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Blood child por JiGoKu nO HaNa

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Notas del capitulo:

Un nuevo capítulo, en el arreglo había quedado casi tan extenso como el primer capítulo pero lo cortamos. Esperamos les guste.

 
 
Seguía su rutina en la mañana, ir al baño, poner a funcionar la cafetera, abrir las cortinas de la sala andando comodamente en ropa interior por el lugar, medio dormido, sin que le llegaran aun los recuerdos del día anterior. Pensaba en qué hacer de desayuno mientras se rascaba la cabeza y bostezaba, y al mirar por la ventana recordaba el ventanal del restaurant y le dolía la panza.
 
Cuando la luz de la mañana le pegaba en la cara, Isaac abría uno de sus ojos, pero no se movía o hablaba, simplemente veía a Richi caminar de un lado a otro en poca ropa, era una buena vista, debía admitir, hacía un tiempo que lo suyo no eran los chicos, pero sin duda por un trasero así haría una excepción.
 
Se levantaba cuando Richi comenzaba a hacer el desayuno, aún traía puestos los pantalones vaqueros, pero sin zapatos o playera, en su lugar caminaba cubriendose con la manta extendida en su espalda y agarrada al frente por una de sus manos, su cabello era un desastre como siempre, pero aun así Richi tardaba en notarlo, hasta que hablaba.
 
—¿Qué vas a cocinar? —preguntaba mientras olfateaba.
 
—Wah, me asustaste— respingaba por la sorpresa, lo había atrapado con la guardia baja, eso no era bueno —eeh...omelette, con varias sobras que dejaste de jamón y queso.
 
—Lamento casi haber acabado con tu comida anoche –sólo que no lo lamentaba de verdad.
 
—Entonces, ¿de verdad vas a ir a trabajar hoy? –pensaba con eso, ahora que estaba más fresco, que Richi era muy valiente o muy tonto.
 
—Claro que iré, si no con qué dinero voy a reponer lo que te tragaste— rogaba porque el otro no se pusiera a hablar mas del tema, le había costado decidir qué hacer aunque solo pareciera que se comportaba como un tonto —¿Qué piensas hacer por lo de tu remolque? Dudo que te lo devuelvan si no pagas.
 
Ahí otro tema delicado, suspiraba al escuchar eso, y se sentaba en una silla cerca, aún abrazando la manta.
 
—Sobre eso, conozco a un tipo, que conoce a otro tipo, que tal vez podría ayudarme con eso –aunque igual con eso creía que no se lo entregarían demasiado rápido.
 
—Y sobre lo otro, te daré mi número, si necesitas ayuda en algo, y si puedo hacerlo, lo haré –a pesar de su política de mantenerse alejado de cualquier asunto que tuviera que ver con esas horribles criaturas.
 
—Que amable. Creí que huirías a penas pudieras— buscaba un plato donde poner la comida y la llevaba a la mesa —Si no te tomaste toda la leche anoche puedes hacerlo ahora, ¿o prefieres café?— con su café ya servido empezaba a desayunar.
 
—Es lo menos que puedo hacer después de abusar brutalmente de tu cocina, además, no tengo cómo irme, el remolque es importante, hay cosas ahí que de verdad necesito, y que no son fáciles de conseguir. No me gusta el café –decía, y sí, algo de leche había sobrevivido.
 
—Ese amigo de un amigo no te cobrará muy caro el favor? La verdad es que...quizá pueda ayudarte yo.
 
—Pues, no puedes medir monetariamente el costo de las cosas que hacen muchas veces –los que le hacían favores no eran amigos muy normales tampoco.
 
—¿Ayudarme? ¿En serio? ¿Cómo? ¿Tienes contactos con la poli o eres hijo de un mafioso, o el hijo no reconocido de un político importante? –se acomodaba viéndolo con curiosidad y gracia.
 
—Eeh...podría decirse que...conozco bastante al jefe de transito local, es un tipo de mente muy simple, seguro algo consigo si lo llamo— suspiraba haciendo evidente que no le era agradable tener que jugar esa carta, pero ya que Isaac era bueno con él, se sentía mal de no ayudarlo en eso, sabiendo que podía.
 
—¿En serio? Eso sería hermoso… ¿es tu amigo o… “tu amigo”? –preguntaba curioso, con una pequeña sonrisa cómplice en la boca, seguro que Richi tenía con qué convencerlo, de un modo sugerentemente hablando.
 
—No es mi "amigo" porque quiera— comía con gesto de fastidio y hablaba con la boca llena —Tenía una multa muy grande, ¿ok? Solo jugué todas mis cartas y me fue bien...No pagué esa vez ni ninguna más, y eso que me estaciono donde sea. Pero no estoy orgulloso del tema, el tipo no es para nada de mi gusto.
 
—Cartilla libre, suena como un buen trato para mí –decía y daba un bocado grande, después juntaba un poco las cejas, y preguntaba de nuevo —¿Y qué es para tu gusto? Digo, después de toda la charla sobrenatural de anoche, es justo tener una plática sobre cosas más triviales en la mañana.
 
—mm...pues así como tú, para ahorrarnos charla, que tengo que tragar mas que comer para tener tiempro entre vestirme y peinarme— no se complicaba y se bebía su café de golpe poniendose de pie para ir a su cuarto a cambiarse —El tema es que no me gustan los rubios, pálidos, me gustan los morenos.
 
—Bueno, esos gustos tuyos, sin duda te mantuvieron vivo ayer –comentaba sonriendo y lo veía irse, sin duda un tipo curioso, bastante directo, y lo hacía sonreír que dijera eso, aunque sabía de antemano que era del gusto de mucha gente, cosa que irónicamente debía agradecerle a su maldición, pues era totalmente diferente cuando todo eso había empezado, y estaba seguro, que de no ser por el lobo, seguiría igual, aunque no sabía cuál de las dos cosas era peor.
 
Tardaba buen tiempo arreglandose el cabello, la ropa no tardaba casi nada, andaba por la sala buscando papeles que necesitaría para ese día. Al final se cruzaba el bolso con sus cosas y le hacía un gesto a Isaac tomando el casco de su moto.
 
—Si no vuelvo, quema mi cuarto. Hay cosas muy vergonzosas ahí. Hasta luego, en la tarde llamaré a mi amigo a ver qué puedo hacer.
 
—¿Cómo llamarás a tu amigo si no vuelves? –en el frigorífico había un block de notas con goma, tomaba una y escribía su número, se lo daba, ahora ya andaba por la casa sin la manta. —Toma, si puedo ayudarte te ayudaré, de verdad me interesa ese amigo tuyo –le daba una última sonrisa antes de despedirse.
 
Marchaba al trabajo con buen tiempo llegando antes que muchos pero sin ánimo de subir al saber su sección aún tan sola. Se quedaba charlando con el guardia hasta que llegaba uno de sus compañeros de oficina, subían juntos y el día comenzaba normal, cosa inquietante para su gusto y que lo hacía estar tenso todo el día.
 
Y seguiría normal hasta que las últimas horas laborales se presentaran, era entonces cuando Richard sería llamado al mismo lugar que el día anterior, y acompañado por la misma persona, sólo que esta vez no veía directamente a Emerick.
 
Decir que estaba nervioso era poco, de milagro no se había lanzado por la ventana, logró conservar la calma y tocando por encima de la ropa el colgante que llevaba se había dado el impulso para ir a la misma oficina del día anterior, no hallando el mismo panorama.
 
 
En la oficina estaba el mismo tipo que los había llevado el día anterior en el auto, serio, tal como parecía su estado natural, esperaba y lo invitaba a pasar con su silencio, en la mesa había una hoja de papel, y él parecía evaluarlo, no muy satisfecho, con la mirada.
 
—Mister Richard —de su acento quedaba tan poco, que uno apenas adivinaria que era inglés, y aunque por sus delicadas facciones uno no lo pensaría a la primera, en esos momentos daba más la sensación de eficiencia que otra cosa—, por órdenes del señor Emerick, a partir de mañana  comenzará a desempeñar una posición como su asistente personal.
 
—¿Qué?— no se lo creía, había subestimado lo caprichoso que podía ser ese tipo, si que le gustaba jugar con su comida —¿y qué se supone que haga? Jamás he sido secretario de nada, no estudie para eso— fruncía el ceño, no sabía si ese tipo sabía quién era Emerick en realidad y era su cómplice o solo era un trabajador, de todos modos como él no le causaba miedo se desquitaba un poco hablandole sin mucha formalidad —¿Me pagaran más al menos o solo es acoso gratuito?
 
¿Por qué le estaba hablando? Se suponía que la comida no habla, y menos reclama, este tipo podía oler muy bien y todo, pero no le caía bien, era de mal gusto, desagradable.
 
—Supongo, mister Richard, que entiende algo sobre gramática y comunicación escrita, entonces, podría ser lo suficientemente amable como para revisar la hoja llena de caracteres sobre la mesa, pone "contrato" en el membrete, pequeña pista.
 
 
—¿Y tengo que hacer el trabajo por usted? Apuesto a que le dijeron que me lo entregara y me explicara si era necesario, trabajo en lo mismo que usted, a veces hay gente dura de cabeza, ¿por qué no me lo explica?— cruzaba los brazos en una actitud no muy profesional, pero si lo iban a servir de cena bien podía comportarse así.
Miraba al otro dudoso sobre su naturaleza, entonces se le ocurría juguetear con la cadenita que traía, sacando el dije y dejandolo visible, jugando con la cruz entre sus dedos fingiendo ser casual.
—¿Se dignará a hacer su trabajo?
 
En una situación normal ya le habría arrancado la cabeza, pero no podía, no le correspondía a él hacer eso, aunque quisiera presenciarlo. Le daban ganas de explicarle que estaban a mil años luz de hacer el mismo trabajo, estar en la misma linea, no había nada menos igual que ellos dos, pero tampoco podía, su trabajo era mantener contento, y vigilado, a Emerick, y aunque sin duda esta simple y ordinaria persona no se merecía ni entrar en su campo de visión, él así lo había pedido.
 
—No es tan difícil, sólo tienes que permanecer al lado del señor Emerick y seguir sus ordenes —lo miraba con recelo, y luego lo que tenía en la mano, le hacía arrugar la nariz, ¿de verdad se acercaría a su señor con algo tan repugnante en su persona? Desviaba sus orgullosos y enfadados ojos un momento, no podía contemplar por mucho tiempo algo tan desagradable, y lo peor es que el empleado parecía saberlo. —No es mi trabajo ser niñera de nadie, no es mi culpa que ciertas personas nazcan con deficiencia mental.
 
—Oh no, que penoso desempeño señor, usted no llegaría a ningún lado trabajando con público pero está bien, ya que su trabajo seguramente está mas cerca de ser una niñera que un hombre de negocios— sonreía un poco por la cara que ponía el otro, esquivando mirarlo ahora, se arriesgaba suponiendo cosas pero si ese tipo con pinta de mandadero era vampiro, entonces era un ciervo de Emerick nada más —De cualquier modo, no firmaré, no sin hablar el tema directamente con su amo, digo, jefe.
 
—¿En serio? —se reía un poco, pero seguía sin mirarlo directamente —Me parece bien, puede discutirlo usted mismo con él, a solas, sólo que tendrá que esperar a que regrese, eso será un poco más tarde, al anochecer... Apuesto a que estará muy contento de explicarle él mismo, y al final, puede que ni siquiera necesiten un contrato.
 
—Oh, ni creas que me quedaré hasta la noche aquí, bien puede llamarme mañana, no hay ninguna prisa, dudo que él conozca lo que es eso— con 472 años suponía que paciencia le debía sobrar al hombre  —Me voy a casa, lástima que tengas que decirle a tu jefe que no conseguiste una tarea tan simple como hacerme firmar un papel.
 
—Lástima que creas que eres un trabajador indispensable en este lugar, y que tengo alguna especie de obligación superior para tratar contigo –era temperamental, cuatrocientos años no le habían dado mucha sabiduría a Emerick, cien años no le habían dado más de lo que los veinte podrían darle cuando se trataba de discutir con otra persona a él.
 
—Bueno, ya sabes lo que dicen, la comida rápida se puede conseguir en cualquier esquina, no es necesario que estés aquí, era pura cortesía, sólo jugar un rato –era infantil, detrás de esa mascara de buen sirviente, era terriblemente infantil, y profundamente celoso, hasta de la “comida rápida”.
 
—¿Si? Ya veremos quien es comida rápida, nos vemos otro dia, Mister algo, no conozco tu nombre— le hacia un gesto con la mano despidiendose de el y saliendo de la oficina, suponía que ya que no estaba Emerick por lo menos tenia un dia mas de vida, en el ascensor reflexionaba que quizá debería tomarse mas en serio la amenaza a su vida que representaba trabajar para ese tipo, pero realmente no podia darle el peso, entonces tomaba su celular y suspiraba.
 
Había sobrevivido asi que tendria que cumplir su palabra y llamar a su "amigo" para que le hiciera un favor, a cambio de otro, seguramente.
 
No era necesario que conociera su nombre, respecto a lo que el otro pensaba, la comida no se merecía esos gustos, así que se quedaba ofuscado en su oficina, no pensaba que Emerick fuera a enojarse, pues desde que lo conocía, hace apenas un par de años, nunca lo había hecho hacerlo, por ninguna cosa, aunque tampoco había pasado nada interesante.
 
 
Mientras Richard vivía su pequeña aventura, Isaac había tenido un día un poco agitado con ese asunto de reclamar su pago por los servicios prestados el día anterior, las cosas no salían muy bien, pero de todos modos, lo más que una persona podía hacer era arrugarle la ropa, pues en su condición de hombre lobo, y con la luna llena recién pasada, su ritmo de curación estaba tan acelerado, que al final del día no tenía ni un simple rasguño sobre su piel, recordaba que al principio incluso eso lo había asustado, pero ahora era lo más normal del mundo. Lo único que podía hacer ahora era esperar sentado en un pasillo a que Richard apareciera, esperaba que siguiera vivo, le había caído bien.
 
Luego de las diez Richard llegaba a casa encontrando a Isaac en el trayecto del ascensor a su departamento.
 
—¿Qué rayos tenías en tu remolque?— le preguntaba con gesto de hastío —La multa quedó como en 5 dolares, pero los de narcoticos tienen tu remolque ahora y no te lo darán, es más, te buscan para que expliques un par de cosas.
 
Mostraba un poco los dientes apretandolos, pasando aire por ellos y desviaba un poco la mirada.
 
—Cosas... Nada ilegal, lo juro, bueno, no "tan" ilegal —decía con las manos en los bolsillos, caminando hacia él —¿en serio lo tienen?
 
—Sí, en serio lo tienen, y aunque pagues esa suma burlesca no te lo devolveran muy pronto por tus cosas no "tan" ilegales— reclamaba mientras sacaba sus llaves y abría, no quería admitirlo, pero sentía que lo que había hecho fue en vano, estaba enojado por eso.
 
—En el remolque hay, ya sabes, cosas no muy normales, algunas no muy legales en este estado, cosas que usualmente necesito antes de luna llena —y luego estaba el detalle del dueño real desaparecido, y el par de fotos de un niño gordito reportado como desaparecido quince años atrás...
 
—Lo siento, al final hiciste esto por nada —caminaba detrás de él, rascandose la nuca.
 
—No lo digas, quiero fingir que no es así— airado andaba por el departamento tirando su casco, bolso y saco donde cayera —Bueno, qué tal si me pagas lo que te ahorré de multa, ya que es nada para ti.
 
—No me refería a eso, no es "nada", es mucho, en verdad. Gracias, me refería a que de todos modos no pude recuperarlo... Y lo otro, tampoco tengo lo otro, no aún, por lo menos, hubo un "pequeño altercado" con mis "colegas", pero lo solucionaré, te lo pagaré, todo —la comida también, y esas cosas. Veía enojado a Richi, podía imaginarse por qué, pero su costumbre de ver a gente enojada muy a menudo, lo hacía pensar que era en gran parte su culpa, regularmente no le hubiera importado, pero este sujeto le agradaba.
 
—No hablo en serio, no quiero tu dinero— suspiraba calmandose, iba a la cocina y sacaba una caja de jugo mas vacía que nada y bebía lo que quedaba —Aunque no me quejaría si compras una que otra cosa para comer.
 
—Eso puedo hacerlo, puedo conseguir comida —y gratis—, yo también tengo mis trucos —por eso la mayoría de sus ex trabajaban en restaurantes, los mejores, según su nariz.
 
Miraba dentro del refrigerador buscando algo para comer, y comentaba casualmente sobre su día:
 
—Emerick me quiere como su asistente personal, al parecer le gusta tener sus bocadillos cerca. No sé qué rayos voy a hacer...
 
—¿En serio? Es extraño, les gusta jugar, pero parece como si de verdad quisiera tomarse su tiempo. Igual debes tener cuidado, a mí me rige la luna, a ellos el hambre, y ellos siempre tienen hambre, es su maldición. Tenerte a un lado debe ser como tener el horno encendido todo el día... ¿No consideraste lo que te dije ayer? —sobre matarlo.
 
 
—¿Qué? Sobre enfrentarme a un monstruo sobrenatural con increíble fuerza con un humilde palo y una cruz, ¿eso? No, gracias— sacaba varias hamburguesas del congelador, suponía que Isaac también tendría hambre, los huevos que quedaban y de guarnición ya vería qué poner —Oye, soy un humano común, sé realista.
 
—Hasta un ratón ofrece pelea cuando un gato quiere comerselo —explicaba mientras se sentaba en la misma silla de la mañana, viendolo andar por ahí, asumiendose invitado a cenar.
 
—Entonces no sé qué decirte, no quieres alejarte, no quieres pelear, pero aun así no quieres ser comido.
 
—En resumen, sí, es como el hecho de querer ser millonario sin trabajar mucho, es inevitable— preparaba la sartén, encendía la cocina y ponía manos a la obra, acostumbraba a cocinar solo para él, pero hacerlo para otra persona era solamente agregar mas ingredientes, no se hacía problema.
 
—Cuando tenía doce años, fui atacado por esta cosa, en el bosque, y desde entonces soy así... Sabes, en ese momento sólo podía penar en correr, y que no quería morir, a pesar de que no era la persona más brillante o ágil o... Bueno, prácticamente no tenía ningún punto bueno, en nada en ese momento. Pero yo realmente no quería morir, así que hice lo posible, y no morí. Creéme, no hay mucha diferencia entre tu jefe o alguien como yo durante luna llena, y cuando llegue el momento, tendrás que hacer algo, sentirás la necesidad de hacerlo, todos lo hacen, nadie quiere morir de verdad...
 
—Lo que pasa es que no lo he sentido, da igual lo que hablemos y lo que vi, solo cuando sienta que de verdad esta en riesgo mi vida podré decidir qué hacer, por ahora solo puedo pensar en tonterías...Como si fuiste tú quien mordío una de estas hamburguesas congeladas con el envase y todo, ¿por qué hiciste eso?
 
Levantaba los hombros y miraba a otro lado un momento en respuesta.
—Sólo, no pude resistirme... Pero puedes estar seguro de que tus zapatos están a salvo —le aseguraba, bromeando un poco, entendía su punto, hasta que no sintiera miedo de verdad, no lo tomaría en serio, el problema era, que cuando sintiera el miedo real, sería demasiado tarde.
 
—Oye, estaba pensando...— andaba por la cocina buscando condimentos y se acordaba de ponerse el delantal antes de arruinar su camisa —¿Por qué los vampiro matan a sus presas? No podrían solo tomar un poco de sangre e irse, ¿o no es algo que puedan controlar? Con que tomen un litro de sangre solo causarían anemia.
 
 
—Creo que no pueden controlarse o no quieren... Además, no pueden alimentarse de otro modo que no sea directamente... La verdad no sé... ¿Qué estás pensando? ¿Crees que podrías hacer un trato?
 
—Eh...no sé, ojala pudiera ser tan simple, digo, entre morir y vivir anemico es obvio qué elegiría— el ruido y el ahora del aceite al freír resonaba por el lugar, en poco rato la carne ya estaba y comenzaba a darle un toque de fritura al arroz que había cocinado para complementar su simple cena —¿Has peleado con un vampiro alguna vez?
 
—Pelear, pelear, de "en una pelea justa", no —decía haciendo un ademan de recordar —esas cosas, son sádicas por naturaleza, y aunque normalmente nunca se acercarían a nosotros en luna llena, hay algo que llaman "pelea de perros"... Hace un tiempo tenía un amigo, de él era el remolque, y un par de días antes de luna llena recorríamos una carretera, apunto de entrar a una ciudad y el remolque se estropeó, al anochecer nos rodearon unos cuantos, es como un deporte para ellos, sólo que no nos mataron, y bueno, terminamos en su pequeña ceremonia de luna llena. La cosa es, algo no salió muy bien durante el evento, los perros quedan libres, y las señoritas corren por su vida, aunque nadie es tan rápido en luna llena realmente, no recuerdo muy bien lo que pasó esa noche, pero al amanecer estaba vivo, y ellos no, tampoco mi compañero.
 
—Oh...— era un tema ciertamente delicado, prefería evitarlo con sus preguntas —¿Cuando te transformas es normal que no recuerdes lo que haces? ¿cómo eres en luna llena, un lobo por completo o así con pantalones tipo hulk?
 
—Por completo, sino fuera así, ¿no crees que alguien se hubiera dado cuenta ya? —lo decía como si fuera lo más normal del mundo. —Al principio sí, recuerdo cuando la noche comienza, recuerdo lo que hago, un poco, y a dónde voy, después ya no, y entonces despierto en medio de cualquier lugar.
 
—¿Y cómo le haces con la ropa? Despiertas en cualquier lado y sin ropa jaja, que peligroso para ti— se reía porque le hacía gracia pero pensandolo bien seguro al otro no le parecía divertido, se volteaba para mirarlo y excusarse —No me río de tí, es que es curioso.
 
—Está bien, no importa... Bueno, es un dolor en el trasero. A veces puedo regresar al lugar donde dejo mi ropa, otras no, sólo me aseguro de estar muy adentro en el bosque para no salir a la ciudad durante la noche. Cuando no la encuentro, bueno, pasa lo que viste el otro día, robo algo en el camino... Una vez incluso usé un vestido —se reía un poco.
 
—Te deber haber visto divino— apagaba la cocina ya teniendo listo todo —¿Puedes ir a comprar jugo? No queda nada, mientras pondré la mesa, ok?
 
—Ok —decía y se ponía en marcha, en el camino pensaba que estaba contándole demasiadas cosas a Richi, no se preguntaba por qué, pero entendía las consecuencias, acercarse a la gente, volver los problemas de los demás tuyos cuando apenas puedes con los que tienes, no era sabio, pero era lo que había.
 
 
Antes de poner la mesa se iba a cambiar, no estaba de lo mas cómodo así con la ropa de trabajo aún, se ponía una playera holgada, los pantalones de deporte que usaba para flojear en casa y se libraba de los zapatos andando solo en calcetas. Luego de poner la mesa prendía la tele, en cualquier cosa que dieran para ver por si se terminaba el tema de charla y así evitar silencios incómodos.
 
Isaac iba a un minisuper cercano, entonces decidía comprar algo más, si su remolque no iba a regresar pronto, necesitaba por lo menos una playera nueva, la que tenía estaba manchada de sangre en la parte que cubría la chaqueta, y de todos modos, no era como si él pagara, había aprendido el arte de robar carteras del mejor maestro posible.
 
Notas finales:

Muchas gracias por leer y a los pocos que comentan, eso ánima para actualizar.


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