiempo.

 

Notas finales:

Espero que les guste.

Saludos y nos leemos c:!


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