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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Lamento la demora <//3 

Mi computadora ya, tan nueva, comenzó a shingarme la vida. Así que nada, no tengo office. PERO ESO NO ME VA A IMPEDIR VENIR AQUÍ Y PUBLICAR MIS HOMOSEXUALIDADES. 

Les traigo dos capítulos. Uno que debía subir hace unos días :'c y uno que acabo de terminar (?)

Espero les guste <3 

Sorpresivamente, su cuerpo comenzó a dejar de lado sus dolores y repentinos fríos. Algunas de las voces que había escuchado hasta hace poco terminaron por extinguirse, dejándolo más tranquilo y alegre. La comida de Valka ayudó mucho: siempre que se lo pedía, ella le regalaba un manjar. Solo había pasado un día. Aquella mañana, se levantó, con la intención de hacer de sus horas, algo más productivo que ver el techo. Siendo sincero, esperaba poder ver a Hiccup. Eso de curarlo y demás no le había parecido tan molesto, y ...Quería repetirlo, para matar el tiempo. Se levantó, vistiéndose algo más casual. No se puso su acostumbrado traje. Solo una camisa, y el pantalón de vestir con los molestos y horrendos zapatos negros. Así, cuando ya estaba por salir, se sorprendió al notar que su celular sonaba debajo de algunas prendas que tenía amontonadas por allí.


-¿Hola?- respondió.


Elsa, Elsa, respondió, es Jack!- escuchó el albino por la bocina. Al instante sonrió animado.


-¡Anna!


-¿Cómo estás? ¿Te hicieron daño? ¡Los moleré a golpes, agh! ¡Nadie toca a mi primo y...!- De fondo se escuchó la suave risa de Elsa, tratando de pedir el celular para hablar. Luego de unos berrinches por parte de Anna, Jack pudo entablar una conversación con su prima.


-Pensé que odiabas usar estas cosas, por lo inseguras que son.


-Las odio, sí. Pero la necesidad era mayor.- la escuchó decir. No pudo contener una risa.-No te burles. Es realmente un peligro hablar por aquí. Pero eso deja de tener importancia ahora. Me llegó tu carta. ¿Has estado bien?


-He tenido mejores momentos.- habló.


-¿Tu cuerpo está...?


-Sí. Ya me he estabilizado, gracias. No voy a mentirte: fue muy duro. Había pasado realmente mucho tiempo desde que...


-Lo entiendo. Es un alivio que no haya pasado a mayores.


-Hiccup estaba desmayado.- aclaró, con un tono de voz tan culpable que Elsa tuvo que ahogar palabras de aliento, que enojaban a su primo.- Por ello no lo ataqué.


-Es mejor así. ¿Tienes algún recuerdo de esa noche?


-No mucho más de lo que escribí en la carta. Como dije, solo recuerdo perder el control. Luego todo es borroso. Yo uh... Ni siquiera recuerdo muy bien como asistí a Hiccup. Si tuviera que mencionar algo, solo diría que su sangre es demasiado roja.- Elsa tembló. No quería imaginarse a su primo pasando por tal situación.- Pero está bien. Nos encontraron, y ahora él está estable y mejorando.


-... Ha sido duro, eh? Lo siento. No debías pasar por algo como eso.


-Lo sé. Pero pasó. No hay mucho para decir.


-Tranquilo. Pronto nos veremos.


-...¿Eh? ¿Pronto? ¿Por qué...?


-Eres todo un distraído. Déjalo. Tengo que irme. Anna no deja de quejarse sobre querer aprender alguna arte marcial y esas cosas. Cuídate, Jack.


-Lo mismo para ti, Elsa...


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Al cortar la llamada, se encontró con la mirada de cachorro de su hermana. Al parecer, ella también había querido hablar más tiempo con Jack. Suspiró.


-Pronto lo veremos.- trató de calmarla. Pero Anna no dejaba de verla con aquellos ojos tan suplicantes.- Sabes que sí.


-...Lo sé.- finalmente se rindió la chica, gesticulando su desesperación.- Pero es que no voy a poder esperar dos semanas. Es demasiado. Quiero verlo ahora.- Explicó.


-Vas a tener que ser un poco paciente.- habló ella, con aquel dulce tono que utilizaba cada vez que deseaba aplacar los berrinches de su querida hermana. Acercó una mano a su mejilla, acunándola como la cosa más hermosa del mundo.- Pronto iremos allí, y podrás ponerte ese hermoso vestido que compramos juntas.- la animó. Anna sonrió radiantemente, haciendo que el corazón de la rubia comenzara a dar pequeños golpeteos cálidos en su pecho.


-¡Será fantástico!- y se alejó, comenzando a bailar de una manera que imitaba las típicas danzas entre hombres y mujeres.- ¡Jacky, el abuelo Norte, Aster, Tooth, Sandy...! ¡Al fin, podremos salir de este aburrido castillo!- gritó emocionada. Elsa solo reía ante sus ocurrencias.


-Mansión. – corrigió.- Es una mansión.


-Pfff. Detalles. Esta mansión es tan grande y solitaria, que parece un castillo.- de repente miró a su hermana. No se esperó nada a tomarla de las manos y obligarla a bailar con ella. Al principio la rubia se resistió un poco, porque lo suyo, según sus palabras, no era bailar. Sin embargo luego de ver a su hermana tan emocionada, cedió, una vez más, a sus deseos, y se puso a bailar.- Pero nunca me he sentido sola.- agregó.- no contigo a mi lado.


-Anna...


*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+


La idea de comprar los trajes y salir de la mansión le tenían bastante emocionado. No quería sonar desesperado, pero no podía dejar de alegrarse cada vez que un minuto moría en el reloj. En eso pensaba, rumbo a la habitación de Hiccup. Ni bien llegó, tocó la puerta. Desde dentro se escuchó una voz, la cual le daba el permiso de entrar.


-Hola. – saludó casual.


-Hola- contestó Hiccup, en un tono algo pesado. – Lo siento. Me has sorprendido. Es...Bastante temprano.


-Sí, bueno. Pensé en venir a hacerte compañía. – lo miró. Se notaba a leguas que acababa de despertar. Tenía el cabello revuelto, y sus ojos parecían luchar con la gravedad para mantenerse abiertos. La escena se le antojó un tanto... extraña. En el sentido de que le pareció... tierno. Sí. Era extraño. ¿Qué tenía de tierno un joven todo desarreglado que acaba de despertar? Se consoló pensando que solo se le antojaba de ese modo debido a la culpa que sentía.


-Lo agradezco.- se talló los ojos, y bostezó estirándose. Su pecho salía a relucir debajo de las frazadas.- Comienzo a sentirme mejor.- afirmó.


-¿En tan poco tiempo? Te dispararon.- obvió, tomando una silla y tomando asiento al lado de la cama.


-Sí, bueno... Cuando perdí mi pierna, solo me bastó tres días de sueño para sentirme mejor.


-¿Estas de broma?


-No. Luego de ese incidente, me costó un tanto volver a la normalidad. Por suerte siempre tuve a Toothless a mi lado. – aclaró. Jack no supo muy bien como interpretar eso, pero prefirió no avanzar más con el tema. Por la mirada del castaño, podía intuir que no se trataba de un acontecimiento que el joven quisiera recordar. Un pequeño silencio se extendió por la habitación, Jack miró hacia algún punto del infinito. Sentía que debía explicar, por lo menos un poco, todo lo acontecido aquella noche. Sin embargo, un nudo se formaba en su garganta a la hora de siquiera pensar en decirlo.


-Hiccup, yo...- comenzó. Iba a admitirlo. Contaría todo. El castaño se lo merecía luego de tal sacrificio por él. El ambiente se tensó. El aludido terminó de despertar, más alerta y concentrado que nunca.- Esa noche...


Pero no llegó a decir mucho. De repente alguien tocó la puerta, rompiendo no solo con el ambiente, sino que también con las ganas de Jack por continuar con aquello. Al instante, Valka y Heather entraron en la habitación, con bandejas.


-Les trajimos el desayuno.- anunció Valka.


-¿Eh? ¿A mi también?- Se sorprendió Jack.


-Supuse que estarías aquí.- simplificó la mujer.


*+*+*+*+*+*+


El desayuno había sido bastante ameno. La charla se había desviado a otros temas triviales, y él no tuvo la oportunidad de aclarar nada. Suponía que era mejor así. Para empezar, ni siquiera había pensado con claridad en revelar todo. A veces, realmente era un impulsivo. Tampoco tuvo la oportunidad de cambiar los vendajes de Hiccup. Valka se encargó de ello, dejándolo sin mucho que hacer. Pensó en volver a la biblioteca a investigar algunas cosas, o simplemente quedarse leyendo el diario del desconocido todo lo que pudiera hasta que las horas del día se agotaran. Optó por lo último. Claro, tampoco es que llegara a leer mucho. ¿Qué? Alguien como él no podía permanecer mucho tiempo quieto. Repentinamente se encontró pasando las tardes con Hiccup, riendo por sus charlas, y acompañando sus cenas. Era una buena manera de mitigar la culpa y matar el tiempo. El tonto y dichoso tiempo que se tardaba siglos en marcharse.


Así, algunos días pasaron. Las heridas de Hiccup realmente comenzaban a cicatrizar más rápido de lo esperado. Cada vez que Jack podía asistirlo con los vendajes y la medicina contra las infecciones, se preguntaba si el castaño no era algún tipo de bicho humanoide.


-"Los Haddocks tenemos sangre de dragón."- fue la graciosa explicación que le dio el jefe cuando preguntó por la extraña situación. Bah, dijeran lo que le dijeran, lo que el castaño le había dicho le había sonado un tanto a verdad.


Fuera como fuera, la famosa fiesta ya se hacía sentir. Las mucamas iban de un lado a otro guardando las provisiones, llevando listas y discutiendo entre ellas. Claro, todas excepto Heather. Jack no veía el momento de que Hiccup pudiera sanarse de una vez. Ya tenía muchas ganas de poder respirar algo de aire fresco fuera. Iba a ser su primera vez en la ciudad sin Aster o Tooth siguiéndole los pasos, y eso, realmente solo le hacía desear que el tiempo corriera más rápido de lo normal.


Eso pensaba, ya bajando a comer en la enorme mesa a la cual se había acostumbrado. Allí lo esperaba el castaño, acompañado de su fiel perro/ lobo/ bestia o lo que fuera. Miró con recelo al animal, y pasó a sentarse en el mismo sitio de siempre. Desde hace algunos días, el jefe había afirmado que se sentía lo suficientemente bien como para abandonar la cama e ir a cenar como una persona normal.


-Hola.- lo saludó, con la misma sonrisa de siempre, relajado. Pero Hiccup no le respondió. A esas alturas, Jack había aprendido que si no respondía a la primera, y tenía esa mirada tan seria, era mejor no intentar tratar de llamar su atención. No era tonto. Sabía y muy bien que algo estaba pasando. Solo que no sabía que. Podía hacerse la idea algo descabellada de que una familia le había declarado la guerra a los haddocks: Eso explicaría la emboscada de aquella vez, y el porqué el primer día que llegó, escuchó a los miembros de la familia preocupados. Era loco. No le cabía en la cabeza que hubiera alguien lo suficientemente tonto para meterse con los haddocks. Es decir, vamos. Eran principalmente la familia más poderosa de la zona, dueños de grandes empresas y renombradas marcas de productos tecnológicos. Su poder abrumaba a cualquier que supiera, mínimo, sobre política. Porque sí, Hiccup tenía varios tratos con los altos mandos de la política y blah, blah.


-Ah. ¿Cu-cuándo has llegado?- preguntó el ojiverde cuando Jack ya estaba terminando su cena, concentrado en sus pensamientos e hipótesis locas.


-Hace un tiempo. -simplificó. Podía ver en el rostro del mayor cual estresado estaba. No podía ni imaginarse porqué. De pronto, se encontró sintiéndose culpable por haber siquiera pensado que podría salir con él a la ciudad a comprar los dichosos trajes.


-Oh. Lo siento. Tengo encima algunos problemas.- sonrió él, ahora disponiéndose a comer su cena ya fría. Jack asintió sin muchas ganas, tratando de terminar su comida. No quería ser curioso, sin embargo su mirada terminó en algunos de los papeles que Hiccup llevaba escribiendo en la mesa. Había recortes de periódicos, anotaciones, fotos...


-¿Quién es él?- preguntó, tomando una de las fotos descuidadamente. En ella se apreciaba a un hombre de aspecto fiero, ojos intimidantes, pelirrojo con el cabello alborotado y una barba descuidada. Eso, sin contar el extrañísimo tatuaje azul que llevaba encima de uno de sus ojos, y la enorme cicatriz que cruzaba parte de su rostro. Sinceramente, parecía algún loco prófugo de la ley.


-Nadie.- la respuesta no solo fue rápida y contundente, sino que también clara. Era un mensaje directo que decía: " No preguntes cosas que no debes". A pesar de que Hiccup no hizo nada por arrebatarle la fotografía, Jack la dejó. No era tan tonto como para desobedecer esa orden muda. Al instante el castaño tomó todo dentro de varias carpetas de distintos colores. Un silencio incómodo se produjo en la habitación. El albino solo se limitó a continuar en lo suyo, cuando para salvación de ambos, el teléfono de Hiccup sonó.- ¿Hola?


Jack se limitó a verlo por el rabillo de ojo. No sabía si lo mejor era levantarse e irse. De todos modos, al parecer estaba pegado a la silla.


-Sí, ya te he dicho que sí. El doctor me ha dado el visto bueno. ¿Qué porqué no? ¡Es muy peligroso ir a un hospital! No estoy exagerando. N-no le tengo miedo a los... ¡Ah, sabes que no! En fin, sí, estoy mejor.- Jack se encontró preguntándose nuevamente quién podría ser capaz de sacar de quicio al calmado joven así. Por su cabeza, pasó la idea de que tal vez fuera el dueño del diario. ¿No sería espectacular?- Espero verte en la fiesta. ¿Ella? En realidad, no me ha llamado. ¿No te contesta? Llamaré a Elinor pronto. Sí. Sí. Tu también. – y la llamada finalizó. El ambiente ya no se sentía tan tenso ahora que los ánimos del castaño mágicamente habían cambiado. – Por cierto. – fue lo que dijo. – saldremos mañana en la mañana rumbo a la ciudad.


Y por primera vez, Jack tuvo ganas de abrazar a Hiccup.


*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+


-Esto no es lo que tenía planeado.- gruñó. A leguas se podía ver su resignación.


- ¡Brutilda, mira los video juegos!


-¡No se separen, se supone que somos guardaespaldas!


-Hola, linda, te gusta lo que ves?


- Usted... ¡Se ve sospechoso!


-¿En serio esperabas algo distinto?- la última que habló fue Heather. Jack bufó de nuevo, cruzado de brazos, mientras caminaban por las calles con la atenta mirada de la gente encima de ellos. No tenía sentido. Obviamente hubieran llamado muchísimo menos la atención. Pero ahí estaban: los gemelos viendo las vidrieras de videojuegos, Patapez tratando de mantener el orden, Patán coqueteando, Eret paranoico y Heather, al igual que él, resignada. Ah. Y Hiccup. Bueno. Él ni siquiera parecía estar presente de lo concentrado que se veía observando los trajes. Siguieron caminando por las calles en medio de peleas y una que otra discusión. La salida había dejado de ser divertida en el momento en que todos ellos se presentaron fielmente a "cumplir con su labor". Por lo menos podía quedarse un rato ameno charlando con Heather. No iba a mentir. Era muy linda, sobre todo sin los monótonos colores que por lo general usaba en la mansión para servir. Se preguntó si tendría pareja.


En fin, los minutos murieron de apoco. Jack había dejado de prestar atención a los trajes luego de bajar del auto. Ahora solo pensaba ponerse cualquiera que estuviera en su armario. ¿Qué? Para él, todos los trajes eran totalmente iguales. Estaban en una tienda, esperando a que Hiccup se probara otro traje, cuando pasó.


Él estaba muy ocupado haciendo... Nada de nada, cuando por una tonta pelea, Brutacio empujó a Brutilda, causando que ésta tropezara y se llevara por delante a Jack. Pero no quedó ahí, claro que no. La Luna hubiera sido demasiado misericordiosa si simplemente todo hubiera culminado con un moretón. Debido al empuje de la rubia, Jack terminó entrando en el probador donde se encontraba Hiccup. El susto que se llevó no solo el albino, sino que también el castaño cuando la cara del más joven se topó con el espejo que recubría la pared fue sublime. 


-¡Ah, Jackson!- Le habló el joven. Cuando Jack pudo despegar su cara del espejo se sobó la mejilla. - ¿estas bien? – se apresuró a constatar Hiccup, tratando de buscar la más mínima herida.


-Estoy bien.- gruñó de mal humor. Fue entonces que notó que estaba interrumpiendo la prueba de ropa del ojiverde, que con la camisa desprendida y una mirada preocupada, lo mantenía en el lugar.- en serio, fue solo un golpe.


-Menos mal, me has arrancado un susto.


-No ha sido mi culpa.- se limitó a decir. Estaba por decir algo más cuando escuchó algunos murmullos desde el otro lado.


-"¿Estará bien?"


-"No lo sé, idiota."


-"Hiccup no estará muy contento."


-"¿Por qué se tardan tanto?"


Y discúlpenlo. Realmente perdonen su existencia. Pero hacía tiempo que no bromeaba o le sacaba un susto a alguien, así que... Bueno. Era de esperarse que hiciera lo que hizo.


-¡Hiccup, para, aquí no!- gritó de repente. El aludido abrió los ojos sorprendido a más no poder.


-¿¡Qué!?


-¡Dijiste que ya no pasaría!- otro grito. Los colores subieron a la cara del castaño. A ese punto, fue difícil seguir con la farsa sin poner un tono forzado.- ¡Espera! ¡Ah!


-¡JACKSON!-Lo llamó con molestia Hiccup, tomándolo del hombro.


-¡HICCUP!- Le siguió Jack, con una cara simplemente llena de la más pura diversión. De repente la cortina se abrió. Era Heather.


-¡Ustedes dos! ¿¡Qué piensan que hacen!?- y no era para menos. Hiccup aun estaba a medio vestir, sonrojado ( no se sabe si a causa de la vergüenza o el enojo) y Jack con una expresión de lo más satisfactoria. Sin duda, esa salida fue de lo más memorable.

Notas finales:

Espero les haya gustado <3 

 

Sí, el la calma/ paz que antecede a la tormenta.

 

¿Quién será la persona de la foto?

¿Quién será la que llama y pone de buen/mal humor a Hiccup? 

¿Qué piensan que pasó con los sicarios que jack derrotó aquella noche? ( Aunque igual, van a saberlo enseguida (?) 


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