La luz del sol entrando por las ventanas le avisa de que ya es de día, esa molesta luz lo único que hace es darle un poco de calorcito en el cuerpo y lo invita a darse media vuelta y seguir durmiendo, pero no puede, debe ayudar a su amigo, es el padrino de la boda, junto con Hiroki. Debe ir y arreglarse. Abre un ojo y mira la habitación ¡pero no es la suya! Gira la cabeza y observa al hombre que lo cautivo ayer en la noche. Es más fornido y bastante más alto que él se puede decir. Estaba abrazando su cintura de manera protectora, como si de esa forma pudiera alejar todo lo malo del mundo. Su cabello castaño es lo único que se ve ya que está cubierto por las sábanas. Sabe que sus ojos son castaños, hermosos. Y que aunque esté tapado por la fina sábana también recuerda su cuerpo, fuerte y fibroso. Su tacto fue tan extrañamente familiar, y amoroso. Le gustaría quedarse en esa habitación, pero no puede.
La realidad cae de golpe; él ya tiene pareja, y la engañó con un completo desconocido, y sabe que no tuvo suficiente alcohol en sangre como para no ser consciente de lo que hacía. Trata de contener las lágrimas. Fue un completo y total idiota. Le entregó su virginidad a un desconocido. ¿Cómo podrá verle ahora la cara a su pareja? Lloraría de la vergüenza. Lo engañó, lo engañó y él lo disfrutó. El extraño de ojos castaños le entregó en una sola noche lo que su pareja no hizo en años. Sus palabras susurradas y su tacto lo hicieron derretirse. Se sonrojó al recordar el apodo que le había puesto el joven de cabellos castaños;"pajarito"
Tragó sus lágrimas y se separó del agarre y se levantó de la cama. Le dolían las caderas y la espalda baja. Colocó su ropa y calzado. Salió de la habitación tratando de no hacer ruido y se dirigió a la casa de su amigo.
...
Eran las 8:30 de la mañana, y Hiroki con Yanase, Ritsu y Misaki intentaban despertar a Chiaki. Era pequeño, pero tenía el sueño tan pesado cómo veinte hombres. Ya habían intentando todo: tirarlo de la cama, agarrarle los pies, destaparlo. Nada lo despertaba. No quedó otra opción que llenar un vaso con agua y vaciarlo encima de su cabeza. Yoshino despertó soltando un fuerte grito. Los demás se le abalanzaron encima para abrazarlo. "Hoy es el gran día, Chiaki" gritaron todos con alegría. El pequeño estaba muy contento. Hoy se casaría, hoy era su gran día, el día que se uniría para toda la vida con la persona que ama.
Ritsu y Misaki se retiraron a buscar el traje de Chiaki a la tienda. Ya se lo había probado. Ahora solo había que ir a recogerlo. Yuu y Hiroki se quedaron con Chiaki desayunando. Estaban charlando amenamente sobre la boda. Chiaki estaba muy nervioso. "Tranquilo, Chiaki, todo saldrá más que bien" susurró en su oído Yuu. Ya habían dejado todo claro en cuanto a sentimientos, pero a Yanase le costó mucho dejar de amar a Yoshino.
"Gracias Yuu" le dirigió una sonrisa sincera. Hiroki los miraba con ternura. "Vamos a tomar el café antes de que se enfríe. Y Chiaki come las galletas. No te quiero desmayado en la mitad de la ceremonia" rieron por la ocurrencia de Hiroki. Ya que era bastante posible de que pase. Las risas se vieron interrumpidas cuando Ryuuichirou entró por la puerta de la habitación con las lágrimas a punto de desbordar de sus ojos y una sonrisa forzada fue dirigida a sus amigos de más confianza. "¿Qué pasó?" preguntó Chiaki sumamente preocupado.
"Yo...engañé a Haruhiko"
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