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Flawless World por Lawli Bemma

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Tengo una enorme duda, ¿alguien sabe la explicación de que el Profesor esté vivo en DFP? si en la tercera pelicula Jean lo asesina. He visto algunas explicaciones pero ninguna me convence.

Sin más, espero que les guste.

“Do you believe in love at first sight, I think you do

Lying under the covers

Those are the best days of my life”.

 

 

 

Vio a Logan abandonar la habitación dejándolos solos y suspiró pesadamente, de todos los mutantes a los que habían reclutado, él debía ser el último y el más problemático. ¿Cómo se había atrevido a hablarle así? Burlarse de él y llamarle amorcito a su Charles, es decir, a Charles, es solamente Charles, su amigo con un increíble par de iris celeste que no dejaba de mirar fijamente sin ser consciente.

–¿Qué sucede Erik?–  despegó su hipnotizada mirada de él y se levantó para no mostrar el agobio que comenzaba a crecer en su interior pero que, como muchas veces, prefirió guardar para sí.

–Nada, simplemente estoy agotado y quiero tomar un baño– abrió la puerta en la que antes estuvo a punto de ser empotrado y antes de poder cerrarla Charles entró con él, lo pasó de largo, bajó la tapa del retrete y se sentó en éste después de soltar un –¡Mira, te ponen revistas aquí!– con euforia; Erik lo miró aún más extrañado cuando se puso a leer una, pero supuso que se esfumaría en cuanto comenzara a quitarse la ropa.

Comenzó por ir a botar su chaqueta en la cama y, visto que Charles estaba entretenido con la revista, no se molestó en cerrar la puerta. Manipuló los grifos de la ducha, se deshizo de sus zapatos  y siguió mirando a Charles de forma insistente, no por que encontrara molesto que lo viera desnudo o por el hecho de que en verdad parecía entretenerse leyendo una revista al revés, sino porque sabía que el telépata se moría por entrar en la mente de Logan y saber todo a pesar de la advertencia que le había hecho sobre entrar a hurgar en su mente.

–Increíble ¿No crees?– el gesto sonriente de Charles al alzar la mirada de la revista por unos segundos le hizo saber que a Charles tampoco le importaba mirarlo desnudo y que había algo más en lo que tenía interés y eso debía estar en su mente, probablemente estaba esperando al mínimo grito mental que le llegara para poder preguntar.

Así que Erik comenzó a enlistar mentalmente las razones por las que en verdad necesitaba ese baño: un largo viaje, que esperaba que fuera el último, para reclutar a un mutante… éste resulto ser un desquiciado del futuro que sólo viajó al pasado para burlarse de él y aparentemente salvar a Charles… ¿En verdad estaría en peligro? Y si era así ¿De quién debía cuidarlo?

En esos días las guerras estaban a la orden del día y no comprendía en qué podrían estar involucrados. Además,  para rematar el listado de aquel día hermoso, se encontraba con un telépata y eso significaba que debía mantenerse tranquilo o algo se le escaparía, soltó un suspiro, que esperó no fuera de mucho interés para Charles, y dejó su cuello de tortuga en un perchero.

Terminó por rendirse y sacarse los pantalones sin importarle la presencia del castaño –¿Las revistas al revés son increíbles, Charles?– el mencionado dejó de simular que pasaba las hojas de la revista y rió de forma coqueta al encontrarse con un Erik semi desnudo a punto de entrar a la ducha, aumentó un poco su volumen cuando se dio cuenta de que efectivamente la revista entre sus manos estaba al revés.

–No, no me refiero a las revistas– colocó la revista abierta en su rostro, tapando un poco más de la mitad, no pretendía dejar de ver a Erik desnudarse por completo, sólo quería que no viera el leve rubor que seguramente se notaría al instante en su nívea piel –Si quieres te dejo solo– Erik bufó por la propuesta de Charles, ahora que se encontraba en la ducha le ofrecía privacidad.

–No, si quieres incluso puedes unírteme– ambos rieron. El magnético se dio a la tarea de relajarse con el baño mientras esperaba a que el telépata que había vuelto a fingir interés en la revista, esta vez bien puesta, hablara de una vez, él no era quien podía leer las mentes así que era mejor esperar a que Charles hablara.

–Que buena oferta, pero debo rechazarla y… me refería a Logan y todo lo que nos dijo–.

–Sigo sin confiar en lo que dice–.

–Vamos Erik… yo nunca le he dicho eso a nadie, ni siquiera a Raven– supo que había dicho justo lo que Charles esperaba cuando su entusiasmo creció e incluso aventó la revista al canasto de donde la había sacado –Y si aún no confías ¿Por qué aceptaste?– en realidad, si lo pensaba, se había dejado llevar por el hecho de escuchar, o más bien interpretar, que Charles estaba en la misma oración que peligro; recordó lo difícil que había sido para el telépata convencerlo de quedarse y ser ayudado por la CIA y más mutantes. Charles tenía todo el derecho de tener tanta curiosidad, y ahora aceptaba así como si nada que le mandaran a la cama.

–Sabe mucha información, te ordenó que no leyeras su mente y además ni siquiera sabemos cuál es su mutación ¿Y si es telépata al igual que tú? Y peor aun ¿qué nos dice que estará de nuestro lado?– comenzó a tallar su cuerpo con más dedicación, consciente de que Charles se había dado cuenta de que Erik Lehnsherr estaba evitando una pregunta directa con un rollo y más preguntas.

–Con la fuerza que demostró tener, dudo mucho que esa sea su mutación además el tiempo es algo muy delicado, probablemente no quiere que nos enteremos de algo porque si lo hacemos alteraremos todo y será peor que una guerra– y así de fácil lo había acorralado con contestar a su pregunta como la única salida; asintió varias veces con la cabeza y continuó en la ducha a pesar de que ya había terminado, hasta que escuchó el murmullo del agua correr en el retrete y su piel sufrió al recibir de lleno el agua hirviendo.

–¡Charles!– salió inmediatamente del agua y manipuló las llaves cerrando el grifo por completo mientras se envolvía en una toalla y escuchaba a Charles reír.

 –Lo siento amigo, la costumbre al levantarse– planeaba fulminarlo con una mirada llena de ira pero, con sólo escucharlo reír y ver las curvas en sus labios carmín, terminó por mirarlo sólo con gesto cansado.

–Acepté porque tú aceptaste– soltó al castaño que había dejado de reír y había dado unos pasos hacia él.

–Vamos, sé que tengo mis encantos pero debe haber otra razón… ¿qué te dijo como para que me cerraras la puerta en la cara?–.

‘Sólo me dijo que estabas en peligro y extrañamente eso me hizo aceptar sin pensarlo así que sí, en verdad fueron tus encantos’ intentó pensar lo más “bajo” que podía, como si existiera un volumen establecido para los pensamientos y permaneció serio como sólo un Lehnsherr puede al ver a Charles acercarse hasta estar frente a frente, mirándolo directo a los ojos junto a su blanca sonrisa.

–Pues deberías confiar un poco más en tus encantos porque fueron ellos los que me convencieron y… como has dicho tiene mucha fuerza, o aceptaba o me rompía el cuello en ese instante– tanto sus labios como sus ojos se hicieron pequeños, formando un puchero que decía no creerle. A Erik le dio cierta ternura el hecho de que Charles tuviera que ponerse en puntas para poder mirarlo a los ojos y sin pensarlo o sentirlo una sonrisa creció en su rostro al mismo tiempo que todo el estrés se marchaba de su cuerpo.

–Digamos que te creo, sólo por esta vez porque también quiero tomar un baño, tu mente está prohibida para mí y– dejó de estar en puntas y se alejó para comenzar a deshacerse de su ropa –me alaga que consideres tierna mi baja estatura– golpe bajo tras golpe bajo, no podía creer que hubiese “gritado” eso, que algo tan simple como ver a Charles sonreír hiciera que la piel debajo de la toalla se erizara y peor aún, no podía creer que Charles lo tomara de los hombros y lo sacara del baño exigiendo la privacidad que a él le había negado.

–¿Seguro? Puedo tallarte la espalda– dijo mientras recibía sus ropas y Charles se disponía a cerrar la puerta.

–Gracias, pero no gracias amigo mío– sonrió de lado cuando la puerta se cerró en sus narices, se quedó ahí parado hasta que escuchó el murmullo del agua caer en los azulejos, esperó tan sólo un poco más y, en cuanto el ruido se hizo aún más sordo por chocar contra un cuerpo antes de los azulejos, estiró la mano un poco, bastó con un muy ligero movimiento hacia abajo para comenzar a reír con la dulce venganza mientras escuchaba su nombre ser gritado por Charles junto al ruido del retrete con una manija de metal.

 

*

 

A millones de kilómetros, en medio del mar, Emma tenía un mal presentimiento. Las cosas no iban del todo bien si por más que miraba los horizontes no lograba ver alguna embarcación y aún así lograba sentirlo, la presencia del telépata era incluso más fuerte –¿No hay nada en el radar?–.

Azazel apenas miró el radar –Nada– acompañó su negación con un gesto moviendo a los lados su cabeza un par de veces.

–¿Ni en el sonar?–.

–Niet–.

–Hay un problema– se encaminó hasta el escritorio inundado de papeles y abrió una cajita con el típico truco del botón oculto, al presionarlo unas compuertas se abrieron mostrando una habitación cubierta de cristal con el cabeza del equipo admirando su preciada energía. Emma se adentró lentamente, con su típica elegancia y delicadeza al caminar.

–Hermosa ¿No lo crees? Nuestra razón de ser, somos los hijos del átomo, mi amor– paseó su mano alrededor de los cilindros y apenas prestó atención a la mujer hasta que habló.

–Tenemos una situación, el telépata, no debería sentirlo a esta distancia, su alcance se… amplificó– su mirada perdió la tranquilidad al sentir sus planes ser amenazados por una bola de ineptos en la CIA y uno que otro “hermano”, dejó salir una pequeña parte de su coraje en un soplido –están reclutando–.

–Tú ve a Rusia, yo me ocupare de ellos– por supuesto que sí, ya se encargaría de demostrarles que no había una guerra, ya que no había quien pudiera hacerle frente.

 

*

 

Salió del cuarto de baño con una toalla en la cabeza, su saco en el brazo y su ropa apenas abrochada, ya que no tenía su ropa de dormir al menos lo haría con la ropa floja; aventó su saco en uno de los sillones y miró con una sonrisa radiante a su acompañante que había tomado la misma decisión de dormir con la ropa floja e incluso ya se había metido a la cama con las cobijas hasta la cintura y la cabeza recargada en sus brazos como si hubiese estado pensando durante todo el rato que él estuvo en la ducha. –¿Puedo saber por qué tanta alegría?– ensanchó un poco más su sonrisa sólo para Erik y luego la ocultó bajo la toalla mientras se tallaba el cabello.

Buscó por un momento donde dejar la toalla, pero al pensar que sólo estarían ahí esa noche dejó a un lado sus modales e igualmente la dejó tirada en uno de los sillones, después de todo cada habitación era limpiada después de ser usada ¿No? Caminó hasta el lado de la cama que Erik había decidido que esta vez le tocaría y se metió con él bajo las sabanas, acurrucándose un poco a su lado y con el rostro en su dirección.

–No dejo de pensar en todos los demás, en las mentes que toqué, pude sentirlos… su aislamiento, sus esperanzas, sus ambiciones… somos el comienzo de algo increíble Erik, podemos ayudarlos– Erik dejó a un lado su posición de pensador e igualmente se acomodó de lado, mirando a los ojos a Charles, dentro de él nacía nuevamente el miedo y desconfianza hacia los humanos.

‘Esto es sólo un comienzo… primero los identifican y luego los atrapan para experimentar con ellos hasta eliminarlos’. Al parecer nuevamente no se había sabido controlar, su pensamiento había sido tan fuerte que había borrado casi por completo la sonrisa de Charles.

No dijo nada con palabras pero sus ojos delataron la culpa que sintió en ese momento y eso tampoco pasó desapercibido por Charles que inmediatamente recuperó la sonrisa, no separó su mirada de la del alemán cuando posó su mano en el rostro de éste con delicadeza y cariño que pretendía alejar esos pensamientos negativos.

–Esta vez no, tenemos enemigos en común… Shaw, los rusos… nos necesitan– suspiró lentamente, vaciando por completo sus pulmones y llenándolos lentamente, disfrutando de esa tranquilidad que Charles siempre lograba regalarle, colocó su mano encima de la del castaño con un temblor imperceptible y sonrió de lado.

–Quizás tengas razón– dijo a pesar de que muy dentro de sí un pensamiento susurraba un “Por ahora”. No era que no creyera en Charles, definitivamente se tiraría de un puente si él le dijera que eso salvaría a todos sus hermanos mutantes, pero nunca confiaría por completo en un humano, jamás después de todo lo que había sufrido. Por esa ocasión ese “Quizás tengas razón” fue suficiente para Charles viniendo de Erik, tanto que no deseaba esperar a que Erik se durmiera para que le diera la comodidad que tanto necesitaba para dormir en una cama que no era suya.

–¿Y si te saltas un paso y me abrazas de una vez?– Erik torció su gesto en algo que Charles interpretó como incomprensión, cuando en realidad se trataba de pánico y cierta pena al saberse descubierto –Las veces que hemos dormido juntos… siempre, en cuanto te duermes, me abrazas–.

‘Y me haces sentir tranquilo y cómodo… no como estas camas horribles’.

Erik maldijo su autocontrol que necesitaba de él las 24 horas o de lo contrario apenas dormirse dejaba que su cuerpo hiciera lo que le venía en gana. ‘Estás jugando sucio, Charles’ pensó cuando no respondió ni se movió, sólo siguió mirando ese par de ojos que casi lograban hipnotizarlo tanto como aquellos labios que siempre lucían encendidos… y ambos comenzaron a suplicar, haciendo un puchero que no supo cómo combatir.

Resopló rendido ante Charles, mostrando un poco de molestia que en realidad nunca sintió ni sentiría, solamente intentaba cubrir su pánico y deseos reprimidos de estrujarlo con fuerza y cariño ahora que sabía que aquello no representaba una molestia. Él sólo tuvo que alzar su brazo para que Charles sonriera como un niño que acaba de salirse con la suya y se acurrucara hasta que su espalda se pegara con el pecho de Erik.

Pero, no conforme, Charles le tomó la pierna y con gran esfuerzo la pasó por encima de las suyas, el brazo del alemán se convirtió en un peluche y sólo entonces cerró los ojos, ignorando por completo el par de cejas levantadas de Erik que dejaban ver su asombro ante la actitud del telépata. Y él perdiendo el tiempo con su búsqueda de una habitación doble –Buenas noches–.

Bueno, si eso quería, eso tendría. Acomodó bien su pierna alrededor del par del castaño, se soltó un momento del abrazo de Charles para acomodar bien las cobijas y, luego de también acomodarse bien él, volvió a darle su “peluche” al castaño –Buenas noches, Charles–.

No recordaba la última vez que se había ido a la cama sonriendo.

 

 

A partir del momento en que había cerrado la puerta, después de mandarlos a dormir, lo único que había hecho era arrasar con toda bebida alcohólica que hubiera en su habitación mientras permanecía sentado en el suelo con la espalda recargada en la puerta. Por un momento pensó que se habían ido porque no lograba escuchar nada, pero un grito de Magneto evitó que entrara a averiguarlo e incluso supo que lo estaban pasando bien cuando también pudo distinguir la risa de Charles.

Era la primera vez, después de tanto dolor, muerte y destrucción, que escuchaba una risa tan alegre y pura como la del Profesor, de hecho, pensó que incluso era la primera vez que lo escuchaba reír. “Tienes que evitarlo… debes salvar a Charles”.

‘¿Qué mierda hiciste con el Profesor, Magneto?’. Siguió bebiendo, convencido de que en realidad debería hacer caso sólo a las últimas palabras de Erik.

“Si es necesario, asesíname”, con mucho gusto se encargaría de destruirlo ahora que ningún esqueleto metálico se lo impediría, incluso podría hacerlo en ese mismo instante, simplemente entrar y atravesarle el corazón con sus garras. Había la posibilidad de que el Profesor lo despreciara por el resto de sus días y nunca lo ayudara o admitiera en su escuela, pero si con ello podía evitar tantas muertes, tanto dolor…

Dejó la botella vacía a un lado y se levantó rápidamente, pegó el oído a la puerta y, al no poder escuchar nada, se animó a abrir lentamente la puerta, la noche le impedía distinguir claramente entre las sombras pero podía ver un bulto en la cama. Caminó sigilosamente, cazando a su presa y pensando en qué le diría al Profesor.

‘Es por el bien de todos, sólo así evitaremos la guerra… ¿qué demonios?’. Parpadeó varias veces al no poder ver la forma del bulto en la cama hasta que sus ojos se abrieron de más, impresionados por lo que lograban distinguir, aquel bulto se trataba de ese par abrazados cual pareja con el amor a flor de piel.

‘Maldición’ toda la ira que comenzaba a tener se marchó junto a sus planes, miró sus manos y ocultó las garras que ni siquiera recordaba haber sacado. Soltó el aire sin importar si despertaba a alguno de los dos y permaneció ahí parado por un buen tiempo, observando algo que nunca creyó ver: un Profesor actuando como un enano… un Magneto con sentimientos… un Magneto que no estaba sonriendo porque su plan por eliminar a los humanos estuviera a punto de cumplirse, no, esa sonrisa era casi tan pura como la del Profesor.

‘Maldita sea, soy un buen Cupido’. 

Notas finales:

¿Qué tal? espero que les hay gustado y que alguien me sepa responder xD

¿Algun review, critica, comentario, consejo? con mucho amor lo recibo y contesto.

¡Muchas gracias por leer!


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