MEMORIAS parte 1
El joven hombre de piel apiñonada y mediana estatura se retiró el sombrero, sus ondulados cabellos castaños se movieron con el viento y unas gotas de sudor cayeron por sus mejillas. Sacó un pañuelo azul de su bolsillo y limpio su frente. A lo lejos la silueta tambaleante de su esposa con sus ocho meses de embarazo le provocó una sonrisa. No había en el mundo mujer más hermosa que ella. Con su vestido color durazno, con holanes flotando en sus delgados brazos, con su redondeado vientre y sus cabellos azabaches sueltos al aire.
El nombre de ella era María, de compresión mediana, cabellera larga de color negro que le llevaba a la cintura, sus ojos de color café claro, piel blanca era una mujer fuerte, trabajadora, humilde que fue capaz de quedarse a su lado, aun cuando sus ideas eran locas, “Revolucionarias” como ella le decía mientras los dos, estaban sentados en el pasillo de su hogar, viendo la puesta de sol, tomados de la mano, hablaban de su futuro de tener una familia. Pero aun con sus dudas, temores no fue un impedimento para que los dos con mucho esfuerzo compraran esas tierras muchos años atrás.
Con sus ahorros de sus trabajos arduo empezaron a construir un rancho con todo lo necesario en su nuevo hogar, en la propiedad, casi en la parte final se encontraba una mina olvidada, por la forma en la que estaba, Howard dudaba seriamente si, tuviera utilidad incluso había perdido la esperanza de conseguir oro ahí, quizás más adelante se atrevería a explorar más esa mina, pero ahora estaba enfocado en las mejoras del rancho.
—Howard, ten cuidado, no sea que te des un golpe en la cabeza con esa tabla que estas cargando de esa manera —hablo con dulzura María cuando vio como a su esposo arriba del techo del establo arregladolo, manipulaba unas tablas para componer esa parte, solo negó respetivamente la cabeza, al ver como bajaba orgulloso se su trabajo Howard, parecía un niño satisfecho de haber realizó una travesura y nadie se dio cuenta de ello.
Como inicio su amor, solo bastaba retroceder en sus recuerdos, en sus memorias. Ella era una joven que ayudaba a su madre a preparar el pan, luego de horneado, era tiempo de venderlo en el vecindario; María no era la típica chica que se queda en el hogar a zurcir una prenda o quedarse callada al ver una injusticia, muchos menos era una mujer sumisa que sólo esperaba las órdenes de los varones que sólo pensaban en ellos. No, María soñaba con ayudar a las personas, enseñar a los niños, donceles, niñas, luchar por los derechos de todos ellos, su anhelo era ser una abogada desgraciadamente su sueño era un imposible solo por ser mujer; por la sencilla razón de que no estaba en sus opciones entrar a estudiar la carrera de abogado; sino los únicos estudios que debía tener era como atender de la mejor manera al marido, enfermería o todo lo que mostrará feminidad. Ser complaciente a tu pareja incluía en todas las anteriores.
Ella quería lograrlo, ser la primera mujer en serlo pero la situación económica del hogar, no era la mejor en esos momentos (el dinero escaseaba, y muchas veces no había que comer), por eso decidió ayudar a su madre a vender pan, como ser la aprendiz de doña Martha, para aprender a ser costurera, con esos centavitos de mas, podía llevar un litro de leche, queso, como alguna carne, su vida sencilla le daba la alegría suficiente para seguir con sus sueños. Porque no se daría por vencida, si no luchaba antes.
Todo lo contrario de Howard. Él nació en un cuna de oro, segundo hijo de la familia Stark por ser varón iba a ser el heredero de la fortuna seguido de su hermana menor Sara.
Los Stark eran una familia adinerada como respetada en su círculo social pero Howard no deseaba todo fácil, el se considera un inventor, curioso por naturaleza , alguien de ciencias, aunque en su tiempo, todo fuera nuevo en ese campo, amante de viajar, de conocer el mundo y todo lo que viviera de él. Sus padres estaban seguros de que iba a estudiar en Francia, en el mejor internado de ahí, luego buscaría a una dama de sociedad para dar sus nietos, pero como siempre, su primogénito, siempre debía llevarles la contraria.
Howard tenía una mente privilegiada eso nadie podía cuestionarlo , pero como joven deseaba experimentar, conocer el mundo y lo hizo. Preparó un par de maletas, unos sacos de monedas de oro, como llevar una cuantiosa fortuna en billetes, preparó su caballo y algunos víveres decidió viajar, hasta que conoció a María, y fue amor a primera vista, le costó cortejarla por su fama de mujeriego pero el esfuerzo valió la pena, luego de dos años de conquistarla, ella le dio el sí, ambos de 25 años, tenían un futuro prometedor y las ganas de realizarlo con trabajo arduo. Lástima que la familia de Howard hayan repudiado la elección de su hijo, amenazaron con quitarle todo el dinero, ya no lo ayudarían económicamente pero el no desistió en su decisión. Esta enamorado y no iba permitir alejarse de su novia. Sé sintió herido por la actitud de sus padres, su hermana, los únicos que tenía como familia le daban la espalda, pero con la frente en alto, tomando de las manos de Maria, salieron de la mansión Stark.
Dos años después sus padres decidieron hacer un viaje a Europa para disfrutar su luna de miel como sentirse orgulloso de Sara, la cual contrajo matrimonio con un joven heredero, que poseía una buena fortuna como un buen apellido Richards Carter desgraciadamente el barco sufrió un naufragio, muriendo todos los pasajeros.
Para el matrimonio de Howard, no fue nada fácil empezar desde cero, en especial Howardd pero esos dos años ambos trabajaron arduamente pero cuando se enteró de la fortuna de sus padres lloró pero la mano de su ahora esposa le dio el consuelo que necesitaba por ese motivo decidieron comprar esas tierras, alejada de la civilización, en un pueblo que empezaba a dar sus aveces y empezar construir su hogar en su ahora propiedad. El racho “Acero” sería una de las mas prosperas de la región, una vez, el se encargaría de construir, como cosechar granos ahí.
Empezaron desde cero su construcción, colocaron cada tabla de madera con sus propias manos. Para Howard y María era un logró cada día ver el fruto de sus esfuerzos, los del pueblo fueron testigos de lo que vivieron todos esos años como también les tomaron cariño a la joven pareja que se sintió completa con su nueva familia, en especial luego de varios años Maria había quedado embarazada.
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— ¡HOWARD STARK, NUNCA EN TU VIDA ME VUELVES A TOCAR, JURO QUE TE VOY ARRANCAR ESA COSA QUE CUELGA EN MEDIO DE TUS PIERNAS CUANDO…DUELE, ES TU CULPA, QUITEME ESE DOLOR! —gritaba adolorida María, escuchando a la comadrona dar las indicaciones para tener un alumbramiento normal, pero el dolor era tanto que solo pudo enterrar sus uñas en la mano de su esposo que mirada todo horrorizado, como emocionado, muy pronto iba a ver nacer a su hijo, su pequeño, su bebé e iba arrullarlo entre sus brazos, solo imaginarlo lograba mirar a su esposa con devoción, aunque por el momento ella deseaba matarlo por ser el culpable de su situación actual, pero en sus ojos estaba la chispa de amor por él.
María estaba empapada de sudor, pujaba con las pocas fuerzas que le quedaban pero al escuchar el llanto de su hijo, sabía que había valido la pena tanto dolor, su mirada cansada se dirigía a su esposo, el cual en esos momentos cargaba a su bebé como el cristal mas delicado del mundo, solo gimió adolorida para cerrar lentamente sus ojos, necesitaba dormir, para estar fuerte para su hijo.
—Bienvenido a nuestras vidas. Anthony Stark, mi bello doncel—Susurro Howard al salir de su hogar. Presentando a su hijo al pueblo que amo al pequeño recién nacido.
SIETE AÑOS DESPUÉS
—¡Anthony! —gritaron ambos padres al ver a su único hijo, aprendiendo a montar un caballo como un varón y no como doncel pero al parecer su hijo, era igual a ellos, un rompe reglas más en la familia. María se acercó al pequeño de cabello castaño, piel morena y unos hermosos ojos de color chocolate.
Desde que nació Tony, había mostrado ser un genio como su padre, luchador como la madre, para enumerar sus logrós, camino a la edad de un año, a los pocos meses dejo su primera palabra "papá"
En todos esos años, Tony había crecido en un hogar llenó de amor, sus padres lo amaban como a nadie, siempre velaron por su bienestar como enseñarle todo lo que pudieran.
No era de extrañar que a tan temprana edad su madre le enseñará todo lo que conocía, con paciencia y dedicación. Los dos se podían a cocinar muchos platillos en especial los postres. El favorito de Tony era el pay de manzana, cuando era primavera, madre e hijo iban al bosque para conseguir bayas, moras como otros frutos para preparar mermeladas. Después de un duro día en el arado, Howard se paraba en la puerta para ver a sus dos amores cocinar.
Tony como todo niño era curioso, y si, no estaba con su madre, estaba con su padre aprendiendo a cosechar, montar a caballo, lo que más le llamó la atención era ver a don Sebastián domar a los caballos salvajes. La mirada chocolate seguía cada movimiento del vaquero que sólo sonreía al señorito de la casa.
Todo era perfecto, a la vista del pequeño del hogar hasta que llegó el invierno. Fue el invierno más frío que pasó en el pueblo. El matrimonio Stark dejó a su hijo con la esposa de don Sebastián porque debían ir con un grupo de gente a verificar la presa pero la lluvia provocó un derrumbe muriendo en el acto. Todos lloraron por sus fallecidos.
Dos semanas después, Tony estaba sólo en el pueblo sin ningún familiar que viviera ahí, y por las leyes nadie podía tener su custodia si, no eran familia. Teniendo cómo futuro ir a vivir en un orfanato pero cuando llegó por el pequeño, se despidió de todos con lágrimas en sus ojos una pequeña maleta el doncel iba vestido, con un delicado vestido color crema.
—Lamento tu pérdida Tony, pero pequeño, no estás solo, al parecer tu papá tiene una hermana que vive en la ciudad y nos contacto para llevarte con ella —
Tony escuchaba al hombre con traje, arriba de la diligencia que lo llevaría a su nuevo hogar. Pero él se encontraba solo, triste y tenía un mal presentimiento. Cómo si, su mundo feliz iba a cambiar drásticamente, rogó a sus padres que lo cuidarán desde el cielo.
CONTINUARA…