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Blood child por JiGoKu nO HaNa

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En el complejo de departamentos alguien estaba sentado en el pasillo esperando como una buena mascota, con ropa nueva; una chaqueta, pantalones y una camisa roja a cuadros, en el cabello una pequeña coleta, estaba limpio y a su lado tenía un par de bolsas con el eslogan de un restaurante italiano, el otro día había dicho que podía conseguir comida, y eso había hecho, el costo era un poco de lápiz labial escondido por el cuello de la camisa. Podía oler a Richard antes de verlo y se ponía un poco alerta, porque eso era sangre, lo que olía de él era sangre.
 
—¿Qué te pasó? ¿Estás bien? —caminaba hacia él, alarmado por la mancha roja que tenía desde el cuello bajando escondiendose bajo el saco.
 
—No tengo la menor idea... —decía como respuesta a las dos preguntas, caminaba un poco desequilibrado, estaba mareado, no sabía como no chocó en el camino, rebuscaba la llave pero no la encontraba pues las manos le temblaban y no tenía mucha paciencia en ese estado, sacaba todo de sus bolsillos y lo lanzaba al piso, enfadado y con los ojos llorosos, había sobrevivido de un modo patético, pura suerte, ni en el momento en que mas terror sintió la valentía se apoderó de él, se sentía tan cobarde y debil.
 
—Ya, está bien... Todo está bien, ya pasó —se acercaba a él cuando lo veía arrojar las cosas, lo abrazaba, acariciaba su cabeza como si se tratara de un niño, y lo dejaba llorar, había tenido su vida las suficientes veces como para saber cómo eso te afectaba—. Estás en casa ahora, estás conmigo, aquí yo puedo protegerte...
 
—No quiero eso...depender de ti...— le decía pero sus manos se aferraban a su ropa y lloraba frustrado, asustado, todavía en medio del pasillo pero eso no importaba, era un milagro que estuviera con vida, qué le importaba lo que pudieran decir los vecinos.
 
—Está bien.. No importa ahora, sólo déjalo ir, todos necesitamos el apoyo de alguien alguna vez... No tienes que estar solo con esto, entiendo lo aterrador que es, lo entiendo bien —le explicaba, sin soltarlo, esperando a que se sintiera bien, lo abrazaba con la fuerza suficiente para que el otro pudiera sentir que lo sostenía, que no lo dejaría caer.
 
Richard cargaba gran parte de su peso en el otro, abrazándolo después de un rato, se sentía bien estar así, sentir a alguien a su lado apoyándolo, aunque a penas lo conociera, no importaba. Se apartaba de repente secándose el rostro húmedo, desviando la mirada, queriendo ocultarse de repente, lo había recordado, eso no le gustaba, apoyarse en otra persona, confiar, no era lo suyo si no eran temas superficiales, y eso definitivamente no lo era.
Recogía sus cosas y su llave y abría de una vez escapando hacia al baño para lavarse el rostro y tranquilizarse en soledad, como acostumbraba.
 
Isaac avanzaba detrás de él luego de tomar las bolsas con comida del piso, las dejaba sobre la mesa y lo esperaba, podía oírlo intranquilo, oler su miedo, se ponía inquieto por ello, como un perro. Se asomaba un poco por si salía, luego se sentaba, se ponía de pie y luego se sentaba de nuevo, tenía curiosidad por saber lo que había pasado, pero también estaba preocupado por él, podía ser que Richi no quería depender de él, compartir ese problema, pero él no funcionaba así, aunque no quisiera se involucraba, se preocupaba. Como un perro callejero que ha seguido a un nuevo amo a su casa. Como un perro callejero creyendo que es de casa.
 
Richard salía del baño luego de un rato con el pelo húmedo y despeinado, con la ropa mas desarreglada que antes y sin el saco, Isaac podía ver entonces como la mancha de sangre iba desde su cuello hasta su hombro, era una gran cantidad. Se dejaba caer en el sillón y se quitaba los zapatos dejándolos tirados por ahí.
 
—Lo lamento... —le decía y le entregaba la cadenita rota— La rompió, lo siento, se suponía que no debía tocarlo pero a él le dio igual...Parece que el colgante se le hizo conocido o algo, me dijo que no era mío y lo arrancó.
 
—No importa... Quédatela, aunque parece que no sirvió de mucho de todos modos, ¿en serio la agarró? —eso le sorprendía, si regularmente apenas soportaban ver esas cosas.
 
—Sí, aunque parece que se quemaba pero no la soltaba a pesar de eso— lo había impactado bastante el hecho, en realidad todo fue mas extraño de lo esperado.
 
— Espera un poco, ¿él está muerto? —de otro modo no se explicaba cómo Richi estaba vivo luego de aparentemente haber sido atacado— ¿te mordió?
 
Richard tragaba saliva recordando lo sucedido, se tocaba donde lo había mordido sin encontrar rastro de nada, le daba escalofríos recordar los colmillos hundiendose ahí donde no quedaba prueba de ello.
 
 —Si, me mordió, pero no sé qué pasó —respiraba concentrandose en el ritmo de su corazón un momento, buscaba el modo de decirle a Isaac lo sucedido aunque no entendía del todo—... Bebió un poco y se apartó, cayó de rodillas frente a mi con cara de sufrimiento, luego me acusó de que le había hecho algo —no tenía sentido, él había sido el atacado— Incluso cuestionó quién era yo, se volvió loco pero... no me mató...
 
—Amigo, eso es lo más extraño que he escuchado en toda mi vida —decía sinceramente sorprendido, entonces se atrevía a acercarse para comprobar él mismo que no había rastro de mordida. Richi seguía oliendo como Richi y su corazón sonaba como un tambor por todo el departamento, no lo había convertido, pero tampoco lo había matado, eso era tan extraño— ¿y te dejó? ¿Así nada más? —los días pasados le había contado un montón de cosas sobre su mundo, pero en esta ocasión, él definitivamente no sabía qué estaba pasando.
 
—Eeh, pues sí, yo creo que es obvio, nadie puede escapar de algo así, si él no me hubiera dejado ir no estaría aquí —había comprobado de primera mano la fuerza paralizadora de su mano y el miedo que podía inducir— Porque fue él mismo fue el que me gritó que me fuera, me echó del lugar como si yo estuviera ahí en primer lugar por gusto, maldito demente.
 
Fruncía el ceño diciendo lo último, ahora que lo pensaba le daba rabia mas que miedo, mientras hablaba revisaba la cadena en sus manos, se había roto justo donde iba la traba, si la reemplazaba podría seguir usándola, de todos modos era útil andar con una cruz como esa encima, mas si había causado tal impresión en Emerick.
 
—Sí, todos están locos, nunca he entendido a esos tipos, pero sin duda tu jefe se lleva el premio... Loco de locolandia —consideraba con una expresión seria en su rostro—. Bueno, pero estás vivo y no eres un monstruo, eso es bueno, ¿no? —se inclinaba para ver sus ojos que permanecían clavados en la cruz, trataba de sonreirle, de animarlo.
 
—Creí que me desangraría, pero no quedaron heridas a pesar de que estoy seguro que atravesó mi yugular...Y sí, estoy vivo y no soy un monstruo, aunque no sé si tengo empleo, digo, no sé si quiera en su empresa a alguien que no se pueda comer... —levantaba las cejas y lo miraba bromeando, suspiraba y recargaba su espalda en el respaldo del sillón, cerraba los ojos y debía abrirlos de inmediato, le daban escalofríos al recordar esos ojos fríos y la manera en como la sangre había fluido de su cuerpo.
 
—Es una lástima, pudiste haberlo demandado por... ¿Acoso vampirico? O algo —sonreía de nuevo, podía sentir cómo el humor iba mejorando— ¿Estás preocupado por tu empleo? La única vez que fui, cuando pasamos por tu moto, el estacionamiento olía a viejo descompuesto, no creo que haya muchas personas comestibles ahí. Ni tres lunas juntas harían que le diera una pequeña mordida a cualquiera de ellos.
 
—jaja...¿Y a mí? —lo miraba con un gesto cansado, con su postura agotada, tirado en el sillón sin sostener ni el peso de su cabeza, suponía que no era el momento ni tendría la apariencia para coquetear, pero no podía dejar pasar la ocasión— ¿Me morderías a mí? 
 
—Te comería completo —le respondía, era un coqueteo un poco morboso por lo que había pasado recién, pero igual que al otro, se le hacía inevitable, entonces se ponía de pie—. Hablando de comida... Traje algo hoy, espero que te guste la comida italiana. Tuve que adivinar qué traer —qué local elegir para coquetear—, pero elegí lo que olía mejor, espero que te guste —iba a la mesa y comenzaba a sacar las cosas—, comer te hará bien, a mí siempre me pone de buen humor.
 
—Era hora que aportaras con la cena —se ponía de pie haciendo un esfuerzo sobre humano, en realidad quería acostarse a dormir y no despertar más— Oh, se ve bien, pero antes me iré a cambiar de ropa, digamos que no me apetece comer teniendo mi sangre encima todavía.
 
—No seas melindroso yo he comido así muchas veces —decía Isaac respecto a lo de comer con su sangre encima.
 
Richard iba al cuarto a quitarse la ropa arruinada poniéndose la misma ropa holgada del día anterior, volvía a la sala con Isaac para cenar pero no podía comer mucho, aunque se esforzara no se sentía bien.
 
—Me reportaré enfermo, así por lo menos tendré tres días para reponerme —ya que no trabajaba ni sábado ni domingo. Era increíble tener que pensar en ello luego de ser atacado por un vampiro pero el hecho no iba a cambiar su realidad y su realidad era que su trabajo le daba de comer y vivía solo, sabía que lo mejor era renunciar pero tampoco era tan fácil.
 
—Ya lo superarás, si fuiste capaz de sobrevivir a eso sin mojar tus pantalones, sin duda que lo harás —él sí comía un montón, a pesar de que había comido antes de regresar a casa de Richi— Bueno, si mañana quieres comer algo en especial, sólo señala el lugar yo también tengo mis trucos para tratar con la gente...
 
—Está bien, gracias por la comida aunque no pude disfrutarla —se tomaba todo el jugo que quedaba y despejaba la mesa de cosas— Me iré a dormir, o a intentarlo, siento que me dieron una paliza...¿Has dormido bien en el sillón? Tiene sus años, puede ser algo incómodo.
 
—Es perfecto, te sorprendería lo fácil que duermo en cualquier lugar. No debes tener miedo, mientras yo esté aquí... Y mientras no les des tu permiso para entrar en tu casa —reía un poco—, no podrán tocarte... Te ves cansado, pero mañana todo estará mejor, el sol siempre hace que todo vaya mejor —le daba una sincera pero preocupada sonrisa.
 
Le sonreía de vuelta y se acercaba a él, quedando de frente levantaba una mano para tocarle el cabello, acomodarselo un poco hacia atrás.
 
—Que bueno ver que te bañaste —bromeaba y alejaba su mano— Gracias por todo, Isaac —le decía con gran aprecio y marchaba a su cuarto—. Buenas noches, nos vemos.
 
Isaac lo tomaba como una caricia, él adoraba las caricias, más si eran de alguien que le gustaba, le hacían ir el corazón a mil, entonces sabía que sería difícil dormir si estaba tan emocionado, tan lleno de energía a esas horas.
 
—Nos vemos —reprimía sus ganas de seguirlo, se quedaba sentado un poco más, se comía las sobras y luego limpiaba el lugar, se daba cuenta de que no quedaba nada para el día siguiente, entonces también sería su trabajo conseguir el desayuno, eso de algún modo lo hacía feliz, responder de forma recíproca a la persona que le daba techo y un lugar para dormir. 
 
 
 
En otro lugar, terminando la noche, con un ambiente que comenzaba a ponerse azul, Gil subía a la oficina de Emerick, como una rutina ya que este le había dicho que se mantuviera lejos ese día, pero simplemente no podía hacerlo y qué bueno que no lo hacía porque el rubio seguía ahí, en el mismo lugar en el que se había quedado después de que Richi se fuera, pero ahora estaba más pensativo que otra cosa y lo ignoraba cuando le hablaba. Gil estaba preocupado y lo único que podía hacer era arrastrarlo hacia el elevador, llevarlo hasta el penthouse en el último piso del imponente edificio y asegurarse de que llegara a su recamara, alejarlo de los rayos del sol, era todo lo que podía hacer, nunca debió dejarlo solo, no sólo porque seguramente sería reprendido por los superiores, sino porque él se preocupaba genuinamente por Emerick, haría cualquier cosa por su bienestar.
 
Luego de dejarlo en la cama se encargaba de cerrar todas las cortinas del lugar y de prender una tenue lampara, las pesadas cortinas no dejarían pasar ningún rayo de sol al amanecer, que aún estaba lejano pero si se trataba de su amo, para Gil nunca nada sería demasiada precaución.
 
Master Emerick, debería cambiarse de ropa, ponerse mas cómodo —le decía con el tono calmo que usaba para hablar con él, aunque sabía de antemano que no recibiría mucha respuesta.
 
No le respondía, como esperaba, simplemente lo miraba fijo y parpadeaba un par de veces, casi parecía que era caprichoso, pero no era la primera vez que se presentaba así ante Gil, antes, cuando recién había despertado, podía pasar días enteros sin decir nada, sin movimiento, siendo atendido hasta en la cosa más mínima por él, aunque eso era algo que Emerick no había sabido apreciar correctamente, esta no era la excepción. Tampoco le importaba, lo del día anterior había sido como recibir una puñalada en el estómago y aún podía sentirlo, aparte de eso, una gran necesidad, una inexplicable necesidad
 
—Le quitaré ese traje, debe usar su pijama— Gil hablaba sonriente, totalmente habituado a la falta de respuesta, lo tomaba como algo positivo incluso, siempre podía decirle que se fuera y lo dejara solo, como no era el caso podía asistirlo como tanto le gustaba.
 
Los zapatos ya se los había quitado, lo siguiente era el saco, la corbata y la camisa, no se preocupaba por dejarlos ordenados por ahí, Emerick no usaba dos veces seguidas la misma ropa, de eso se encargaba él personalmente. El cinturón y los pantalones después, al tenerlo casi desnudo en frente lo acariciaba, los musculos de sus piernas, su torso y sus brazos.
 
—Está muy tenso, necesita relajarse— comentaba masajeando despacio sus hombros poniéndose casi sobre él, le gustaba poder tener esa cercanía con su amo, poder complacerlo y hacerlo sentir mejor, aunque su gesto no cambiaba nada en esa ocasión, parecía muy preocupado por otra cosa.
 
A Gil le gustaba tocarlo, estar cerca de él y Emerick lo dejaba, tanto como quisiera, no era la gran cosa después de todo, su raza estaba acostumbrada a ese tipo de contacto todo el tiempo. Pero ahora se sentía diferente. Después del accidente del día anterior, imágenes y sentimientos extraños rondaban por todo él, ahora que las manos de Gil vagaban libres por su cuerpo podía poner algo en orden y cuando el más joven ponía sus manos sobre sus hombros, Emerick tomaba una de ellas con fuerza, pero no violencia.
 
—Mi cabeza se rompió —decía y sonaba como algo que un niño diría, pero su tono era serio y profundo, sin el gato asomandose en sus labios, sin embargo, no lo decía para que Gil lo entendiera o hiciera algo al respecto, sino simplemente porque lo sentía.
 
Gil casi sonreía al escucharle responder al fin, pero se contenía pues lo que le decía no era entendible para él, no era algo literal sin duda, mas no sabía a qué se refería. Pegaba su frente a la del mayor disfrutando de la cercanía, hablándole siempre con un tono cariñoso:
 
—¿Qué pasó en su reunión, master?
 
Emerick lo miraba fijamente a los ojos, pero parecía como si siguiera viendo hacia ningún lugar, negaba una vez con la cabeza y era todo, no era un asunto de Gil, no era algo que creyera que podría entender tampoco, soltaba su mano, su mente trataba de ir más allá por sí sola y sólo se hacía daño, eso no funcionaba así.
Gil sobre él era como un gato mimoso tratando de conseguir algo, siempre, sólo que él nunca se preocupaba por darle lo que necesitaba, sólo lo dejaba frotarse contra su cuerpo de vez en cuando.
 
Pero este no se desanimaba ni un poco ante la falta de respuesta, sus manos acariciaban el rostro del mayor llegando a su cabeza, le masajeaba las sienes con cuidado para luego dejar pequeños besos por su quijada hasta su sien derecha, lo dejaba estar así, se alejaba e iba por el liviano pijama del mayor. Lo ayudaba a ponérselo, haciendo casi todo el trabajo, dejandolo bien arropado, luego le preguntaba si tenía hambre, si quería algo pero este no le decía nada, lo dejaba solo para que descansara con una sonrisa pero una vez fuera del cuarto fruncía el ceño, llevaba la ropa que le había quitado a Emerick, se desharía de eso sin dejar rastro, podía oler ahí la escencia de aquel humano detestable, eso tenía que ver con el estado de su amo, lo sabía, hervía de rabia por ello.
 
Notas finales:

Casi un año después publico un capi, no tengo vergüenza xDDD


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