LOS OJOS DE LA MALDAD
Rosalie tenía todo listo para realizar su encomienda con una risa de superioridad se subió en su carruaje llevando a su sirviente más fiel a ese lugar, no era porque lo deseara, pero había algo que le decía que era mejor tenerlo cerca y no dejarlo en el pueblo, ya que el muy idiota estaba arrepentidose de sus acciones, pero su tonto amor hacia ella la mantenía a salvo por el momento, aunque eso no hacía que bajara la guardia. El plan que había creado para tener a Steve metido en su cama había fallado de la peor manera, y no es que el imbécil doncel haya perdonado al tonto de su marido, sino que ella observaba a Rogers gritar en medio de la calle para hablar con el maldito de ese doncel para que lo perdonara. Ella se sentía profundamente ofendida por esa actitud, Rogers debería estar lamiendo el piso en donde pisaba y no todo lo contrario, pero no, ese infeliz debía estar suplicando el perdón del doncel, pero esa ofensa no se quedaría así no señor, no por nada era quien era, ya tenía planeada su venganza contra ese inútil doncel, uno que haría desaparecerlo de su vista por un largo tiempo.
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Él sirviente de Rosalie, tenía la cabeza baja sentado en la parte de arriba del carruaje al lado del chofer que solo observaba el camino, el hombre cerraba un poco los ojos como tratar de no escuchar la voz angustiada del señor Rogers que dejaba atrás por la velocidad del carruaje. Hace días que observaba de lejos al doncel Tony que se colocaba en la ventana de su habitación con sus ojos rojos por haber llorado, su piel pálida y sus ánimos por el suelo, y la culpa lo estaba carcomiendo, pero amaba a su señora, lo amaba como una diosa, le había jurado lealtad hacia ella, y por sus ancestros mulatos, que él lo cumpliría pero no podía evitar recordar el día en que su señora molesta por no haber cumplido una encomienda lo dejo atado en su tobillo en un poste afuera de las habitaciones de la servidumbre por varios días, sin comida ni agua, el pobre solo se arañaba la piel para beber agua de donde lo encontrara, era tanta su hambre que ya no tenia fuerza para buscar un lugar lejos del sol, todo lo que le permitía ese lazo, se dejó caer en el suelo esperando su muerte porque era de seguro que ese día moriría pero hasta que llego él. El señorito Anthony, corto su atadora, como pudo lo arrastro hasta un lugar con sombra, y si fuera poco sin importarle que era un esclavo, un simple sirviente le dio de tomar agua y comida con sus propias manos, nunca podría borrar esos ojos llenos de preocupación como cariño a un desconocido, esa sonrisa de Anthony.
¿Y cómo le había pagado? Llevando a su señora un potente somnífero, para atrapar a Steve. Recuerda ese día, algunas sirvientas le contaron que cuando el señor Rogers llego a la casa de su supuesta amiga para decirle que amo al señor Ricardo, claro que lo amo, y que nada podría cambiar que el tuvo un bonito recuerdo de su difunto esposo, que jamás creyó que volvería a pasarle, pero ahora su corazón le pertenecía al señorito Anthony, que lo amaba incluso más que amo a Ricardo, su señora estaba furiosa pero fingió su preocupación de las penas que acongojaban el corazón de Rogers. Toda una gran mentira porque su señora tenía unas enormes ganas de venganza al escuchar esa confesión, que no se tentó el alma y lo dejo caer en la cama no si antes que bebiera una copa de vino para los nervios, sin darse cuenta de que en esa bebida estaba su condena, con la ayuda de otras sirvientas desnudaron al señor Rogers. Todo paso demasiado rápido para procesar lo que había hecho, ver a su salvador tan destrozado hizo que se sintiera culpable inmediatamente, pero no podía hacer nada, solo bajar la cabeza y obedecer a su jefa, el hombre mulato que solo miraba destrozado a su salvador al creer que su esposo le había sido infiel, en ese momento deseo gritar que era una vil mentira, una estafa, pero tenía tanto miedo que solo se quedo callado, mirando el sufrimiento de ambos amantes, pero no podía arriesgarse a que esa mentira dañara a su señora, solo debía quedarse callado y estar al lado de ella. Pero ¿Por qué se sentía tan mal? Claro que sabia la respuesta pero tenia miedo de sentarse a responderse, solo rogaba a su dios que ambos amantes enamorados hablaran para salvar su matrimonio, y él juraba por su raíces que si su señora había algo más para destruirlos…podría amarla con locura pero tenia una deuda, y él no lo estaba pagando, era de seguro que si su madre supiera eso, se le caería la cara de la vergüenza por saber que su hijo se unió a realizar esa bajeza y lo haría hincarse en brasas ardiendo para limpiar su culpa.
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Rosalie no era una mujer que se dedicara a leer las noticias, pero había captado una que le llamo demasiado la atención, y viendo que esa oportunidad de oro, no dudo en tomarlo, ahora que pensaba mejor era bien conocido que la señora Sara era una mujer muy ocupada, que poseía un hijo alfa que era el orgullo de la casa pero ni ella, mucho menos alguien que no frecuentara el circulo social en que pertenecía, tanto Sara como ella, ahora que sabe como puede vengarse de ese doncel.
Sara estaba furiosa porque sus planes no estaban saliendo como ella quería, ni su hija, su propia hija le había dicho donde estaba Anthony, mucho menos el idiota de Jarvis, este ultimo prefería la muerte antes de decirle donde estaba el muchacho, observo a su hija amarrada en esa silla, viéndola con furia contenida al ser testiga de como su propia madre golpea a Jarvis, un hombre mayor, intento soltarse pero su hermano había hecho unos buenos nudos en sus muñecas, solo podía pedir piedad para que no mataran al hombre que consideraba como un padre, sintió el sabor metálico de su sangre al ser bofeteada por su madre que estaba furiosa nadie le decía nada acerca de ese maldito doncel y su propia madre sonrió por eso. Su hermano como el cobarde que era solo sonreí por su estado. Cuando uno de sus sirvientes le indico que alguien tenia información del paradero del doncel y solo levanto la barbilla con orgullo viendo como su hija intentaba soltarse, insultándola porque amenazando que no se atreviera a dañar a Stark.
—Señorita Rosalie ¿En qué puedo ayudarla? —habla con educación Sara viendo a la mujer sentada en su sillón al verla se levantado, para inclinarse un poco como respeto a la anfitriona del hogar, cabe decir que Sara tenia una cierta curiosidad de saber que deseaba esa mujer en su habitación.
—Señora Sara, he escuchado el rumor que esta interesada en saber el paradero de su sobrino ¿Me equivoco? —pregunta la mujer viendo fijamente a la tía de Anthony que se tenso por la pregunta, pero con toda la calma y como una serpiente tomo asiento en otro lugar viendo fijamente a su dirección—Cabe decir que me sorprendió tu “preocupación por tu sobrino, la conozco y se que lo que menos tienes es amor a tu estorboso sobrino, entonces solo hay una explicación para tan intereses en el mucho cuando solo desprecio le has dado. Entonces me dije porque no ayudar a mi amiga Sara para tener el gran reencuentro con su sobrino perdido —menciono tomando la taza de té que le entregaba una de las sirvientas de Sara, que solo se le quedo viendo por unos largos segundos tomo asiento enfrente de la mujer que solo no se quitaba esa sonrisa por haber ido avanzando otros pasos para llegar al tan ansiado lugar.
—Vaya, vaya que tenemos aquí una mirada llena de odio, venganza. Si sabes el paradero de mi sobrino y has venido hasta aquí para darme noticias de él, puede ser por dos cosas, la primera, es que eras un alma caritativa que piensa que estoy preocupada por el bienestar de mi sobrino cuando ambas sabemos que no lo es, y la otra es que deseas cobrar venganza —respondía Sara, indico a la mujer que pasara para que viera a su hija como el estúpido de Jarvis atados en el sótano, la mujer ni se inmuto pero Sara le enseño lo que haría a cualquiera que lo traicionaba, pero Sara solo miraba todo sin darle importancia en lo más mínimo
—Es la segunda opción, y si te ayudare en todo para alejar a Anthony de sus protectores, para que tú y tu hijo tengan la oportunidad de llevarse a ese maldito doncel de mi territorio —hablo la mujer cuando se acerco a Peggy esta le tiro una escupida, por instinto abofeteo a la prisionera —No me importa lo que le hagas Sara, si quieres lo atas y que tu caballo lo arrastre hasta aquí, pero quiero que lo desaparezca, si deseas véndelo como esclavo o lo que tu quieras pero deseo que ese doncel sufra la humillación que su quería hija me dio.
El hijo de Sara escuchaba a las dos mujeres hablar, vio tirada a su hermana en el suelo se acerco a ella para levantarla, con sus manos tomo la barbilla de ella, para limpiar la sangre de su labio roto.
—Sabes hermanita, cuando tenga a Anthony en mis manos, le hare lo que tu impediste ese día, Peggy, lo hare gritar como una ramera y luego lo tirare como la basura que es, ni tu ni Jarvis estarán para ayudarlo, incluso si deseas te doy un pase especial para que lo veas en directo —hablo divertido el hombre, las dos mujeres al escucharlo solo negaron con la cabeza para seguir hablando del plan para secuestrar a Stark, Rosalie sabia que el doncel tenia varios guardias pero tenia un as bajo la manga.
—¡NI SE TE OCURRA TOCARLE JORGE! —Grita Carter, sintiendo como su madre la vuelve a bofetear, Jarvis intenta librarse, pero estando tan herido le era imposible, con su mirada perdida perdona a su niña.
—Entonces saldrás mañana en la mañana Jorge, tu padre y yo, por supuesto que nos llevaremos a ese par, mientras los tengamos cerca Anthony caerá redondo en la trampa —ordeno seria Sara, viendo con decepción a su hija, pero ella sabia que luego que desapareciera a ese maldito doncel, su hija se daría cuenta de su error y la obedecería en todo, tarde o temprano lo haría, sabia que para llegar al pueblo donde estaba Stark tardarían unos días pero ya estaba cerca de su cometido.
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Anthony no podía dormir, tenia un mal presentimiento como pudo salió de la habitación caminando con sigilo del pasillo se acerco a la cocina para sacar un plato con comida, iba con suma cautela estaba a unos pasos para abrir la puerta para salir cuando una voz lo dejo estático.
—Sabes que, si se entera Bruce, se va a molestar ¿Verdad Tony? —cuestiona Clint parado en el marco de la puerta, mira fijamente a Stark que solo baja la mirada para verlo con el rostro empañado en lágrimas resecas, y no tuvo la fuerza para llevarlo a su habitación —Solo deja ese plato y entras a la casa —hablo para ver al otro asentir e ir donde estaba Rogers durmiendo en la calle, se podía sentir el frio del ambiente. Tal vez era un iluso, un tonto pero su corazón se negaba a creer que Steve le haya sido infiel, algo le decía que confiara en el hombre, pero también era consiente que tenía miedo…miedo a volver a sufrir pero al ver todos los días como Rogers hacia de todo para que lo perdonara lo halagaba, dejo la comida cerca, vio la mirada de Steve sobre él, como los dedos en sus dedos y por un segundo deseo acercarse para abrazarlo pero solo dio un par de pasos atrás para irse nuevamente al hogar de Bruce.
CONTINUARA…