Mientras todo sucede en el limbo. El tiempo transcurre en el plano de la vida. En Arabia, se festeja la boda que tanto odia el pueblo, ya que Allen Jara es hijo de Shahid. Y le desprecian sólo por ese hecho. Pero aman al sultán Nasri, y desearían que se casará con el príncipe Hassan.
- .... -Allen viéndose en el espejo de cuerpo completo. Su cabello, adornado por una diadema en la frente, de oro, con dijes de alas. La cual sostiene un gran velo. Con una tela, traslúcida, cubriendo la boca. Viste telas transparentes, como si fuera un exótico y lujurioso traje, pero con escote en ambos lados de las piernas, y unidos de en medio por botones de diamante. Ajustado a su trasero. Naturalmente llevaría tiras o un atuendo más provocador pero Nasri, no quiere que muestre más. Brazaletes de diamantes coloridos en sus muñecas. Y pulseras de oro en los tobillos.
- Se ve espectacular. -Dijo Burhan. Quien hará el honor de llevarlo hasta el altar. Donde Alá lo unirá a Nasri para toda la vida.- Es la viva imagen de la señora Shahid.
- .... Mi madre.. ¿Sabes algo “raro" que había en ella? -Ya ni sabe como reunir información sobre lo que le esconden.
- Era una persona amable pero indiferente a su vez. En las noches, por órdenes de su padre quien pensó en una posible infidelidad, la seguía al jardín. Y siempre se recostaba en el frondoso árbol, con un gato negro en brazos.
- Wiskas.. -Murmuró.
- ¿Dijo algo? -Preguntó, Burhan, quien no logro entender por lo bajo que hablo.
- No.. nada. Gracias, Burhan. -Dijo, y volvió a mirarse en el espejo. ¿Que tiene que ver Wiskas con su madre? ¿Amantes, amigos, amo y dueña..? Hay tantas relaciones que se le ocurren, pero conociendo al felino.. Imposible.
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Los invitados, sin atreverse a mirar al novio. Allen caminando, tomado del brazo de Burhan. El regordete siempre pensó que sería su padre quien lo entregaría en el altar, que con quien se casaría, sería un excelente Alfa que amaría. Pero a Nasri, lo odia. El harem, sentado en las bancas de en frente. Hassan, con el semblante más serio que jamás vio en el.
Y en altar, vistiendo túnicas bañadas en oro, y otras color guinda. Con la larga cabellera agarrada en una coleta de caballo. El sultán de Arabia, sonriendo con encanto al notar lo hermoso y lujurioso que se ve Allen. Extiende la mano, y Allen la toma. Burhan se va a tomar asiento. El rey de Lemuria no pudo asistir ya que tiene que arreglar el problema de Gran Bretaña de alguna manera. Pero el de Auredia, Elmer Fredickson, asistió con su reina. Y con su hijo menor Gerard, quien llevó a su esposa. La hermana de Nasri, y Allen. Alia, una bella Beta, de una larga cabellera arena, textura lacia. Unos encantadores ojos amatista, una fina y respingada nariz, un poco pecosa. Y voluptuosa. Viste al estilo extranjero.
El sacerdote comienza hablar. Allen no le toma importancia. No deja de pensar en Bonny, Wiskas y Leto. El pequeño grupo al cual pertenece. La familia que eligió. Nasri se agacha, plantándole un beso en los labios, haciendo que reaccione. El tiempo se le fue volando pensando en los dos Alfas y el felino.
La gente se para y aplaude. Arabia ya tiene sultana. En el banquete, Allen esta todo el tiempo sentado en las piernas de su marido. Como si fuese un muñeco de aparador. Alia se acerca, sin su esposo y suegros.
- Parece que siempre obtienes lo que quieres. -Dijo la Beta al Alfa.
- Yo no lo diría así. -Contestó el azabache. Allen mira con indiferencia a su hermana. ¿Acaso lo buscó cuando la armada se alzó en armas?
- Espero que el matrimonio te dure. Pero lo dudo ¿cuanto tiempo durará en silencio nuestro secreto? -Dijo retadora. Allen curva las cejas, confundido.
- El suficiente como para hacer que te manden a callar.
- Allen, hermano mío. Los demás te dirían “Comprende al traumatizado sultán " pero yo te digo “No te dejes llevar por sentimientos tan patéticos como la lastima."
- Creo que tendré que llamar a Gerard. -Dijo Nasri.
- No hay necesidad. Patético hermano. -Frunce el ceño.- Sólo espero que la vida te cobre lo que le robaste a Shahid.
- Yo no soy un ladrón, Alia.
- Conmigo no juegas Nasri, se perfectamente lo que le robaste antes de matarla. Si me disculpan, tengo que cuidar a mi tonto marido de mujerzuelas.
Se va, y Allen con la voz cargada de ira le dice al oído...
- ¿De que estaba hablando?
- No tengo idea, querido. -Contesta, y le aprieta las costillas.
- ¡Agh! -Mira con odio y dolor a Nasri.
- Más te vale que vayas cambiando ese tono conmigo.
- Yo te hablo como se me pegue la gana. -Dijo el Omega. Pero a cambio recibe un apretón muy fuerte en sus cachetes.
- No, yo te trato y hablo como se me pegué la gana. Tu solo recibes órdenes, querido Allen. Hazte la idea de una vez. -Lo suelta, y besa. Entrelazando la lengua con la del menor. Un beso que corresponde a la fuerza. Aun si la gente está presente, Nasri lo besa, manoseando el trasero del menor con descaro. Rozando el culo contra el miembro. En una placentera fricción.- Anda, no te contengas.
- Ah.. Pu..Pudrete..
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El banquete término. Es hora de la “luna de miel." Aunque no se porque le dicen luna de miel, la luna no es de miel.. Ni de queso, bueno, dejemoslo en noche de boda. ¿Se escucha mejor? Diablos, al grano. Nasri tiene acorralado al regorderte en la cama. Devorándolo con la mirada. Allen da patadas y golpes intentando escapar. No quiere hacerlo si no está en celo, sabe que al menos en el celo lo disfruta ya que sus instintos de Omega florecen, pero sin el celo, hacerlo sería una dolorosa violación.
- ¡No! ¡Alejate! ¡No me toques! -Grita siguiendo golpeando al mayor inútilmente.
- Deja de lloriquear. -Espetó Nasri, cubriéndose con los brazos.
- ¡No quiero hacerlo! ¡Vete! ¡No quiero que me toques!
- ¡Que te calles! -Ruje Nasri, furioso. Allen se calla, temblando del miedo. El sultán rasga las telas del Omega. Dejando relucir aquel gordo pero deseable cuerpo. Allen sabrá Alá de quien, pero heredó una caderas anchas.
- No.. Por favor.. No quiero hacerlo...
- Querido. -Nasri le toma de las muñecas, aprisionándolas con fuerza, sin piedad.- ABRE LAS PIERNAS.
- N..No..- Dijo sin mirarlo a los ojos. Un gran estruendo se escucha. El dolor en el ojo izquierdo del Omega. Le dio un puñetazo.- No.. no quiero hacerlo.. -Dijo con lágrimas acumuladas. Recibe otro puñetazo. Cierra los ojos. Tal vez si imagina que es Leto, pueda abrir las piernas. Entre abre los ojos, y encima suyo esta el Alfa idiota. Logró visualizarlo.
Abre las piernas, dispuesto a que “Leto" le entierre la verga. Nasri sonríe satisfecho, si tan solo supiera que Allen imagina que es Leto. El sultán se despoja de las túnicas. Y toma el erecto y palpitante miembro, colocándolo en la entrada, y empujando las caderas de golpe.
- ¡Ah! -Allen abre los ojos como platos al sentir como entra de golpe. No, no es Leto. Leto para el es dulce, y seria muy cuidadoso para no lastimarlo. Rompiendo en llanto por la brusca intrusión.- Agh... Due..Duele.. ¡Pa..ra.. ah, ah, ah!
- Oh Allen. -Nasri le pellizca los pezones. Jalandolos con brusquedad. Sale lentamente, haciendo temblar el cuerpo del menor, para luego volver a entrar pero de una gran embestida.- Me encanta el rostro que haces. -Sonríe, con la mirada sombría.- Se ve que realmente te duele.
- Pudrete.. -El regordete enreda los pies en la cintura del sultán. Y se pega más, haciendo que entre hasta el fondo.
- Tsk.. -Nasri aprieta un ojo. Con un leve sonrojo. Allen lo jala de la coleta, y muerde el hombro con fuerza.- Pero que sorpresa.. -Dice, aguantando el dolor. Cachorro Omega que parece querer devorarlo a mordidas.- ¡Allen!
- ¡Ahh~~! -Pone un gesto destrozado, lascivo.. Nasri lo está llenando con el espeso y caliente líquido. Los dedos de sus pies se contraen. No se dejará tan fácil.
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El regordete se levanta en la mañana. Siente que su cuerpo pesa, y un dolor insoportable. Se logra levantar, y al llegar al espejo.. Casi ni se pudo reconocer. El ojo izquierdo hinchado por los puños, no puede ver bien.. Lleno de moretones por donde lo veas. Mordidas con sangre seca. Las muñecas marcadas al igual que el cuello. Se mira el trasero, las marcas de los dedos de Nasri.. Joder, es un desastre por completo.
- Es..Esto.. -Lágrimas recorriendo sus mejillas. Las piernas le flaquean. Y cae al suelo.- ¡Ghh! -Al caer de senton intenta ahogar el alarido.- Leto.. Leto.. Quiero verte, Leto.. -Sollozando, desconsolado. A este paso, Nasri lo consumirá. La sola idea de parir a los hijos del sultán, la aborrece.
Escucha el crujir de la puerta. Es Hassan. Trae una bandeja con hierbas y brebajes. Lo deja en el buró. Y se dirige a la puerta.
- Servirá para aliviar un poco el dolor. -Dijo, antes de cerrar la puerta e irse.
Se quedó pensando en la barriga de Hassan. ¿Así se verá el dentro de unos meses? Los hijos de Nasri.. Tendrá que ceder a tenerlos o tenerlo, le dará el gusto pero después ha se las ingeniará para no tener que parir más hijos suyos.
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Blaze el sabio, al abrir la puerta de su recámara, ve que ya no está su hija. Se fue... Mientras tanto, caminando por el bosque con torpeza, Bonny Head. Aún tiene fiebre, esta delirando.
- Allen.. Allen.. -Murmura. Pero.. Siente dolores punzantes en la cabeza. Escenas apareciendo de golpe una tras otra, borrosas. Voces hablando sin parar continuamente.- ¡Basta, basta! ¡CALLENSE! -Cae al suelo, rendida. Se ha desmayado. De la rama de un árbol, baja un ser misterioso de capa blanca. Tiene la insignia de un gato... ¿¡Con una cruz en medio?!
- Bueno.. Si que fue difícil encontrarla. -Dijo, es una voz grave de hombre. La carga en su hombro.- Si que tiene un buen trasero.. -Dice, y se rasca la barba.- Bueno, bueno, es hora de llevarla a la secta.
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