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Correspondencia Ilicita por Dtzo

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Esa noche, pasadas dos semanas en América. Maximillian y Devlin estaban de vuelta en Japón.

Los preparativos para la ceremonia de su contracción de nupcias hecho a andar justo al poner un pie fuera del avión. Una infinidad de llamadas y mensajes lo tuvieron ocupado por un par de horas, tiempo en que su distinguido transporte los llevaba hasta su morada.

-¿Te parece suficiente una semana? – preguntaba intrigado con el poco tiempo que tenían hasta la ceremonia. Conocía que Duke era un chico astuto y eficaz pero una semana para tener todo listo le parecía increíble.

Duke mostro confianza y una radiante sonrisa – Así es, Maximillian. Ya se han enviado todas las invitaciones, Rebecca se encargó de ello. Ya no hay marcha atrás. Además sólo era cuestión de dar aviso a la mayoría de servicios que tenemos contratados.

-¿Desde cuándo notificaron a sus servicios?

-Hace cerca de un mes – y como si fuera lo más natural del mundo se alzó en hombros restándole importancia – Les informamos que estuvieran a disposición en cuanto diéramos luz verde de requerirlos, así que despreocúpate. Tengo todo planeado ya te lo he dicho.

-¡Ah, el amor! A veces tengo la sensación de que se enamoran demasiado rápido hoy en día. Pero son jóvenes, es sumamente comprensible. Te acompañare durante toda la semana hasta que llegue la ceremonia.

El peli azabache posó su mano en el hombro de su compañero – Regresa, será demasiado obvio que solo te aparezcas hasta la ceremonia. Has tus preparativos necesarios, confía en que todo saldrá bien.

Era una promesa difícil de asimilar, nunca se había visto en la necesidad de confiar en nadie, nadie más que su bella Cecilia. Desde que la enfermedad la “arrebato” de su lado, no creía mucho en las promesas, mas que en las que él se encargaba de hacer. Pues era hombre de palabra.

 

FLASHBACK

Eran adolescentes pero tenían muy en cuenta que aquella decisión era la mejor que podían tomar, a pesar de lo apresurada que pudiera resultar. Sólo sabían que estaban perdidamente enamorados el uno del otro.

No fue realmente una ceremonia con la típica aglomeración de invitados. Fue algo que planearon y guardaron en secreto por mucho tiempo.

No necesitaban de testigos y mucho menos de un clérigo o un juez. Para ellos los únicos testigos eran ellos mismos, los demás no importaban.

Aquel día acordaron salir a dar un paseo por un campo de flores en donde encontraron lo que alguna vez fue una iglesia. No estaba del todo derrumbada, aún conservaba su arco en forma ojival, gran parte de lo que era la nave estaba expuesta y muy fisurada, el techo presentaba un enorme boquete que ahora fungía como un bello tragaluz y el presbiterio estaba casi intacto. Conservaba un estilo soberbio.

Mientras Maximillian contemplaba la fachada, Cecilia reposaba sobre un conjunto de flores silvestres. Pegasus le alcanzó y le llevó hasta la construcción.

-Dime ¿No te parece un bello lugar, Cecilia? – esta iba tomada del brazo de su enamorado y admirando la fachada.

-Parece algo melancólico, quiero decir, en algún tiempo debió haber sido una construcción majestuosa y el que sus ruinas estén abandonadas quiere decir que o nadie la recuerda o no tienen la menor intención de volverla a levantar.

-Posiblemente no pueden o les parece que podrían olvidar lo que sea que le haya sucedido.

No lo había pensado en ningún momento aquella posibilidad pero parecía ser la más acertada, así que sonrió.

-Y bueno ¿Qué hacemos aquí, Maximillian?

No le dijo nada hasta que estuvieron en el centro del presbiterio. Se posicionó frente a ella y le tomo de ambas manos.

-¿Tú que crees, querida Cecilia?

Ambos sonreían con un leve tono rosado en sus mejillas y sus miradas brillaban diciendo todo lo que sus corazones gritaban llenos de júbilo e ilusión. Estaban enamorados.

-Cecilia, sé que no tengo ninguna sortija que ofrecerte en muestra de la unión de nuestras vidas, pero con este amor tan sincero que te expreso, entrelazo contigo un lazo más fuerte que cualquiera.

Cecilia asomaba en sus ojos lágrimas de felicidad, en un pequeño momento que desvió la mirada hacía uno de los pilares, encontró una enredadera adornada con bellas flores purpuras. Caminó hasta el pilar y cortó algunas.

Las sortijas fueron de lo más sencillo que cualquiera se podría imaginar.

-Maximillian, ninguna sortija o bien material va a cambiar nuestros sentimientos, pero si lo que buscas es una “formalidad” – rio un poco – entonces – mostró en sus manos dos pequeños aros hecho con los tallos de las flores y adornados con ellas mismas – te otorgo esta humilde sortija en muestra de mi cariño, amor y afecto – le colocó la sortija improvisada.

Pegasus tomó la restante  e hizo lo mismo – Cecilia, te otorgo esta humilde sortija en muestra de mi eterna devoción a nuestro amor.

Ambos presentaban una gran humildad en sus corazones, no conocían fuerza más grande que el amor para lograr todo lo que planearan a futuro, teniéndose el uno al otro les era suficiente, no les importaba que algún día quedaran sin su respectiva herencia familiar que eran sus empresas. Sus almas y corazones se hacían uno sin la necesidad de alguna unión carnal, sólo el resonar de sus latidos les afirmaba que el sentimiento era reciproco y de misma intensidad, no por interés u obligación. Lo hacían con toda la libertad que gozaban.

Entrelazaron sus manos y juntaron sus frentes cerrando los ojos.

-Te amo – dijeron al unísono.

-Prometo estar contigo para siempre, Maximillian.

-Prometo no dejarte sola jamás, Cecilia.

 

Pasó algún tiempo y en susodicho tiempo Cecilia enfermó gravemente, su condición iba empeorando. Y cada día era un calvario para ambos, más para Maximillian quien tenía que soportar el ver cómo se extinguía la mayor alegría de su vida.

-Por favor, Cecilia – hablaba entre sollozos – no me dejes solo. Te necesito.

Cecilia posó su mano en la mejilla de su amor.

-Aquí siempre estaré, querido – sonreía débilmente, estaba en sus últimos momentos – siempre agradeceré cada instante que la vida me permitió compartir contigo. Algún día volveremos a estar juntos, hasta entonces te esperare pacientemente. Por favor no intentes ir tras de mí. Tienes tanto que vivir, no dejes que mi recuerdo te remuerda, vive feliz que yo me iré feliz por qué cumpliste hasta el último momento tu promesa. Estar conmigo – comenzó a llorar entre su triste sonrisa – lamento que no pueda cumplir del todo la mía.

Y cayó en el sueño eterno.

FIN FLASHBACK

 

Inerte, dejó escapar unas cuantas lágrimas traicioneras que no pasaron desapercibidas para el ojiesmeralda, quien se limitó a desviar su atención a las notificaciones de su agenda electrónica.

Lo meditó unos instantes, no podía negarlo, Duke tenía razón, tenía que permanecer lo más sereno posible, pero ¿Cómo alguien puede mantenerse tranquilo mientras sube el podio en donde le aguarda la guillotina? Por primera vez en su vida se dio cuenta que tenía miedo. Las presuntas amenazas a las que siempre se vio expuesto le daban igual si las cumplían o no, ahora una amenaza que no correspondía directamente a él lo tenía contra las cuerdas. Debía mantener el control en seguir sin guardaespaldas, mantener el perfil bajo.

Con un paño que extrajo de su saco, secó la humedad de sus ojos.

-Bueno, entonces supongo que nos veremos poco antes de la ceremonia. Te deseo la mejor de las suertes.

Una vez en su residencia la recorrió con un dejo de melancolía, no tenía nada que perder y por ello era que vivía sin temores en su funesto puesto, gracias a esa expresión impávida era que no había llegado a ser atacado. Al depredador no le llamaba una presa que no suplicara por piedad y se doblegara a su merced, al menos no a quienes lo tenían en la mira.

Bajó al sótano, aquel que estaba diseñado a modo de habitación de pánico pero una inmensa y literalmente ahí estaba su vida.

Cientos de cuadros en los cuales el tema era básicamente el mismo: Cecilia.

Tras su funesta monotonía y leves lapsos de paranoia descargaba su pena de aquella manera, retratándola una y otra vez hasta que o se terminaba el material o la fatiga lo noqueaba por completo, era su hobbie, uno extravagante, tortuoso pero lo amaba. Su mayor temor era olvidar su rostro, ese amable y puro semblante que tanta paz le sembraba. Por ello había, después de cinco años, regresado a esa fría habitación que ya no había necesitado hasta ahora.

Frente al más grande de los oleos tomó asiento en el mullido sofá mientras enterraba su rostro tras sus manos, no era devoto a ninguna deidad espiritual y sin embargo ahí estaba pidiendo por algún consejo, algún milagro, alguna respuesta a su deplorable vida.

Los del más allá no toman partido en nuestras decisiones y sin embargo los hacemos participes, descaradamente, de las que tomamos.

No prometió no seguirla sin haber llegado a su tiempo, pudo haber desistido en múltiples ocasiones pero ahí seguía por una promesa que jamás hizo.

-Quizá te vea pronto mi querida Cecilia – soltó un pesado suspiro de resignación – y para ser honesto… me aterra demasiado estar tan cerca de ti.

En todo el rato mantuvo gacha la cabeza hasta que por fin encaró la pintura al tiempo que lagrimones rodaban de su rostro y entonces una calidez anormal lo envolvió en un consuelo sensorial, aquel que necesitaba, aquel que jamás había pedido, aquel que calmó sus inseguridades y le devolvió la chispa de la vida que ya creía extinta hace mucho.

Limpió con el dorso de la mano las lágrimas, se limpió la nariz y se incorporó con los ánimos recobrados. Tenía una larga semana por delante.

 

CONTINUARA…

Notas finales:

(Inner:   Primero me presento ya que nuestra señorita ¬¬... no se ha tomado la molestía de presentarme. Mi nobre es Anix y funjo como su conciencia y BR.

En vista de que mely se encuentra indispuesta por falta de creatividad, me veo con la necesidad de informarles que a partir de este momento y hasta nuevo aviso seré yo quien deje las notas finales y cualquier otro mensaje referente a sus fics.

Motivo:

La Sr. escritora se encuentra en una crisis personal, lo que la llevo a un agujero que ha absorbido toda su creatividad y tiempo. Por lo que además de no contar con el suficiente tiempo para redactar, tampoco ha estado de muy buen humor que digamos ( TT__TT ) lo digo por experiencia personal, eso sin mencionar que hace un par de semanas mientras modificaba este y otro capítulo más avanzado de este fic ... tuvo un pequeño accidente ( más culpa de ella que nada) con su computadora por no guardar y no tenerla conectada a la corriente directa. Por lo que perdió grandes avances y eso la orilló a hacer uno de sus berrinches literarios. Pero bueno, por fortuna, la pequeña berrinchuda se animó a escribirnos un poco, en fin.

Creo es todo por mi parte y seguire haciendo lo posible para animarla y que no deje sus fic inconclusos.

PD. Les deseo un lindo 14 de febrero, no vean, lean, redacten mucho yaoi y salgan a conocer el mundo x3 ok no)


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