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Between Angels & Insects Edited por urumelii

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Notas del capitulo:

ya vine!!! espero les guste y dejen rvw 

 

aqui hay mas cambios por los que leyeron la versión anterior, que nervios ya casi llegamos a lo nuevo!! 

 

Insectos

 

<<Nos iremos a casa, nos iremos a casa. Será genial y nos divertiremos mucho >> canturreaban varias de las voces y si pudiera verlas, Reita estaba seguro que estarían saltando. A pesar de que no había recuperado el conocimiento, estaba consciente de todo lo que hacían las voces. <<Pero me cansé de esperar >> dijo una con voz de niño pequeño << y Aoi no nos va a llevar >> advirtió. 

 

Reita quiso decir algo pero su estado casi comatoso no se lo permitió << ¿y si le hablamos al transporte? No creo que el ángel pueda contra él y nosotros llegaríamos mas rápido>> dijo otra. <<¡¡SIII!!>> se emocionaron al mismo tiempo.

 

Aoi estaba recargado en el marco de la puerta del baño mirando con cierta ternura al sacerdote, mientras atendía al inconsciente Reita, no era mucha la atención pero lo procuraba y eso le agradaba. Llevaban dos noches en el dichoso motel de mala muerte, y realmente esperaba no tener que pasar una tercera. No había recibido noticias de la Organización, lo cual era bastante extraño, pero pensó que si tardaba un poco más, mandarían por él y quedaría como un idiota. 

 

Durante ese tiempo, no se había sentido mejor, al contrario, la falta del demonio se hacía cada vez menos tolerable. ¿Por qué? Si sólo lo había visto una vez. Se estaba volviendo loco, sus sueños que de por si eran pocos, estaban inundados por esa preciosidad castaña.

 

Sin mencionar que Reita nombraba una y otra vez a Uruha. Se estaba partiendo la cabeza tratando de averiguar qué estaba pasando en realidad. Tal vez ese portal entendía por qué no podía dejar de pensar en ese demonio, tal vez si era una clase de hechizo y no otra cosa. 

 

-¿de verdad lo vamos a llevar a la Organización? – preguntó Kai sentado a un lado de Reita quien permanecía dormido, respirando agitadamente.

 

-es el plan – contestó Aoi caminando hacia ellos – aunque espero que se pongan pesados por el retraso – chasqueó la lengua.

 

Kai le secó la frente al rubio, era claro que tenía fiebre, la habían logrado controlar pero sólo a ratos, el padre temía que la salud de Reita se viera cada vez mas afectada debido a las temperaturas tan altas a las que su cuerpo se veía sometido. 

 

Sin embargo, no hallaba alguna forma de ayudarlo, sólo tratar de mantenerlo a una temperatura adecuada – espero que puedan ayudarlo, de verdad está muy mal – dijo con pesar.

 

-no he visto muchos casos de exorcismo, pero en realidad no creo que este sea peor que los demás – el ángel alzó una ceja. Reita no tenía estigmas, arranques extraños de convulsiones, hablaba raro, o tenía heridas de la nada, como la mayoría de los casos de exorcismo que había visto.

 

Kai bufó – es porque es diferente a los demás, Reita no es un caso de exorcismo. Es la clave del apocalipsis– habló irónicamente.

 

El ángel se alzó de hombros – eso o el demonito es muy débil. Vamos, si realmente fuera tan especial no me hubieran mandado a mi, hubieran mandado a todo el ejercito. Y no lo digo por mi falta de habilidad, soy el mejor – se burló con superioridad - pero jamás dejarían a la clave del apocalipsis en manos de un simple cazador. Y no es la primera vez que escucho que se acerca el fin del mundo y nunca pasa, seguro sólo es un caso estupido de exorcismo y ya - giró los ojos. 

 

-Aoi, no deberías menospreciar este asunto, después de todo, todo ser maligno es peligroso y…..

 

Kai no terminó de decir la frase puesto que un impacto que hizo temblar el suelo del cuarto los interrumpió, sonó como un estallido de varios cohetes o armas de fuego. Los dos se quedaron estáticos, el padre se giró de inmediato hacia Reita quien no mostraba señales de despertar.

 

<<ohhhh, ya vinieron por nosotros>> se emocionó una voz al sentir el temblor <<emociónate Akira, pronto estaremos donde debemos de estar>> dijo satisfecho. << Aún falta Uruha >> añadió otra voz. << Ya mandé por él >> se rió una tercera. << Ustedes están locos >> dijo Reita asustado dentro de su cabeza. <<Mejor no te despiertes, o te desmayarás de la impresión >>.

 

Aoi permaneció frente a la cama donde estaban el padre y Reita, había sacado una espada de la nada, una enorme katana de hoja delgada con un grabado y un extraño canal en el medio. El ángel esperaba que la criatura infernal, porque estaba seguro que eso era lo que había entrado al motel con el fuerte ruido, entrara a buscarlos. 

 

Ojala hubiera sido tan simple…

 

Se escuchó un segundo estruendo que provocó que Kai cubriera con su cuerpo a Reita y Aoi tuviera que agacharse para evitar que pedazos de pared cayeran sobre él, el fuerte estruendo fue provocado por la pared al estallar como si una bomba se hubiera estrellado directamente contra ella.

 

El pelinegro se levantó tosiendo, tratando de ver a través de la nube de polvo que se había formado por el estallido. Sus ojos se ajustaban mucho más rápido que cualquier persona regular, sin embargo nunca había visto algo como aquello.

 

Para empezar no se parecía a ninguna cosa, ser o demonio que hubiera visto jamás, en realidad no estaba muy seguro si lo que veía era un demonio, tenía que ser, pero……

 

La cosa comenzó a caminar directamente hacia Kai y Reita. Debía medir unos dos metros de alto y tal vez tres de ancho, en cuanto a su longitud, bueno, no se veía donde acababa. Lo peor del asunto no eran sus medidas sino su aspecto, era una especie de ciempiés gigante, tenía unas grandes pinzas en la cabeza que se abrían y se cerraban continuamente. Emitía un extraño sonido cada vez que abrí la boca con grandes dientes. Era de color café transparentoso y brillaba de forma grotesca.

 

En dos pasos había llegado a la cama donde se encontraban el sacerdote y el portal, movió la cabeza y abrió las pinzas parecía que intentaba atrapar a alguno de los dos. Sin embargo Aoi se adelantó y le clavó sin ningún tipo de duda la espada en uno de sus costados. La criatura hizo un sonido chirriante que le lastimó los oídos, pero más allá de eso no se alejó de los otros dos, continuando su labor.

 

-¡está tratando de agarrar a Reita! – gritó Kai con horror retrocediendo lo mas que podía sobre la cama, jalando al rubio con él. Al parecer el ciempiés no era rápido.

 

-¡mata primero al ángel! – ordenó Reita, con una voz que no era la suya. Los dos presentes lo miraron sin poder creerlo, el rubio seguía dormido pero había hablado.

 

El enorme ciempiés abrió sus  pinzas y lentamente se giró hacia un sorprendido Aoi, quien miraba a Reita sin entender. Volvió en si justo en el momento en que el gusano iba a enterrarle una de sus pinzas, logró poner la espada en medio impidiendo cualquier contacto, la criatura quedó aproximadamente a diez centímetros de su cara, despedía una especie de baba.

 

-no dejes que la baba te toque, es venenosa – advirtió Kai.

 

Aoi volteó la vista hacia el chico - ¿Cómo lo sabes? – preguntó impidiendo con la espada que el ciempiés cerrara sus pinzas alrededor de su cuerpo.

 

-todo el mundo lo sabe – respondió como si fuera obvio.

 

-yo no lo sabía ¿Qué los padres tienen una clase de enseñanza de insectos o cómo? – no alcanzo a escuchar la respuesta, puesto que en ese momento el animal hizo un movimiento violento, logrando lanzar al ángel contra la pared de manera brusca.

 

-¡¡Aoi!! – gritó Kai incapaz de moverse por proteger al rubio inconsciente.

 

El pelinegro se levantó con esfuerzo y corrió directo al ciempiés, pero este se movió haciendo el hoyo en la pared aun mas grande y atrapando por fin a Aoi por la cintura con las enormes pinzas. Se apretaron lo suficiente para dejarlo sin aire durante unos instantes, sin embargo no las cerró completamente y estaba seguro que si lo hacía lo partiría a la mitad.

 

-¡saca al portal de aquí! – alcanzó a decir mientras se retorcía para tratar de zafarse.

 

Kai miró a todos lados, no podían salir por la puerta puesto que la salida estaba bloqueada por el ciempiés y gran parte del pasillo lo ocupaba su enorme cuerpo, además eso de ir cargando a alguien que era mucho más pesado que él, no parecía buena idea. Tampoco era que se fuera a dar por vencido pero sabía que no sería nada fácil y más con Aoi tirando pedazos de techo al ser azotado contra este.

 

El ángel pelinegro cayó de golpe al piso al lograr cortar con su espada una de las enormes pinzas del ciempiés, se arrastró debajo de una de las patas y también la cortó, causando un enorme chirrido.

 

-¡la cosa esa me quiere comer! – gritó Aoi rodando por el piso cuando el ciempiés trató de agarrarlo con la enorme boca.

 

-deja de pelear Aoi – Reita se levantó de la nada con una mirada casi psicópata en sus ojos y una voz que de nuevo no era la suya – no tienen escapatoria, mi bebé los matará de todas formas, entonces mejor deja de intentarlo – se sentó apartando a Kai.

 

El ángel seguía esquivando las mordidas que el animal trataba de darle, rodaba por el piso sintiéndose completamente ridículo. Le clavó la espada varias veces pero no parecía funcionar pues la criatura no había mostrado ni la mas mínima señal de estarse debilitando y él sí se estaba cansando.

 

El poseído Reita parecía estar disfrutando el espectáculo, mientras Kai lo miraba sin poder creerlo, pensaba que iba a matarlo pero el rubio no parecía notarlo. Se estaba muriendo de miedo, pero mas allá de eso, era de impresión. Aquella bonita mirada del Reita que conocía había desaparecido, a leguas se notaba que no era él mismo y ni siquiera tenía que hablar para notarlo. No sabía que hacer, si tratar de atacarlo, si ayudar a Aoi, si tratar de exorcizar al rubio. No tenía ni una mínima idea de cómo hacer eso, nunca había practicado un exorcismo y menos en una circunstancia como esa. Sin mencionar que el ciempiés gigante no era algo que se viera con regularidad. El miedo comenzaba a arremolinarse en su estomago, al principio la adrenalina no había dejado que cayera en cuenta a lo que se estaba enfrentando, pero ahora al ver la mirada de Reita fue como si de pronto toda esta realidad la hubiera atrapado de golpe.

 

-¿Qué pasa Yutaka Uke, se acaba de dar cuenta que esto es mucho mas grande que usted? – se burló la voz del ser dentro del rubio, sonreía cínicamente mientras se iba acercando a él peligrosamente.

 

Se hizo hacia atrás por mero instinto, tropezando con la segunda cama de la habitación y cayendo sobre esta. Sin poder moverse por el pánico se quedó ahí, mirando como Reita se colocaba sobre él sonriendo. Aoi y el ciempiés habían pasado a segundo plano, su respiración se había vuelto agitada y su corazón latía desbocadamente en su pecho.

 

El chico rubio sonreía inmovilizándolo con sus piernas, se inclinó hacia él. Al principio Kai pensó que iba a besarlo, sin embargo Reita tenía otra cosa en mente. Mordió y succionó una parte de su cuello, haciéndole una enorme marca. Mas allá de gritar o tratar de alejarlo, Kai tragó saliva conteniendo un gemidito. Sintió la lengua de Reita recorrer su herida y cerró los ojos.

 

-me causa excitación padre Kai – le susurró al oído mordiendo ligeramente su lóbulo.

 

-sé que es un mal momento, pero ¿podrías  darte cuenta que no es Reita y ayudarme? – el grito de Aoi lo despertó del trance, por mero instinto empujó al rubio con todas sus fuerzas, logrando que ese cayera al piso estrepitosamente.

 

-pagarás por eso – dijo Reita levantándose – bebé deja de jugar y mátalos de una vez – ordenó mirando al ciempiés y como si le hubieran dado una bebida energetizante, el ciempiés comenzó a caminar tanto como el espacio le permitía. Pisó sin ningún cuidado la pierna de Aoi, enrollando su pata en la extremidad del ángel.

 

Aoi trató de moverse pero se sintió terriblemente cansado, miró horrorizado como la baba del animal se había metido a una de sus heridas por la lucha previa. Era un simple raspón pero lo suficientemente profundo para que la baba entrara por su torrente sanguíneo.

 

Kai por su parte no podía huir del mismo Reita, quien estaba dispuesto a matarlo en ese instante, sintió la mano del rubio cerrarse alrededor de su garganta y cerró los ojos, preparándose para lo inevitable.

 

-folia hoc corpus – dijo un voz detrás de Reita y de inmediato el rubio se desvaneció, inconsciente una vez más.

 

El ángel pelinegro logró enterrar por enésima vez la espada, esta vez en la garganta del animal, lo cual logró disminuir su avance. Sin embargo el ángel ni siquiera podía enfocar bien ya, el veneno de la baba estaba haciendo efecto demasiado rápido. Pensó en lo irónico de todo el asunto, ahí estaba él, el mejor guerrero entre los ángeles vencido en un dos por tres por un gusano gigante. Claro que nunca había peleado con una cosa de esas, no estaba preparado, aun así no debía ser una excusa. Había sobreestimado sus habilidades y ahora moriría sin ver aunque sea una vez mas a Uruha…

 

-ustedes los ángeles cazadores no saben hacer nada – dijo una voz a lo lejos. Aoi apenas logró ver una figura encima del ciempiés, que con suma destreza sacó una espada y como si se tratara de cualquier cosa le cortó la cabeza al gusano. Después de eso el pelinegro perdió el conocimiento.

 

-x-

 

Aoi parpadeó muchas veces antes de abrir los ojos completamente, no tenía ni idea de donde estaba, sentía su cuerpo adolorido y un dolor punzante en la pierna donde el ciempiés lo había lastimado. Revisó con la mirada el lugar, no era muy grande, estaba oscuro sólo iluminado por la luz de unas cuantas velas. Las paredes eran grises, no porque estuvieran pintadas de ese color sino porque carecían de pintura, él mismo estaba recostado en una cama bastante incomoda, aparte de eso había una mesa de madera con una única silla del mismo material. Sobre de esta estaba sentada un chico de cabello corto, oscuro con mechas de color rojo cereza en las puntas que llevaba levantadas.  Parecía estar tejiendo algo.

 

-¿Quién eres? – dijo a duras penas.

 

El chico levantó la vista hacia él – trata de no moverte mucho, aun estas débil por el veneno de la chilopoda – dijo con voz calmada.

 

-¿la qué? – no trató de levantarse, se sentía mareado.

 

-el gusanote contra el que peleaste, era una chilopoda – explicó sin cambiar el semblante.

 

Aoi suspiró - ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? – poco a poco comenzó a recordar todo - ¿Dónde están Kai y Reita? – trató de levantarse pero un fuerte mareo se lo impidió, además que el dolor en la pierna se lo hizo más difícil. 

 

-dije que aun estás débil – se levantó – tranquilo, estás en un lugar seguro. Mi casa para ser exactos. El sacerdote y el portal están bien, sólo no pueden estar mucho tiempo a mi alrededor – sonrió de lado. El chico era muy bajito, no parecía nada fuera de lo ordinario, vestía unos jeans regulares y una playera de color negro. 

 

Aoi alcanzó a subir una ceja - ¿por qué?  - preguntó sin entender.

 

El otro volvió a sonreír – soy un demonio de la gula, ángel Aoi, no pueden estar mucho tiempo conmigo sin que sientan ganas de comer o comprar cosas absurdas – negó con la cabeza.

 

El ángel escuchó lo que el chico decía pero no lo entendió, era imposible que un demonio estuviera ante él y no sintiera la necesidad matarlo, podía percibirlos, podía sentir su fuerza e incluso se hubiera sentido amenazado, pero ese chico no le inspiraba nada de aquello -si fueras un demonio sentiría tu esencia – una cosa es que estuviera débil y otra cosa es que hubiera perdido sus sentidos.

 

-eso es porque no soy la clase de demonio a la que estás acostumbrado – se aproximó al pelinegro, quien trataba con todas sus fuerzas por levantarse y hacer algo – no te preocupes, no te haré daño. Aunque supongo que no podrás confiar en mi simplemente por mi naturaleza de demonio – suspiró – al menos no ahora – negó con la cabeza.

 

En ese momento Kai entró por la pequeña puerta de lamina al fondo - ¡Aoi, despertaste! ¿Cómo te sientes? – preguntó de alguna forma contento.

 

-¿Qué carajo está pasando? – preguntó ya sin entender nada y sin estar seguro de querer hacerlo. Primero Uruha en el baño de aquel bar, después un enorme gusano que casi lo mata y ahora esto.

 

Kai suspiró – ayer nos atacaron ¿recuerdas? – Aoi asintió – Ryutaro y su hermano nos ayudaron – se sentó en los pies de la cama.

 

El pelinegro se giró a ver al otro – asumo que tu eres Ryutaro – el mencionado asintió – un demonio que nos ayudó…..¿cuál es la trampa? – preguntó sin poder creer nada de lo que estaba escuchando.

 

Ryutaro bufó – bueno no podía esperar que confiaras de la noche a la mañana – se alzó de hombros, volviéndose a sentar en su silla – no hay trampa, los ayudamos porque los iban a matar y no nos podemos dar ese lujo – se talló un ojo – ese portal es demasiado importante – volvió a agarrar los hilos que estaba tejiendo – y tu estabas a punto de echarlo a perder – siguió tejiendo.

 

Aoi frunció el ceño - ¿de qué hablas? – con mucho esfuerzo logró sentarse.

 

-Reita no puede pisar la organización – dijo Kai torciendo la boca.

 

Aoi giró los ojos, la mugrosa misión se estaba complicando demasiado y no quería ni pensar las repercusiones que tendría si no cumplía la misión a tiempo -lo que me faltaba, ya les dije que no me interesa que asuntos tengan todos. Yo tengo una misión y tengo que cumplirla. A mi me vale todo lo demás – dijo con exasperación.

 

Ryutaro siguió tejiendo sus hilos que eran de color escarlata – lo que tu no entiendes es que te metiste en un asunto mucho más grande que cualquier misión que pudieras tener. Si llevas al portal a la organización no estarás cumpliendo tu misión, estarás llevándonos a la perdición – dijo calmadamente sin siquiera mirarlo, estaba muy entretenido tejiendo.

 

-olvídalo, no lo va a entender – alguien más entró a la habitación. Un chico de cabello rubio con raíces negras, tenía los mismos rasgos cuadrados de Ryutaro pero la nariz torcida de habersela roto. Llevaba únicamente un pantalón deportivo debajo de la cintura y una playera de tirantes, que mostraba excesivamente su marcado cuerpo. Tenía una mirada bastante perturbante pero muy seria. Jugaba con una espada corta pegándole con las rodillas hacia el frente.  

 

-Kyo, deberías estar con Reita – dijo Kai con voz severa.

 

Aoi observó al recién llegado con atención – tu eres un ángel – pronunció sin poder creerlo - ¿Quién eres? ¿Por qué no te conozco? – su cabeza de pronto comenzó a dolerle un poco.

 

Ryutaro soltó un momento sus hilos – Kyo es mi hermano – dijo con una sonrisa. Esperando la reacción de Aoi casi con diversión. 

 

El ángel pelinegro abrió y cerró la boca varias veces sin decir nada, no creía ni una sola palabra de lo que acababa de escuchar – hermanos pero no de sangre – trató de corregir.

 

Kyo permaneció en la puerta jugando con la espada y sonrió – te dije que jamás lo entendería, los ángeles de la Organización son unos cerrados – chasqueó la lengua  - somos hermanos de sangre, tenemos los mismos padres – dijo con aire de superioridad.

 

-imposible – Aoi tenía tan abiertos los ojos que pudieron salirse de su cuenca. Una enorme necesidad de salir corriendo se había instalado en su estomago, casi como si su instinto le dijera que cualquier cosa que fuera a escuchar sería cierta y una locura. Pero cierta. 

 

El demonio negó – nuestro padre era un demonio y nuestra madre un ángel. Tuvieron la mala suerte de conocerse y enamorarse, en un mundo lleno de intolerancia y odio a los de la raza contraria. Al principio trataron de negarlo, pero ya sabes cómo es eso de la única pareja, al final estar separados casi los estaba matando. Así que en contra de todo lo establecido huyeron para estar juntos –comenzó a hilar de nuevo – después de un tiempo mi madre se obsesionó con demostrar que los demonios no eran como la organización siempre los había planteado e incluso trató de hablar con la Liga de los demonios pero ellos tampoco pudieron ayudarla. En su camino por demostrar eso conoció a muchas personas, de muchas dimensiones distintas. Entre ellas a un ángel desterrado… -suspiró, parecía cargar con un gran peso sobre él y no le agradaba. 

 

Aoi se revolvió en su lugar, con la cabeza a punto de estallarle, el dolor había incrementado de pronto – mira gracias por salvarnos y todo eso, pero si esperas que crea que los ángeles desterrados existen, estás mal – trató de levantarse pero el dolor y el mareo no lo dejaban completamente.

 

-Akira Suzuki está poseído por ángeles desterrados y la Organización lo ha sabido desde el principio – dijo Kyo calmadamente.

 

-ustedes están locos – se levantó de golpe, ya no le importaba si veía doble. Si el dolor de cabeza lo hacía marearse o el dolor en la pierna no le permitía caminar con propiedad – y tu – dijo refiriéndose a Kai – eres muy ingenuo al creerles a estos dos – caminó dos pasos y sus rodillas flaquearon. El sacerdote logró levantarse lo suficientemente rápido para sostenerlo.

 

Ryutaro siguió sin voltear a ver a nadie y Kyo miraba a Aoi de manera seria – nunca en nuestra vida hemos estado en contacto con la Organización ni con la Liga de defensa de los demonios. Siempre hemos estado rodeados de ángeles y demonios como nosotros, viviendo marginalmente, lejos de su guerra y cacería sin sentido – se recargó en la pared – pero esto va mas allá de todo lo que nos podamos imaginar. Hay manuscritos sobre esto, sobre el fin del mundo, sobre los ángeles desterrados, sobre los insectos como el que te atacó hace algunos días. Nosotros hemos estado rodeados de eso siempre, sabemos como combatirlos, sabemos como acabarlos, sobre todo sabemos cómo exorcizar a Reita; algo que la organización no sabe y ni siquiera lo intentara. Porque son ellos los que quieren que todo este apocalipsis comience, los demonios creen tener una idea pero no saben a lo que se enfrentan ….- trató de explicarle con voz seria.

 

-¡¡BASTA!! Ustedes están mal, no me interesa lo que piensen o hagan de sus vidas pero yo no me voy a involucrar en esto – logró recuperarse y se zafó del agarre de Kai.

 

Ryutaro siguió hilando casi en automático -si te vas a ir vete, pero a Reita lo dejas aquí – advirtió con voz calmada.

 

Aoi iba a protestar cuando un chiquillo de aproximadamente 12 años en apariencia, entró interrumpiendo toda la tensión – señor… -dijo dirigiéndose a Kyo – un insecto atacó la mansión de Shou Kohara – dijo con voz agitada.

 

Fue entonces cuando el ángel pelinegro sintió un fuerte dolor en el pecho, como si a él mismo lo estuvieran lastimando. Sentía dolor y miedo, pero no era suyo, estaba sintiendo lo de alguien mas. Uruha…

 

-x-

 

Uruha llevaba dos días sin dormir del todo, dos días desde que había despertado sintiendo un terrible dolor en la pierna y una terrible preocupación, pues sabía que ese dolor no era suyo, pertenecía a alguien mas…

 

-Yuu – dijo mientras miraba por la ventana, era de noche y por fin había logrado calmarse, lo que significaba que su ángel estaba fuera de peligro ¿Cómo lo sabía? Ni él mismo podía explicarlo, simplemente lo sentía y ya.

 

-¿Quién es Yuu? – su hermano acababa de entrar a la habitación.

 

Uruha se alzó de hombros sin voltear a verlo – no lo sé Sakito, aun no lo sé – dijo con voz un poco derrotada.

 

-estos últimos días has estado raro – le dijo acercándose.

 

El castaño sonrió irónicamente ¿Cómo decirle a su hermano que estaba completamente enamorado y desquiciado por un ángel que sólo había visto una vez? Incluso creía que si le decía lo matarían por tal atrevimiento, lo mandarían a una especie de psiquiatra de demonios o le harían rituales para sacarle esos pensamientos y sentimientos. Y la verdad el demonio ya no estaba muy seguro de querer olvidar o negar ese sentimiento en su ser.

 

-no sabría decirte – negó sonriendo ligeramente –¿alguna noticia del portal? – desvió el tema.

 

Sakito negó con la cabeza, mirando junto con él por la ventana – es obvio que no han llegado a la Organización pero tampoco tenemos una idea de donde puede estar. Aoi Shiroyama es muy escurridizo cuando quiere – dijo un poco decepcionado.

 

Un fuerte golpe los alertó, algo malo estaba pasando en el piso de abajo. Los dos salieron de la habitación directo hacia el recibidor, donde permanecieron estáticos al pie de la escalera al darse cuenta de lo que había entrado a la casa.

 

Era un enorme escarabajo con dos cuernos, uno en la cabeza y otro en el tórax, eran incluso mas grandes que su propio cuerpo de casi ocho metros. Era de color amarillo y negro, se movía con gran facilidad, pues cualquier arma con la que trataran de atacarlo rebotaba en su gruesa coraza.

 

-Sakito – dijo Uruha con voz temblorosa tratando de retroceder - ¿Qué es eso? – preguntó al ver por fin a Shou acercarse al enorme insecto.

 

Sakito negó con la cabeza – no tengo idea, pero…. – no alcanzó a decir algo mas pues la sorpresa lo invadió al ver que el hechizo de agua de su esposo tampoco surtía efecto sobre la criatura.

 

En menos de dos segundos el escarabajo mandó a Shou por los aires y caminó con paso muy rápido hacia Uruha, su objetivo era el demonio castaño y nada se interpondría en llevárselo.


Y Sakito lo sabía muy bien, el fin del mundo no se desatará sin el sacrificio de sangre del elegido. 

Notas finales:

¿Qué les pareció?

 

Recuerden dejar rvw, espero les haya gustado 

 

que creen que vaya a pasar?? :O 

 

Kyo <3 

 

dejenme XD 


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