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Juntos otra vez por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

¿Qué tal? Por fin encuentro un poco de inspiración para este fic y decidí escribir antes de que se me quite. Es horrible, no he podido encontrar nada para estos desde que cancelaron Lost Canvas antes de terminar con el anime. ¡Horrible!

“¿Qué los aprendices no odiaban a los otros?” preguntó Damián, caminando al lado de su gemelo. Siempre estaban juntos y… estaba empezando a cansarse. ¿Por qué siempre estaba con él? Algo le impedía ajarse mucho el uno del otro. “Pensé que los odiaban”

“Supongo… deben estar tratando de hacer nuevos amigos” comentó Dante, mirando el piso. ¿Por qué siempre estaba junto a él? No tenía ni idea. Debía ser algo de gemelos… aunque Aspros y Deuteros no estaban siempre el uno pegado al otro. Hum, debía ser cosa de adultos. Él también esperaba crecer así, para alejarse de su hermano. Por alguna parte tendría que comenzar… “Tú y yo también deberíamos intentarlo.”

“¿Nuevos amigos, eh?” miró a todas partes. De repente vio a ese chiquillo que se encontraban en las escaleras de las doce casas. Estaba hablando con alguien más, lo que por alguna razón disparó sus instintos protectores. “Empezaré por él”

“Buena idea”

“Los dos no, Dante” puso una mano en pecho de su hermano, alejándolo. Si quería separarse de él tenía que empezar lo más pronto posible. “YO empezaré haciéndome amigo de él. Tú ve a buscar a alguien más que quiera ser tu amigo”

“Pero…”

“Descuida” le sonrió, tratando de darle ánimos. “Eres agradable, te será fácil. Buscas nuevos amigos por una hora y nos reunimos aquí, ¿bien?”

“Sí, hermano”

“Entonces andando” se separaron. Damián, extrovertido, corrió a saludar a Ahimsa y a la persona con la que estaba conversando, pero Dante, el introvertido, sintió la falta de su hermano desde el primer momento. Comenzó a caminar en círculos, tratando de pensar en lo que podría hacer para que alguno de esos chicos le hiciera caso, más…

“Ven…” alguien le susurró dese alguna parte oscura. “Ven…”

“¿Ehhhhhh?”

“¿Quieres amigos?” la voz de repente sonaba más fuerte. Él se acercó a esa parte oscura de donde esta provenía. “¿Quieres amigos?” más voces se unieron a ella, como atrayéndolo. “Nosotros seres tus amigos”

“¿De verdad?” se animó de repente. Corrió hacia donde estaba  la fuente de la voz, pero se encontró con un espacio vacío. “¿Dónde están? ¿Acaso están escondidos?”

“Aquí…” unas sombras se alzaron de los árboles, saliendo de las sombras que proyectaban los arbustos. Dante retrocedió, sintiendo ganas de gritar. Esas cosas eran… eran… gritó tratando de huir hacia la seguridad de la luz. “¿Por qué te vas? ¿Por qué huyes? ¿Acaso no querías ser nuestro amigo? Ven… seremos amigos… seres amigos” los fantasmas le cortaron el paso, arremolinándose frente a él. “Para siempre”

“¡Déjenme!” gritó lo más fuerte que pudo, pero estaba atrapado. Del otro lado de la feria, su hermano escuchó el grito que lo puso tieso. De inmediato salió corriendo hacia el oscuro lugar, encontrando a su gemelo en medio de una niebla fantasmagórica que estaba casi enteramente formada de siluetas humanoides. “¡Damián!”

“¡Dante!” le gritó el mayor corriendo para ayudarlo. No estaba muy convencido de lograrlo. “¡Voy a salvarte, quédate ahí! ¡No te preocupes!”

“¡Ayúdame!”

“¡Quédate quieto!” ambos les lanzaron ataques de cosmos a los fantasmas, empujándoles. No se iban lo suficientemente lejos como para liberar al otro, pero sí lograron abrir un agujero lo suficientemente grande como para que el menor pasara y saliera del apuro. “Por Athena, ¿Qué se supone que hiciste?”

“¡Buscaba amigos como tú me dijiste!”

“¡Me refería a amigos vivos, no a fantasmas!” lo cogió de la mano, listo para correr cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de pasar. Los espíritus arremetieron de nuevo con venganza y ellos apenas consiguieron escapar. “¡Corre!”

“¡Sí, hermano!” los dos salieron disparados, tratando de escapar completamente enloquecidos hacia el festival. “¡Creo que nos está alcanzando!”

“¡Están! ¡Son muchos!” Damián le gritó, viendo por encima del hombro. “¡Y ya sé lo que está pasando! ¡¿Crees que no tengo ojos?!” de repente se vieron envueltos en una pantalla gelatinosa de espíritus que amenazaban con tragarlos. “Ay, por los dioses”

“Hermano…”

“Quédate atrás y déjame pensar” los gemelos estaban atrapados. “Vamos a salir de esta. Te juro que vamos a salir de esta…”

“¿Ah, sí? ¿Cómo?”

“No lo sé, pero…”

“¡Van a pagar por hacernos enfadar!” la pantalla fantasmal pareció estrecharse alrededor de ellos dos. Atacaron, pero eran demasiado débiles para la cantidad de fantasmas que parecían desear sofocarlos. “¡Vengan con nosotros al mundo de la oscuridad eterna!”

“¿Tú qué piensas, hermano, vamos con ellos?”

“¡Por supuesto que no! ¡¿Qué tienes en la cabeza, Dante?!”

“Es que… no podemos salir”

“Cierto…” Damián tragó duro. “Bueno… ehhhhh” siguió pensativo. “En casos como estos… solo hay una cosa por hacer” plantó lo pies en el suelo. “¡AYUDA! ¡AUXILIO! ¡POR FAVOR! ¡ALGUIEN! ¡QUIEN SEA! ¡AYUDAAAAAAAAAAAA!”

“¡AYUDENNOS!”

-en otra parte-

“¿Qué no escuchas algo?” Aspros, que estaba compartiendo unas copas con su hermano mientras que su cuñado había ido a buscar a Ahimsa, levantó la cabeza de la bebida cuando el demonio de Kanon dijo esto. El sonido volvió a llegar y antes de que Deuteros pudiera repetir la pregunta él ya había desaparecido, dejando una copa rota en el piso. “Ya le decía yo que se iba a arrepentir… ¡la cuenta por favor!”

“Tienen que estar bien, niños” el Géminis mayor salió corriendo hacia el bosque, donde encontró a sus hijos en el centro de lo que parecía un gigantesco embudo hecho de fantasmas. Los chiquillos chillaban como nenas, abrazándose el uno al otro. “Ay, no”

“Los vamos a llevar…”

“A mis hijos no, maldito remedo de muertos” el peliazul se tronó los nudillos, entrando en posición de batalla. De un solo Explosión de Galaxia abrió un agujero en la tela que  habían formado los fantasmas, alejándolos de los niños. Él entró en el círculo inmediatamente, tomando del brazo a cada uno. “Vamos, no se queden ahí”

“Pero….”

“Dijiste que nosotros…”

“Luego hablaremos de eso… y de por qué no estuve ahí para ustedes. ¡Ahora corran!” los tres echaron a correr, lejos del sitio donde los espíritus se arremolinaban en las sombras, protegiéndose de la luz del dorado. De repente arremetieron contra ellos. Aspros, sintiendo el peligro, tiró a los niños hacia la luz con todas sus fuerzas, haciendo que impactaran en un muro justo delante de Aldebarán. Él recibió todo el ataque.

“¡Pero qué…!”

“¡Papá!” los dos se abrazaron a él. “¡Allá! ¡Fantasmas!”

“¿Fantasmas?” Deuteros, que acababa de llegar a la escena, reconoció a los niños que lloraban. “¿En qué problema se ha metido ahora?” volteó hacia donde sentía el cosmos de su hermano. Estaba débil, pero no sería problema para él. “¡Aspros! ¡Voy por ti, no te preocupes!”

“¿Aspros? ¿Aspros vino a ayudarlos?” los miró con confusión. A sus espaldas, Tenero y los demás aprendices estaban igualmente sorprendidos. “¡Te ayudo, demonio!”

“¡Que no me digas así!” se encontraron con el otro dorado en medio de la oscuridad, peleando con lo que parecían ser espíritus enojados. La luz que provenía de su cosmos los mantenía a raya, más no parecía estar haciendo mucho por devolverlos al mundo del que se supone provenían. “¿Necesitas ayuda, hermano?”

“¿A ti qué te parece?” los otros dos atacaron otra vez, efectivamente espantando a los fantasmas esta vez. Se marcharon diciendo algo como que tenían que avisarle a su señora y que la reina de los fantasmas los castigaría. “¿Quién se supone que es la reina de los fantasmas?”

“No lo sé, pero… ¿estás bien?” Aldé y Deuteros se arrodillaron junto a él, que había caído sentado al suelo después de su último ataque. El toro siguió. “¿Necesitas que te curen algo?” el aludido lo rehuyó con la mirada. “¿Por qué has ayudado a los chicos? Has pasado años alejándote de ellos y ahora eres el primero en acudir a su llamada cuando lo necesitan…”

“Es que… me arrepentí” se volteó, no queriendo escuchar lo que fuera que ellos dos estuvieran a punto de decir. “Me arrepentí mucho… no se lo vayan a decir a nadie, ¿bien?” agarró a su hermano de la parte de arriba de la ropa. “Especialmente a la rubia”

“Como digas… aunque es una gran noticia” su gemelo le quitó la pieza de tela. “Por fin estás aceptando que te equivocaste en algo, bien por ti. Ahora el siguiente paso es…”

“Déjame a mí, ¿quieres?” se levantó. “Yo… quiero pasar más tiempo con mis hijos. Recuperar… el tiempo perdido si es que es posible. Supongo que… podemos arreglar algo… que pasen un fin de semana o algo así conmigo y…”

“Si quieres puedes mudarte a Tauro, siempre hay espacio para…”

“Aldebarán, ya me cansé de esto. Si queremos que esto funcione hay que dejar las cosas en claro” lo miró a los ojos con una expresión irritada. Quería terminar con esto de una vez por todas. “Eres un gran tipo y no me hace gracia hacerte daño, pero no eres mi tipo. Me agradas como amigo y quisiera que se mantuviera así” el toro estaba a punto de decir algo. “No me interesas como pareja, no eres mi tipo. Traté de decírtelo de mil y un maneras antes de que todo se volviera un lío, pero no me escuchabas.”

“Entonces es…”

“Maestro” Teneo le puso una mano en el hombro. “El hombre acaba de darte un NO muy categórico, respeta su decisión y sigue adelante.”

“Pero…”

“Maestro” Selinsa también se metió. “Déjalo así” lo ayudó a levantarse. “Míralo por el lado positivo, al menos conseguiste que se hiciera más responsable por sus hijos. Ellos te lo agradecerán, deseaban conocer a su madre”

“Pero…”

“Déjalo así” ambos lo sacaron de ahí, llevándolo a la luz. Cuando vieron a su padre, los gemelos intercambiaron una mirada. Sus vidas acababan de cambiar, ¿Qué pasaría ahora?

“Parece que llegamos tarde” Sage y Hakurei llegaron en ese momento, usando teletransportación para aparecer en medio de ellos. “Ya han atacado” el patriarca se arrodilló para examinar la herida de Aspros. “¿Han ido a por alguien más?”

“Sólo por mi hijo” Kagaho apareció en ese momento, con un muy aliviado Lit detrás. El pequeño príncipe estaba cansado de tanto humano y se sentía aliviado de que ya estuvieran a punto de irse. “Esos fantasmas no vinieron aquí sin ninguna razón, estaban aquí por nosotros” apretó las manos. “Deben haber más escondidos en el bosque”

“Bien, creo que dada la cantidad de ataques de fantasmas a personas, el festival se cancela” Sage asintió con la cabeza a su gemelo. “Que todo el mundo regrese al santuario en este momento, no me importa lo que hayan estado haciendo”

-Más tarde-

“Albafica, tengo que hablar contigo” Kagaho detuvo al caballero de Piscis cuando este iba a entrar  a su casa junto con su familia. El peliceleste estaba a punto de responderle que podía esperar hasta mañana, pero la expresión que tenía el espectro no auguraba nada bueno. Quizás sería bueno escucharlo. “Es algo urgente, por favor”

“No te preocupes, yo acuesto a Keats” Lugonis tomó de la mano al jovencito y lo arrastró dentro de la casa. Este se resistió, en verdad quería escuchar la conversación de los grandes. “Di buenas noches, pequeñito”

“¡Ya no soy un bebé!”

“Me ha llamado la atención ese chico que parece estar rondando a tu hijo últimamente” comentó el Bennu cuando se sentaron en las escalinatas del santuario. “Lit y Livi no parecen confiar mucho en él… de hecho ni siquiera lo quieren cerca”

“Lit y Livi no quieren nada con vida cerca”

“Pero es diferente” se quejó Kagaho, no pudiendo rebatir el argumento. “No es su usual repulsión a todo lo que esté vivo, es… algo mucho peor. Sobre todo después de lo que mi niño me dijo tras su último encuentro con ese aprendiz” suspiró cansado. “Tú sabes que Lit puede ver a través del alma de las personas, ¿verdad?”

“Como si pudiera olvidarlo” un escalofrío recorrió al Piscis. “Nunca borraré de mi mente a ese enano de ojos rojos haciendo comentarios extraños sobre lo que andaba por nuestras mentes alrededor de la mesa.” Tembló “La cena de navidad más extraña del mundo”

“Bueno… él es así…” negó con la cabeza. ¿Cuándo se comportaría como un niño normal? “El caso es que hoy me contó que ese chico no tiene buenas intenciones con Keats.”

“¿No tiene buenas intenciones? ¿Puedes ser más específico?”

“Oye, él sólo me dijo eso” Kagaho levantó las manos. “Y me sentí en la obligación de decírtelo porque es hijo de mi hermano. Tengo que cuidar de mis sobrinitos, ¿no?”

“Bueno, viéndolo así” negó con la cabeza. “¿No te dijo nada más?”

“No, sólo… si quieres preguntarle mañana, aunque no te prometo una respuesta directa. El espíritu de una persona es tan confuso que ni siquiera Litierses puede decir a ciencia cierta lo que está sintiendo, menos lo que está pensando” cerró los ojos. “Pero… puedo decirte que mi hijo no se hubiera tomado la molestia de advertirme si no fuera realmente malo”

“En verdad lo conoces, ¿no?” ambos se quedaron en silencio. Sus hijos eran raros, no podían negarlo. Keats era alegre y podía llamársele extrovertido, pero actuaba tímidamente en presencia de extraños, quizás por culpa del veneno que recorría su cuerpo. Lit era tétrico… muy tétrico. Desde la cuna fue así. Sus poderes le permitían ver dentro de las personas, sus pecados, sus vidas, sus errores… además de que podía matar cualquier cosa tan sólo con tocarla. No era precisamente las cosas más adecuadas para hacer amigos. “Gracias por decírmelo, me encargaré de mantener a ese chico lejos de mi niño”

“Eso espero” se levantó el espectro. Albafica lo miró confuso. “Son adolescentes, son difíciles de manejar. Lit… Lit se hace el difícil todo el tiempo. Ni siquiera me deja abrazarlo fuerte cuando quiero.”

“De todas maneras gracias… y espero que se solucione lo que sea que tiene tu hijo”

“Awww, no es nada. Sólo tiene un primer amor muy imposible, se le quitará con el tiempo… o eso espero” bajó un par de escalones. “Mañana hay una reunión dorada sobre los recientes ataques, ¿verdad?” el peliceleste asintió. “Supongo que deberías traer a colación el tema, Lit dijo algo así como que ninguno de los aprendices tenía buenas intenciones”

“¿Ninguno?”

“Absolutamente ninguno”

“Que raro” dentro de la mente de Albafica, poco a poco la sospecha se hacía un lugar. ¿Qué estarían planeando esos aprendices? O peor, ¿Qué le podían hacer a su hijo? No podía vigilar a Keats todo el día y tampoco prohibirle que hiciera nuevos amigos, también estaba descartado mandarle lejos… “¿Qué voy a hacer?”

Notas finales:

Espero que les haya gustado. ¿Qué pasará en el siguiente capítulo? Review!!!!


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