RUTINA
Steve solo dio un largo suspiro para arreglar la cocina con la atenta mirada de Tony, el cual estaba cruzado de brazos mirando que cumpliera con su trabajo y no decidiera escapar con la excusa que debía ir arreglar alguna cerca del rancho solo porque no le gustara lavar los trastos, no era por eso, solo que él podía ayudar con los quehaceres de la casa pero le gusto el lavado de los utilicios de cocina y ahora Anthony había dado en el clavo para castigarlo, si no lo dejaba en paz con sus actividades fuera del rancho. Al principio se sintió raro ya que jamás había hecho algo como eso, ayudar para mantener el orden de la casa era exclusividad para él doncel o doncella, en especial preparar un pastel pero hace tres meses atrás se había vuelto una costumbre, una rutina. Rogers podía escuchar las pequeñas risas de sus hijos que miraba a su padre ayudar con los quehaceres de la casa. La mirada de su hijo mayor le indicaba que eso le paso por estar burlándose de su tío Thor y es que al único que había visto ayudar en su hogar era a su hermano y Steve recordaba las veces que su burlo de su situación cuando se caso con Loki…Si lo viera ahora su hermano era de seguro que se mataría de la risa como Bucky.
—Qué estén bien lavados Rogers —hablo serio Tony, tratando de no matarse de la risa al ver al grandote ahí en el lavado murmurando por lo bajo su suerte, pero Anthony le había dejado claro sus clausuras para trabajar pero ese hombre esta decido a ignorarlas cuando le convenían; cosa que no entendía porque pero sí, creía que el solo iba a bajar la cabeza y obedecerlo pues que esperara sentado, su mirada se enfoco en los pequeños que estaban con su enorme sonrisa logrando que sintiera una calidez en su corazón, el tiempo que vivía bajo el techo de los Rogers había logrado hacer pequeños avances, con ellos, el menor todavía no hablaba pero con señas le pedía algunas gustos, a veces con su mirada pedía otro trozo de tarta con más confianza cuando deseaba comer más a diferencia de las primeras semanas que solo se mordía el labio inferior para bajar la mirada al suelo, era pequeños actos pero eran algo y solo esperaba que pronto pudiera hablar como sonreír a la vida —Niños vayan a prepararse, que vamos a salir al pueblo a visitar a su tíos Thor, Loki como vender esas tartas de manzana —menciono para ver como los pequeños asentían y salían corriendo, Tony fulmino con la mirada a Rogers —dices algo y te pongo a sacar agua del pozo Rogers, Peter nos hará el favor de llevarnos al pueblo y mañana temprano los cuatro estaremos de regreso —hablo serio para darse la vuelta dejando con la palabra en la boca a Steve.
Rogers Steve después de tres meses de convivencia con el doncel, había aprendido muchas cosas que no espero del doncel, en ese periodo corto había cautivado a varias personas por su personalidad, rebelde, astucia, e inteligente al igual su buen sazón a la hora de preparar los alimentos y una de ellas era que aparte de trabajar como niñera y ama de casas del racho, decidió con la ayuda de Loki, vender sus pasteles a la cafetería de Doña Mary, una anciana junto a su esposo quedaron encantados con los pasteles caseros de Anthony, pidiendo cada semana una cantidad de ellos para venderlos en su negocio y Tony, bueno el doncel quedo satisfecho con su negocio pero para él no, y es que no deseaba y aunque fuera egoísmo compartir al doncel pero no, Stark estaba decidido a trabajar para juntar dinero y una vez que se terminara el plazo de su matrimonio comprar una casita modesta pero suya y no depender de nadie más.
—Sí, vamos a visitar a los tíos —grito emocionado Alexander, tomando la mano de su hermanito que solo asintió feliz
—falta poco para que venga Peter —menciono Stark viendo desde la ventana si, el hombre aparecía con la carreta que los llevaría a su destino pero, al notar como Rogers iba a botar uno de los platos, se extraño pero decidió ignorarlo e ir a verificar que todo estuviera en orden con las cosas que debía llevar al pueblo.
En cambio para Rogers, escuchar el nombre de su capataz solo lograba que sintiera unas ganas horribles de encerrar a Stark y a sus hijos para que no estuvieran cerca de ese tipo, y no es que el hombre fuera una mala persona, nada que ver, pero era bien sabido que Peter Quill más conocido como Star-lord era un mujeriego y que buscaba la manera de estar bajo las faldas de los donceles como doncellas. Cuando escucho el nombre de Quill, busco la manera de que Stark desistiera en ir al pueblo (bueno le ordeno que no fuera y ese fue su más grande error) Tony le mostro una vez más que no obedecía órdenes, algo en su mirada chocolate le indicaba que ya nunca jamás iba a obedecer, sentirse inferior, Steve quise preguntar porque esa agresividad a acatar algunas reglas pero Stark era una caja de secretos, cambiando su rutina, su manera de ver la vida, Tony su sola presencia era una tormenta que todo lo que tocaba lo cambiaba, lo destruía, o quizás reconstruía pero Rogers no deseaba o temía investigar cual era los daños colaterales que deba la tormenta Stark, es mejor la ignorancia a perder a un buen niñero y buen amigo porque aun con sus discusiones infantiles como indicaba su amigo Bucky, había tanta sabiduría en el doncel.
Desde que llego Tony, toda su rutina cambio y ahora le era difícil imaginarse otra rutina que no era levantarse, sentir el aroma del desayuno, sus hijos en mesa riendo por alguna ocurrencia o por alguna historia que contaba Tony, ver a Stark con su vestido y una gabacha en la cocina dedicándole una sonrisa de medio lado al verlo, su mirada chocolate brillaba como la más hermosa joya puesta en la luz, desayunar con su familia, ayudar con alguna cosa en el rancho e ir a trabajar pero al estar fuera de su hogar, ver como el jardín olvidado empezaba a estar con vida, es que Stark todo lo que tocaba debía hacerlo florecer, eran a veces sus pensamientos pero estaba tranquilo a la hora de ir a trabajar, sabiendo que sus hijos estaban bien, que Tony los cuidaría como el hogar y cuando llegaba cansado, con deseos de solo ir a la cama, entraba a su casa dejaba su sombrero en el perchero de madera y ahí en el sofá cerca de la chimenea estaba el cuerpo de Tony, esperándolo. ¿Por qué su esposo nunca fue así?
—“Ya llegaste Rogers, ven a sentarse en la mesa voy a calentar la comida para que cenes” —hablaba un medio dormido Tony pero para él, solo escuchar las típicas pisada de Steve al entrar al rancho lo despertaban, se estiraba para ir a la cocina sintiendo como el mayor lo seguía para sentarse y ambos practicar un poco de su día.
—Veo que ya estas de mejor humor —hablo Tony para dejar unas manzanas en la cesta para tocar el hombro del rubio pero al escuchar la voz de Peter solo se retiro un poco —vamos grandote, te recuerdo que te deje tu comida en la alacena, así que una vez que termines aquí puedes comer, regresamos mañana en la mañana —menciono para ver entrar a los niños que solo abrazaran a su padre para tomar camino a la carreta
—Cuídense —hablo Rogers, viendo como Tony solo asintió para saludar a Quill que no dejaba de verlo atentamente para regalarle una sonrisa al doncel. Steve los vio alejarse, se juro que iba a dejar al doncel hacer su vida, entro al rancho, decidido a terminar con los trastes, porque Stark se lo merecía porque era un buen muchacho. Observo el reloj de la puerta, había pasado cuatro horas desde que se fueron, Rogers trato de repasar todo lo que debía arreglar el establo, como otras cosas pero no podía dejar de pensar que Tony estaba con Quill, el mujeriego del pueblo aparte de Bucky y solo se desarreglo el cabello para ir al establo para ensillar su caballo, no era mala idea ir a visitar el pueblo, no el solo iba a dar una vuelta, visitar a su querido hermano, como cuñado al igual que Bucky, no por otra razón, y no tenía nada que ver con Tony, no… él solo a quien engañaba algo le estaba haciendo el doncel a su mente, pero no era momento para pensarlo.
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Estaba nerviosa, era la primera vez que se sentía de esa manera, asustada del futuro incierto de su protegido, pero había hecho un juramento y daría su vida para cumplirlo, con su mirada buscaba alguna pista, algo que le diera información de su paradero. Acomodo mejor su capa para que nadie la reconociera y miro por última vez lo que fue su hogar, no podía quedarse ahí, no cuando tanto ella como su protegido tenían precios sobre sus cabezas. Estaba agotada y al punto de caer desmayada, llevaba un tiempo de no comer nada, pero era fuerte, no por nada había vivido en el infierno y ser una de las mejores guerreras para sobrevivirlo pero tres días sin comer, ni beber agua estaban pasando factura a su cansado cuerpo.
—¿Oye te encuentras bien? —hablo una dulce voz, viendo a la mujer tambaleándose, no duda ningún momento acercarse para ayudarla, notando la mirada verde de la joven —tranquila, todo va estar bien —menciono para pedir ayuda a su acompañante que solo asintió para cargar a la joven que intento alejarse pero ya las fuerzas la estaban dejando.
—Clint lo siento —fue el único susurro que dijo antes de caer en la inconsciencia.
CONTINUARA…