Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mafia por mistdowner

[Reviews - 57]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tengo la leve sospecha (casi certeza) de que mi antigua computadora estaba infestada de virus. Quiero pasar las cosas a esta nueva computadora: las carpetas con las imágenes, los fics sin teminar, las ideas, los documentos... Pero, agh! Realmente, la tecnología no es lo mío. 

 

En fin, espero y les guste. <3 

Pasaron dos días desde que North abandonó la casa. Recordaba haber vivido situaciones aburridas en su vida, pero pocas como esos dos interminables días. Como había predicho, sus músculos no solo se negaron a cooperar con sus ordenes, sino que se resintieron bastante. Le era difícil siquiera levantarse de la cama sin sentir que su abdomen se apretaba dolorosamente. Pero esa mañana ya no pudo aguantarlo más. Llevaba comiendo un tanto menos de lo acostumbrado: Valka al parecer, había interpretado que estaba muy enfermo, por lo cual lo llenaba de verduras, pollo y toda fuente de vitaminas que se le cruzara por la cocina. No se quejaba, era realmente delicioso. Sin embargo comenzaba a hartarse sobre el hecho de tener que comer como un enfermo. Por eso, dejando de lado todas las posibles situaciones que pudiera llegar a padecer, salió de la cama.

Recorrió  el habitual camino hasta la cocina, y se encontró con la mujer, probando de su propia comida con una suave sonrisa.

-Hey.- la saludó. En seguida la mujer, algo sorprendida, le devolvió el saludo con un leve asentimiento.

-Un gusto volverte  a ver.- comentó ésta sin voltear a verlo.

-Igualmente.- simplificó el muchacho.- ¿Me veo mal?- la mujer lo examinó de pies a cabeza, dignándose en verlo con tranquilidad,  centrándose especialmente en sus ojos. Jack, solo por unos instantes, odió haber preguntado tal cosa.

-Un tanto.- dictaminó finalmente.- ¿Por qué lo preguntas?

-Quisiera pedirte algo de comida, ya sabes. Que no sea lo que he venido comiendo.- la mujer pareció pensarlo. Miró al chico, que ponía una expresión suplicante, y terminó accediendo.- ¿Cómo ha estado Hiccup?

-Mejor. Aunque aun no puede hacer gran cosa además de curarse.- siguió la mujer, revolviendo una de las tantas ollas que hervía en la cocina.- Le preocupa no estar preparado para el baile.

-Oh, sí. El baile.- asintió Jack.- He visto algunas mucamas ir y venir con provisiones. Supongo que se están preparando.

-Así es. Se hará dentro de poco.- aclaró, buscando entre los utensilios lo necesario para preparar y ordenar la comida de su hijo. – Jack.- lo llamó. El albino en seguida  asintió a su nombre.- ¿Te importaría llevar esta bandeja hasta la habitación de Hiccup?- el albino se vio sorprendido por el pedido. Asintió, tomando la bandeja entre manos, para darse media vuelta. Fue ahí que se dio cuenta: no conocía la habitación de Hiccup.

-Sube las escaleras hasta el tercer piso. Luego a tu derecha, por el pasillo con ventanales. Su puerta es de madera, tallada con sus iniciales.- escuchó. Agradeció la información, y partió hacía la habitación

Decir que se esforzó subiendo las escaleras sería decir poco. El recorrido era especialmente largo desde la cocina hasta la bendita habitación. Pero no se desanimó. A cada escalón y leve dolor muscular, se consolaba pensando en que era alguna clase de castigo para enmendar el disparo que el castaño había recibido. Al fin, luego de algunos minutos llegó a la tercera planta. Giró a su derecha, encantado por el paisaje: comenzaba a ser de noche. Que no lo juzgaran por abandonar la cama tan tarde. No había tenido la mínima intención de siquiera existir. Pero ahí estaba. Ciertamente, había actos cotidianos que merecían una medalla. El hecho es que el sol comenzaba a ocultarse, y el pasillo ya comenzaba a perder su iluminación. Supuso que en una media hora, las mucamas encenderían el sistema de luces. Caminó, hasta toparse con la puerta. Para su sorpresa, esta estaba media abierta.

No fue su intención. Ni siquiera lo pensó cuando acercó su vista. Solo se encontró allí, boquiabierto ante lo que se alzaba a sus ojos: era Hiccup. Bueno, más bien su espalda, toda dañada, con tonos desde el violeta al verde, rasguños y demás. Sintió una sensación extraña recorrerle toda la espina. Sin embargo tal situación quedó empañada cuando lo notó: allí en su pierna izquierda… No había lo que se suponía, debía haber. La imagen le pareció tan impresionante, que no pudo arreglar sus pensamientos coherentemente sino hasta después de quedarse prendado a la imagen: Una prótesis, finamente hecha, sustituyendo lo que alguna vez debió ser una pierna normal. Algo en su cabeza le hizo recordar lo primero que le llamó la atención del castaño: su elegante caminar. Y si bien no podía negar de que lo era, ahora entendía porque el solo verlo dar unos pasos le producía esa sensación. Todo cuadraba. O algo así. En su cabeza, no podía entender como era que con tal… condición, fuera tan ágil  moviéndose y peleando. Él no sabía nada de prótesis, ni mucho menos. Pero podría apostar lo que fuese a que la que traía el castaño, no era una normal. No podía serlo. Quiso entender más de la situación, sin embargo…

 

Claro, no duró mucho allí. Pronto un suave gruñido alertó a ambos jóvenes. Hiccup se dio media vuelta, y para sorpresa de Jack, se vio abochornado.

-Espera.- le escuchó decir. – Todavía no cambié mis…Vendajes.

-¿Puedes hacer tal cosa?- le cuestionó. Según lo que había escuchado de Valka, Hiccup estaba en tan mal estado, que realmente aun no alcanzaba a cambiarse los vendajes solos. Hubo un silencio al otro lado de la puerta.- ¿Cómo es que estas parado?

-…Yo…

-Se supone que guardarías reposo.

-Sí pero…

-Ah, voy a entrar.- dijo sin más. El enorme perro negro que estaba al lado de la cama, no dejaba de observarlo en detalle, cosa que no le importó al ahora verse visto bajo la mirada del castaño.- será mejor que regreses a la cama.- mencionó.

-…No le digas a mi madre.

-¿Estás bromeando?- le cuestionó Jack, mientras dejaba la bandeja en el mueble al lado de la cama del chico. Aquello le había sonado por demás gracioso.

-No es ninguna broma. No sabes lo que me hará si se entera que me levanté de la cama.

-…- Jack miró extrañado a Hiccup, como si le hubiera crecido un tercer ojo o algo por el estilo. Finalmente y cuando notó que éste hablaba muy en serio, suspiró y asintió.- Solo recuéstate.

Hiccup no dijo más. Pasó a volver a su lecho, con cuidado, y relajarse contra el colchón. Por su parte, Jack no podía dejar de verlo: sus heridas taladraban su conciencia hasta un punto insoportable, y la curiosidad que sentía sobre sus heridas le pedían preguntar sobre lo sucedido. Tratando de mitigar su culpa, buscó con la mirada el botiquín. Cuando lo tuvo, no dudó en comenzar a alistar las cosas para vendar sus heridas.

-No es necesario.- le dijo el mayor. Se notaba a leguas de que estaba algo incómodo. Tal vez fuese su orgullo gritándole cosas sin sentido como: “Puedes cambiarlos solos” o algo así

-Te equivocas, lo es.- dijo tajantemente.

-… No fue tu culpa.

-Tampoco tuya. Sin embargo, aquí estas.- Hiccup sintió algo removerse dentro suyo. Enseguida lo asoció con la culpa. Se notaba que Jack se echaba toda la responsabilidad por lo sucedido aquella noche. Quería decírselo. Quería comunicarle que le estaba eternamente agradecido por su ayuda, y que sin él seguramente estaría muerto. También quería pedir disculpas por lo sucedido aquella vez que se enfrentaron. Pero nada salió de su boca. Solo se dejó tratar.

-Ah.- se quejó.- Traes las manos frías.- mencionó, justo cuando Jack comenzaba a desinfectar la zona con algodón y algo de agua oxigenada.

-Siempre las traigo así. Trataré de tocarte menos.- fue lo que recibió de respuesta.

-No, no es… que me moleste. Solo se siente raro. Por favor, continua.- Jack dudó un momento. Su cuerpo ya tenía mucha más temperatura, pero al parecer, aun no se normalizaba. Estaba tan acostumbrado al frío, que no se dio cuenta que alguien tan cálido como Hiccup sentiría sus fríos roces. Pero no había nada que hacer. Se despreocupó. Por lo menos podía seguir sin hacerse tantos problemas.

Había momentos en los cuales Hiccup de repente se removía, o sobresaltaba. A Jack, esto le hacía gracia. Hubo veces que dejó bailar sus frías yemas por su espalda solo para ver como el jefe mafioso se inquietaba por el frío. A veces, tener una temperatura baja tenía sus ventajas. Finalmente cuando terminó de vendarlo, tomó la bandeja y la dejó en las piernas del castaño. Este, sonriente, asintió y comenzó a comer. Por unos instantes, Jack sintió nostalgia. ¿Por qué? Esos cómodos silencios. No pensó que podría llegar a extrañar algo tan trivial como eso. Tal vez solo era un efecto colateral de la culpa.

Tuvieron una charla amena. Todo se reducía a solo matar el tiempo entre comentario y comentario. Contrariamente a lo que Jack se había imaginado, Hiccup no le hizo ninguna pregunta sobre aquella noche. De igual modo, los reproches que el castaño esperó por parte del más joven nunca llegaron.

-Me alivia saber que estas bien.- fue lo que dijo sin pensarlo. El castaño se sorprendió al escuchar eso. En seguida Jack se sintió torpe.- Es decir, vamos, hubiera sido un desastre que sucediera algo peor.

-Uh, sí. No he tenido oportunidad de agradecerte.- siguió el líder de los haddocks.

-No hay nada que agradecer.

-Pero sin ti…

-Es en serio.- lo cortó. Sus puños se contrajeron cargando la culpa de toda la situación.

-Ya veo.- asintió Hiccup, desistiendo de la idea.- Por cierto, ya la habrás notado.- mencionó, mostrando con orgullo su prótesis.

-Para serte sincero, solo la noté cuando te vi… ya sabes. Así.

-Sí, bueno, la diseñé para que no se notara con una simple mirada. En un mundo de mafiosos, el que sepan que te hace falta algo en el cuerpo no es muy favorable.- mencionó, arrancando una risa de los labios del albino.

-Espera. ¿Tu la…?

-Cuando la perdí, me ofrecieron las mejores prótesis. Probé las más caras y finas, sin embargo todas estaban pensadas para un público…

-¿No mafioso?

-Exacto. Ya no podía moverme con libertad, o al menos, así me sentía. Fue en entonces que me dispuse a trabajar en un prototipo de prótesis. Y luego de muchas fallas, al fin llegué a esta.- comentó con orgullo.

-Pues, felicidades. Es realmente funcional.

-Como si nunca me hubiera ocurrido nada.

-Sí…- Hubo un silencio incómodo. No sabían como seguir.  A esa altura, ambos se daban cuenta de lo poco que sabían del otro. Curioso, luego de que hubieran compartido un momento de vida o muerte.

-Y, uh… ¿Ya sabes que usarás para el baile?- Jack lo miró con algo de extrañación. Siendo sincero, no había pensado en ese mínimo detalle. ¿Debía comprar ropa nueva? Ugh. Si bien era coqueto, su actividad favorita no era comprar trajes. Admitiría, sí, que era algo emocionante. Pero no el hecho de comprar, sino que de salir. Sí, las veces que podía salir de su mansión, se reducían solamente a los pocos días que salía de compra. Algo le decía que, efectivamente, esta vez no tendría la suerte de salir.

-No, realmente…No lo he pensado.

-Oh. Ya veo.

-…¿Cómo funciona eso aquí?

-¿Eh?

-Quiero decir ¿Puedo salir y elegir yo mismo?

-…Uh…Bueno, preferiría que no salieras.- Jack se esperaba tal respuesta. ¿Quién en su sano juicio dejaría salir a alguien luego de aquella peligrosa situación? Aun cuando lo comprendía, no podía evitar desilusionarse un poco. Ya no recordaba la última vez que pudo tocar la ciudad con libertad. – Pero...Podemos ir ambos.

-¿Qué?- habló sin entender nada.

-…Que podemos salir juntos a comprar los trajes.- reafirmó el castaño.- Si así lo deseas.

-¿Si lo deseo? ¡Claro que sí!

-Bueno, tendrás que esperar un poco a que me componga. Ya sabes, aun no puedo caminar sin parecer un anciano.

-No pareces un anciano.- negó el albino.- Lo eres.

-Apenas nos llevamos unos años.

-Oh. Es verdad. La edad no importa en el amor

-¿…Qué?

-…¡La comida!- exclamó de repente, recordando que había dejado encargada a Valka de prepararle algo. No podía simplemente no regresar. – Debo irme, nos vemos luego.- se apresuró en marcharse, con un simple gesto de la mano. Hiccup lo observó algo intrigado, sin embargo se limitó a guardar silencio.

-Claro, nos vemos.- y así  el albino se marchó de la habitación a toda marcha. Curiosamente, ni bien él se fue, su teléfono comenzó a sonar. Con algo de molestia, lo tomó y contestó con pesadez.- ¿Hola?

-¿Hiccup?-reconocía la voz. Sonrió al instante.

-Sí, soy yo.

-Por Thor. Me he enterado hace poco. ¿Estás bien?

-He estado mejor.- admitió.- pero nada que vaya a matarme. Es más. Esta vez conservé el pie y las dos manos.

-No es gracioso.

-Ah, vamos. No te preocupes, Astrid. Estaré bien.

-Planeo ir pronto a verte.

-No es necesario, te he dicho que…

-Iré.

-…Claro. Te estaré esperando.

-Estaré allí más pronto de lo que piensas. Debo irme. Te quiero.

-Yo también te quiero.

Notas finales:

Nos leemos <3 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).