El resto de la semana no había sido más fructífera. Minho decidió contarle a Luna lo que había visto, aun no sabía porque no habia dicho nada en ese momento, pero pensar en eso hacía que su pecho doliera y su corazón se acelere. Cada vez pasaba más horas del día pensando en él y cada día parecían estar más lejos de descubrir algo. Intentaron seguir a Taemin todos los días que quedaron de esa semana, pero siempre parecían llegar a un callejón sin salida. El alto había intentado hablar con Onew para ver si sabía algo, pero el mayor no contestaba sus llamados. No era extraño en él, ya que siempre olvidaba su celular en algún lado y lo recuperaba a los días. Al final el único día efectivo había sido el primero y las esperanzas se apagaron.
Las vacaciones llegaron y la operación Lee Taemin parecía haber terminado. Los primeros días las conversaciones entre los jóvenes siempre versaban sobre el castaño, pero de un momento a otro la chica pareció perder el interés y Minho no tuvo más opción que guardar sus dudas para el mismo. El viaje fue genial y pasaron días hermosos junto a sus familias, pero ambos sentían que algo les faltaba para ser completamente feliz. Era el primer año que no estaba Key y eso arruinaba un poco los ánimos.
Cuando ya faltaba un mes para que comenzaran las clases, las vacaciones familiares terminaron y los jóvenes volvieron a sus hogares, aun se veían casi todos los días, pero estando ahí, la chica comenzó a preocuparse por algo más. Su sueño era ser cantante y lo tenía claro, pero sabía que con solo desearlo no iba a poder lograr nada, así que las últimas dos semanas de vacaciones ella y Minho se dedicaron a buscar todos los lugares posibles para que pudiera ser cantante.
Por su parte el alto aun no podía decidir qué hacer, sabía que le gustaba la rama del arte, así que su colegio era una buena opción, pero no sabía bien cuál era su vocación. Acompañar a Luna a todos esos lugares lo empezaba a poner nervioso y lo hacía pensar en lo poco que sabía de el mismo. La buena noticia para él era que por fin sus sueños se habían detenido. El primer mes de vacaciones había sido una tortura, cada vez que cerraba sus ojos la imagen del niño aprecia, pero con forme fue pasando el tiempo, los sueños se espaciaron y al final ya no podía dibujar la imagen con claridad.
Ya era lunes por la mañana, el primer día de clases de su último año en el colegio. Minho se levantó emocionado. Se despertó temprano, se dio una ducha rápida, se puso su remera blanca favorita y sus jeans desgastados, aun hacía calor por lo que no se puso ningún abrigo. Bajo a desayunar con sus hermanos que se encontraban en un debate sobre un programa de televisión. La relación había mejorado después de las vacaciones y a pesar que su hermana aun tenia algunos comentarios vengativos, el tema del cumpleaños de su madre había quedado en el olvido. Salió temprano de su casa, como era de costumbre los primeros días del año, siempre se juntaba con sus amigos para ir juntos caminando, pero este año no sería así. Onew ya no asistía al colegio y eso lo ponía triste, pero lo que más le dolía era que Key no los acompañaría. Extrañaba tanto a su amigo que ya no sabía cómo hacer para soportarlo. Pensó que con el tiempo se acostumbraría a la situación, pero no había sido así, el tiempo había empeorado todo.
Paso por la puerta de lo casa de Luna y ella ya se encontraba esperándolo mientras revisaba su celular. Minho la saludo con un beso y le tendió su mano. El camino fue tranquilo y en silencio, disfrutando del paisaje, ellos realmente vivían en un lugar hermoso, lleno de árboles y casa a techos dos aguas. Pasaron por la plaza principal, donde se encontraba el árbol grande y por primera vez desde hacía meses, un extracto del sueño del alto volvió a él. Fue solo un segundo, no más que eso, pero otra vez estaba bajo la lluvia gritando desesperado.
- ¿Qué te sucede? – pregunto la joven preocupada - ¿te sientes bien? – “bien” que palabra tan escasa para definir un estado de ánimo. El moreno no podía decir que estuviera mal, sacando el problema con Key, nada estaba mal en su vida, pero bien no era exactamente la forma en que se definiría.
- Sí, estoy bien – mintió el chico – solo me acorde de algo, pero nada importante, sigamos – y jalo de la mano de su novia para continuar la caminata
- Sabes, estuve viendo otros lugares a los que ir, creo que iré esta tarde a verlos ¿Qué te parece? – Minho sabía a qué se refería, desde que volvieron siempre era sobre lo mismo y no era que le molestara, pero realmente comenzaba a sentir que necesitaba tener un plan propio para su vida
- Lo siento Luna, hoy quería estar con mi familia, desde que volvimos solo los veo a la noche –
- Ohhh lo entiendo, no te preocupes, iré sola cuando salga del colegio. Son solo unos formularios para unas becas, no necesito ayuda para eso jajaja – rio la joven
- ¿Estas segura? no te molesta que no vaya – pregunto preocupado, ella siempre era muy independiente, pero a veces no decía lo que sentía y eso le preocupaba al moreno
- segurísima, en este momento me molestaría que vengas y no hagas lo que pensabas hacer – respondió con una sonrisa en su rostro – quiero que pases un hermoso día y yo haré lo mismo con mis becas. A la noche hablamos y listo ¿promesa? – le dijo mientras extendía su mano como cerrando un trato
-promesa – contesto el alto mientras le daba la mano y la agitaba.
- perfecto – concluyo y soltando el agarre del alto, comenzó a bailar mientras entraban a los jardines del colegio – Miraaaa, ahí están las chicas, voy a saludarlas, nos vemos en el salón bonito – le dio un beso en los labios y salió corriendo al encuentro de sus amigas. Él la observo irse.
Aún faltaban varios minutos para que sonara el timbre, era temprano y comenzó a buscar con la mirada a sus compañeros y lo que vio le perturbo. Key estaba en su lugar de siempre en las gradas mirándolo, en sus labios se podía ver una mueca de disgusto y sus ojos parecían emanaban algo extraño como si lanzaran fuego y odio por ellos. Minho no soporto mantenerle la mirada y bajo la cabeza, si había alguna esperanza de arreglar las cosas entre ellos, esa mirada la había lapidado. Nervioso y sin levantar la vista, el alto comenzó a caminar por el patio, quería salir del radio de visión del rubio y en plena huida choco a alguien que cayó al piso.
-Lo siento no fue mi intensión – y cuando levanto la vista lo vio, su pelo era rubio y echado hacia atrás, tenía una remera dos talles más grandes y unos jeans ajustados y desgarrados en los muslos. Los primeros segundos no pudo reconocerlo, pero después se dio cuenta - ¿Lee? – el chico tenia cara de pocos amigos. Rápidamente el alto le tendió la mano para ayudarlo, pero Taemin la golpeo y se paró solo.
- Siempre va a ser lo mismo Choi – y lo recordaba, la primera vez que lo había visto fue igual.
“Era el primer día de clases de la secundaria, Minho estaba nervioso y aun no llegaban sus amigos. Miro hacia todos lados y entonces vio al chico que siempre lo molestaba en la primaria, sentado debajo de un árbol: Kai. El alto sabía que no lo quería nada, así que nervioso empezó a caminar sin mirar hacia adelante y se chocó a alguien. Recordaba que la primera vez que lo vio pensó que no era de este planeta, era sencillamente hermoso, pelo castaño claro, largo y con media colita. Toda su ropa era de cuero y estaba ajustada a su cuerpo. Rápidamente trato de levantarlo y le pregunto si estaba bien. Ese día Lee había tomado la mano del alto y lo había tirado al piso como venganza. Ahí habían comenzado los problemas entre ellos.”
- Lo lamento Ta…Lee, realmente no te vi – se disculpó. Verdaderamente quería empezar bien las cosas con él este año, pero parecía que siempre metía la pata.
- Esta bien, no fue tan terrible tampoco – dijo mientras limpiaba su manga, pasaba de largo del alto y seguía su camino. Minho lo siguió con la mirada “Lee Taemin” tenía que admitir que su carácter había mejorado notablemente desde ese primer día. Pero lo que nunca había cambiado era su belleza. El primer día de clases era costumbre del alto volver a sorprenderse de ella. Como si su chip se borrara en las vacaciones y siempre lo volviera a conocer con el comienzo de clases, su memoria nunca le hacía justicia a ella. Todos los años su look cambiaba, el primer año fue pelo largo y castaño, el anterior castaño oscuro y este año rubio. “¿Algo le quedara mal?” pregunto con bronca para sus adentros. Una de las cosas que más lo exasperaban era que fuera tremendamente hermoso.
Molesto con sus pensamientos, se fue hacia el salón de clases y se sentó en un banco adelante, dejando lugar para Luna. No era así como pensaba empezar las clases, quería arreglar las cosas con Key, quería empezar a conocer un poco más a Taemin, pero había empezado todo con el pie izquierdo… Después de mucha discusión interna decidió que no podía hacer nada con el pasado. El primero en entrar al salón fue Key. Minho decidió saludarlo como si no hubiera notado la mirada mortal que le había tirado hacia un rato.
-Buenos días Key – el rubio se limitó a mirarlo con bronca de reojo y seguir su camino a su asiento fingiendo que no había escuchado nada. Ese fue un mal inicio. Atrás de él entro Taemin, seguido de su turba de amigos idiotas, venían riendo de alguna maldad o alguna idiotez como siempre. “¿Por qué se juntaba con ellos si era un genio?”
-Buenos días Lee – Taemin puso una cara extrañada, sin entender porque lo estaba saludando y le hizo señas a sus amigos que comenzaron a reírse del alto. “Diooossss…. Hoy no es mi día” pensó el moreno para sí mismo.
El resto de los alumnos ingreso al salón y a lo último llego Luna que venía hablando con algunas de sus amigas. Ellos cuatros siempre habían sido populares en la escuela, pero de ellos la joven siempre había sido la más sociable, el resto simplemente era popular por su imagen y su posición en el colegio. La chica se sentó a un lado de su novio y dejo su mochica en la silla. Justo detrás de ella ingreso el profesor así que no tuvieron mucho tiempo para charlas. A la hora del almuerzo Minho y Luna fueron a sentarse a las gradas como siempre hacían. Ambos extrañaban a sus amigos, pero tenían que acostumbrarse a la nueva situación.
-Hoy me cruce con Key antes de entrar – comento la castaña mientras abría su comida, tenía la cabeza gacha y notaba cierta tristeza en su vos. A el alto le había dolido mucho la separación con su amigo, pero a ella… a ella parecía destrozarla el tema, siempre que lo nombraban o se acordaba de él podía sentir su dolor. – No me dijo nada, pero sigue muy enojado. – Pocas veces hablaban del rubio, no porque no lo pensaran todo el tiempo, sino porque había una especie de pacto tácito de silencio. Ninguno de los dos podía explicar bien porque, pero así era.
- ¿Crees que hay alguna chance de que este año nos vuelva a hablar? – Pregunto el alto que aún no entendía del todo la situación.
- Que no me haya dicho nada es un avance considerando como es él – palabras que le dolía decir, sabían cómo era él, lo sabían bien. Había veces en que les era más fácil creerse que nunca lo conocieron, que siempre fue un desconocido y así soportar el dolor de no poder hablarle, pero eso no era verdad y lo sabían. Lo conocían como nadie, y sabían que él estaría igual o más dolido que ellos. Sabían que los estaría culpando de todo, sabía que estaría lastimándose para castigarlos, sabían que él los extrañaba más de lo que ellos lo hacían y eso los mataba.
- Tal vez en unos días más… vamos a darle un poco de tiempo, hacía mucho que no nos veía, debe necesitar volver a acostumbrarse a nosotros – dijo Minho pensando la situación
- ¿Desde cuándo te volviste tan bueno entendiendo a la gente? – pregunto molestando la castaña.
- Desde que salgo con la persona más loca del universo – y eso era verdad, salir con la chica lo había hecho madurar y ser más comprensivo con la gente.
- Entonces tengo que encontrarla porque realmente hay que agradecerle jajaja – ambos comenzaron a reír y molestarse. Todas sus peleas terminaban así.
El resto de las clases no tuvieron mayor sobresalto. La mayoría de los profesores ya los conocían y al ser el primer día, no habían tenido mucho que hacer. Al final del día la joven fue a su entrevista y el alto fue con su familia. Merendó junto a sus hermanos conversando sobre el día de cada uno e hicieron la cena, ya que sus padres llegaban tarde ese día.
Esa noche después de mucho tiempo el morocho volvió a tener un sueño extraño. Esta vez era un poco diferente. Otra vez tenía 5 años, otra vez estaba en la plaza central, pero esta vez no llovía, no gritaba y no sentía el peso del mundo. Simplemente estaba jugando, estaba solo, estaba con alguien, no lo sabía, el solo corría, escapaba de alguien, pero no sentía miedo, se divertía. Le gustaba sentir el viento en su cara, entonces miro para atrás para ver qué tan lejos estaba su persecutor y en ese momento choco contra algo. Cuando miro al frente vio a un chico tirado en el suelo. Ya no tenía 6 sino 17 y la persona tirada en el piso no era otro que Taemin, se veía exactamente como lo había visto hoy en el colegio “Siempre lo mismo Choi” las palabras le sonaban conocidas, pero no podía saber por qué. El morocho estaba paralizado, no podía moverse no podía hablar simplemente lo miraba mientras se paraba y se limpiaba la ropa sucia por la caída. La escena volvió a cambiar y cada vez se volvía un poco más oscura. Era un día nublado, negro, el alto sabía que algo iba a pasar, sabía que las nubes eran malas, pero su cuerpo se movía solo. Tenía la sensación de que se estaba olvidando de algo, algo importante… y esas nubes que se burlaban de él, las odiaba. El día siguió igual y el olvido lo que tenía que hacer, el tiempo comenzó a correr rápido y la angustia crecía en el alto. El resto del sueño ya lo conocía, no faltaba mucho para correr en la lluvia, no faltaba mucho para sentir la angustia, no faltaba mucho para verlo llorar y olvidarlo otra vez. Y tal como esperaba la tormenta comenzó y el empezó a correr en ella, otra vez estaba perdido en el mar de agua buscando. “¿Qué buscaba?” nunca llegaba a saberlo. Solo sabía que después de lo que le parecía una eternidad la lluvia paraba y ya no había nada. Nunca encontraba lo que buscaba, siempre llegaba tarde y era entonces cuando la escena cambiaba y volvían al festival “Eres realmente tierno Choi” decía mientras bajaba de ese árbol y lo miraba con decepción, nunca podía hablar, nunca le podía decir nada, se petrificaba ante su entrada y en su mente siempre sonaba el mismo nombre “Lee Taemin” las lágrimas comenzaban a salir sin su permiso y despertaba. Dios como odiaba ese sueño. Se quedó dando vueltas en su cama tratando de recuperar el sueño, pero nada había servido. Cada vez que cerraba los ojos la cara de decepción de Lee volvía a aparecer y las lágrimas volvían a salir. No podía seguir de esta forma, tenía que buscar respuestas. Ya no era simplemente un juego, tenía que saber que pasaba con ese chico o no podría volver a dormir nunca más “¿Quién eres Lee Taemin?”