Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mercy por Isaku Uchiha

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! La verdad siento que tardo mucho en describir todo lo que pasa en un día dentro de la historia, pero quiero que quede perfecto para que se una con la siguiente parte de la historia y así en cadena, así que me disculpo por eso :v


(Huargo69 ñuuu)

Después de revisar con cuidado en todo el callejón, encontró un pequeño hueco dentro del muro de un edificio, como si fuera el lugar para guardar algo, pero sólo era parte del acabado. Juntó alrededor las cajas de madera que había y rellenó el interior con periódicos; cuando terminó, dio una mirada de satisfacción a su trabajo. Estaría seguro en su nuevo hogar.


A pesar de que el día era soleado, aquél callejón estaba cubierto por la sombra gigantesca del edificio en el que Naruto había construido su pequeña morada, pues era bastante alto considerando todos los demás en las cercanías; era de hecho un edificio de departamentos, y las escaleras de emergencia daban a aquél callejón, justo por encima del kitsune. Fue por eso que el rubio nunca notó que desde que llegó ahí por la mañana con su botín de panadería, ojos curiosos lo observaban desde las alturas.


 


 


xxxxxxxxxxxxx


 


 


Se miraba fijamente el brazo mientras movía los dedos, imaginando, tratando de recordar la sensación del calor de Naruto en su piel; la inocencia de esa pequeña criatura contra la sangre en sus venas. La extraña sensación de ridículas mariposas en su estómago había hecho acto de presencia, incluso sentía el dichoso escozor hirviente en sus mejillas. Todo eso se lo atribuyó al hambre que sentía atacarlo despiadadamente, no podía ser más.


Aún se sentía mal por haber dejado libre al kitsune, y ese sentimiento le roía las entrañas con mayor ferocidad a cada segundo que pasaba sin comer. Recargado sobre el aparador veía perfectamente las joyas debajo del vidrio, enormes y resplandecientes, incorruptibles, pero todo lo que Itachi podía ver era su propio reflejo en el cristal, devolviéndole la mirada en una clara expresión de desaprobación. Faltaba poco para que empezara a alucinar que su reflejo le reprochaba por haber dejado a Naruto a su suerte, lo sabía, casi podía escuchar la voz de Sasuke salir de sus labios. Era demencial.


- Es muy buen trabajo, Itachi, de verdad. No lo digo sólo por decir.


Yahiko había levantado la vista de las piezas doradas después de examinarlas, felicitando al Uchiha por tan buen trabajo, como siempre, pero este no había dado la menor señal de estarle poniendo atención. Su aspecto era a todas luces descuidado, como si no hubiera dormido por días; las líneas bajo sus ojos que tanto lo caracterizaban se habían acentuado más, su rostro pálido y las pequeñas quemaduras en sus manos, apenas perceptibles, eran preocupantes. Podría apostar que este día no había probado bocado, y eso no estaba bien.


- Itachi.- Lo llamó en un intento de ganar su atención, consiguiéndolo. Por un instante, pudo ver en la mirada oscura de su amigo una mezcla de sorpresa y preocupación poco típica en él; tan rápido como la vio fue que se esfumó, trayendo de vuelta al serio Uchiha. Yahiko puso su mano sobre el hombro del pelinegro; sabía de sobra la maraña de problemas que era su vida y aun así, se enfrentaba a ella con aire beligerante.- Buen trabajo, Itachi. Compraré toda la colección.


- Estas piezas son sólo la muestra. La próxima semana te traeré los primeros lotes terminados.- Dijo el de cabello oscuro mientras se incorporaba de su asiento en el mostrador. Yahiko buscó entre los compartimentos de un viejo mueble detrás de él, girando y poniendo sobre el mostrador unos cuantos documentos y varios paquetes de billetes. Contó los fajos de dinero y escribió en una de las hojas la cantidad: 70,000 dólares.


- Quisiera poder ofrecerte más pero… últimamente hemos tenido muchos gastos aquí.- El tono del de cabellos naranjas era triste y nostálgico; en verdad deseaba pagar más por la exclusividad de la colección de joyas Uchiha, un precio acorde a la calidad y prestigio sería a partir del millón, sin embargo, las finanzas no andaban bien. Apenas había logrado salvar la joyería de la quiebra después de la tragedia familiar; ahora debía enfocarse en sacarla a flote y por ello, no podía extenderse mucho en los gastos.


- No te preocupes, lo entiendo. Además, ya has hecho demasiado cuidando de la joyería de mi familia.- Yahiko respingó.


- También por ella hubiera querido darte más. Comprar este exquisito paraíso por la ridícula cantidad de 10 grandes es un insulto, y más porque el imbécil que lo hizo era un estúpido empleado.- Itachi sonrió a aquél comentario.


- Bueno, ahora eres el estúpido dueño.- Yahiko lo miró con fingida molestia a la vez que sonreía. Era buena señal que a pesar de todo, Itachi no hubiese perdido el buen humor, pero aun así no podía evitar pensar que su amigo pudo haber aprovechado mejor la oportunidad.


- Debiste venderle la joyería a alguno de los grandes. Si se hubieran enterado, te habrían dado dinero suficiente para que tú y Sasuke mantuvieran su estilo de vida de ricachones por 10 años al menos.- Itachi guardó silencio un momento antes de hablar.


- No se trata de dinero, Yahiko. Es sobre el legado que dejamos atrás. El metal y la piedra… eso es lo que prevalece. Tú entiendes.- Finalizó Itachi mirando a su amigo directo a los ojos. Eso era lo que necesitaba, un poco de charla con alguien que le escuchara; su serenidad había vuelto.


- Sí, entiendo.- Eran ese tipo de conversaciones las que describían a Itachi Uchiha a la perfección; extrañas y enigmáticas para la mayoría; apasionantes y excitantes para los que supieran entender.- Pero aun así pudiste venderla más cara.- Ambos rieron divertidos.


- ¿Mismos porcentajes?- Preguntó Itachi.


- Mismos porcentajes.- Afirmó Yahiko, llenando el contrato de venta: 50% de ganancias para cada quien. Mientras lo hacía, preguntó a Itachi fingiendo desinterés.- Veo que Sasuke no te ayudó esta vez. Te quemaste.- Itachi miró distraído sus manos, apreciando de nuevo las diminutas quemaduras que se había hecho mientras trabajaba el metal caliente.


- Estuvo ocupado.- Dijo sin ahondar más en el tema. Desde temprano en la mañana cuando Sasuke había salido a buscar a Naruto, hasta casi terminar la tarde ahora que visitó a Yahiko con nuevo trabajo, Itachi no había vuelto a ver a su hermano menor; tuvo que trabajar todo el día, solo en el taller, fundiendo los metales, refinándolos y moldeándolos en perfectas piezas de joyería.


- ¿Qué pasa con el juicio? ¿Hay noticias?- Preguntó el de cabello naranja tratando de cambiar el tema. El Uchiha asintió despacio con la cabeza.


- Mañana tendremos la resolución. Será inapelable.


- Oh. Finalmente mandarás a Obito al cuerno.


- Es una manera de decirlo.


Itachi dio un suspiro largo y cansado que sorprendió a Yahiko; no era típico de su amigo mostrarse tan desaliñado, aun a pesar de las circunstancias. Tomó todo el dinero que había sacado y lo puso frente al Uchiha.


- Ve a comer algo, me encargaré del papeleo.


- Estoy bien.


- No. Parece que tuviste una pelea de callejón con un ebrio y perdiste, Itachi. Anda a comer algo con Sasuke, aquí esperaré la nueva mercancía cuando la traigas… y suerte con lo de mañana.


A regañadientes, Itachi aceptó la oferta de Yahiko sólo para no empezar una discusión sin sentido que, en circunstancias normales, podría ganar con tres palabras. Pero ahora no era una de esas circunstancias, y tenía que reconocerlo por más que lo jodiera. Masculló un “Gracias” mientras salía por la puerta de cristal del lugar, dejando a Yahiko trabajar tranquilo. Se detuvo unos segundos en la calle, lanzando una fugaz mirada sobre su hombro; contempló la marquesina oscura de granito con el símbolo de la familia Uchiha tallado en el centro: el abanico de fuego.


Bufó.


Continuó su camino hasta entrar al auto de Sasuke y arrojar todo el dinero que traía consigo en el asiento del copiloto. Mientras trataba de poner en marcha aquella oxidada lata, sus pensamientos volvieron a Naruto sin que lo pudiera evitar; se sentía… intranquilo. No era como si el kitsune no pudiera cuidarse solo ¿cierto? Después de todo parecía muy astuto, igual que un verdadero zorro… y de nuevo el asunto de lo políticamente correcto. Mierda.


El golpe seco del escape lo trajo de vuelta a la realidad. Debía apresurarse a comer algo o toda esa maldita locura lo haría pedazos, de una manera… o de otra.


 


 


xxxxxxxxxxxxx


 


 


Había anochecido en la ciudad, y las calles eran iluminadas por los autos al pasar. En aquél laberinto de casas en el que Naruto había encontrado refugio, algunas ventanas se encendían e iluminaban las fachadas a las que pertenecían. Algunos autos comenzaban a pasar en el vecindario, ya de camino a casa, y aun así poco era el ruido que resonaba entre las calles y los callejones; tal calma había arrullado al kitsune hasta rendirlo dormido en su pequeño lecho, justo como aquellos días antes de Iruka y su burdel. Se sentía tan tranquilo en ese lugar, que después de envolver con periódico las piezas de pan que le sobraron, se recostó un poco a descansar perdiéndose completamente.


Las cajas con las que se había cubierto volaron de repente a mitad del callejón, provocando un alboroto que lo despertó atolondrado y asustado. Vio a un hombre alto y fornido cómo pateaba su guarida mientras decía cosas que Naruto no podía comprender, casi como si arrastrara las palabras. El pequeño kitsune salió gateando de su escondite hasta que aquél sujeto pareció darse cuenta de su presencia, entonces Naruto distinguió claramente el aroma de alcohol envolviendo al hombre.


- M-maldita… bestia… ¡Este callejón es mío!- Ladró aquél vagabundo mientras tomaba una lata del suelo y la arrojaba al rostro de Naruto, quien apenas la esquivó agazapándose contra el suelo. Los ojitos azulados estaban llenos de miedo, ya había visto antes ebrios agresivos en el burdel, y le resultaban bastante aterradores. Miró al hueco en el muro y trató de tomar sus panes envueltos para salir huyendo, pero aquél sujeto le arrojó una de las cajas de madera haciéndolo retroceder.- Largo, largo. ¡Shu! ¡Vámonos!


El vagabundo comenzó a aplaudir para ahuyentar a Naruto; en su intoxicado estado de ebriedad, lo había confundido con un perro, un perro que no se iba y, de hecho, le parecía que quería volver a entrar al hueco que según él le pertenecía. Tal como estaba se desesperó, y girando un poco vio al verdadero perro callejero que solía acompañarlo a todas partes.


- ¡Eh, tú! ¡Mu… muerde…!


Naruto se paralizó al ver a la enorme bestia de cuatro patas aproximarse a él gruñendo y ladrando. En un instante se olvidó de recuperar su pan, sólo quería salir corriendo de ahí. Estuvo a punto de hacerlo cuando el perro se le fue encima y comenzó a morderle una pierna. Sus gritos de dolor inundaban todo el callejón mientras trataba de zafarse del agarre del animal, golpeándolo en la cabeza con todas sus fuerzas, sólo consiguiendo que la mandíbula del can se cerrara con más saña sobre su piel. Le dolía demasiado, y pronto empezó a llorar por la desesperación.


De pronto el agarre del perro en su pierna cedió. Un joven con una vara de metal había apartado a la bestia asestándole tremendo golpe en la cabeza, haciéndolo correr cohibido de vuelta al vagabundo. Naruto vio sorprendido al chico que lo había salvado, y antes de poder decir algo en agradecimiento, un golpe con la misma vara fue a parar directo a su costado. El aire escapó de sus pulmones y más lágrimas salieron de sus ojos.


- Maldita aberración…- Murmuró aquél joven que hace unos segundos lo había salvado. Era el mismo que lo había estado observado desde las escaleras de emergencia.- No queremos bestias como tú merodeando por aquí… ¡Y tú tampoco, sucio malviviente!- Más gente se acercó por ambos lados del callejón, armados con varas y demás cosas, comenzando a dar golpes a los tres que habían estado al principio. Naruto se cubrió con sus brazos recibiendo la mayor parte de heridas ahí, y en cuanto vio la oportunidad, se escabulló entre la gente y corrió lejos sin mirar atrás. Escuchó en la distancia los gimoteos del vagabundo y su perro al ser atacados por la gente, haciéndose más silenciosos a cada calle que cruzaba.


Pasaba casa tras casa en su carrera, manteniendo los brazos cerca de su pecho; en verdad dolían. Saltó al jardín de una casa que permanecía a oscuras, quedando oculto entre los arbustos. Sin poderlo evitarlo comenzó a llorar, sintiendo incluso cómo su pequeño y maltratado cuerpo temblaba.


- I… Itachi… Ita…- A pesar de lo serio e intimidante que se veía, el joven Uchiha había sido amable con él, ambos hermanos lo fueron. Quizá en verdad eran los únicos en los que podía confiar ahora. Debía averiguarlo.


Debía regresar.


 


 


xxxxxxxxxxxxxx


 


 


Lo primero que vio al abrir la puerta fue a Sasuke recostado en el sillón y con la cabeza cubierta por un cojín; sus zapatos estaban a un lado en el suelo, igual que el par de sillas en las que se sentaban a comer y un montón de cosas que ya no estaban en su lugar. Era obvio que no había encontrado a Naruto, o al menos no pudo convencerlo de regresar, así que el muy maduro de su hermanito llegó encaprichado a hacer su desplante y voltear la habitación de cabeza, como si eso mágicamente pudiera traer de vuelta al kitsune. Itachi se tomó un momento para controlar la furia que amenazaba con salir, entonces lo llamó.


- Sasuke.- No obtuvo respuesta. Maldita sea que iba a ser una de esas noches. Se aproximó hasta donde estaba su hermano y de un manotazo apartó el cojín, descubriendo la feroz mirada que había detrás.- ¿Fue suficiente?- La fría mirada de Itachi le decía a su hermano que no toleraría más sobre lo de Naruto, para el mayor era un asunto terminado, y aun así, había algo en la oscuridad de esos ojos que Sasuke podía ver como… ¿arrepentimiento?


- No entiendes, Itachi.- Por un instante, Sasuke pensó que Itachi enfurecería de verdad y lo mandaría al cuerno con el mismo tacto que se reservaba para Obito, estaba seguro, pero su querido hermano mayor sólo desvió la mirada y susurró un “No” al aire. Si no conociera tan bien a la comadreja de su hermano, hubiera pensado que eso era una forma de doblegarse.


- ¿Por qué no vamos a comer algo? He trabajado todo el día y ya fui con Yahiko.- Itachi sacó del bolsillo un fajo de billetes y lo mostró al menor.- Día de paga.- Dijo con una ligera sonrisa.


Aquella escena le causó escalofríos al más joven de los hermanos. Algo no estaba bien con Itachi, pero ¿qué era? ¿Su perfecta sonrisa, quizás? ¿La inusitada amabilidad que le mostraba a pesar de su acto de rebeldía de salir en busca de Naruto y dejarle todo el trabajo del taller? Tal vez sólo el hecho de que Itachi parecía querer evadir todo intento de confrontación… era una joda pasar hambre; empezaba a alucinar estupideces sobre el prodigioso Itachi. Se quedó mirando fijamente a su hermano por unos minutos, sin decir o hacer absolutamente nada, tratando de averiguar si el problema en verdad estaba en su hermano o sólo en su cabeza, esa masa desnutrida y hambrienta que cargaba sobre los hombros y que le estaba dando un dolor de cabeza glorioso.


- Bien… vamos por algo de tragar.- Hizo el último intento por meter a Itachi a una pelea con él, sólo así comprobaría que aquél sujeto seguía siendo el cabrón bastardo de su hermano mayor, pero el sucio sospechoso cruzó la puerta principal sin pronunciar una sola palabra.- Carajo…


Definitivamente, algo andaba mal con Itachi. Tomó sus zapatos del suelo y salió al recibidor de la casa siguiendo al mayor, quien ya lo esperaba dentro de su auto. La expresión en el rostro de Itachi era deprimente; con las manos en el volante y la mirada perdida en la oscuridad de la calle, parecía un robot miserable que se ahogaba en silencio. Sasuke arrugó el gesto al ver tal imagen de su otrora formidable hermano mayor; se sentía como si algo le estuviera robando el alma y sólo dejara un cascarón apenas consiente en su lugar.


Era irritante.


Cerró la puerta detrás de él y subió al auto, mirando a Itachi como si se tratara de un desconocido. El mayor sintió la mirada de desconfianza que su hermano ponía en él, así que sólo giró el rostro y le sonrió con cariño; al instante, Sasuke clavó los ojos en la calle que se iluminaba con los faros del auto. Sólo el Diablo sabría qué mierda pasaba con Itachi y cómo recuperarlo.


 


 


xxxxxxxxxxxxx


 


 


Sus finos y pálidos dedos acariciaban el contorno de la copa vacía, mientras que sus ojos azabaches miraban entretenidos el circo de luces, ruedas y gente que se movía en las pistas del aeropuerto. Todo estaba listo para salir, en cualquier momento le darían luz verde a su jet para que pudiera enfilarse en una pista y partir a América, y mientras esperaba por la autorización, no perdía detalle del espectáculo que ocurría del otro lado de la ventana.


Por un instante detuvo su diversión y reparó en el reflejo de su rostro que se plasmaba en el cristal, analizándolo como si fuera la primera vez que descubría sus facciones. A pesar de la edad y de lo notablemente claro de su piel, apenas y comenzaban a formarse arrugas alrededor de los ojos y de la boca, como prueba de sus años vividos. La mirada oscura, igual que el cabello, aún mantenía ese brillo desafiante y soberbio que caracterizaba a su personalidad y tanto intimidaba a los demás.


Ciertamente él era otro excepcional ejemplar de su portentosa familia, y ahora, como era su deber desde hace tiempo, tenía que velar por el bienestar y los intereses de ella. Los años habían pasado, y en su transcurso, vio ir y venir más Uchihas que cualquiera de sus antepasados; ese era el resultado de los tiempos modernos y sus beneficios sobre la natalidad y la dilatación de la vida.


Sin embargo, había ciertas cosas que a su consideración ningún avance o progreso podía desechar; cuestión de principios, ciertamente. Tradición, sin lugar a dudas. Esa era una de las cosas por las que ahora estaba a bordo de aquella aeronave, preparado para viajar al otro lado del mundo sin más que la firme convicción de dominar en ello, un asunto de suma importancia que requería de su presencia para poderse efectuar a la perfección.


Porque la engreída rebeldía de la juventud, no era algo que Uchiha Madara pudiera aceptar.

Notas finales:

Nos leemos en los reviews!! :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).