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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

¿Qué me tardé? Sí.

¿Qué debí avisar? También

¿Que reprobé el examen? Efectivamente

Hola chicos

Espero la esten pasando muy bien. Lamento mucho el haberme tardado tanto en actualizar. He estado algo ocupada. Tuve mi primer parcial. ¡Adivinen! Desaprobado. JAJAJAJA Ay. PERO he estado aprobando todo el resto de trabajos prácticos. Excepto latin. Esa cosa es del diablo. ¡Pero el resto todo bien! Este lunes tengo mi recuperatorio. Pero ya que no he tenido clases hoy, aproveché para escribir varias cosas ( de hecho, cada vez que puedo, lo hago...) 

 

En fin. Espero les guste este capítulo. Después de tanto misterio... 

Cuando toda la música épica terminó, se dio un descanso de unos minutos, en los cuales Hiccup, junto con Astrid, salieron disparados a tomar asiento a sus repectivas mesas. Algunos les habían pisado los pies, otros le habían dado algunos codazos, e incluso, tenían la ropa más arrugada de la fiesta.

-No sé porqué seguimos vistinéndonos tan elegantes, si siempre terminamos así.- se quejó el castaño, tomando asiento en la mesa. Valka lo recibió con una pequeña sonrisa, mientras Astrid tomaba asiento a su lado.

-Deberíamos vestirnos como vikingos.- habló la rubia. Hiccup rió resignado. Aquello era un comentario de burla contra él.

-Nuestros ancestros fueron vikingos, sí? No hay nada de raro con que me gusten.- se excusó, tomando algo de champagne de su copa.- te verías hermosa vestida de vikinga.- siguió.

-Ujum. ¡Hay niños presentes!- se quejó Bocón. Hiccup no supo a lo que se refería, hasta que escuchó, a duras penas, unas pequeñas risas debajo de la mesa. Levantó el mantel, y se encontró con Hamish, Humbert y Harry, los hermanos de Mérida, comiendo caramelos y postres sentados en el piso.

-Pero ...¿Qu-?- no tuvo tiempo de preguntar, puesto que enseguida Elinor apareció buscando a sus hijos. Hiccup la miró por unos instantes, y asintió.- Ah, están a...- y cuando volvió su mirada hacia debajo de la mesa, los tres pequeños habían desaparecido.- Estaban.- se corrigió. Elinor se tomó la cabeza molesta.

-Esos pequeños...

Habiéndose retirado la mujer, los mozos hicieron una entrada en conjunto, pasando por la pista, con miles de platillos nuevos para la gente, mientras las criadas traían encima las bebidas que podrían en las distintas mesas. Se dio lugar a un pequeño receso ( siempre era sí. La gente por lo general no podía aguantar solo unos minutos bailando con los Dunbroch, cuando ya necesitaban un descanso). La comida fue a paraar a sus respectivos platos. La noche seguía bastante tranquila, como si nada. Mérida, ni bien terminó la música, se marchó rumbo a su mesa. Allí, se dio cuenta de que ni sus hermanos ni su madre estaban presentes. Se alivió. Por lo general, en ese tipo de fiestas, su madre perdía la cabeza regañándole por su postura, modales y demás. Aprovechó para mirar dentro del saco de su padre. Había escondido su celular allí, con algo de complicidad de parte de Fergus. Lo sacó, y notó que tenía algunos mensajes.

Jimbo: Hey. ¿Cómo va la noche?

Mérida se sorprendió. Por lo general, el chico no solía mandarle muchos mensajes o mostrarse interesado en nada.

Mer: Bien. Aunque ya me duelen los pies. ¡La comida es fabulosa! Desearía que estuvieses aquí.

Escribió rápido. Como si fuera obra de un milagro, Jimbo respondió rápido. Eso solo pasaba cada muerte de inmortal.

Jimbo: No me va muy bien lo de la etiqueta.

Mer: Creo que te verías bien en un traje

Jimbo: Muy elegante para mi.

Mer: Lo mismo digo.

Jimbo: ¿Hablaste con el albino?

Mer: ¿Jack? No. No adivinarás. Lo vi bailar como todo un príncipe, junto con Punzie. Casi tengo un infarto.

Jimbo: Bueno, era de esperarse. Él te conoció por ella, no?

Mer:... Algo me suena extraño.

Dejó de escribir. Mordió su labio inferior, dudosa. A lo lejos, podía ver a su padre riéndose con sus amigos, mientras chocaban sus grandes jarras de cerveza con diversión. Agudizó la vista, y casi pudo jurar ver como los trillizos se perdían por los pasillos de la mansión, mientras sus madre seguía buscando en la otra punta del lugar, harta. Supo que pronto todos regresarían, debido a que la comida ya se acercaba. Se levantó. No tenía hambre. Solo quería hablar con Punzie.

*+*+*+*+*+*+*+*+*+**+*+*+*+

- De dónde lo conoces, querida?- fue lo primero que le preguntó su madre al tomar asiento, algo revolucionada. El frío que sentía, acogedor ( de algún modo que no sabía explicarse), se iba disipando hasta desaparecer.

-Lo conocí hace poco.- respondió.

-¿Poco? ¿Días?- intervino su padre, empujando una copa con helado de moras y fresas hasta ella.

-No. Solo...¿Horas?- se atrevió a seguir, tomando su cuchara y comenzando a comer, gustosa. Eso debía ser obra de Hiccup. Con esa respuesta, sus padres fruncieron el ceño. - es un buen chico.

-No lo sabes.- habló su madre, preocupada.

-Mamá...- se quejó la rubia.- Estas exagerando. Es el nieto de Norte…- aclaró. Con eso, sus padres se “calmaron”. Era obvio para la rubia que ellos no podían mantenerse ajenos a lo que sucedía. Algo dentro suyo latió con desconfianza. ¿Podría ser que Jackson era mala persona? Rápidamente quitó el pensamiento de su cabeza. Su corazón le decía que no, que estaba equivocada. Además, no era lógico. Las llamadas que había mantenido con Hiccup, le había hecho saber que Jackson, aunque rebelde ( como todos, especialmente Mérida) , era un buen chico. Así que decidió ignorar la mala cara de sus padres, dispuesta a disfrutar de la noche. No pensaba quedarse mucho tiempo sentada. Puede que fuera una Corona, pero tenía un  espíritu sediento de aventura. Así que, tomando la cartera que había dejado en la mesa momentos antes, se levantó, con la excusa de que iría al baño.

En su camino hacía el “baño”, la emoción creció en ella. Al fin podría estar con Hiccup, Mérida y ahora, Jack. ¡Un amigo nuevo! Tanta fue su emoción, que no notó como su cartera se movía, molesta por el peso ejercido sobre ella.

-Ah.- casi lo olvidaba. Abrió por completo ésta, y divertida, pudo ver como su mascota, Pascal, emergía indignado por tener que viajar en tales condiciones.- No me mires así. Sabes que no iban a dejarme traerte hasta aquí…- pidió disculpas. El pequeño camaleón, aun molesto, se sumió de mala gana al hombro de la chica, recorriendo su brazo con pesadez. – Pascal…- lo llamó ella. Y él ya no pudo seguir fingiendo nada. Emitió un pequeño sonido de satisfacción, e intrigado, se dedicó a mirar a todos los que, obviamente, se le quedaban viendo. La rubia asintió divertida, acelerando el paso. Si había un lugar en el cual podía encontrar a Mérida, era en el jardín. O al menos, eso esperaba. Tenía la idea de que su madre no la dejaría moverse mucho de la mesa en una noche como esta. Pero bueno, no perdía nada intentando. Así que al llenar a la entrada principal , y saludar a cuantos conocidos se cruzaba por el camino, vio a lo lejos como los hermanos de Mérida, Hamish, Harry, y Humbert se apresuraban en una corrida loca por los bastos jardines. Rió. Esos trillizos eran, sin duda, muy revoltosos. Siguió caminando. Había pocas personas, más que nada parejas. No le incomodó. ¿Qué podía haber más lindo que el amor? Solo se desanimó al notar que estas se marchaban dentro de la mansión. No las culpaba. Solo ella se quedaría allí, sin ir a degustar algo de la comida que probablemente ya estarían sirviendo en las mesas.

-¡Punzie!- y antes de que pudiera siquiera darse media vuelta, pudo sentirla. Su presencia, su sonrisa. Incluso pudo, por un segundo, apreciar como su corazón se mecía ansioso.

-¡Mérida!- le correspondió. La sensación tan agradable de estar envuelta en sus brazos le encantó. La pelirroja, con su cabello suelto , comenzó a hacerle cosquillas como lo dictaba la costumbre. Como cada vez que se veían. Como siempre… Sus mejillas se sonrojaron, y tratando de alejarla ( o más bien, frenarla, debido a que no la quería lejos) se apartó unos pasos.- ¡Tu madre va a matarte!

-¡No en público! Quizás.- respondió.- Ni siquiera pude durar todo el camino hacia aquí con el cabello recogido.

-Nunca te ha gustado.

-Jamás.- hubo un silencio. Sus manos se juntaron, entrelazándose entre sí. Las dos suspiraron, hondamente. Estar unidas de nuevo las llenaba de paz. Calidez. Algo íntimo que no podrían explicar.- Te vi bailando con alguien…

-Oh.- Y sus mejillas se sonrojaron aun más. Era vergonzoso admitir que había dado su mejor pieza de toda la vida a un apuesto chico que apenas conocía. De algún modo, confusa, sintió que había hecho algo mal. Debió comenzar su baile con Hiccup… De hecho… Lo sintió cerca. Sí, lo sintió, en la pista de baile. ¿Estaba enojado? Ni siquiera había podido verlo fijamente. Pero de algún modo, supo que no estaba muy contento. ¿Estaría celoso? ¿Dónde estaba? ¡Quería verlo! –Sí…

-¡Jackson es genial! ¿No crees? Casi pierdo la mandíbula al verlos bailar. Se vieron preciosos.

-¿Lo conoces?

-…Lo conocí un día en el cual me escapé.

-¿Sigues escapándote? – y el agarre en sus manos se incrementó. Mérida desvió la mirada, como un cachorro regañado. Sabía que no hacía bien en alejarse de su lugar, portando el apellido que tenía. Pero no podía soportarlo. Desde que Hiccup había tomado el mando, y Rapunzel había sido aun más confinada en su mansión, ella se quedaba sola horas y horas, tomando aburridas clases de etiqueta, cumpliendo deberes en casa, y escuchando a Mozart y otros locos más. No era justo. Se sentía sola. Hasta que conoció a Jim… ¿quién diría que un chico con tan mala pinta, es en realidad un caballero tan portado?

-Sí, bueno. Tenía que ver a un amigo. Y por coincidencia, lo conocí.- admitió. Comenzó a deshacerse del agarre, aunque notaba que Punzie no quería soltarla. - ¡hey, hola!- saludó a Pascal, el cual con una sonrisa, le devolvió el gesto.

-Sí, es un chico bastante … Bueno.- no supo como calificarlo. Todo lo que había sentido con él, había sido tan repentino y rápido, que aun seguía mareada.

-Dímelo tú, tu lo conoces más que yo.

-¿Eh? No. Solo desde hace unas horas… Menos. – admitió cohibida. Mérida se le quedó viendo como si una cabeza extra hubiera crecido en su hombro. –n-no me mires así. No sé qué pasó. Sólo sentí que…

-No, no. No es por eso.- trató de recomponerse la pelirroja. – Es que… Acabo de darme cuenta de algo curioso…

-Ah, Mer. Solo dime.

-Pues, Jackson…- comenzó. Sin embargo, antes de decir cualquier cosa, una ligera brisa fría le hizo darse media vuelta. El inconfundible chico aparecía en escena.- Hablando del rey de roma.

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Comió un poco, tomó bebidas, bromeó con  Anna y molestó a Bunny, era de lo mejor sentirse como en casa. No había pasado mucho tiempo desde que era pupilo de Hiccup, y sin embargo sentía que habían pasado milenios. Quizás, esto se debía a que hace un buen periodo, no podía estar con sus primas. Arendelle estaba muy lejos, y ser dueña de una de las industrias tecnológicas, pionera en armamentos y demás cosas aburridas, no era fácil. Tenía que agradecer a la Luna su gran suerte. Y, hablando de eso, había alguien a quien también debía agradecer. ¿Dónde se habría metido Hiccup? Supuso que estaría con su prometida. Sin quererlo, algo de molestia nació en su rostro. Hubiera querido pasar toda la noche con él…

Eso sonó terriblemente mal en su cabeza.

-Jack. – lo llamó Elsa. El aludido salió de su ensimismamiento, prestando atención a su prima. Esta no habló. Solo, con sus ojos y un movimiento sutil de mano, le indicó que hablarían luego. Aquello lo dejó desconcertado. No entendía la necesidad de usar aquel lenguaje mudo. Pero bueno, no iba a estarse preguntando cosas innecesarias. De seguro iba a mencionarle algo del libro.

-Jack, la próxima pieza me la debes.- habló Anna. Jack asintió divertido. – Sin juegos

-Sin juegos. Será un placer para mi concederles una pieza a las más lindas chicas del mundo, las hermanas Arendelle. - bromeó. Anna soltó una carcajada, mientras Elsa negaba divertida por su broma. – Pero todavía queda tiempo para ello. Y primeramente, debo bailar con...Aster – dejó ver, levantándose. Al segundo, su abuelo, Aster, Tiana y Sandman se le quedaron  viendo.- …¿Tengo algo en los dientes?

-Hijo, a donde vas?- habló Norte

-Iba a ir a buscar a Hiccup.

-Está en su mesa, genio.- habló Aster. Mala jugada.

-Bueno, quizás quiera ir a tomar aire. ¿Algún problema?- Norte se dejó ver tenso, mientras Aster gruñía por lo bajo.

-Quizás debieras quedarte un rato más. ¡Más comida está por llegar!- dijo emocionado Tiana.

-Lo sé, ayudé a preparar la… No importa. Vuelvo en treinta. O quizás más.-aquello fue más para Elsa que para nadie . Antes de que alguien siquiera pudiera reclamar, notó a distancia una cabellera roja marchándose. – “ Mis sentidos son mejor de lo que esperaba”- pensó orgulloso, sintiéndose algún tipo de hombre araña. Rió por la idea, emocionado. Mérida le diría quién era el dueño del diario. Poco importaba si se encontraba o no en la fiesta. Debía saberlo. Algo le decía que aquella persona sería un nuevo amigo valioso. Así que, casi hipnotizando, comenzó a seguir a Mérida entre las mesas, sillas y personas que hablaban y reían.

-…Aster…- susurró por lo bajo Tiana, tomando la mano del hombre. Éste asintió, parándose igualmente. Justo cuando iba a irse, Norte lo retuvo.

-Dejen al chico en paz. No pasa nada. Es una bella noche, y Jack solo quiere conocer al resto de los que serán sus nuevos amigos. Esto debió pasar hace años. No vamos a arrebatarle esa libertad. Además…

-Lo sé. – se resignó de mala manera el de pelo gris, tomando asiento donde minutos antes Jack había estado. – No puedes culparnos por querer protegerlo.

-Sé en lo que están pensando. Pero si hay alguien que debiera estar así de paranoico, ese soy yo. Déjenlo. Nada bueno sale de privar de su libertad a un ser libre. Lo digo por experiencia.- todos callaron. Aster abrió los ojos impresionado, y claramente conmovido, miró hacia otro lado.

-Voy al baño.- dijo sin más. Anna se escondió en su silla, afectada por el ambiente dramático. Elsa se escudó detrás de una bebida cargada de hielo. Sandman, incluso más abatido que Aster, se levantó de su asiento, y haciendo una pequeña reverencia, se retiró. Tiana miró en otra dirección, sonriendo forzadamente. La noche se tornaba oscura.

Cuando estuvo llegando, escuchó aquello “Hablando del rey de roma”… Y sonrió. Para su sorpresa, no solo se encontraba Mérida allí. Sino que igualmente, Rapunzel. Su suerte no podía ser más grande. Ahora podría preguntarle a ambas sobre el dueño del diario.

-¿Me esperaban?- dejó salir. Mérida sonrió ampliamente.

-Por supuesto, gran príncipe.- se burló Mérida, con una exagerada reverencia.

-Semi dios, para aclarar.- siguió la burla él. Rapunzel solo los miraba bromear, riendo, algo nerviosa.

-Estuvieron increíbles. – comenzó la pelirroja.- El sueño de mi madre es que baile así. Pero, meh. No hay chico que iguale mis pasos.

-Hiccup…- comenzó Rapunzel, enarcando una ceja.

-Bueno, el no cuenta como chico. ¡Es nuestro hermano!

-¿Por qué están aquí afuera? Digo, la comida ya está por servirse.- dejó ver el albino.

-Pues, me agrada estar dentro. Pero no quiero oír las quejas de mi madre al no encontrar a mis hermanos…

-Creo que los vi. – recordó Punzie.- Sí, estaban jugando por el jardín.

-El jardín es prácticamente un parque.- se quejó Mérida. – La mansión Haddock siempre ha sido enorme.

-¿E-El jardín?- replicó Jack, algo nervioso.

-Eh, sí. ¿Por qué?- asintió Rapunzel, como si no viera problema en ello.

-Quizás debiéramos buscarlos. Ya saben. Para evitar problemas.

-Nah. Es imposible separar a esos tres de los problemas. Te lo digo yo, que soy su hermana.

-Es verdad. Esos tres pequeños no conocen límites.- le siguió Punzie.

-Sí pero…- y miró a Mérida. Ésta le devolvió la mirada, intrigada. Al instante, la pelirroja recordó cierto fragmento de la charla que tuvieron aquel día en lo de Jimbo.

-Oh. D-de seguro no pasa nada. Además, Hiccup no dejaría ese tipo de cosas sin protección.- afirmó, ahora más calmada.- Ahora que lo pienso, algunos integrantes de la familia Haddock hacen falta. Sí, están resguardando el lugar.- se convenció.

-¿De qué hablan?- quiso saber la rubia

- No es nada.- una risa nerviosa. Mérida comenzaba a tener los mismos pensamientos de Jack.-¿ Verdad Jack?

-Es cierto. Hay que confiar en… pecas.- el apodo le sonó extraño.

-¿Llamas a Hiccup “pecas"?- preguntó Punzie.

-Eh? No. Bueno, sí. Es decir, no. ¡Claro que no!- se enredó con sus palabras. Por algún motivo, se puso nervioso, y la imagen del castaño observándolo en medio del baile lo mareó.

-…Okay. –rompió un pequeño silencio Mérida. – Los Overland son extraños.

-Oye.

-¿Qué? Es cierto.

-Los Dunbroch tampoco se ven muy normales.

-…¿Qué dijiste?

-Chicos.- trató de calmarlos a ambos la rubia.

-¿Qué? Es cierto.- repitió Jack.

-B-bueno, sí, un poco. ¡Pero no andamos de misteriosos por ahí!

-¿Misteriosos?

-¿Por qué faltaste todos estos…?

-¡Chicos!- repitió Rapunzel, tomando por los hombros a ambos.

En el momento en que los tres estuvieron conectados, hubo un pequeño temblor. El grupo se miró entre si, aun juntos. Casi pierden la respiración al notar como algunas hebras del cabello de Rapunzel brillaban, como si fuera magia. Las luces de toda la mansión titilaron. Jack sintió aquel frío espectral subirle la espalda, esta vez, sin asustarlo. Fue de lo más extraño. No sintió miedo, rechazo o soledad. Esta vez el frío lo acogía protectoramente. Su aliento se dejó ver como una bruma helada, un suspiro vaporoso. Al instante cerró la boca, impactado. Por su lado, Mérida sintió sus ojos arder. Confusa, apretó los puños, dándose cuenta de que parecía sostener algo en su mano derecha, y algo pesaba en su espalda. No fue una sensación nueva. Le recordó a su amado arco y flechas. Justo comenzaba a marearse, lo sintió. Unas pequeñas voces, casi infantiles. Giró la cabeza. Por el rabillo del ojo, pudo notar una serie de luces azules que se perdían por el jardín.  Pascal saltó aterrado en el hombro de Punzie, casi perdiendo el equilibrio en el proceso. Su asombrada dueña, impotente al no poder alejarse, se dejó ver mareada.

Nadie sabía que ella estaba escuchando.

“ ….Mueve el tiempo atrás….

….Volviendo a lo que fue…” 

Notas finales:

Preguntas
Los padre de Punzei también se ven preocupados. ¿Por qué será? 

Al fin se develó que quién lograba calmar o sacar de quicio a Hiccup, en capítulos anteriores por teléfono, era Rapunzel. Sí, ambos, siendo tan amigos, suelen llamarse y ponerse al día por teléfono. <3

¿Por qué creen que Mérida se comporta así con Rapunzel? 

Se revela que Mérida comenzó a escaparse por extrañar a Hiccup y a Rapunzel. Y que en sus tantas salidas, conoce a Jimbo

Mérida se dio cuenta de que en realidad, Jack llegó a conocerla gracias a Hiccup. No a Punzie, como erroneamente pensó. Solo ellos dos tiene dotes artísticos (?) 

Elsa quiere hablar a solas con Jack. ¿Qué le rebelará? 

"Nada bueno sale de privar de su libertad a un ser libre"  ¿Por qué Norte dijo eso? 

¿Recuerdan que se encuentra en el jardín? 

 

Nos leemos


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