Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juntos otra vez por Ghost princess Perona

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste

“A ver, tratemos otra vez” Zaphiri estaba con los nervios a flor de piel, tratando de pensar en una manera de poder explicarle a Krest lo que había pasado antes de que él se enterara y malinterpretara las cosas… lo que probablemente terminaría con él encerrado en un ataúd de hielo otra vez, sólo que ahora no reviviría. “Krest… que bien que te encuentro… ehhhh… yo… tengo que decirte algo que de seguro no te va a gustar, pero… primero tengo que aclarar que… no, no funciona…”

“¿Qué no funciona?” preguntó una voz a sus espadas. Se dio la vuelta como en una película de terror. A la entrada del templo de escorpio estaba su peor pesadilla… una de ellas. Krest se adelantó, fingiendo estar muy relajado, cosa que tanto él como el escorpión sabían que no estaba sintiendo. “¿Hay algo que debería saber?”

“¿C… cómo crees?” tartamudeó el otro, retrocediendo un poco. Fue seguido por su compañero, que conservaba una sonrisa que ocultaba su enfado. “Yo… nunca… te… ocultaría… ehhhh… ahhhhh”

“Qué curioso, porque hace poco me encontré con mis alumnos y ellos estaban charlando de algo importante” Krest avanzó predatoriamente hacia el peliazul, que sintió que la sangre se le congelaba en las venas. “Unity decía que había escuchado cuando le confesaste una cosa a Ilias… ¿Qué era?”

“No… no sé. He conversado mucho con Ilias últimamente” siguió tratando de evadir su castigo Zaphiri, aunque sabía que probablemente ese era su último día en la tierra. “Somos… somos buenos amigos, tú sabes que…”

“Es extraño, no recuerdo que se llevaran tan bien antes”

“Pues… pues sí… sólo que… no teníamos… ummm… Krest, ¿Qué estás haciendo?” preguntó el escorpión, acorralado contra una pared. “O… oye, déjame ir, ¿sí?” trató de apartar los brazos que lo rodeaban. “Tengo… tengo que ir a una misión y…”

“Mentira, hablé con Sage en la mañana, enviará a Manigoldo” la cara de su prisionero perdió todo el color al saber que se había quedado sin una excusa para zafarse de la peligrosa situación en la que se había metido. “Así que tenemos toda la tarde para hablar. Toda. La. Tarde.”

“Krest… po… podemos… después…”

“Lo que realmente quiero” comenzó el Acuariano, cuya voz tomó un matiz mucho más peligroso que hizo que escalofríos recorrieran la espalda de su compañero. “Es saber por qué te embarcaste en una misión suicida estando embarazado” el color definitivamente lo abandonó en ese momento. “Sabías que podías dañar a alguien…”

“¡No lo sabía!” finalmente se rompió Zaphiri, llorando y preparándose para pedir perdón de rodillas si era necesario para librarse del castigo de Krest. “¡No sabía que estaba embarazado! ¡No tenía síntomas y no engordé demasiado! ¡Por favor, perdona mi estupidez! ¡Si lo hubiera sabido…!”

“¡Tenías que saber!” comenzó a gritar Krest. Estaba furioso de obtener la confirmación de los labios de Zaphiri de que habían tenido un hijo y que su irresponsable madre le hizo daño. Él sabía lo que Kardia había sufrido por culpa de su enfermedad, lo que esta le había generado, y le dolía. Le dolía que lo único que él hubiera querido en la vida era irse con intensidad.

“¡No pude hasta que nació! ¡Es la verdad!” trató de liberarse otra vez. Se notaba que su amante estaba enojado y no quería verse en el otro extremo de la rabia del que alguna vez fue el caballero con más años al servicio de Athena. “¡Tú me viste pocos días antes! ¡Y tampoco te diste cuenta!”

“¡Eso no te quita responsabilidad!” aunque sí le daba un poco de ella a él, lo que le bajó un poco los humos a Krest. “¡Debiste haberlo sabido! ¡Además cuando Lugonis e Ilias te alcanzaron ya habías dado a luz! ¡Tenías que haberles dicho para que nuestro hijo no pasara toda su niñez en un hospital enfermo! ¡Yo podría haberlo cuidado mejor!”

“¡¿De verdad?!” de repente Zaphiri estaba furioso. “¡¿convirtiéndolo en un caballero?! ¡Bonita forma de protegerlo, Krest! ¡Meterlo en una de las guerras con mayor índice de mortalidad es una gran forma de proteger a alguien!”

“¡Hice mucho más que tú!” la pelea estaba escalando tanto que se escuchaba hasta en el cuarto del patriarca. Sage, que aún no se había recuperado de su encuentro nocturno con Gateguard, estaba sentado en su trono, pensando en las implicaciones de tener que vérselas con un ex patriarca y su perrito faldero. A su lado, Hakurei pensaba en si decir o no lo que lo estaba carcomiendo por dentro.

“¿Se puede saber a qué viene tanto escándalo?” preguntó el gemelo menor, por fin molesto por todo el ruido. Su hermano se encogió de hombros, feliz de por fin estar lejos de las miradas interrogantes del otro. Se asomaron a la entrada del templo principal, sólo para encontrarse con un ceñudo Lugonis de Piscis. “¿Qué sucedió ahora?”

“Problemas de pareja… como siempre” el pelirrojo negó con la cabeza. “Krest y Zaphiri están discutiendo sobre no sé qué que le dijo Dégel a Krest la vez pasada… creo que Unity también está implicado.” El volumen de las voces de los dos comenzaron a escalar aún más. “Podemos preguntarles después de que se calmen”

“Más bien les preguntaremos ahora” Sage se arregló la túnica y bajó por los escalones hasta la casa de Acuario, donde la familia estaba tomando el desayuno acompañada por los de Leo. Ilias, Unity y Dégel parecían muy nerviosos, estremeciéndose cuando les llegaba un grito de parte de los de la casa de Escorpio. En su estado, ninguno de los tres se había dado cuenta de que miraban de reojo de Kardia.

“¿Qué?” les preguntó el escorpión, levantando una ceja.

“¿Qué que?” contestó Dégel, tratando de escudarse.

“Me han estado mirando raro desde hace tiempo, si tienen que decirme algo entonces háganlo, no se queden mirándome” el peliazul paseó la mirada por los otros adultos en la habitación. “Ahora”

“Creo que esa es la señal para retirarnos” comentó Seri, levantando a su hermano por el brazo. García siguió a los mellizos, preocupado por su seguridad si seguía ahí con un demente enfadado. “Vamos”

“Humm, ya pensaba irme de todos modos” el gemelo de la chica la siguió sin dar problemas, llevándose un gran libro con él. Sus padres se quedaron solos sin saber qué responderle a su interrogador, que seguía muy atento a ellos.

“No… no hay nada que”

“Corten el rollo, es obvio que quieren decirme algo”

“Cla… claro que…”

“Simplemente díganme…”

“Señores” de repente tres figuras entraron en la casa, haciendo sentir a los tres que se habían salvado por la campana. Sage, Hakurei y Lugonis entraron en la casa, sorprendiendo a todos. No pensaban que el patriarca en persona vendría a la casa de Acuario. “¿Pueden decirme a qué se debe tanto escándalo?”

“Nosotros… ehhhh… no sabemos nada” finalmente dijo Unity, dejando claro que todos menos sabían por qué el griterío. Bueno, todos menos Kardia. Era evidente por la cara de confusión que no tenía ni idea. “Créame, Sage-sama, estamos tan molestos por…”

“Tonterías” el peliblanco avanzó así como los otros, que parecían su guardia de honor. “Van a decirme inmediatamente lo que está pasando aquí, sin trampas.”

“Pero no…”

“Ya dejen de mentir” el otro peliblanco levantó una ceja, como diciéndole que no creía una sola palabra de lo que le estaba diciendo. Dégel se tensó, al igual que Unity. Si ellos no hubieran abierto la boca, entonces Krest jamás se habría enterado y los tres no estarían en ese enorme problema. “¿Van a decirnos o tendremos que sacárselo?” Hakurei se remangó si kimono. “¿Y?”

“No… ¿no tendrá problemas por golpearnos, Hakurei-sama?” preguntó el líder de Blue Graad, haciendo que a los otros dos se les pusieran los pelos de punta. “Por su edad, quiero decir… tendría…”

“Ohhhh, ¿quieres decir que porque soy viejo no puedo asestar un buen puñetazo?” los tres se quedaron congelados. “Pues te informaré, jovencito, que hay cosas que jamás se olvidan. Especialmente si eres un caballero de Athena.” Tronó sus nudillos. “Ahora, tienen quince segundos para decirme lo que quiero saber antes de que empiece a mostrarles por qué fui uno de los pocos caballeros de plata que los de oro temían.”

“Ehhhhhhhh” Ilias retrocedió.

“Kardia… ahhhhh… ¿podrías salir, por favor?”

“Creo que lo que tengan que decir, pueden hacerlo en frente mío”

“Buenoooooo…”

“Concuerdo con Kardia” la tembladera del trío se intensificó. Sí, la caja de Pandora estaba a punto de abrirse y no precisamente la que contenía a los dioses gemelos. Eso a su parecer hubiera sido mucho menos escalofriante. “Escupan ya”

-En Escorpio-

“¡Eres de lo peor! ¡Ni siquiera eras tan buen amante!” gritó Zaphiri, dándole al otro en lo que más dolía, en el orgullo. La cara de Krest no tenía precio y por un momento el escorpión saboreó la victoria de haberle asestado un golpe letal… hasta que esta comenzó a tomar un aspecto siniestro y sumamente perturbador. “¿Kkkkkkrest? ¿Qué te…?”

“¿Conque… ni siquiera era bueno en eso? ¿A pesar de que te follé las veces suficientes para hacerte un hijo?” el menor sintió miedo. En eso una mano como una tenaza de acero, fría como el Kocitos, se cerró alrededor de su muñeca. Se estremeció. “¿Qué tal si lo confirmamos ahora? ¿Eh, Zaphiri?”

“¿Qué vas a…?”

“Después de todo, me debes un hijo”

“¿Qué te…?” lo arrojó dentro de la habitación y cerró la puerta con llave. Al verse encerrado, el otro miró a su compañero con temor mientras se acercaba predadoramente. “Essssspera… ¿en qué estás pensando? ¿Por qué te me acercas así?” la ropa del caballero de los hielos cayó al piso con un murmullo. “Heeyy, no hablaba en serio, yo…”

“A mí me pareció que estabas hablando muy en serio” Krest se recostó sobre el menor, que estaba temblando. Por el cosmos del otro sabía que no iba a ser precisamente algo que disfrutara. “Veamos si puedes afirmar eso tras sentirme otra vez.”

“En… ¿en qué se supone que estás pensando? ¡Estamos en medio de una guerra, idiota! ¡No es momento de andar haciendo estas cosas!” trató de quitárselo de encima, retorciéndose. Esto excitaba a su cazador, causando el efecto opuesto al deseado. “¡Suéltame ya y deja de pensar con la cabeza de abajo!”

“Ohhhh, lo haría, pero… conozco a cierta personita a la que le gustaba hacerlo antes o después de las batallas” esto paralizó momentáneamente al otro, haciéndole maldecirse a sí mismo. “Decía que cuando el cuerpo estaba cargado de adrenalina y ansias por la pelea era el mejor momento para hacerlo, porque el subidón se sentía mucho mejor” le susurró al oído. “Creo que lo conocías muy bien, ¿verdad?”

“E… era joven y…”

“Así que ahora no te libras”

-En Acuario-

“Así que era por eso” Sage se cruzó de brazos tras escuchar toda la historia, viendo al trío respirar cansado tras escupir distintos detalles. A su lado, Hakurei asintió, tomando un poco del té que Lugonis había preparado para la charla. Kardia, por su parte, no sabía qué pensar. Sus padres… sus padres estaban ahí. Los mismos que lo habían abandonado en ese hospital de recién nacido con sólo una buena cantidad de dinero. Y su enfermedad… ¿incluso antes de haber nacido había sobrevivido a algo tan peligroso como una aguja escarlata en el corazón? Tenía que ser increíble. Pero había algo más que lo molestaba.

“¿Desde cuándo lo sabías?” preguntó apretando los puños.

“Kardia…”

“¡¿Y cuándo planeabas decirme?!” comenzó a gritar, perdiendo la cabeza por un momento. “¡Tenía derecho a saberlo! ¡Son mis padres, yo tenía que saber!”

“Kardia…”

“¡No me hables!” azotó la puerta del cuarto, encerrándose dentro. Encendió una vela dentro del oscuro cuarto, no quería visitas de nadie, especialmente de los fantasmas. Se sentó en la cama, resoplando fuerte y asaeteando la pared con la aguja escarlata para calmarse. Finalmente pudo respirar más tranquilo y pensar mejor. Dégel… estaba molesto con él por haberle ocultado algo tan importante, pero podría perdonarlo. Después de todo había pensado sólo en él y su posible reacción. Y Krest… su padre… vaya, qué raro era llamarlo así, aún más que tener uno… Bueno… creía que con el suficiente tiempo podría perdonarlo también, después de todo no sabía que existía. El problema era Zaphiri. A él no sabía si podría perdonarle por todo lo que le había hecho. De repente la puerta se abrió. “¿Qué nadie te ha dicho que debes tocar?”

“Tú nunca lo haces, no reclames” Dégel entró, cerrando la puerta tras de sí. “¿Estás bien? Temía que te fueras a lastimar de alguna manera tonta…”

“Se te preocupa algo, que sea la pared” la señaló. “Está toda agujereada”

“Mejor la pared que tú” señaló él, sentándose a su costado. “Si me preguntas por qué no te lo dije antes, es que…”

“Olvídalo, ya sé por qué lo hiciste” el peliverde lo miró con confusión. “Siempre haces lo mejor para mí, aunque no quiera reconocerlo” lo tomó de la mano. “Tranquilo, te perdoné tan pronto como se me bajó el coraje.”

“¿Entonces?”

“¿Entonces qué?”

“¿Por qué no saliste?”

“¿Siquiera tengo que decirlo?” bajó la cabeza un poco más. “Es… es complicado… con… con mis padres. Yo… creo que puedo hacer las pases con Krest… fue un buen maestro y, aunque no se comportó como padre, le tengo mucho cariño. El problema es Zaphiri. Yo… no creo ser capaz de perdonarle.”

“No lo hagas”

“¿Qué?”

“La respuesta es simple, no lo hagas” Kardia se quedó mirando a su amante con confusión. Normalmente Dégel no era así. “No tienes por qué perdonarle por sus tonterías. Además” se expresión se tornó fiera. “No puedo exigirte que lo hagas cuando yo mismo no lo he hecho” apretó su mano “Sabes que no perdonaría a nadie que te hiciera daño.”

“Sí, eso lo sé”

-Afuera de las doce casas-

“¡NOOOOOO! ¡KREST, DÉJAME! ¡LO SIENTOOOOOOOOO!” Hakurei negó con la cabeza, recordando cuando Kardia daba los mismos gritos al ser castigado por Dégel. Pensó en ir a detenerlo, pero entonces se encontró con alguien que no se supone que debería estar ahí.

“¡Avenir! ¡Se supone que deberías estar descansando!” se acercó para ayudar al otro peliblanco, que se encontraba entrenando contra una de las piedras de las ruinas.

“No podía permanecer tirado en esa cama mientras los demás trabajaban arduamente contra los fantasmas” respondió él, arreglándose las vendas que protegían sus nudillos. “Tengo que volver a ser su escudo, ¿a que sí?” los dos sonrieron y decidieron sentarse en unas gradas cercanas. “Sabes, Sage vino hace poco a la enfermería y me preguntó si algo raro había pasado entre tú y tu maestro. ¿Me puedes decir por qué?”

“Yo… nada raro pasó, no sé qué se le pasó por la…”

“No me puedes mentir, lo sabes ¿verdad?” el gemelo del patriarca estaba impresionado. ¿Cuándo había aprendido a leerlo tan bien? “¿Qué pasó?”

“Nos atacaron anoche… y yo… tuve miedo” admitió. “De Itia de Libra”

“¿Eh?” Sage dijo. Había estado paseando por ahí, oculto entre las piedras, cuando escuchó la voz de su hermano. Oírlo admitir que sentía temor de una persona fue una gran sorpresa, sobre todo porque él era orgulloso. Pero… confirmaba lo que había dicho Lit. Será que… ¿ese crío pudo ver dentro del alma de su hermano algo que ni Sage pudo ver?

“Prométeme que no se lo dirás a nadie, ni siquiera a Sage… especialmente a Sage” Avenir se apresuró a cumplir con esa petición. “Bueno… ¿recuerdas lo que dijo Itia sobre tener algo de oscuridad en su alma antes de morir? Todos… todos creían que no, pero yo sabía que sí. Era bondadoso, piadoso, buen maestro, todo lo que debe ser un patriarca… más tenía un lado oscuro.”

“¿Qué quieres decir?”

“Un día estaba en una fiesta en la casa de Leo… yo antes solía estar en todas, ¿sabes?” Hakurei se cubrió con los brazos. “Ya era tarde y había tomado un poco… entonces Gateguard me retó a una competencia de beber, lo que era raro… ahora que lo pienso, ya era raro que él siquiera estuviera ahí, él no iba a fiestas” sonrió tristemente. “fui un tonto, acepté y… lo vencí, pero estaba tan borracho al salir. Cuando bajaba la escalera Itia estaba ahí” apretó los labios. “Pensé que me soltaría un regaño por salir de una fiesta borracho como cualquier maestro, pero no lo hizo. Estaba oscuro… ni siquiera recuerdo bien cómo comenzó. Un momento estaba preparándome para recibir un regaño de mi maestro y al siguiente… lo tenía encima de mí, tirando de mi ropa” los otros dos presentes abrieron los ojos.

“Oh, diosa” Avenir se tapó la boca mientras Sage se quedaba quieto. “Te... logró…”

“No pasó a mayores” aseguró Hakurei. “Mis sentidos se despertaron por el peligro, me zafé y corrí escaleras abajo a Cáncer lo más rápido que pude. Sage estaba ahí, sabía que era seguro” el patriarca siguió escuchando enternecido por la confianza de su aniue en él. “Pasé toda la noche y todo el día siguiente con él. Le dije que tenía resaca, pero… en realidad desde entonces no pude ver a mi maestro con los mismos ojos.”

“Nadie te culparía por eso” su amigo le concedió. “¿Por qué no lo contaste?”

“No podía empañar la imagen que todos tenían del sacrosanto patriarca tan cerca de una guerra, eso nos habría hundido. Después me arrepentí, claro, pero…” se hizo silencio, era obvio que el peliblanco mayor pensaba en algo más. “Oye, Avenir…”

“¿Sí?”

“Gracias por escucharme”

“No hay de qué” ellos dos se quedaron sentados, sin ser conscientes de la tercera parte se retiraba con sólo una cosa en mente.

“Yo lo mato”

Notas finales:

Uy uy uy, que ya armó buena. ¿Qué sucederá a partir de ahora? Con los adultos distraídos en los dramas del días a día y una guerra en el inframundo. ¿Quién salvará a los pequeñines? ¿Y Zaphiri? ¿Qué debería pasarle? Review!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).