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CHOICES por Nova22

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Notas del capitulo:

>3< ¡¡Waaa!! aquí está la actu de este fic >3<


 


Me alegra que esta vez no se eliminaran los reviews, gracias por escribirme y también gracias a los que leen este fic, espero que disfruten esta capitulo.  

Capítulo 7


Dos meses pasaron tan rápido que ni siquiera lo notó, Tsukishima estaba aliviado de que su primer celo en esa mansión hubiera pasado sin incidentes. Kuroo fue lo suficientemente amable como para darle su espacio durante ese tiempo, incluso ordenó a los sirvientes tener especial atención con él, cosa que lo sorprendió; tenía la impresión de que estaba esperando por ese momento.


Era un Alfa después de todo. Sin embargo, él simplemente durmió a su lado, clamándole con su calor. Eso solo terminó por confundir más su corazón.


Afortunadamente, durante estos dos meses Kuroo se había mantenido constantemente fuera de casa en supuestos viajes de negocios, parecía tan ajetreado que casi no le había dirigido la palabra para nada más que despedirse y anunciarse de vuelta. En el último caso terminaban con sus cuerpos enredados entre las sábanas de su cama.


Kuroo decía que todo estaba bien, pero Tsukishima sabía la verdad, sus negocios tenían problemas. Los sirvientes murmuraban todo el tiempo. Cargamentos que eran atacados por organizaciones extranjeras antes de tocar tierra, agentes de la policía que rondaban cerca de sus bodegas, conflictos que desembocaban en tiroteos. De acuerdo a lo que escucho un día en uno de sus viajes por un par nuevo de anteojos, sospechaban que alguien podría estar filtrando información, pero no importaba cuanto buscarán no podían dar con el culpable.


Había mucha tensión en la casa debido a este hecho y todos se mantenían alerta, como si alguien fuera a saltar sobre ellos en cualquier momento.


Suspiró observando por el cristal del auto. Salieron de la empresa más temprano de lo usual, el cielo aún estaba teñido con los diversos tonos naranja, rojo y amarillo del atardecer, era una visión agradable, sin embargo sus ojos se mantuvieron observando con melancolía las calles por las que alguna vez caminó libre; la panadería que solía frecuentar después del trabajo debía estar cerca. La pareja de ancianos que atendían el local solían regañarle por lo delgado que era y siempre terminaban regalándole un poco de pan extra.


También fue capaz de ver la fachada del viejo árcade donde él y su hermano solían gastarse el dinero de la mesada. Era extraño, ellos no habían tomado ese camino antes, estaba seguro de que iban en dirección contraria, no estaban volviendo. Entonces ¿A dónde estaban yendo?


— Kuroo — el mayor le miró, su impasible rostro no hizo más que preocuparlo — ¿A dónde vamos? — Preguntó inquieto. Ellos jamás se habían desviado antes del camino y si su memoria no fallaba, ese era el camino que los hombres del gobierno habían tomado el día que fue llevado.


— Espera un poco y verás — respondió volviendo su vista el frente, dando así su conversación por finalizada y dejándolo más inquieto de lo que estaba.


Tsukishima, estuvo tentado a pedirle explicaciones, sin embargo no se atrevió a hablar y lo observó un instante antes de volver su rostro hacia la ventana, Kuroo había estado actuando extraño todo el día, estaba distraído y pensativo...tan distante con él. No era que estuviera molesto por eso, pero no volteó a verlo en todo el día, lo que era extraño, ya que usualmente su mirada siempre estaba sobre él, al igual que sus manos ¿Y si ya se estaba cansando de él? Tal vez ya había tenido suficiente de jugar y pensaba devolverlo. Ese pensamiento lo alteró, pero trató de calmarse a sí mismo diciéndose que era inevitable.


Repentinamente el auto arribó frente a un hospital y el corazón del rubio dio un vuelco ¿Podrá ser esto posible? ¿En verdad Kuroo iba a hacerlo? El alto edificio estaba a solo unos cuantos metros de él, pero parecía demasiado bueno como para ser verdad. Simplemente no podía creerlo.


Su mano acunó su rostro, dándole así una increíble sensación de realidad con el calor que su palma irradiaba — No puedo permitirte dejarme, pero te permitiré ver a tu hermano — dijo Kuroo al ver el rostro ansioso de Tsukishima, el rubio había estado así todo el día y el pelinegro tuvo que resistir el impulso de tomarlo entre sus brazos y alejar cualquier pensamiento negativo que rondará por su mente.


Porque si lo hacía, no iba ser capaz de soltarlo y terminaría haciendo que el auto condujera de vuelta a casa.


— Esta bien, entiendo — respondió Tsukishima, tenía tantos deseos de saltar del auto y correr al edificio, sin embargo, y por alguna extraña razón, también quería quedarse y seguir disfrutando un poquito más del calor de la mano de Kuroo sobre su piel.


Todo era siempre tan contradictorio cuando estaba con él.


Al notar su batalla interna, Kuroo lo atrajo hacia él en un abrazo, su nariz trazó un ansioso camino por todo la longitud de su cuello, aspirando tanto como pudo de su aroma...frotándose contra él, procurando que su esencia se impregnara en su cuerpo — No te demores mucho o iré a buscarte — le susurró e inconscientemente dejó una pequeña mordida que produjo una marca rojiza en el área que delimitaba el borde de su camisa — Ve...


Discreto, pero lo suficientemente visible como para decirle al mundo que ese Omega tenía dueño.


Tsukishima asintió como respuesta, y, sintiéndose increíblemente renuente a dejar el calor de sus brazos, salió del vehículo. Antes de entrar al hospital dirigió una última mirada en dirección al auto, Kuroo le observaba con una expresión que podría definirse como inquieta y Tsukishima volvió a ser presa de impulsos difíciles de controlar, pero que terminaron por ser suprimidos por la idea de ver a su hermano después de tanto tiempo separados.


Caminó por los ya conocidos pasillos hasta la habitación de su hermano, no estaba muy seguro de lo que iba a hacer o decirle cuando estuviera en su presencia y se sentía un poco inseguro ahora — Es ahora o nunca — murmuró apretando los puños espasmódicamente. — Ahora o nunca — respiró hondo antes de llamar a la puerta y entró después de escuchar a su hermano decir un tranquilo "Adelante".


Tsukishima se sintió tan aliviado al verlo, toda inseguridad y miedo desapareció y fue reemplazado por la satisfacción de ver a su hermano sentado sobre la cama; la última vez que lo visitó estaba pálido y había perdido un poco de peso, pero ahora se veía totalmente diferente; tan sano y…sorprendido. Podría hacer un millón de comentarios sobre la expresión de su rostro, sin embargo sólo sonrió suavemente.


Tsukishima Akiteru, el hermano mayor de Kei, a pesar de ser una Alfa nació con una extraña y caprichosa enfermedad, que no fue tratada a tiempo y dejó grandes represalias en el corazón, razón por la cual pasaba la mayor parte del tiempo en hospitales. Tenía cabello dos tonos más oscuro que el suyo, al igual que el color de su piel y ojos, los cuales ahora mismo lo miraban como si se tratara de un fantasma o un espejismo, como si no pudiera creer que ahora se encontrará frente a sus ojos.


Era entendible, usualmente los Omega no volvían a ver a sus familias después de pasar por la selección.


— ¡Kei! — dijo, al fin, en un tono de clara sorpresa. Sus orbes dorados recorriéndolo de arriba abajo aún sin poder creer que estaba frente a él  — ¿Qué haces aquí? — Preguntó tratando de levantarse de la cama, tenía que tocarlo, no podría creer que en verdad estaba ahí si no lo hacía.


Kei se acercó rápidamente hacia él y le impidió levantarse, podía verse saludable, pero era claro que aún necesitaba reposo — ¿Que pregunta es esa? Por supuesto vine a verte.


— Pensé que no volvería a verte — él lo abrazó frotando la cabeza contra la suya en un cariñoso gesto. Él siempre era así, solía hacerlo mucho cuando era un niño y descansaba hasta que estuvieran completamente satisfecho, sin embargo en esta ocasión fue un poco diferente...creyó escuchar un pequeño gruñido provenir de él.


Tal vez era solo su imaginación — Lamento decirte que no vas a deshacerte de mí tan fácilmente — Akiteru rió y la sensación de que había algo que lo estaba molestando desapareció con eso.


 — Kei, lo siento, se suponía que debía protegerte, pero fui incapaz de hacerlo. Soy un fracaso de hermano mayor. Lo siento Kei, lo siento tanto — Tsukishima sintió su corazón encogerse al escuchar los sollozos de su hermano sobre su hombro, quería decirle que no había nada que pidiera hacer, que las posibilidades de que algo así sucediera eran muy altas, pero también sabía que eso solo lo haría sentir mucho peor.


Todo lo había hecho para poder costear los sus gastos hospitalarios después de todo.


— No te culpo — murmuró devolviéndole el abrazo, al final de cuentas esa había sido su decisión, conocía las consecuencias, a lo que se arriesgaba al hacerlo y no le importó — Ve el lado bueno, con el dinero que pagaron por mi pudimos pagar un mejor tratamiento y gracias a eso te vez mucho mejor ahora.


Akiteru se apartó y lo tomó por los hombros, la angustia reflejada en sus ojos — Para mí no hay lado bueno, he pasado todos estos días preocupado por ti — sus voz sonó ansiosa, los peores escenarios posibles había rondado en su mente desde que esa noticia llegó a él y ahora con el aroma de un extraño tan íntimamente impregnado a su cuerpo solo podía pensar lo peor — He estado preguntándome si te están tratando bien, si te estás alimentando apropiadamente, si la estás pasando mal...si... — lo vio a los ojos — ¿Eres feliz? — parecía diferente ahora, pero no podía determinar que había cambiado en él.


Esa pregunta lo descolocó, no recordaba la última vez que había sentido lo que algunos llamaban felicidad, su vida no había sido más que una mortificación tras otra desde que sus padres se fueron ¿Cuando fue verdaderamente feliz? La niñez quizás, cuando era niño solía sonreír la mayor parte del tiempo, tenía padres amorosos, un hermano mayor que lo protegía y amaba, y una abuela que adoraba mimarlos. Pero en un instante todo eso se esfumó; sus padres se fueron, su hermano enfermó, la abuela falleció y, con el paso del tiempo, ese sentimiento se volvió algo tan lejano que olvidó como se sentía.


Pero no podía decirle eso a su hermano, no podía preocuparlo más de lo que ya lo había hecho.


— Ah...Estoy bien. Kuroo...él es amable conmigo y me trata bien, tengo una vida agradable — comenzó a hablar, omitiendo deliberadamente información que podría desencadenarle una crisis nerviosa — No tienes de que preocuparte ¿Si? — Excepto de la posibilidad de ser vendido a otros Alfa en el futuro, pero no había forma de que le dijera eso a su hermano — Sé que la mayoría de Omega que son sometidos a esa selección son entregados al…mejor postor y a veces terminan teniendo vidas terribles, pero yo tuve suerte…creo que encontré un buen lugar.


— ¿Es cierto eso? — Akiteru lo miró analítico, tratando de determinar la veracidad de sus palabras; conocía a Kei, él podría estarle mintiendo para no preocuparlo. El destino de un Omega puede ser muy cruel a veces, muy pocas personas tomaban en cuenta sus deseos u opiniones y los usaban como simples herramientas para obtener placer.


Que su Kei terminara con una vida como esas…no lo soportaría.


— Si, él cuida bien de mí…al principio fue extraño y aun es difícil para mí adaptarme a esta nueva vida, pero no es tan malo.


— ¿Cómo es el? ¿A qué se dedica? ¿Es joven? Por favor dime qué no es un viejo — Akiteru le miró preocupado; no estaba ciego, podía ver claramente las pequeñas marcas oscuras que se asomaban por el borde de su camisa, incluso había una mordida que parecía muy reciente y también estaba ese aroma, tan íntimamente ligado no solo a su ropa…también a su piel — Escuché que tiene mucho dinero, No es un delincuente ¿Verdad? ¿Te ha forzado a hacer algo que no quieras? ¿Lo ha hecho? — no podía siquiera imaginar todo lo que había tenido que pasar estando con ese extraño, no podía…no podía; si era alguien cruel, si lo había forzado — Dile la verdad a tu hermano, no tengas miedo — su respiración de pronto se volvió agitada, parecía que había olvidado como respirar y ahora se esforzaba por llevar oxígeno a sus pulmones.


Kei conservó la calma y tomó sus hombros hablándole suavemente — Recuéstate boca arriba y relájate — Cosas como ésta sucedían a menudo cuando Akiteru se alteraba, por lo que ya sabía que hacer — Eso es, respira con tu abdomen, bien — susurró al tiempo que masajeaba sus sienes y le daba palabras de apoyo, viendo como poco a poco su respiración se regularizaba — ¿Te sientes mejor ahora? ¿Quieres que llame al médico o que te consiga una bolsa de papel?


— No, No. Estoy bien — se veía un poco pálido ahora, pero consiguió sentarse sin esfuerzo sobre la cama — Siento haberte asustado, es solo que esto es difícil para mí…no se suponía que debía ser así, Kei, así no.


El rubio menor tampoco había imaginado que sería así, pero no había mucho que hacer el respecto, ya había pasado y tampoco iba a hundirse lamentándose — Escucha hermano — no estaba tratando de mentirle o nada parecido, pero aun había cosas de las que le eran difíciles hablar — No es lo que piensas, él no es un viejo tiene casi tu edad...Es...Apuesto...supongo y él no ha...uhu... — decir esto sería incómodo para él, era algo demasiado personal e implicaba muchas cosas vergonzosas — No me ha forzado a nada que no quiera hacer — al menos no desde que se robó su primera vez y a pesar de que era mucho más cómodo imaginar que estaba siendo forzado, Kei  sabía que en realidad no era así.


— Oh...entonces ustedes...— se acercó a él, su nariz olfateándole insistentemente, como si estuviera buscando algo — Kei ¿vas a decirme que voy a ser tío?


— ¡No! — gritó alejándose de él, trastabillando en el proceso. Esa pregunta lo había tomado por sorpresa ¿Cómo había llegado a esa conclusión? Sea como fuera no importaba, solo quería dar por terminada esa charla — ¿Podemos terminar con esta conversación por favor?


— uhu...Si, no pensemos en esas cosas. Todavía era muy joven y es demasiado pronto para ustedes, necesitan conocerse bien primero ¿De acuerdo?...Tómense su tiempo — Kei asintió, aun cohibido por sus palabras, pero sintiéndose aliviado porque Akiteru no insistiera más — Bien, ahora hay algo que quiero contarte — dijo Akiteru con una tímida sonrisa — Han pasado muchas cosas en estos últimos días.


Hablaron de muchas cosas en el corto tiempo que estuvieron juntos, como si, inconscientemente, trataran de compensar todo el tiempo perdido charlando de todo. Kei se enteró de que su hermano estaba saliendo con una de las enfermeras del hospital, que Ukai lo visitaba muy a menudo y siempre estaba al pendiente de su salud, recordaron algunos eventos divertidos de su niñez juntos y otros no tan divertidos, pero que tenían mucho significado para ellos. Se sentía como si no se hubieran visto en años.  Había tantas cosas que quería decirle, tantas cosas que quería preguntarle, pasar más tiempo con él, pero debía volver antes de que Kuroo se impacientara y fuera a buscarlo.


Miró hacia la ventana, la noche ya había caído y las luces se habían encendido por toda la cuidad — Se hace tarde ya debo irme — a pesar de que en verdad quería quedarse un poco más, no podía evitar sentirse un poco impaciente por volver con Kuroo.


— Espera, hay algo que quiero darte — deteniéndolo con sus palabras, Akiteru sacó una carta de uno de los cajones de la mesita a un lado de su cama y se la extendió — Es una carta de mamá y papá.


Kei observó la carta que sostenía con recelo, después de años sin darles señales de vida, sin siquiera preocuparse por ellos ahora envían una carta. Era demasiado tarde para dar explicaciones ahora  — ¿Desde cuando tienes esto?


— La encontré poco antes de que fueses llevado — se encogió de hombros, agitando el trozo de papel en el aire.


— ¿Tu solo la encontraste? — Kei lo miró incrédulo, era obvio que su hermano le estaba ocultando algo, solo encontrar una carta parecía demasiado sospechoso y como si ese simple trozo de papel fuera a cambiar algo importante, sus manos se negaban a tomarlo.


— Solo tómala ¿Sí? Es solo un trozo de papel — Akiteru puso la carta sobre su mano y apretó suavemente, si fuera solo un trozo de papel no estaría tan interesado en que lo tomara, su mano no parecía querer abandonar la suya, al menos no hasta que aceptara la carta.


Una infinidad de preguntas revoloteaban en su cabeza, pero sabía que ese gesto podría traducirse a "No hagas más preguntas"— Está bien — respondió guardando la carta en uno de sus bolsillos, no sabía si quería saber sobe ellos, a estas alturas su paradero no representaba información de interés para él y era probable que esa carta terminara acumulando polvo en un rincón de su habitación — Adiós hermano.


Akiteru negó con la cabeza y sonrió — Hasta pronto, Kei, tienes que decir hasta pronto.


El rubio no respondió, no sabía si se le sería permitido volver a verlo o si mañana despertaría en una habitación distinta a la que ocupaba. No sabía nada, pero podía mantener una pequeña esperanza, por su hermano y por sí mismo.


Salió de la habitación sintiéndose extrañamente relajado, la punzada de inquietud que había estado molestándolo había desaparecido. Al llegar al área de recepción vio a Kuroo hablando con un hombre de aspecto mayor, al que identificó como el médico tratante de su hermano, al percatarse de su presencia el pelinegro se despidió de él con un apretón de manos y caminó en su dirección.


— ¿Por qué hablabas con él? — cautela en cada una de sus palabras, así como en sus pasos. Comprendería que hubiera entrado a buscarlo, había estado con su hermano cerca de cuarenta minutos, pero verlo hablando con el médico de Akiteru era un poco inquietante ¿Si estaba pasando algo? — ¿Hay algún problema?


— Ninguno, solo preguntaba sobre la salud de tu hermano — respondió encogiéndose de hombros, la razón más importante era porque necesitaba verlo, cuarenta minutos se transformaron en una eternidad difícil de soportar, era demasiado tiempo alejado de él...y temía no encontrarlo ahí — Escuché que necesita una operación — por supuesto, ese temor desapareció una vez puso un pie dentro del edificio y percibió su presencia.


— Pensé que ya lo sabrías, me investigaste ¿No?


Kuroo sonrió, Tsukishima estaba a la defensiva y él quería besar esos labios ligeramente fruncidos hasta dejarlos rojos — Supongo que me entretuve demasiado tiempo admirando tu fotografía y no termine de leer el informe. Eres muy...


— Si, si, muy hermoso ya entendí — se mordió el lado interno de su mejilla y movió la mano tratando de mostrarse despreocupado, Kuroo le decía eso muy a menudo y era algo que en verdad lo avergonzaba. Su abuela solía decir que era bonito, Akiteru que era lindo y estaba bien porque eran parte de su familia, pero Kuroo...Kuroo era diferente.


El mayor soltó una suave risa y revolvió el cabello del rubio, había sido algo muy tenue, pero podía notar un cambio en el rubio. Reaccionaba a él cada vez más intensamente; con suspiros, con un pequeño sonrojo tiñendo sus mejillas como ahora o simplemente permitiéndole tocarle sin mostrar renuencia o fingirla. Era un poco emocionante para él. En cuanto a Kei, últimamente, cuando estaba con Kuroo, podía percibir un extraño sentimiento bailando entre ellos.


Una poderosa corriente que amenazaba con arrastrarlo.


— Vamos ya, es tarde — Kuroo quitó la mano de su cabeza, deslizando el dorso por su mejilla hasta dejarla caer y darle la espalda. Había un ligero aroma impregnado en su ropa, era un olor un tanto familiar, probablemente de su hermano, sin embargo no dejaba de ser otro Alfa…no dejaba de ser un aroma ajeno a ellos y lo odiaba.


Peinó su cabello hacia atrás con los dedos, Kei no tenía por qué oler a nadie más que él.


— Kuroo — el mayor volteó a verlo, había un poco de timidez en el tono de voz de Kei, algo realmente inusual en alguien como él, quien suele ser más brusco — Gracias por traerme...por dejarme verlo — más palabras sorprendentes salidos de unos labios jodidamente atractivos. No esperaba algo así, su intención no era esa cuando decidió llevarlo con su hermano, lo había notado deprimido y solo quería que su ánimo mejorara.


Un gracias de su parte era más de lo que habría esperado obtener si en verdad tuviera segundas intenciones y era mejor que cualquier cosa que hubiera imaginado, porque eso era algo que no podía forzarle a decir.


Porque eran palabras sinceras.


— Podrás volver a verlo en otra ocasión — su mano acunó su rostro, quería esperar un poco, hasta que hubieran vuelto a casa o hasta que su cabeza se enfriará para tocarlo, pero ya no podía resistirse más y parecía que Kei estaba pasando por algo similar.


Tsukishima lo miró sorprendido, su rostro frotándose Inconscientemente contra la gran palma que lo acunaba. Se sentía un poco perdido ahora, el aroma de Kuroo siempre hacia cosas extrañas en su cuerpo, nublaba su mente como si fuera una especie de droga...le hacía prestarle más atención de la que quisiera — ¿Hablas enserio?


— Lo hago, la próxima vez voy a traerte más temprano, así puedes pasar más tiempo con él — Kei no era como otros Omega, quería su cuerpo, si, lo deseaba como a ninguno. Pero también quería mimarlo, verlo sonreír todo el tiempo y  hacer con él lo que no había hecho con nadie; cuidarlo.


— Gracias — Tsukishima le regaló una pequeña sonrisa, parecía mentira que él estuviera haciendo esto; hasta hacia un momento estaba seguro de que no volvería a ver a Akiteru y escuchar a Kuroo decirle esas palabras habían iniciado una revolución en su corazón.


Kuroo se le quedó mirando totalmente cautivado, esta era la primera vez que le regalaba una sonrisas; era pequeña y algo tímida, pero genuina y le quedaba mejor que la triste expresión con la que había estado cargando últimamente. El verlo sonreír de esa forma, saber que él había sido el causante de su alegría calentó su corazón. Quería tanto besarlo, quería abrazarlo, quería tocarlo más, era algo digno de ser atesorado y quería fuera la primera de muchas que vendrían en el futuro ¿Cómo fue que Tsukishima se convirtió en alguien tan importante para él en tan poco tiempo?


Sus pensamientos siempre estaban con él.


La mano que acunaba el rostro de Tsukishima se deslizó hacia atrás, enredándose los dedos de Kuroo en sus suaves hebras doradas y la otra descansó sobre su cuello, trazando círculos sobre su piel con el dedo pulgar. Provocando que Tsukishima suspirara suavemente al tiempo que acercaba su cuerpo más al suyo — ¿Puedo ir a tu habitación esta noche?


— Tu siempre vas cuando quieres, no veo porque...


— ¿Puedo?


Calló. Estaba experimentando algo un poco extraño en este momento, el incesante murmullo de las personas se había vuelto tan lejano y difícil de escuchar ahora, el lugar en el que se encontraban comenzó a volverse difuso así como sus ideas.


— ¿Puedo, Kei? — la voz d Kuroo era tan clara como el agua cristalina, su imagen, su calor, su cuerpo lo registraba todo de él con intensidad. Instinto, la necesidad primitiva de sentirlo cerca se apoderó de él y su mano buscó tocar la suya — ¿Está bien para ti?


— Está bien — ¿En serio había dicho esas palabras? Fue tan sencillo pronunciarlas para él y aunque comprendía las implicaciones no tenía remordimientos. Quería esto.


Debía admitir que no lo odiaba, era agradable dormir a su lado, se sentía a salvo cuando sus brazos rodeaban su cuerpo, su calor le daban una sensación de protección que jamás había experimentado e incluso, y aunque sonara tonto, podía sentirse amado.


Kuroo lo absorbía, tomaba todo de él y lo abrazaba con pasión y gentileza. Le temía, pero de una forma en la que era imposible sentir miedo.


Él tomó su mano, entrelazando sus dedos con los suyos y prácticamente corrieron hacia el auto, aún dentro del vehículo ninguno de los dos se atrevió a soltar la mano del otro. El calor llamando llamándolos, sus cuerpos se buscaron; terminando Tsukishima sentado sobre su regazo dando y recibiendo pequeñas caricias superficiales, alimentando así una ansiedad por obtener más que solo fue calmada por la satisfacción de percibir como sus aromas se mezclaban lentamente.


Cuando llegaron a la mansión lo primero que hicieron fue correr a encerrarse en la habitación del rubio, arrancándose la ropa con impaciencia en el camino, como si hubieran pasado años desde la última vez que tuvieron la dicha de sentir el dulce roce de sus pieles; deseaban desesperadamente sentir el calor del cuerpo contrario, la sensación de que eran dos partes de un solo ser y verse a los ojos y notar en ellos esa maravillosa conexión que iba más allá de lo carnal ¿Cuándo se había vuelto tan necesario estar juntos? ¿Que era ese sentimiento que no hacía más que crecer cada día? ¿Deseo? No, era más profundo que eso ¿Lujuria? No, era algo que iba más allá de lo físico y traspasaba toda frontera, entonces ¿Qué era? ¿Amor?


Era una locura, pero...tal vez.


*****


— Hoy Pareces ausente — con un ruido sordo, el castaño dejó caer una gran pila de folders manila sobre la ya atestada mesa antes de tomar uno y revisarlo él mismo — ¿Hay algo que te está molestando?


Kuroo bebió un sorbo de su té y suspiró con cansancio; con todos los problemas que habían tenido últimamente el trabajo de los fines de semana se había vuelto más pesado y no había tenido tiempo para respirar pacíficamente...o para hablar con Kei — Kenma ha estado evitándome últimamente, solo habla conmigo lo estrictamente necesario y entonces solo huye antes de que pueda decirle algo más.


Yaku le miró serio, estaba cansado, las pequeñas ojeras debajo de sus ojos lo delataban, sin embargo eso no detuvo su reprimenda — Desde el principio te advertí que estabas cometiendo un error al meterlo a tu cama, pero no me escuchaste — negó con la cabeza de forma reprobatoria y suspiró — Arregla pronto las cosas con él, no me gusta verlo así.


— ¿Crees que me odie?


— Sería mucho más fácil para él si te odiara ahora, pero no, no importa lo que hagas sabes muy bien que él jamás te odiaría, Kenma te... — los ojos de Yaku se abrieron cuando su mente comprendió lo que en verdad ocurría, habían pasado semana desde que Kuroo y Kenma se distanciaron, que estuviera preguntando ahora después de tanto tiempo era algo fuera de lo común para él — Esto no es por Kenma ¿Verdad?


Kuroo sonrió, se inclinó hacia el frente, apoyó los codos sobre la mesa y descansó la barbilla sobre el dorso de sus manos — No sé si debería preocuparme de que me conozcas tan bien.


— ¿Vas a decirme que es lo que está rondando tu cabeza o también tengo que adivinarlo?


Kuroo se mantuvo en silencio, era tal y como había dicho; aunque el tema era de importancia para él, su preocupación actual nada tenía que ver con Kenma. Sabía que ese asunto podría arreglarlo de una forma u otra, pero este asunto era diferente.


— Bien, creo saber lo que está pasando — Kuroo le invitó a continuar con un movimiento de cabeza, no era como que tratara de ocultar lo de él, pero no tenía el humor para hablar ahora — Es por lo que dijo Ushijima el día que se presentó aquí. A pesar de que no hay pruebas no creo que debamos descartar esa posibilidad, el tipo vino aquí desarmado y sin escoltas solo para hablar contigo.


—No pienso confiar en Ushijima, hasta hace un año estábamos intentando matarnos — resopló Kuroo, hasta donde sabia esto solo podía ser un truco sucio…era un tipo listo y tenía la sangre suficientemente fría como para presentarse ante el enemigo sin amedrentarse.


Yaku suspiró, sabía que sería así, hablar de Tsukishima frente a él era como meter las manos al fuego y esperar ingenuamente no quemarse — No te estoy pidiendo que confíes en él, solo quiero que mantengas la mente abierta a posibilidades. Si lo pensamos calmadamente lo que ese hombre dijo tiene sentido.


— Explícate, Yaku — una voz oscurecida por la irritación reprimida y un ceño fruncido que delataba lo poco feliz que le hacían sus comentarios se hicieron presentes en él.


— No habíamos tenido tantos problemas hasta que él llegó, ya sea una coincidencia o no, creo que es algo que debemos tener en cuenta — dijo  — No debemos descartar ninguna posibilidad.


— Esta bien, entiendo.


— No, no lo estás entendiendo, solo estas tratando de terminar esta conversación — Yaku se masajeó las cienes, Kuroo no era la clase de persona que anteponía sus intereses personales por sobe el deber…en otro momento ya habría actuado, pero ahora…— Prometiste no dejar que Tsukishima te controlara, pero lo está haciendo, mírate, no piensas claramente cuando se trata de él.


Su mirada se hizo severa y Yaku tragó grueso. Eso último era algo que no iba a refutarle a Yaku, cuando el rubio estaba cerca Kuroo solo podía pensar en lo mucho que quería tocarlo y cuando no estaba alrededor solo podía pensar en lo mucho que quería verlo y tuvo que dejar de llevarlo tan a menudo a la empresa porque su presencia no le dejaba concentrarse en su trabajo. Pero su raciocinio seguía intacto.


Nada había cambiado, excepto sus sentimientos hacia él.


— Voy a mantenerlo fuera de nuestros asuntos a partir de ahora, pediré que vigilen todos sus movimientos, también voy a hablar con él y si detecto algún tinte de mentira en sus palabras — tomó una fotografía del rubio de la carpeta y la miró; había sido tomada desde un ángulo muy favorecedor — Si me entero de que tiene algo que ver o de que ha estado tramando algo a mis espaldas, yo mismo me encargaré de el — su rostro se tornó sombrío, Kuroo odiaba las mentiras y no toleraría una…ni siquiera de Kei.


No de él.


—Hace mucho que no te escucho hablar así — Yaku se acercó a él y palmeó su espalda con satisfacción, le preocupaba que Tsukishima pudiera ser una influencia negativa para él, pero parecía que no tenia de que preocuparse — Sabes lo que pasará si el abuelo se entera de que no has tomado medidas ¿Verdad? Pudo haberse marchado, pero aún no estamos del todo a salvo de él.


Por supuesto que lo sabía, Kuroo fue testigo de cómo Nekomata Yasufumi; su antecesor y abuelo, manejaba los negocios. Creció bajo su cuidado y aprendió todo de él. Era un hombre implacable que se mantenía siempre con una imperturbable sonrisa. Sabía que no se tentaría el corazón ante nadie, no lo había hecho con su propio hijo y si el llegara a percatarse de que todo por lo que había trabajado peligraba y Kuroo no había hecho nada al respecto, tanto el como toda su gente estarían en peligro.


— Escucha Kuroo — Continuó hablando — Sinceramente no creo que Tsukishima esté involucrado, si lo estuviera no lo habrían descubierto tan rápido o quizá ni siquiera lo habríamos hecho, es un chico listo y he visto cómo trabaja. Pero tampoco quiero creer que alguno de nuestros hombres nos esté traicionando. Debemos manejar esto con cautela, no queremos romper la estabilidad de la organización con acusaciones sin fundamento.


— Lo sé, lo último que quiero es que se pierda la confianza entre nosotros — o perder la poca confianza de Kei, lo que tenían ahora era algo que no estaba del todo definido y era muy frágil, pero podía sentir que poco a poco el rubio se estaba abriendo a él — No quiero crear tensión ahora que estoy tan cerca de convertirme en el líder formal de esta organización, ya pedí a Kenma que se encargará de la investigación; confío en su habilidad.


Yaku alzó una ceja y pregunto — ¿No temes que pueda inculpar a Tsukishima? No le agrada después de todo.


Kuroo soltó una carcajada que relajó el cada vez más pesado ambiente — Puede que no lo parezca ahora, pero Kenma es una persona bastante amable, jamás haría algo como eso.


— Lo sé, solía ser un poco retraído y recuerdo que te rechazó la primera vez que hablaste con él…aunque ceo que no le diste la mejor imagen, acababas de pelear con otro niño — dijo con una mirada melancólica — Es una lástima que terminara involucrado en este tipo de negocio, tal vez habría sido mejor que jamás nos hubiéramos acercado a él.


— Creí que no volvería a ser el mismo después de lo que pasó hace años con Oikawa — murmuró Kuroo observando el contenido de su taza, había cometido muchos errores a causa de su inmadurez, el incidente de Kenma fue uno de ellos, sin embargo no fue el más grave. Hubo algo mucho peor, algo que no solo lo marcó a él sino a muchas personas.


Todo cambió después de eso.


— Volvió a ser lo que era gracias a ti, pero hora debe sentir que te está perdiendo. Siempre fue muy apegado a ti y fue algo que tú mismo fomentaste.


— No voy a abandonarlo — pero las cosas entre ellos iban a cambiar, aunque eso el propio Kenma debía saberlo bien. Lo que estaba pasando entre él y Tsukishima no era algo que tuviera la intención de ocultar a nadie, le enorgullecía demasiado tener a la atención de alguien como él.


— Espero que sepas como manejarlo…en cuanto a ese otro asunto — el castaño suspiró, ese era otro tema delicado a tratar…uno de los muchos que tendrían para analizar ese día y los siguientes — Kuroo ¿En verdad piensas llevar a Tsukishima a la reunión? No creo que sea buena idea, es un riesgo…si algo llegara a pasar él terminaría transformándose en una carga para ti.


Kuroo se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana; Kei estaba ahí afuera, contemplaba un rosal, acariciando los pétalos con los dedos con gentileza; era una imagen hermosa — La fecha de la reunión coincide con la llegada del abuelo, no quiero dejar a Kei solo con él…lo conozco, va a atormentarlo. — ese hombre era más peligroso de lo que los otros cuatro y él juntos, tenía la astucia y sabiduría que solo la experiencia traía consigo…también la crueldad.


— No va a estar más seguro con esos cuatro ahí — señaló Yaku y era probable que tuviera razón, aún no había olvidado como lo había visto Oikawa, pero simplemente no podía dejarlo solo con su abuelo en la cuidad…él era más peligroso que cualquiera — Es una reunión importante en la que se trataran temas de importancia, no una cita.


— Voy a cuidar de Kei ¿O acaso estas dudando de mi capacidad?


Yaku levantó ambas manos en señal de derrota, no podía con él...Kuroo era menos racional cuando algo tenía que ver con Tsukishima, lo procuraba demasiado y eso a la larga podría traer problemas — De acuerdo, has lo que quieras, no voy a decirte nada más al respecto — se acercó a él y siguió la dirección de su mirada, no era extraño que no pudiera despegar la mirada de ella; el rubio estaba en el jardín — Solo no nos metas en problemas y mantenlo vigilado.


— Ya no soy un adolescente, no volveré a cometer el mismo error dos veces.


— Eso espero Kuroo...eso espero.


“Dicen que las personas aprenden de sus errores, pero lo que nadie te dice es cuánto tienes que equivocarte para realmente aprender”


*****


Aun era temprano, el sol de las cinco de la tarde brillaba bajo un majestuoso cielo despejado; una infinidad de trabajo pendiente esperaba ser atendido sobre su escritorio, sin embargo tanto Kuroo como Yaku habían llegado a la conclusión de que era momento de tomar un descanso. Las grandes decisiones deben tomarse con la cabeza fría.


Kuroo acostumbraba dar pequeñas caminatas por el jardín para despejar su mente, hacer un poco de ejercicio también ayudaba, aunque regularmente esa actividad la reservaba para las mañanas; tenía una rutina estrictamente marcada cuando estaba en casa, sus horas de sueño estaban incluidas en ella, era algo cómodo para él y le ayudaba a administrar su tiempo.


Era imperturbable o al menos era así hasta ahora.


Y el tiempo que se suponía debía emplear para tomar un respiro y relajarse se había transformado sin que siquiera lo notara en el tiempo para Kei, en el momento en el que, sin importar nada, su cuerpo lo llevaba directo a donde él se encontraba.


Era una nueva rutina que nació de puro instinto.


Suspiró, deteniendo su camino frente a una puerta negra con delicados grabados en el borde; la habitación de Kei, aún era temprano, sin embargo él estaba ahí, Kuroo lo sabía tan claramente que ni una sola duda asaltó su resolución y por puro impulso, como siempre ocurría con él, abrió la puerta sin siquiera tocar.


Inmediatamente un par de largas piernas desnudas saltaron a la vista, sus ojos subieron lentamente hasta toparse con la única prenda sobre su cuerpo; una camiseta negra de manga larga que, al cubrir parte de sus muslos, daba la ilusión de que Kei no estaba usando otra prenda más que esa.


Era jodidamente sexy.


— ¿Qué...Qué haces aquí a esta hora? — Kei se mantuvo en su sitio, sin embargo tiró de su camisa tratando así de cubrir sus piernas de su ardiente escudriño — Aún es muy temprano para...no sueles venir aquí tan temprano.


Timidez, tratando de ser escudada tras sus palabras y una máscara de incomodidad — Lo mismo podría preguntarte, sueles tomar un baño más tarde — era adorable verlo actuar así, pero le hacía sentir un poco distante de él, su actitud todavía era esquiva.


— Derrame el Té sobre mi ropa, estaba caliente y...


— ¿Te quemaste? — Tsukishima balbuceó su negativa, sin embargo el  cuerpo de Kuroo ya se había movido hacia él, sus palabras revoloteando en su cabeza al tiempo que le hacía sentarse sobre la cama y se inclinaba apoyando una  rodilla sobre  el suelo — ¿Donde?


— No es importante, el Té ni siquiera estaba muy caliente — protestó Tsukishima, a su parecer era una ridiculez preocuparse tanto por algo como eso, lo único que realmente necesitaba ahora era vestirse y dejar atrás esa desagradable sensación de vulnerabilidad.


Sin embargo Kuroo insistió, su tono de voz no daba pie a negativas, al igual que su mirada — ¿Donde? Kei.


— No es nada grave — murmuró y dubitativo, alzó la camiseta, mostrando así las zonas enrojecidas — Unté un poco de gel de aloe vera, así que creo que estará bien. — esperaba que con eso Kuroo dejara el asunto por la paz, pero quizá eso era mucho pedir.


— ¿Te duele? — Tsukishima negó, sin embargo a Kuroo le pareció que en verdad lo hacía; la piel en la zona de sus muslos y vientre parecía inflamada e irradiaba más calor de lo normal, el daño parecía demasiado extenso para haber sido causado por una pequeña taza. Rozó el dedo índice sobre la marca rojiza recibiendo un quejido ahogado y un respingo de Kei — ¿Cómo demonios pasó esto?


Tsukishima rodó los ojos exasperado, solo era una tonta quemadura leve; hacer un drama por algo como eso no tenía ningún sentido o valía la pena — Ya te lo dije, derramé el Té.


— ¿Sabes cuál es la capacidad de una taza de té? Aproximadamente ciento cincuenta mililitros — dijo — No es suficiente como para abarcar la zona de tu vientre hasta casi alcanzar tus rodillas — estaba molesto, demasiado para algo tan simple como eso. Una quemadura no debería representar nada para alguien que había visto todo lo que Kuroo en el mundo en el que se movía, sin embargo no le gustaba, a Kei le dolía y ese pensamiento no lo hizo feliz — ¿Qué pasó?


— Fue la Tetera — confesó al fin — Había un pequeño agujero en el jardín, el tacón del zapato de la chica se atoró y todo lo que llevaba consigo cayó sobre mi ¿Feliz? — terminó cubierto de crema y pastel, una dolorosa quemadura sobre su piel y una chica apenada y hecha un mar de lágrimas a la que casi tuvo que jurarle que no estaba molesto por el incidente y que por supuesto no la delataría — Fue un accidente — recalcó, al percatarse de su creciente molestia.


Uno que no iba a repetirse — Dame el nombre de la chica, ella se va de aquí y el jardinero también — no iba a tolerar esa clase de descuidos, cualquiera que no ejerciera su trabajo con propiedad tenía que irse.


— Fue un accidente, no tienes que despedir a nadie.


— Te lastimaste.


 Yamaguchi le había advertido que pasaría, incluso esa chica lo dijo, pero a Tsukishima le pareció algo absurdo. Nadie tenía porque irse por algo sin importancia como eso, Kuroo estaba exagerando, pero parecía demasiado molesto como para notarlo ¿Que debería haber ahora? Dos personas estaban a punto de perder su trabajo por una nimiedad y se sentía un poco responsable por ello.


— No es algo grave, sanará en un par de días — no era la primera vez que lo veía molesto y en esa ocasión el temor le ganó a su razón, sin embargo ahora sabía, por instinto, que era lo que debía hacer. Llevó una mano hasta el rostro de Kuroo, él se frotó suavemente contra ella antes de cubrirla con la suya y habló suavemente — Fue solo una coincidencia, no había forma de que supieran que esto pasaría ¿Podrías dejarlo pasar esta vez? Por favor.


Calor, dulce y pacifica tranquilidad irradiaba calor a todo su cuerpo; Kuroo no sabía cuán estresado estaba hasta ahora o cuánto pesaba el cansancio sobre sus hombros hasta ahora que lo sentía disiparse lentamente — De acuerdo, pero tienes que darme un beso, solo así voy a olvidar el asunto.  


Dada su personalidad, Kuroo esperaba una negativa suya o al menos verlo fruncir adorablemente el ceño, no que realmente lo hiciera. Tsukishima estaba tan sorprendió como Kuroo, su propio cuerpo a veces parecía un ente con voluntad propia, obedecía a impulsos que su mente trataba de reprimir catalogándolos como incorrectos y terminaba en situaciones que lo hacía sentir extraño. Entonces, como ahora, terminaba siendo envuelto y arrastrado, y se descubrirá a sí mismo no queriendo parar e inconscientemente buscaba obtener y darle más y más…como ahora.


El beso terminó con un sonido húmedo, su cuerpo ahora sobre la cama, soportaba el peso del calor sobre él; sus ojos se negaban a mirarlo; había sido así desde la noche que visitó a su hermano, se sentía tímido, no sabía qué hacer o decir cuando Kuroo lo miraba con tanta intensidad. No era como había imaginado que sería, esperaban más desesperanza, no esta otra clase de sentimientos.


No imaginaba que se sentiría así por él.


— ¿Qué? — ¿No iba a hacer nada? Qué permaneciera mirándolo de esa forma era mil veces peor, sus mejillas ardían.


— Te quiero.


— ¿A...Ahora?


Y siempre de ser posible.


Ese pensamiento no lo molesto...fue increíble.


— Está bien, será solo una siesta, ayúdame a descansar un poco.


Su cuerpo abrazó el suyo y, como se había vuelto costumbre en ellos, iniciaron una delicada fricción en la que sus aromas se mezclaron y despertaron su calor. Todo había cambiado entre ellos, ya no eran las mismas personas que se conocieron en aquella celebración y no había forma de volver atrás.


Pero ellos no querían volver atrás, Kuroo no lo quería y sabía que, aunque aún era renuente a aceptarlo, aunque aún no se atrevía del todo a abrirse a él, Tsukishima tampoco lo quería. 

Notas finales:

>3< Gracias por leer >3<


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