Cálmate. Cálmate. Por lo que más quieras, cálmate.
Sentía que en cualquier momento podía explotar. Trato de serenarse, pero no pudo. Sentir el cuerpo de su compañero detrás suyo era demasiado. El recuerdo de su baile erótico en el regazo del idiota de Neji, se reproducía una y otra vez en su cabeza. No podía creerlo. Las ganas de matar a su amigo aun persistían en su interior, Naruto tenía la certeza que, si Sasuke no se hubiera atravesado en su camino, probablemente hubiera matado al lobo.
Cuando había recibido la localización de su compañero se había puesto frenético. En el momento que tuvo la seguridad de que lo había encontrado había hecho que una euforia descomunal atravesara su cuerpo. Todos sus animales se pusieron ansiosos, hizo caso omiso de la sugerencia de Shikamaru de aguardar un poco más y revisar el área. Sabía que su amigo se lo decía por algo, Shikamaru no era uno de sus hombres más confiables por nada. Pero en el estado en el que él se encontraba en ese momento, se le hacía difícil poder atender a razones. No espero ni siquiera que Shikamaru finalizara su monologo. Simplemente colgó el comunicador y había salido disparado hacia su Harley-Davidson* sin hacer caso de los gritos de sus centinelas. Fue un dardo tranquilizante, especialmente hecho por su dulce abuela lo que le hizo detenerse. Fueron un par de horas después en las que despertó en su habitación con Hinata, Ino, y su abuela en ella. Recordaba perfectamente la mirada tensa de su abuela.
-Deja de comportarte de esa manera, Naruto -le había regañado con dureza-. De nada te servirá buscar a tu compañero con esa actitud. Lo espantarás de nuevo, mocoso idiota.
Difícilmente, pero no imposible, logro controlarse. Se ducho, cenó, y se marchó un poco más sereno hacía el territorio de su amigo Gaara. No quedaba muy lejos del país del fuego, quizás una media hora en auto, en moto unos veinte minutos. Había llegado al club donde supuestamente su compañero trabajaba, según las coordenadas dadas por Yugiito y por Fū.
Y sinceramente, no esperaba ver a su maldito compañero encima de uno de sus viejos amigos.
¡Joder que era un macho posesivo! ¿Qué no podían entenderlo?
Si, Yugiito y Fū intentaron retenerlo, intentaron explicarle, eso no iba negarlo. Sí, Killer Be le había soltado un puñetazo, y él se lo había devuelto. Pero es que ver a Sasuke en el regazo de Neji había sido demasiado.
También estuvo a punto de matar a Kimimaro. Ese maldito brujo de cuarta le había robado tiempo.
No supo en qué momento habían llegado a la casa que tenía en esa ciudad, pero cuando aparcó frente a la acera, fue consciente lo tenso que estaba Sasuke. Sabía cuál era el motivo, después de todo, casi le había dado a entender que lo forzaría a tener sexo con él. Pero maldición, la rabia que había sentido en esos momentos por la pelea anterior lo hizo hablar demás. Sí que tenía ganas de marcarlo, de poseerlo hasta la saciedad, pero algo que había notado, era que las dos mitades de Sasuke no eran una, sino que estaban distanciadas. Tanta distancia entre su mitad humana y su parte animal era perjudicial. Sabía que tenía que ser paciente, no estaba de acuerdo, pero iba a intentarlo.
Suspirando giro su cabeza, mientras clavaba sus ojos azules en los ojos negros que lo miraban con ira y algo más.
-¿Vas a bajarte o prefieres que te baje yo? -pregunto con sarcasmo. El moreno simplemente lo ignoro, y se bajó de la moto con gracia felina. La sangre pulsaba por sus venas, y estuvo a punto de abalanzarse encima de él, pero se controló. Giro su cuello de un lado al otro esperando calmarse, pero sólo consiguió más ansiedad.
Se bajo de la moto y arranco la llave, estuvo a punto de coger al gato malcriado del pescuezo, cuando sus sentidos se agudizaron. Sintió presencias alrededor y su cuerpo automáticamente se tensó.
Con un gruñido silencioso se giró hacía Sasuke.
-Entra.
Sasuke frunció el ceño.
-¿Acaso crees que soy idiota? -gruñó-. No voy a dejarte solo.
Naruto se giró y sus ojos azules pasaron a ser de un rojo intidimante.
-Sólo entra a la maldita casa y deja de refunfuñar -ordenó-. Hazlo.
Encontrade su voluntad, Sasuke entro a la casa gruñendo por lo bajo, no era idiota; se había dado cuenta de las presencias que rodeaban la casa. Pero ya vería ese idiota…
Naruto sólo negó con la cabeza, era tan necio…
Con el cuerpo tenso espero silenciosamente a que las sombras a su alrededor dejaran de serlo, para empezar a tomar forma. Cuando pudo visualizar perfectamente de quienes se trataban, se dio cuenta que su olfato no le engaño. Aquel olor a reptil y pasto no podía ser de otro.
-Orochimaru -siseó.
El mencionado sonrió.
-Cuanto tiempo… mocoso.
. . .
Los pasos silenciosos empezaron a menguar, la sombra alta y esbelta se movía a través de las sombras sigilosamente, espero pacientemente hasta que su objetivo se detuvo en el punto de llegada.
Deidara sonrió mientras preparaba la pequeña bomba que daría inicio a su plan. Todo estabafríamente calculado, observo medio embelesado al alfa que estacionaba su carro junto a la cera. Tan alto e imponente, y completamente ajeno a lo que iba a suceder. Sintió de repente la presencia de uno de sus compañeros a su espalda, giro la cabeza y clavó sus ojos azules en los contrarios.
- Uh... ¿qué haces aquí, Danna? -preguntó con una mueca-. No hay necesidad que dos de nosotros este aquí para cumplir el trabajo. Yo mismo me basto.
Sasori simplemente giro los ojos. Deidara era tan creído.
-Se supone que este es un trabajo en pareja -respondió con desinterés-. Y ya que la tuya te abandono esta noche, el jefe me envió a mí.
- ¡A mí nadie me abandono!
Sasori solo se encogió de hombros.
-Bueno no veo a Itachi por aquí y considerando lo posesivo que es contigo, permíteme asumir lo que considero obvio.
Deidara le siseo con molestia.
-El estúpido de Itachi fue a una visita filial, así que no me jodas Danna.
- ¿Visita filial? -Sasori no era para nada familiar, pero incluso él no era tan bastardo como lo fue Itachi con su familia. El alfa realmente tenía pelotas, y Sasori lo respetaba por eso.
-Si, el muy idiota fue a ver su dulce hermano menor -bufó haciendo especial énfasis en la palabra dulce-. Así que llegara en la madrugada.
-¿Itachi no había dicho que la próxima vez que viera a su hermano lo mataría para que …?
-Si, si, si -lo interrumpió-. Ambos sabemos lo impredecible que es Itachi. Nunca se en que está pensando.
Mentira. Una puta mentira. Pero Sasori no te que saberlo.
Se giro ignorando a Sasori, mientras ellos charlaban como un par de viejas chismosas su objetivo se había adentrado a su casa y Deidara necesitaba actuar ya. Con agilidad empezó moverse en dirección a su presa ignorando a su Danna, quienaún se encontraba a su espalda.
-Umm... ¿Qué es lo que realmente harás, Itachi?
. . .
Sasuke apretó su mano derecha hasta enterrase sus uñas dentro de su palma. Estaba harto. Ese maldito idiota era un jodido posesivo que lo único que hacía era darle órdenes. ¿Quién demonios se creía que era? Sólo por qué la estúpida de su pantera pensaba que Naruto era su compañero, no le daba derecho a darle órdenes como si él fuera su estúpido sirviente.
Se adentró en la casa, y antes de poder apreciarla, gracias a sus agilidades e instintos pudo esquivar el chuchillo que iba directo a su cabeza.
-Vaya -un silbido de admiración retumbó en el lugar-. Que buenos reflejos, minino.
Alzo la cabeza y unos ojos negros con destellos rojizos conectaron con los suyos.
La boca de su estómago se encogió y sus vellos se erizaron. Aquel cabello negro, la piel tan pálida, la postura altiva y la sonrisa arrogante, las pequeñas ojeras... Era como una pequeña copia de sí mismo. Claro que él no tenía esas horrendas ojeras.
Pero era una maldita mujer. La desgraciada tenía unos redondos pechos que se alzaban orgullosos.
Le dio muy mala espina. Y no había sido el hecho que la muy zorra le había tirado un cuchillo a la cara. Era otra cosa. Su maldito instinto le incitaba a alejarse y a sacarle los ojos en el proceso.
Sus músculos se tensaron y se preparó. No iba a dejar que nadie le pusiera una mano encima, una ligera vocecita en su cabeza le advirtió que si Naruto lo escuchaba pelear u olía su sangre -hipotéticamente claro, porque esa arrastrada no podía hacerle ni un rasguño- se pondría furioso y si él estaba enfrentándose a alguien afuera podía desconcentrarse. No era porque le importara que lo lastimaran, sino que, no iba a permitir que dijeran que su alfa era patético.
Esperen, ¿su alfa?
Una mierda no fueél el que pensó eso. De ninguna j o d i d a manera. Sacudió la cabeza y se concentróen la mujer que lo observaba fijamente.
- ¿No vas a preguntarme quien soy, al menos? -preguntó ella con una sonrisita.
Sasuke solo giro lo ojos.
-No me interesa, haz lo que viniste a hacer y lárgate.
Los ojos negros-rojizos destellaron de furia. Y los siseos bajos de la mujer se volvieron más fuertes. El fuerte olor de la rabia inundó sus sentidos.
-Eres un idiota ignorante, eso es lo que eres -le gruñó con rabia-. Tu existencia me jode, y más por qué quieres algo que no mereces.
Sasuke estuvo a punto de soltar un bostezo. ¿Por qué mierda tenía que ser tan parlanchina?
-Bueno, déjame decirte que tu existencia me es completamente indiferente, así que terminemos con esto.
Con un siseo peligroso la mujer se tiró sobre él, con un movimiento fluido la esquivo y soltando su propio siseo se preparó mentalmente para el ataque que venía. Afilo sus garras y dejo que ella se acercara lo suficiente para tenerla a su alcance y le lanzo el primer garrotazo, ella con un movimiento igual de fluido que los suyos, lo esquivo, pero no previno el puñetazo que le llegaba por el lado izquierdo y que le llego al pómuloimpulsándola hacia atrás.
Sasuke no dejo que se recuperara del golpe, el tomo de los cabellos largos y la jalo hacia él, preparado su rodilla derecha y la estrello directamente en su abdomen con la fuera justa para sacarle todo el aire. Aun con sus cabellos en su mano izquierda, los manipulo de manera que su cuerpo se curveara hacia abajo para hacer el impacto de su rodilla contra su abdomen más fuerte. Subió su mano derecha para luego al bajarla flexionarla haciendo que su codo impactara en el centro de su espalda.
La soltó haciendo que hiciera un ruido estrepitoso al estrellarse contra el suelo, le pareció extraño que la agresividad con la que lo había atacado al inicio había desaparecido. Sin embargo, en su furioso estado, no le importo. Todo el torrente de emociones de los días pasados y de ese día en particular se arremolinaban en su interior y la victima para descargarlos era esa mujer que había osado a desafiarlo. Lo bueno de ser un Omega, era que podía patear a cualquier perra cuando quisiera.
Tarde comprendió porque ella se dejó golpear.
Cuando flexiono su pierna derecha para patearle la nuca sintió unos fuertes brazos aprisionándolo desde atrás. Percibió el aroma de Naruto calmándolo de inmediato y casi haciéndolo ronronear de gusto. Oh, cuanto lo odiaba.
-¡Mierda, Sasuke! -le gruñó el rubio-. ¿Qué coño crees que haces pateando a mi jodida hermana?
¿Qué?
El shock se estrelló contra él como una bofetada.
¿Hermanos?
¿Ellos dos?
¡Pero si eran tan diferentes! Incluso Karin podía pasar fácilmente por su hermana, ¿pero esa perra?
¡Jamás!
Pero viendo la seriedad con la que Naruto hablaba no creía que estuviera mintiendo. ¿Como demonios ellos dos podían ser hermanos?
-Naru -el gimoteo de la mujer fue lo único que se escuchó.
-Kumiko, relájate-respondió el rubio con un suspiro- No nos pongamos dramáticos ahora. Estoy seguro que lo provocaste.
Naruto soltó a Sasuke suavemente, no sin antes de acariciar sus hombros de forma cariñosa, lo que le valió una mirada furibunda de la tal Kumiko, el rubio camino hacia el cuerpo aparentemente débil. Al tenerlo cerca, la mujer menuda se echó sobre él y lo apretó posesivamente hacia ella. Naruto no parecía darse cuenta, y solo acariciaba su cabello en forma de consuelo. Pero Sasuke si lo noto. Y no le gusto. Para nada.
Y entonces lo entendió.
"Tu existencia me jode, y más por qué quieres algo que no mereces."
Santa mierda. Esa perra quería a Naruto.
Y el brillo en los ojos de la mujer se lo confirmó. Mientras afuera, una sombra se movía camuflándose con la noche.
Todo se estaba complicando cada vez más. Y las consecuencias serian nefastas.