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After Party por CrawlingFiction

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Notas del capitulo:

¡Saludos a todas! Pues, lo prometido es deuda, por lo que acá dejo el segundo capítulo de este erh...¿cuatri-shot? ¿mini seriado? Da igual, espero sea de su agrado y que las pequeñas conjeturas que armaron en su mente puedan resolverse o enredarse más, como les sea mas divertido(?).

 

Agradecimientos al par de personitas que aprecian la historia, su interés me da de comer¿?.

 

Veamos de que es capaz la mascota de B1A4 para lograr la atención de su amor.

After Party


Capítulo 2: El taxista armado.


••••••


 


 


—¡ChanSikkie! —. Un grito le sacó de su sopor al salir del baño. Buscó con la vista, ya acostumbrada a la oscuridad con luces parpadeantes de la fiesta que pese a la hora parecía apenas ir en auge. Sonrió al ver a ese chico sonriente de hoyuelos abrirse espacio entre la multitud para alcanzarle. —¿Dónde te habías metido? Me tenías preocupado. Este lugar parece un vórtice a otra dimensión—. Quejó el castaño sacudiendo con ligereza la cabeza acomodando su flequillo.


—Sólo fui al baño, Choco. Me sentía un poco mareado—. Dijo el pelinegro tomando del brazo de HongBin, quién apenas al escuchar eso cambió su expresión a susto. —Pensé que me aliviaría en el baño, pero, allí huele hasta peor que acá—. Añadió con una risita, dejándose arrastrar con la obra de arte de VIXX.


—Vayamos al balcón. Déjame pedir algo para ambos—. Propuso yendo con él hasta la barra, pidiendo dos tragos y a escondidas, un tarro de patatas fritas. Subieron cautelosos las escaleras del fondo hasta el segundo piso dónde había pocos invitados en comparación al caos de planta baja. Con cuidado de no ser vistos cruzaron el salón hasta el balcón al aire libre, donde la fresca brisa de la Seúl cosmopolita pegaba a la cara y calaba hasta los huesos. HongBin dejó el par de vasos a su mayor y se atrevió a caminar sonriente hasta la barandilla, estirando los brazos ante la sensación de aire fresco llenar sus pulmones. GongChan recordó las palabras de Sandeul por enésima vez en la noche, junto al susurro de aquel rapero apestoso a tabaco y marihuana, tenía que hacerlo, tenía que hacerlo…


A uno de los vasos, dejó caer la pequeña pastilla, la cual como si se sumergiese en ácido se disolvió con rapidez.


—Esto es mejor que estar abajo, ¿eh? ChanSikkie—. Comentó con júbilo dándose la vuelta, invitando al mayor a que se acercara también. El mencionado nervioso se aproximó, siendo rodeado por los hombros por Lee HongBin, quien peleó para abrir el envase de patatas. Al lograrlo le ofreció al mayor, para después recargarse en la barandilla, disfrutando también por su parte de la brisa que despeinaba sus cabellos cafés. —Come, eso aliviará el mareo.


—No es la gran cosa, pero, gracias—. Murmuró con una sonrisa tímida dibujada tontamente a sus labios, metiendo la mano dentro del estrecho tubo, llevando un par de papas a su boca.


—¿Cómo qué no? Eres mi mejor amigo, ChanSik. Si te da un coma etílico, ¿quién crees que se metería en la ambulancia para acompañarte? —. Preguntó el castaño con una amplia sonrisa, buscando convencerle. GongChan, contagiado de ella se limitó a reír suavemente. Pese a la sencillez del momento, no podía sentirse más que afortunado por ese segundo a solas con Lee HongBin.


—¿Tú? —. Preguntó cruzándose de brazos contra la barandilla, mirando al menor, quien daba un trago largo a su bebida, recargándose y acercándose más, enarcando una ceja en burlona expresión.


—¿Lo dudas? —. Preguntó a su vez volviendo a beber hasta dejar el vaso a la mitad. Relamió sus labios y se inclinó hacia adelante, atento a las palabras de su hyung.


—Pues…tienes muchos amigos. Tenemos, tenemos muchos amigos. —. Explicó bajando el volumen de su voz, bajando la vista y ladeando la mirada hacia el suelo en dónde las personas y autos se veían minúsculas por la altura. HongBin frunció el ceño y se acercó más, estrechando la distancia entre ambos, cruzando los brazos a la baranda e inclinando el cuerpo estirando las piernas hacia atrás.


—Pero tú eres mi mejor amigo…—Murmuró el castaño, mirando al chico quién elevó la mirada para conectar con esos ojos grandes y sonrientes. —Tengo que cuidarte—. Añadió en voz baja, con una pequeña sonrisa cómplice en sus comisuras. La brisa que anteriormente había mermado volvió en una ráfaga indolente, despeinando los cabellos de HongBin llevándolos burlones a su cara. GongChan riendo deslizó la diestra a la sien de su menor, peinando los cabellos hacia atrás, despejando su rostro rojo por contener el reír tan escandaloso como siempre.


—Gracias, por ambas cosas—. Respondió turnando su mirar de ojos afilados a su propia mano que le acariciaba la cabeza con mimo y a los ojos entrecerrados del chico, quién también parecía indeciso sobre qué punto focal mirar en particular.


—Tu harías lo mismo—. Añadió modesto, encogiendo de hombros volviendo a reír al viento volver a llevar sus cabellos hacia adelante.


—Efectivamente—. Concluyó acercándose un poco más, resbalando el codo de la baranda de madera pulida, haciendo mínima la separación entre ambos. —Como ahora…que cuido de que el pelo no te azote la cara—. Murmuró casual apartando el matojo de cabello de su mejilla, disimulando el palmo de distancia en la que estaban. HongBin huyó momentáneo a su mirada dando otro sorbo a su bebida, subiendo nuevamente a atender a sus ojos.


—¿Ves? No somos nada sin el otro…—. Pestañeó lentamente, cerrando los ojos ladeó el torso hacia la dirección del mayor. Si esa no era la señal, no sabía cuál sería entonces. GongChan asintió y cerró los ojos con fuerza a espera de materializar su sueño en medio de aquella perfecta realidad. Al final el alcohol si facilitó las cosas…o, al contrario.


Un golpe sordo retumbó en el suelo haciendo al maknae de B1A4 abrir los ojos asustado, y cuál fue su asombro al ver al príncipe de su cuento personal, caído de bruces en el empedrado.


—Dios mío… ¡HongBin! —. Exclamó mirando a los lados, sin un alma más que ellos dos en el lugar. Se agachó con rapidez para levantar al menor quien tenía los ojos dados vuelta, igual de blancos que su piel helada. En medio del pánico hizo recuento de las veces, una, dos, tres, tres veces en las cuales bebió de su trago adulterado. GongChan sintió el corazón dar un vuelco hacía el vacío de su estómago. Jalando de los hombros del chico intentó ponerle de pie, palmeando su mejilla, a espera que reaccionara. —Dios mío, Choco, Choco, responde. ¿Me oyes? —. Preguntó tomando de su quijada para que le mirase, este sólo se limitó a emitir un gemido adolorido moviendo los párpados que no abrían. —Dios…lo drogué. Drogué a HongBin…—. Balbuceaba sentando como podía al pesado joven quien cabeceaba negándose a dormirse por el efecto de la pastilla. —Si nos ven… ¡Si N nos ve! —. Exclamó aterrado buscando en su teléfono celular algún contacto que le salvara el pescuezo de la ira del líder sobreprotector e inclemente de VIXX. Si el rapero drogado no le rompió el culo, Cha HakYeon lo haría, y con la rodilla de ser posible. —Tenemos que irnos de aquí, Binnie. Este lugar no es seguro para ti…ni para mí—. Dijo acariciando la mejilla de HongBin quién se removió adormilado. Hizo a HongBin rodear sus hombros con un brazo, haciendo lo mismo a su cintura, ayudándole a caminar fuera del balcón. En medio del salón vio a un par de ídolos charlar entre caladas de cigarrillos. Rápidamente y temiendo ser reconocidos caminó con HongBin a rastras en sentido contrario. Buscaba desesperado una salida que no implicase cargar con la cara bonita de VIXX en semejante estado por la puerta grande, algo que desencadenaría un escándalo.


—¡Hey, ese no es…! —. Gritó una voz a sus espaldas haciendo congelar la sangre del maknae. —¿HongBin…? —. Tanteó la voz. GongChan cerró los ojos y se dio vuelta, manteniendo el rostro de HongBin oculto contra su cuello.


—Oh…Hola, Rap Monster—. Saludó GongChan con una reverencia corta. El aludido enarcó una ceja y se acercó, seguido por sus amigos, quienes GongChan no reconocía como miembros de su grupo. “Lo que faltaba…ahora este club de delincuentes me romperá el culo, ahora sí”, pensó ampliando su sonrisa. —Binnie bebió de más y debo regresarlo con su líder. ¿Sabes dónde están?


—¿HongBin? ¿Ebrio? —. Vaciló el moreno ajustando sus gafas de pasta a la moda. —Pues, vi hace un momento a Jin y Ken abajo, no sé nada de HakYeon, hermano. —Respondió el rapero de BangTan Boys estirando la mano a intentar tocar la mejilla de HongBin. GongChan dio un paso para atrás, esquivando su mano.


—Gracias. Entonces hablaré con Ken hyung—. Respondió con una forzada sonrisa, dándose vuelta para evitar que el escrutinio del rapero y sus amigos delatase la real condición del joven que babeaba su hombro.


—¿No necesitas ayuda? —. Preguntó dudoso.


—Yo puedo solo. Soy su mejor amigo—. Replicó mirándole sobre el hombro, bajando caminando hasta el pasillo donde comenzaban las escaleras hacia el primer piso. —Debe haber una salida de emergencia…debe haberla…—. Murmuró frustrado, ajustando el agarre a la cintura del chico, sus pies respondían con mayor torpeza minuto a minuto. Cruzando por un lateral, fuera de la vista del miembro de BTS alcanzó el elevador de carga, que para su fortuna estaba abierto. Recargó a HongBin contra la pared interna del elevador y pulsó el número del estacionamiento. Comenzaron a bajar con el traqueteo del arcaico ascensor de fondo. Cargó al menor a su espalda y tomó de sus muslos, saliendo hasta el estacionamiento subterráneo del elegante edificio. Caminó unos cuantos metros, saliendo a la calle, la cual lucía desolada, pero, no se dejaría engañar, había moros en la costa. Cogió el celular y llamó a un servicio de taxis el cual no tardó en llegar. Cubriendo el rostro del menor le hizo entrar al auto, acurrucándole contra su pecho. Antes de que el viejo chofer hiciera preguntas capciosas dio la dirección del apartamento donde residía con sus compañeros; mayores opciones no quedaban. —Pasarás la noche con nosotros y nada habrá pasado, ¿de acuerdo, Choco? —Preguntó en voz baja al menor, acariciando su espalda en un gesto de preocupación. —Llamaremos a Cha después, y nada habrá pasado. Si, nada—. Repitió una y otra vez, arrullando al joven quién por el movimiento entreabrió los ojos, despertando levemente del sopor.


—¿ChanSikkie? —. Preguntó con voz aguardentosa cerrando los ojos, hundiendo el rostro al pecho del pelinegro. GongChan se limitó a sonreír para sus adentros, acariciando sus cabellos con devota adoración…pese a lo que sucedía, esta podía ser una oportunidad de proteger a Lee HongBin. Pero los pensamientos de GongChan más que desencadenar fortunas, sólo ocasionaba desgracias; el auto dio un frenazo haciéndole golpear la cabeza del techo. Escuchó una sarta de maldiciones del viejo y ahí se dio cuenta de que HongBin había vomitado sobre su pecho y parte del asiento.


—¡Mire lo que hace! ¡Drogadictos de mierda! Uno trabajando día y noche para ganarse el pan y ustedes cargándose mi coche—. Maldecía el hombre estacionado en un costado de la carretera.


—Lo siento mucho señor, lo lamento. Está enfermo, yo lo resuelvo, ¿Si? Dejeme…déjeme, ¿un cheque? ¿quiere un cheque? —. Preguntaba agitado hurgando en su billetera. HongBin gimoteando palabras inentendibles se limitó a seguir potando en el asiento.


—¡Largo de mi auto! —. Gritó el anciano desenfundando unos nueve milímetros de la guantera. GongChan rápidamente abrió la portezuela y se tiró al suelo con HongBin a cuestas. El auto arrancó y se fue.


—¡Estar borracho es legal en este país, cargar un arma no! —. Gritó viendo como el auto aceleraba y se perdía en la solitaria noche. —Oh vaya…Binnie, ya no pareces el príncipe que aparentas, ¿eh? —. Bufó peinando sus cabellos hacia atrás, mirando al joven encogido en el suelo, dormitando plácidamente. GongChan suspiró y tomó de los hombros al menor, comenzando a andar a pie hacia casa. —Hubiese preferido que me echaras semen al pecho a que tu vómito, Choco-yah—. Confesó con desilusión andando por la acera con el chico, quién se limitó a volver a vomitar.

Notas finales:

Nos vemos la otra semana.


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